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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Punto básico: el derecho a la vida

Cambio Total.

En el inicio del segundo punto, Participación Política, de la Agenda de la Mesa de Conversaciones de La Habana, es imprescindible partir de la base del derecho a la vida como única forma de asegurar una verdadera participación política del pueblo y las FARC en él inscrito.

La exclusión y la intolerancia se basan en el irrespeto del derecho a la vida de los colombianos, principio violador que las huestes oficiales aplican basados en la Doctrina de Seguridad Nacional y su Terrorismo de Estado. La vida de los campesinos, indígenas, obreros, estudiantes, mujeres, niños, ancianos, vale menos que « un cinco » y por ello sus asesinatos, desapariciones y masacramientos están a la orden del día.

La enorme y profunda crisis humanitaria en la cual, desde el estado, han sumido al pueblo colombiano está visualizada en las víctimas. Víctimas que en la sumatoria da mucho más que los 5,5 millones que reportan los medios en poder de la oligarquía, las cuales pretenden lavar la cara del estado eximiéndolos de responsabilidad.

El derecho a la vida es el derecho primordial, fundamental, rector, del disfrute de los demás derechos, incluído el derecho a la participación política. Sin vida es imposible participar en política. Por ello, desde el Estado y sus clases representativas, aplican el Terrorismo de Estado y el cercenamiento de la vida de los contradictores políticos como forma salvaje de preservar sus intereses mezquinos. Las vidas cercenadas de las víctimas clama por el esclarecimiento y la verdad como forma de resarcirlas y repararlas.

Naturalmente que se hace necesario no solo esclarecer la verdad, sino también civilizar las costumbres políticas de los detentadores en el poder –oligarquía, terratenientes, ganaderos, etc-, re-educándolos en el respeto a los contradictores, al diferente, al raro, es decir, a la tolerancia de todo aquello que no sea mi propia visión. Respeto es la base de la convivencia civilizada y en donde comienzan los derechos del otro terminan mis propios derechos.

Las clases en el poder se abrogan el derecho de asesinar a los contradictores políticos. Incluso, los sectores más retardatarios, trogloditas, confesionales, participan del festín inquisidor incluso violando su moral católica y rompiendo sus propios principios éticos. Los derechos existen sólo para su clase, principio aplicado desde hace más de 500 años con la invasión española a nuestra América.

El indio, el negro, el zambo, el mestizo, han carecido en la realidad de derechos políticos y apenas les es permitido el « disfrute » del derecho a la vida en la medida que no toque los derechos de participación política de los círculos en el poder. La estela sangrienta dejada por la oligarquía con el asesinato de los defensores de los derechos políticos de los pobres está todavía « viva », actual. Desde la sangre derramada por el invasor español, siguiendo por la sangre de los ejércitos –de « negros e indios », rugían los confesionales-, y continuando con la sangre derramada de los millones de colombianos pobres, los derechos del pueblo han sido conculcados a fuerza del asesinato y el masacramiento.

Los delegados populares –vale decir las FARC-EP-, están cumpliendo el papel que el pueblo les ha asignado. La participación política del pueblo –incluídas las FARC- sólo será posible partiendo del principio básico del derecho a la vida. Asegurado éste derecho se aborará todo lo demás. Mas, primero lo primero.

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Mirador: La democracia según “ellos”

Hace tres semanas estuvo en Bogotá Michael Reid, editor de América del influyente diario británico The Economist, para presidir un Foro sobre la paz en Colombia, el cual convocó a prestantes panelistas del Establecimiento.

Reid me visitó en las oficinas del semanario VOZ, donde tuvimos una amable y larga conversación no exenta de contradicciones. La primera es que para el periodista extranjero las FARC están sentadas, casi que derrotadas en la mesa de La Habana, gracias a la “seguridad democrática” de los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez.


El comentario lo hizo sin la más mínima crítica a la corrupción y a la degradación de las dos funestas administraciones uribistas. Una mafia se apropió del poder, varios de sus integrantes ya están en la cárcel, otros están siendo investigados y varios están huyendo, aunque el jefe de la banda goce de impunidad. El “todo vale” se impuso como forma para resolver el conflicto, no importan los daños colaterales. Eso lo aceptaron en el país y en el exterior, claro está, los sectores dominantes que tienen una precaria idea de la democracia. Ella es dable pero en función de sus intereses y negocios.


Mi réplica fue contundente y le expresé a Reid que tal visión tan acomodada es inaceptable. Registré con satisfacción que en algo la modificó en el extenso reportaje que le hizo María Isabel Rueda y que publicó El Tiempo. Donde hubo críticas a Uribe Vélez pero por su oposición a Santos.


