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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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Delegación de paz FARC-EP: Intervención del Comandante Ricardo Téllez 10-02-201

Finalizando el segundo ciclo de este año el Camarada Ricardo Téllez, da un balance positivo de las discuciones en la mesa, reitera la terrible situación de los prisioneros de guerra en Colombia, y responde a  diferentes preguntas que le formulan los medios de comunicación.

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Una oligarquía que huele a naftalina



Domínico Nadal, Cambio Total.

La Naftalina viene en bolitas y se coloca en los baúles y closets para evitar que la ropa huela a moho y se la coman los grillos.

Según informan los mismos diarios en poder de la oligarquía con el matrinomio de la hija del Procurador en la Iglesia todos olían a naftalina (Ver artículo de LorenzoMadrigal “Se casó el procurador” ). Desde la novia, pasando por el papá (qué pena tan grande tener un papá así) y JMSantos hasta todos los delfines cuyos padres fueron antes también delfines, todos estaban enfundados con los trajes de la Sagrada Logia Inquisitorial.
El país político se dio cita en esa iglesia y después fueron a tirarse unos guiskys al gañota, demostrando a los colombianos cómo es que quieren seguir gobernando a Colombia. Un modelo confesional, retardatario y troglodita es lo que propone el Procurador y JMSantos lo acolita. “Nunca antes Colombia había tenido un procurador de las calidades de Ordóñez”, dicen que dijo. Lo que no sabemos es si ésta frase fue uno de los sarcasmos santafesinos de JMSantos.

Así quieren seguir “manejando” a Colombia. Con “mano de hierro” y en la otra la Biblia confesional. La propuesta es bien sencilla. Si hoy tenemos 500.000 víctimas, más de 62.000 desaparecidos, más de 4.000 masacres, más de 5,5 millones de desplazados y 6,5 millones de hectáreas robadas a sus dueños, amén de 3.500 ejecutados extrajudicialmente entre Uribhitler y JMSantos, se imaginan cómo será la cosa cuando la Troglodita llegue a la “Casa de Nari”?

Es totalmente un contrasentido ya que mientras las FARC-EP en la Mesa de Conversaciones de La Habana está proponiendo “modernizar” el país, la “crema y nata” de la oligarquía, jedionda a naftalina, quiere retrotraernos a las nefastas épocas de la Inquisición, que no por “santa” fue buena. Ahí viene entonces la necesidad de clarificar si el gobierno de JMSantos está realmente por corroborar los Acuerdos de la Mesa mediante una Asamblea Constituyente, o si lo que quiere es lo que siempre han querido los presidentes que han sido puestos allí por la rancia oligarquía, vencer a la guerrilla en la Mesa ya que no han podido en el campo de batalla.

Es entonces el momento de que todo nuestro pueblo diga bien alto: “Todos apoyamos a las FARC”. Porque las propuestas de las FARC son las propuestas del pueblo. Ese pueblo al que le han aplazado por siglos la satisfacción de sus necesidades primarias, empleo, salud, educación, vivienda, servicios publicos, recreación, etc. De hecho el pueblo está haciendo oír su voz en manifestaciones, foros, lanzamientos de libros, amifiestos, hasta los poetas están apoyando a las FARC.

Mientras la oligarquía nos está amenazando: “miren a quién tenemos para las próximas elecciones si no resultan las cosas como nosotros queremos”. A Ordóñez. Y si no es Ordóñez, ahí está un “duro Delfín”, “el man es Germán”, politiquero de vieja estirpe, vividor y mamador de la teta estatal, comulgador de las tesis más cercanas a Ordóñez.

Así, pueblo, a movernos porque el inmovilismo “no nos lleva a ningún Pereira”.

'Remátelo porque ya no sirve para nada'

Por: Diana Carolina Durán Núñez, El Espectador.

