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Colombia: Falsa Democracia

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Falsa democracia

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[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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La bofetada de las FARC a Santos en Toribío

Guerrilleros de las FARC. FOTO: DICK EMANUELSSON

Por Dick y Mirian Emanuelsson, ANNCOL

MONTAÑAS de COLOMBIA / JULIO 2012 / Durante más de una semana las FARC han mostrado literalmente que es un ejército irregular capaz de enfrentarse en sus áreas de control al ejército y a la fuerza aérea oficial.
Eran las 19:00 horas del miércoles 11 de julio. Los canales de televisión Caracol y RCN abrieron como noticia de “ÚLTIMO MINUTO”, el derribamiento de un avión Supertucano *, moderna aeronave utilizada en el combate contrainsurgente.
La presentadora de Caracol estaba consternada cuando presentó los titulares que decían que la guerrilla había derribado uno de esos 25 aviones vendidos por Lula al régimen de Álvaro Uribe Vélez, cuyo ministro de defensa era Juan Manuel Santos, actual presidente de Colombia.

EL ALREDEDOR NUESTRO ERA OSCURIDAD. Solo se escuchaba la voz metálica de la periodista de Caracol, los grillos, las ranas y los pájaros de la selva húmeda colombiana. Pero de repente se escuchó las expresiones de muchos guerrilleros sentados al lado nuestro, mirando las noticias esa noche. No podían contener su alegría por los reportes del accionar de sus compañeros en otra parte del país, Toribío, municipio del departamento del Cauca en el sur occidente colombiano.
Durante más de una semana nuestras fuerzas han combatido al enemigo que no puede con nosotros, dice un guerrillero en la multitud de compañeros. Sus ojos brillan cuando se reflejan con un rayo de luz de la luna que entra en la densa selva.
La presentadora entrega el otro desastre militar: “un helicóptero fue impactado e incendiado por guerrilleros de las FARC en El Mango y los pilotos llevados por la guerrilla”. Caracol muestra un video aficionado con el helicóptero en llamas.
Los pilotos tienen que explicar a la guerrilla qué andaban haciendo allá en un infierno de guerra con bombardeos, combates y enfrentamientos. Muchas veces el ejército utiliza los supuestos “privados” para hacer inteligencia y así los involucran en la guerra, agrega otro vecino guerrillero, sentado en el aula del campamento insurgente.

COMO SI LA PESADILLA DE ESA NOCHE fuera poco para los generales, la presentadora tira una tercera golpiza mediática a la moral castrense:

“En medio de los hostigamientos de las FARC a la fuerza pública, las FARC mantienen retenes a solo un kilómetro de distancia del casco urbano donde el presidente Santos instalaba un consejo de seguridad”, protegido por más de tres mil soldados.

Y la pantalla del televisor muestra cómo los guerrilleros revisan y chequean los documentos de las personas y vehículos que transitan a solo 15 minutos del casco urbano de Toribío. Caracol llega al lugar y conversa en forma más tranquila con los guerrilleros que relatan el porqué del retén y explican que su misión es contener el avance de las fuerzas militares.

En Toribío, Juan Manuel Santos, también pálido como la presentadora de Caracol, casi tartamudea y casi ruega a las FARC: ¡“desmovilícense, desmovilícense”!, repite, ¡“rehagan sus vidas como sus compañeros que ahora gozan de la vida, eehhh”!
No convence absolutamente a nadie en nuestro alrededor.
Dice el comandante del campamento donde permanecemos, que desde hace 15 días la favorabilidad de Santos en las encuestas está cayendo en picada y seguirá así por la incontrolable y complicada situación del país”.
Hasta "Lucho", el loro, acompaña a la lucha. Foto: D.E.


HABLA SANTOS ANTE LOS PERIODISTAS y dice que va a invitar a los líderes indígenas para que lleguen a un acuerdo con el gobierno y el Estado. Posando de atractivo, Santos ofrece entregarles medio billón de pesos para mejoramiento del alcantarillado, otros servicios públicos, ofertas y promesas que el pueblo colombiano ha escuchado toda la vida y conocen el verdadero valor y contenido de esa política falaz.
Pero los indígenas no quieren sentarse en la misma mesa con Santos y solo entregan un documento con sus exigencias, siendo la principal, la salida de las fuerzas militares de la jurisdicción de Toribío.
Caracol gira la cámara a la estación de policía de dos pisos. Para protegerse los agentes han levantado trincheras y el televidente se pregunta ¿a quién protege la policía contrainsurgente en Toribío, si ellos mismos se esconden detrás esas bolsas rellenas de arena? para protegerse de las FARC, que tienen rodeado ese municipio.