Las FARC no están derrotadas. Lo que fracasó fue la vía militar como solución del conflicto. La oligarquía colombiana es consciente de ello y de ahí que haya decidido intentar otro proceso de paz por vía del diálogo y de la búsqueda de un acuerdo político y social. Aunque es evidente que su posición es mezquina. Se refleja en la conducta del Gobierno Nacional y la oligarquía que lo acompaña en la mesa de La Habana, sin propuestas y negada a la participación ciudadana. Es la paz al tamaño de los intereses plutocráticos del país. El periodista lo repite sin originalidad.


La mayor diferencia con el editor del The Economist es que niega las causas políticas y sociales del conflicto. La guerrilla debe hacer los cambios desde la democracia. “La democracia solo es una; sin violencia política”, según él, aunque Estados Unidos, el Reino Unido y otras potencias utilicen la violencia para derrocar gobiernos que no representan sus intereses, como ocurre en el Medio Oriente.


Así justifican el exterminio de la izquierda en Colombia, con el manido argumento de la “combinación de las formas de lucha”. La biblia es otro libro de un extranjero, Armas y urnas del norteamericano Steven Dudley, sobre el genocidio de la Unión Patriótica. Es la democracia según “ellos”.

Semanario VOZ

¿Señor Santos, y dónde quedan ahora los No Alineados, Unasur, la Celac y la paz de la región?


Una nueva tragedia se cierne sobre Colombia. La tragedia de la traición a los pueblos hermanos del continente repitiendo la postura del país cuando en abril de 1982 se puso al lado del imperio británico en la guerra de las Malvinas.


Una nueva tragedia se cierne sobre Colombia. La tragedia de la traición a los pueblos hermanos del continente repitiendo la postura del país cuando en abril de 1982 se puso al lado del imperio británico en la guerra de las Malvinas.

Fue la única nación latinoamericana que no apoyó a la Argentina en su legítima defensa de la soberanía de sus islas del Atlántico sur mereciendo el nombre de Caín de América. El presidente Turbay Ayala y su canciller Lemos Simmons abandonaron a la nación gaucha cuando una potencia extracontinental como Inglaterra desalojó las tropas del hermano país en una sangrienta retoma.

HOY, 31 AÑOS DESPUÉS DE ESTA DESERCIÓN a la unidad de la región, el gobierno colombiano decide de nuevo destrozar el camino de la integración. Santos anunció el 1 de junio el ingreso formal a la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, el único bloque militar existente en el mundo y caracterizado por sus acciones agresivas desde su fundación en 1949, que dio inicio a la “guerra fría” con el campo socialista y que perdurara hasta el derrumbe de éste en 1989.

“En junio la OTAN va a suscribir un acuerdo con el gobierno colombiano, con el ministerio de Defensa, para iniciar todo un proceso de acercamiento, de cooperación, con miras también a ingresar a esa organización”, anunció el mandatario en una ceremonia de ascensos de militares.