Siniestras confesiones de 'El Médico' del Bloque Sur del Putumayo

El hombre estaba ahí para que los enfermeros aprendieran cómo se cogían los puntos, cómo se canalizaban venas, cómo se tomaban los signos vitales. “Colabore y se le perdona la vida, todo es un experimento”, le dijeron. Asumieron su silencio como un “sí”. Lo canalizaron y lo suturaron 11 veces, le pusieron anestesia local en cada lugar donde lo cortaban y le taparon la cara para que no viera cómo iban desfigurando su cuerpo de a pocos. Consciente, no musitó palabra sino para pedir agua. Luego le pusieron una toalla sobre el rostro, le taparon la nariz y la boca, y lo asfixiaron. De remate, le abrieron el abdomen “para enseñarles a los muchachos cómo se tenía que arreglar un cadáver”.

En más de una ocasión Edwin Alberto Romero Cano protagonizó estas escenas. Su alias era El Médico, porque eso era lo que hacía: curar. O, al menos, eso era lo que afirmaba que sabía hacer. Portaba un carné falso, tenía un recetario membreteado con el que despachaba fórmulas bajo el nombre de Jorge Camilo Álvarez y, según él, nunca hizo una prescripción errada, nadie falleció en su dispensario y jamás pensó que era un riesgo para la comunidad, a pesar de que su somero currículo indicaba que terminó la primaria con 15 años de edad en el corregimiento San Rafael del Pirú (Valencia, Córdoba) y luego hizo un curso de primeros auxilios en la parroquia San José, del municipio de Tierralta, en 1987.

En 1993, con 22 años, se incorporó al Ejército para prestar servicio militar y allí permaneció tres años. Portaba el camuflado cuando el conflicto entró a su casa: uno de sus tíos fue asesinado por, él asegura, guerrilleros. “Le pedí el favor al mayor López, que era el comandante de ese batallón, para hacer justicia y él dijo que no”, le contó El Médico a la Fiscalía. “¿A qué se refería, señor postulado?”, inquirió la fiscal que lo oía. “Ejecutarlos”, escupió. Pero el mayor no dio su brazo a torcer y Romero resolvió buscar a los ‘paras’. Sabía dónde encontrarlos: en un negocio en San Pedro de Urabá que portaba el mismo nombre del caserío en el que habían masacrado a 28 campesinos en 1988, Mejor Esquina.

Instructor de enfermeros

En el Ejército El Médico hizo otro curso de primeros auxilios. Esa formación fue suficiente para que los ‘paras’ que reclutaban en Córdoba lo pusieran a trabajar como médico de combate. Se lo llevaron para Necoclí (Antioquia) y después, por el río Atrato, para Unguía (Chocó). Lo dotaron con un fusil R-15, munición, un equipo de campaña, una hamaca, una cantimplora, un poncho, dos camuflados, un par de botas pantaneras y un botiquín de primeros auxilios. “Mi función era suministrarle medicamento cuando había un enfermo con dolor de cabeza, vómito, diarrea, en los combates tratar los heridos (...), cuando veía que verdaderamente las personas estaban necesitadas, había también que improvisar el conocimiento”.
En 1998 pasó a formar parte de la ‘Casa Castaño’ y, un año más tarde, fue delegado para entrenar enfermeros de combate en la Escuela de Entrenamiento Acuarela, localizada en la vereda San Pablo, de San Pedro de Urabá. En febrero de 2000 fue enviado junto con 20 hombres elegidos por él mismo para el Putumayo, en donde ejerció como segundo comandante militar del bloque Sur de Putumayo (BSP) y ya en marzo El Placer —una de las siete inspecciones de Policía que conforman el municipio del Valle del Guamuez— era su hogar. El comandante del bloque, llamado Antonio Londoño Jaramillo, pero más conocido como Rafa Putumayo le ordenó establecer una “semiclínica”, y así procedió.

