Headlines News :
Con tecnología de Blogger.

Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

Blog ESTADÍSTICAS

BLOG DESTACADO

El proceso de paz, una olla a presión

Por: Cecilia Orozco Tascón

La aclaración, más que declaración, de Humberto de la Calle en La Habana, al reiniciar las conversaciones con los representantes de las Farc, es más reveladora que todo cuanto haya dicho la delegación gubernamental desde cuando empezó el proceso.

De la Calle, un hombre ducho en intervenciones públicas, no se despegó del papel que llevaba escrito. Leía palabra por palabra, previa consulta de la guía que tenía en el atril. Parecía enviándoles un mensaje, más que a los colombianos, a los grupos de poder inquietos con los acuerdos a que se estaría llegando en la mesa de negociación. Los rumores, incentivados tanto por la ultraderecha del impuro Centro Democrático como por el secretismo oficial, pusieron a ‘pitar’ la olla del establecimiento. Y quien le subió fuego a la estufa fue el menos interesado en que el cocido se quemara: Santos.

Su propuesta de incrementar el período de todos los elegidos (aunque sólo se refirió a los alcaldes) de 4 a 6 años, provocó el efecto de un bombazo. No por la propuesta en sí misma, perfectamente discutible, sino por la forma como lo hizo. En caso de que su gobierno continuara, aseguró, lo haría por dos años más. El tiro salió por la culata. La gente no entendió que el mandatario se retiraría a mitad de su próximo cuatrienio, una vez reelegido en las urnas, sino que buscaría, como si fuera Uribe, prorrogar su estancia en la Casa de Nariño.

Entre chisme y chisme, el plato recibió más condimentos: los dos años adicionales eran necesarios para firmar la paz con las Farc “a cualquier precio”. El avispero se alborotó tanto que De la Calle tuvo que salirles al paso a las interpretaciones refiriéndose a “las discusiones recientes sobre la hipotética duración del período de los funcionarios públicos elegidos” para negar que esa polémica tuviera algo “que ver con la mesa de La Habana”. Muy significativa resultó también su reiteración de que “no se está “negociando el modelo económico o la doctrina militar… el respeto a la inversión extranjera y a la propiedad privada”. Algo debe estar pasando tras bambalinas que los del vulgo no conocemos. En ese revoltillo, los enemigos no tan agazapados del proceso de paz hacen fiesta. Mientras en público dinamitan la posibilidad de llegar a un fin de guerra con disquisiciones políticas disfrazadas de argumentos jurídicos, en privado se meten al campo del jefe constitucional de las Fuerzas Armadas.

El procurador Ordóñez estuvo hace 10 días en el centro penitenciario del Batallón de Policía Militar 13, en Bogotá, donde cumplen penas más de 160 uniformados. Durante dos horas visitó a antiguos comandantes de batallones y de unidades tácticas, miembros de las Fuerzas Especiales y demás, muchos de ellos condenados a más de 40 años de prisión. Sus voceros le plantearon su aspiración de beneficiarse con la negociación con las Farc, en cuanto a la condonación o rebajas sustanciales de sus penas, es decir, indultos o amnistía, por los crímenes que cometieron. Aseguran algunos que Ordóñez fue “muy receptivo” y que les prometió “vigilar” con lupa su situación. El alcance de su presencia en el batallón debería ser asunto de debate: ¿Su visita se enmarca en la competencia de sus funciones? ¿Por qué se opone a la aplicación de la denominada justicia alternativa para los guerrilleros, pero estaría listo a apoyar la disminución de castigos a los uniformados? Se sabe que tarde o temprano La Habana, el país y la comunidad internacional tendrán que oír a los militares involucrados en crímenes, pero por los canales regulares. El pasatiempo predilecto de Ordóñez, que consiste en jugar a ser presidente, es muy peligroso. La olla sigue acumulando vapor.

  • Elespectador.com| Elespectador.com

Escribe ´Joaco, dos años de su detención: “La herida esta abierta y Caracas tiene la palabra“

Joaquín Pérez en su celda en ENRON/La Picota en Bogota.
Tomado de Comité de Solidaridad con Joaco, Estocolmo.

Nunca más... Reflexión de Joaquín Pérez sobre su expulsión de la Bolivariana Venezuela a Colombia

Joaquín Pérez Becerra

Director ANNCOL

 
Hablé con mi hija hoy. Me preguntó -papi como estas?- solo atiné en responderle - bien a pesar de ser un día trágico- eso fue lo único que hablamos. Nadie se podía imaginar que ese 2 de abril del 2011, fuese capturado en la silla de un vuelo de Lufthansa en una de las rampas del aeropuerto de Maiquetia, Caracas.
 
Días después entregado a las autoridades colombianas. Y trasladado en un avión de la Policía colombiana a Colombia. Oficialmente entregado a estos oficiales por autoridades venezolanas con identificación colombiana, documento que no portaba ya que hacia 11 años habla adquirido la nacionalidad sueca renunciando a todo documento del país que me vio nacer. La diligencia de Caracas con Bogotá era evidente. De entrada y sin juicio alguno condenado y expulsado por terrorista.

Un acto vergonzoso que empaña las bondades de un modelo económico, social y político muy diferente al sistema capitalista mundial. Sabíamos de lo “del mejor amigo” y pitos y flautas. Pero que ganaba Miraflores con ese “buen gesto”? Nada por lo visto. Pero si una mala espina en la solidaridad internacional que con tanto ahínco hemos impulsado desde afuera y en eso sigo estando orgulloso junto a mis compañeros en la Asociación Jaime Pardo Leal en Suecia.
 
Los revolucionarios y bolivarianos actuamos por principios y no por el que dirán. Fundamental reconocer nuestros errores para que nunca mas se le tiren guiños al enemigo de clase.
 
La herida esta abierta y Caracas tiene la palabra.

A Joaco: a sus dos años sin explicación

Joaquín Pérez Becerra, detenido en Venezuela el 23 de abril de 2011

Por Nechi Dorado
 
Hace dos años una noticia sacudió fuerte, pegó en lo más hondo del corazón y abrió tremendos ojazos de sorpresa.
En una situación que jamás fue aclarada, pero que dejó bien marcada la percepción de que muchas veces se institucionaliza el avasallamiento de los derechos humanos, fue detenido el compañero Joaquín Pérez Becerra.
 
Sentimos en ese momento que se estaba legalizando la impunidad, que el absurdo ganó nuevamente,  convirtiendo a los genocidas en inimputables mientras que los luchadores terminan estigmatizados.
Muchas voces se levantaron contra la decisión incomprensible.
Había caído por razones inexplicables, al menos objetivamente,  un compañero bolivariano.
¿Dónde? ¡En tierra bolivariana!
 
Más allá, mucho más allá de ese cóctel extraño donde se entremezcló bronca y dolor, indignación y sorpresa, nosotros seguimos sosteniendo y levantando las mismas banderas bolivarianas que levantaba Joaco ¡pero sin olvidar al compañero preso!
Las que sigue levantando, pese a tanto y  que paradógicamente son las mismas enseñas de quién lo enviara a manos del crimen organizado.
 