Qué significa pensar en grande para Santos
Y añadió que “Colombia tiene derecho y puede pensar en grande. Porque estamos dejando el miedo a un lado y llenándonos de razones para ser los mejores, y ya no de la región sino del mundo entero. Tenemos con qué. Lo hemos demostrado”, concluyó.
Para Santos, que como ministro de Defensa de Uribe tiene a su haber más de medio millar de casos de “falsos positivos”, pensar en grande es darle la espalda a los principios del Movimiento de los Países No Alineados, del que hace parte desde 1982, abandonar a los países de UNASUR que desde 1998 vienen tejiendo la filigrana de la cooperación sin la coyunda de EE. UU. y echar por la borda los principios que dieron nacimiento el 23 de febrero de 2010 a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC.
Este paso de Colombia no es nuevo. El más reciente antecedente se dio al participar en una reunión de la OTAN el pasado 28 de febrero, en Monterrey, EE.UU. a través de la viceministra de Defensa, Diana Quintero.
“Nosotros venimos haciendo todos los acercamientos con la OTAN para ser uno de sus aliados globales y esta invitación responde a las buenas prácticas y experiencias, que la OTAN está mirando para compartirlas con otros países”, informó Quintero a la prensa.
Oficialmente Colombia expresó “el honor” de haber sido el único país de América Latina invitado a participar en este encuentro denominado “Construyendo Integridad” que reunió a representantes militares de 138 países.
Es absolutamente incompatible hacer parte de aquellos organismos multilaterales latinoamericanos, cuyas banderas sustanciales son la integración y el fortalecimiento de la paz en la región y a la vez tener presencia en un bloque supranacional y extracontinental de esencia militar dirigido por las grandes potencias cuyos intereses se contraponen.
Colombia, una vez en la OTAN, deberá aprobar todas sus acciones guerreristas alrededor del mundo e incluso en la propia América Latina donde el pacto noratlántico cuenta con 47 bases militares, entre ellas las que se encuentran en Las Malvinas.
Alí Rodríguez Araque, actual secretario general de UNASUR, destacó recientemente que “los imperios -el inglés y el estadounidense- están en decadencia, pero se resisten a ceder en su condición de imperios y a asumir las relaciones diplomáticas del respeto mutuo, de no intervención, de abandono del uso de la fuerza, como es colocar bases militares a miles de kilómetros de su países so pretexto de proteger la soberanía, una manera particular de entender la soberanía, pero violando sistemáticamente la soberanía de otros países”.
Amistad con el norte y una agenda funesta
Colombia, al tomar esta medida que ha sido respondida por la OTAN en forma de “actividades de cooperación” y “el intercambio de información clasificada entre la Alianza y Colombia” y no como miembro pleno por no ser una nación del Atlántico norte, solo va a lograr enemistarse con las 120 naciones No Alineadas, los 33 países de la CELAC y los 12 Estados de UNASUR.
Y lo más grave de la respuesta de la OTAN está en aquella afirmación de que “se está explorando la posibilidad de llevar a cabo actividades específicas conjuntas”.
Pero, ¿por qué transitar por este camino de rechazo y aislamiento cuando se cosechaba la simpatía internacional tras la apertura de las negociaciones de La Habana que son de paz, todo lo contario del ideario de la OTAN?
Precisamente por haber logrado semejante apoyo Santos cree que ahora debe soltar las amarras con la opinión pública mundial y mostrar su verdadero rostro de aliado incondicional de los intereses norteamericanos. Y de paso obtener réditos como candidato presidencial, que ya lo es, en la audiencia de la derecha.
Por ello esa agenda funesta y apurada que en menos de una semana, sin equívoco alguno, solventa un encuentro con el vicepresidente norteamericano Joe Biden (EE.UU. no ha reconocido a Maduro), una cita con el candidato perdedor Capriles, que no acepta los resultados electorales, y el aviso al mundo de rendirse a la OTAN. Todo esto, por supuesto, hace parte de un libreto bien establecido que apunta a modificar las relaciones políticas regionales y con la mira bien puesta en Venezuela.
No es un secreto para nadie que la OTAN no ve con simpatías el proceso bolivariano que ha emprendido soberanamente Venezuela. Chávez en octubre de 2011, reveló ante las cámaras con pelos y señales, los planes desestabilizadores contra su país orquestados por dicho Tratado. Santos fue informado de esto pues el presidente venezolano había recompuesto la confianza perdida y más cuando avanzaban secretamente las tratativas de un encuentro entre las FARC y el gobierno colombiano con el apoyo de Caracas.
Mantener una reunión con Capriles no solo era una burda provocación que iba a tener su consabida respuesta sino que al conocerse ahora la petición a la OTAN podría indicar que Santos no descarta, quién sabe por qué vía, que el candidato de la derecha, amigo como él incondicional de EE.UU., pueda acceder al poder. Entonces se trataba no de un saludo a la bandera de la oposición sino de abrir opciones. Qué otro sentido podría tener ese recibimiento.
Ruptura con América Latina
Pero volvamos al Movimiento de los No Alineado y UNASUR para entender que la decisión de Santos de unir a una parte vital de la región como Colombia a la OTAN es una abierta ruptura con América Latina.
Colombia como parte integrante de los No Alineados, cuyos principios ratificó en la última cumbre de Teherán en octubre de 2012, sabe bien que está obligado a adoptar una política de no alineamiento, apoyar los movimientos por la independencia nacional, y sobre todo “no debe ser miembro de una alianza multilateral militar concluida en el contexto de los conflictos de las grandes potencias”.
Y como miembro pleno de UNASUR hace parte del Consejo Suramericano de Defensa uno de cuyos deberes es enfrentar a cualquier potencia extranjera que intente socavar la soberanía de cualquier nación integrante. De ahí el apoyo irrestricto de UNASUR a la Argentina en el conflicto de Las Malvinas contra los intereses de Inglaterra, socio de EE.UU. y miembro activo de la OTAN.
El Consejo Suramericano de Defensa, según lo concibe Brasil, no supone una alianza militar convencional, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sino un foro para promover el diálogo entre los ministerios de Defensa de la región.
4 UNASUR es un mecanismo de integración que permite discutir las realidades y necesidades de Defensa de los países suramericanos; reducir los conflictos y desconfianzas, y sentar las bases para la futura formulación de una política común de Defensa sin la presencia de EE.UU.
El perfecto Caballo de Troya
Jobim, el ministro de Defensa brasileño, arquitecto de UNASUR junto con el presidente Lula, al ser interrogado en 2008 por el secretario de Defensa norteamericano sobre qué pudieran hacer los EE.UU. frente a la creación del comando de defensa suramericano, contestó sin pestañear: “mantenerse a distancia”.
Hay que recordar que Uribe se negó a participar en este mecanismo y solo casi ocho meses después aceptó que Colombia hiciera parte. Santos, por ese entonces ministro de Defensa, declaró que “nosotros no tenemos nada que hacer allí”. Una posición que hoy retoma al preferir marcharse a la OTAN a sabiendas que esto le representará un enorme coste al país.
Esa incomodidad de estar al lado de tantos vecinos con otro norte debía romperse algún día. Y más cuando Colombia es el país suramericano con mayor número de tratados con EE.UU. que datan de 1939.
Entre los acuerdos bilaterales vigentes se encuentran el Acuerdo de Asistencia Militar suscrito en 1952 que consagra que cada uno de los gobiernos acepta recibir personal del otro Gobierno para el cumplimiento de las obligaciones. En el año 1974 se acuerda el establecimiento de misiones del ejército, marina y aviación de EE.UU. en Colombia que prorrogó la permanencia de las misiones militares, establecidas en virtud de los convenios firmados entre los dos países el 14 de octubre de 1946 y el 21 de febrero de 1949.
Recientemente, en 2004, el Estado colombiano suscribió el Anexo al Convenio General para Ayuda Económica, Técnica y Afín o Plan Colombia, que amplía la cooperación y establece un programa bilateral de control de narcóticos y de las actividades terroristas y otras amenazas contra la seguridad nacional de la República de Colombia.
El Memorando de Entendimiento para una Relación Estratégica de Seguridad para Promover la Cooperación entre el Gobierno de la República de Colombia y el Gobierno de los Estados Unidos de América, suscrito en 2007.
Aquí haría falta el Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los Gobiernos de la República de Colombia y de los Estados Unidos de América, suscrito en Bogotá el 30 de octubre de 2009, y que la Corte Constitucional tumbó pues se requería de un tratado aprobado primero por el Congreso
Este acuerdo establece, entre decenas de artículos violatorios de la soberanía nacional,el derecho al uso de las bases militares de Colombia por parte de tropas norteamericanas,en especial de siete: Malambo, Atlántico; Palanquero, en el Magdalena Medio; Apiay, en el Meta; las bases navales de Cartagena y el Pacífico; el centro de entrenamiento de Tolemaida y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá.

