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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

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LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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¿Rojas y cuántos más?

Por José Manuel Acevedo M., Revista Semana.

El polémico nuevo magistrado hace parte de una lista de altos togados sobre quienes pesan cuestionamientos.

Lo de Alberto Rojas ni es un episodio aislado ni debería sorprendernos. El mal momento de la justicia lleva meses profundizándose y la putrefacción, de la que habla Cecilia Orozco en su última columna en El Espectador, no se tomó de golpe la rama judicial. 

El polémic
o nuevo magistrado hace parte de una lista de altos togados sobre quienes pesan cuestionamientos que en este país se hacen un día y se olvidan al siguiente.  

Hagamos memoria: ¿Se acuerdan, por ejemplo, de los botines que el mafioso italiano Giorgio Sale le regaló al magistrado del Consejo Superior de la Judicatura José Alfredo Escobar? ¿Se acuerdan de aquellas conversaciones entre estos dos personajes hablando como compadrotes? ¿Recuerdan ustedes, apreciados lectores, que el mismo mafioso también tenía estrechísimas relaciones con otros magistrados como Carlos Isaac Náder y Yesid Ramírez, a quienes engalanó con regalos? ¿Se nos olvida que un extraño personaje llamado Asencio Reyes se convirtió en el mecenas de nuestra justicia, organizando homenajes y viajes en honor de algunos magistrados que hoy posan como adalides de la moral? ¿O ya no nos acordamos que un magistrado de la sala penal de la Corte fue un bien pagado abogado de Víctor Carranza, el cuestionado esmeraldero?

Lo de Rojas es apenas el resultado de la mala memoria del pueblo colombiano, que relajó sus estándares morales frente a los altos magistrados de la Nación. 

Creemos haber tocado fondo, pero la verdad es que nuestra justicia está descompuesta desde hace rato y tristemente parece que así se va a quedar. 

No es una casualidad que la confianza de la rama judicial esté por el piso. De acuerdo con la última entrega de la encuesta Colombia Opina, la justicia colombiana, en general, es la segunda institución peor calificada, después del Congreso de la República, con una desfavorabilidad del 71 por ciento. En particular, la desconfianza de los encuestados en las altas cortes alcanza el 65 por ciento.

Y como no quiero generalizar, simplemente me pregunto: ¿Qué se hicieron los jueces decentes? ¿Por qué sus voces no se oyen? 

No sólo se necesitan unos cuantos magistrados probos que hagan bien su tarea. Además de honestidad, los buenos que aún quedan en las altas cortes deberían tener pantalones para no aceptar que en la oficina de al lado les impongan personajes que no tienen hoja de vida sino prontuario.

Pero Alberto Rojas no está solo. Será por eso que el Consejo de Estado lo ternó. Será por eso que el Congreso lo eligió. Será por eso que sus futuros compañeros de Corte guardan silencio ante su inminente posesión, y será por todo eso que nos veremos para lamentarnos, una vez más, en una próxima elección. Todo pasa y todo queda.

Twitter: @JoseMAcevedo

Comunidades de Humadea, Castilla La Nueva y Guamal (Meta) se oponen a proyecto petrolero

78 días de protesta pacífica de comunidades de Humadea, Castilla La Nueva y Guamal (Meta), para evitar que perforen un pozo exploratorio petrolero aguas arriba de la bocatoma del acueducto de Humadea, a 100 metros del Río Humadea

 
Derrames de crudo y nafta; estas a la vez ocasionan mortandad de peces, caños, aljibes y ríos contaminados por el petróleo. Colombia, el cuarto productor de crudo de Latinoamérica, experimenta un auge petrolero desde el año 2002. La batalla por el agua en el pie de Monte Llanero, además de animales envenenados, deslizamientos ocasionados por la actividad sísmica exploratoria, talas de árboles para darle paso a la construcción de bloques petroleros en zonas ambientalmente ricas en biodiversidad.

Para iniciar es necesario acotar que el día del lanzamiento de este corto video Documental 2 de abril del año en curso, buscando que fuese visualizado con las comunidades afectadas, sobre las 7:00 pm, misteriosamente quitaron la energía eléctrica en el sector del puente del Municipio de Guamal; posteriormente a altas horas de la noche llegaron unos policías con sus armas desfundadas preguntando que sucedía ahí.