Recuerdo que en ese momento, embargada de tristeza, vino a mí una pregunta que hasta el momento no tuvo respuesta. Quedó flotando en mi conciencia, marcada a fuego como quedan los malos recuerdos. Como quedará mientras tus días, Joaco, se desarrollen tras los barrotes de una celda en cárcel de máxima seguridad, entre alimañas, miserias y espanto.
 
Entonces me pregunté, Joaco, ¿A qué sabe la traición?
Y hoy, compañero, a dos años de aquella irracionalidad me sigo formulando la misma pregunta:
 
¿A qué sabe la traición?
 
Sabe a cielo de espanto,
a fuego sucio que arrasa el sentimiento,
carga el odio de un dios excomulgado
hacia el averno feroz, vuelto despojo.
 
Me sabe a rosa ensartada por su propia espina.
Me sabe a canto de sirena enronquecida.
 
Sabe a caricia de hielo y repugnancia,
sabe a reptar de serpiente entre la hierba
con furia de Hecatónquiro, sibilante,
devorando a sus hijos, de repente.
 
Me sabe a noche sin pan de los hambrientos,
sabe a suspiro contenido frente al miedo,
a rebelión asfixiada del aliento,
a soledad de viejo, en el olvido.
 
¡Sabe a arco iris de luto, tras la muerte!
 
Son cinco dedos huérfanos de mano,
O cinco manos huérfanas de dedos.
Manos heladas que emergen mutiladas
desde algún laberinto inexpugnable
desentrañando frases inconexas.
 
Va la traición oculta en recovecos intrincados
Atrapando, una a una, las sonrisas,
en alguna telaraña camuflada.
 
Sabe a daga ensartada
en la espina dorsal de los sentidos,
abriéndole las vísceras al tiempo.
 
Sabe a puñal que se clava por la espalda
a corazón que sangra, sin remedio.
Sabe a un adiós instalado para siempre
sabe a puerta cerrada y a lamentos.
 
No hay vuelta atrás si la traición se instala
haciendo agonizar a la palabra,
entre paréntesis de margen impreciso.
 
Es como maldición que brota en madrigueras
decretando la muerte de los sueños,
produce enjambre de lágrimas que cuelgan
como caireles,
desflorando a la lealtad, con su veneno

Peligros que implica ser declarado patrimonio de la Unesco



El Carnaval de Barranquilla estaría perdiendo su esencia tras su declaración como patrimonio de la humanidad en 2003. Foto: destinosdelsur.blogspot.com
Agencia de Noticias UN- Bogotá D. C., abr. 22 de 2013 - La esencia de manifestaciones materiales e inmateriales, como el Carnaval de Barranquilla, estaría perdiéndose tras su declaratoria como patrimonio de la humanidad.
Así lo expresó Beatriz Santamarina, profesora de la Universidad de Valencia (España), invitada por la Facultad de Ciencias Humanas de la UN a compartir sus investigaciones en torno al patrimonio. 
“El Carnaval de Barranquilla cada vez es más cerrado. Ahora hay que pagar para sentarse en una grada y poder verlo. Así, se va convirtiendo en algo de élite donde solo unos pocos pueden consumir este tipo de patrimonio, pues tienen el poder adquisitivo”, señala Santamarina. 
Los carnavales son las grandes fiestas del Caribe, en las que los habitantes de esta región se entregan al jolgorio durante una semana antes de comenzar la Cuaresma (periodo de preparación de los cristianos para la crucifixión de Jesús). En Colombia, el más representativo es el de Barranquilla, declarado patrimonio inmaterial en 2003. 
La profesora llama a este fenómeno la “espectacularización del patrimonio”, que tiene como efecto la pérdida de sentido de determinada manifestación, la expulsión de las clases populares y la transformación en sitio privilegiado para el consumo. “Muchas veces la declaración como patrimonio acaba desvirtuando al propio sitio”, señala. 
El otro peligro tiene que ver con la destrucción física del bien: “Cada vez que se declara un sitio como patrimonio corre el peligro de degradarse, porque al condecorarlo (por decirlo de algún modo) se produce el efecto perverso de que todo el mundo quiere ir a verlo”. 
Sistema de dominación 
Aunque la lista de patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tuvo su génesis en 1972, la profesora Santamarina rastrea sus orígenes hasta el siglo XIX con la conformación del Estado-Nación moderno. 
“El Estado moderno fue el gran impulsor, porque, de alguna manera, necesita articular un esqueleto identitario. El patrimonio va a ser un instrumento fundamental para eso”, explica. 
Precisamente en esa época, se empieza a legitimar qué conocimientos son válidos y cuáles no lo son, a partir de la ciencia. “Esta se constituye como un generador de verdad, y tacha los conocimientos populares por falta de sentido común, son formas grotescas que no tienen la misma validez”. 
Y complementa: “Si le añadimos el capitalismo, el colonialismo y el romanticismo, el patrimonio se configura de una manera elitista, como un monumento nacional asociado a las clases altas”. 
Esta distinción se traduciría miméticamente en las relaciones de poder entre los Estados. “Si uno se asoma al mapa del patrimonio (protegido por la Unesco), verá que la inmensa mayoría de los bienes culturales están en Europa, gran parte de los bienes naturales están en África y América, y los bienes inmateriales están en Asia”. 
Santamarina aclara que no es que no haya patrimonio cultural en América, solo que los criterios de la Unesco (occidentalista, materialista, monumental y cristiano) responderían al colonialismo cultural de Europa. 
La experta ofrece como evidencia que “una distribución asimétrica de los bienes es muy significativa; dicen que son esos los representativos de la humanidad. No creo que Italia y España (que son los países que más patrimonio reconocido por la Unesco tienen) sean representativos de nada. Se está legitimando un solo tipo de cultura”.
(Por:Fin/AF/sup/casf/fgd)

¿Brotará socialismo del chavismo?


Claudio Katz (especial para ARGENPRESS.info).


Desde hace varios años Venezuela es el principal laboratorio latinoamericano de transformaciones políticas y sociales. En toda la región se observa con gran expectativa que sucederá con el chavismo sin Chávez. Es indudable que el país ingresará en etapas muy diferentes si el proceso se radicaliza o estanca.

Variedad de conspiraciones

La derecha intentó desconocer un acto comicial realizado con el “mejor sistema electoral del mundo”. Esta calificación pertenece al ex presidente norteamericano Carter, que ponderó las virtudes del voto electrónico, la fiscalización internacional, el poder electoral independiente y las auditorías incorporadas. Esta transparencia fue confirmada en la reciente elección por comités de expertos y observadores de organismos mundiales. Capriles no aportó ninguna prueba de fraude, exigió verificaciones que ya fueron realizadas y propuso formas de conteos que recrearían las anomalías del viejo sistema manual.

La reducida diferencia a favor de Maduro (50,75 % frente 48,98%) no es tan inusual. Se registró en otras elecciones venezolanas (1968, 1978) y en varias norteamericanas (Kennedy triunfó sobre Nixon por 49.7 % a 49.6 % en 1960). Numerosos comicios recientes (por ejemplos italianos) se han definido por algunos miles de votos.