Indígenas tapan trincheras de Ejército en cerro de las Torres. Foto: Ivan Noguera / El Tiempo.


SALE SANTOS A LA CALLE y es abucheado por la población. El día anterior, mujeres indígenas han derribado esas fortificaciones, exigiendo el retiro de la fuerza pública. Las mismas mujeres y toda la población rechazan la visita de Santos quien responde que no va a “desmilitarizar un solo milímetro de la ciudad porque hace parte del territorio nacional”. En esa frase reconoce que el Estado ha militarizado la región.
Caracol intenta salvar en algo la deteriorada imagen de Santos, un presidente rechazado por la comunidad en masa, afirmando que “los indígenas quieren que la guerrilla también, salga de su territorio”.
Lo que Caracol oculta es el hecho de que la guerrilla es móvil y varios de sus frentes han nacido en el territorio, como parte de la lucha campesina e indígena por la tierra y el territorio codiciado por las trasnacionales. Es más, en esta región el Estado quiere ocupar los territorios para entregarlos a las mineras, ya que estos contienen grandes reservas de oro y otros minerales en la cordillera.

Los guerrilleros, y muchos de ellos indígenas en nuestro alrededor que ven y escuchan los comentarios de Caracol agregan que “la guerrilla en el Cauca está constituida en su mayoría por indígenas. ¿Cómo seria posible levantar retenes un kilómetro del casco urbano sino fuera por la base social que tenemos en Toribío y en el Cauca en general?

Una guerrillera indígena de las FARC-EP, una de miles. Foto: D.E. 

LA VIOLACIÓN DEL Derecho Internacional Humanitario, DIH, es flagrante en Toribío. La policía militarizada utiliza la población civil como escudo, colocando una estación de policía en medio del casco urbano cuando el DIH dice claramente que todas las estaciones de policía y guarniciones militares en un país con conflicto armado, tienen que ser instaladas en las afueras de la población para evitar que los civiles sean blancos en los enfrentamientos.
A eso agregamos los hostigamientos permanentes del ejército y la aviación que, para impedir los avances de la guerrilla, bombardea indiscriminadamente aldeas y caseríos.
En 2005 otro presidente colombiano, Álvaro Uribe, fue abofeteado en Toribío cuando las FARC derribó un helicóptero Black Hawk. Movilizó batallones para dar con la guerrilla, batallones que solo pudieron avanzar unos metros por día, pese a que venían con tanques, aviones y helicópteros.
El 11 de julio de 2012 los mismos guerrilleros volvieron a dar la bofetada de nuevo a otro presidente, esta vez a Juan Manuel Santos que varias veces ha declarado el fin de la guerrilla de las FARC. Y ahora estamos quizás en el comienzo de una nueva etapa de la guerra que cada día se parece más a la guerra de Vietnam, una era en la que al parecer la aviación ya no podrá hacer de las suyas tan fácilmente.
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¿Las FARC tienen cohetes antiaéreos ?

Fue en el municipio de Suárez, también del departamento de Cauca, donde la guerrilla, según video [http://youtu.be/z0yFsDy9ynA] que circula en internet, estrenó sus propios mísiles antiaéreos, Made in FARC. Estos artefactos que tienen alcance de varios kilómetros han sido desde entonces objeto de análisis y estudios de los generales, sobre todo de la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, pero también por parte del Pentágono.
No son mísiles con mucha precisión, pero, como dice una fuente de las FARC, “estamos todo el tiempo perfeccionando y mejorando el arma para que cumpla su meta; derribar a los aviones y helicópteros de la fuerza aérea.”
En la noche anterior se mostró en el campamento el video http://youtu.be/PeWTxn83BZI 
http://www.youtube.com/embed/PeWTxn83BZI</a>" frameborder="0" allowfullscreen>
que hizo el periodista francés Romeo Langlois. Éste había salido una madrugada desde la base militar de Larandia, bajo el control del Comando Sur del ejército de los Estados Unidos, para hacer un reportaje sobre el tema de los cultivos de hoja de coca, junto con un comando de unos treinta soldados y oficiales de las fuerzas especiales del ejército. Pero su aventura terminó en un desastre táctico cuando la unidad militar se enfrentó con guerrilleros del 15º Frente de las FARC en el caserío de San Isidro, departamento de Caquetá.

El video es muy interesante desde el punto de vista militar, porque muestra un supuesto “Comando Jungla”, muy especializado, pero que en el desenvolvimiento de su maniobra luce poco profesional.

