El Observatorio para
la Protección de los Defensores de Derechos Humanos, programa conjunto
de la de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y de la
Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT), solicita su intervención
URGENTE ante la siguiente situación en Colombia.
COL 011 / 1212 / OBS 118
Asesinato
Descripción de la situación:
El Observatorio ha recibido con indignación informaciones acerca del asesinato de la Sra. Rosa Helena Bernal Pinto,
lideresa de la Asociación Campesina de Morcote y de la Provincia de la
Libertad, Trabajadores Campesinos Protectores de la Tierra y el
Territorio (ASOCAMPROV-LIBERTAD), y colaboradora de la Comisión -
Corporación Claretiana de Justicia y Paz Norman Pérez Bello.
Según las informaciones recibidas, el 15 de diciembre de 2012, entre
la 3 y las 5 de la tarde, la Sra. Rosa Helena Bernal Pinto fue
asesinada por arma de fuego en la vereda Sabaneta del Municipio de Paya
en Boyacá. Los vecinos escucharon disparos y encontraron su cuerpo sin
vida.
Este asesinato se enmarca en un contexto caracterizado por la
presencia de empresas petroleras en la región, acompañada de numerosos
contingentes militares, así como por la actuación de las guerrillas de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de
Liberación Nacional (ELN), siendo todos estos actores responsables de
violaciones a los derechos humanos de la población campesina e
infracciones al derecho internacional humanitario. Para hacer frente a
esta situación, los líderes comunitarios de la región, como la Sra.
Pinto, se han ido organizando de manera a exigir sus derechos, mediante
la denuncia de las repetidas violaciones a los derechos humanos y al
derecho internacional humanitario.
El Observatorio condena rotundamente el asesinato de la Sra. Rosa
Helena Bernal Pinto, y vuelve a manifestar su absoluto rechazo e
indignación frente a las continuas amenazas y ataques contra los
defensores de derechos humanos en Colombia. Asimismo, el Observatorio
solicita una investigación en torno a estos hechos, con el fin de
identificar a los responsables, llevarlos ante un tribunal y aplicarles
las sanciones penales y/o administrativas previstas por la ley.
El Observatorio hace un llamado a las autoridades colombianas para
asegurar la protección de los defensores de derechos humanos como lo
establece la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos,
adoptada por la Asamblea general de la ONU el 9 de diciembre de 1998,
así como por los Pactos y Convenciones Internacionales ratificados por
Colombia.
Acción solicitada:
Favor dirigirse a las autoridades de Colombia urgiéndolas a:
i. Adoptar de manera inmediata las medidas más apropiadas para
garantizar la integridad física y psicológica de todos los defensores de
derechos humanos en Colombia;
ii. Realizar una investigación independiente, inmediata, exhaustiva e
imparcial en torno a los hechos arriba denunciados, con el fin de
identificar a los responsables, llevarlos ante un tribunal competente,
independiente, justo e imparcial y aplicarles las sanciones penales y/o
administrativas previstas por la ley;
iii. Velar por que se ponga fin a todo tipo de agresión, amenazas,
hostigamiento y violencia contra las organizaciones y los individuos que
defienden los derechos humanos en Colombia;
iv. Asegurar la aplicación de lo dispuesto por la Declaración sobre
los Defensores de los Derechos Humanos de la ONU, en particular en lo
referente a la protección del derecho de toda persona “individual o
colectivamente, a promover y procurar la protección y realización de los
derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e
internacional” (Art.1) así como en lo relativo al deber del Estado de
garantizar “la protección de toda persona, individual o colectivamente,
frente a toda violencia, amenaza, represalia, discriminación, negativa
de hecho o de derecho, presión o cualquier otra acción arbitraria
resultante del ejercicio legítimo de los derechos mencionados en la
presente Declaración” (Art.12.2);
v. De manera general, garantizar el respeto por los derechos humanos
y las libertades fundamentales en todo el país de conformidad con las
normas internacionales de derechos humanos ratificadas por Colombia.
Direcciones:
· S.E. Juan Manuel Santos, Presidente de la República, Carrera
8 # 7-26, Palacio de Nariño, Santa Fe de Bogotá. Fax: + 57 1 596 0631 /
566 2071. Email: comunicacionesvp@presidencia.gov.co
· Sr. Angelino Garzón, Vicepresidente de la República, Tels.: +57 1
334 45 07, +573772 01 30. E-mail:
contactovicepresidencia@presidencia.gov.co
· Dr. Volmar Antonio Pérez Ortiz, Defensor del Pueblo, Calle 55 #
10-32, Bogotá. Fax: + 571 640 0491 E-mail: agenda@agenda.gov.co
· Sr. Fernando Carrillo Flórez, Ministro del Interior, La Giralda
Carrera 8 No. 7 – 83, Bogotá D.C., Colombia. Fax: +57 1 242 74 00.
Email: servicioalciudadano@mininterior.gov.co
· Sra. Ruth Stella Correa Palacio, Ministra de Justica, Carrera 9
No. 12C, Bogotá D.C., Colombia. Fax: +57 1 444 3100. Email:
reclamos.minjusticia@minjusticia.gov.co
· Dra. María Paulina Riveros Dueñas, Directora Programa de
Derechos Humanos del Ministerio del Interior. E-mail:
maria.riveros@mininterior.gov.co
· Sr. Eduardo Montealegre Lynett, Fiscal General de la Nación,
Diagonal 22-B # 52-01, Bogotá. Fax: +571 570 2000; +571 414 9000
Extensión 1113, E-mail: contacto@fiscalia.gov.co
· Dr. Alejandro Ordoñez Maldonado, Procurador General de la
Nación, Cra. 5 #. 15-80, Bogotá. Fax: +57 1 342 97 23; + 571 284 79 49
Fax: +571 342 9723; E-mail: cap@procuraduria.gov.co;
quejas@procuraduria.gov.co;
· Sr. Juan Carlos Pinzón Bueno, Ministro de la Defensa, Avenida El
Dorado con Carrera 52 CAN, Bogotá. Fax: +57.1.222.18.74; E-mail:
mdn@cable.net.co
· S.E. Sra. Alicia Victoria Arango Olmos, Misión Permanente de
Colombia ante Naciones Unidas en Ginebra. Chemin du Champ d’Anier,
17-19, 1209 Ginebra, Suiza. Fax: + 41 22 791 0787; E-mail:
donuginebra@cancilleria.gov.co ; mission.colombia@ties.itu.int
· S.E. Sr. Carlos Holmes Trujillo García, Misión Diplomática de
Colombia en Bruselas, Avenue Franklin Roosevelt 96a, 1050 Bruselas,
Bélgica. Fax: + 32 2 646 5491
Favor escribir también a las Representaciones Diplomáticas de Colombia en sus respectivos países.
"Según la organización, contraviene obligaciones del Estado en la materia.
