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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

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[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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La frialdad del asesino




José María Carbonell, Revista Cambio Total.

Colombia ha sido un país de malas. Siempre ha sido gobernada por personas incapaces. A más de incapaces, son asesinas. Mas a pesar de ello, horroriza la manera en que los dos últimos presidentes colombianos cuentan a periodistas sus ”proezas” de asesinar a  personas que tenían como característica ser revolucionarios.

El primero fue Uribhitler. En entrevista publicada en El Tiempo, y desaparecida de la red, el miniführer se ufanaba que en cierta ocasión unos campesinos habían invadido la hacienda ”Las Guacharacas” de propiedad de su familia y él, Uribhitler, en compañía de unos agentes del DAS fue hasta la finca y asesinar a un ”comando del EPL”, que resultaron ser los campesinos que habían nvadido la susodicha finca.

Ahora, por segunda ocasión, JMSantos reconoce la autoría de un asesinato. Primero fue con la Masacre de Angostura (Ecuador) en donde asesinaron a 26 personas que dormían en territorio ecuatoriano, entre ellos el comandante de las FARC, Raúl Reyes, 19 guerrilleros más y seis civiles, entre éstos un ecuatoriano. De nuevo, JMSantos reconoce la autoría del asesinato del Comandante de las FARC, Alfonso Cano, y da lujo de detalles. Que enorme frialdad la del asesino cuando se solaza en la narración de su asesinato y quiere mostrarse con el ”duro” de la película.

Esa frialdad sólo ha sido exhibida por los mayores asesinos de la historia de la humanidad. A estos asesinos le queda pequeñito el noruego asesino de Breivik que asesinó 72 personas de una sola tanda. Es tal la sevicia que los asesinatos del Terrorismo de Estado en Colombia ha incubado personajes como ”el sicario en moto”, los ”mochacabezas”, el ”asesino de la MotoSierra”, quienes descuartizaban éstos dos últimos a las víctimas y hasta jugaban fútbol con la cabeza de los asesinados.

Qué se puede esperar de personas cuyo irrespeto al sagrado derecho a la vida es su ”forma de hacer política”? Y, qué busca JMSantos con sacar a relucir su ”proeza” asesina?

Evidentemente que amenazar a los delegados de las FARC-EP a las Conversaciones de Paz,
buscando con ello provocar a los guerrilleros y que éstos -que sí sienten a sus camaradas asesinados- le den la patada a la Mesa. Y lo hace precisamente desde USAmérica. Por qué será? Será que JMSantos recibió órdenes de su ”amo” de él de acabar con éste intento? Será que ”el negrito trucupey” no quiere la paz en Colombia? Será que hasta ahí le llegó el ”aguante” a JMSantos?

De todas maneras, pareciera que algunas cosas en los últimos tiempos han cambiado -no la forma de asesinar de los Terroristas de Estado- sino de juzgamiento por la Justicia internacional, que aunque es una justicia burguesa se las aplica sin vaselina. No se ha dado cuenta JMSantos que su antecesor va camino a la CPI y él, sino se avispa, correrá la misma suerte. Tampoco parece darse cuenta JMSantos que sólo lo salvará de la CPI precisamente los diálogos de Paz que están por iniciarse en Oslo (Noruega). Las Conversaciones de Paz le dará a JMSantos el respiro de no ser reo de la CPI. Nada más. Que ni sueñe con un Nóbel de Paz. Que ni lo sueñe!

El Mono Jojoy, capaz de hacer temblar al imperio

Al disfrutar el “tinto” (café en Colombia), comandante Jorge Briceño, ´Mono Jojoy´,
(´Mono=rubio o ojos azules)