INEFICACIA MILITAR

La otra observación del video es que después del primer tiro, el capitán que habló en forma marcial ante el periodista francés a la salida de la expedición, muy asustado pedía por radio a su coronel apoyo con aviones y helicópteros. Su ineficacia militar fue evidente y su lenguaje grosero y vulgar. Cosas totalmente prohibidas en comunicaciones militares.
Mientras tanto, los guerrilleros avanzaron lentamente cercando al Comando Jungla. Eran objetivos militares invisibles a las ráfagas de los helicópteros.

Cayó muerto el sargento que protegía al reportero francés, seguido por el capitán y dos soldados más. Langlois se dio cuenta que él también podría morir si no se pasaba al otro lado con su brazo herido.

Y así fue. Detrás de Langlois, en otro sector, cayeron muertos en combate otros 15 soldados y más de diez quedaron heridos por el fuego insurgente. La guerrilla respetó la rendición de Langlois y le prestó los primeros auxilios por su herida. 

LA DIFERENCIA GUERRILLERO-SOLDADO

Si la guerrilla posee ahora mísiles antiaéreos, se estaría configurando un factor de desmoralización para las tropas de infantería, que como lo demuestra el video de Langlois, mucho dependen del apoyo aéreo para sus operaciones.
Es exactamente igual como en la guerra de Vietnam en donde la aviación estadounidense lanzaba “alfombras” de bombas con sus aviones B-52 para garantizar el desembarco de sus tropas. Cuando el desequilibrio militar que imponía el dominio del aire fue neutralizado por la cohetería vietnamita, los invasores yanquis se vieron obligados a abandonar el país de Ho Chi Minh.
El sargento que protegía a Langlois confesó en medio de las balas que su familia no estaba de acuerdo que arriesgara su vida por una guerra que no era suya.
Y ahí esta la diferencia entre guerrilleros de todas las edades y soldados a sueldo. Unos saben por qué exponen el pecho y la vida por una causa, por un ideal, mientras los otros lo hacen porque en Colombia el pueblo es víctima del sistema capitalista. Éste condena a millones de seres humanos a la miseria por falta de puestos dignos de trabajo.

Dick Emanuelsson

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Los aviones Supertucan de Brasil de ´Lula´

* Lo paradójico en ese tema de los 25 aviones Supertucan es que fue el socialista Ignacio ´Lula´ da Silva, ex presidente de Brasil, que dio el permiso para venderlos al país con el conflicto armado y social más antiguo del continente americano. El costo era 240 millones de dólares que sigue pagando el pueblo colombiano a través de diversas formas de impuestos.
Las bombas de estos aviones brasileños acabaron con las vidas de revolucionarios como Raúl Reyes, Jorge Briceño (el Mono Jojoy) y centenares de guerrilleros víctimas por las bombas de estos aviones. Para los brasileños traficantes de la guerra, los billetes manchados de sangre no hieden.
NOTAS:

Parte de guerra FARC-EP 28 de septiembre de 2011 Suarez, Cauca



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Cauca: guerra sin fin

El poblado de Toribío, en el norte del Cauca, fue objeto de un vasto despliegue de seguridad para la visita del presidente Santos, que vino a hacer un consejo de ministros y a reafirmar –contra la voluntad de los indígenas– que los militares continuarán allí.
El poblado de Toribío, en el norte del Cauca, fue objeto de un vasto despliegue de seguridad para la visita del presidente Santos, que vino a hacer un consejo de ministros y a reafirmar –contra la voluntad de los indígenas– que los militares continuarán allí.  
 
NotiColombia Press.
 
Queremos dejar en la historia este documento de la Revista Semana. Que muestra la inmensa debilidad del Estado y su gobierno de JM Santos en controlar la situación de orden público - lo que es lo mismo, la Guerra- que se adelanta en el país. Durante la administración Samper fueron más de 10 golpes contundentes. Hoy después de haber gastado más de 25 mil millones de dólares en el Plan Colombia la guerrilla de las FARC-EP les demuestra que la solución no es malgastando los dólares en la guerra, en una hipotética "solución militar" al conflicto que ellos mismos han generado desde 1948 y desde 1964.
 
Santos habla mucho de paz y hace poco para alcanzarla. Su posición es igual a la del anterior "presidente". Es decir, hace la guerra según los dictados de su amo imperial. El pueblo por su parte sigue en su lucha. En esa lucha está inscrita la lucha de las FARC. Nos guste o no, las FARC enfrenta la política de guerra que deja sin recursos los programas sociales que necesita el pueblo colombiano.
 