Lo que no perpetró Maduro fue el fraude realizado por George Bush en el 2000, para apropiarse de la victoria de su rival Gore (48,4 % frente 47,9%), mediante una maniobra del colegio electoral de la Florida. Cuando Chávez perdió por escaso margen en el 2007 reconoció de inmediato la derrota. Maduro había anticipado que con un solo voto de diferencia en su contra entregaba el gobierno y con el mismo margen a su favor asumiría de inmediato. Conocidos los resultados definitivos se limitó a cumplir su promesa.

El intento golpista irrumpió de inmediato con 8 asesinatos, decenas de heridos, incendios en las sedes chavistas y asedios al Poder electoral. Este operativo fascista fue ensayado durante una campaña electoral que incluyó sabotajes de usinas, jaqueos de computadoras, desabastecimiento de alimentos, encarecimiento de productos básicos y gran despegue del dólar paralelo. También ingresaron desde Colombia grupos paramilitares para ultimar militantes del oficialismo.

Capriles intentó crear el escenario de des-gobierno requerido para repetir los derrocamientos de Lugo (Paraguay) y Zelaya (Nicaragua). Contó con el aval de la embajada estadounidense y el sostén de la diplomacia española. Los dos países demoran el reconocimiento del nuevo presidente y fueron instigadores directos del fracasado golpe de Carmona, en abril del 2002.

Pero no resulta fácil repetir esa asonada frente a la gran experiencia de resistencia que acumula el pueblo venezolano. La derecha ha perdido el soporte financiero que les aseguraba el manejo indirecto de la petrolera estatal (PDVSA) y enfrenta el rechazo mayoritario de los gobiernos sudamericanos.

Pero lo más importante fue la contundente reacción de Maduro que denunció el pacto a escondidas propuesto por Capriles. La oposición a ese contubernio fue acompañada de una explícita caracterización de clase de su adversario, como exponente de la burguesía venezolana. Los medios de comunicación presentaron este retrato como un cliché propagandístico, sin advertir que esclarece el contenido social de la disputa en curso.

La derecha se ha envalentonado y unificado en torno a un líder. Apostará al asedio, al desgaste y a la provocación. Incentivará el caos económico, la desestabilización política y la presión armada. Tiene un libreto que habría aplicado con la misma intensidad, si la victoria de Maduro hubiera sido más amplia.

Este boicot empalmará con un metódico trabajo para imponer el llamado a una elección revocatoria dentro tres años. Harán funcionar a pleno los medios de comunicación, para demostrar cuán autoritario es un gobierno que supera todos los récords de elecciones cristalinas. Difundirán las terribles persecuciones que sufren los opositores con mayor libertad de insulto del planeta.

La derecha seguirá tanteando a los militares que se encuentran en la mitad del sándwich creado al interior de las Fuerzas Armadas. La jerarquía y la oficialidad inferior que sostienen al chavismo están cortadas por viejas capas de uniformados, con privilegios y negocios de todo tipo. Ellos conforman el sustento más peligroso de la “boli-burguesía”.

Resultados sorpresivos y confirmatarios

Maduro consiguió 7.575.506 votos y Capriles 7.302.641. Sufrió una pérdida aproximada de 685.000 sufragios en comparación a los obtenidos por Chávez en octubre pasado, mientras que su contrincante sumó una tanda de 670.000 papeletas. El 50,75% logrado se sitúa lejos de la primera victoria presidencial chavista (56,2%) y también por debajo de la última elección (54,4%).

El retroceso fue impactante porque todos esperaban una holgada diferencia de 8-12 puntos a favor del oficialismo. Estos pronósticos eran compartidos por la derecha y las encuestadoras. Pero si se evalúa lo ocurrido con cierta distancia de esa expectativa, lo llamativo es la vitalidad del chavismo, que ha ganado 17 de las 18 elecciones realizadas en los últimos 14 años. Se ha votado a un ritmo inédito. Con un régimen de concurrencia no obligatorio, la participación en las últimos dos llamados se aproximó al 80% de la ciudadanía.

No hay que perder de vista que se logró una victoria muy especial por la ausencia de Chávez. El fantasma de la derrota padecida por el sandinismo en 1989 quedó despejado. Cualquier político del mundo envidaría al partido que obtiene el triunfo número 17, sin su figura dominante.

Hay dos lecturas posibles de los cómputos finales, dada la leve caída registrada en el número de concurrentes (80 a 78%). La primera destaca que el chavismo no logró arrastrar a las urnas al segmento popular que lo acompañó en octubre pasado, mientras que la derecha sí pudo incrementar su propia afluencia. La mayor abstención porcentual en los barrios humildes corroboraría esta evaluación. La segunda visión atribuye los resultados a un desplazamiento de votos del oficialismo hacia la oposición. En cualquier caso hay un repunte de derecha y una caída del chavismo.

Este viraje indica que se leyó mal las consecuencias electorales del fallecimiento de Chávez. El respaldo emotivo arrollador se daba por descontado, sin que la pérdida del comandante podía provocar también desanimo y desamparo. Aprovechando este clima Capriles recurrió a una increíble usurpación y se presentó como un sustituto confiable del proceso bolivariano.

Pero el simple registro del vaivén electoral (fuerte recuperación en octubre y simétrica caída en abril) no debe oscurecer, la declinación general del voto chavista desde el 2007. Esa caída obedece a causas muy conocidas y detalladamente enunciadas por Maduro en el acto de cierre. Inflación ascendente, estampida del dólar, carencia de los productos no provistos por la red oficial (MERCAL), enriquecimiento de los banqueros y enormes ganancias de los intermediarios importadores.

La visible corrupción perdura con el amparo de los burócratas que manejan gran parte de la estructura oficialista. El mal endémico de la ineficiencia persiste en todos los niveles de la administración pública y la explosión de delincuencia abruma a la población.

En este escenario de dificultades el chavismo cuenta con un significativo margen para remontar la cuesta, antes de la confrontación que impondría un eventual revocatorio. Mantiene una sólida mayoría en la Asamblea Nacional (95 sobre 165 integrantes) y comanda 20 de las 23 gobernaciones.

El escenario económico no presenta, además, las aristas catastróficas que difunden los economistas neoliberales. Chávez demostró una y otra vez como se pueden recuperar los votos perdidos en este tipo de circunstancias. El punto de partida es revisar los errores sin flagelarse. La necesidad de introducir correcciones es obvia, pero el sentido de estos cambios es mucho más polémico.

Dos actitudes, dos perspectivas

Radicalizar el camino abierto hace 14 años o contemporizar con la derecha son las dos opciones contrapuestas que enfrenta el chavismo. El mismo dilema afrontaron muchos antecesores latinoamericanos del proceso venezolano. Debieron definir la profundización o disolución de proyectos revolucionarios, nacionalistas, antiimperialistas o reformistas.