En los llanos orientales de Colombia las comunidades resisten mientras son amenazadas no solo por la contaminación de las compañías petroleras sino también, por llamadas anónimas, los derrames de crudo y nafta; estas a la vez ocasionan mortandad de peces, caños, aljibes y ríos contaminados por el petróleo, además de animales envenenados, deslizamientos ocasionados por la actividad sísmica exploratoria, talas de árboles para darle paso a la construcción de bloques petroleros en zonas ambientalmente ricas en biodiversidad.

¿Todo esto en el nombre del desarrollo del país? Es el panorama que se ve, al paso de la explotación petrolera en los llanos orientales departamento del Meta (Colombia). La estación petrolera Chichimene en la vereda la Esmeralda municipio de Acacias, vierte las aguas de producción "supuestamente tratadas" al río acacias, las cuales alcanzan temperaturas hasta de 50º centígrados, no obstante las comunidades manifiestan una contaminación evidente.

Algunas torres de enfriamiento de aguas derivadas del proceso de explotación emanan vapores tóxicos que consumen el hierro y carcomen el techo de las casas de humildes familias que terminan inhalando fuertes olores y conviviendo con un ruido quizás por el resto de sus vidas, como es el caso en la estación Castilla 2, ubicada en la Vereda Caño Grande sector alto, tiene autorizado surtir estas aguas al rio Guayuriba. Las comunidades manifiestan tener indicios al rebozarse las piscinas de enfriamiento las aguas son vertidas al Caño Grande en horas de la noche pues se han encontrado trazas de crudo.

En el Centro Poblado Turístico de Humadea, los municipios de Castilla la Nueva y Guamal departamento del Meta, las comunidades reclaman sus derechos a la salud y a la vida; se levantan en una manifestación social y pacífica para evitar el ingreso de la maquinaria encargada de la perforación exploratoria en una de las zonas de recarga hídrica del pie de monte llanero ubicado en el flanco de la cordillera oriental.

La plataforma denominada lorito 1, ubicada en la vereda Montecristo, (pozo que pertenece a la zona licenciada por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales ANLA a LA EMPRESA ECOPETROL y que se denomina bloque CPO9); el borde de esta plataforma en la que se pretende llevar a cabo la perforación se encuentra aguas arriba de la bocatoma que surte del preciado líquido al acueducto del Centro Poblado turístico de Humadea, a tan solo 100 metros de distancia del Río Humadea declarado por acuerdo Municipal como patrimonio Turístico y Cultural del Departamento, que es visitado aproximadamente por 25.000 turistas al año, además quedó a 50 metros de los tanques desarenadores del acueducto que surte el agua del municipio de Castilla La Nueva, convirtiéndose este proyecto en una peligrosa amenaza al estar en riesgo los derechos fundamentales a la salud y a la vida de las comunidades de estos municipios.

El río Humadea es de suma importancia para la comunidad no sólo por el agua sino porque es el sustento de más de cien familias que viven del turismo.

Al día 5 de abril de de 2013 las comunidades de la zona completaron 45 días de protesta pacífica, en defensa de los derechos fundamentales como lo son el acceso al recurso hídrico, a la salud y a la vida.

Por: Bladimir Sánchez Espitia
Realizador Documentalista / Periodista
xbladimir@gmail.com twitter @xbladimir Tel. 3124762042
Rossana Fuentes Bolaño
Documentalista Comunicadora Indígena Kankuama

Verdades y Paz

Héctor José Arenas A.


En solidaridad con Ricardo Calderón
y todos los periodistas que insisten
en aportar verdades a una sociedad que las precisa…


“Obras con escaso corazón y excesivo intelecto no irradian bendiciones”
“La mentira puede correr cien años, pero la verdad la alcanza en un día”

En 1985 se publicó en Colombia el libro "La guerra por la paz", la compilación de artículos del periodista Enrique Santos Calderón publicados en el diario El Tiempo entre 1982 y 1984, analizando semana a semana la itinerancia imprevisible del proceso de paz iniciado con la administración de Belisario Betancourt. Esta serie extraordinaria de textos que pulsaban el acontecer de la época tiene una formidable potencia esclarecedora al leerla con la perspectiva que brindan los treinta años transcurridos desde su redacción y complementarla con las revelaciones que nos han permitido un mejor entendimiento de lo sucedido.

