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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Por qué tanta maricá…


José María Carbonell, Cambio Total.
 
Recuerdo que yo en cierta ocasión también me dejé llevar por su hermosura. Y pensé: “Tengo que montarla”. Me lo propuse y lo llevé a cabo. Me hice amigo del que parecía su dueño y así de a poquito me gané su confianza hasta que le dije: Oiga, mano, y por qué no me deja montarla un ratito, ñero?
El hombre me miró con ojos espantados, las órbitas se le querían salir de las cuencas, se puso sudoroso, y me sentenció: Vea, mano, mejor dígame que le preste a una de mis mujeres, porque a ellas sé por dónde les van a dar. Pero, por favors, no pida que se la preste. No vé lo linda que es? No vé como la cuido? No vé que ella es mi consentida? Y si le pasa algo y me la deja toda espaturrada?

No, mano, le dije, vea, yo se la cuido, se lo juro por “Chucho”. Yo la llevo bien despacito para que no se me encabrite. Poco a poco, como con guantes de seda. Y para que vea, sólo la monto una vez. Al final, con tanta palabrería de último embacaudor paisa, lo convencí. Y me la dió. Qué emociononón!

La monte en un sitio bien discreto y la prendí, no sin antes acariciarla por todos lados. Ella brillaba de contento y la excité, la aceleré totalmente, y ahí iba yo de Melgar a Bogotá como una “bala”, pero no llegué a Bogotá, me regresé como a los quince minutos y llegué a donde el hombre y le dije: No sabe usted la emoción que usted me ha brindado al permitirme montar en su Harley Davidson.

Por ello no entiendo tanta mariconería con una foto del comandante Iván Màrquez montado en una Harley. Quien no ha sucumbido ante sus encantos no sabe lo que una Harley produce en personas que sí saben de motos. Una Harley es como montar y manejar un Alfa Romeo. Incluso, los Harlistas dicen que es mejor que cualquier carro que le pongan. Por ello, como a una mujer, las quieren los Harlistas quienes tienen clubes en todo el mundo.

Seguramente a quien se le ocurrió hacer un escándalo con esa foto no tiene ni idea de lo que produce una Harley al encabritarla y llevarla raudo hacia adelante, así como van las FARC-EP, pa´lante! Y si creyeron que le iban a hacer una mala propaganda, pues no, ahora todos los Harlistas del mundo saben que tienen un compañero guerrillero colombiano que se llama Iván Márquez, comandante de las FARC, que como ellos también quiere a las Harley. Y punto!

En libertad uniformados retenidos por las FARC el pasado mes de enero

Las Asambleas Constituyentes por la Paz en Colombia

por Luz Marina López Espinosa.
 
Asambleas Constituyentes por la Paz en Colombia con Justicia Social: se trata de deliberar sobre los contenidos de las reformas, reformas que constituyen el meollo de las negociaciones de Paz, como que es su dura discusión y los acuerdos a los que se llegue, lo que determina el sí o el no, el éxit.
 
Buenos amigos extranjeros interesados por la suerte de Colombia me han preguntado sobre el significado y contenido de las Asambleas Constituyentes por la Paz que a impulso del Movimiento Social y Político Marcha Patriótica se instalan este 20 de febrero en varias regiones de Colombia.

Inquieta a esos amigos saber si tales asambleas son institucionales, si tienen fuerza vinculante, a la manera de la Asamblea Nacional Constituyente que reformuló nuestras instituciones en 1991 elaborando una nueva Constitución Política. A responder esas inquietudes va este artículo que no pretende ser una exposición jurídica ni de derecho constitucional.

El concepto constituyente en nuestra reciente vida política, se ha de vincular con la innovación que introdujo el art. 3º de nuestra Constitución, cuando señaló que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder político. Esto, en contraposición con la Carta derogada de 1886 que hacía radicar la soberanía en la Nación, concepto gaseoso que si algo dejaba claro, es que en nombre de él los gobernantes se arrogaban la soberanía con excusa de que eran los agentes depositarios del concepto “Nación”.