Chávez siempre se inclinó por el primer camino, confrontando con los partidarios del status quo. La radicalización permitiría renovar las energías de una transformación que ya agotó su primera etapa. La alternativa conservadora desmoralizaría en cambio a la masa chavista, sin atraer a la derecha.

El primer rumbo exige dialogar con todos sin pactar con la burguesía. El segundo curso conduce a un acuerdo con los enemigos a costa de los propios seguidores. La audacia que demostró la revolución cubana es un antecedente de rupturas que abren horizontes. El vergonzoso final del MNR boliviano o del APRA peruano ilustra, por el contrario, el desmoronamiento que sucede a la capitulación.

Las dos perspectivas estarán en juego en la forma de encarar las asfixias económicas de corto plazo que imponen la inflación, la devaluación y el déficit fiscal. Estas desventuras son consecuencia de un sabotaje capitalista, que multiplica los beneficios de los grupos enriquecidos al amparo del poder. Si no se penaliza a tiempo a esos sectores habrá que recurrir al ajuste antipopular en forma explícita o encubierta.

Hasta ahora se contrarresta el desabastecimiento con mayor provisión de bienes, en el circuito de comercialización oficial. Pero la tolerancia hacia los especuladores termina neutralizando esa compensación. Los nuevos porcentajes de aumento salarial (35-48%) mantienen el poder de compra de los trabajadores, pero no corrigen el círculo vicioso creado por una inflación desbocada y convalidada con alta emisión. No es necesario enfriar la economía, ni retornar al libre mercado para reducir la carestía. Se puede actuar directamente sobre la formación de precios con medidas de control, fiscalización del beneficio y punición impositiva de los acaudalados.

La definición económica central gira en torno al fondo petrolero y la distribución de sus divisas. Durante un largo tiempo se aceptaron mecanismos de intermediación bancaria que engordaron a los financistas, sin reducir la especulación cambiaria. Ahora se ha introducido un sistema de subastas más transparente, pero los grandes capitalistas continúan lucrando con las divisas. Obtienen dólares al precio oficial y los comercializan en el mercado negro. No sólo hay problemas técnicos con la gestión de la subasta. Es indispensable tornar efectivo el monopolio estatal del comercio exterior para ordenar del manejo del excedente comercial.

Las mejoras del ingreso popular son tan evidentes que la propia derecha ya las reconoce como un mérito del chavismo. Eluden explican por qué sus gobiernos nunca ensayaron algo parecido. Fue el desplazamiento de esas administraciones reaccionarias lo que permitió derramar la renta petrolera hacia abajo. Pero es evidente la fragilidad del aumento actual del consumo sin la correspondiente inversión. La ampliación genuina del poder de compra exige avances significativos en la malograda industrialización de una economía rentista.

En el plano político los dilemas igualmente acuciantes. Existe un generalizado cuestionamiento de la corrupción y el castigo de los que acumulan dinero mal habido, definirá si el proceso recupera sustento popular. Maduro anticipó la creación de un cuerpo especial y secreto para destapar malversaciones. Pero una nueva ética de la honestidad exige la intervención directa de los militantes chavistas y una gran sensibilidad oficial para facilitar las denuncias.

La iniciativa de unificar las misiones en un nuevo sistema puede resultar también muy útil, si al mismo tiempo se fortalece la acción por abajo en las comunas y en los sindicatos. El anuncio de ir a las fábricas y a los barrios para construir legitimidad popular abre un camino de rencuentro con los votantes perdidos.

Hay condiciones favorables para introducir estas correcciones en el apasionado clima de Venezuela. Allí no impera la indiferencia, ni el hartazgo con la política que se observa en tantos países. El nuevo piso forjado en la conciencia popular permite encarar por ejemplo las iniciativas humanistas que Maduro sugiere, para lidiar con el complejo problema de la inseguridad. Ha convocado a la reintegración social de “todos los muchachos que dejen las armas” y se opone a la violenta persecución de los marginados, que instrumentaría la derecha.

No es sencillo tampoco radicalizar el proceso, atrayendo al mismo tiempo a gran parte de la clase media que se alinea con la derecha. La receta clásica de los socialdemócratas es el travestismo. Implementar “lo que la gente quiere” luego de haber absorbido los mensajes de los medios de comunicación. Esa adaptación trasformaría al chavismo en otro caso más de domesticación institucional.

Si se quiere evitar este entierro, no queda otra alternativa que perfeccionar la disputa ideológica iniciada hace 14 años. Persuadir y persuadir con nuevos argumentos es el sendero a recorrer. Demostrar como la derecha empuja a la clase media a actuar contra sus propios intereses persiste como el gran desafío del chavismo.

Legados y convicciones

El proceso bolivariano puede brindar una gran lección a los veteranos de la izquierda latinoamericana que perdieron el espíritu revolucionario. Si se revisan las fallas sin desazón, el lugar vacante que ha dejado Chávez encontrará sustitutos más colectivos.

No hay que olvidar cómo el gestor del cambio actual se sobrepuso a varias experiencias fallidas. Y al igual que Fidel después de Moncada siguió adelante luego del fracaso de su alzamiento inicial. Esa firmeza lo convirtió en un líder de masas al cabo de un breve encarcelamiento. Posteriormente supo afrontar el golpe del 2002 con la misma resolución y entregó sus últimas energías vitales a la batalla contra Capriles. Sin ese coraje Maduro no estaría hoy al frente del gobierno.

Chávez mutó siguiendo los vientos de la acción revolucionaria y por eso sus convicciones nacionalistas evolucionaron hacia la izquierda. Desde 1999 se embarcó en un curso radical que lo distanció de las clases dominantes y lo enlazó con las clases oprimidas.

Las confusas relaciones que estableció al principio con los militares derechistas de Argentina (“carapintadas”), indujeron a muchos analistas a observarlo como un golpista más del pelotón latinoamericano. El mismo equívoco suscitó su coqueteo inicial con la Clinton y la Tercera Vía del social-liberalismo. Pero su reacción frente a la embestida derechista despejó rápidamente cualquier duda sobre sus preferencias políticas. Optó por una convergencia con la izquierda que fue acelerada en su encuentro con Fidel.

Chávez se nutrió del patriotismo radical que personificaban Torrijos y Velazco Alvarado. Pero alentó una participación popular antiimperialista muy superior a esos antecesores. Contraviniendo la trayectoria dominante del nacionalismo latinoamericano impulsó la movilización social. Propició la creación de 100.000 círculos bolivarianos, la ocupación de PDVSA, la organización de los reservistas y la expansión de los consejos comunales. Esta confianza en el sujeto popular lo distanció del clásico arbitraje de Perón o Vargas. Dejó de lado el bonapartismo militar e introdujo la mayor democratización de la historia venezolana.

Su vaga aceptación juvenil del socialismo desembocó en un proyecto de reformas avanzadas sin el techo tradicional del nacionalismo burgués. Como tenía muy presente la tragedia de Salvador Allende, no se replegó ante las amenazas fascistas. Al contrario, concibió una estrategia de contragolpe frente a la derecha, junto a ensayos de transformación pacífica con resguardo armado. Su obsesión por el triunfo se gestó evaluando las derrotas sufridas por todos revolucionarios latinoamericanos desde Zapata y Sandino hasta Farabundo Martí.