El prologo de Gabriel García Márquez “¿A quién le cree el Presidente?” puede ser revisado junto a otro escrito premonitorio de Gabo escrito en ese mismo tiempo: “En qué país morimos”. En esos años Solzhenitsin había señalado que la violencia sólo puede ser ocultada por la mentira y la mentira sólo puede mantenerse por la violencia. La mirada serena hacia ese abrazo mortal que constituye nuestro pasado reciente, íntimamente unido a nuestros días e inmediato porvenir, puede elevar la comprensión sobre las circunstancias que enfrentamos como colectividad brutalmente golpeada por una confrontación armada que ha cumplido cincuenta años, atrapada en la violencia social que se incuba en la miseria material y espiritual, y sometida a un proceso inmisericorde de confusión dirigido a velar la verdad sobre la dinámica que engendró y sostiene a los más altos promotores del exterminio , la guerra, y la perpetuación de la miseria disfrazada de progreso y crecimiento.

¿Cómo se ha podido doblegar, hasta ahora, el anhelo profundo y común de una nación conmocionada por los espantos de la guerra? Otto Morales Benítez renunció a la presidencia de la Comisión de Paz en una carta dirigida a Betancourt el 25 de mayo de 1983, cuando aún no se había cumplido un año del ejercicio presidencial que se inauguró clamando por no derramar ni una gota de sangre más sobre el suelo patrio. En esa misiva Morales Benítez señaló:

“Sé que aún le falta a su gobierno una tarea muy exigente. La más apremiante, es rechazar el escepticismo, y a veces el pesimismo beligerante, que se apodera de todos. Y combatir contra los enemigos de la paz y de la rehabilitación, que están agazapados por fuera y por dentro del gobierno. Esas fuerzas reaccionarias en otras épocas lucharon, como hoy, con sutilezas contra la paz, y lograron torpedearla. Por ello nunca hemos salido de ese ambiente de zozobra colectiva.”
En la columna publicada el 5 de junio de 1983, Enrique Santos se refirió a la renuncia de Otto Morales y a los enemigos agazapados de la paz a los que había hecho alusión:

“ …no se requiere mayor imaginación para identificarlos. Basta repasar los últimos editoriales y discursos del ministro de defensa o releer las declaraciones de los generales Lema o Matamoros, o recordar la célebre reunión que, cuando se comenzó a debatir el proyecto de amnistía, convocaron los altos mandos con directores de medios informativos para expresar su profunda inconformidad y escepticismo frente a dicha ley”.

Enrique Santos identificaba una parte de esos “enemigos agazapados de la paz” en la cúpula militar. Pero su análisis de ese sector opuesto a la paz no alcanzó a contemplar a los organismos de seguridad estadounidenses encargados de Colombia en el marco de la revolución conservadora impulsada por el gobierno de Reagan. El director de la CIA durante el gobierno de Jimmy Carter: Stanfield Turner, que privilegiaba, en consonancia con la administración, el respeto a los derechos humanos, había sido reemplazado por William Casey, encargado de organizar la guerra secreta contra el régimen sandinista.

El 20 de enero de 1981, Ronald Reagan, se había posesionado como presidente de los Estados Unidos y George H.W. Bush fue su vicepresidente. El 19 de julio de 1979 la Junta Sandinista, después de derrocar la dictadura de Anastasio Somoza, había iniciado el gobierno revolucionario en Nicaragua. El gobierno de Reagan, recién posesionado, emprendió una brutal ofensiva contra el régimen sandinista sindicándolo de apoyar a la guerrilla salvadoreña y contagiar Centro América con el fuego revolucionario.

Desde 1982, William Casey organizó una empresa dirigida a financiar y apoyar de manera subrepticia a la contra nicaragüense; la cámara demócrata del congreso estadounidense se negaba a aprobar la ayuda oficial para derrocar el régimen sandinista. Duane Claridge, Director de la División América de la CIA, tuvo a su cargo la conducción de la guerra en América Central, y en noviembre de 1981 se entrevistó en Buenos Aires con el Comandante del Ejército Argentino Leopoldo Galtieri para pasar de la cooperación bipartita entre Honduras y la Argentina de los generales frente al sandinismo, a la cooperación tripartita con participación de la CIA. Las finanzas de esta guerra secreta provinieron en parte de los acuerdos con el cartel de Medellín que pudo transportar cocaína hacia los Estados Unidos mientras un porcentaje de las utilidades era derivado hacia los pertrechos para la contra. Este precedente funesto catapultó en Colombia los vínculos entre el paramilitarismo, el narcotráfico y las relaciones con sectores dirigentes del Ejército y la política.

La guerra sucia soportada en una narco economía y una economía del desplazamiento y el despojo, fue convertida en una avalancha contra personas, familias y organizaciones sociales desarmadas y estigmatizadas como “comunistas” o “integrantes de la guerra política” o “simpatizantes de la guerrilla”, un rumbo que convirtió a Colombia en una nación de víctimas y verdugos, y en un pueblo sometido a un descomunal proceso de degradación.