‘Que nunca lo encontraran’

“En el mes de abril de 2000 los urbanos me llevan un muchacho, por orden del comandante militar de El Placer, para que hiciera práctica con los que estaban haciendo curso. Se le dice lo mismo, que si colabora se le perdona la vida. La víctima se acuesta en una camilla. Le colocan solución salina y una inyección de Valium para que se relaje. Se canaliza. Se coloca anestesia en una pierna y se enseña cómo se hace una sutura interna y una sutura externa. Después de esto se asfixia. También se empezó el mismo procedimiento, se rajó el abdomen, igualmente la cabeza. El cuerpo de la víctima es trasladado entre todos los enfermeros hacia el río Guamuez. La intención era que la familia nunca lo encontrara”.

La vida en El Placer

Desde la llegada de los paramilitares al Putumayo no había una hoja que se atreviera a caer del árbol del que colgaba sin su consentimiento. Cada ocho días un médico pasaba revista sobre las mujeres de los burdeles y certificaba si estaban sanas; las enfermas tenían que irse y sólo podían volver cuando sanaran y ya no pudieran infectar a ningún combatiente. En El Placer sólo había dos teléfonos y cada habitante estaba autorizado para hacer llamadas de diez minutos; por eso, el día que una joven cuestionó a un ‘para’ que habló durante más de media hora, ella firmó su sentencia de muerte: el paramilitar soltó el teléfono, la montó a su camioneta, se la llevó para el río y la ejecutó.

Los moradores de esta inspección sabían que ningún bar podía estar abierto a las 2:01 de la madrugada, que ningún carro podría estar en movimiento después de las 9:00 de la noche, que los “rateros”, los “marihuaneros” y los “bazuqueros” no eran bienvenidos, que los violadores serían ejecutados, que los ‘paras’ según sus estatutos no podían reclutar niños, pero igual lo hacían. Las señaladas de brujas también estaban en la mira y así murió una mujer de la región: la acusaban de practicar hechicería y magia negra, de mantener culebras en la casa y, lo peor, de haber vuelto loca a una niña. “Entonces se dio la orden de que la ejecutaran (...) estaba perjudicando a la misma población civil”, relató El Médico.

‘Tenían que morir’

Era una orden: esos combatientes tenían que morir. A uno, una bomba le había destrozado la cara, las manos y parte del tórax. “Ya no se salvaba, entonces, para que dejara de sufrir, don Rafa sí dijo que mejor lo terminaran de rematar”, contó El Médico. Otro resultó en el dispensario por cuenta de un accidente en moto. “Se partió todo, también dieron la orden de que lo remataran porque ya no servía para nada”. El tercer ‘encargo’ fue un hombre que tenía problemas con Rafa Putumayo y a El Médico le pidieron que lo matara, pero que pareciera un accidente. Y así se hizo. Le aplicó un par de inyecciones y lo montó en un carro que se volteó y se fue al río. La víctima ya iba sin vida.

“¿La cúpula de las autodefensas del Putumayo alguna vez le solicitó la práctica de abortos?”, le preguntó la fiscal. “El comandante Enrique —atinó a responder Romero—. Me dio la orden para que le practicara el aborto a la mujer de él, una muchacha que había conseguido en Puerto Asís, ella como que estaba embarazada de otro muchacho. Yo le dije que no porque ya tenía como cuatro meses, hablé con un doctor y él fue el que le hizo el aborto”. Mary, una integrante de las Auc, lo buscó con el mismo propósito, pero ya iba en el séptimo mes de gestación. “Yo le dije que lo tuviera y lo regalara mejor. Incluso yo le atendí el parto, era una niña”. La pequeña terminó en manos de una mujer de Nariño.