Esta conducta le permitió a Chávez aguar la fiesta neoliberal, confrontar con el imperialismo y recuperar el proyecto socialista. Incurrió en numerosos errores, como la entrega de dirigentes guerrilleros a Colombia y la reivindicación de varios dictadores del mundo árabe. Pero inauguró el proyecto que ahora pueden culminar sus discípulos, si avanzan hacia la realización del socialismo.

Los dirigentes chavistas consideran que están embarcados en esa construcción y lo demuestran con discursos, proclamas y carteles desplegados por todo el país. Las denominaciones aplicadas a muchos emprendimientos confirman esa expectativa (empresas socialistas, partido socialista, salud socialista). La generalizada utilización de un concepto pos-capitalista es muy familiar al chavismo, que nutre sus filas de militares, intelectuales y activistas formados durante los años 70, bajo el influjo guerrillero y variadas influencias ideológicas comunistas.

Los dogmáticos descalifican este perfil resaltando la distancia que separa a los enunciados socialistas de su concreción. Suponen que ambos parámetros deben marchar al mismo ritmo, sin explicar por qué razón ellos mismos despliegan tanta propaganda marxista sin ningún atisbo de materialización. Proclamar el ideal socialista es un primer mérito, en la medida que define cual es la meta ambicionada y qué distancia habría que recorrer para alcanzarla.

Los sectarios repiten también los sarcasmos cínicos contra el socialismo bolivariano que emiten los críticos derechistas. Nunca se preguntan por qué razón el chavismo rescató el ideal socialista. En el pasado era muy frecuente reivindicar formalmente esa meta, como una cobertura demagógica para cualquier proyecto político. Este disfraz era necesario por el impacto generado por las revoluciones rusa, china, cubana y vietnamita. Todavía subsisten muchos partidos liberales, derechistas e incluso fascistas que preservan su mote socialista inicial. Pero esa moda quedó mayoritariamente sepultada con el desplome de la Unión Soviética.

Ningún movimiento popular reclama hoy a sus dirigentes que adopten definiciones socialistas. Este pronunciamiento no brinda réditos en ningún terreno. El prestigio intelectual y la penetración electoral que suscitaba esa identificación se ha diluido. Sólo cabe por lo tanto una interpretación de las razones que indujeron al chavismo a retomar el socialismo: la convicción. Aunque los descreídos no puedan entenderlo, ese parámetro guía la conducta de los militantes y dirigentes embarcados en la batalla por la emancipación.

Aprendizajes e innovaciones

Cualquier luchador latinoamericano sabe que una construcción socialista exige lidiar con dos novedades contemporáneas: la URSS ya no existe y las viejas dictaduras regionales han sido reemplazadas por sistemas constitucionales. El proceso revolucionario debe transitar por senderos más complejos que el pasado. La insurrección, el foco o la guerra popular prolongada ya no aportan respuestas a la forma de actuar en el terreno electoral y al desafío de conseguir aliados externos para resistir el acoso imperial. Frente al nuevo escenario hay que innovar con la misma audacia que en su época tuvieron Lenin, Mao y Fidel.

Los sectarios recluidos en su micro-mundo ni siquiera se plantean estos problemas. No perciben los problemas que emergen de cualquier interacción con la realidad. En octubre pasado se opusieron por igual a Chávez y a Capriles, presentando una candidatura insignificante (Chirino). Esta vez optaron por la abstención, argumentando que Maduro y su reaccionario contrincante “son lo mismo”. Minimizan el peligro golpista porque consideran que el chavismo es tan nefasto para el pueblo como su adversario. Con semejante despiste sus planteos solo aportan una graciosa nota de color al panorama venezolano.

Es importante comprender los nuevos rumbos de la lucha por el socialismo. En el siglo pasado los revolucionarios no enfrentaban la problemática intervención en el sistema electoral burgués. Actuaban en un persistente contexto de guerras y dictaduras, sin necesidad de abordar la disputa por los votos. Las dificultades para trabajar por una construcción socialista en este terreno son muy conocidas por cualquier de militante de izquierda, que haya participado en alguna elección. El régimen constitucional otorga a los dueños del poder económico y mediático privilegios siderales, que son potenciados por el predominio de la ideología convencional.

Los méritos del chavismo en este terreno han sido mayúsculos. Le ganó diecisiete votaciones a las clases dominantes. Pero es ilusorio suponer que esa secuencia se repetirá ad infinitum en una elección tras otra, sin padecer cansancio y desgaste.

Está probado que el socialismo no podrá emerger de la simple continuidad de secuencias electorales. Los socialdemócratas que alguna vez creyeron en esa posibilidad, ya no destinan ni un minuto a recordar la justificación de esas creencias. Simplemente actúan aceptando las pautas que fijan las clases opresoras. Si se quiere evitar esa degradación hay concebir como se podría integrar el sufragio periódico actual a una futura democracia socialista. Ese tránsito requeriría alguna modalidad de ruptura revolucionaria.

El instrumento potencial de esa transformación es el poder popular que acompaña al chavismo desde su nacimiento. Estos organismos paralelos y articulados al esquema institucional presentan múltiples modalidades de consejos, comunas, círculos, sindicatos y partidos. Hasta ahora no consolidaron una forma definida y tampoco maduraron un desarrollo autónomo, en gran medida por la tutela impuesta desde arriba. La ausencia de Chávez exige ahora potenciar el protagonismo colectivo.

Las carencias del poder popular pueden ser fatales, puesto que allí se concentran los embriones de la construcción socialista. Ese poder es el gran resguardo de continuidad del proyecto revolucionario, frente a los imprevisibles vaivenes de la disputa electoral. Por esta razón cuando se cierra un acto comicial no sólo hay que contar los votos obtenidos. Se necesita saber cuánto se avanzó en la organización de la estructura popular.

Chávez siempre supo cuán necesario es prepararse para confrontar con clases dominantes decididas a defender sus privilegios por medio de la fuerza. No alcanza con impedir la designación de un Pinochet al frente del ejército para impedir el drama sufrido en Chile en 1973. Las estructuras populares defensivas son indispensables para condicionar el comportamiento de las fuerzas armadas en situaciones críticas. La conducta de esa institución en gran medida depende de la capacidad popular para actuar en forma directa y organizada contra los fascistas.

El sorprendente devenir de la historia ha reintroducido la batalla por el socialismo en un país petrolero. Este escenario era inimaginable para los marxistas del siglo XX, que se acostumbraron a localizar los procesos revolucionarios en países carentes recursos. Venezuela es la contracara de ese modelo. No afronta ninguna de las restricciones que por ejemplo atormentan a Cuba.

La combinación de plan y mercado requerida para una transición socialista en un país exportador de combustible será muy distinta a la exigida en una economía carente de divisas. Hay ciertas medidas comunes a cualquier proyecto anticapitalista (bancos, recursos naturales y comercio exterior nacionalizados).