La Oficina de Naciones Unidas
para los Derechos Humanos en Colombia, advirtió este sábado que la
reforma al fuero militar aprobada recientemente por el Congreso,
constituye un retroceso porque contraviene obligaciones internacionales
del Estado en esa materia.
En "el año 2012 hubo varios avances del país en materia de derechos
humanos. Sin embargo, la reforma del fuero militar constituye un
retroceso", precisó en un comunicado Todd Howland, representante en
Colombia de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. (Lea también UE espera que críticas a nuevo fuero militar sean 'infundadas').
Howland reiteró la preocupación de la Alta Comisionada de la ONU para
los DD. HH., Navy Pillay, y otros expertos de la organización, de que
la aprobación del fuero militar, "contraviene las obligaciones
internacionales del Estado colombiano en materia de derechos humanos".
Según el funcionario, "las violaciones de derechos humanos no pueden
ser objeto de la competencia de la justicia penal militar". Y al
respecto explicó que "la competencia penal militar es excepcional y debe
estar limitada a conductas típicamente militares cometidas por personal
en servicio activo".
El pasado 11 de diciembre, el Congreso de Colombia aprobó la
controvertida reforma constitucional dando vida al nuevo fuero militar,
el cual, según el gobierno, permitirá a los miembros de la fuerza
pública encarar con menos prevenciones el conflicto armado.
La reforma establece que el genocidio, la desaparición forzada, la
violencia sexual, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y el
desplazamiento forzado, no podrán ser de conocimiento de la justicia
penal militar (JPM).
Sin embargo, además de Naciones Unidas, otros organismos y ONG
internacionales de derechos humanos, como Human Rights Watch (HRW),
rechazaron la reforma al considerar que favorece la impunidad en los
casos de civiles muertos por los uniformados y presentados como caídos
en combate, conocidos como 'falsos positivos'.
Pero el gobierno, a través del ministro de Defensa, Juan Carlos
Pinzón, niega que la reforma permita la impunidad en casos específicos
de delitos cometidos por los uniformados. "Los casos aberrantes como los
falsos positivos, violaciones de niños (por parte de uniformados), de
ninguna manera pasarán a la justicia militar", dijo el ministro tras la
aprobación de la reforma.
Por su parte el ponente de la reforma, senador Juan Manuel Galán,
negó que el proyecto genere impunidad y rechazó la injerencia de
organizaciones internacionales en la decisión.".
Por: Agencia Prensa Rural
Sábado, 29 Diciembre 2012.
Luego de que empresarios y centrales
sindicales no lograran acordar un ajuste para el salario mínimo que rige
en Colombia, el gobierno fijó el incremento en un pírrico 4% para el
próximo año, muy cerca del 3,5% que ofrecía la burguesía nacional a los
trabajadores colombianos y muy lejos de lo que pedía la CUT (10%), la
CTC (8%) y la CGT (7,85%).
El salario mínimo para el 2013
seguirá siendo una miseria puesto que si bien la cifra del la inflación
dada por el DANE la sitúa en el 2,65% en el 2012 (la real seguramente
está por encima), el crecimiento económico del presente año en Colombia
pronosticado por la CEPAL es del 4,3% y las grandes empresas se ganaron
por decreto $8 billones en exenciones con la recién aprobada reforma
tributaria que además aumenta los impuestos al salario de las capas
medias.
El salario mínimo que devengan millones de familias
quedará entonces en $589.500 con un incremento de $22.779 con respecto
al 2012 mientras que las ganancias de Claro fueron de 2,8 billones, las
utilidades de Pacific Rubiales de 2,3 billones y las del sector bancario
que en lo corrido del presente año hasta el mes de octubre habían
ganado 35 billones de pesos.
Con esto queda claro que son una
falacia las declaraciones de Juan Manuel Santos, en las que afirma que
es política del gobierno disminuir la inequidad que sitúa a Colombia en
el tercer país más desigual del mundo. Con estas políticas, lejos de
hacerlo, acentúa la brecha entre ricos y pobres y alimenta la guerra que
el estado le declaró al pueblo colombiano desde siempre.
Doce bombas de alto poder cayeron sobre las veredas Normandía, Lejanías y Galaxias en "Nochebuena" Asociación Campesina de Arauca
/
La Asociación Campesina de Arauca, llama la atención de la comunidad
nacional e internacional, organizaciones defensoras de Derechos Humanos y
organismos de control del Estado, respecto de las denuncias que hemos
recibido de las Juntas de Acción Comunal de las veredas Normandía,
Lejanías y Galaxias del municipio de Tame, departamento de Arauca que
dan cuenta de los siguientes hechos:
En la noche del 24 de diciembre se presentaron bombardeos
indiscriminados en las mencionadas veredas dejando caer aproximadamente
doce (12) bombas que causaron daño a cultivos y terror a los campesinos
habitantes de la región.
Cabe anotar que en repetidas ocasiones, hemos denunciado ante
organizaciones gubernamentales y no gubernamentales la situación de
terror y acoso que viven los habitantes de la zona rural del
departamento de Arauca, especialmente de los municipios de Tame y
Arauquita donde los constantes operativos militares, bombardeos
indiscriminados y hostigamientos por parte de efectivos militares a la
población civil, violan flagrantemente los Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario, específicamente en lo atinente al principio
de distinción de la población civil en medio del conflicto.
Solicitamos la pronta intervención de los organismos de control del
Estado, respecto de dichas violaciones a los derechos fundamentales del
campesinado araucano, para evitar otras afectaciones a la comunidad,
pues ya se presentan fuertes daños psicológicos sobretodo en la
población infantil, así como importantes pérdidas económicas y daños al
medio ambiente.
En occidente celebramos
el nacimiento de Jesús, con los acordes del conocido villancico “Noche
de paz…”: esa melodía que lejos de conmemorar una efemérides cristiana
ha acabado por convertirse en seña de identidad y en banda sonora de los
templos del consumismo: los grandes almacenes.
Pero ¿es noche de paz en Palestina?
Los que hemos recorrido esa tierra y hemos pasado allí ¿la Nochebuena?
sabemos de sobra que la noche del 24 es cualquier cosa menos una noche
de paz, pues un día sí y otro también los casi imberbes muchachos y las
muchachas del ejército sionista practican el deporte nacional: el
desprecio al palestino, la humillación de sus niños, ancianos, incluso
el tiro al blanco en que las siluetas son seres humanos.
Cualquiera que visite la ciudad de Belén, salvo que sea ciego y sordo,
verá que esa ciudad nada tiene que ver con esas estampas idílicas de
“alabanza de aldea” que reproducen los belenes: con molinos, lavanderas,
pastores, herreros y pescadores… Todo lo contrario, Belén es una ciudad
en estado de sitio; esto no lo digo yo, lo han relatado con todo
detalle también los tres Reyes Magos en las paginas de su blog; nos
dicen que cada año, les resultaba más difícil llegar hasta la cueva y
que, de un tiempo a esta parte la amenaza no viene del temible rey
Herodes sino del estado sionista, con soldados persiguiendo a los
inocentes en sus todo terreno y sus blindados, prestos a disparar a los
niños palestinos que les increpaban porque estaban derribando sus
viviendas y arrancando sus olivos; pero cuentan que lo que más los
impactó fue ver la ciudad de Belén rodeada de colonias israelíes
pobladas de nidos de ametralladoras, y la basílica cercada por el muro.