Como un efecto y desarrollo de esa consagración de la soberanea popular, la misma Carta señaló entre las vías para reformar la Constitución, dos de claro origen popular: una, la posibilidad de presentar proyectos de reforma una parte del pueblo, y otra, por medio de una asamblea constituyente elegida por el voto popular. Estas dos figuras sin embargo, mediadas por el Congreso, mediante la expedición de un acto legislativo en el primer caso, y mediante una ley que la convoca, en el caso de la Asamblea constituyente.

Las anteriores precisiones de carácter jurídico político, como ilustración de la figura de “la Constituyente” que se convocará en diferentes regiones del país a partir de este 20 de febrero a instancias de la Marcha Patriótica. Es el marco político y jurídico que las valida y explica dentro de nuestra estructura constitucional. Pero claramente, las ahora convocadas no corresponden a la figura constitucional que como se vio, es reglada y mediada por el Congreso de la República.

Se trata entonces las convocadas, de ejercicios de soberanía popular a la manera de democracia directa, como una potestad del pueblo no sometida a discusión, cuyo propósito, a despecho de no ser vinculante para el poder político, es hacer oír su voz y con ella, incidir en los poderes públicos para que tomen decisiones en el sentido querido por el pueblo. ¿Acaso la soberanía “no reside exclusivamente en el pueblo”?

Hasta aquí, el marco general. ¿Y las Constituyentes por la Paz que ahora se convocan? Pues ellas se enmarcan en las negociaciones en curso entre la insurgencia de las FARC-EP y el Gobierno nacional en La Habana, con el propósito de, no obstante la antidemocrática posición gubernamental de afirmar que las reformas institucionales que del Acuerdo de Paz se deriven no serán sometidos a una Asamblea Nacional Constituyente, no obstante ello, se trata de ambientar el clima para que el Acuerdos y las reformas sean blindadas con ese manto de legitimidad.

Pero hay más en las Asambleas Constituyentes por la Paz en Colombia con Justicia Social: se trata de deliberar sobre los contenidos de las reformas, reformas que constituyen el meollo de las negociaciones de Paz, como que es su dura discusión y los acuerdos a los que se llegue, lo que determina el sí o el no, el éxito o el fracaso de las negociaciones. Ellas son las que han de solucionar en algo esas condiciones objetivas de la insurgencia, las que han abrir un espectro de posibilidades democráticas ciertas para que los alzados en armas y sus sectores afines, sientan que vale la pena negociar la paz. Y que dentro de la nueva institucionalidad –no una revolucionaria ni anti sistema es claro-, se puede dar la lucha por el poder político sin temor al asesinato ni al fraude. Está aún vivo el recuerdo del 19 de Abril de 1970 cuando le fue escamoteado el triunfo al clarísimo ganador el general Rojas Pinilla, así como el exterminio de la Unión Patriótica en los años 80.

Y no la tiene fácil la insurgencia ni los sectores populares cuyos intereses de alguna forma ellos representan. Porque la posición gubernamental, en verdad del Establecimiento todo como que los negociadores representan al sector militar, político, bancario e industrial -al menos ese fue el anuncio oficial que hiciera el vocero Humberto de la Calle Lombana-, fue que de reformas, nada. Que si eso querían las FARC, que se desarmaran, fueran a elecciones y se hicieran al poder político para que emprendieran las de su gusto. Mal comienzo ese, algo así como una retractación, una derogatoria del histórico Acuerdo Especial suscrito entre Gobierno y la FARC-EP- que dio origen al proceso.

