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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

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[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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¿Por que colaps Interbolsa de Colombia?


Publicado por Portl de Citizen News Agency

La compañía creció de la mano de aliados como Deutsche Bank y Banco do Brasil. Pero asumió un alto riesgo y eso se convirtió en su debilidad. Analistas y operadores del mercado de valores reconocen en la comisionista Interbolsa calidades como seriedad, cumplimiento y poder. Así como por otra clave: la agresividad. Y es esa característica la que le ha permitido asumir el liderazgo del mercado bursátil en Colombia y de ser hoy no solo una corredora de bolsa, sino un grupo financiero con presencia internacional.
La sociedad comisionista, de origen paisa, nació en 1990 y en sus 22 años de existencia se ha convertido en la entidad de su tipo más grande del mercado, con un peso del 25 por ciento en el sistema bursátil. En el año 2000 dejó de ser solamente una firma corredora de bolsa, pues sus dueños, en una movida agresiva, crearon el Grupo Interbolsa, con lo que mostraron su poderío en el mercado con pasos que hasta ese momento ninguna comisionista había dado en Colombia. La acción del grupo llegó a la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) y tuvo una gran acogida entre los inversionistas. “Hemos aprovechado los momentos que nos ha dado el mercado, y el gran mérito, modestia aparte, ha sido la toma de decisiones y la capacidad que hemos tenido de asumir riesgos”, dijo hace pocos meses Rodrigo Jaramillo, presidente de la compañía.
El grupo se expandió rápidamente durante los últimos años, pero la semana pasada la sociedad enfrentó serias dificultades y terminó siendo intervenida el viernes por la Superintendencia Financiera. Los problemas de Interbolsa no son nuevos y quienes los conocen dicen que el grupo viene afrontando dificultades desde hace algunos meses por decisiones de diversa índole, que se tomaron para la expansión del conglomerado. Incluso, frente a la situación presentada esta semana, el presidente del Autorregulador del Mercado de Valores (AMV), Roberto Borrás, reconoció que desde hace algunos días se habían levantado advertencias para los accionistas de la comisionista por la situación que afrontaban, algo que también se puso en conocimiento de la Superintendencia Financiera.
La pregunta que muchos se han hecho es si el grupo tomó decisiones demasiado arriesgadas en su afán expansionista, que finalmente lo llevaron a la difícil circunstancia en la que hoy se encuentra la comisionista, su principal filial. Esas decisiones tienen que ver con exposiciones de muy alto riesgo en sus inversiones de portafolio y con la creación de entidades anexas a la sociedad corredora en Colombia y el exterior que, al parecer, no han dado los resultados esperados. De la holding Interbolsa hacen parte –además de la intervenida comisionista de bolsa– una sociedad administradora de inversiones (SAI), una corredora de seguros, tres firmas comisionistas en Brasil, Panamá y Estados Unidos, Acercasa (firma dedicada al crédito hipotecario) y hasta una fundación de ayuda a los pobres.
Un hecho interesante tiene que ver con que el grupo ha manejado inversiones en Islas Vírgenes a través de dos fondos (Interbolsa Special Situations y Premium), con recursos tanto del conglomerado como de inversionistas particulares. Todos los negocios tienen una fuerte dependencia de la sociedad comisionista intervenida, que es el ‘sistema nervioso’ del grupo y sobre la cual pesa casi toda la responsabilidad de las operaciones de este. Por eso, la acción del grupo ha sido fuertemente castigada en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), a tal punto que el jueves pasado –cuando la comisionista reconoció sus problemas de liquidez– se desplomó 30 por ciento y el viernes su negociación fue suspendida en el centro bursátil por un término inicial de cinco días hábiles.
ACOSADA POR LOS ROCES CON SOCIOS:
El pago de ‘repos’ vencidos soportados en acciones de Coltejer y Fabricato con créditos bancarios llevó a la iliquidez de la firma. Los ‘repos’ son operaciones de préstamo sobre un valor, en este caso acciones, que se recompran. Es como cuando se lleva un televisor a una prendería para luego volver por él. Jaramillo reconoció que el impago de uno de esos créditos llevó a la intervención. Hace algunos años, la firma se vio afectada por la quiebra de Proyectar Valores, por la presencia de socios comunes con Interbolsa, como Juan Carlos Ortiz y Víctor Maldonado, lo que produjo un distanciamiento con Jaramillo, quien inició un plan de reorganización que implicó despidos. En los últimos dos años ha tratado de conseguir un comprador, iniciativa que se percibía como solución para la iliquidez que se veía venir
Así se cayó la corredora más grande del país, que este viernes fue intervenida por la Superintendencia Financiera:
La Superintendencia Financiera realizó un relato de los hechos que desencadenaron en la actual toma de posesión a la entidad. Dice la resolución que el 1 de noviembre de este año, el representante legal de la sociedad comisionista, Álvaro Tirado Quintero, informó a la Superfinanciera que “que al cierre de las operaciones del día de hoy, 1 de noviembre de 2012, la sociedad comisionista no estuvo en capacidad de pagar el crédito intradía otorgado por el Banco (…) por valor de 20.000 millones de pesos (…)”.De manera paralela, dicho Banco (…) informó a la Superintendencia que esa sociedad comisionista de bolsa incumplió varias obligaciones. “Tal y como se desprende del escrito remitido por el establecimiento bancario a este Organismo de vigilancia y control: ‘(…) el día 01 de noviembre a las 7:39 pm, (…) funcionario del area de operaciones masivas del Banco (…), dirigió el correo anexo al Subgerente de la Oficina (…), informando que ‘(…) las operaciones ‘Recibido de fondo via sebra’ enviadas el día de hoy 01/11/2012 vía ‘Formularios’ a las 6:09 P.M., por valor de 20.000.000.000 de pesos del cliente ‘Interbolsa S.A.’, no se abonaron toda vez que los fondos no llegaron’”. (Detalles de la medida de intervención de la Superfinanciera).
De acuerdo con la Superfinanciera, esos hechos ponen de presente que la sociedad comisionista de bolsa Interbolsa S.A. incurrió en la causal descrita en el literal a) del artículo 114 del EOSF, por cuanto suspendió el pago de sus obligaciones. (Vea el papel que ha jugado el Autoregulador del Mercado de Valores en este proceso). “Frente a la situación de incumplimiento de la sociedad comisionista de bolsa Interbolsa S.A., es necesario señalar que la entidad accedía regularmente a diferentes fuentes de financiación del sistema financiero, entre éstos el Banco (…) S.A., para atender las necesidades propias de liquidez para el desarrollo normal de sus operaciones como intermediario del mercado de valores”, subrayó la Superfinanciera. Luego, la Superfinanciera señaló lo siguiente: “Según lo informado por la firma, una de esas fuentes de financiación como es el crédito intradía otorgado por el banco (…) S.A. fue incumplida, poniendo de presente la incapacidad de la sociedad comisionista de bolsa Interbolsa S.A. para atender los compromisos con sus acreedores”.
Ayer, por cuenta de la situación la sociedad comisionista decidió emitir un comunicado donde reconocía problemas temporales de liquidez. (Así reaccionaron los tuiteros a la intervención de Interbolsa). En ese sentido, esta mañana (viernes)), la Superfinanciera decidió la adopción de la medida de toma de posesión de los bienes, haberes y negocios de la sociedad comisionista de bolsa. La medida se dio “con el objeto de establecer si la entidad debe ser objeto de liquidación; si es posible colocarla en condiciones de desarrollar adecuadamente su objeto social, o si se pueden realizar otras operaciones que permitan lograr mejores condiciones para que los inversionistas puedan obtener el pago total o parcial de sus acreencias”. ‘Ni la solvencia ni la solidez de la Comisionista están en duda’ Así lo afirmo el presidente de Interbolsa Rodrigo Jaramillo en rueda de prensa. También afirmó que ‘nuestra comisionista sufrió una crisis de liquidez, a pesar de tener solidez y solvencia de sobra’. Durante la rueda explicó de la siguiente manera la situación de Interbolsa: “Para entender esta aparente paradoja es necesario explicar lo que es una operación REPO.
En esencia, una operación REPO es un préstamo entre particulares, en donde el deudor entrega unas acciones que son objeto del REPO más una garantía adicional del 40% en acciones o en títulos de alta bursatilidad. El acreedor presta dinero, recibiendo a cambio unos intereses y conservando las acciones más la garantía que representan el valor superior superior al prestado.A InterBolsa Comisionistas de Bolsa algunos clientes le prestaron una solicitud para estructurar un REPO sobre la acción de Fabricado. Desafortunadamente, el mercado empezó a tener dudas sobre la solidez de la acción de Fabricato como garantía de un préstamo y el apetito por los REPO de Fabricado decayó notablemente. Cada vez que un acreedor decidía no renovar el préstamo, y en cumplimiento de la normatividad colombiano, InterBolsa procedía a pagar el activo, para proceder a buscar un nuevo cliente interesado en prestar recursos contra esa acción”. Luego de esto, afirmó que “para cumplir con nuestro compromiso con los clientes, InterBolsa, buscó recursos adicionales para garantizar en todo momento la recompra de las acciones, para ello recurrió a los principales bancos del país.
Estos créditos bancarios se sumaban a aquellos que de manera normal se solicitan para la operación diaria de la Comisionista y que se pagan al final del día. Esto fue posible hasta el día de ayer, cuando una vez pagadas todas nuestras obligaciones con nuestros clientes y contrapartes, estuvimos en la incapacidad de pagar un crédito bancario”. Explicó que “esta situación al final de día es una causal de intervención de las Superintendencia Financiera la cual dictó la medida correspondiente en cumplimiento de las sus obligaciones”. Al fnal de la rueda de prensa, Jaramillo manifestó que “hoy estoy aquí, para darle la cara al país. Estoy aquí para reiterar que en ningún momento los recursos de nuestros clientes se han puesto en riesgo. Los tiene a su disposición, en efectivo o en activos”.
El tiempo & Portafolio.co