Siguen relatando que no salieron de su asombro cuando supieron que los
pastores de Beith Sahur y de Beith Yala, no podían salir para llegar a
la cueva porque el muro los tenía encerrados en sus pueblos.
Pero incluso ellos, como Reyes Magos, tampoco corrieron mejor suerte; de
camino por el desierto de Judea tuvieron problemas para abrevar a sus
camellos, porque las autoridades israelíes habían sellado los pozos y al
haber echado a los beduinos del desierto de Judea y al haberles
derribado las escuelas que les hizo “Siloé” , no pudieron hacer un alto
en el camino para tomar con ellos una taza de té; el camino hacia Belén
fue un sobresalto tras otro, con los continuos controles militares y, en
un momento determinado, teniendo que esquivar los disparos que les
hicieron algunos colonos de Maaleh Adumín.
Dicen que aquel año
sus peores pronósticos se cumplieron, cuando llegaron al “check point”
de Calandia; de nada sirvieron sus pasaportes diplomáticos y sus ruegos
de que su única intención era dirigirse a la cueva de Belén. Aquellos
soldados los tuvieron retenidos como al resto de los palestinos; allí
asistieron al espectáculo, desolador, de parturientas esperando la orden
para poder ir al hospital más próximo, de madres con niños de pocos
meses que no cesaban de llorar, de muchachos desesperados porque iban a
llegar tarde al colegio.
Por un momento creyeron atisbar un
rayo de esperanza cuando sobre el cielo vieron un objeto brillante;
pensaron que era la estrella, pero tenía un brillo frío, era un objeto
metálico; tomaron los prismáticos y comprobaron que era un “dronne”, con
la mueca fría del verdugo y todo su arsenal de misiles dispuesto a
poner en practica los asesinatos selectivos.
Nos relatan en su
“blog”, que, por lo que les dijeron los pocos que habían llegado hasta
la cueva, aquella noche en el portal no hubo pastores ni música de
panderos y zambombas; incluso María, José y el Niño, ante el peligro de
que la cueva fuera tiroteada precipitaron su salida y, en lugar de
marchar a Egipto como cada año, optaron por el camino más corto y
salieron huyendo con miles de conciudadanos palestinos a los campos de
refugiados de Jordania.
Aquel año, Melchor, Gaspar y Baltasar
decepcionados por no haber podido llegar hasta la cueva decidieron
volver a sus hogares; pero nos cuentan que todavía les esperaba lo peor;
en el retorno a Tartesós, al pasar por Gaza, oyeron tronar el cielo y
vieron la tierra desangrada: montones de muertos y cientos de heridos
clamando al cielo en busca de socorro; a su lado, indiferentes al dolor,
pasaban sacerdotes, levitas, tenían prisa por llegar al templo a
sacrificar el becerro; también, ajenos a la tragedia, pasaron algunos
purpurados, con sus oropeles, camino de una basílica donde los esperaban
los mercaderes del templo. Aquellas víctimas sólo hallaron el amparo de
unos pobres samaritanos.
También nos relatan que aquel año en
Belén no faltó la música; en este caso no fueron villancicos
interpretados por voces infantiles, sino tambores de guerra anunciando,
de nuevo. la llegada a Palestina del Ángel Exterminador, con sus
“drones” y blindados prestos para dejar aquella tierra convertida en
cementerio.
Desde entonces, los Magos nos dicen que no han vuelto a Belén en Nochebuena.
Miguel A. San Miguel Valduérteles es miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
* Ponencia de Alberto Pinzón recogida de Argenpress y ponencia de Maurice Lemoine transcrita por Rebelión.
El pasado 1 de diciembre, la Marcha Patriótica Bélgica realizó una
conferencia debate sobre el tema de Proceso de Paz,Tierra y Territorio,
en la Casa de América Latina, en Bruselas, donde participaron Alberto
Pinzón, Medico y Antropólogo y Maurice Lemoine, Periodista del Monde
Diplomatique de Francia, para analizar e informar sobre los avances del
diálogo de paz entre el Gobierno colombiano y Las FARC – EP en la
Habana.
El Dr Alberto Pinzón, quien participó en la comisión
de los notables en los diálogos paz de San Vicente del Caguan, leyó una
ponencia de su autoria, Tierra, territorialidad y proceso de paz, donde
explica en profundidad la contradicción del tema Tierra y
territorialidad con el actual ordenamiento territorial en Colombia, que
choca con el concepto de Desarrollo Rural integral que actualmente se
discute en la Habana en la mesa de diálogo.
El periodista del Monde
Diplomatique, Maurice Lemoine, contextualizo en un resumen histórico y
cronológico los procesos de paz en Colombia señalando desde su punto de
vista periodístico las causas de los rompimientos de los anteriores
dialogos de paz, la falta de garantías para el libre ejercicio de la
política de oposición, caso Unión Patriótica, y el importante papel que
juegan los movimientos sociales en el actual proceso de diálogo de paz.
Después de la exposición de cada uno de los
conferencistas, el numeroso público asistente intervino con preguntas
que fueron respondidas por los expertos en el tema.
Por su interés, Rebelión reproduce el contenido de ambas ponencias a continuación:
Ponencia de Alberto Pinzón Sánchez: "Tierra, territorialidad y proceso de paz"
Muchas
gracias a los compañeros de la Marcha Patriótica de Bélgica, a ustedes,
los asistentes, a los compañeros de mesa. Veo bastantes compañeros y
amigos. Yo tengo la ponencia escrita para leerla. Se la envié a un
amigo, y el amigo la filtró y se publicó en varias fuentes. Yo creo que
no es un fallo de ética volver a leerla. Pero entonces quiero hacer otra
pequeña cosa. Tengo el diagnóstico, y quiero que ustedes lo miren
-después se lo hago llegar para que lo ojeen-, el diagnóstico más
grande, más detallado, más complejo que exista sobre el problema agrario
en Colombia. Lo escribió el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, lo dio a la publicidad en septiembre del año 2011, se llama
"Colombia rural: razones para la esperanza". Tiene 500 hojas. Es lo más
grande que yo haya visto, lo más detallado, lo más complejo, contiene
todas las cifras que ustedes quieran, es de una minucia que yo estoy
sorprendido. La pregunta que yo me hice como médico es que cuando uno
tiene un díagnóstico de esta naturaleza, un diagnóstico de un problema o
de una enfermedad tan detallado y tan preciso, lo primero que surge e
la ciencia médica y en la mente del médico es actuar, corregir la
situación. Pero eso no se ha hecho. ¿Por qué? Porque ese es uno de los
problemas fundamentales de las ciencias sociales. Este es un diagnóstico
concebido bajo una mentalidad estructural-funcionalista. Aquí está la
estructura y la función. Está el órgano y la función. Ahora se lo paso
para que ustedes lo miren, hay hasta correlaciones estadísticas… es
increíble. Pero no se pasó a la siguiente etapa: a la abstracción de que
hablaba Carlos Marx, a la crítica de la Economía Política, al
planteamiento político. Y el planteamiento político es muy sencillo, es
el que yo les voy a leer.