Resulta significativo que treinta años después aún no sea de dominio público el entramado de intereses que convergieron en un proceso que hirió gravemente la legitimidad estatal, carcomió la médula ética de una parte indeterminada de la insurgencia, y arrojó a uno de cada siete colombianos al destierro, al sicariato, a la prostitución de los cuerpos y las mentes, al tráfico de mujeres, a la guerra contra los niños descrita por José Martin Medem, a la mentira y la estupidización como forma de devengar salario, a la corrupción de amplias y decisivas franjas del estado en sus diversos niveles y ramas.

Aún no hay una conciencia colectiva sobre el vasto proceso de degradación y horror que enquistó en las estructuras de seguridad estatales a poderosos organismos mafiosos que todavía conservan su capacidad de burlar la Constitución, las leyes y la justicia. Este hecho repercute negativamente en las imágenes institucionales y en la eficacia de las entidades que integran la seguridad oficial pues, entre otras consecuencias, vela en la mirada y en la confianza, nacional e internacional, la existencia de un extraordinario sector ético que se ha negado a convertirse en asalariado del narcotráfico y en entidad criminal. Además, la permanencia de estos organismos mafiosos al interior de la seguridad estatal se traduce en la continuidad del narcotráfico como fuerza de colosal poder corruptor nacional e internacional, y significa una amenaza imposible de aceptar para la garantía de no repetición del exterminio de la izquierda democrática y la organización popular en el proceso de paz.

En 1988, el senador John Kerry desafió al gobierno de Reagan y publicó el Informe Kerry en el que expuso el seguimiento a la investigación adelantada por los periodistas Barger y Parry de Associated Press quienes revelaron en 1985 la forma como la Contra nicaragüense se financiaba introduciendo cocaína en los Estados Unidos con la aquiescencia y el respaldo de la CIA.

“…la guerra de los Contras estaba infiltrada por traficantes de droga quienes les suministraban dinero, armas y equipo a cambio de ayuda para introducir cocaína a los Estados Unidos. Más condenable aún, fue la revelación de Kerry de las agencias de gobierno en Estados Unidos estaban al tanto de la conexión Contra-drogas, pero optaron por obviar la evidencia para no menoscabar una de las principales iniciativas de la política externa de la administración Reagan-Bush.” Robert Parry http://www.confidencial.com.ni/archivo/2004-412/elecciones2-412.htm

Para los carteles del narcotráfico en Colombia este hecho significó obtener una licencia clandestina de exportación que se tradujo en pasar de exportar en 1981 cincuenta toneladas, a exportar en 1986 más de ciento cincuenta toneladas. Al mismo tiempo, el aparato que García Márquez denominó “el engendro tentacular del Magdalena Medio” se fortaleció e inició su expansión geográfica y el proceso de captura del Estado colombiano. El proceso de paz iniciado por Belisario Betancourt, acogido por las Farc y el M 19, fue condenado al fracaso, sin que lo supiéramos, porque la guerra abierta, la guerra sucia, y el exterminio se retroalimentaban con la economía ilegal y del despojo que fue establecida. La paz no le servía a esa economía criminal que arrojaba enormes utilidades en poco tiempo.

En el país, prosperó junto a la narco economía y la edificación del narco estado, una cultura traqueta con valores mortíferos para un tejido social. El auge de la producción de C17H21NO4 en el país, condujo a la creación de un mercado interno para la cocaína y el bazuco. Mientras los jóvenes ignoraban todo acerca de las milenarias culturales andinas, amazónicas y de la sierra nevada con relación a su uso de la hoja de coca, centenares de miles fueron arrasados por la adicción a estas substancias. La magnitud de las finanzas entrelazadas del narcotráfico, el lavado de activos, las armas, el tráfico de mujeres y las corporaciones multinacionales que requerían seguridad armada en sus territorios de explotación, alcanzó cifras capaces de decidir el control del Estado no sólo en Colombia, sino en el corazón mismo de las potencias consumidoras.

El Informe del senador John Kerry en 1989, enfrentó el colosal poder de Reagan y George H.W. Bush, su valerosa denuncia desnudó la farsa de una “guerra contra las drogas” que en realidad encubría el aprovechamiento criminal de sus descomunales réditos, mientras sentenciaba a millares de jóvenes estadounidenses a los infiernos de la adicción con una política que obviaba la prevención educativa del consumo y acentuaba la persecución militar falaz: implacable con quienes no formaban parte de los acuerdos secretos, y cómplice con quienes ingresaban en el entramado criminal.
El 1 de febrero del 2013, John Kerry asumió la Secretaria de Estado de los Estados Unidos. El pasado mes de abril el gobierno norteamericano presentó su nueva política frente a las drogas que privilegia el enfoque científico sobre el policiaco, y fortalece el componente de prevención del consumo con base en información cierta.