“Resueltos los problemas del pueblo, resueltos los de las FARC ”


Entrevista a los comandantes Iván Márquez, Ricardo Téllez, Jesús Santrich, Marcos Calarcá y Andrés París
El Telégrafo (Ecuador)

Los delegados plenipotenciarios de las FARC, desde La Habana, señalan que los planes para aniquilarlos han fracasado.

El 18 de octubre de 2012 inició, en Oslo, Noruega, uno de los procesos más importantes para buscar la paz en Colombia. El gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, después de largas y secretas conversaciones, decidieron sentarse para dialogar sobre los problemas más acuciantes de su país. Ese día el mundo pudo ver, en directo, como cada delegación respondía al reto de la historia desde sus demandas políticas. Los diálogos continuarán el 15 de noviembre en La Habana, Cuba.
El Telégrafo quiere propiciar el análisis que tal proceso ha generado y contribuir a la discusión pública de las tesis de ambos actores. En ese contexto, contactamos a los Delegados Plenipotenciarios de la Paz de las FARC-EP en La Habana, vía electrónica. Aquí se revelan algunos aspectos que ahondan la posición de las FARC respecto al momento histórico en el que se dan estos nuevos diálogos. Las respuestas fueron escritas por Iván Márquez, Ricardo Téllez, Jesús Santrich, Marcos Calarcá y Andrés París.
¿Cuáles fueron los principales argumentos para empezar un nuevo proceso de diálogo por la paz en Colombia?
Desde siempre hemos buscado una salida dialogada al conflicto social y armado que vive Colombia. Las banderas de la paz pertenecen al pueblo y somos parte sustancial del mismo. Tras más de 50 años de continuos fracasos del Estado y los sucesivos gobiernos en la lucha contrainsurgente, ahora dan muestras de realismo político y militar. Nos buscan para dialogar y encuentran a un interlocutor dispuesto a hacerlo, teniendo en cuenta que si hay voluntad política de la contraparte se podrá avanzar hacia una paz con justicia social.