De principio a fin, el entorno de El Mono Jojoy giró siempre alrededor de la grandeza, lo cual se evidenciaba hasta en sus más pequeñas acciones.
Por Gabriel Ángel
En el afán porque los guerrilleros se alimentaran bien, El Mono no escatimaba esfuerzos. Durante la vigencia de la zona de despeje del anterior proceso de paz, en los campamentos ubicados de camino al casco urbano de La Macarena, tenía organizados criaderos de peces, fundamentalmente cachamas, con el propósito de enriquecer el menú de las comidas consumidas por los miles de guerrilleros distribuidos en la zona. Su ingenio no desaprovechaba esa empresa, para transmitir además la idea de que las FARC éramos capaces de alcanzar grandes cosas.
En ocasiones, unidades guerrilleras pescaban enormes especímenes de cachamas en el río Guayabero, las cuales le llevaban vivas con evidente alegría. El Mono las hacía echar en los pozos destinados a criaderos, con el aparente fin de que crecieran y engordaran aún más. Si una personalidad nacional o extranjera, en el desarrollo de los contactos derivados de los diálogos del Caguán, era invitada a ingresar en alguno de esos campamentos, el Camarada disponía que de manera naturalles exhibieran esas cachamas como si fueran producto de la cría.
Después se reía divertido de las expresiones de asombro y felicitación expresadas por los sorprendidos visitantes, que no terminaban de creer lo que veían sus ojos. Por encima de la inocente broma, era fácil comprender que aquellas cachamas giganteseran en realidad un reto para él, y que ya tenía fija en su mente la idea de producirlas de igual tamaño en los pozos guerrilleros. En él todo era así.Pollos y gallinas crecían por millares en galpones bien organizados, para que tampoco faltaran la carne de ave y los huevos.Hasta mandaba vender los sobrantes.
Desafortunadamente, el transporte en camionetas de estaca desde centenares de kilómetros por polvorientas carreteras destapadas, producía el efecto de desprender las yemas de los huevos, por lo que el negocio no prosperó. Pero sí creció hasta el hastío el consumo generoso de tortillas y huevos revueltos en los campamentos. Pese a ello, no había uno en el que El Mono no tuviera dispuesta un área para el levante de marranos, que se sacrificaban al completar ocho o diez arrobas, añadiendo también esta carne a la del ganado vacuno que crecía en las sabanas anexas.
Enel campamento que se llamó Piscinas por su gigantesca represa,llegaron a concentrarse hasta tres mil guerrilleros. Como muchos otros, se trataba de una completa instalación en la que nunca faltaba el agua, la luz, el alojamiento, los transportes, la economía, la logística de armas, comunicaciones, salud, educación, propaganda y la buena alimentación. El Mono organizaba y materializaba aquello mediante una planificación rigurosa y bajo un orden impresionante, sin que transcurriera mucho tiempo entre la concepción de la idea y su realización práctica.
Y lo hacía al tiempo con un tren de actividades diarias que no le dejaba un minuto libre. Se lo veía  levantarse varias veces en la noche a atender correos y personal que llegaba de fuera, para volverse a acostar sin molestarse porque más tarde apareciera algún otro mensajero. Y sin embargo, a las dos y media de la mañana ya estaba de pie, cuidadosamente afeitado y bañado, dedicado a estudiar al menos una hora diaria, antes de que llegaran los mandos de cincuenta o más unidades cercanas a la infaltable reunión general de todos los días.
Cuando a eso de las cinco y media, atendidas todas las novedades y problemas de las distintas unidades, los mandos comenzaban a dispersarse, procedía a celebrar rápidas y ejecutivas reuniones con algunos de ellos a objeto de despachar asuntos puntuales. Inmediatamente salía a desayunar y alistarse para recibir el  parte general en formación, asunto que siempre consideró de importancia cardinal, y momento que aprovechaba para informar de asuntos importantes o emitir órdenes generales relacionadas con el orden del día y los trabajos.
Eso cuando no era que las camionetas encendidas y calentando motores lo esperaban al terminar la reunión, para embarcarse con sus escoltas en ellas y salir a velocidad impresionante por las interminables carreteras de las sabanas del Yarí, a atender asuntos relacionadas con puentes y vías en construcción, conferencias o maniobras en uno u otro curso de comandantes, artillería, salud, fuerzas especiales, organización política u otra materia, entrevistas acordadas con Manuel Marulanda Vélez, otro miembro del Secretariado o algún personaje importante.