Como para plantearme un poco una
respuesta a eso, hice esta ponencia que se llama "Tierra,
territorialidad y proceso de paz", tratando de actualizar lo que allí se
escribió en el año 2011 a lo que hay hoy, en diciembre de 2012.
El
primer punto del acuerdo firmado en agosto en la Habana por el Estado
colombiano y las FARC-EP, sobre “política de desarrollo agrario
integral”, en el primer sub-tema se lee lo siguiente: “El desarrollo
agrario integral es determinante para impulsar la integración de las
regiones y el desarrollo social y económico equitativo del país”. Si se
revisa con cuidado la enunciación de todo el numeral agrario, se observa
que allí está contenida en líneas generales, la concepción sobre Tierra
y Territorio, que dos meses después en Oslo, ampliara el comandante
Iván Márquez, en su discurso de formalización internacional del inicio
de los diálogos de paz.
No es mi deseo fatigarlos repitiendo
cifras o datos, sino destacar para aquellos a quienes les cortaron la
trasmisión, dos aspectos íntimamente entrelazados, que fueron esbozados
por él al inicio de su discurso; para luego contrastarlos con la
realidad constitucional vigente en el País. Uno, los datos básicos del
actual problema agrario y dos, el concepto cualitativo de Tierra como
Territorio, reforzado con una cita del nuestro padre Simón Bolívar. Dijo
así:
“Más de 30 millones de colombianos viven en la pobreza, 12
millones en la indigencia, el 50% de la población económicamente activa,
agoniza entre el desempleo y el subempleo, casi 6 millones de
campesinos deambulan por las calles víctimas del desplazamiento forzoso.
De 114 millones de hectáreas que tiene el país, 38 están asignadas a la
exploración petrolera, 11 millones a la minería, de las 750 mil
hectáreas en explotación forestal se proyecta pasar a 12 millones. La
ganadería extensiva ocupa 39.2 millones. El área cultivable es de 21.5
millones de hectáreas, pero solamente 4.7 millones de ellas están
dedicadas a la agricultura, guarismo en decadencia porque ya el país
importa 10 millones de toneladas de alimentos al año.
Aquello que
fue causa esencial del alzamiento armado y de una heroica resistencia
campesina, a lo largo del tiempo se ha agudizado. La geofagia de los
latifundistas acentuó la desequilibrada e injusta estructura de la
tenencia de la tierra. El coeficiente GINI en el campo alcanza el 0,89.
¡Espantosa desigualdad! Los mismos datos oficiales dan cuenta de que las
fincas de más de 500 hectáreas corresponden al 0.4% de los propietarios
que controlan el 61.2% de la superficie agrícola. Se trata de una
acumulación por desposesión, cuya más reciente referencia habla de 8
millones de hectáreas arrebatadas a sangre y fuego a través de masacres
paramilitares, fosas comunes, desapariciones y desplazamiento forzoso,
crímenes de lesa humanidad, acentuados durante los 8 años de gobierno de
Uribe, todos ellos componentes del terrorismo de Estado en Colombia.
Para
nosotros, el concepto Tierra está indisolublemente ligado al
Territorio; son un todo indivisible que va más allá del aspecto
meramente agrario y que toca intereses estratégicos, vitales, de toda la
nación. Por eso la lucha por el territorio está en el centro de las
luchas que se libran hoy en Colombia. Hablar de tierra significa para
nosotros hablar del territorio como una categoría que además del
subsuelo y el sobresuelo entraña relaciones socio- históricas de
nuestras comunidades que llevan inmerso el sentimiento de patria, que
concibe la tierra como abrigo, y el sentido del buen vivir. Al respecto
debiéramos interiorizar la profunda definición del Libertador Simón
Bolívar sobre qué es la patria, nuestro suelo, nuestro territorio:
“Primero el suelo nativo que nada -nos dice-, él ha formado con sus
elementos nuestro ser; nuestra vida no es otra cosa que la esencia de
nuestro propio país; allí se encuentran los testigos de nuestro
nacimiento, los creadores de nuestra existencia y los que nos han dado
alma por la educación; los sepulcros de nuestros padres yacen allí y nos
reclaman seguridad y reposo; todo nos recuerda un deber, todo nos
excita sentimientos tiernos y memorias deliciosas; allí fue el teatro de
nuestra inocencia, de nuestros primeros amores, de nuestras primeras
sensaciones y de cuanto nos ha formado. ¿Qué títulos más sagrados al
amor y a la consagración?”.
Es decir que, a más del problema
jurídico de la propiedad de la tierra, que sirve como relación de
producción dominante en la actual Colombia, el comandante Márquez
planteó también y en paralelo, el esencial problema de la
Territorialidad política reflejada en la constitución de Colombia,
vigente desde 1991.
Repasando algunos detalles históricos, se
puede decir que Colombia inició en 1983, un proceso ininterrumpido de
desconcentración territorial que llamó “Descentralización”. Sin embargo,
todo este proceso de ajuste institucional, ha tenido como eje central
la conservación de un centro político centralista, donde un solo centro
de Poder localizado, por razones históricas, en el centro de Colombia,
la plaza de Bolívar de Bogotá, toma las decisiones tanto ejecutivas como
legislativas y judiciales para todo el país, sin tener en cuenta las
regiones que lo conforman.
Yendo hacia atrás en la historia
colombiana, el debate moderno actual y científico, se inició
aproximadamente en 1960 en la facultad de ciencias humanas de la
universidad Nacional, donde confluyeron científicos sociales que dejaron
sus huellas profundas en planteamientos escritos; como el maestro
humanista colombo- alemán Ernesto Guhl, el antropólogo Miguel
Fornaguera, junto con sociólogos como el sacerdote Camilo Torres
Restrepo y Orlando Fals Borda, para mencionar solo algunos de ellos.
Los
llamados centralistas, generalmente gamonales miembros de la casta
política y los linajes oligárquicos dominantes; herederos de la
constitución ultra centralista, religiosa y autoritaria de 1886, y
partidarios a ultranza de la división política de Colombia en
departamentos, siempre han interpuesto su Poder, para evitar cualquiera
alteración en sus feudos electorales , que han dado en llamar
circunscripciones departamentales. Mientras que sus oponentes, con un
criterio científico, humano y administrativo actual, a partir del
concepto moderno de Territorialidad, plantearon la necesidad de reformar
la organización del Estado colombiano actual, para que se permitiera la
creación de nuevas territorialidades o entes territoriales, que
garantizaran el ejercicio de la autonomía regional, provincial y local.