¿En qué momento y cuáles son los elementos que incidieron para que Juan Manuel Santos decida tratarlos como fuerza beligerante y no como terroristas?
Nos trata como insurgencia obligado por la realidad. El cumplimiento del compromiso de aniquilarnos militarmente adquirido por el gobierno anterior ante la Casa Blanca fracasó, como fracasaron igualmente los programas impuestos: el Plan Colombia y sus variantes el Plan Patriota y el Plan Consolidación, entre otros, obligando a la oligarquía, en cabeza de Juan Manuel Santos, a reconocer la existencia del conflicto social y armado que afronta el país.
Esa realidad obligó al reconocimiento de hecho de nuestro carácter de fuerza beligerante, aunque ellos no lo quieran reconocer a través del derecho, pese a que tengamos todos los requisitos: somos una organización político-militar con mando centralizado; nos guiamos por nuestras propias normas organizativas y disciplinarias; estamos desplegados en todo el territorio nacional; nuestros combatientes visten uniforme y portan visiblemente sus armas y en la mente llevan el programa revolucionario de la Nueva Colombia, la Patria Grande y Socialismo.
La imputación de terroristas no se la creen ni los mismos que nos la han achacado. Usted puede ver a los señores del gobierno reunidos con nosotros, a representantes de prestigiosos gobiernos aportando al proceso que se inicia y puede leer el alud de pronunciamientos hechos a diario. En ninguna parte aparece el término al que usted refiere. Muchos analistas, de tendencia liberal, dicen que ustedes se sientan a dialogar porque están en una situación de “derrota estratégica”. Con vencidos o derrotados no se dialoga. Se impone la voluntad del vencedor. Esa es la esencia de la guerra.

¿Es legítimo sentarse a negociar con un Estado que muchas veces ha actuado de acuerdo a los lineamientos de EE.UU. de considerar a Latinoamérica como un patio trasero de experimentos bélicos para apropiarse de recursos naturales?
Las FARC-EP no están negociando nada, porque nada tiene que negociar. Dialogamos con el gobierno en la búsqueda de una salida política al conflicto social y armado.
La permanente injerencia de los EE.UU. y otras potencias en Colombia es una de las causas fundamentales de la guerra que sufre nuestro pueblo. Sin esa abundante ayuda económica y militar (Colombia es el tercer país receptor de ayuda militar gringa), sin el recibimiento de asesores, de equipamiento y entrenamiento de tropas, de soportes en el área de la inteligencia militar, el ejército oficial habría colapsado hace rato.
El Estado colombiano, cumpliendo órdenes de Washington, declara la guerra y la desarrolla. Son ellos, EE.UU., quienes tienen que pararla. Es con ellos que debemos entendernos. Los vietnamitas mientras enfrentaban la guerra de agresión de Francia y luego de los EE.UU. dialogaron con sus agresores sin abandonar los principios. Es una enseñanza que hay que tener en cuenta.

¿Saben ustedes cuál es la postura oficial -pero no pública- del gobierno de Barak Obama sobre estas nuevas negociaciones de paz? ¿Trataron este asunto con el gobierno colombiano antes de las conversaciones?
Voceros del Departamento de Estado de los EE.UU. han felicitado públicamente al señor Santos por iniciar las conversaciones. Antes del viaje de la delegación de las FARC-EP a Oslo, Noruega, hubo una inusual declaración del mismo Departamento, y con posterioridad a Oslo, un tercer pronunciamiento bastante prudente.
Hubiera sido bueno que en la última comparecencia de los candidatos en la Tv, Obama se hubiese ocupado de América Latina y fijado la posición de su próximo gobierno frente al conflicto colombiano. No obstante, en una desacostumbrada entrevista Obama habló de sus deseos de paz para Colombia y formuló su propósito, como es lógico sin consultar los intereses de la mayoría, exponiendo que para él el conflicto se resuelve simplemente con que las FARC-EP dejen las armas. Una visión desafortunadamente irreal y unilateral.

¿En qué medida la presencia de delegados ex militares en la mesa de negociación cambia positivamente las condiciones para llegar a un acuerdo de paz? ¿Conocen mejor los militares las sinuosidades no políticas de la lucha armada?
En procesos de diálogos anteriores también participaron algunos generales retirados, como es el caso del general Forero Delgadillo, o del general Joaquín Matallana, quien siendo coronel encabezó el ataque contra la región de Marquetalia. Hoy hacen presencia en la mesa dos de los hombres que apostaron por la derrota militar de nuestra organización guerrillera. Es deseable que generales en servicio activo también se vinculen, muchos de ellos han sido asaltados en su buena fe para adelantar una guerra en contra de su propio pueblo.
Por otra parte, la Fiscalía dice que hay más de 15.000 militares investigados por diversos delitos: los homicidios fuera de combate (falsos positivos), los vínculos con el paramilitarismo, las desapariciones, torturas, abusos de poder son lastres que avergüenzan a militares honestos. El fantasma de lo que ocurrió a los generales en Argentina, Uruguay, Guatemala, el Salvador ronda hoy en los salones dorados de los clubes de oficiales de las FF.MM. y de Policía. Esperamos que los militares por fin aporten a la paz del país.
9-11-12-mundo--ivan-marquezAntes de continuar con los puntos a tratarse en la agenda de los diálogos, quisiéramos saber dos cosas: 1.- ¿Hay consenso al interior de las FARC de que es la hora de negociar la paz y abandonar las armas?




La bandera de la paz es nuestra. Desde nuestros orígenes hemos planteado soluciones diferentes a la guerra. Es parte de nuestra línea política. Por ello existe unanimidad en adelantar los diálogos con el gobierno, de eso que no quepa la menor duda.
Este es un proceso que apenas comienza. Cada punto de la agenda contempla unos sub-puntos que habrá que desarrollar con creatividad para ir encontrando fórmulas de acuerdos que deben comenzar a plasmarse en la vida práctica de la sociedad colombiana. Si en la refrendación e implementación de los acuerdos se van obteniendo resultados concretos, se transitará hacia un país que ataca las causas que han dado origen al conflicto; seguramente esto hará innecesario el uso de las armas que legítimamente hemos empuñado hasta el momento.
La guerra nunca ha sido un fin para los guerrilleros y las guerrilleras de las FARC-EP, por tanto, si dejan de existir las causas que hicieron tronar las armas, estas se silenciarán y no tendrán ninguna utilidad.