Una idea que vino de lejos

“¿Por qué lo hace usted en el Putumayo si no fue una instrucción de la ‘Casa Castaño’?, cuestionó la fiscal, intrigada por la génesis de la idea de enseñarles a los enfermeros ‘paras’ procedimientos médicos con personas vivas. “Eso se hizo por un video que estuvimos viendo una vez —reconoció El Médico—. No sé si era de Afganistán, algo así. Empezamos a hacer esto, sabíamos que (la víctima) se iba a ejecutar y con ella entonces (practicábamos) cómo hacer una sutura interna, cómo hacer una sutura externa, cómo hacer una necropsia, cosas así por el estilo, doctora”. Hizo énfasis, sin embargo, en que desmembrar víctimas no era su orden ni su instrucción: “Cuando yo llegué ya acostumbraban a eso”.

Un gran proyecto

Para la época en que Romero Cano se ubicó en El Placer ya entonces operaban en esa región unos 90 paramilitares. La misión de El Médico era establecer una clínica, y con algunos ‘paras’ se fue por la región a buscar apoyo para su empresa. Los comerciantes, las farmacias, incluso el Hospital de La Hormiga le colaboraron. “Uno no sabe si ayudaban por miedo”, expresó. El Médico se presentaba como comandante ‘para’ y, a renglón seguido, explicaba su pretensión de “formar una pequeña semiclínica”. Recibió camillas, equipos quirúrgicos, estanterías y otros tantos elementos igual de útiles.

En ese centro, situado en una casa abandonada pero con dueño, terminó atendiendo cuanto caso se le atravesara con la ayuda de un doctor ecuatoriano. Lo que no podía resolver lo enviaba a La Hormiga. Escogía como candidatos a enfermeros sólo a quienes supieran leer y escribir, y tuvieran la voluntad y la valentía necesarias para no palidecer ante la sangre. Atendió partos con la misma diligencia con la que les explicó a sus discípulos cómo atravesar una aguja sobre la piel de una persona y cómo asfixiarla luego, o cómo hacerse cargo de abortos ordenados por comandantes paramilitares. Todos esos crímenes los ha admitido El Médico en Justicia y Paz, revelando además el nombre que, según él, era el adecuado para su dispensario: Centro Clínico la Amistad.
En Twitter: @dicaduran
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Artículo relacionado:

¿Ayudó Satena a los 'paras' de Putumayo?

Los paramilitares empezaron a consolidarse territorialmente en Putumayo en 1999, con masacres como la de El Tigre, ocurrida en enero de ese año.  / Archivo

Se casó el procurador



TODOS SABEMOS QUE LA BODA FUE de su hija Natalia, pero el procurador Alejandro Ordóñez encontró la ocasión de contraer con el país entero, que estuvo profusamente representado en el acto litúrgico y en el profano.

El obispo, monseñor Libardo Ramírez, columnista de El Nuevo Siglo, prelado sentado a la diestra de Dios Padre —bien a la diestra—, ofició en latín, como lo practica y lo permite el papa Benedicto. Ni corto ni perezoso, el tridentino procurador se acogió a esta ley permisiva del pasado y, según la prensa, hasta los vasos sagrados más antiguos y dorados le fueron prestados a la sacristía de San Agustín, la iglesia escogida, por la Catedral primada y por el bondadoso cardenal arzobispo de Bogotá.

Uribe no asistió; iba Santos. Éste lució elegante (su sastre de gala tampoco es el mismo de Uribe), dígase igual de la primera dama, espigada y discreta. Llevaba el presidente el pañuelo de solapa en color rojo, lo mismo que Enrique Gómez y Alberto Casas. Me pregunto si los conservadores deberían lucirlo en tono azul.
El smoking de Fernando Londoño databa del canciller Londoño y Londoño, bien conservado en naftalina. El representante Telésforo innovó con un traje a rayas horizontales, no obstante smoking, y a la entrada de la iglesia le pidieron apagar el celular. Hoy en día ese repique del teléfono de Telésforo es lo único que se recuerda de la perorata del presidente el día de ira por los resultados de La Haya.