Sin embargo, esa poco auspiciosa posición inicial ha de verse como no definitiva, apenas táctica, parte del tenso pulso de una negociación de este tipo entre dos enemigos históricos. Y que el Establecimiento no perderá la oportunidad de suscribir una Paz con algo de grandeza, es decir, renunciando a algunos de sus más odiosos privilegios, y repudiando algunas de sus más feas conductas en el ejercicio del poder político y económico. Así como la insurgencia con grandeza también, renuncia definitivamente a lo que era un proyecto histórico de más de cuarenta años en aras del cual vieron luchar, sufrir y morir –muchas veces en las salas de tortura o en horrendas prisiones- a miles de sus más sentidos camaradas.

Colombia: Defender el diálogo de La Habana

por Editorial del semanario Voz
 
Se equivocan de cabo a rabo los que creen que los diálogos de La Habana no son de competencia de los colombianos y las colombianas. Los puntos de la agenda tienen que ver con históricos y graves problemas del país, que afectan las condiciones de vida de los trabajadores y sectores populares

Panfleto especifica barrios de Segovia en donde regirá toque de queda paramilitar

Víctimas de Crímenes de Estado. 14 de febrero de 2013. El jueves 7 de febrero, la Corporación Cahucopana denunció el toque de queda impuesto por grupos paramilitares, que fue dado a conocer por medio de panfletos intimidatorios distribuidos en el nordeste antioqueño en los municipios de Remedios, Segovia y Santa Isabel. Las restricciones regirían a partir del 4 de febrero, cuando quienes estén fuera de sus hogares después de la siete de la noche serán asesinados, y en el caso de los establecimientos públicos pueden ser blanco de bombas

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Carbón en cifras

|  resistencia-colombia.org.

Al calor del combate fariano contra el saqueo capitalista, presentamos algunas cifras que caracterizan la actual coyuntura de la explotación del carbón. Coyuntura marcada además por el paro de los trabajadores de El Cerrejón y la sanción tardía a la Drummond. Tardía, pues daños ecológicos propician todos los días y en toda la cadena productiva, desde la explotación, pasando por el transporte, hasta cargarlo en los barcos al mejor estilo pirata
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Uribe y la Justicia Internacional

El verdadero patriotismo de la oligarquía colombiana

San Andrés y la Drummond



A finales del año anterior, tras conocerse el fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya en el diferendo entre Colombia y Nicaragua, los medios de comunicación, voceros de las clases dominantes, políticos y politólogos, abogados y una caterva de oportunistas, encabezados por un expresidente de la República –el más descarado pro imperialista y vendepatrias que se recuerde en la historia de sumisión que caracteriza a la oligarquía criolla- llamaron a desconocer el fallo y, recurriendo al más barato y mentiroso de los nacionalismos, clamaron porque se adelantara una guerra contra Nicaragua para defender los Callos y el mar circundante. Al mismo tiempo, los sicarios del micrófono y de la pluma –que abundan en este país- pasaron rápidamente a difundir sus breviarios de odio y resentimiento contra los nicaragüenses. Enseguida, Juan Manuel Santos siguió con la misma tónica y decidió desconocer el fallo, con lo que se ha dado muestra que el colombiano es un Estado canalla, al estilo de Israel o los Estados Unidos, para el cual el derecho internacional solamente es aceptable cuando le conviene o cuando las grandes potencias le imponen sus intereses.

Todos esos chovinistas, con unos bríos que los hacían aparecer como cruzados medievales en defensa de la patria –es decir de sus fundos, bancos y propiedades-, se rasgaban las vestiduras como los primeros defensores de la soberanía nacional, que supuestamente fue lesionada por los jueces de la Haya. En forma demagógica dieron la impresión de preocuparse por los habitantes raizales de San Andrés y Providencia y hasta realizaron manifestaciones políticas de rechazo al fallo mencionado en los territorios insulares del Caribe colombiano, derramando lágrimas de cocodrilo por la triste situación de los pescadores isleños, como si alguna vez en realidad se hubieran preocupado por ellos, que desde siempre han soportado el olvido y el abandono del Estado central.