La mayor parte de los medios de comunicación masivos en Colombia pertenecen a organizaciones empresariales con enormes intereses que no pocas veces riñen con el deber de verdad que tiene el periodismo. La mayor parte de la educación, salvo invaluables ínsulas, tampoco alienta la comprensión de nuestro doloroso pasado, ni revela las fieras resistencias éticas que se han negado a sucumbir en la espesa miasma de un engendro cultural que no respeta ni valora la verdad, la labor hecha con amor, el trabajo cooperativo de creación y cuidado de la vida digna. Esa educación no estimula en pa práctica el pensamiento propio y la creación colectiva para superar el abismo y las sin salidas que ofrece la economía de la muerte a millones de jóvenes.

Hay una verdad que está siendo denegada por quienes pretenden reducir la paz a un pos conflicto de crecimiento que en realidad perpetua la miseria social, cultural y espiritual y el estado de feroz competencia cotidiana. Esa verdad es indispensable para sanar lo que es sanable en términos de relegar un pasado que modula el presente en clave confrontativa y de devastación, e iniciar una democratización real que respete de verdad la diversidad en las cosmovisiones y sentidos de vida colectivos alternos al crecimiento suicida.

Hay una verdad que nos permitiría restituir las decisiones sobre la vida de las comunidades desde las mesas de dirección corporativa y sus salas de encuentros virtuales, a las veredas y los barrios. Una verdad que nos permite reunir las reservas éticas de la nación en sus diversos sectores sociales en torno al deber sagrado de construir condiciones para la vida digna.

Una verdad que nos permite superar las estigmatizaciones del odio y convivir respetando la diferencia. Ni “comunistas”, ni “enemigos de clase”, ni “guerrillos”, ni “milicos”, ni “terroristas”, sólo la consideración del ser que labora día a día su pan procurando hacer bien lo que hace, sin atentar contra los otros; una raíz ética con fuerte presencia en los campos donde las comunidades nativas y campesinas conservan aún el amor y el cuidado la tierra y la costumbre de pensar y decidir conjuntamente lo que conviene a la comunidad.

En “La guerra por la paz”, Enrique Santos Calderón abordó las complejidades y desafíos de la paz política y la paz social. Desde esa época tuvo plena conciencia, y así lo comunicó, sobre la necesidad de garantizar la vida y la acción política de las fuerzas que un proceso de paz y democratización retirase de la oposición armada. Esta garantía imprescindible pasa por una condición que también beneficia a los sectores empresariales que requieren una atmósfera de reglas claras y eficacia pública: la depuración de la seguridad estatal de sectores criminales; una condición también primordial para el vital factor moral de ese organismo estatal y para la sociedad civil de abajo, la que enfrenta cada día la violencia engendrada en la descomposición.

Enrique Santos anheló y bregó en ese momento por una paz justa que cesara el desangre y el odio fratricidas de veinte años de enfrentamiento político-armado. En su escrito del 2 de febrero de 1984, Enrique Santos concluía afirmando: “Pienso en este momento en los centenares de niños que llegaron a Remedios. Mudos del terror, transfigurados por una violencia que no comprenden, con imágenes atroces grabadas para siempre en sus memorias infantiles. En estos niños, que han visto al padre asesinado o el rancho incendiado, ya está sembrado, para desgracia e infortunio de todos los colombianos, el germen de una nueva violencia.”

Casi treinta años después de esas palabras, generaciones enteras de niñas y niños de Colombia han sido enmudecidos por acciones de espanto inenarrable. Degollados en San José de Apartado, el 21 de febrero de 2005, por integrantes de las fuerzas armadas en asocio con escuadrones paramilitares; bombardeados en Santo Domingo, Arauca, el 13 de diciembre de 1998, cuando un helicóptero de la Fuerza Aérea Colombia en coordinación con una avión de la empresa Oxy, arrojó una bomba Cluster sobre un grupo de civiles; carbonizados en Machuca, el 18 de octubre de 1998, cuando un destacamento del ELN detonó una carga explosiva en el oleoducto Cuisiana - Coveñas y el incendió alcanzó el corregimiento; despedazados por una pipeta bomba en Bojayá, el 2 de mayo del 2002, cuando un frente de las Farc arrojó el cilindró sobre una iglesia en la que se refugiaba la población civil después de una toma paramilitar del poblado.