Y dos: ¿Aún consideran a la lucha armada como una alternativa militar y política mientras en la mayoría de países, sobre todo en el Sur de América, hay procesos políticos que los más optimistas han calificado de progresistas? ¿Cómo miran ustedes esos procesos?
Los pueblos de nuestra América y del mundo tienen derecho a luchar por sus intereses y en contra de aquellos que usurpan sus derechos y riquezas. La forma de lucha es decisión de cada pueblo consultando las realidades que vive. Las FARC-EP no son pregoneras de la lucha armada específicamente, esta no surge por decreto de nadie. Obedece a factores muy específicos de cada sociedad. Como revolucionarios nos solidarizamos con todas las luchas de los pobres de la tierra.
En Colombia no se permite hacer política de otra manera. El carácter violento, asesino y sanguinario de las apátridas élites nacionales, plegadas a las políticas del Pentágono (un Estado violento que utiliza el terrorismo como método preferido de dominación), así lo confirman. Una larga lista de otros factores hace que nuestro país sea tierra fértil para la expresión armada de la lucha, sin ir más lejos, la desigualdad social. Nuestro país ocupa el vergonzoso cuarto lugar sobre la lista a nivel mundial... y ¿qué decir de la corrupción? Nuestros gobernantes, metidos hasta los tuétanos en negocios sucios, no respetan ninguna norma moral, mucho menos una carta ética. Y como corolario, el hecho real de que en nuestro país aquel que disienta del sistema y sus políticas se convierte automáticamente en objetivo militar.
En otros países de la Patria Grande se dan procesos en los cuales hay gobiernos que consultan y representan los intereses populares, toda nuestra admiración y solidaridad para con ellos. Entre otras cosas esa realidad influye positivamente en este nuevo intento de salida dialogada al conflicto.

Uno de los puntos básicos de la agenda de diálogos es el tema agrario. Si consideramos que ningún país latinoamericano ha hecho una reforma agraria, ¿qué les lleva a pensar y plantear que el Programa Agrario de las FARC puede encontrar eco en el gobierno de Santos que ha propuesto una ley de desarrollo rural? ¿Cuáles serían los puntos que harían avanzar un acuerdo básico en este tema?
No es sólo el Programa Agrario de los Guerrilleros, aprobado en 1964 y que sigue absolutamente vigente, sino que además nos adecuamos a las nuevas realidades, abocándonos a construir soluciones que garanticen los derechos de los campesinos, indígenas y afrodescendientes, generando condiciones de vida digna producto del trabajo.
Consultando los conceptos de tierra, territorio y espacialidad, desarrollo amigable con la tierra se resalta, por cierto, que el capitalismo amenaza la propia existencia del planeta; lo que reivindicamos es una explotación racional de los recursos, acorde a una existencia digna del ser humano. Por otra parte, el discurso pronunciado en Oslo por el Comandante Iván Márquez a nombre de las FARC-EP y firmado por el Secretariado Nacional de la organización, denuncia la trampa de la llamada ley de restitución de tierra, por medio de la cual se pretende legitimar el despojo de miles de hectáreas. El ardid: la "venta" o "arrendamiento" de la tierra a los campesinos, comunidades indígenas y afro-descendientes de manera legal. Una vez legalizadas las transacciones, los terrenos son despojados o "confiscados" por necesidad del Estado.

Frente a las dificultades jurídicas que pueden derivarse si ustedes se desmovilizan, como producto de estas conversaciones, ¿qué salidas concretas proponen para cambiar la percepción de una opinión pública formada en la desconfianza y en la idea de que muchas de sus acciones fueron criminales y que deben pagar por ellas antes de pensar en una abierta participación política?
Ya tenemos claro que no habrá desmovilización. Llegaremos a acuerdos sobre la dejación de las armas, en el sentido en que estas pierdan su razón de ser al resolver las causas de la guerra. No es posible mirar la institucionalidad de una manera estática. Si estamos levantados contra ella actualmente no es con esa misma institucionalidad que se construirán los caminos de la paz. Se deben hacer cambios y es la mesa de conversaciones la encargada de proponerlos, y de construir los acuerdos necesarios para atender las situaciones derivadas de los mismos.
De llegar a un acuerdo, ¿tienen ustedes un plan o proceso de desmovilización que asegure a los guerrilleros no solo una situación jurídica segura sino una reintegración social paulatina? ¿Y una reintegración económica?
Desafortunadamente la desinformación es la cuarta arma en la guerra. Los medios de comunicación hacen mella. Pensamos que lo positivo es mirar el proceso que estamos iniciando con objetividad hacia ambas partes y no generar expectativas irreales con exigencias que no corresponden a la insurgencia. Nos preguntas sobre la reintegración nuestra a la sociedad, a la economía y nuestra respuesta no puede ser que otra pregunta: ¿Y en virtud de qué artilugio estamos nosotros por fuera de la sociedad?.
El proceso de construcción de la paz con justicia social resolverá los problemas de la población colombiana en general. Los guerrilleros y las guerrilleras nos incluimos ahí. En otras palabras, resueltos los problemas de pueblo, del cual somos parte esencial, estarán resueltos también los problemas de la guerrillerada.