Tales muestras de nacionalismo no pasaban de ser un simulacro porque, al mismo tiempo, los mismos sectores que tronaban contra Nicaragua y contra la corte de la Haya, son quienes han feriado y entregado el territorio colombiano para que sea un botín de las empresas multinacionales de la minería y lo han convertido en la más grande base militar de los Estados Unidos.

Por si hubiera dudas de su verdadero carácter antinacional del Estado colombiano, pocas semanas después, exactamente en el mes de diciembre de 2012, sucedió un hecho que demostró fehacientemente ese espíritu entreguista, cuando en silencio y casi a escondidas se le dieron a la empresa carbonífera Drummond 60 mil millones de pesos, para cumplir con un laudo arbitral que se falló en contra de Colombia a finales del 2011, por parte de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio, son sede en París. El origen de este fallo se remonta a la demanda que la Drummond interpuso contra el Estado colombiano por supuesto incumplimiento en el transporte de carbón por ferrocarril desde el Departamento del César hasta Santa Marta, más exactamente por parte de Ferrocarriles del Norte de Colombia, FENOCO.

Como suele ser normal en estos casos, el fallo favoreció a la empresa multinacional del carbón, y los árbitros enviaron copia del Laudo a la Sala Civil de la Corte Suprema de Justica que dio un concepto favorable, con el argumento que el fallo era acorde con el derecho interno de Colombia. Los árbitros habían determinado que Colombia debía pagar 38 mil millones de pesos por costos de transporte de carbón y 13 mil millones por no haber cumplido con sus deberes de vigilar y controlar la vía. El fallo fue aceptado sin ninguna oposición, ni jurídica ni política, pero como el presupuesto del año 2012 ya estaba aprobado no se asignó la partida correspondiente, y no se pudo pagar en el 2011. Esto se hizo con un impresionante mutismo y en secreto en diciembre de 2012, cuando se le entregaron 60 mil millones de pesos como parte de la multa impuesta al país, más los respectivos intereses.

No es que sea novedoso que el Estado colombiano y sus diversas instancias, como la Corte Suprema, avalen los intereses del capital transnacional sin reparo alguno, lo que resulta llamativo es que el desembolso de la indemnización que se le entregó a la Drummond se hubiera hecho en el mismo instante en que el fervor patriotero contra Nicaragua alcanzaba las cotas más altas. Y llama también la atención que el abogado que “defendió” al país en este laudo haya sido un uribista de pura cepa, nada más ni nada menos que Edmundo del Castillo, Secretario Jurídico de la Presidencia ilegitima del hacendado paisa, y hoy acusado de varios delitos, entre ellos las chuzadas ilegales del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).

Es decir, que de manera directa, un miembro de los que se reclaman como grandes patriotas, tanto que cantan el himno nacional con la bandera al pecho al más puro estilo fascista y con camisa negra al estilo de Juanes, no sólo sabía del resultado adverso contra los intereses del país que se perpetró en París, sino que intervino de manera directa en el asunto. Sin embargo, ante tamaño atraco ninguno de los patrioteros que se hacían cruces por la decisión de La Haya ha abierto la boca para protestar y denunciar el arrodillamiento ante la Drummond. Los mismos que respiran odio y entonan canticos de guerra contra nuestro vecino centroamericano han permanecido mudos y, por supuesto, no han hecho encendidos y belicosos llamados para que ese fallo a favor de la multinacional del carbón fuera desconocido. Ni el ex presidente paisa ni Juan Manuel Santos, tan beligerantes a la hora de desconocer el fallo relacionado con San Andrés, han comentado este acontecimiento ni han enviado al respecto ningún insoportable mensaje a través del twitter, como cuando se anuncia, con regocijo propio de los vampiros sedientos de sangre, el asesinato de algún comandante de la insurgencia. Santos, por ejemplo, afirmaba el 18 de diciembre que no acataría el fallo de la Haya, al tiempo que por debajo de cuerda ya se habían entregado los 60 mil millones de pesos a la Drummond, empresa que, como en el cuento de Rafael Pombo, es una pobre viejecita sin nadita que comer.