Con
este debate se llegó a la Asamblea Constituyente de 1991, donde se
pretendió acoger el espíritu de autonomía, descentralización y
regionalización que se agitaba por esa época, pero sin saber como
hacerlo. Dada las características de la asamblea constituyente y del
proceso de conformación, análisis que corresponde a otro momento, el
resultado no sorprendió: se obtuvo como texto constitucional final, un
sistema de ordenamiento territorial ecléctico, burocrático y
completamente disfuncional, que consagró una estructura híbrida de
departamentos y fusiones de estos en regiones, y terminó profundizando
aún más la crisis político administrativa del país. Cuando lo que se
necesitaba era un claro re-ordenamiento territorial con regiones
autónomas, dotado con una clara re-distribución de competencias y
recursos entre la nación y los niveles básicos del ordenamiento
territorial: las regiones, los distritos, los municipios, los
territorios indígenas y, de las negritudes. Alguien decía con sorna que
en cada región había surgido un frente guerrillero.
Después de 20
años de haberse adoptado la nueva constitución y tras el hundimiento de
veinte proyectos legislativos de ordenamiento territorial; finalmente
el congreso en su infinita sabiduría, expidió un remedo de Ley Orgánica
de Ordenamiento Territorial, llamada con el extraño nombre de LOOT. Se
trató de una ley intrascendente, por la misma razón por la cual se
expidió:
El congreso de la república de Colombia, se perpetúa
mediante una cultura política denominada en Colombia “clientelismo ”,
que tiene articulada en la presente estructura de los municipios y
departamentos, la organización de sus feudos electorales encadenados en
una red proteiforme y corrupta de adscripciones, favores, contratos,
auxilios y burocracia, que pasan por las comunas, concejos, alcaldías,
asambleas y gobernaciones, para entroncar con las instancias superiores o
nacionales del Poder legislativo, el Poder presidencial y hasta el
Poder de las altas cortes judiciales. Hoy el caso más paradigmático lo
constituye la elección anunciada del uribista enemigo de la paz, el
procurador Ordoñez.
En estas circunstancias, resultaba para el
clientelismo dominante, una inconveniencia política fatal, promulgar una
nueva forma de ordenamiento territorial que desarticulara o rompiera
esa cadena de adscripciones y clientelas, sobre la que gravita su
supervivencia política y económica. Esa ha sido la razón por la cual los
20 proyectos de ordenamiento territorial presentados en el Congreso de
la República de Colombia, no tuvieron feliz término.
Para superar
la gran crisis económico, social, ambiental y cultural de las regiones,
que actualmente es más marcada como lo indican los datos aportados por
el comandante Márquez, hubiera sido necesario re-plantear todo el
ordenamiento territorial del país y proceder a integrar las regiones
buscando su desarrollo integral y sostenible, dentro de claros criterios
de descentralización política, administrativa y fiscal; de autonomía
regional, de participación social, de transparencia y eficiencia
administrativas; de recuperación y protección del medio ambiente y de
pluralismo y respeto a la cultura y a la organización económica y social
de las etnias indígenas y, pueblos minoritarios oprimidos como las
negritudes . Lo cual no se hizo y, está aún en mora de hacerse.
Hagamos
también para contrastar, un pequeño repaso a todo este sistema de
trabas constitucionales establecidas en la carta de 1991, es decir, el
planteamiento político de lo que actualmente existe en Colombia como
problema agrario: En el artículo 151 la constitución aprobada ordena al
congreso de la república expedir diversas leyes orgánicas, entre las
cuales está la relativa a la asignación de competencias normativas a las
entidades territoriales. De igual manera, en el artículo 288, remite a
la LOOT o Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, la distribución de
competencias entre la nación y los departamentos. En el artículo 297,
ordena la formación de nuevos departamentos. En el artículo 319 señala
el régimen administrativo y fiscal especial para las áreas
metropolitanas, y en el artículo 329, dispone la conformación de las
entidades territoriales indígenas.
Así mismo en el artículo 306,
la constitución colombiana establece las Regiones Administrativas de
Planificación, cuya sugestiva sigla es rap, con personería jurídica,
autonomía y patrimonio propio, con el plausible pero demagógico objeto
de promover el desarrollo económico y social del respectivo territorio.
En el artículo 307, delega en la LOOT establecer las condiciones para
solicitar la conversión de la región en entidad territorial y las
atribuciones, los órganos de administración, los recursos de las
regiones, junto con los principios para la adopción del estatuto
especial de cada región.
Pero, en ese mismo artículo 307, la tan
citada constitución establece el tránsito previo de las regiones
territoriales por las Regiones Administrativas de Planificación, o rap,
condicionando su existencia a la expedición de la LOOT, y por si fuera
poco, en el articulo 306 referido, se vuelve a condicionar la creación
de regiones a la voluntad de los departamentos para asociarse y lo
amarra con un nudo ciego en el artículo 321, con la creación de las
provincias a la voluntad de asociación de los municipios y los
territorios indígenas circunvecinos, que pertenezcan a un mismo
departamento. Con ello, se impidió que para la conformación de las
regiones o de las provincias, pudieran afectarse los territorios
departamentales o municipales; convirtiendo la actual conformación
político- administrativa de Colombia en la dimensión fundamental y casi
única del reordenamiento territorial del país.
Así las cosas, no
es difícil llegar a concluir que el primer punto del acuerdo firmado por
el Estado colombiano y las FARC –Ep, sobre “política de desarrollo
agrario integral” y en especial, el primer sub-tema sobre el “desarrollo
agrario integral como determinante para impulsar la integración de las
regiones y el desarrollo social y económico equitativo del país” ;
necesariamente chocará con las trabas constitucionales enunciadas, las
cuales si se desea avanzar en un proceso de paz, deberá re-plantear
completamente, con el claro concepto aprendido de la experiencia de 1991
de que una constitución por si sola, sin la compañía de los cambios
estructurales económicos sociales, políticos, culturales y -por qué no
decirlo- morales, que la deben preceder; no constituye un antídoto
definitivo contra ningún embrujo neoliberal autoritario. Por ahora habrá
que seguir en la disyuntiva cruel de poner en la mesa del comedor
combustible en lugar de arepa y etanol en lugar de panela.
Si
ustedes desean, más adelante, en el conservatorio, podemos profundizar
la discusión sobre este tema o algunos otros que ustedes consideren de
su inquietud. Muchas gracias.