Al procurador se le vio delgado y algo desacomodado dentro del atuendo ceremonial. Con 700 invitados y cada uno con regalo, va a declararse impedido en los siguientes casos de su gestión. Se casó con el país nacional y político, y tras la boda de su hija, de lo que ahora se habla es de su candidatura presidencial. A todos les llegaron invitaciones, menos, claro está, a aquellos que tienen suspendidos los derechos políticos.
La iglesia de San Agustín se vio espléndida y estrecha, imagino que con sus cuadros coloniales en original y no con ciertas réplicas, que semejan la restauración del Ecce Homo de Zaragoza.

Revivió el pasado eclesiástico, el lujo, la sociedad incongruente del siglo XX, las viejas solapas, abolido el fajón, salieron del armario, sacudidas, las pieles de mink, de gato y hasta las de sospechoso color ratón. Fiesta en torno del procurador más intransigente de cuantos han sido; por el congreso asistió Roy Barreras, con su enorme parecido al Gabriel Turbay Avinader de los cuarenta; todos estaban: el hijo de Laureano, el hijo de Galán, el hijo de Serpa; Luis Carlos Sarmiento era el diario de su propiedad en persona. Qué bueno que no se hallaron en esas bodas de Camacho ni Cecilia Orozco Tascón ni Ramiro Bejarano ni María Jimena Duzán ni Coronell ni Caballero ni Vladdo y, desde luego, tampoco Fidel Cano. Ausencia notoria del país contestatario.
  • Lorenzo Madrigal | Elespectador.com

¡Qué abran las puertas de las cárceles!

Joaquín Pérez, preso político en La Picota y víctima del terrrorismo judicial.

Al menos, debo reconocerlo, Diana Calderón, el pasado viernes en el programa Hora 20, puso en dificultades al director del INPEC, Gral. Ricaurte. Una excepción rarísima en el cuarto poder.
 
Aquí en Colombia solo la versión de los poderosos es la que vale. Idiotas útiles y prepagos son los que suenan las 24 horas del día. Un libreto armado en la ejecutiva de los anunciantes.
 
Desde las 05:30 cuando la custodia abre celdas, comienza la bullaranga más terrible. Las dos cadenas que dominan el mercado, alternadas, dependiendo del comensal o comensales de turno frente al plasma, arrancan con los hechos nacionales e internacionales. Farándula y novelas complementan esta programación circense. Pantalla chica que refuerza lo difundido en la radio la noche inmediatamente anterior.
 
Repiten y repiten hasta que la teleaudiencia quede convencida de que lo que dicen es cierto. No hay forma de controvertirlos. Periodista o reportero del centro y de la periferia, no yerran en las líneas trazadas.
 
“En las cárceles se delinque”, “desde las prisiones se extorsiona” otra de la FM grita iracunda, “acaban de decomisar celulares y puntas como es posible que estos bandidos posean esos aparatos”. Es la matriz que esta jauría de locutores, columnistas y redacciones han construido.
 
“Ni pa' REMEDIO”
 
Y así es con todo lo que huela a pueblo. Lo he dicho en reiteradas oportunidades. La cárcel es el reflejo de lo que ocurre en el resto de la sociedad colombiana. Ni aquí ni allá la salud no existe. Hace ya varios meses que no se ve a un galeno, vaya este dicho “ni pa' remedio. Me refiero a los de CAPRECOM cuota del senador Barreras. Tampoco sale bien librado, Sanidad/INPEC.
 
Abdón Espinosa, escribió en su columna de EL Tiempo, cuando se enfermó de una gastritis, “Colsanitas me atendió divinamente que avión ambulancia que atención” Y aquí, en la Picota/ERON, primero hay que entutelarlos para que atiendan.
 
Ahora que Diana permitió un debate sobre el hacinamiento y las fosas en la Modelo, la invito para que amplíe a otras anomalías que padecemos los internos: pésima alimentación (la proveedora, SERVIALIMENTAR), agua racionada..., etc...etc...
 