El fallo, del 17 de agosto de 2010, solo implica que la Presidencia someta el Acuerdo el Congreso para cumplir con los requisitos de ley. Seguramente este será el próximo paso de Santos. Todos los miembros de la OTAN están obligados a permitir el acceso a sus bases militares.
Si hasta hace poco los más de tres mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos representaban, a la vez, la frontera de América Latina con la OTAN, ahora, con estos pasos de Santos se convierte en el perfecto Caballo de Troya en la propia región.

La historia verdadera detrás del ofrecimiento lacayo a la Otán

La historia detrás de la foto con la Otán que encendió polémica

Esta fue la foto que el presidente Juan Manuel Santos publicó en Twitter y que encendió la polémica.

Regresó de Canadá avión FAC que abasteció en vuelo a F-18, tras participar en ejercicios de guerra.

Seis Supertucanos, un Hércules y un Júpiter de la Fuera Aérea Colombiana aterrizaron el domingo en Bogotá después de mas de 19 horas de vuelo directo desde Canadá, tras participar en uno de los más sofisticados ejercicios de guerra en el mundo, patrocinado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán).

Las aeronaves de la FAC estuvieron durante cuatro semanas al lado de aviones de Francia, EE. UU., Alemania y Canadá en un ejercicio internacional denominado Maple Flag, que integra a países de la Otán y en el que se hacen ejercicios que simulan combates, rescates y extracción de tropa.

Una de esas sofisticadas maniobras en las que tomaron parte las naves colombianas fue revelada por el presidente Juan Manuel Santos en una foto en su cuenta de Twitter. Esa imagen fue la que encendió la polémica con nuestros vecinos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), que cuestionaron al Gobierno por querer hacer parte del tratado.

En la foto que publicó Santos –y que le dio la vuelta al mundo– se observa al KC-767 Júpiter de la FAC reabasteciendo de combustible en el aire a un F-18 de la fuerza aérea canadiense.