Pero dada la estatización del petróleo, el mayor desafío que afronta Venezuela es la gestión de ese recurso y no la ampliación ulterior de la propiedad pública. Es vital cambiar la matriz productiva con expansión industrial y reducir las importaciones de bienes de consumo. El éxito económico del chavismo se medirá en este plano.

Movimientos sociales del ALBA

La victoria de Maduro es un trago amargo para la diplomacia estadounidense, que ansía librarse de la crítica chavista a todas sus tropelías. Esas denuncias empañan el reacomodamiento táctico que promueve Obama para atenuar la imagen belicista de la primera potencia. El triunfo bolivariano obliga a Estados Unidos a perfeccionar el maquillaje de sus invasiones, asesinatos selectivos y torturas en Guantánamo.

La presencia de un continuador de Chávez al frente de una economía petrolera representa, además, un grave problema para el imperio, que siempre computó al crudo venezolano como un insumo propio. Le resulta intolerable que su principal abastecedor latinoamericano maneje cuotas de producción en forma soberana y acuerde contratos de largo plazo con China.

Estados Unidos no ha podido tumbar el proceso bolivariano al cabo de catorce años. Este fracaso obedece también a la capacidad exhibida por América Latina para impedir la repetición del desangre perpetrado en Medio Oriente y África. La enorme trascendencia de este logro no ha sido debidamente valorada. Si la región padeciera masacres étnicas, guerras sectarias o matanzas separatistas, actualmente sólo discutiríamos la forma de emerger de esas tragedias.

El país necesita apoyarse en un bloque geopolítico latinoamericano para contrapesar la presión imperial. Es el respaldo que no tenía Cuba en los años 60. Incluso con varios gobiernos derechistas en su interior, UNASUR, CELAC y otros organismos pueden cumplir ese rol de escudo protector. Pero lo ocurrido con Lugo en Paraguay demuestra que ese resguardo no sustituye la decisión interna de confrontar con el golpismo.

Venezuela no es un integrante más de la alianza sudamericana y su gobierno presenta un perfil diferenciado de cualquier administración de centroizquierda. Esta singularidad reapareció durante la elección del primer sucesor de Chávez.

Maduro es un “presidente obrero” muy distinto a Lula, tanto por su militancia socialista, como por la distancia que ha mantenido de la socialdemocracia. No recurrió hasta ahora al discurso amigable con los poderosos. Al contrario, confrontó con el “burguesito Capriles que desconoce la vida del trabajador”. ¿Persistirá o se diluirá ese mensaje?

El planteo de Maduro también contrasta con la indiferencia hacia la meta socialista, que predomina entre la mayoría de los presidentes progresistas. Algunos mandatarios -como Cristina Kirchner- son incluso abiertamente hostiles a ese ideal. Suelen contraponer la bandera roja con el estandarte celeste y blanco, como si fueran símbolos en conflicto.

El chavismo ha transformado el panorama de la izquierda latinoamericana y rehabilita la batalla por el socialismo continental. Pero no existe hasta ahora un organismo de confluencia para esa acción. La nueva articulación de los movimientos sociales del ALBA, que se está promoviendo para aglutinar organizaciones populares a escala regional, podría cumplir ese papel. Pero debería reunir agrupaciones construidas desde abajo con autonomía de los gobiernos.

Esa confluencia estaría exenta de las restricciones que rodean a la acción gubernamental. Su función no sería consolidar acuerdos geopolíticos, asociaciones estatales, alianzas o convenios económicos. Trabajaría en las prioridades de los movimientos sociales y podría alzar la voz en los temas conflictivos. Desde un ALBA de los pueblos hay espacio para la solidaridad con Haití sin envío de tropas, para cuestionar a las transnacionales de cualquier sub-potencia y para objetar las fantasías del “capitalismo regulado”.

Los movimientos sociales ALBA tienen la oportunidad de cubrir el vacío dejado por el declive del Foro Social de Porto Alegre. Podría avanzar en la superación de esa experiencia adoptando el perfil de lucha que eludió ese precedente. El momento es promisorio y la rendija comienza a abrirse para la gran tarea de convertir el sueño de Bolívar en una emancipación socialista.

Claudio Katz es Economista, Investigador, Profesor. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).

Bibliografía:
-Aharonian Aram, “Sólo un triunfo de Maduro garantizará la continuidad del proceso integrador”, ALAI, 4-.4-2013.
-Almeyra Guillermo, “El desafío” infosurrosario.com.ar, 16-4-2013
-Álvarez Víctor, Venezuela: hacia dónde va el modelo productivo, CIM, Caracas, 2009
-Boron Atilio, “Maduro: una victoria necesaria”, ALAI, 15-4-2013
-Denis Roland, “La lealtad como tragedia o como esperanza radical”, www.rebelion.org, 16-4-2013.
-Díaz Rangel, Todo Chávez, Planeta, Caracas, 2006
-Guerrero Emilio Modesto, Chávez, el hombre que desafió a la historia, Peña Lillo, Buenos Aires, 2013
-Isa Conde Narciso: “Venezuela-14 de abril: una reflexión necesaria”, www.redaccionpopular.com, 16-4-2013
-Kohan Néstor, “Los dilemas de octubre” www.rebelion.org, 28-9-2012.
-León Irene, “Elecciones en Venezuela: lecturas y aprendizajes”, Fedaeps, Quito, 2013.
-Monedero Juan Carlos, El Troudi Haiman, Empresas de producción social, CIM, Caracas, 2007.
-Osorio Ana Elisa, “Una perspectiva y cuatro elementos para el análisis de los resultados electorales de 2012”, Fedaeps, Quito, 2013
-Pérez Borge Stalin, Gómez Gonzalo, García Juan, Zuleika Menéndez, Marín Alexander, Carcione Carlos, “De qué estamos hablando: Chávez y el liderazgo de la revolución bolivariana”, www.rebelion.org, 4-1-2013.
-Stedile Joao Pedro, “Brasil y ALBA de los pueblos”, www.ivoox.com/j, 10-4-2013
-Verzi Rangel Álvaro, “Venezuela: Todo lo parecido al 2002 no es ninguna coincidencia”, elquepiensagana.wordpress, 7-4-2013
-Zuñiga Simón Andrés, “Devaluar o no devaluar… ¿Este es el problema?”, www.rebelion.org, 8-2-2013.

