Felicidad, brujería y estupidez
Es impactante por las
paradójicas circunstancias que la rodean, la publicación de una encuesta
en Colombia donde se asevera, sin análisis alguno, que un buen
porcentaje de sus habitantes se considera sin atenuantes, simple y
llanamente ‘
feliz’. El mismo director de la compañía realizadora
del sondeo, Carlos Lemoine, acoge y valida con entusiasmo los resultados
de su propia investigación social:
"Hace varios años los colombianos tenemos la conciencia de ser de los países más felices del mundo.” [1]
Esto ocurre justamente al interior de una sociedad con unos niveles de
desigualdad, injusticia y violencia no superados en ninguna otra de
América Latina
[2] . Así mismo
es de tener en cuenta que como en una especie de liturgia, de tiempo en
tiempo sale a la luz pública un estudio de este talante siendo
ampliamente difundido.
Ante su carácter cíclico y el regocijo de
quienes efectúan las encuestas y del gobierno, cavilamos acerca de la
naturaleza de las mismas, su forma de ejecutarse, sus preguntas, el
contexto histórico donde son formuladas, las clases sociales a las
cuales se les hacen los cuestionamientos, etc., y son notables los
escenarios que permiten ver a tales sondeos formando parte de
actuaciones favorecedoras de la proyección propagandística de quienes
detentan el poder.
El contexto en el cual aparece esta encuesta
no puede ser más álgido para los colombianos. A más del ambiente de
zozobra y desposesión ya planteado y reiterando sus mandatos en contra
de los intereses generales de la población, el gobierno de Juan Manuel
Santos hace poco menos de dos meses ha ordenado aprobar del órgano
legislativo, una cuantiosa alza de impuestos que traslada varios cientos
de millones de dólares de los bolsillos de la timorata y resignada
clase media a las arcas de los poderosos
[3],
todo un gigantesco latrocinio, naturalmente inspirado, al menos en sus
políticas, en el ominoso Fondo Monetario Internacional del cual el
gobierno de Bogotá es fiel vasallo.
¿Puede ser feliz alguien a
quien cada vez más se le mengua la base material de su ya de por sí
precaria existencia en un ambiente de terror y siente su futuro aún más
comprometido? No hay lógica en ello. Quienes realizan el sondeo callan
al respecto.
Lo que si guarda plena sensatez en este panorama es
el ya conocido accionar desde los años 50 del pasado siglo, de las
militarizadas Operaciones Psicológicas (OPSIC) tendientes a la
manipulación de la llamada ‘opinión pública’ con el fin de controlar a
la población
[4]. El antecedente
conocido y letal que nos llega a la mente de aquellas es lo ocurrido en
la Alemania Nazi, pero si profundizamos un poco en el tema, evidentes
especies de OPSIC son claramente apreciables desde la antigüedad en
Europa
[5]; el gobierno de los
Estados Unidos ha estudiado insistentemente el tema realizando
teorizaciones al respecto y ha puesto en práctica desde aquel entonces a
la fecha, penetrantes acciones tendientes a dominar a poblaciones
enteras por estos métodos, claro está, acompañando a la fuerza bruta de
sus fabulosos artilugios bélicos.
Dentro de las OPSIC los
sondeos son técnicas ideales para hacer creer en la estructuración de
posturas generales espontáneas en la población, producir la creencia de
la una ‘realidad’ de apoyos inexistentes, magnificar dudosos logros
gubernamentales, encumbrar artificialmente figuras políticas vacías, dar
fuerza de aceptación a lo conceptualmente débil, desmoralizar
concienzudamente corrientes contestatarias, etc. Todas las naciones
dentro del capitalismo imperante han sido sometidas a alguna forma de
esta clase maquinaciones de engaño bajo égida imperial.
Al mismo
tiempo, las encuestas también permiten apreciar el grado general de
implantación de los omnipresentes aparatos ideológicos del estado en la
población, es decir la eficacia de los diversos adoctrinamientos
propiciados a través de la iglesia, los partidos políticos, el aparato
educativo, la familia, etc. Empero en contextos específicos facilitan
valorar posiciones concretas y consecuencialmente las vías por las
cuales se pueden realizar nuevas operaciones psicológicas, a fin de
mantener el dominio paso a paso, sin incómoda notoriedad.
Sigmund
Freud afirmaba con razón, que es indispensable alguna clase de
identificación entre los oprimidos y quienes les oprimen, pues es
imposible a un gobierno sustentarse exclusivamente en la fuerza bruta
[6].