En los treinta años transcurridos desde el escrito de Enrique Santos la masacre silenciosa de las niñas y los niños de Colombia ha continuado. Al mismo tiempo que esta nota se escribe desfallecen por la desnutrición atada a la falta de alimento y la ausencia de cultura nutricional, por las enfermedades mortales que abundan en las barriadas populares y las ciudades contaminadas, mientras las instituciones de salud les burlan la atención inmediata que requieren. Sus mentes delicadas son trastornadas por los abusos tempranos que pululan en el hacinamiento, las adicciones, y la miseria que obliga a desampararlos; sus cuerpos infantiles son convertidos en mercancía y en objeto de despiadadas campañas publicitarias y mediáticas, con la complicidad de un sistema de protección estatal que administra la maquinaria de destrucción y no ataca en realidad los factores que producen tanto sufrimiento sistemático en los más vulnerables…

Hay un deber de verdad con la paz auténtica. El escepticismo de una población que alguna vez fue entusiasta con el sueño de la paz, se enraíza en los engaños y las burlas a ese anhelo sagrado. Quienes todavía comprenden la paz apenas como un post conflicto de jugosos dividendos, o una oportunidad de réditos políticos - y olvidan el deber de paz que tenemos con la estirpe del decoro sacrificada durante décadas por su ética intransable, con las generaciones que irrumpen en nuestra atmósfera social contrahecha por siglos de injusticia, violencia y corrupción, con las niñas y niños que no pueden comprender tanta ceguera, tanto odio, tanta incapacidad para transformar lo que no admite dilación - no podrán moldear el recipiente sagrado de la paz que requiere la labor armoniosa de las manos colectivas, la labor reunida, sabia y generosa, de las reservas éticas de la nación, junto a sus energías hermanas en el escenario internacional.

Con tantas reformas necesarias e inaplazables es imprescindible una Asamblea Constituyente

Allende La Paz, Cambio Total.

El Foro Agrario produjo sus propuestas. Necesarias para realizar una Reforma Agraria que le entregue la tierra a quien la trabaja y así asegurar la soberanía alimentaria del país. El Foro de Participación Política también produjo sus importantísimas propuestas. Que llaman a "reformar" todo el sistema electoral, es decir, crear uno nuevo porque no se puede reformar un sistema corrupto so pena de caer inmerso en la histórica corrupción del sistema electoral (constricción del voto, constreñimiento de jurados, compra de votos (Names), compra-venta de votos (Robertico Gerlein), adulteración de resultados electorales (Jorge Noguera y Uribhitler en el Magdalena, etc.).

Apenas van 2 temas abordados y las propuestas que han salido de ellos hace pensar que es necesario fundar un Nuevo País. Un país en donde haya Paz con Justicia Social. Un país en donde no se vuelva una mera consigna o mera ley lo propuesto por los colombianos de todas las clases. Porque si algo ha demostrado la enorme trascendencia del Proceso de Paz es haber mostrado que podemos ejercer el poder todos los colombianos. No de una ínfima minoría como hasta ahora. Esos laboratorios de Paz que son los Foros citados por la Mesa de Conversaciones de La Habana ya han trascendido los propósitos de la Mesa y apunta y se dirige mucho más allá: La imperiosa necesidad de una Nueva Institucionalidad, de Nuevos actores en la institucionalidad, de construir una verdadera democracia -revolucionaria- y no el remedo que presenta una cara "democrática" con acciones de hecho del Terrorismo de Estado, construir entre todos una Nueva Colombia en Paz con justicia social y soberanía nacional.

Las propuestas que saldrán de los otros temas reafirmarán lo aquí expuesto. Por ello debemos hacer las discusiones con los piés sobre la tierra, con pasos seguros, sin caer en las provocaciones de los "enemigos de la Paz", pero denunciando con todo rigor y firmeza esos intentos desestabilizadores de la Mesa, que es en últimas lo que buscan y quieren los "enemigos de la Paz", los "amigos de la guerra". Cuando se llegue el momento de firmar los Acuerdos -si se llega a ellos- son tantos y variados los temas que se verá diáfanamente la imperiosa necesidad de derrumbar el antiguo orden de cosas y construir un Nuevo Orden.