Ponencia de Maurice Lemoine: Contextualización del proceso de paz
El
presidente Juan Manuel Santos anunció el 4 de septiembre de este año
que su Gobierno tenía conversaciones secretas para iniciar un diálogo
con las FARC. La teoría central de las negociaciones estamos en un punto
que se llama empate mutualmente nocivo; es decir, que ninguno de los
protagonistas del conflicto -hay más de dos, pero los dos principales,
de los que hablamos ahora: las FARC y el Gobierno- no hay salida
militar. No hay victoria posible ni para el uno ni para el otro. Así que
la razón indica que se negocie.
También en la teoría de las negociaciones y de los conflictos, hay dos negociaciones posibles:
-La primera, centrada en una amplia agenda de reformas estructurales dirigidas a las raíces del conflicto.
-La segunda es más sencilla, se denomina DDR: Desarme, Desmovilización y Reintegración.
En
Colombia se han intentado las dos. Dos presidentes, Belisario
Betancourt y Andrés Pastrana experimentaron una amplia agenda de
negociación con las FARC y el ELN. Y Barco y Gaviria buscaron una agenda
estrecha (DDR). Hasta ahora todos fracasaron. Es importante regresar
sobre una negociación que fue muy importante antes del Caguán, que fue
el proceso de paz de los 80 con Belisario Betancourt. El proyecto
Betancourt, que era un presidente conservador, habló de las causas
objetivas y subjetivas de la violencia y prometió una apertura
democrática. Admitió que los guerrilleros no eran bandidos ni
criminales, sino actores políticos que representaban grupos ampliamente
excluidos de la vida política. Y así se firmó un acuerdo separado y hubo
una tregua entre el Gobierno y las FARC. La tregua se rompió después de
dos o tres años, después del ataque del Ejército por las FARC en el
Caquetá, y se dijo que la responsabilidad era de la insurgencia. Sin
embargo, hay que anotar una cosa, y esto no es algo excepcional, y es
que el Gobierno se había comprometido a empezar reformas sociales y
económicas, en particular la reforma agraria, y nunca fueron presentadas
al Congreso.
Y hay un segundo elemento, que los colombianos
conocen, desgraciadamente, que fue el episodio de la Unión Patriótica,
que ha tenido una importancia crucial para todos los años posteriores.
Para los no colombianos lo recuerdo. La Unión Patriótica fue un partido
fundado en 1985. En esta Unión Patriótica se incorporaron diversos
sectores políticos que no habían tomado las armas, civiles. Y también
miembros de las FARC que se incorporaron a la vida civil. Este partido,
creado de común acuerdo entre el Gobierno y las FARC, participó en las
elecciones de 1986 con resultados interesantes, no excepcionales, pero
interesantes, porque fueron elegidos 14 representantes al Congreso (5
senadores y 9 diputados, entre ellos Iván Márquez, el actual jefe de la
negociación en La Habana). La UP ganó 23 alcaldías de ciudades
intermedias. Entonces se dio un ingreso de un sector colombiano en la
vida política por primera vez. Lo que pasó después se sabe.
Desgraciadamente, hubo un plan de exterminio de esa oposición de
izquierda. La primera operación se llamó "Baile Rojo" y, según dice la
Corporación REINICIAR, hay actualmente seis mil quinientos casos
identificados que fueron llevados a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos: una lista de cuatro mil quinientos entre muertos, desaparecidos
y torturas. Dos mil ochocientos treinta homicidios, pero eso es lo
mínimo, porque no se ha podido investigar en la costa, en el Cesar, en
la Guajira, en el Putumayo y en el Amazonas. Fue una masacre. Fueron
asesinados dos candidatos a la presidencia, tres senadores, tres
diputados, seis diputados departamentales, ochenta y nueve concejales,
nueve alcaldes y centenares de candidatos a las elecciones.
Asi
que claro que fracasó la negociación. Se puede entender por qué y se
puede pensar que no únicamente la guerrilla tiene la responsabilidad.
Después Barco y Gaviria intentaron negociar con una agenda estrecha,
sabiendo que los dos principales grupos insurgentes, el ELN y las FARC,
siempre han dicho y lo siguen diciendo, que quieren la paz, pero no una
paz caída del cielo, sino una paz con reformas estructurales. Gaviria y
Barco se negaron a eso y también fracasaron las negociaciones.
Hay
también que recordar que otro movimiento guerrillero, el M-19, dos
semanas después de dejar las armas participó en las legislativas y dos
meses después a las presidenciales. Y su candidato, Carlos Pizarro, fue
asesinado.
Cuando nos presentan Colombia como una democracia, hay
que pensar en esto. Los años 80 no están tan lejos, en Francia estaba
Mitterrand. No es hace siglos, es nuestra generación. Cuando se nos
presenta como una democracia un país donde fueron asesinados cuatro
candidatos a la presidencia, lo que se llama un genocidio político, un
concepto que no existe en Europa, pero que los latinos han imaginado
para este tipo de sucesos, hay una cierta distorsión entre la realidad
colombiana y la visión que nosotros, los europeos, tenemos.
Paso
rápidamente por Samper, porque no sucedieron muchas cosas aparte del
Proceso 8000, y llegamos a la negociación con Andrés Pastrana. También
cuando Andrés Pastrana empezó las negociaciones, reconoció
implícitamente que los revolucionarios habían tomado las armas por una
causa política. Eso es importante, porque después con Uribe pasaron a
ser considerados terroristas. Yo no estoy diciendo que la insurgencia en
Colombia sea inocente: viola el Derecho Humanitario Internacional, todo
el mundo lo sabe, no es Robin Hood. Pero es un movimiento político.
Cuando
empezó la negociación con Pastrana se comprometió el Gobierno o, por lo
menos, Pastrana, a negociar una profunda reforma económica y social. Se
comprometió también a luchar en contra del paramilitarismo. Mi opinión
es que hubo un doble discurso. Hoy en día nos dicen que las FARC van a
la negociación porque están en una situación de debilitamiento militar.
Es cierto que han recibido muchos golpes, pero cuando empezó la
negociación de El Caguán estaban en una posición de fuerza. Habían
golpeado muy fuertemente al Ejército colombiano en Nitú y en Las
Delicias, y había decenas y decenas de soldados y policías prisioneros.
Mi opinión es que Pastrana no buscó realmente la paz, sino que buscó
ganar tiempo. En realidad él quería fortalecer el Ejército colombiano y
al mismo tiempo que estaba negociando con las FARC, se fue a Washington a
negociar el Plan Colombia. Y cuando consiguió los 1.200 millones de
dólares, se interrumpió la negociación. Se interrumpió, otra vez, por un
error de la guerrilla, una culpa de la guerrilla, un fallo de la
guerrilla, cuando secuestraron al senador Gechem, pero esa no fue la
razón.