El Cauca hoy está demostrando que la "Guerra sin fin" del estado y sus gobiernos no tiene futuro. Es más, les demuestra que políticamente hablando las FARC les está ganando la guerra a las fuerzas estatales.
 
Aquí les dejamos el artículo de la revista Semana:  
 
"NACIÓN. El resultado de la visita del presidente a Toribío fue que el país se dio cuenta de que el Estado está muy lejos de controlar esa región. Texto y fotos: Álvaro Sierra Restrepo.
Sábado 14 Julio 2012
 
El miércoles 11 de julio, dos Colombias confluyeron en Toribío. Una era la Colombia del presidente y su séquito, con su despliegue de seguridad, su discurso de obras e inversiones y su categórica reiteración de que el Ejército no les cederá un centímetro a las Farc. La otra era la Colombia ‘llevada’, la de los indios, la guerra y el abandono, la desconfianza histórica en el Estado y la resistencia a toda autoridad uniformada, legal o ilegal. Ese miércoles, por cerca de seis horas, esas dos Colombias se encontraron en el parque de Toribío. Pero, como ha ocurrido por décadas, ni siquiera dialogaron.

El presidente Juan Manuel Santos llegó a este pueblito de 6.000 almas, clavado en las montañas del norte del Cauca, con medio gabinete, una comitiva de 70 personas y un operativo de seguridad que era el reconocimiento de que venía a una zona de guerra. Su objetivo era hacer un consejo de ministros para anunciar un plan de inversión de medio billón de pesos y, de paso, mostrar, como lo había dicho días antes, que “la fuerza pública tiene el control total y protege a la población” en la región. Pero la realidad no le ayudó ni en los días previos ni en las horas que pasó allí, en las que, a las acciones de la guerrilla, se sumó la indignación de los indios, como se llaman a sí mismos.

Semana preocupante
En la semana anterior a la llegada del presidente, el frente sexto de las Farc y la columna Jacobo Arenas protagonizaron una notable escalada en una región donde las Farc operan desde que Tirofijo enviara del Tolima, a comienzos de los años sesenta, el primer destacamento guerrillero a Santo Domingo, en las montañas del Cauca.

En varios municipios hubo ataques con tatucos, esos lanzacohetes artesanales que raramente dan en el blanco y caen en las casas. En Argelia, al sur, una moto bomba, dirigida contra la Policía, mató a un niño e hirió a otros cuatro. En otro ataque, siete policías fueron heridos. En El Plateado, una vereda de ese municipio, un helicóptero civil que aterrizó de emergencia fue incendiado y sus dos pilotos, secuestrados. Jambaló quedó desconectado del mundo por la voladura de sus torres de comunicación, estuvo sin luz unos días y ha sufrido ataques regularmente por más de una semana.

Caso aparte fue la arremetida sin precedentes que sufrió Toribío, que averió docenas de viviendas y cuyo punto culminante fue un cilindro que cayó en un hospital indígena e hirió a dos enfermeras, a una de las cuales debió amputársele una pierna. No fue el típico hostigamiento de dos o tres milicianos de civil que disparan un tiro o lanzan una pipeta y se camuflan en una casa. Fue un ataque protagonizado por grupos de guerrilleros uniformados que la fuerza pública no pudo repeler por tres días, “con 15 puntos de fuego” contra el pueblo desde los cerros cercanos, según lo describió un oficial. Al menos uno de esos grupos, según los pobladores del lugar y varios militares que lo combatieron, tenía 30 integrantes. No pocas personas con las que habló este corresponsal coincidieron en que los frentes del Cauca han sido reforzados por “muchos” guerrilleros venidos de otros departamentos. El ataque contra Toribío fue de una duración y una envergadura a las que las Farc hace mucho no se arriesgaban.

En total, en un comunicado, las Farc alegaron haber sostenido 32 “acciones de guerra” en la región en esos días.

Día de propaganda
El día de la visita presidencial, conscientes de las miras de las ametralladoras de los helicópteros Arpía puestas sobre ellos, las Farc optaron por acciones de impacto mediático. Mientras los generales afirmaban en la plaza del pueblo, en medio de abucheos, que no había hostigamiento ese día contra Toribío (lo cual era exacto, pues el pueblo no fue objeto de disparos y solo explotó un pequeño petardo), desde los cerros cercanos los guerrilleros tiraban esporádicamente contra los helicópteros que sobrevolaban. El seco tabletear de las ametralladoras con las que estos respondían fue el sonido de fondo de la visita presidencial que el país escuchó en directo por televisión.

