Headlines News :
Con tecnología de Blogger.

Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

Blog ESTADÍSTICAS

BLOG DESTACADO

Carta abierta de los miembros del buró internacional de la FIDH al presidente de Colombia Juan Manuel Santos

Mise à jour le 23 de mayo de 2012

Nosotros, los miembros del Buró Internacional de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), todos defensores de derechos humanos de los cinco continentes, nos dirigimos a Usted para expresarle nuestra profunda preocupación en cuanto a los repetidos ataques en contra de los integrantes del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CCAJAR), organización colombiana miembro de la FIDH.

Desde el pasado mes de noviembre de 2011, el CCAJAR es el objeto de una campaña que apunta a deslegitimar su labor, cuando Usted calificó, tras el estallido del escándalo de los falsos testimonios en el caso de Mapiripán, a sus integrantes de “avivatos” y “corruptos”. A este respecto cabe recordar que el pasado lunes 14 de mayo la señora Mariela Contreras, quien había dado falso testimonio en el caso de Mapiripán, declaró ante la Fiscalía de Derechos Humanos confirmando que el CCAJAR no la indujo a mentir ni ante la Fiscalía ni ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Las declaraciones vertidas por usted se aúnan a las descalificaciones realizadas desde las Fuerzas Armadas afirmando que el CCAJAR se dedica a hacer guerra jurídica por su accionar en los tribunales colombianos e internacionales, y se suman también al anuncio de “sanciones ejemplares” a nivel judicial, reclamadas por varios ministros de su Gobierno y por parte del Procurador General de la República en contra del CCAJAR. Todas estas declaraciones constituyen un precedente sumamente grave en la medida en que revelan la voluntad, desde las más altas esferas del Estado colombiano, de estigmatizar y desacreditar al CCAJAR, organización que durante más de treinta años ha demostrado su compromiso en la representación de las víctimas de crímenes de lesa humanidad y de crímenes de guerra, y cumple una labor esencial en la defensa de los derechos humanos y del Estado de derecho en Colombia. En su Informe Anual 2011, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha expresado su preocupación por estas declaraciones en contra del CCAJAR, considerando que podían “impactar negativamente en el trabajo de las organizaciones de derechos humanos colombianas, que a lo largo de estas últimas décadas han desarrollado su trabajo en defensa de derechos humanos en situaciones de serio riesgo, lo cual ha costado la vida a muchos de ellos y ha llevado a la Comisión a solicitar reiteradamente al Estado colombiano a respetar y proteger su accionar [1]”

A pesar de las reiteradas solicitudes, ni Usted ni sus ministros han rectificado estas declaraciones, que además de mostrar una falta de reconocimiento de la labor de estos defensores, los ponen en una situación de indefensión y riesgo. La semana pasada, la Contraloría, cuyo mandato cubre las actividades estatales más no las de la sociedad civil, llamó a declarar a varios miembros del Colectivo, con relación a las acusaciones de enriquecerse en el caso de la masacre de Mapiripán. Si bien entendemos que se puedan investigar estos hechos, solicitamos nuevamente que Usted rectifique sus declaraciones y emita un pronunciamiento de respaldo al trabajo legítimo de las ONGs y del CCAJAR en la protección y representación de las víctimas. En el 2005, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado colombiano por la masacre de Mapiripán. Es el deber de un Estado democrático aceptar que se inicien acciones judiciales y se dicten sentencias en su contra inclusive a nivel interamericano cuando algunos actores del Estado violentan los derechos humanos.

Lo anterior agrava la situación de vulnerabilidad del CCAJAR, que beneficia de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y se suma a acciones de intimidación y violencia surgidas en el mes de marzo, cuando en la estación de autobús cerca de la sede del CCAJAR, un grupo de personas repartieron volantes deslegitimando el trabajo de la organización. Esto se agrega a múltiples amenazas que han llegado al CCAJAR provenientes de grupos paramilitares. Finalmente, se han dado hechos graves de violencia en contra de integrantes del CCAJAR, sobre los cuales nuestra liga le ha comunicado directamente información.

Ante esta situación, nosotros, los miembros del Buró Internacional de la FIDH, haciendo constar que el CCAJAR en ninguna circunstancia se dedica a hacer guerra jurídica, solicitamos la rectificación de sus declaraciones y el reconocimiento de la legitimidad de esta organización. Asimismo, le instamos a que se tomen de forma inmediata medidas particulares de protección para los miembros del CCAJAR y sus familiares, y a que se depuren los archivos de inteligencia relacionados a los defensores de derechos humanos.

La FIDH acogió con esperanza su compromiso de desarmar la palabra y de proteger la labor de los defensores de derechos humanos en Colombia. Confiamos en que sepa cumplir con esta promesa y romper con las prácticas de su predecesor.

Los ‘falsos positivos’ de Colombia: ¿continúa matando el Ejército impunemente a los civiles?


29/05/2012 18:00 | María Sorribes Catret
Es es lo que denuncia un nuevo informe de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH). Los conocidos como "falsos positivos" fueron la mayor baza de "una guerra medida con litros de sangre" que en 2008 puso en la mirilla al entonces ministro de Defensa, y actual presidente colombiano, Juan Manuel Santos.

