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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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La lucha social en Colombia


Cambio Total [NotiColombia Press].

La dimensión social del conflicto interno está presente todos los días en la vida de los colombianos. Doscientos años de olvido no han sido suficientes para la oligarquía y nuestro pueblo soporta estoicamente toda suerte de privaciones. Mas siempre hay sectores populares que se rebelan, que luchan y dan la batalla por sus reivindicaciones más sentidas.

Esas reivindicaciones parten de la necesidad de satisfacer las necesidas básicas insatisfechas por la oligarquía que se ha apoderado del estado, lo ha dirigido a su propio interés bajo la falsa consigna de ser una ”democracia” cuando en la realidad lo que se practica es un Terrorismo de Estado que ejecuta extrajudicialmente, masacra, desaparece, y desplaza a millones de colombianos.

Las carencias son de todo tipo. Empleo, salud, vivienda, educación, recreación, entre otras. La lucha social adquiere entonces una dimensión primordial en la lucha política del pueblo por lograr una salida política, no cruenta, civilizada. Por ello, esos sectores han sido criminalizados y han soportado toda una política de exterminio a través de los diferentes planes militares diseñados desde los centros de poder de Washington y Bogotá, mas a pesar de ello ellos continúan la denuncia y la lucha.

Miremos de pasada algunos de esas luchas y denuncias que nos servirá para abrir un poco más los ojos y nuestra conciencia para llegar algún día -más temprano que tarde- a la Nueva Colombia. Esos sectores son la ”reserva democrática y los encargados de sensibilizar a todo el pueblo -obreros, campesinos, estudiantes, profesores, mujeres, ancianos, niños, etc- para seguir la lucha hasta el fin.

El empleo, el desempleo y el empleo temporal en Colombia

Nos remitiremos a publicaciones de la Escuela Nacional Sindical (ENS), la cual ha producido importantes documentos que deberían ser objeto de estudio por el pueblo. Dice la ENS: ”Colombia presenta una estructura del mercado laboral en la que apenas el 32% de la población ocupada tiene condiciones de trabajo decente en los términos en que la OIT lo concibe. Es decir un trabajo que supone una relación contractual formal regulada por la legislación, con protección social, estabilidad y diálogo social. Tal déficit se debe a que la mayor parte de la población ocupada hace parte de la economía informal: 60% para todo el país y 51% en las 13 áreas metropolitanas.

...Según ACOSET, el salario promedio de los trabajadores subcontratados a través de EST es el equivalente al salario mínimo legal (316 dólares, aproximadamente), lo que con la incidencia prestacional que establece la legislación laboral colombiana (prima legal, auxilio de cesantías, auxilio de transporte), significa un ingreso real 1.22 salarios mínimos mensuales (385 dólares, aproximadamente).

...En una encuesta realizada por la ENS en una empresa productora de papel, se encontró que los trabajadores temporales, pese a desarrollar las mismas actividades que sus pares contratados de manera directa, recibían un salario que en promedio apenas representaba el 39% del salario de los trabajadores directos”. [Una mirada al trabajo temporal en Colombia y a las empresas de servicios temporales].

El gobierno nacional que maneja en la práctica todo el estado produce sus ”estadísticas", las cuales están viciadas toda vez que han sido maquilladas para hacerlas ”más amables", mas no por "amables" dejan de ser mentirosas. Nos dice la ENS que ”A la hora de la verdad, los datos del comportamiento del mercado de trabajo en el 2012 son más malos que buenos.

...Buenos, porque se mantuvo la tendencia a la baja en las tasas de desempleo: la general disminuyó 0,4 puntos porcentuales (pp), al pasar del 10,8% promedio en 2011, al 10,4% promedio en 2012 (1); y bajó también la de jóvenes y de mujeres: 1,3 y 0,9 pp, respectivamente.

... Malos, porque el empleo en la economía informal no cede, pues la tasa de informalidad permanece alta y en esta condición se mantiene el 51,01% de la población que trabaja en las 13 áreas metropolitanas, situación que es peor en el resto del país (más del 60%). Malos porque aún las tasas de desempleo entre jóvenes y mujeres es altísimo: 19,6% y 14,2%, respectivamente; y malo también porque el mercado de trabajo genera una situación de discriminación gravísima frente a las mujeres: primero, porque éstas tienen una tasa de desempleo en general mayor que los hombres: 14,2% frente 8,2%; segundo, porque esta brecha es aún más grande en la población joven: 26,2%, frente a 14,8% (2); y tercero, porque son también las mujeres quienes presentan una alta proporción de trabajo en la economía informal: 49,2%, frente a 50,8% (3). [Una mirada al mercado de trabajo en Colombia en 2012: Resultados más malos que buenos -Análisis-]

Ese "mal" manejo de la economía, bueno para los patronos, se traduce en que ”El salario mínimo en Colombia escasamente cubre la mitad de la canasta familiar de ingresos bajos. En la Constitución Política y en el lenguaje de la Corte Constitucional se habla del mínimo vital como una garantía que se deriva de los principios del Estado Social de Derecho.