Guerrilleros con uniformes y botas del Ejército montaron, durante buena parte del día, cerca del pueblo, dos retenes en la carretera que viene de la Panamericana a Toribío. Paraban los carros –varios de ellos de la prensa, que se bajaba a grabar los conos naranja que con ‘todas las de la ley’ habían puesto las Farc en la vía–, pedían cédula y decían a los conductores: “Díganle al presidente que para llegar a Toribío tuvieron que pasar por un retén del frente sexto de las Farc”.

A las cuatro de la tarde, poco antes de que la comitiva presidencial abandonara el pueblo, el general Alejandro Navas, comandante general de las Fuerzas Militares, le susurró al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón: “Señor ministro, tenemos uno de los Super Tucano que no se reporta hace media hora”. Poco después se confirmaba: el avión había caído en un cerro cerca de Jambaló y sus dos pilotos murieron. Aunque es improbable que haya sido derribado, por la altura a la que vuela y porque las Farc no tienen los misiles tierra-aire capaces de hacerlo, estas no tardaron no solo en proclamar su autoría, sino que contactaron rápidamente a la prensa para que fuera al lugar.

En 2006, Colombia compró a Brasil 25 de estos pequeños cazas de combate, especiales para la guerra contrainsurgente. Por sus bombardeos de precisión han muerto los jefes más importantes de las Farc y nunca habían tenido un accidente. Aunque haya sido un accidente, el hecho de que la primera de estas aeronaves, cuyo costo ronda los 10 millones de dólares, se perdiera justo el día de la visita del presidente a la región solo contribuyó a reforzar la percepción pública de que el Estado está muy lejos del “total control” que vino Santos a proclamar al Cauca.

Y se alzó el indio
Pero si las Farc le dieron un mal rato al presidente, el más espinoso se lo depararon los indios. El ataque contra Toribío y las víctimas civiles en el hospital indígena generaron una indignación que hace mucho no se veía entre la comunidad. Un día antes de la llegada del mandatario, una muchedumbre de miembros de los cabildos destruyó tres trincheras de la Policía, exigiendo su retiro del casco urbano. Cuando Santos llegó y entró al consejo de ministros en la Casa Cural, las autoridades indígenas se reunieron en el parque y decidieron no hablar con él aduciendo que no vino convocado por ellos y que no querían validar las decisiones que se tomaran, sin consultarles, en el Consejo de Ministros, según explicó Feliciano Valencia, uno de sus voceros, a la gente congregada frente a la iglesia.

Entregaron al presidente un documento en el que declaran un fracaso la estrategia estatal en la región, demandan desmilitarizar su territorio y dejarlo bajo control de la guardia indígena y fortalecer la economía comunitaria como alternativa a los cultivos de coca y marihuana que proliferan en muchas comunidades, entre otros puntos.

Acto seguido, una comisión de indígenas se dirigió al cerro Berlín, donde están las torres de comunicación que dominan Toribío, a exigir al Ejército retirar su puesto de vigilancia, igual que había hecho otro grupo de indígenas en Monte Redondo, en el municipio de Miranda, el día anterior. Taparon con tierra las trincheras y desmontaron los cambuches de los soldados, que no se fueron, pero no opusieron resistencia. Al cierre de esta edición, muchos indígenas se mantenían acampados ahí.

Otro grupo se dirigió hacia los retenes de las Farc en la carretera, seguido por buena parte de los periodistas que cubrían la visita presidencial. En la vereda San Julián, a escasos dos kilómetros de Toribío, los indígenas se apoderaron de cinco cohetes artesanales de las Farc, ocultos a un lado de la vía, para desactivarlos. Un kilómetro más adelante, encontraron a varios guerrilleros que paraban los vehículos y les exigieron, sin éxito, poner fin al retén y retirarse de la zona.

El comandante del grupo, que no quiso identificarse, aprovechó para organizar, con los medios que habían venido a cubrir al presidente, una conferencia de prensa en la que reiteró que las Farc están en el Cauca hace décadas y no tienen la menor intención de irse. El espectáculo de los micrófonos tendidos ante el comandante guerrillero, sentado bajo un árbol, que sin mirar a nadie a los ojos manipulaba tranquilamente su radio, a corta distancia de uno de los más grandes operativos de seguridad que ha visto el Cauca, era casi surrealista. Una hora después, el retén había desaparecido.

Todo esto, emitido por televisión, compitió con el discurso que el presidente, al terminar su consejo de ministros, dirigió a los toribianos, en el que anunció un plan de inversiones por medio billón de pesos y el apoyo a una lista de obras que el alcalde de Toribío le había solicitado. La gente aplaudió cuando prometió que se construirán el polideportivo y la plaza de mercado, pero recibió en medio de un silencio sepulcral el anuncio de que ni un solo militar saldrá del Cauca y que la campaña contra las Farc solo va a arreciar. Hubo también algunos abucheos.