Tal vez la razón principal se entiende con algunas
cifras. Por ejemplo, cuando Pastrana se había comprometido a luchar en
contra del paramilitarismo, las Autodefensas Unidas de Colombia pasaron
de cuatro mil a ocho mil combatientes durante la negociación. Durante
los 40 meses y 17 días que pasaron desde el inicio del proceso de paz
con las FARC - y son datos de la Federación Internacional de Derechos
Humanos (FIDH)- Colombia conoció más de mil masacres (una masacre en
Colombia es una matanza de más de tres personas); más de un millón de
desplazados; de junio de 2000 a junio de 2001, una media de veinte
asesinatos políticos por día fue contabilizada. Y la responsabilidad de
esas cifras corresponde en dos terceras partes al Estado y los grupos
paramilitares.
Es decir, que uno se puede preguntar si realmente
había una voluntad de paz. Después del fracaso de la negociación la
guerra se amplió y tomó formas muy crueles, incluso por parte de la
insurgencia. Los actores se polarizaron.
Voy a pasar rápidamente
sobre Álvaro Uribe Vélez, supongo que la mayoría de los que están aquí
conocen a Uribe Vélez, que se puede decir que representaba más o menos a
la parte mafiosa de la oligarquía junto al narcoparamilitarismo. Juan
Manuel Santos, que llega ahora, aunque fue Ministro de la Defensa de
Álvaro Uribe, no hay que olvidarlo, con los casos de falsos positivos,
pero se puede considerar que Juan Manuel Santos representa la burguesía
más tradicional y más "decente" de Colombia. Con Uribe el conflicto se
redujo al problema del terrorismo. Un grupo armado de oposición, del que
se pueden criticar los métodos, pero político, pasa a ser considerado
terrorista. Las consecuencias de este período fue la negación total de
las raíces sociales, económicas, políticas e históricas del conflicto,
que no cayó del cielo. Hubo un efecto más importante del período de
Uribe entre 2002 y 2010 y es que él ha tenido una influencia muy grande
sobre una parte de la sociedad colombiana. Colombia no existe, hay por
lo menos dos Colombias. Ustedes llegan a Bogotá el domingo en la mañana
pasean en la ciudad, ve a la gente en la Avenida Séptima haciendo
bicicleta, corriendo y todo eso, y uno dice: "este país es muy
simpático". Pero estamos en la ciudad. Y hay el campo. El conflicto se
desarrolla en un 90% en el campo. Y las ciudades no conocen el campo.
Y
el discurso de Álvaro Uribe Vélez se ganó a las ciudades
ideológicamente, hay que decirlo, presentando a la insurgencia como
terroristas. Y además se ganó el apoyo aqui de intelectuales y
periodistas europeos. Hay un grupo de intelectuales europeos que se
llaman "violentólogos". El francés más conocido es Daniel Pécaut. Para
ellos, y es la tesis de Uribe, no hay un conflicto armado en Colombia:
hay una democracia que está asediada entre grupos terroristas de
ultraderecha y de ultraizquierda, y consideran que la ultraizquierda es
la misma cosa que la ultraderecha. Y además pretenden que el movimiento
social es rehén de los grupos armados, y más que todo, de la guerrilla.
Y esa es la tesis que caló en la clase media colombiana.
Se
puede ver ahora, frente al surgimiento de la Marcha Patriótica, o a las
negociaciones, una hostilidad de las ciudades. Sin embargo cuando está
con la gente en el campo, es totalmente distinto, es otro mundo. Es algo
muy interesante para alguien que llega y habla con la gente. En las
ciudades le hablan de la narcoguerrilla y los terroristas. SI ustedes
van al campo, les hablan de la insurgencia. No es lo mismo. Y para un
periodista, que tiene que escuchar la música de la gente, no es lo mismo
que le hablen de la insurgencia que de los narcoterroristas.
Sin
embargo, Uribe consiguió derechizar a Colombia. Hay que decirlo porque
eso complica la cosa en un momento de negociación. Además, se complica
más con el fenómeno de la coca, "la narcoguerrilla". No voy a
desarrollar el tema, pero hay que decir que el conflicto empezó mucho
antes de que llegara la coca a Colombia. Y claro que desde finales de
los 80 hasta los años 90 las FARC han trabajado estrechamente vinculados
con los pequeños cultivadores de coca en las zonas de colonización. Y
eso nos lleva para los campesinos al tema de la injusticia social, de la
ausencia de reforma agraria y también es resultado de los
desplazamientos forzados: muchos campesinos que fueron desplazados por
los paramilitares se fueron a cultivar coca. Además en Colombia todo el
mundo -militares, paramilitares, élite económica, guerrilla- ha tenido
las manos en la coca. Colombia es el principal productor de cocaína y
Estados Unidos el principal consumidor. Es un mercado.
Y también
hay que decir que para la guerrilla la coca y el impuesto sobre la coca
es un medio, no es el fin. Así que si mañana en el curso de la
negociación se habla del tema del narcotráfico (es el cuarto punto), no
habrá dificultad con las FARC, con una condición: y es que haya una
reflexión real y unas reformas reales sobre el tema del campo. Porque,
si no, la coca sigue.
Llegamos a las negociaciones que empezaron
en Oslo y están siguiendo en La Habana. Desde Europa se ha dicho mucho
que Santos es un presidente "simpático". Tiene una buena imagen, porque
no tiene el discurso de Uribe, no está vinculado con la familia Ochoa,
con Pablo Escobar, etc. El Gobierno cambió, pero el país es el mismo.
Uribe se apoyaba sobre el sector más descompuesto de Colombia. Santos
hace parte de una familia donde se sabe hacer diplomacia, es más
inteligente. Pero en el fondo, no hay mucha diferencia. Santos es
neoliberal, igual que Uribe. Y ese va a ser uno de los temas en la mesa
de negociación. "No se hace la revolución en la mesa de negociación",
pero las FARC llegan a la mesa de negociación con unas reivindicaciones.
Y se sabe, me sorprendería mucho que cambiaran, que no vienen para
deponer las armas. Nadie en Colombia cree que eso vaya a ocurrir.
Sobre
el debilitamiento de la insurgencia: Sí, claro que se han debilitado.
Ya no es la guerrilla de finales de los 90. Pero les voy a dar unas
cifras porque a mí me da la risa, aunque la situación colombiana no es
de risa. Según el Ministerio de la Defensa, entre 2002 y 2008 fueron
matados en combate doce mil setecientos trece guerrilleros. El
Ministerio también dice que han capturado treinta y dos mil trescientos
setenta y cinco guerrilleros. Esto quiere decir que al final la Fuerza
Pública colombiana sacó del conflicto armado cuarenta y cinco mil
cuarenta y ocho guerrilleros. Y a mí me sorprende mucho. Porque cuando
llegó el Presidente Uribe al poder se estimaba que había veinte mil
guerrilleros. Están los falsos positivos, pero no son tantos.
Entonces, de una manera general, tenemos las cifras y datos del Gobierno. Tenemos muy pocas cifras confiables.