Desde diversas esferas siempre se ha relacionado a las FARC con el narcotráfico; pero es el Estado el principal responsable de no controlar la producción y el tráfico de alcaloides. ¿Cuál es la posición de ustedes respecto a un tema que no solo le concierne a toda la sociedad colombiana sino a las redes internacionales que lucran de este negocio?
Estamos de acuerdo con ustedes sobre la responsabilidad del Estado en ese fenómeno. Sin desconocer la gravedad del problema para los pobres del mundo, es necesario precisar que el narcotráfico es un pretexto usado por los gringos para agredir a los pueblos. Citemos sólo tres ejemplos: la invasión a Panamá; el Irangate, para financiar actividades encubiertas (como llaman a los delitos de los organismos de inteligencia); el Plan Colombia, como forma de justificar su descarado intervencionismo en territorio colombiano y latinoamericano.
Afirmamos con vehemencia que no somos narcotraficantes y no lo hemos sido jamás. No tenemos cultivos, no los cuidamos, no tenemos laboratorios y tampoco comercializamos la cocaína. Lo que nosotros hacemos es cobrar impuestos a las actividades económicas que se realizan en los territorios donde ejercemos influencia, incluyendo el mercado de la hoja de coca. Eso es lo que llaman participación en el narcotráfico. Muestra palmaria son nuestras propuestas de soluciones posibles a este nefasto problema. En 1993 propusimos atacar el fenómeno del narcotráfico como un problema social y de salud y no con soluciones represivas y medidas de policía. Después, en el 2000 propusimos la legalización del consumo de sicotrópicos, nos miraron con desdén y sin embargo esa realidad se abre paso actualmente como forma de solución.
Igualmente, en el mismo año, en el marco de los diálogos desarrollados con el gobierno de Andrés Pastrana, se realizó una audiencia pública internacional sobre el tema. Allí propusimos un plan elaborado por el comandante Manuel Marulanda, para erradicar los llamados cultivos ilícitos. El plan fue visto con buenos ojos y recibió comentarios positivos, pero a la hora de ponerlo en práctica ningún país, ninguna organización, ninguna personalidad dijo nada y allí quedó, en el olvido. Otro elemento para sus conclusiones: ¿Por qué las recientes avalanchas de declaraciones, denuncias y confesiones hechas por los narcotraficantes siempre vinculan a políticos en ejercicio, militares en ascenso, ganaderos vinculados con paramilitares, y empresarios? ¿Quiénes son lo que verdaderamente se lucran de este negocio?

¿Cuáles son los mea culpa de las FARC luego de tantos años de lucha y dolor para quienes están dentro y fuera de la guerrilla en Colombia?
No es posible abordar la tarea de la construcción de la paz pensando únicamente en las responsabilidades de la guerrilla, desconociendo la realidad, olvidando quiénes son los verdaderos causantes de la violencia y viendo como única salida la claudicación del pueblo que lucha por sus derechos.
Nunca nuestro Ejército ha realizado operativos contra objetivos civiles, está en nuestros lineamientos éticos proteger a la población, sus bienes. Es más, hace parte de nuestra esencia como Ejército del Pueblo. Preguntémonos más bien ¿quién se esconde tras la población civil?, ¿quiénes tienen los cuarteles e instalaciones en medio de los poblados desconociendo la normatividad internacional?, ¿quiénes se atrincheran en las escuelas?, ¿quiénes se hacen transportar por civiles? Y un largo etcétera de violaciones a las leyes que rigen la guerra.
Si por situaciones de la confrontación hemos hecho algún daño a la población civil, esa no ha sido nunca nuestra intención y estamos dispuestos a aclarar cualquier duda en ese sentido.

¿Qué posición tienen acerca de la frase del negociador De la Calle cuando dijo que “... no serían rehenes de la mesa de diálogo...”?
De la Calle muestra la posición y urgencias del gobierno de Santos. Ellos están presionados por las transnacionales para continuar el inmisericorde saqueo de nuestras riquezas. Acostumbrados a hacer lo que les viene en gana, de acuerdo a sus intereses y en medio de su prepotencia, no entienden cómo el pueblo en armas exige participación en las decisiones del país, para las mayorías.
No queremos considerar las palabras de Santos como una amenaza al proceso. El compromiso firmado es trabajar en los acuerdos de manera eficaz. Aprendimos de nuestro Comandante en Jefe, Manuel Marulanda Vélez, que el trabajo para lograr la paz de nuestro pueblo se debe hacer “lento pero seguro”. 

"En las FARC combatimos el machismo y por la igualdad de derechos entre géneros"


Sandra Ramírez, compañera de Marulanda, recuerda la lucha y su vida al lado del guerrillero



La noto nerviosa. Es la primera vez que concede una entrevista. La encuentro en La Habana. Es una de las 13 mujeres que conforman el grupo de 30 personas que por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, (FARC) negocian con el gobierno colombiano un posible –y anhelado– proceso de paz. Con su gran sencillez, aunque de una elegancia natural, hace parte de ese 40 por ciento de mujeres combatientes. Acompaña sus palabras con el movimiento de las manos y el brillo de sus negros ojos. Se llama Sandra Ramírez, es la viuda del líder histórico de la organización guerrillera, Manuel Marulanda Vélez.