A los presos en general, se nos agota la paciencia. No hay derecho callar más las graves deficiencias que se suceden en las prisiones de Colombia. No voy a descansar hasta que la población carcelaria, 114000, seamos tratados con dignidad y respeto.
 
Sino, ¡¡¡que abran las puertas de las cárceles!!!
 
*Prisionero de Conciencia, víctima de montajes e informantes inducidos al servicio de la Fiscalía.

Guerra contra el terror para siempre

Porcentajes interesantes


Por: Lisandro Duque Naranjo, El Espectador.

Guardo desde el 23 de octubre del año pasado un artículo de Alfonso Gómez Méndez, publicado en El Tiempo, con una información que desde entonces me desconcertó y que ignoro por qué no ha impactado a los distintos sectores de opinión que a diario se refieren a las conversaciones entre el Gobierno y las Farc en La Habana.

Se trata de cifras que habían circulado hace años, pero que esta vez ofrecen la novedad de haber sido avaladas por la Policía Nacional y el ministro de Defensa, que no es lo mismo.

Desde cuando leí ese artículo, pensé que se provocaría un remezón no sólo entre los ilusionados con la paz sino entre los eufóricos apostadores por la guerra total. Aquéllos, porque contarían con un argumento que les permitiría cuestionar con más elementos de juicio las prioridades en el gasto militar, y éstos porque tendrían que sincerarse en su ideologismo belicista. Pero no, nadie le hizo caso a ese artículo, a pesar de que su contenido ofrecía una materia prima incitante para el análisis y la búsqueda de soluciones inéditas. Una especie de nuevo aire para la discusión. Pero qué va, esas palabras se las llevó el aire.

Aquí repito esa información, con la absoluta seguridad de que esta vez tampoco será tomada en cuenta, pero para que conste, simplemente.

Escribía el doctor Gómez Méndez hace cuatro meses: “El ministro de Defensa ha recordado que las acciones guerrilleras afectan apenas al cinco por ciento de la población. (…) Hay más homicidios ocasionados por riñas, intolerancia o vandalismo que por acciones bélicas. (…) Sólo el 10 por ciento de la delincuencia, según la Policía Nacional, está asociada al conflicto. Lo demás es delincuencia común y organizada, en conexión con fenómenos como narcotráfico, pandillas o bandas criminales”.

Interesantes esos porcentajes si se tiene en cuenta que los colombianos llevan varios años comprando la versión capciosa de que las organizaciones guerrilleras son el principal factor de zozobra nacional. Pero ya asumida esa estadística por quienes dan las órdenes al Ejército, no estaría de más que, con la misma vehemencia con que se expresa el ministro de Defensa contra los dirigentes de la insurgencia que conversan con el Gobierno en La Habana, de vez en cuando nos informe de algún operativo contra las bacrim y nos dé el nombre aunque sea de uno solo de sus cabecillas. Que no se olvide que esos grupos de sicópatas forman parte del 90% de la criminalidad que nos azota.

Ojalá las conversaciones de La Habana adquieran la fluidez que los delegados del Gobierno le entorpecen sistemáticamente. Yo siento a unas Farc transigentes, potables, sin maximalismos, pero eso sí no dispuestas —ni necesitadas— de una rendición ante su interlocutor. Pero éste, algo que se percibe sin necesidad de estar allá, más parece negociando, delante de la comisión guerrillera, con una contraparte ausente representada desde aquí por el último expresidente.