Final no tan feliz
Así terminó esta insólita jornada. El presidente fue a Toribío a afirmar el control del Estado, en un intento por salirle al paso a un momento crítico, pero su visita tuvo el efecto contrario: todo el país se dio cuenta de cuán lejos de ganarse está la guerra en el Cauca.

Una conclusión que era previsible. Más allá de las intenciones del gobierno de mostrar que está al frente de la situación, si hay un lugar donde es evidente el fracaso de las estrategias estatales, es el Cauca. El abandono del Estado es tan parte de la normalidad como la guerra. Un año después de la explosión de la chiva bomba que destruyó docenas de viviendas y mató varias personas, en 2011, la mayoría de los afectados no ha recibido “ni un ladrillo”, como reconoce un alto funcionario gubernamental. Esta vez, el Cauca es noticia por el sostenido ataque contra Toribío y por la visita presidencial. Pero desde hace más de 20 años, escenas como las que se vieron por televisión son el pan de cada día para los que viven aquí.

Las dificultades no vienen de ahora. La política de seguridad democrática no tuvo éxito en el Cauca. En abril de 2004, el presidente Uribe hizo un consejo comunitario en Santander de Quilichao, en el que dijo, poco más o menos, lo mismo que el presidente Santos en Toribío respecto a las Farc y la presencia de la fuerza pública. Eso fue hace casi ocho años y la conclusión de la gente en la región es que el Estado no ha podido protegerla ni, mucho menos, garantizarle condiciones de vida más o menos dignas.

Desde febrero, está en pie una nueva ofensiva militar. El Cauca es una de las diez áreas donde se concentra la nueva estrategia del Estado contra las Farc, a cargo de una fuerza de tarea conjunta denominada Apolo. “El último batallón llegó hace una semana”, dijo a SEMANA el ministro de Defensa, quien sostiene que las cosas no son fáciles, pero que lo que se está haciendo es “correrle las líneas a las Farc, como se hizo en Cundinamarca y Montes de María con éxito”. El general Navas, comandante general, dice que las acciones de la guerrilla buscan distraer la atención que la Fuerza de Tarea Apolo mantiene sobre los jefes del Bloque Occidental e impedir que cierre el corredor Jambaló-Corinto-Caloto por el que la coca se mueve hacia el Pacífico. Sostiene, además, que los indígenas que desmantelan trincheras del Ejército y la Policía están en un artículo del Código Penal: “violencia contra servidores públicos”. Recientemente, en un intento por desmantelar lo que las autoridades llaman “redes de apoyo al terrorismo” que rememoró detenciones masivas del pasado, fueron capturados 29 indígenas, entre ellos, dos líderes respetados en Caldono.

Esta, sin embargo, es solo la variable militar de una ecuación que históricamente se ha resistido a ese remedio. El propio ministro de Defensa lo reconoce: “En esas áreas base (de retaguardia histórica de las Farc, como el Cauca) a las que hemos entrado, esto no se gana solo con tiros, sino con la entrada de todo el Estado”.

A pesar del ofrecimiento del presidente de invertir medio billón de pesos, el problema no es solo de plata –que es necesaria pero no suficiente–. Gracias a una mezcla de abusos e inequidades histórica, el Estado ha fracasado completamente hasta ahora en el Cauca, al igual que en otras regiones, en lograr la confianza de una población a la que, además, apenas si entiende. La reacción de los indígenas contra la presencia militar y policial en sus comunidades, que las Farc usan como excusa para atacarlas, refleja problemas de fondo, ante los cuales ni la plata ni los fusiles oficiales son eficaces.

Los indígenas, que son la aplastante mayoría de la región, son uno de los grupos más organizados del país, pero hay profundas diferencias en su seno. Al presidente, por ejemplo, se le entregó un documento alternativo de juntas de acción comunal del casco urbano de Toribío en el que se dicen en desacuerdo con la destrucción de las trincheras y con ir a hablar con la guerrilla para que se retire, pero coinciden con que no hay solución militar a lo que está pasando. La coca y los invernaderos de marihuana ‘cripy’, como llaman a la variedad más potente y cotizada, invaden las veredas y están cambiando aceleradamente el tejido social de las comunidades en las que las Farc y los narcos pescan seguidores con facilidad.