Imperiosamente necesitamos un Nuevo País
. Tenemos que construirlo entre todos si no queremos hundirnos en el pozo sin fondo de la barbarie a la que quieren conducirnos. Un país en donde quepamos todos, en donde vivamos todos, en donde luchemos todos por la felicidad nuestra, de nuestras familias y de nuestras colectividades. Para ello debemos recuperar nuestra memoria histórica y societal. Sabemos que nadie más que los sectores que han pelechado a la sombra del Estado, es decir, la oligarquía y los terratenientes-ganaderos, muestran su resistencia a la Paz y a un Nuevo País. Si cuando se firmen los Acuerdos -si se firman- no han entendido la grandeza del momento que viviremos los colombianos serán dejados de lado por la "rueda de la historia", la cual aplastará a todo aquel que ose ponerse en su camino triunfal.

En el momento actual nuestro llamamiento es por seguir construyendo ese Nuevo País. Con seriedad. Con alegría. Con optimismo. El  futuro es nuestro. No podemos dejar que los cavernarios, los retardatarios, los que han sumido a los colombianos en la "noche oscura" del Terrorismo de Estado sigan definiendo políticas que afectan nuestras vidas. Luchemos todos juntos. Reconstruyamos nuestro tejido social roto por el Terrorismo de Estado. Reconstruyamos nuestras organizaciones. Fundemos otras nuevas. Así, de esa manera, alcanzaremos la Nueva Colombia.

La columna de Godofredo Cínico Caspa: Baja de pensiones a excongresistas y magistrados. ¡Atraco!

Godofredo Cínico Caspa / Miércoles 8 de mayo de 2013 
 
¡Carajo! ¿Fue que no estudiaron derecho como uno en la Gran Colombia, con el siervo de Dios José Galat? Además de cómplices de la decadencia de 1991, las bestias sin enjalma de la Corte Constitucional, ahora se declararon totalmente contra la ley y la tradición al bajarle las modestas pensiones a más de mil ejemplares servidores de la patria, ex magistrados y límpidos ex congresistas.

Lo peor de este repudiable caso, es el de decenas de valientes ex parlamentarios que se vieron beneficiados con las pensioncitas porque, no pocos de ellos, le sirvieron al país doblemente y de manera desinteresada: con su labor de padres de la patria refundada en el capitolio y con su trabajo dedicado en la construcción de la legítima autodefensa, como puntales y pilares del nunca bien ponderado paramilitarismo.

Antes les hubieran debido dar pensión doble y hasta triple, por fabricar leyes en beneficio de la gente decente y por haber facilitado el financiamiento, crecimiento y consolidación de la AUC de mijito Castaño (¡viva Gustavo Bolívar!) sacando de circulación a miles de campesinos guerrilleros. Ni un peso será devuelto por ellos quienes invirtieron todo en el futuro de una patria unánime, con una sola doctrina.

Si lo vemos de manera ordenada y jurisprudente, pensiones de 26 millones de pesos, son una bicoca al lado de los servicios prestados. Esa pequeña platica mensual ¿con lo caras que se pusieron en aquellos tiempos -por exceso de demanda- las moto sierras?

Ese dinero de bolsillo, jamás les hubiera alcanzado para amortizar las descomunales inversiones en metálico que muchos de esos hombres y mujeres desinteresados hicieron para comprar los votos con los cuales llegaron a legislar para nosotros, la gente de postín. Además, ahora la indiada y la gaminería mestiza impulsada por el sindicalismo marxista, ya no se conforman con una cerveza y un salchichón para votar por uno. Tengan en cuenta que toca darles almuerzo gourmet o light, pagarles el bus o la lancha, mandarlos a motilar, y encima de eso darles hasta 50.000 pesos por meter la vaina en la urna…

Súmenle a eso toda la plata que había y que hay que untarle a tanto funcionario carísimo a quien toca sobornar para lo de los carruseles, los contratos, las regalías, las adjudicaciones… En uso de buen retiro, los ex congresistas que saben por dónde va el agua al molino, ni siquiera logran con esas pensiones pagar las deudas del oficio. ¿Cómo se les ocurre, tinterillos constitucionales, abogaduchos comunistas, bajarles el ingreso a repugnantes 14 millones?

Le va tocar a esa pobre gente empeñar el rolex, vender las fincas con todo y cebú, des blindar las camionetas, tomar vacaciones en Melgar, irse a vivir a Guacamayas en el suroriente bogotano, a Rebolo en Barraquilla, a Aguablanca en Cali o a la comuna 13 en Medellín,

De otro lado, no estoy de acuerdo con la posición de algunos ex magistrados que dicen que la solución no es bajarles la pensión a ellos, sino subírsela a todo el mundo. Eso es demagogia, cuando no democracia, que es mucho peor para la conveniencia de nuestro régimen de 200 años de chupar la linda tética del erario público y púbico.