Este silencio simplemente revela hasta donde llega el supuesto nacionalismo de la oligarquía criolla: patrioterismo barato y retórico respecto a otros países de la región, más pequeños y en teoría más débiles militarmente (recuérdese al respecto lo sucedido con Ecuador en marzo del 2008) y sumisión absoluta y abyecta respecto a los países imperialistas y sus empresas multinacionales, a los que se les concede todo lo que exijan.

En el caso de la Drummond el asunto adquiere unos mayores ribetes de indignidad, si se tiene en cuenta que esta multinacional estadounidense, que explota el carbón en la costa atlántica colombiana, es responsable de innumerables crímenes ambientales y sindicales. Crímenes ambientales, puesto que desde hace años viene destruyendo los ecosistemas de la región, contamina campos y ciudades, vierte toneladas de carbón al mar, como se ha comprobado recientemente, y en virtud de lo cual se le impuso la ridícula multa de 2.900 millones de pesos, es decir, 20 veces menos que la que le pagó el Estado colombiano. Y crímenes laborales, porque se ha comprobado que esa empresa ha financiado a grupos paramilitares que han asesinado a varios dirigentes sindicales. Además, uno de sus más acérrimos defensores, y ahora ex presidente, admitió haber recibido dinero de esa empresa para pagar los honorarios del abogado que logró que ese personaje no declarara en los Estados Unidos en el proceso que se adelanta contra la Drummond por paramilitarismo y asesinato de sindicalistas.

Con este hecho queda claro el verdadero significado del patriotismo barato y de pacotilla de la oligarquía y del Estado colombiano. Ese patrioterismo sólo sirve para incitar el odio y el racismo contra los países vecinos, a la par que le sirve de disfraz a esa oligarquía para encubrir su carácter de ficha incondicional de los intereses imperialistas en el país y en la región, a nombre de la pretendida confianza inversionista, un simple eufemismo para ocultar su mentalidad servil y neocolonial.

(*) Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia.  Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy Rebelde, (4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo: mito y realidad; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; entre otros. Premio Libertador, Venezuela, 2008.

Las no resueltas cuestiones sociales y nacionales en España

El « tope» de las FARC-EP


Allende La Paz, Cambio Total.

Fue lanzado y promocionado como “el más grande esfuerzo contrainsurgente” de los Estados Unidos en Colombia. Lanzaron las “campanas al viento” y se sentían regocijados porque ahora sí los gringos se iban a meter directamente en la guerra contra los “subversivos” en Colombia. El Plan lo diseñaron para seis años, es decir, de 2000-20006, lo cual equivalía a decir que en el año 2006 la querrilla quedaría arrasada del territorio nacional.

Pastrana no cabía de contento y entregó el gobierno a Uribhitler –por el miedo cerval que le tenía y le tiene a Samper-, quién en sus sueños se veía como “El Pacificador”. Pasaron cuatro años y nada. Manipuló para quedarse en el sillón presidencial cuatro años más y lo consiguió con ayuda de la corrupta clase “política” en el Congreso. Llegó el final de sus otros cuatro años y “la culebra seguía viva”.
 El Plan Colombia contemplaba tres fases:

1ª Fase – 2.000-2.002: Plan Colombia propiamente dicho.
2ª Fase- 2.002-2.004: Plan Patriota, llamado así para esconder que se les había retrasado 2 años y al final tuvieron que pasar a la siguiente fase sin haber “consolidado” la primera ni la segunda.
3ª Fase- 2.004-2.006: llamado Plan Consolidación.

Como decíamos en el artículo titulado «Cese de Fuegos tiene que ser bilateral”, “el Plan Colombia sirvió por escalar el conflicto y al día de hoy las FARC-EP realizan más de 2.400 acciones militares anuales, propinándoles a las fuerzas militares estatales más de 2.500 muertes y más de 5.000 heridos, al tiempo las fuerzas estatales siguen aplicando la « guerra sucia » contra el pueblo colombiano, quien inerme, desarmado, sufría –y sufre- la tropelías de las fuerzas invasoras estatales ». 