Foto: H.CALVO. Sandra Ramírez, en las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno de Colombia 
Ante mis dos primeras preguntas, responde como si fuera un discurso. Detengo la grabadora para recordarle que no le hago una entrevista: quiero charlar con ella. Entonces sonríe y pone los ojos en algún lejano lugar, empieza con sus recuerdos y presentes.
“Hacia 1981, por la región campesina donde vivía con mi familia, empezaron a pasar guerrilleros. Mi padre les servía de guía para que conocieran la región. A mí me llamó mucho la atención que fuera una mujer el mando. Debido a las condiciones económicas no pude continuar mis estudios secundarios, y como esa mujer se me había convertido en un referente, decidí ingresar a las FARC.
“Encontré que no había diferencia entre hombres y mujeres para ir al combate. También me llamó la atención que se estuviera en lucha contra el machismo y por la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. Lo que no era fácil, teniendo en cuenta que la mayoría de combatientes son del campo, donde el machismo es más acentuado, además de proceder de una sociedad capitalista altamente machista. En las FARC hemos creado mecanismos para ir cortando con ello, y es una de nuestras diarias luchas al lado de los compañeros. Porque nuestra lucha es por la igualdad de los géneros y su bienestar.
Es ese respeto por la mujer y la posibilidad de que avancemos como personas, combatientes y profesionales lo que ha hecho que tantas mujeres ingresen a sus filas. Aquí ofrecemos lo que las condiciones sociales y económicas del país no brindan a la inmensa mayoría, mucho menos a las mujeres.
Una mujer en las FARC cumple misiones y ejerce el mando, porque desde que ingresa se le educa para que tome conciencia de su condición de persona y combatiente. Aquí una mujer puede prepararse en computación, medios de comunicación, para ser médica, enfermera o en cualquiera de las especialidades que tenemos. Aquí la mujer opina y propone, pues las decisiones en las FARC se colectivizan.
Claro, no nos gusta perder la feminidad. Por eso la organización nos facilita mensualmente, cuando las condiciones de la guerra y las economías lo permiten, crema para el cuerpo, esmalte para uñas, para maquillarnos, además de toallas higiénicas y los anticonceptivos. No es raro ir a la línea de combate perfumadas y con el cabello bien peinado.
Las relaciones de parejas son tan normales como en Bogotá o Madrid. La propaganda mediática del enemigo dice que las guerrilleras somos obligadas sexualmente a estar con los compañeros. Eso es mentira. Nosotras decidimos libremente estar con un compañero si nos gusta. Aquí uno se enamora, se desamora y tiene decepciones, como en todas partes del mundo.
Para nosotras el control natal es obligatorio. No se puede ser guerrillera y madre. Cuando ingresamos aceptamos esta condición. No se olvide que nosotras somos parte de un ejército. Cuando se dan los embarazos, la guerrillera puede escoger entre abortar o salir a tener su hijo.El enemigo nos menosprecia por mujeres, pero también nos teme. Por lo general, cuando capturan a compañeras las violan, la torturan y han llegado hasta cortarle los senos, a mutilarlas. Hemos tenido casos atroces. Nos tratan como a botines de guerra. Nos temen porque los enfrentamos de igual a igual, demostrando que podemos ser muy aguerridas en el combate. Por eso descargan sobre nosotras su miedo, rabia e impotencia al capturar una camarada.
Y llegó el momento de hacerle la última pregunta. Cuando la escuchó la voz le cambió, se le anudó la garganta y miró al piso mientras juntaba las manos. Tomó aire y contestó, sin que le faltaran pícaras sonrisas en varios momentos de su relato.
“En 1983 yo tenía 20 años cuando en el campamento vi a un señor con sombrero, revolver al cinto, una carabina y sin uniforme. Entonces pregunté quién era. Quedé impactada. El camarada Marulanda era la persona más sencilla que usted se puede imaginar. El no dejaba sentir que era el jefe, éramos nosotros quienes veíamos en él la autoridad.
Yo no hacía parte de su grupo de seguridad, aunque estaba en el campamento del Secretariado, máxima instancia de dirección de las FARC. Para mayo de 1984, me tocó ser parte del grupo de apoyo que recibía a las comisiones, políticos, periodistas y demás personas que venían al campamento de La Uribe para discutir sobre los acuerdos de paz que se estaban llevando con el gobierno. Un día el camarada tuvo un accidente y se fisuró una costilla. Como enfermera me tocaba aplicarle las medicinas y hacerle la terapia. Y haciéndole el tratamiento empezó nuestra relación afectiva.
Con él viví una relación absolutamente normal. Yo no tenía privilegios por ser su compañera, pero él sí era muy especial conmigo. Claro que teníamos discusiones y dificultades como toda pareja, pero fueron muchas más las alegrías. Yo contribuía en sus responsabilidades. Por ejemplo, me encargaba de las comunicaciones, haciendo de secretaria en ocasiones, o preparándole comidas como a él le gustaban.
A veces teníamos situaciones muy difíciles de seguridad propias de la guerra, y porque él era el hombre más buscado del país. Muchas veces tuvimos al ejército bien cerquita, pero él con su calma y experiencia siempre supo resguardar a su tropa. Era muy precavido y todo lo planificaba. Nos reíamos cuando escuchábamos que lo habían matado y nosotros tomando café. Porque lo mataron muchas veces.
¿Mis últimas horas con él? Aún tengo dificultad para hablar de esta parte de nuestra vida en pareja. Pero bueno… Por los síntomas creíamos que tenía un problema de gastritis. Y ese día (26 de marzo de 2008, NdA) había estado escribiendo un documento, mientras escuchaba cumbias colombianas. Luego lo acompañé para que se duchara, tomó chocolate y creímos que estaba superado el problema. A las cinco de la tarde cenó el poquito que acostumbraba. Una hora después recibió los partes de la guardia y dio orientaciones. Luego me pidió que lo acompañara al sanitario. Yo le tuve el machete y el cinto con la pistola, pertenencias que nunca abandonaba. Entonces me dijo que se sentía mareado. Y vi que se iba a caer. Entonces lo contuve, empezando a llamar a los que estaban de guardia. El camarada se desplomó. Es terrible ver así a quien ha sido tan fuerte. Lo llevamos a la cama y le dimos masajes cardiacos y respiración, pero no volvió. Todo fue tan inesperado. No sufrió: hasta en eso perdió el enemigo. Ni en eso le dio gusto.
Yo me sentí triste, sola y desamparada, aunque toda la organización estaba conmigo".
(*) Hernando Calvo Ospina es periodista colombiano residente en Francia. Colaborador de Le Monde Diplomatique

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/11/10/mundo/025n1mun

Postales de Estocolmo: La incertidumbre de la Mesa de Conversaciones




Hernando Vanegas Toloza, Especial para Revista Cambio Total.

Dicen que ”no hay peor sordo que el que no quiere oir”. Así, en esas estamos con los ”analistas” y ”columnistas” de los diarios oligárquicos, que pretenden acorralar a las FARC-EP con la fementida ”preocupación” de que las FARC-EP quieren ”hacer la revolución por decreto”. Y dicen que las ”incertidumbres” en la Mesa de Conversaciones son generadas por las FARC, excusando al gobierno de JMSantos, cumpliendo bien su papel de, por lo menos, ”oficiales de la reserva” como son la mayoría de los señores periodistas que laboran en los diarios oligárquicos.

Es necesario, imprescindible diría alguien, clarificar ”desde la izquierda” el momento político que se vive en Colombia por cuenta de las Conversaciones que se han adelantado y se siguen adelantando en La Habana, Cuba. Desde luego que estamos claros sobre el enorme sacrificio que hacen las FARC-EP para seguir en la Mesa de Conversaciones. Nada ha podido lograr que las FARC ”pateen la Mesa”, ni siquiera el asesinato de su Comandante en Jefe, Alfonso Cano.