Esa identificación es lograda con diversas maneras de magnificación o
minimización de los actos de los tiranos de turno; primordialmente esto
resulta en sencillamente empequeñecer las grandes canalladas y agigantar
las limosnas. Es paradigmático por ejemplo, el hacer aparecer la
construcción de una calzada barrial como portentosa obra de ingeniería
trascendental a la comunidad y gracioso acto de magnanimidad del
gobernante de turno, y de otro lado en nuestra hipótesis, crear la
sensación que la muerte intencional de varias personas por agentes
oficiales, es un insignificante acto de legítima defensa de las
autoridades o cuando más simple mala suerte de los occisos. Los sondeos
miden precisamente el grado de trascendencia de estas patrañas en
quienes padecen diversas formas de injusticia.
Respecto a la
felicidad,
en el caso planteado, obviamente la firma encuestadora privada (y por
tanto sujeta a la lógica capitalista del mejor postor), no define el
término, el cual por milenios ha sido sometido a debate filosófico en
que se han pronunciado personajes como Aristóteles, Epicuro, Walt
Wihtman, Theodor Adorno, Bertand Russell, entre otros muchos; por tanto
nos inclinamos a pensar en la absoluta incapacidad para ser
definitivamente esclarecido el tema por los propietarios y técnicos en
ciencias sociales de aquella empresa del sondeo de marras, en el terreno
escueto de los hechos, dedicados como están en acomodar preguntas y
respuestas al amaño de quien paga.
Es entonces cuando
reconocemos a estos rituales de acreditación, como parte del arsenal de
la medición de la eficacia del control social persuasivo y al mismo
tiempo a manera de prolongación del mismo. Específicamente el
cuestionario de una encuesta resulta ser un instrumento político de
doble funcionalidad, pues permite conocer en alguna medida el acerbo
informativo y posiciones respecto de este de la población, y a la vez,
posibilita la penetración ideológica de las concepciones elaboradas que
han de ser impuestas.
[7] En
otras palabras, las encuestas facilitan el conocer el pensamiento de las
masas al tiempo que permiten influenciar subrepticiamente en estas.
Es
así mismo destacable como esta liturgia contable nunca abarca un
segmento significativo de la población; sin exagerar, rara vez se
consulta a los mayoritarios de la base social, los más afectados por el
proceso capitalista. Dicha distorsión es mantenida impasiblemente cuando
los resultados son exhibidos como pensamiento común. La variedad y
constancia de las encuestas puede llevarnos a concluir su carácter
indispensable en el permanente devenir del dominio actual de unos pocos
hacia los más, sustentado en la aviesa conversión de las ciencias
sociales en técnicas de dominación, es decir la antítesis de su
desarrollo moderno dentro del Iluminismo.
El artilugio de las
encuestas creando y recogiendo opinión hace plenamente visible cierta
intencionalidad contemporánea incorporada a las ciencias humanas
deformándolas:
“…un practicante de las ciencias sociales a menudo se
asemeja a un brujo que habla con su atención más puesta en los efectos
de lo que dice que en la verdadera corrección de sus palabras, y a
continuación inventa las consabidas fábulas en apoyo de lo que acaba de
decir y con el propósito de justificar su posición en la sociedad. [8] ”
La ruina ética de algunas personas formadas en ciencias sociales
vinculadas de una u otra forma a aparatos de mantenimiento del orden
capitalista, les permiten sin reatos de conciencia el ser utilizadas
como instrumentos de control cada vez menos científicos y a la vez más
cercanos al embeleco metafísico; allí se ubican las mediciones sociales
sobre ‘felicidad’, ‘orgullo’, ‘satisfacción’, ‘feminidad’, ‘machismo’,
“belleza”, ‘popularidad’, etc., expuestas como tópicos universales
mesurables objetivamente.
En el terreno concreto de la política,
los sondeos sirven para medir en términos capitalistas a grandes rasgos
el funcionamiento de los aparatos estatales, y en coyunturas
específicas para establecer el grado y la forma de la resistencia a
draconianas medidas como en el caso colombiano, y en consecuencia
acometer los correctivos, no a las acciones pauperizantes, sino
dirigidas a la mejor forma en la cual les pueden ser presentadas a la
población sin generar resistencias.
Regresando concretamente a
la encuesta sobre la felicidad colombiana, un par de semanas antes de la
misma, en Venezuela fue dada a la luz pública otra que versaba sobre
las actitudes positivas de un segmento de la población venezolana, lo
cual fue interpretado
motu propio por la firma estadounidense Gallup, realizadora del sondeo, como un indicativo de la felicidad de los preguntados.
[9]
No es necesario ser muy suspicaz para ver la correspondencia entre una y
otra encuesta en el contexto geopolítico de dos gobiernos con modelos
socioeconómicos diferentes; el sondeo colombiano parecería ser una
inmediata y premeditada respuesta al venezolano. Con lo cual es
razonable el sospechar del primero un carácter de elaborado con la
intencionalidad de obtener predeterminados resultados (como se deja
entrever en el beneplácito de Lemoine), mediante prácticas o
estimaciones poco científicas; en el segundo al menos, es apreciable una
valoración caprichosa.