El « tope » o techo de la guerra oligárquica

La insurgencia armada colombiana ha obligado al gobierno a sentarse a la Mesa de Conversaciones porque producto de su accionar, su desarrollo y crecimiento, el gobierno sólo tiene como alternativa alcanzar una solución dialogada, política. La oligarquía y el imperio no quieren malgastar el esfuerzo financiero que les tocaría hacer de seguir ellos con su guerra contra el pueblo. 216 billones de pesos malgastados la década pasada y 215 billones que se preveen se gastarán en la década siguiente en la guerra ha hecho que los sectores oligárquicos vean que es mejor negocio « pactar la Paz » que continuar con la guerra, con la posibilidad de perderlo todo.

La derrota del Plan Colombia y haber llegado al tope o techo del esfuerzo financiero ha hecho que las FARC-EP hayan obligado al gobierno a sentarse a negociar y los ha amarrado a la pata de la Mesa de Conversaciones de La Habana.

Las FARC-EP no alcanzan el « tope »

Los sueños de las fuerzas militares-neo-narcoparamilitares estatales son derrotar la insurgencia armada. Mas ello no se cumple en la realidad. Revisamos diversas estadísticas de los propios medios burgueses nos dejan ver que a pesar de los « bombardeos », la FARC conservan prácticamente intacta sus fuerzas.

En el año 2.000 las fuerzas militares estatales consideraban que las FARC tenían algo más de 20.000 efectivos. El comandante de las Fuerzas Militares general Freddy Padilla decia que «las FARC apenas tienen 7.000 efectivos » al término de la administración Uirbe Vélez. El Almirante Cely consideraba en 2010  que las FARC tenían 18.000 efectivos.  Decíamos en el artículo « El estado de las FARC hoy »  que « Según publicaciones de la Revista Semana, las FARC en 2002 tenía entre 18.000 y 20.000 unidades, esto ya en pleno Plan Colombia. Lo cual significa que según las cifras que maneja el almirante Cely, las FARC, en el 2010, después de 10 años del Plan Colombia, del gasto de más de 25 millones de dólares diarios en la guerra, de haber enfrentado la más sofisticada ofensiva adelantada hasta ahora (aviones sin tripulantes, aviones espías, bombas de 750 libras, uso del Napalm moderno, etc), continúan incólumes y tienen una enorme capacidad de reemplazar sus guerrilleros caídos en combate, o sea, su base social continúa firme con el ejército guerrillero».

Hoy, 2013, el portal « La Silla Vacia » nos reporta que « El Ejército calcula que las Farc tienen 8.147 guerrilleros en camuflado y 10.261 milicianos en las redes de apoyo, es decir, casi 20 mil personas en armas. Habría otros 10 mil en las redes de apoyo, casi siempre familias de guerrilleros que no están armados pero les suministran víveres, los alertan cuando el Ejército está cerca, les dan refugio”.

Si nos atuviéramos a las estridencias del ministro de defensa y del propio presidente JMSantos las FARC-EP se reproduce a ritmos acelerados, “como la verdolaga”, ya que según el propio presidente la “cifra de desmovilizados de las FARC va en aumento” y “Las FARC llegaron a su máxima capacidad, mas sin embargo esas aseveraciones son controvertidas por las propias cifras de las fuerzas militares estatales dadas a los periodistas. Quizá esas declaraciones lo que buscan es debilitar a las FARC motivando las deserciones de sus filas en un intento desesperado por quitarle fuerzas a la guerrilla colombiana.

La realidad nos muestra que las FARC-EP todavía no han llegado a su “tope” máximo. Si lo hubieran hecho ya estarían ad portas de la toma del poder.
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* Imágen tomada de la Revista Semana

Bajo la Lupa

La corrupción en España e Italia profundiza la crisis europea

 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

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