También es necesario puntualizar que unas conversaciones de Paz son, desde luego, un terreno lleno de incertidumbres, sobre todo para los sectores oligárquicos y sus empleados -periodistas, militares, jueces, ministros, etc-, a quienes gustan las ”certidumbres” que les produce el actual estado de cosas que mal vive el país. La insurgencia -armada y desarmada- gusta por el contrario de las ”incertidumbres” porque ese es el terreno que camina y vive todos los días y en dónde desarrollan su visión política, en el entendido que el terreno del caos o de las ”incertidumbres” es el espacio de mayor creación de cosas, que como su nombre lo indica son ”nuevas” para los sectores retardatarios y sabemos que a esos sectores reaccionarios les produce enorme inquietud todo lo nuevo.

Hemos estudiado los documentos de las FARC-EP y en ningún momento la guerrilla ha planteado ”tomarse el poder” a través de una ”Mesa de Conversaciones”. Lo que si han planteado es que si la oligarquía en el poder hace más de 200 años quieren una Paz duradera, tienen que abordar las causas que originaron el conflicto interno y una vez hecho esto entrar a solucionarlos. Como se vé en sus pronunciamientos, las FARC reconocen que ”aún” la oligarquía tiene el poder y ella debe a través de su Estado crear las condiciones para acabar las causas generadores y mantenedoras del conflicto ya que si no se acaban esas causas seguiremos en las mismas, se podrán firmar miles de ”Acuerdos de Paz”, pero el fenómeno se reproduciría porque las causas seguirían produciendo y reproduciendo el conflicto interno.

Las causas como sabemos los colombianos son del orden económico, político, social, etc, y en lo político, por ejemplo, se debe entrar a solucionar de una vez por todas con el asesinato político como forma de mantenerse la oligarquía en el poder y entrar a civilizar la forma de hacer política en Colombia, lo cual abordará además fenómenos como la corrupción de senadores, representantes, diputados, concejales, alcades, etc. Parte de esa civilización sería, desde luego, el logro de una Salida Política al Conflicto Interno.

Entonces en el centro de la discusión nacional deberá estar el ”Respeto al Sagrado Derecho a la Vida”, lo cual permitirá re-aprender una visión de verdadero humanitarismo por todos, absolutamente todos, los colombianos incluyendo a los militares estatales. Ello permitiría de paso que las FARC pudieran adelantar su actividad política legal a fin de ganarse la simpatía y la militancia de los sectores populares, con el objetivo de adelantar las transformaciones que requiere el país, las cuales no se han hecho en más de 200 años, base ineludible para hacer la Revolución, sin el temor de ser asesinados por la oligarquía. Esto que se ve aquí un tanto esquemático estaría nutrido por la experiencia de vida de la lucha de los colombianos.

Ninguna incertidumbre causa a la izquierda el ver que todos los temas están de una u otra manera enlazados. Política que lleva a Economía, Economía que determina la Política y lo Social, lo Social que apuntala lo Político, y así en un sinfin de conexiones ocultas y evidentes para todo aquel que quiera ver y oir. Desde luego que todo esto, como bien dice el Dr. Julio César Payán, no puede ser un ”diálogo de sordos”, al cual cada parte entraría con su visión inamovible excusándose en los ”inamovibles” que cada parte tendría que impediría escuchar y ver al otro como lo que es, un ser humano.

En la Mesa de Conversaciones deberían estar personalidades con la suficiente amplitud de pensamiento y visión para que analizaran en conjunto que de lo que se trata es crear una Cultura de Paz, que haga desaparecer la ”Cultura de Guerra” que nos han imbuído por más de 200 años. Sabemos que por parte de la insurgencia hay esa amplitud y esa visión. La hay por parte del Gobierno? No pareciera por las declaraciones del presidente Santos que desde ya está amenazando con ”patear la Mesa”.

El oro es rojo



Alfredo Molano Bravo

Por: Alfredo Molano Bravo, El Espectador

El tema está en la agenda de todo el mundo. Para muchos —con razón— es una nueva forma de entregar la riqueza sobre la que estamos sentados, a cambio de nada.

Los indígenas opinan que su explotación es como meterle la mano a la mamá, y lo más grave: por un desconocido. Un negro me dijo algo de una lógica aplastante: “Si se lo van a llevar para meterlo en el banco, ¿por qué más bien no construyen un banco encima de la mina?”. Piensan lo opuesto funcionarios y ejecutivos: ¿Cómo vamos a vivir muertos de hambre con tanta plata enterrada? Un gran debate está por comenzar, porque muertos ya ha dejado. Y dejará.
Desde la Colonia fuimos los principales productores de oro en América, hasta el descubrimiento de las minas de oro en California, que enloqueció a los gringos. La leyenda del oeste, sus revólveres, sus vaqueros, están ligados a la fiebre del oro, de la que Chaplin se burló, como se burló de Hitler, como se burló del progreso de la industria. Quimeras.
La crisis fiscal de todos los gobiernos, sumada al robo de las platas del Estado y al costo de mantener el clientelismo y sobre todo la guerra, nos ha vuelto a meter, primero en la explotación de petróleo, carbón y níquel, y ahora de oro. El país está concesionado.
El oro ha subido de precio por la crisis económica. De US$50 la onza troy en los 80, hoy se paga a 2.000. Y en Colombia su comercio es prácticamente libre. De ahí el negocio de los narcos. Compran un título de una mina de oro, entran los dólares, compran oro donde se los vendan y luego lo declaran como sacado de su mina. La confianza inversionista no era solo para las compañías canadienses, sino para los narcos.
La minería ilegal tiene varios socios. El dueño —o poseedor— de la tierra. Va con el 10% o el 15% sobre lo que sacan las dragas o las retroexcavadoras. Otro socio es el barequero. La mayoría son mujeres que lavan oro en los huecos que hacen las retros. Hay otros socios muy importantes: las autoridades locales. Hablo de policías, militares, guerrillas, paramilitares, alcaldes y corporaciones de desarrollo. Cobran sus servicios, que son de acceso, de vigilancia, de orden y de participación. La guerrilla, los paramilitares y los narcos son, pues, inversionistas. Los miembros de la fuerza pública —algunos, agrego para que los generales no se molesten— son parte central del negocio. El gobierno de Santos ha emprendido una pelea contra la minería ilegal alegando razones ambientales y sociales. En el papel, válido. En la realidad, difícil. En el fondo no son medidas a favor del medio ambiente y menos de la gente que explota con batea y almocafre. Su objetivo, como lo dice el señor Restrepo, un poderoso minero antioqueño, es abrirles el campo a las multinacionales de la minería, casi todas canadienses. Empresas que, a través de la Canadian International Development Agency (CIDA), contribuyeron a la redacción del nuevo código minero. Así que Santos se mete a sacar las castañas del fuego para que las grandes firmas extranjeras se coman la pepa. El lío no va a ser menor porque las alianzas de los ilegales son sólidas y para todos rentables. Mucha gente vive del oro desde hace siglos; otros recién llegados tienen armas y los demás, esa infinita codicia que produce la caca del diablo.
Los recientes decretos del Gobierno han sido redactados a favor de las grandes mineras que no pagan derechos de importación ni IVA, que reportan a su gusto lo que sacan, que emplean solo a los recomendados de los gamonales de la región y que botan a los ríos toneladas de mercurio, cianuro. El Gobierno tendrá que afrontar a bala la reacción que desatarán esas medidas, porque la gente que ha vivido siempre del oro no tiene salida y las grandes compañías tienen afán de sacar lo que haya para meterlo a “correr” en el sistema financiero. Sangre y oro. Como siempre.