Antes de la hora del almuerzo ya estaba de regreso de nuevo a su sede, sin importar que hubiera tenido que trasladarse cien kilómetros de allí en cumplimiento de sus tareas. No era sino bajarse de los carros y ya estaba asumiendo otras labores, como reuniones para acordar planes de acciones militares o celebrar balances de las ya realizadas. En medio de ellas, o una vez terminadas, sacaba tiempo para recorrer a pie su campamento y verificar el adelanto de todos los trabajos, así como sostener conversaciones informales y fraternas con sus subordinados.
En ellas se enteraba de la mínima novedad que ocurría,al tiempo que celebraba con ruidosas carcajadas aquellas que le producían gracia.Esos rápidos acercamientos, en los que salía a flote un singularafecto y comprensión hacia sus tropas, le ganaban el cariño y la admiración de ellas. Sin que fuera a modificarse un ápice su exigencia disciplinaria, su rigor para imponer las sanciones reglamentarias en los mecanismos indicados. Se molestaba de veras al enterarse de conductas o procedimientos abusivos o indignos de la condición revolucionaria de algún combatiente.
La tarde se le iba también en uno y otro trabajo. Hasta sus almuerzos se convertían en reuniones ejecutivas. Solía convidar a aquellos con los que tenía alguna cuestión pendiente, que a su juicio podía solucionarse de modo rápido en el intercambio de opiniones de la merienda. Si en la mañana, por obra de sus compromisos de trabajo, no había podido reunirse con los integrantes de las unidades de su guardia, no dejaba de sacar un espacio en la tarde, o en la hora cultural de la primera parte de la noche, para dictarles alguna conferencia o estudiar un material con ellos.
Pese a las enormes diferencias en las circunstancias, terminada la zona de despeje y lanzadas contra las FARC todas las iras de los planes Colombia y Patriota, el Mono nunca se apartó demasiado de su esquema de trabajo diario. Ni siquiera en las largas y duras marchas que implicaban los desplazamientos de la guerra. Tras caminar durante 7 u 8jornadasabriéndose paso en la selva, ordenaba detenerse en un lugar para descansar por dos o tres días. Entonces, en a lo sumo tres horas, eran levantadas bajo su orientación verdaderas ciudadelas guerrilleras.
Y por esos cortos días volvía a vivirse la vida de un campamento estable. Con la diferencia de que se incrementaban mucho más las seguridades. Varias avanzadas y exploraciones permanentes se encargaban sin excepción de esperar o descubrir al enemigo. Y no había sonido, trillo o movimiento extraño registrado por algún combatiente, del que no estuviera pendiente El Mono, presto en todo momento a suministrar el más contundente recibimiento a la patrulla del Ejército que se atreviera a penetrar hasta sus lugares de estación.
Porque lo preparaba todo de manera minuciosa. Pensando en grande, en propinar al Ejército golpes fuera de serie. Cada una de las compañías móviles que se movía a su lado tenía una misión precisa, un flanco, un armamento, una tarea de combate. Los desplazamientos y maniobras que cada una debía ejecutar, los explosivos que debía usar, la resistencia que le correspondía hacer, formaban parte de un plan mayor, de paulatino cerco, de aniquilación final. Los mandos militares siempre lo supieron. Por eso temían atacarlo como quisieran.
Al Mono Jojoy no podían enfrentarlo por tierra, porque había concebido en su mente un modelo operativo de resistencia guerrillera en grandes unidades. Una manera de librar la guerra irregular que desconcertaba por completo a los expertos del Pentágono. Si intentaban cercarlo y arrinconarlo en grandes operaciones, varias de sus compañías móviles se dispersaban en comandos que paralizaban las enormes patrullas con la sorpresa y rapidez de sus ataques, mientras el grueso de las fuerzas al mando de El Mono se esfumaba del terreno.
Para esperar pacientemente, un poco más allá, que alguna de  grandes unidades enemigas, separadas de las otras, se ubicara en el punto ideal para ser copada. Una posibilidad que conocían con certeza los generales norteamericanos y colombianos, y que les hacía correr un sudor frío por la espalda. Por eso preferían los bombardeos, uno tras otro. Y cada vez el uno más grande e intenso que los anteriores. De ese modo se llevaron al Mono. Con la más grande operación aérea jamás ejecutada sobre el suelo colombiano. Siendo quien era, habría sido imposible de otro modo.
Así no lo reconozcan, los hechos posteriores han demostrado su error. El Bloque Oriental de las FARC supo recibir el golpe con la misma serenidad con la que Mono recibía las malas noticias. Todo ese cuerpo de mandos, toda esa inmensa ola guerrillera entendió que el camarada Jorge, enfermo y disminuido físicamente, había decidido partir para inspirar desde el lugar donde jamás el enemigo podrá alcanzarlo, la lucha de todos ellos, sus continuadores. No hubo rendiciones ni deserciones masivas. Simplemente relevos y juramentos de vencer. De nueve mil Monos nuevos.
Montañas de Colombia, 22 de septiembre de 2012.