A estos fenómenos sutiles, claves en la solución de una guerra de tantos años, poca atención se les presta en las estrategias militares o de inversión que se están poniendo en pie (sin contar con que unas y otras arrancan tarde, casi a mitad de gobierno). La mejor prueba de ello es el viaje presidencial: pese a sus anuncios, Juan Manuel Santos no logró dialogar con los indígenas. No es el primer presidente al que le pasa. Mientras esto no cambie, la guerra sin fin del Cauca va a continuar.

Indeseable visita de Santos al Cauca en imágenes de Revista Semana

Más allá de si se trató de un accidente o si pudo ser derribado, la caída a tierra de un avión Super Tucano de la Fuerza Aérea y la muerte de sus dos pilotos, el mismo día de la visita del presidente, reforzaron la percepción de que la situación en el Cauca dista de estar bajo control, como sostiene el gobierno.
Más allá de si se trató de un accidente o si pudo ser derribado, la caída a tierra de un avión Super Tucano de la Fuerza Aérea y la muerte de sus dos pilotos, el mismo día de la visita del presidente, reforzaron la percepción de que la situación en el Cauca dista de estar bajo control, como sostiene el gobierno.
Un guerrillero de las Farc corre cerca del sitio donde cayó el avión, portando en su  mano uno de los tubos que usan para lanzar cohetes y artefactos cuya pésima precisión ha causado innumerables víctimas inocentes en los pueblos.
Un guerrillero de las Farc corre cerca del sitio donde cayó el avión, portando en su mano uno de los tubos que usan para lanzar cohetes y artefactos cuya pésima precisión ha causado innumerables víctimas inocentes en los pueblos.
El lunes 9 de julio se cumplió un año de la explosión de una chiva bomba que destruyó docenas de viviendas en Toribío. Para conmemorar la fecha, la comunidad dispuso esa noche una vigilia con 60 piedras blancas, cada una en recuerdo de una víctima de estos años de guerra. Pese a los ataques de los días anteriores, la gente acudió a encender velas, como esta niña, casi hasta medianoche.
El lunes 9 de julio se cumplió un año de la explosión de una chiva bomba que destruyó docenas de viviendas en Toribío. Para conmemorar la fecha, la comunidad dispuso esa noche una vigilia con 60 piedras blancas, cada una en recuerdo de una víctima de estos años de guerra. Pese a los ataques de los días anteriores, la gente acudió a encender velas, como esta niña, casi hasta medianoche.
Después del consejo de ministros, el presidente Santos anunció un plan de inversión y algunas obras para Toribío y la permanencia de la fuerza pública y la continuación de la ofensiva militar contra las Farc, una estrategia con la que no están de acuerdo muchos indígenas.
Después del consejo de ministros, el presidente Santos anunció un plan de inversión y algunas obras para Toribío y la permanencia de la fuerza pública y la continuación de la ofensiva militar contra las Farc, una estrategia con la que no están de acuerdo muchos indígenas.
El jefe de un retén que las Farc  instaló a escasos kilómetros de Toribío ofrecióuna rueda de prensa improvisada a los medios que vinieron a cubrir la visita presidencial.
El jefe de un retén que las Farc instaló a escasos kilómetros de Toribío ofrecióuna rueda de prensa improvisada a los medios que vinieron a cubrir la visita presidencial.
Feliciano Valencia, vocero de los indígenas, explica por qué no hubo diálogo con el presidente.
Feliciano Valencia, vocero de los indígenas, explica por qué no hubo diálogo con el presidente.
Una medida de la organización indígena la dan  sus acciones contra los que llaman ‘actores armados’: a la izquierda se ve cómo desmantelan una trinchera de la Policía; a la derecha, cómo decomisan un cohete artesanal de las Farc.
Una medida de la organización indígena la dan sus acciones contra los que llaman ‘actores armados’: a la izquierda se ve cómo desmantelan una trinchera de la Policía; a la derecha, cómo decomisan un cohete artesanal de las Farc.
Soldados de la Fuerza de Tarea Apolo, responsable de la ofensiva contra el santuario histórico de las Farc en el norte del Cauca, contemplan a Toribío desde el cerro que la guerrilla usó para atacar por tres días al pueblo.
Soldados de la Fuerza de Tarea Apolo, responsable de la ofensiva contra el santuario histórico de las Farc en el norte del Cauca, contemplan a Toribío desde el cerro que la guerrilla usó para atacar por tres días al pueblo.

FARCtazo


Ver el desarrolloDomínico Nadal, NotiColombia Press.