Los cuerpos estaban enterrados como N.N (sin nombre). Aparecieron inexplicablemente a 700 kilómetros de Soacha en una fosa común de Ocaña, al Norte de Santander (Colombia).

Soacha había visto al menos 16 jóvenes desaparecer en extrañas circunstancias entre diciembre de 2007 y agosto de 2008. Algunas familias dieron parte de que sus hijos habían partido para atender una oferta de trabajo en Santander. Otros, simplemente nunca volvieron a casa.

Todos ellos fueron después catalogados como “muertos en combate” por tropas inscritas a la Segunda División del Ejército Nacional de Colombia. ¿Delincuentes, paramilitares, guerrilleros muertos en batalla?
Cuando las madres de Soacha se unieron para reclamar explicaciones por la desaparición de sus hijos, estalló el escándalo. Colombia se quitaba la venda para descubrir el fenómeno de “los falsos positivos”: asesinatos de civiles a manos del Ejército para justificar las cifras del éxito contra la guerrilla, que luego se declaraban como guerrilleros o paramilitares “muertos en combate” o “positivos”.

Un fenómeno que no ha sido suficientemente investigado ni condenado, según la FIDH y Naciones Unidas, pero cuya existencia ha sido demostrada por la Justíca en unas pocas sentencias como la condena de ocho militares por el asesinato de dos jóvenes en Cimitarra.

Ahora, la Federación Internacional de Derechos Humanos eleva ante la Corte Penal Internacional (CPI) un nuevo informe en su lucha para evitar que el “escándalo sin precedentes“ quede enterrado bajo la impunidad.

Una guerra “medida en litros de sangre”

“Nos dijo mi coronel Ramírez, cada comandante de compañía me debe responder por un  muerto en combate cada mes, y la sección segunda me debe responder por tres muertos, en este momento la guerra se mide en litros de sangre, el comandante que no tenga resultados de muertos por mes, tendrá la sanción correspondiente y se verá reflejado en su folio de vida”.


Este y otros testimonios de soldados implicados recogidos en el informe de la FIDH dan la clave del origen de los "falsos positivos".

En el año 2002, el recién electo presidente Álvaro Uribe Vélez hizo de la lucha contra la guerrilla el eje principal de su Gobierno. Así, a partir de agosto de ese año el Gobierno tomó una serie de medidas amparadas bajo la Política de Seguridad Democrática que otorgaban facultades extraordinarias a las Fuerzas Militares.

Todo ello contribuyó a asentar las bases del fenómeno de los "falsos positivos", según la FIDH: alta presión por generar resultados rápidos o tangibles y un sistema de incentivos y recompensas para aquellos pelotones que “sumaran más muertos (bajas en combate) al año”- permisos, condecoraciones, ascensos y traslados-.

Mismo modus operandi , mismas víctimas, mismos verdugos

El primer paso era seleccionar a las víctimas: hombres jóvenes de zonas rurales en las que se encontraban las operaciones militares contra la guerrilla con familias de escasos recursos o desempleados. En otros casos simplemente se buscaba a indigentes o marginados a quienes nadie reclamaría. Normalmente, los militares recurrían a un vecino informante -previo pago-para realizar la selección.

Después, las víctimas eran detenidas arbitrariamente o atraídas con el señuelo de un empleo en la ciudad. Las trasladaban para evitar testigos oculares y después las ejecutaban, narra el informe. Una vez cometido el asesinato, los soldados manipulaban la escena del crimen para simular una baja legítima producida en combate: la disfrazaban de guerrillero, e incluso le entregaba antes munición para generar huellas digitales en el arma.

Muchas veces estas maniobras eran chapuzas: casos en los que la víctima llevaba dos botas del pie izquierdo, uniformes de tallas muy superiores, o portaba el arma en la derecha siendo zurdo, describe el informe. "Se tomaban fotografías y se apuntaba en el registro un “nuevo positivo”: baja en combate", denuncia a lainformacion.com Jimena Reyes, responsable de la oficina de las Américas de la FIDH.

Más 3.000 víctimas, pero unas pocas “manzanas podridas”

La FIDH asegura que el informe que hoy presentan ante La haya demuestra que estas ejecuciones extrajudiciales constituyen crímenes de lesa humanidad, e insiste en destacar el carácter sistemático y generalizado que tomó el fenómeno durante los años 2002 y 2008. Más de 3.000 civiles han sido víctima de "falsos positivos", según la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Aun así, el actual Gobierno de Juan Manuel Santos, en ese momento ministro de Defensa, y las autoridades militares investigan los hechos de manera aislada evitando otorgarle magnitud. Se escudan en que se trata de casos aislados o “manzanas podridas”, denuncia la FIDH, que agrupa a 164 organizaciones de derechos humanos.

La Justicia, según el informe y otros actores como Amnistía Internacional, se ha limitado a castigar a unos pocos bajos y medios mandos. Ningún alto mando ha sido condenado por el fenómeno de los "falsos positivos".