El Póker sangriento de JM Santos.



Por Alberto Pinzón Sánchez.
La firma del acuerdo de agosto en la Habana, entre el gobierno colombiano y las FARC para la terminación del conflicto social armado de Colombia; ha abierto una nueva situación política y social en el país. Una nueva cualidad que pocos han captado en su verdadero tamaño, arrastrados o empujados por la inercia de décadas de Hegemonía absoluta de los medios de comunicación y de los formidables Aparatos Ideológicos de Estado (AIE), como la Iglesia, la Escuela y el bipartidismo liberal conservador; tradicionalmente empeñados en mostrar el espantoso conflicto interno colombiano como una lucha a muerte, o cruzada religiosa triunfante entre el Bien y el Mal.

A la cual muy pronto se le sobrepuso sincréticamente, el binomio ideológico estadounidense que soportó la guerra fría: la contradicción insoluble entre comunismo con su degeneración burocrática y la democracia bipartidista representativa en su versión estadounidense, como únicas opciones civilizatorias y que la vida misma se ha encargado de demostrar no eran las únicas, en el largo camino humanista de lograr la Democracia directa y popular como la descrita por Marx en 1781, en la Comuna de Paris.

Hay un desconcierto frente a algo inesperado y ante lo cual muy pocos estaban preparados, como es la búsqueda de una vía política para la finalización del conflicto (opuesta antagónicamente a la vía militar), porque el triunfo militar sobre el diablo siempre se dio por descontado. Y así como la semana pasada se vio una verdadera eclosión de agendas paralelas e individuales, a la signada en la Habana, hoy desde los mismos medios de comunicación, convertidos en un baluarte irreductible del nacional catolicismo de la oligarquía colombiana, se pasa a imponer la matriz mediática encaminada a exculpar de su responsabilidad directa en origen y gestación del conflicto interno a la clase dominante colombiana, quien desde hace 200 años DIRIGE los destinos del llamado Estado colombiano y que desde sus inicios en 1830 recurrió al uso del Poder del Estado para hacer política y resolver contradicciones sociales o políticas por la vía militar.

LO ATESTIGUA EL HECHO HISTÓRICO infame de 9 guerras civiles en el siglo XIX, la guerra de los mil días concluida al iniciar el siglo- XX- cambalache, la masacre de las bananeras en 1928, la violencia bipartidista del 1946, el sucesivo exterminio gaitanista, los bombardeos militares en los llanos y en el Tolima en 1954, y, diez años más tarde, el ataque aero-trasportado del Plan Laso de los EEUU sobre 48 campesinos comunistas de Marquetalia, con el consecuente surgimiento de la guerrilla resistente de las Farc y su prolongación con sucesivos planes norteamericanos de exterminio y expansión geoestratégica, hasta el día de hoy.
En breve: desconocer, ex profeso, la sangrienta realidad histórica colombiana y, la violencia militarista ejercida desde el Poder del Estado con la carátula de la legalidad y la derrota del diablo, para continuar justificando la impunidad secular característica.
Ante la nueva realidad (de la cual hay que partir) azorados le preguntan al frio asesino jugador de póker ¿Vamos a negociar con el diablo? Y reciben como respuesta, el eco de su angelical pregunta: “Donde el diablo Mora”. No les cabe preguntarse ¿Se pactará el fin del uso secular de la violencia militarista, ilegal e ilegítima, ejercida desde la cúpula del Estado contra las gentes del común satanizadas de antemano? No. A lo sumo recurren al revisionismo histórico y perestroiko ruso, para imaginarse un celestial postconflicto sin narco- para- militares, y sin organizaciones de izquierda que reclamen la tesis leninista de las variadas acciones de masas en su resistencia unitaria contra el exterminio y el terror decretado y ejercido desde la cúpula militarista del Poder central.

“YO ORDENÉ ELIMINAR MATAR A ALFONSO CANO a pesar de que él inició las conversaciones de paz” dice exultante con frialdad de asesino JM Santos, desde su podio privilegiado en EEUU este 25.09.2012. Bien asesorado, el tahúr pretende continuar aterrorizando a sus adversarios, advirtiéndoles que con la misma frialdad con la que dio la orden “eliminar” a Alfonso, puede pararse de la mesa de diálogos de la Habana, cuando en su fuero lo considere conveniente. Para eso ya también ha metido la basa mentirosa de que, si las conversaciones fracasan, él es el único responsable de lo que suceda.

Miente JM Santos una vez más. Si las conversaciones fracasan la negra noche reaccionaria y regresiva que envolverá a Colombia será responsabilidad de todos los colombianos que no fuimos capaces de rodear desde la calle, esa mesa de paz con suficiente decisión hasta permitir que Santos en un pase ligero de manos, se apropie de la responsabilidad de patearla cuando el juego que pactó no le sea agradable.

Esa debe ser nuestra respuesta al traicionero puñal del jugador de póker sangriento, y nuestro mayor homenaje al sacrificado comandante Cano, buscador infatigable de la paz para Colombia: Rodear en calles y carreteras la mesa de diálogos de paz de la Habana, insistiendo en las reformas estructurales que la sociedad necesita y, recordando siempre la verdad de la Historia sangrienta de Colombia; hasta que el ejercicio del Poder del Estado vuelva a ser legal y legitimo y democrático. No un baño militarista de sangre impuesto con terror desde las alturas. 
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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