...Cuando hablamos del mínimo vital hablamos del ingreso mínimo que requiere una persona o una familia para atender sus necesidades básicas: alimentación, vivienda, servicios públicos domiciliarios, salud, educación, recreación y cultura, entre otras”. [Salario mínimo y mínimo vital].

La lucha social en Colombia

Ese mal manejo de la economía ha hecho que las luchas sociales tengan un papel protagónico en la vida nacional, a pesar de la política estatal-gubernamental de ”hambre, miseria y represión” para los pobres y exenciones de impuestos y entrega de la soberanía nacional a las multinacionales y a los empresarios colombianos.

Ello ha llevado a la imprescindible necesidad del pueblo a tomarse las calles para defender sus reivindicaciones y enfrentar las políticas hambreadoras adelantadas desde la ”Casa de Nari”. el aumento de las luchas ha tenido que ser reconocido hasta por el diario El ESpectador que publica que ”Según investigaciones del historiador Mauricio Archila, de 1958 a 1974 el promedio anual de luchas sociales fue de 173. De acuerdo con el Cinep, entre 1975 y 1990 este total saltó a 476; y de 1991 a 2001, bajó a 429. Pero a partir del primer gobierno de Uribe, se presentó el mayor número de protestas de los últimos 50 años: 643 por año.

...El estudio, elaborado por 'Base de Datos de Luchas Sociales' del Cinep, demostró que en seis años de mandato uribista, de los 1.120 municipios que en 2007 existían en el país (cifras del Dane), 554 sirvieron de escenario para las protestas. La movilización social alcanzó en 2007 el mayor auge observado desde 1975, cuando se reportaron 800 protestas y en el año 2008 la cifra llegó a 950. Las capitales de los departamentos fueron las mayores concentradoras de las manifestaciones, debido a la visibilidad que poseen”.

El hecho de que en 50% de los municipios colombianos -que reciben el tratamiento de querra que manejan los regímenes oligárquicos- se realicen casi 1.000 protestas de carácter social muestra a las claras la necesidad de unas organizaciones populares fuertes (sindicatos, partidos de izquierda, juntas comunales o veredales, asociaciones de mujeres, organizaciones estudiantiles), que adelanten coordinadamente la lucha social, componente primordial de la lucha de todo el conjunto del pueblo colombiano por su liberación.

A ello es lo que temen los gobiernos y por ello criminalizan la protesta popular. Mas llegará el día en que serán desbordados por la fuerza de las masas.

Mis muertos


Por: Alfredo Molano Bravo

A estas horas en que escribo YA todo lo escrito sobre Chávez habrá sido leído.

Me queda lo que el hombre dejó en mí; siento el deber de escribirlo. Su muerte, tan deseada por muchos y tan lamentada por tantos, es el último duelo de una historia que comienza, para otros como yo, con el asesinato de Gaitán. Es un recuerdo, lo sé, pero un recuerdo con el que hemos crecido millones de colombianos. De Gaitán tengo vivas las llamas en que ardía Bogotá, reflejadas en el cielo que veía desde la finca en que nací; 64 años después esa hoguera no se apaga y he caminado sobre las cenizas y los rescoldos que dejó su muerte. Alguna vez descubrí que la única hora que no habían podido borrarles a los colombianos fue aquella trágica una de la tarde del 9 de abril; los viejos sabían qué estaban haciendo aquel día en aquella hora. Una manera de ser fieles.

Mi segundo muerto fue Camilo Torres. En mi casa se oía hablar de su padre, Calixto, pediatra, colega de mi tío. En el Liceo de Cervantes —un nicho fascista de curas españoles— Camilo era un ejemplo porque fue el primer exalumno que “tomó los hábitos”. Años después se los tiraría al cardenal Concha por la cara. Camilo fue mi profesor de sociología urbana, pero sólo asistió dos veces a clase, y nada dijo de la ciudad. Andaba ya tras la tribuna. Iba para otro lado: a dar testimonio de su verdad con su vida. La dejó en un monte de Simacota, cuando todavía era monte y no un saqueadero de carbón. Cuando vi las fotos de su rostro muerto, su barba desparramada, su mirada congelada, juré tomar también el fusil y lo único que hice fue andar de pueblo en pueblo mostrando su sotana. La gente que se había ido con él también había caído, y no por las balas del gobierno.

Mi siguiente muerto fue el Che. Otro dolor, otra pena, otro cielo cerrado. De Cuba salió derrotado no por Fidel sino por Brezhnev. Derrotado también había salido de Guatemala y derrotado salió también del Congo. En Bolivia, una no tan paradójica manguala entre la CIA y la KGB lo cazó en un peladero. Nunca he podido entender por qué un guerrero con tantas guerras no se vino a pelear desde una de nuestras cordilleras o desde uno de los vericuetos del piedemonte llanero. Marulanda murió viejo pero no derrotado.