“Los mismos patrones de actuación y ocultamiento de pruebas o la logística necesaria para llevar a cabo los crímenes: uniformes para disfrazar, recompensas para  informantes, los ascensos, el transporte de cadáveres, asesinatos en 32 de los 33 Estados colombianos y en casi todas las brigadas etc, demuestran que no pudo ser una terrible ocurrencia aislada de bajos o medios mandos”, denuncia Reyes de la FIDH.

Un fenómeno que no ha desaparecido

Otro de los argumentos del presidente Santos para restar magnitud al caso de los "falsos positivos" es que cuando él asumió la cartera de Defensa en 2006 se comenzó la carrera para erradicar "este terrible capítulo con medidas severas, transparentes y drásticas”.

Sin embargo, aunque es cierto que el fenómeno se ha reducido drásticamente desde 2008- cuando salió a la luz el fenómeno de los jóvenes de Soacha relatado al principio- las organizaciones de Derechos Humanos denuncian que sigue ocurriendo.

Amnistía Internacional relata en su informe  anual de 2012 que en la primera mitad de 2011 se tuvo noticia de al menos 17 ejecuciones cometidas por las fuerzas de seguridad en las que se presentaba falsamente a las víctimas como “miembros de la guerrilla muertos en combate”.

El mismo informe también denuncia que la mayoría de miles de ejecuciones cometidas durante el conflicto, incluidas las que investigaba la Fiscalía General de la Nación siguen sin resolverse.

“No señalamos directamente a Santos"- declara Reyes de de la FIDH- "porque no tenemos pruebas, pero sí exigimos que respondan los altos mandos militares. No obstante, las autoridades políticas también podrían ser responsables por omisión frente a dichos crímenes”.

La FIDH y la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos (CCEEU) solicitan ahora al Fiscal General de la Haya que abra una diligencia para que los más altos responsables sean objeto de investigación y enjuiciamiento internacional, ya que no lo son en Colombia.

Acompañan el informe con una lista confidencial de los presuntos autores. Aquellos que, o bien por omisión o bien por conocimiento directo, permitieron el registro de cada nuevo “positivo”.


"Uno más. Tú, apunta: "muerto en combate”.

A los traidores no los quiere nadie


Domínico Nadal, NotiColombia Press

Personaje despreciable como el que más, el traidor es odiado por todos. Por los que traicionó y por los nuevos amos a los que sirve.

Trotskista de la época de los 70, traicionó a  sus antiguos co-militantes y empacó maletas a buscar nuevos rumbos, es decir, se fue para el PCC, partido que generoso le otorgó el Carné –o no sé si se lo dieron- y lo subió a las más altas magistraturas del pueblo. Llegó a ser presidente de la CUT, no por su inteligencia y firmeza ideológica, sino porque era militante del PCC , y el partido premia a los “cuadros” que se destacan. 

Mas el que traiciona una vez, traiciona diez, como las mujeres u hombres infieles por enfermedad, al PCC también lo traicionó. Y se volvió URIBISTA! Tremenda voltereta! Y después, por el ansia de un cargo que solo sirve para personajes oscuros como Pacho Santos, o como él, se volvió SANTISTA. Qué horrors.

Ejemplarizaba así Angelino al personaje esquirol de siempre que se vende por un plato de lentejas, o por menos. Además demostraba que a la oligarquía le importaba un carajo de dónde viene el nuevo sirviente con tal de que les sirva bien. Y como al traidor todo el mundo lo desprecia le montaron lo de la “candidatura a la OIT”, con dineros pagos por el estado colombiano, o sea, con la plata de todos los colombianos, como hizo Gaviria Trujillo con la candidatura a la OEA (aunque el oligarquito de “bienvenidos al futuro” –ya sabemos cuál futuro-).

Y es que dan asco. Imagino la cara que ponen cuando lo ven llegar con su barriga grasienta y su cumbamba española. Ahí viene otra vez, Angelino, dicen que dicen cuando lo ven llegar a la Casa de Nari. Y él, impávido, que no se da cuenta de los gestos de desprecio pero los vé todos, les sonríe con su sonrisa burlona y de sorna, y les dice: “Aquí estoy yo, otra vez”. Y la baba se le escurre por las comisuras labiales.

Y dicen que dicen: “Y ahora que vamos a hacer con éste pegote”, igual como dicen las antioqueñas cuando no quieren a un pretendiente. Este “está más pegado (al poder) que cartel de político en alcaldía”. Qué lo pondremos a hacer?, se pregunta Santos el gangoso. Ya sé, dicen que dijo, va a ser el “comisionado de paz”. Pero, presidente, usted dio que “en la Agenda del gobierno no están los diálogos ni la paz”. Ustedes son brutos acaso, pongan a funcionar su neurona, precisamente por eso lo pondremos como comisionado.

Su vida –la de Angelino- ha sido un rosario de traiciones. Por ello lo desprecian. Por ello le aplican la máxima que él recitaba en las charlas que daba en Cali: “No hay que comer cucarachas para saber a lo que saben”. Jerto, Angelino, oí pues?
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

Tendencias

.

Basta de Terrorismo de Estado

Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. CambioTotalRevista - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Published by Mas Template
Proudly powered by Blogger