Es
interesante esto de las contradicciones. La Marcha Patriótica está
acusada por el Gobierno, por el ministro de Defensa, por los medios de
comunicación, de ser el brazo político de las FARC. Pero hace muy poco
tiempo nos decían que las FARC estaban totalmente aisladas, que no
tenían apoyo de nadie, que eran un grupo terrorista abandonado por todo
el mundo.... Hay una contradicción: o no tienen base social o el
movimiento social es independiente, pero el movimiento social no puede
estar manipulado por las FARC. Estamos continuamente en una manipulación
de los datos, de las cifras, de los análisis.
Llega la Marcha
Patriótica y hablo de eso porque es muy importante en el momento de los
acuerdos de paz, y paso sobre la intervención de Iván Márquez porque ya
fue abordada. Se ve que en la mesa de negociación hay dos visiones de
Colombia: uno que quiere la paz con cambios estructurales, la paz con
justicia social que reclaman las FARC y la paz sin nada más que postula
el Gobierno. Muy interesante es el hecho de que la delegación del
Gobierno incluye representantes de los empresarios. Humberto de la Calle
es abogado, fue Vicepresidente de Colombia, magistrado de la Corte
Suprema. Luis Carlos Villegas, Presidente de la Asociación Nacional de
Empresarios de Colombia. Tenemos a Alejandro Eder, empresario. Sergio
Jaramillo, experto en seguridad. Enrique Mora, ex general del Ejército.
Óscar Naranjo, ex Director de la Policía. Y eso es "la sociedad civil",
pero las organizaciones sociales y populares no están. Y lo reclaman.
Y
es una cierta sorpresa. En los últimos dos años hubo un renacimiento,
un resurgimiento del movimiento popular, que todo el mundo creía que
estaba apagado. Ustedes que están aquí saben que surgió con mucha fuerza
en abril de este año y que reunió como a ochenta mil personas en la
Plaza Bolívar de Bogotá, lo que es algo excepcional, cuando uno conoce
el contexto de Colombia. Una confluencia de organizaciones de distintos
sectores sociales, con dos pilares fuertes: los campesinos y los
jóvenes, lo que es una sorpresa, los estudiantes. Al lado de la Marcha
Patriótica también está el Congreso de los Pueblos, que está más
conformado con indígenas y la Minga indígena del Cauca. Los tres forman
una fuerza social. No es un partido político, por ahora. Algunos
reflexionan que en el futuro puede o debe ser un partido político, pero
de momento es un movimiento muy joven. Ya tiene su plataforma política,
su estructura organizativa, el carácter y la naturaleza de movimiento,
es claro, un movimiento político y social.
Claro que hubo otra
movilización el 12 de octubre pasado y se estima que en toda Colombia se
movilizaron trescientas cincuenta mil personas. El problema es que los
gritos que se pueden escuchar en las manifestaciones son: "sin empleo,
no hay paz"; "Sin salud, no hay paz"; "Sin educación, no hay paz".... Y
claro, eso plantea un problema, porque éste es el discurso de la
guerrilla. Y, claro, inmediatamente surgieron las acusaciones de ser el
brazo político de la guerrilla. Claro que hay una coincidencia entre el
discurso anticapitalista y antiimperialista de la insurgencia y este
movimiento. Sin embargo, hay una diferencia real entre lo que fue la UP,
que fue un movimiento con las FARC, y la Marcha Patriótica. La UP
surgió en el marco de un diálogo de paz, en un acuerdo, donde la
guerrilla participaba en la UP. La Marcha Patriótica nace de los
movimientos sociales. Yo estuve en el Magdalena Medio hace veinte días,
en una reunión con campesinos y un dirigente de la Marcha. Y dijo cosas
que me llamaron la atención. Por ejemplo, que claro que tenían
interlocucion con la guerrilla, porque hay problemas también con ellos. Y
también han tenido interlocución para pedirles que negocien.
En
la Marcha hay organizaciones sociales legítimamente constituidas. No
trabajan en la clandestinidad, trabajan a la luz del día. Ustedes tienen
en esta Marcha sectores de la sociedad civil que no se consideran
representados ni por el Gobierno ni por la guerrilla, pero con el
discurso "la paz con justicia social". Ese es el centro. Ustedes tienen
muchos habitantes de la Colombia aislada y marginal, que ya no están de
acuerdo con echar bala pero tampoco están de acuerdo con el status quo,
quieren un cambio. Ustedes tienen, disculpen, los viejitos de la UP, que
conocieron la UP y no tienen una visión apocalíptica de la guerrilla.
Porque, en realidad, el discurso de las FARC no es muy diferente del de
un partido de izquierda. No hablo de los métodos, pero el discurso de
las FARC es el de un partido de izquierda altermundialista. Ahora ya no
quieren hacer la revolución, pero quieren un cambio. Y, según han
explicado los líderes de la Marcha, efectivamente, pueden existir
coincidencias políticas y de concepciones con la guerrilla, pero esto no
quiere decir que este movimiento sea el brazo político de la guerrilla.
Leo declaraciones textuales: "No somos su brazo político, pero estamos
de acuerdo con lo que dicen". La mayoría de la gente que yo vi,
campesinos, no tienen ninguna vinculación con la guerrilla. Después sí
hay pasarelas, platican con la guerrilla, platican con todo el mundo,
hay porosidad. Un responsable me dijo: "Hay una mesa de negociación, y
hay la insurgencia. Se pueden compartir o no sus formas de actuar, pero
lo cierto es que ellos han conseguido hacer sentarse al establecimiento,
cosa que ninguna organización social o partido político había
conseguido en este país".
Entonces, el debate actual es que la
Marcha quiere un espacio en el diálogo. La cosa es complicada porque no
saben exactamente cómo hacerlo, lo dicen muy francamente. De otro lado,
en el marco de la negociación entre las FARC y el Gobierno, no hay
mecanismos establecidos para la participación, no de la "sociedad
civil", que no quiere decir nada, sino del movimiento popular. Los
últimos acontecimientos que hemos visto es que las FARC han anunciado
que están de acuerdo, pero por ejemplo van a tener en el marco del
primer punto, que es el tema agrario, dos días de foros en Bogotá. El
Gobierno también propuso un sitio web para que el movimiento social haga
su contribución, lo cual es un poco complicado para un campesino en
Puerto Matilde, en el Magdalena Medio, donde no hay electricidad. Eso es
también interesante, porque desde hace diez años, la mayoría de los
medios de comunicación se concentraron en atacar a Venezuela, Ecuador,
Bolivia, y estuve recientemente en Venezuela, en el delta del Orinoco,
donde la gente decía: "desde que llegó el presidente Chávez tenemos
electricidad". Ustedes van al fin del mundo, en el altiplano de Bolivia,
y dicen: "Desde que está el presidente Evo Morales, tenemos
electricidad". Usted llega a Puerto Matilde, a tres horas de
Barrancabermeja y no hay electricidad.
(Fin de la intervención de M.Lemoine. Sigue conversatorio de 50 min con el público asistente)