Si justamente, las desigualdades que se dan en materia de pensiones, son un reflejo de las calidades de la gente, de la tradición ¿la misma pensión, -ni siquiera proporcionalmente – para un ex magistrado que para un celador de motel? ¡Ni de vainas! ¿Los mimos derechos para un senador de la auto defensa que para un profesor subversivo de la Nacional? ¡Ni por el putas! El primero le enseñó al país a Convivir y el otro enseña a subvertir.

Critican que en no pocos casos al promediar por lo alto, un magistrado auxiliar –por ejemplo que se ganaba seis milloncitos, en el último mes de su vida laboral- fuera ascendido a magistrado y pasara a ganarse 20 lucas grandes y se pensionara con ese sueldito. Eso es inteligencia, viveza. ¿O es que acaso uno no tiene derecho a la malicia, lo único bueno de los indios? ¿Qué quieren, que uno se pensione con el primer salario de sustanciador? El truco y la maña son cimientos de nuestra legalidad. Todo cambio es revolucionario, terrorista.

Sí señor. ¡Son derechos y privilegios y prebendas adquiridas! O es que como en algunos casos, liberar a los de cuello blanco y hacerse el pendejo, ¿no es costosísimo? Todo lo que signifique beneficiar a la justicia para los de ruana, es hacer patria. Que se trata de un carrusel de pensiones… Pamplinas. Y si los fuera ¿qué? Carruseles queremos, carritos chocones adoramos, ruedas de Chicago veneramos.

Aténganse a la que vamos a hacer. En solo mi caso y en muy pocas horas de conocida la atrabiliaria decisión de la Corte Constitucional, ya estoy tramitando con mis asesores 283 tutelas, como apoderado de quienes se apoderaron del billete en rama judicial. Y las que siguen. Les vamos a llenar los despachos de papelería para que aprendan a respetar. ¿O es que acaso no saben quiénes somos?

Pues ni más ni menos que los dueños de dos ramas públicas del poder, afectados, no como los ex presidente a quienes si les dejaron las pensiones, para que Belisario pueda ir a la Lerner a comprar poesía, Gaviria a Nueva York a comprar obras de arte, Andrés Pastrana al Caguán a veranear, Samper a Corabastos a comer pelanga, y su eminencia Álvaro Uribe al nudo de Paramillo a domar caballos.

¿Fueron o no especiales esos funcionarios? Especiales y definitivos como mis hermanos para-políticos. Por qué entonces ¿arrebatarles su régimen especial de pensiones? Abusivos, rateros, choros.

¿Cómo se les ocurre bajarles las pensiones a ex congresistas como Carlos Holguín que necesita esa plata para comprar excitantes que no lo dejen dormir, o a Jaime Castro que la gasta en perfumes y pañuelos o a un Jaime Dussán que invierte en su inversión de valores?

En tiempos de las locomotoras chimbas de Santos, bienvenido un choque de trenes. Que de frente el tren chatarra de la Corte Constitucional, embista al tren inmaculado del Consejo de Estado, que si defiende nuestras pensiones. Que se choquen esos descastados con nuestro jefe máximo Alejandro Ordóñez que está por la defensa de todo beneficio para la gente católica.

Y claro que tenía que salir el Juan Manuel en calzoncillos u oliendo yerba a decir que esto hace de Colombia un país más justo. Como a él no le van a bajar la pensión. Y de paso propongo que si se trata de Álvaro Uribe, le doblen la pensión ya que fue mandatario durante dos periodos. Y tiene dos hijos para heredarles ese dinerillo en beneficio del desarrollo de las zonas francas.

Los bergantes de la Constitucional se dejaron influenciar sin duda por todos los “juristas” comunistoides para llegar a este fallo que es una falla. ¿Quién ha dicho que la Justicia consiste en hacer justicia?
La Justicia está para que de manera organizada y recibiendo beneficios co administre y co gerencia nuestros capitales. ¿O es que no les damos regalitos? ¡Traidores!

Le hago un llamado a los congresistas y magistrados para que no acaten ese fallo, para que una vez más se poposien en la ley. Salgamos en manifestación a la calle con nuestros escoltas, en nuestras toyotas y nuestros mercedes a desfilar, cual harleystas, en la defensa de lo adquirido. Somos 1.032 colombianos afectados por esa porquería de decisión. ¿Pocos?

* Tomado de Confidencial Colombia/Agencia de Prensa Rural.
 

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