La pobreza tiene alma de Guasinton





Al cruzar la calle luchaba hasta con la mediana brisa, que en las ardientes tardes bajaba de la montaña, para que no lo tirara al piso y lo arrastrara. La búsqueda de desperdicios en el basurero que se amontonaba en una esquina, dos cuadras abajo, la realizaba en la mañana. Nunca se le vio pelear un hueso con otro perro o rata. Iba y regresaba con su caminadito típico: como que de medio lado, como que arrastrando las patas, cabizbajo, las orejas caídas y como sin apuros. Ni lo recuperado en el basurero, ni las sobras que le daban en su casa eran suficientes para engordarlo, pues el costillar le resaltaba por encima de sus pelos grisáceos. Mudo, discreto o falto de fuerzas, lo cierto es que no recuerdo haberlo escuchado ladrar. Nadie sabía su edad y menos quienes eran sus padres.
Un día se apareció con su caminado de vaivén, surcando la calle de tierra pura, en mi viejo y humilde barrio de Cali, al suroccidente de Colombia. No le importó que estuviéramos jugando futbol. Nosotros, al ver la terrible indiferencia del forastero ante la vida, detuvimos el balón para que pasara. No se supo por qué, pero entró sin pedir permiso a esa casucha de tablillas que quedaba en frente de mi casa, la cual tenía un solo espacio que servía de comedor, dormitorio y cocina. Se fue directo a meterse debajo de una de las tres camas y se echó a dormir. Ante la osadía, los dueños ni se atrevieron a protestar. Prefirieron adoptarlo. Unas horas después, cuando salió a la puerta, los demás perros vinieron a olfatearlo y fue aceptado. Para nosotros un perro más no era molestia. 
Luego vino la gran discusión: cómo llamarlo. Y con las informaciones en la radio llegó el nombre. El corrillo de niños decidió que se titulara Guasinton. Ninguno perdió saliva tratando de corregir la pronunciación, porque a todos nos sonaba guasinton y no Washington. 
A pesar de su deplorable aspecto, que incluía principios de sarna en las orejas y el rabo, Guasinton era la admiración de nosotros. Durante varios días, cuando en las tardes regresábamos de la escuela, nos reuníamos para burlarnos de su aspecto y escasa vitalidad. Un ventarrón se llevaba como hoja seca al enclenque; varias veces quedó inmovilizado en los pantaneros que la lluvia formaba en la calle, y ahí llegábamos nosotros a servirle de grúa. Pero Guasinton tenía una particularidad admirable.
De las cuarenta casas y casuchas que debían existir en las dos cuadras del vecindario, por lo menos en treinta se compartían los modestos alimentos con perros, perras, gatos y gatas. Cuando una de esas hembras de ladrido entraba en calor y le daba por buscar novio, la calle se ponía en efervescencia. Era un espectáculo ver a diez o quince perros cercando y montando a la perra por cualquier lado. Ante tanto asedio ella se tiraba al piso y empezaba lanzar dentelladas, pero ni así la dejaban tranquila. Y llegaban las trifulcas entre los perros, creyendo que el más fuerte sería aceptado para un breve romance. Los aliados no existían, era una disputa de todos contra todos.
Guasinton prefería detallar la escena desde una prudente distancia. Justo en el momento en que la guerra intercanina estaba en su tope, Guasinton se acercaba a la perra, la olía, la lambía, y ella como hipnotizada se levantaba y salía atrás de ese desgarbado elegido. Los luchadores se daban cuenta y se precipitaban en medio de ladridos tras la perra, empujando y hasta mordiendo al inmutable Guasinton.
Demasiado tarde. Si el dueño de la perra no se interponía, en medio de las dificultades de la guerra establecida, Guasinton la hacía entrar a la casucha. Los propietarios se encargaban de cerrar el paso a los demás rabiosos y excitados pretendientes. Guasinton llevaba a la enamorada directamente al viejo plato metálico donde le servían los restos de comida, ofreciéndole lo poco que quedaba, y que ella acababa en dos lambidas. Con la tranquilidad asegurada, ella entraba en el juego amoroso de Guasinton, bajo la sombra de un árbol de mango. Ahí comprobaba lo que muchas perras del vecindario comentaban: sin ser preñador, era el mejor amante. 
Cuando me preguntan sobre mí niñez y mi barrio, cuento de su alegría, del vecindario solidario, de su pobreza, y de Guasinton. 

(*) Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano. Colaborador de Le Monde Diplomatique. 

 

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