Chávez hizo lo que ni Camilo ni el Che pudieron hacer: ganar el poder con votos, y en el caso del también llorado —y muy llorado— Allende, sostenerse. Y más, fue el único que murió en la cama. Chávez renunció a las armas con ese “por ahora” frente al palacio de Miraflores, pero mostró un camino distinto, que es el que las Farc y el Eln tratan hoy de comenzar. La perspectiva que animó Chávez depende hoy de la suerte de la democracia en Venezuela. No está atada a la figura de Chávez ni a la de Maduro, sino a la existencia de una democracia popular, diferente a la de élites que monopolizaban los dos partidos tradicionales, adecos y copeyanos. El Movimiento Bolivariano hizo posible y real ese camino y ahora posibilita el nuestro. Si la derecha regresa a Venezuela, la insurrección armada en Colombia tomará de nuevo aliento.

Saludé a Chávez en la inauguración de Telesur, ese canal que marca un rumbo: para nosotros, el norte es el sur. Un verdadero ejemplo de calidad y pluralismo informativo que en Colombia sigue siendo vedado, que quizá Canal Capital pueda imitar. El comandante era un hombre mucho más pequeño de cuerpo de lo que uno lo suponía; de manos tan delgadas, que costaba trabajo imaginarlo disparando un fusil. Era una combinación equilibrada entre llanero y costeño caribeño. Hará mucha falta su voz, alzada siempre contra los Bush; su dureza sin sangre contra los escuálidos y su solidaridad militante con los millones de pobres y excluidos históricos de toda América Latina.

  • Alfredo Molano Bravo | Elespectador.com

Nueve de abril Marcha la Esperanza


El movimiento Marcha Patriótica reitera el llamado al pueblo colombiano, a las organizaciones políticas, sociales y populares, a marchar el próximo 9 de abril, por las calles de Bogotá hasta la Plaza de Bolívar, en defensa del proceso de diálogo de La Habana y por una paz con democracia y justicia social, en el espíritu del “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, suscrito el 26 de agosto de 2012, por los compromisarios del Gobierno Nacional de Colombia y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –Ejército del Pueblo-, en la capital de la República de Cuba.
Esta marcha, se realiza con ocasión de la conmemoración del 65 aniversario del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, ocurrido dos meses después de la marcha del silencio, cuando el caudillo popular convocó a miles y miles de compatriotas por la paz, la reconciliación y el fin de la violencia desde las alturas del poder. Al igual que Jorge Eliécer Gaitán instó a las masas, más allá de sus posiciones ideológicas y políticas, unidas en el firme propósito de la paz, 65 años después, conocidos los diálogos con las FARC-EP y la posibilidad de un escenario propio con el ELN y el EPL, los colombianos y las colombianas, en su gran mayoría, responderán al llamado para que con la presencia en la marcha del próximo nueve de abril en Bogotá, reafirmen el anhelo nacional de una Colombia con paz estable y duradera.
La Marcha Patriótica reconoce la importancia de la participación en esta actividad de iniciativa popular, del presidente de la República, Juan Manuel Santos, del alcalde de Bogotá Gustavo Petro y de numerosos alcaldes y alcaldesas de capitales y municipios colombianos, así como de gobernadores y gobernadoras, que se han decidido a respaldar el proceso de paz. Hemos abogado desde la instalación de la mesa de diálogos, para que el Gobierno Nacional, en forma unívoca, asuma la defensa de la misma, sobre la base de una coherente política de paz y de solución a vitales problemas de la población colombiana.
Convocamos a las organizaciones políticas, sociales, sindicales y populares, y al pueblo colombiano, a la marcha del 9 de abril, los instamos a hacer suyas las banderas de la paz con democracia y justicia social, el compromiso de ambas partes de no levantarse de la mesa, la decisión de pactar la tregua o el cese de fuegos bilateral y los acuerdos humanitarios, que garanticen la continuidad de los diálogos y produzcan la disminución de la intensidad del conflicto, la necesidad de que los problemas que hoy motivan la movilización social encuentren soluciones políticas sin la represión y la penalización de la lucha social, como lo indicó recientemente la Alta Comisionada para los Derechos Humanos.
La marcha por la paz, la democracia y la defensa de lo público del 9 de abril, se constituye en un nuevo hito en la historia del país, porque cientos de hombres y mujeres nos movilizaremos por allanar el camino hacia la paz, aislando a sus declarados enemigos que buscan la permanencia de la guerra, del terrorismo de Estado y de la violación de los derechos humanos.
Marcha Patriótica Junta Patriótica Nacional
Bogotá D.C. 5 de marzo de 2013
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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Basta de Terrorismo de Estado

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