Paul McCartney y el procurador. No me extraña que el procurador quiera encausar a Hollman Morris por haber transmitido, a través de Canal Capital, el concierto de Paul McCartney en Bogotá. No hay que olvidar que este sujeto fue cómplice por omisión, mientras formó parte de una pecaminosa banda musical de Liverpool, del hereje John Lennon cuando dijo que “los Beatles somos más populares que Jesucristo”.
  • Elespectador.com| Elespectador.com

Reclutamiento forzado del ejército colombiano

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El ejercito de la oligarquía anda por estos días capturando jóvenes para aumentar el pie de fuerza en la guerra contra el Pueblo. Esta institución no seduce a la juventud, pese a las grandes sumas de dinero que invierte en propaganda de héroes. Menos aun con la Acción Integral de todo el Estado, al mejor estilo de operaciones cívico - militares. Tiene que enlistarlos por la fuerza. Compelerlos, dice la ley.

Reclutamiento forzado del ejército colombiano

El ejercito de la oligarquía anda por estos días capturando jóvenes para aumentar el pie de fuerza en la guerra contra el Pueblo. Esta institución no seduce a la juventud, pese a las grandes sumas de dinero que invierte en propaganda de héroes. Menos aun con la Acción Integral de todo el Estado, al mejor estilo de operaciones cívico - militares. Tiene que enlistarlos por la fuerza. Compelerlos, dice la ley.

Más de 170 mil jóvenes se encuentran en las filas del ejército, bien como soldados profesionales, o bien en calidad de regulares, bachilleres y campesinos. Están allí obligados. De no cumplir, les esperan sanciones económicas y de pronto, hasta la cárcel. 

En el caso de los soldados profesionales, muchos ingresan porque no tienen alternativa de empleo. Luego de prestar su servicio militar, una parte de los soldados decide quedarse pues no le esperan oportunidades. Ya preparados como máquinas de guerra, incluso encuentran mejores trabajos de mercenarios. Las mismas FFMM han dicho que buena parte de la gente que preparan, está migrando hacia otros países donde les pagan mucho mejor por sus servicios especializados. 

Y en el caso de los otros, los soldados regulares, bachilleres y campesinos, se vinculan para resolver su situación militar y así cumplir con un requisito que les posibilite, eventualmente, conseguir un trabajo, pues está prohibido que las empresas contraten a quien no porte una libreta militar. De hecho, pueden ser sancionadas si pasan por alto la norma. Así queda claro en el artículo 37 de la Ley 48 de 1993 "Por la cual se reglamenta el servicio de Reclutamiento y Movilización". 

Pese a esto y a otros “beneficios” ofrecidos para quienes se enfilen en el ejército, son millones de jóvenes los que no se inscriben al cumplir sus 18 años; prefieren vivir en la “ilegalidad”, es decir infractores los que no se inscriben, y remisos aquellos que luego de ser capturados y obligados a inscribirse, posteriormente no se presentan en la fecha de reclutamiento. 

Eligen estas situaciones, antes que servir a una autoridad que no reconocen por ilegitima e ilegal. Antes de servir de carne de cañón defendiendo los intereses de una clase disparando contra la suya. O simplemente, no se sienten convocados para defender la patria, pues no ven que ese sea el objetivo del ejército colombiano, más dedicado a cuidar los intereses foráneos, y subordinado al imperialismo. 

En estos días entonces, el ejército realiza las famosas batidas. Asalta la juventud en la calle, la sube a patadas en sus camiones, y la descarga en una guarnición militar. Frena sus vidas y no hay derecho a reclamar. No hay derecho a objetar. 

Las batidas se realizan pasando por encima de la legalidad, pues hay jurisprudencia de la Corte Constitucional que las prohíbe. Pero el ejército se apoya en eufemismos leguleyos como compeler. Que no es cosa distinta  al reclutamiento forzado.

Cuentas alegres

Revista Dinero. La tan anunciada cuarta generación de concesiones, la mayor apuesta económica del actual gobierno, solo dará sus frutos en el segundo semestre de 2014 o en 2015.

A pesar del optimismo oficial, son muchas las dudas que hay en torno de la cuarta generación de concesiones. El ambicioso programa no ha resuelto los problemas del pasado y esto puede significar una costosa cuenta de cobro.