Resumen
El proceso bolivariano ingresa en una etapa de definiciones. La derecha ensayó una presión golpista sin las condiciones del 2002. Intensificarán las campañas destituyentes, tentarán a los militares e impulsarán el revocatorio. El oficialismo logró una ajustada victoria remontando los inesperados efectos del fallecimiento de Chávez y sorteó el fantasma de la derrota sandinista. Padece una declinación de votos por causas muy conocidas, pero tiene margen para remontar la adversidad.
La radicalización renovaría las energías y la opción conservadora desmoralizaría al chavismo. Son dos cursos opuestos para afrontar la ineficiencia, la corrupción y la inseguridad. Chávez se sobrepuso a situaciones más difíciles girando a la izquierda e incentivando la acción popular. No aceptó el techo del nacionalismo burgués y rehabilitó el proyecto socialista. Sus discípulos pueden retomar esa conducta.
La desaparición de la URSS y el fin de las dictaduras obligan a reconsiderar la estrategia socialista. Se impone combinar la acción electoral con la construcción del poder y el resguardo defensivo, tomando en cuenta la peculiaridad de una economía petrolera.
La victoria de Maduro afecta la estrategia de maquillajes imperiales y refuerza la necesidad de proteger a toda la región de las tragedias que soporta África y Medio Oriente. La articulación de movimientos sociales del ALBA ofrece un nuevo ámbito de aglutinamiento por abajo por la emancipación socialista.

¿Por qué Estados Unidos necesita una guerra a gran escala?


Sábado 20 de abril de 2013. Nodo50 | Descargar artículo en PDF
Fuente : CEPRID
Por Víctor Burbaki
Por el momento nos encontramos en medio de una turbulenta fase del ciclo evolutivo global que comenzó en la década de los 80 y se cree que terminará a mediados del siglo XXI. En este proceso Estados Unidos claramente perderá su condición de superpotencia.
Las estimaciones ofrecidas por expertos de la Academia de Ciencias de Rusia indican que el actual período de grave inestabilidad debería terminar aproximadamente en 2017-2019 con una crisis. La crisis no será tan profunda como las del 2008-2009 ó 2011-2012 y marcará la transición hacia una economía construida sobre la base de nuevas tecnologías. La recuperación económica durante el 2016-2020 implicará serios cambios en el equilibrio mundial de poder y graves conflictos político-militares involucrando a los pesos pesados mundiales y a los países en desarrollo. Los epicentros de los conflictos estarán ubicado en el Medio Oriente y en Asia Central post soviética.
El siglo de dominación político-militar global y de supremacía económica de EEUU parece estar a punto de concluir. EEUU no pasó la prueba de la unipolaridad y, desangrado por los permanentes conflictos en el Medio Oriente, carece en la actualidad de los recursos que se requieren para retener el liderazgo global.
La multipolaridad implica una distribución mucho más justa de la riqueza en todo el mundo y una profunda transformación de las instituciones internacionales como la ONU, FMI, el Banco Mundial, etc. En la actualidad, el consenso de Washington parece irreversiblemente muerto y la agenda global debe estar encabezada por la tarea de construir una economía con niveles de incertidumbre mucho menores, unas normas financieras más estrictas y una mayor justicia en la distribución de los ingresos y beneficios económicos.
Los centros del desarrollo económico están derivando desde Occidente –que cuenta con la revolución industrial entre sus principales logros—hacia el continente asiático. China y la India deben prepararse para una carrera económica sin precedentes en este proceso en el contexto de una mayor competencia entre las economías que emplean el capitalismo de Estado y los modelos tradicionales de democracia. China y la India, los países más poblados del mundo, definirán el sentido y el ritmo del desarrollo en el futuro, pero la principal batalla por la supremacía global se definirá entre EEUU y China estando en juego la elección del modelo post industrial y socio-económico del siglo XXI.
La pregunta que surge en este contexto es ¿cómo reaccionará Estados Unidos frente a la transición?
Hay que tener en cuenta que cualquier estrategia de EEUU parte de la premisa que la pérdida de la supremacía mundial es inaceptable para el país. El vínculo entre el liderazgo y la prosperidad del siglo XXI es un axioma para las elites de EUU, independientemente de los detalles políticos.
Los modelos matemáticos de la dinámica geopolítica global llegan a la conclusión que una victoria a gran escala, en una guerra llevada a cabo por medios convencionales, sería la única opción para que los EEUU revirtieran el rápido colapso de su status geopolítico.
Es un secreto a voces que, en ocasiones, los métodos no militares de empujar a los rivales fuera del escenario –como en el caso de la Unión Soviética—también funcionan y las tecnologías correspondientes están permanentemente siendo perfeccionadas en Estados Unidos. Por otro lado, hasta ahora países como China o Irán se demuestran evidentemente inmunes a la manipulación externa. Si la actual dinámica geopolítica persiste, el cambio en el liderazgo global se podría esperar para el 2025 y la única manera que Estados Unidos puede hacer descarrilar el proceso sería desatando una guerra a gran escala.
El país que enfrenta una inminente pérdida de liderazgo no tiene otra opción que golpear primero y eso es lo que Washington ha estado haciendo los últimos quince años. La táctica específica de EEUU es elegir como blanco no a un país candidato alternativo para la supremacía geopolítica, sino a países que parecen propicios en el momento. Al atacar a Yugoslavia, Afganistán e Irak, Estados Unidos trató de manejar problemas regionales relativamente menores o puramente económicos, pero una caza mayor claramente requeriría de un blanco más significativo. Los analistas militares sostienen que Irán, Siria y los grupos Shiíes, tales como el Hezbolá en Líbano enfrentarían el mayor peligro de ser golpeados en nombre de una nueva redistribución global.
Es un hecho que la redistribución está en marcha. La primavera árabe producida y manejada por Washington creó las condiciones apropiadas para unir al mundo musulmán dentro de un único califato. El plan de EEUU es que esta nueva formación ayudará a la menguada superpotencia a mantener su control sobre los recursos energéticos clave en el mundo y proteger sus intereses en Asia y África. Sin duda, el reto que hace que EEUU recurra a este nuevo tipo de arreglo es el creciente poderío de China.
Deshacerse de Irán y Siria, que interfieren en el camino de la dominación global de EEUU, sería el próximo paso natural de Washington. Los intentos por derribar al régimen iraní por medio de incitar los disturbios civiles fracasaron estrepitosamente y los analistas militares sospechan que un escenario intervencionista parecido a aquellos implementados para lidiar con Irak y Afganistán es lo que eventualmente le espera a Irán. El plan tiene serias posibilidades de materializarse aunque hoy en día hasta el retiro de Irak y Afganistán plantea a Estados Unidos considerables problemas.
La implementación del proyecto Gran Oriente Medio junto con causar un sensible daño a la posición de Rusia y China –sería el premio mayor que Estados Unidos espera ganar al plantear una guerra a gran escala. Este designio fue ampliamente conocido en Estados Unidos luego de la publicación en el Armed Forces Journal del famoso mapa de Peters. La motivación que asomaba detrás del artificio es la de forzar a Rusia y China a salir de la región mediterránea y del Medio Oriente, cerrarle el paso a Rusia en el Cáucaso Sur y Asia Central y desconectar a China de sus más importantes proveedores energéticos.
La materialización del plan Gran Oriente Medio podría arruinar las perspectivas rusas de un desarrollo pacífico y estable ya que un Cáucaso Sur controlado por Estados Unidos sería inestable y estaría proyectando ondas de choque a través del Cáucaso Norte. Dado que, obviamente, la agitación sería detonada por las fuerzas del fundamentalismo musulmán, las regiones de mayoría musulmana de Rusia serían con seguridad afectadas.
EEUU es incapaz de sostener el Consenso de Washington por más tiempo confiando en instrumentos políticos y económicos. Jemin Jibao, de China, pintó el cuadro con toda claridad cuando escribió que EEUU se convirtió en un parásito global que imprime ilimitadas cantidades de dólares, los exporta para pagar sus importaciones y de ese modo comprar el lujoso nivel de vida de los estadounidenses, mediante el robo al resto del mundo. El primer ministro ruso [Putin] expresó una opinión similar durante su visita a China el 17 de noviembre de 2011.
Por el momento China está presionado fuertemente para limitar la esfera de circulación del dólar. La porción de la divisa estadounidense en las reservas de China está disminuyendo y en el mes de abril de 2011 el Banco Central de China anunció un plan para salir por completo del dólar norteamericano en las transacciones internacionales. Obviamente, el golpe a la dominación del dólar norteamericano no quedará sin respuesta. Del mismo modo, Irán está tratando de reducir la porción de dólares en sus transacciones: una bolsa petrolera iraní abierta el mes de julio del 2011 acepta sólo euros o la divisa iraní en sus transacciones. Irán y China están negociando el suministro de productos chinos a cambio de petróleo iraní que, entre otras cosas, haría posible dirigir el intercambio comercial eludiendo las sanciones impuestas contra Irán. El líder iraní sostuvo que el volumen comercial con China debería alcanzar la suma de 100.000 millones de dólares y que esto dejaría sin sentido los planes estadounidenses de aislar a Irán.
Los esfuerzos de EEUU por socavar la estabilidad en el Oriente Medio pueden en parte atribuirse a reconocer que la reconstrucción de las devastadas infraestructuras de la región necesitarán de masivas inyecciones de dólares, cosa que produciría una revitalización de la economía estadounidense. En el 2011 la estrategia de EEUU para preservar su liderazgo mundial comenzó a traducirse en políticas basadas en su poderío [militar] ya que Washington considera imprescindible el movimiento de dólares, incluso su depreciación, como una de las posibles soluciones al problema de la crisis. Una guerra a gran escala podría en realidad servir a este propósito. En consecuencia, el ganador podría imponer sus propias condiciones al resto del mundo, como se hizo cuando se implantó el sistema de Bretton Woods el año 1944. Y Washington está dispuesto a una guerra de este tipo para continuar dirigiendo el mundo.
¿Puede Irán, con el apoyo necesario, poner fin a la expansión universal de EEUU? Esta cuestión se abordará en otro artículo.
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