Cada tanto leeremos una encuesta, la
cual susurrante al oído, nos narrará fundamentalmente una mezcla de
manipulación de percepciones y de entrega furtiva de otras nuevas
ajustadas al pensamiento dominante. Sin embargo, es cuando se acometen
sondeos sobre la ‘
felicidad’ o conceptos similares, el momento en
el cual comprobamos grandilocuentemente el truco estructural de la
estratagema de forzarnos psicológicamente, al intentar tácitamente
definir de manera amañada una abstracción de tamaña subjetividad. Por lo
demás, en los sondeos de opinión siempre queda el recurso trapacero de
la adulteración
[10] .
En
las citadas mediciones, los únicos ‘felices’ resultan ser, de acuerdo a
su profundo talante capitalista, los propietarios de las encuestadoras
por los pingues beneficios que les produce como en este caso, dar una
idea aproximada del control que se tiene sobre una población a la vez de
otorgar estólida trascendencia general a preguntas tan relativas,
transformándolas artificiosa y esotéricamente en objetivas
universalidades.
Aquí conviene recordar aquella frase de Truman Capote: “
Sólo son felices los idiotas”;
quienes realizan los sondeos al parecer aceptan a pie juntillas la
veracidad de sus propios embaucamientos; los hechiceros terminan
estólidamente embriagados por sus propios conjuros.
NOTAS [1] Encuesta del Centro Nacional de Consultoría. Los Colombianos los Más Felices del Mundo. El Tiempo. Enero 5 2013.
http://www.eltiempo.com/economia/bienestar/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12493825.html [2]
Con todas las graves consecuencias que genera ello y para sólo
mencionar un aspecto, Colombia es el séptimo país del mundo con mayores
desigualdades sociales y el segundo de la región, de acuerdo a un
documento del Banco Mundial.
http://www.rcnradio.com/noticias/banco-mundial-clasifica-colombia-como-el-septimo-pais-mas-desigual-1569 [3] Juan Manuel Santos “
propone
una mayor carga sobre las personas naturales -asalariados e
independientes-, bajo el argumento de que allí es donde se concentra la
inequidad tributaria del país.” Reforma Tributaria ¿Quienes Serán los Paganini? Semana.
http://www.semana.com/economia/articulo/reforma-tributaria-quienes-seran-paganini/265931-3 La Reforma fue aprobada en diciembre pasado.
[4]
Joam Evans Pim. Uso y discurso de las Operaciones Psicológicas en los
Conflictos Armados. Instituto Galego de Estudos de Seguranca
internacional y da Paz.
http://congreso.us.es/congresorrpp/iiJoam%20Evans%202.pdf También en Notas Sobre el Empleo de Operaciones Psicológicas, donde la definición de aquellas es: “
Son
actividades psicológicas planeadas en paz, crisis y guerra dirigidas a
audiencias enemigas, amigas o neutrales para influir en actitudes y
conductas que afecten al logro de los objetivos militares y políticos.” Capítulo II.
http://www.intelpage.info/web/exterior/textos/opsic.pdf [5]
La crónica la conquista romana de Julio César ‘La Guerra de Las Galias’
es un arquetipo de desinformación y propaganda. Ver al respecto a
Alejandro Pizaroso. Nuevas Guerras Vieja Propaganda (De Vietnam a Irak).
Ediciones Cátedra. Madrid 2005. Pag. 48
[6] Freud. Psicología de Las Masas. Alianza Editorial. Madrid 1991. Pag. 150,151.
[7]
Miguel Roiz. La Sociedad Persuasora. Control Cultural y Comunicación de
Masas. Ediciones Paidos Ibérica S.A. Barcelona 2002. Pag.149.
[8] Stanislav Andreski. Las Ciencias Sociales Como Forma de Brujería. Taurus Ediciones S.A. Madrid 1973. Pag.37
[9]
Las preguntas eran: ¿Se sintió usted relajado ayer? ¿Fue usted tratado
con respeto ayer? ¿Sonrío usted el día de ayer? ¿Experimentó estos
sentimientos mucho el día de ayer? ¿Qué tal el disfrute de la vida?
Gallup: Venezuela es el Segundo País Más Feliz del Mundo. Agencia
Bolivariana de Noticias Diciembre 20 de 2012.
http://www.avn.info.ve/contenido/gallud-venezuela-es-segundo-pa%C3%ADs-m%C3%A1s-feliz-del-mundo
[10]
El fraude en este tema es un tema poco investigado pero que va
emergiendo en su justa dimensión como recurso manipulatorio. Ver Consejo
Nacional Electoral (Colombia). Prensa. Sancionarían Fraude en las
Encuestas electorales. Julio 19 de 2011.
http://www.cne.gov.co/CNE/SANCIONARIAN-FRAUDE-EN-LAS-ENCUESTAS-ELECTORALES------.news