La tan anunciada cuarta generación de concesiones, la mayor apuesta económica del actual gobierno, solo dará sus frutos en el segundo semestre de 2014 o en 2015.

Las cuentas son claras. Las primeras licitaciones, curiosamente denominadas ‘victorias tempranas’, estarán adjudicadas en el mejor de los casos en septiembre del presente año, pero las primeras obras nuevas iniciarán un año más tarde cuando el actual inquilino de la Casa de Nariño, el presidente Juan Manuel Santos, haya terminado su primer mandato.

La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) reconoce que Santos solo ‘pondrá la primera piedra’ de los megaproyectos, pero que los avances de obra nueva se verán en el próximo mandato. “Al otro día de la adjudicación se podrá hacer mantenimiento y rehabilitación, pero obra nueva solo un año después”, dice Luis Andrade, presidente de la ANI. Eso tal vez es lo menos preocupante. El país y los expertos creen que este año la locomotora de infraestructura le dará un gran empujón a la economía, pero sin nueva ejecución será difícil lograr esto.

De hecho, los actuales contratos de concesión –la mayoría suscritos en la ‘era Uribe’–, son los que le permitirán ‘cuadrar caja’ al Ministerio de Transporte en cuanto a construcción de dobles calzadas. Este año se entregarán 300 kilómetros y el año entrante otros 427. Ninguno provendrá de las ‘victorias tempranas’.

¿Cómo entonces se va a mover la economía en lo que queda del Gobierno, cuando buena parte de las vinculaciones laborales ya se hicieron y la compra de materiales e insumos ya se contrataron?

La esperanza estaba cifrada en los $44 billones que cuesta la nueva generación de concesiones y en la manera como esos recursos, sin precedentes en la historia, irrigarían varios sectores abatidos de la economía, pero el grueso de esas inversiones solo se comenzará a ver en forma a finales de 2014 y en 2015.

En rueda de prensa, el Ministerio del Transporte anunció el pasado primero de febrero la apertura de las cuatro primeras licitaciones que suman inversiones por unos $4 billones: la Perimetral Oriental de Cundinamarca, la Autopista Girardot–Puerto Salgar, el Tramo Mulaló–Loboguerrero y la vía Cartagena–Barranquilla. La etapa de precalificación empezó el 6 de febrero y durará dos meses.

Luego vendrán otros 5 o 6 meses mientras los proponentes (máximo 10) presentan una oferta formal, que debe incluir la viabilidad ambiental y una serie de estudios que ya varios anticipan que demorarán aún más el proceso.

El Gobierno cree que en septiembre de este año estarán adjudicados estos cuatro contratos, pero ingenieros especializados consideran que eso es imposible debido a las exigencias de los prepliegos y al cuello de botella que se generará en las empresas que se dedican a realizar estudios de suelos.

“En el caso de puentes y viaductos nos dan cuatro meses para hacer los estudios y excavaciones y eso es imposible. Ni con 5.000 ingenieros una empresa podría hacer estas pruebas en ese tiempo”, advierte Gregorio Rentería, gerente de la firma Grisa.

La respuesta de la ANI es que ya existen estudios muy avanzados que permitirán agilizar el cierre de los contratos, pero Rentería replica insistiendo que la información solicitada en los prepliegos es muy compleja y detallada por lo que el tiempo no va a alcanzar.

“Un solo proyecto de estos requiere la construcción de 86 puentes, lo que significa que hay que hacer 500 perforaciones con sus respectivas muestras y ensayos de laboratorio, eso no se hace en unas pocas semanas como cree la ANI”, asegura el ingeniero responsable de obras como el puente Antonia Santos o el helicoidal del Eje Cafetero.

Los 8.000 kilómetros de nuevas vías del plan de concesiones de Santos se necesitan con urgencia, pero es necesario ajustar los detalles pendientes para que no se pase de una victoria temprana a un fracaso seguro.
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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Basta de Terrorismo de Estado

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