No saben cómo decirle a la comunidad nacional y menos a la Internacional que las FARC les derribó un avión SuperTucano. Fue un tremendo FARCtazo. Y lo es porque los propagandistas ideológicos del régimen narco-paramilitar-oligárquico, o sea, los Rangel y Valencias de todos los pelambres se han dedicado a hacernos creer que la superioridad aérea de las fuerzas militares-narcoparamilitares estatales sería eterna.

Pero vamos a ver y nada. En mi pueblo dicen que « no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista ». Y la verdad es que los militares pelaron el fundillo, mucho más el chinito que tienen de ministrico de defensa, el tal Pinzón. Y con él se fue el « cadete de la base naval de Cadtagena », JM Santos.

Como siempre salieron las excusas. Y como los « siesos », todo el mundo tiene una. Ahora no fue que las FARC les dió el FARCtazo y les tumbó el avión, sino que los « cuerpos de los pilotos no tienen balas en el cuerpo » que haga preever que los derribaron. Válgame Dios ! Tremenda sapiencia de la ciencia militar. Resulta ahora que hay que dispararle a los pilotos para poder derribar un avión.

No. No. No. Es increíble !

El ministrico « criado en un cuartel militar » no sabe que se puede impactar en muchos sitios que son sensibles para esos aparatos y FARCtazo ! se caen. Pinzoncitito no sabe que se puede impactar, por ejemplo, en los galones de gasolina. O en la computadora del aparato y ahí sí se vuelve loco el avioncito. Esto en mi ignorancia militar de esos aparatos. Sus otras áreas sensibles tendrá pero eso está fuera de modesto entender.

Y para que vea, Pinzoncitico, esos aparatos son tan fuertes que los indígenas del Cauca llegaron, desbarataron el avión y se lo llevaron sin dejarles pista a los militares. La guardia indígena ! Que yo creo que ellos tampoco saben mucho de esos menesteres. Lo que no saben ellos, y ellos lo debían saber porque ellos son los encargados de la « Seguridad Nacional », es que esos indígenas –indios les dicen ellos- son berracos. Superberracos. Tan superberracos que desarmaron en un santiamén un SuperTucano.

Y nos asalta la duda en este caso. No será que las FARC ya descubrió la forma de darles FARCtazos a sus aviones ? Porque ahí sí sería tu tía la que te va a dar una zulimba de mil demonios. Ahí no sería un « punto de inflexión ». Ahí sería un « punto de quiebre » superberraco ! Porque por lo que yo sé –sin estar por esos lares, sino porque un pajarito me lo contó-, es que la Industria Militar Fariana estaba utilizando un arma antiaérea con fusiles .50 y ametralladoras para darles –impactar, dicen los que saben- a los aviones y helicópteros.

Y si es así la cosa, de nada valdrá que hagan mil o soposetecientos Consejos de Ministros en el Cauca. Por dos razones. Una porque los indígenas están superberracos con el gobierno - todos- que van allá es a prometer y nunca a cumplir y a tumbarles sus casas. Y dos, porque las FARC, que son de la esencia íntima de las entrañas del pueblo –y los indígenas son pueblo que resiste hace más de 500 años-, sigue resistiendo la implementación de las nefastas políticas dictadas por la injerencia imperial e imaginamos que están jalándose de los pelos por la « colgada » de los pilotos del avión SuperTucano.

(AUDIO) Descarga el más reciente CD de Julián Conrado: Alzado en Canto Vol. I (+MP3)

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por Coordinadora "QUE NO CALLE EL CANTOR" / FUNDALATIN/Kaos en la Red
Sábado, 14 de Julio de 2012

Más de un año lleva preso de manera insólita el compatriota cantor insurgente, Julián Conrado, y podemos decir si exageración, contra natura, en la República Bolivariana de Venezuela.

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13 julio 2012 - El Cantor del Pueblo colombiano, Julián Conrado, presenta sus más recientes grabaciones. Realizadas desde su Carraca en Caracas, la ciudad capital de la Redolución Bolivariana en Nuestra América, el perseguido político colombiano nos brinda sus recientes composiciones en: "Alzado en Canto Vol. I Canciones desde la Cárcel”.

¡24 de julio Día mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana!
¡Soberanía es Asilo!
¡Libertad para el Cantor!

DESCARGA HACIENDO CLICK AQUI
http://www.mediafire.com/download.php?vg9hjkfh4acghy6

Consulta:

"Comandante Hugo Chávez: Julián Conrado, Soberanía y el Derecho de Asilo" // http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/24519-comandante-hugo-ch%C3%A1vez-juli%C3%A1n-conrado-soberan%C3%ADa-y-el-derecho-de-asilo.html

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