130410 Hotel Bauen

La paz y el empleo digno serán las consignas de este primero de mayo

Por: CUT/Tomado de Pacocol.
 
Millones de hombres y mujeres se han movilizado por las ciudades del mundo conmemorando la histórica lucha de cientos de obreros norteamericanos que se declararon en huelga general  por la necesidad de un salario justo, además  dijeron no al maltrato y a la injusticia e hicieron formar un movimiento social para exigir que se les tratara a los trabajadores y trabajadoras como seres humanos con la lucha por los tres 8 que se resume en 8 horas de trabajo, 8 de descanso y 8 de estudio. Tristemente aquella huelga concluyó con una desafortunada masacre de los líderes anarquistas más importantes del movimiento.

Publicación: Lunes, 22 Abril 2013 04:02

Derechos Económicos Sociales Culturales y Ambientales en Colombia

Modelo económico y político en el banquillo


Domínico Nadal, Cambio Total.

Está a la orden del día el modelo económico que implanta la oligarquía santafesino-traqueta en Colombia. Modelo que viene desde la época de Virgilio Barco y Cesarín Gaviria Trujillo. Recordemos no más que Cesarín –con voz aflautada como si no tuviera testosterona- decía a los colombianos : « Bienvenidos al futuro ». Y ya sabíamos a cuál futuro se refería, el futuro de « nalgas abiertas » del Neoliberalismo, el cual producía grandes negocios para el sector empresarial nativo y para las multinacionales que se robaban -y roban- nuestros recursos naturales.

Hoy vemos el colapso del modelo neoliberal en todo el mundo y el imperio lo continua aplicando porque su propia esencia así se lo dicta. Expoliación, despojo, con la maquinaria de guerra, que cumple así su papel ha muchos años señalado por Marx y Lenin –ayer cumplió años, por si no se acordaban-. Es una catástrofe, dicen algunos analistas internacionales. Una catástrofe producto de la propia estructura del capitalismo. Evidentemente que el único modelo realmente contrapuesto al capitalismo es el socialismo. Tocará a los pueblos desarrollar su modelo.

Colombia, al igual que todos los países capitalistas, sigue con el Neoliberalismo que entrega los recursos naturales a las Multinacionales y para los colombianos sólo queda « tristeza y socavón ». Ya vemos los anuncios triunfantes desde el gobierno diciendo que comenzará a « repartir » los Títulos Mineros, que además es entregar la soberanía nacional ya que el Estado no tiene recursos ni decisión política para verificar las cuentas de extracción que presentan esas multinacionales. En tanto, la tierra se concentra en pocas manos producto de la política estatal de desplazamiento forzoso que ya ha producido más de 5,5 millones de desplazados forzados, echando en brazos de la pobreza y la miseria estos compatriotas.

Claro está que para implantar el neoliberalismo necesitan su « modelo político » y su « modelo represivo ». 
En Colombia sistemáticamente se ha adelantado el Terrorismo de Estado como forma política de desarrollar su modelo económico. Terrorismo de Estado adelantado por las fuerzas militares-narcoparamilitares (hoy llamadas neo-narcoparamilitares o BACRIM) que ha producido más de 500.000 víctimas, 75.000 desaparecidos -18.000 forzados-, más de 4.000 masacres e incontables ejecuciones extrajudiciales –no más en « falsos positivos » hay 3.500 víctimas-. Este Terrorismo de Estado está avalado en leyes como la del Fuero Militar y toda suerte de leyes que incentivan la más profunda impunidad, la cual llega al 99% de los casos denunciados.

Evidentemente que los que se discutirá en la Mesa de La Habana no son « 10 curules para senadores », sino el modernizar la forma de hacer política en Colombia, la cual pasa necesariamente por desmontar el Terrorismo de Estado de la DSN y dotar a las fuerzas militares de una nueva Doctrina, una Doctrina Bolivariana, que coloque en el centro de la vida nacional el respeto al sagrado derecho a la vida. Forma de hacer política que excluya la corrupción como forma de enriquecimiento de unos cuantos a costa de la pobreza de millones y forma también de perpetuación en el poder de las corrompida clase oligárquica-traqueta.

Definitivamente, no es poca cosa lo que tiene que discutirse y desde luego, no será tarea fácil. Mas los colombianos estamos esperanzados y confiados en la sapiencia de los delegados populares en la Mesa de La Habana. Adelante, pues, que « el camino es culebrero » y para atrás ni para coger impulso, porque allá asustan !
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

Tendencias

.

Basta de Terrorismo de Estado

Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. CambioTotalRevista - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Published by Mas Template
Proudly powered by Blogger