Medios foráneos, en especial de Venezuela y Bolivia, la utilizaron como prueba del interés del gobierno colombiano, luego aclarado por el Ministerio de Defensa, de cooperar con una organización que ha estado presente en varios de los principales conflictos del planeta.

Aunque el Gobierno y la Otán afirmaron que no es posible estar entre los 28 países base, sí quedó en claro la intención del país de integrar el “club de socios”, entre los que están Argentina y Chile.

La aventura

A principios de este año, cuando el comandante de la Fuerza Aérea, el general Tito Saúl Pinilla, decidió que varios de sus hombres estarían en Alberta (Canadá), un equipo de técnicos y oficiales estudiaron desde las condiciones del clima, el terreno, la altura y la infraestructura de la base 4 Wing Cold Lake, escenario del encuentro.
Con los datos comprobaron que las bases de Malambo (Atlántico) y Apiay (Meta) tenían características similares al complejo que encontrarían en el norte del continente.

Después de un riguroso examen fueron escogidos 110 uniformados que hablaban inglés en un nivel superior al 85 por ciento. La tripulación viajó el 14 de mayo y, después de pilotear 3.700 millas náuticas en casi 20 horas, hicieron realidad la hazaña de llegar por sus propios medios a Canadá.

Los pilotos entrenaron por más de ocho horas los protocolos para lograr la maniobra de la cuestionada foto.
Semanas de sacrificio
Para conseguir llegar hasta Canadá y soportar casi 20 horas de viaje, solo con tres paradas de rigor (una en
EE. UU. y dos en Canadá), los pilotos tuvieron que acostumbrarse a usar un pañal y a un régimen de dieta especial. Comían lo que les ofrecía una pequeña bolsa dentro de la estrecha cabina. La bolsa tenía los líquidos con los minerales y proteínas necesarios para soportar el trayecto.

JUAN GUILLERMO MERCADO
Redacción Justicia

Oposición venezolana compró 18 aviones de guerra en Estados Unidos

Correo del Orinoco.

Denunció José Vicente Rangel.

El periodista informó que las aeronaves serían taxeadas en una base militar de EE.UU. en Colombia.

El periodista José Vicente Rangel denunció este domingo que dirigentes de la oposición venezolana adquirieron 18 aviones de guerra en Estados Unidos (EE.UU.) a finales del mes de mayo.

Durante la sección Confidenciales de su programa televisivo “José Vicente Hoy”, transmitido por Televen, el comunicador informó que el pasado 27 de mayo se llevó a cabo una reunión en San Antonio, Texas en EE.UU., entre venezolanos opositores y ejecutivos de la industria de aviones de guerra.
“Luego de hojear los catálogos (los dirigentes contrarrevolucionarios) firmaron contrato por 18 aviones de guerra, que serían colocados en una base militar de Estados Unidos en Colombia, la cual tiene las coordenadas P 11° 25′ 31”, M 72° 7′ 46” ”, detalló.

Rangel dijo que el contrato de compra se hará efectivo, a más tardar, en el mes de noviembre próximo, por lo que instó a funcionarios de organismos de investigación de Venezuela a revisar dicha información, la cual calificó de “extremadamente grave”. Invitó a recabar información con autoridades norteamericanas y colombianas.

“La información no debe ser subestimada, dado el clima de agresiones mediáticas y políticas contra Venezuela. ¿Se prepara una agresión armada debidamente camuflada con la participación de mercenarios, como ha ocurrido en varias naciones?”, manifestó.

Por último, apuntó que los viajes al exterior por parte de dirigentes de la oposición, no son financiados por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), sino por el Instituto Nacional Demócrata (IND), ente financiado por el Congreso de EE.UU., a través de organizaciones no gubernamentales (Ong). “Los viajes los paga el IND, caso confirmado con el anunció de la postergación del viaje a Perú por Henrique Capriles Radonski”, puntualizó.
Texto/Sara Lorca
Foto/Archivo

Los «Amigos de la Yihad»

2o Punto: Exclusión e intolerancia


Allende La Paz, Cambio Total.

Llegado al Acuerdo del primer punto de la Agenda –casi en su totalidad-, los delegados  de las FARC-EP y el gobierno colombiano se aprestan para seguir con el segundo punto de la Agenda, el de Participación Política.

El primer punto demostró no solo el atraso en que han sumido el campo colombiano sino la condena a vivir una vida de superviviencia a los campesinos e indígenas. Condena llevada a la enésima potencia por cuenta de la política adelantada desde el Estado con el desplazamiento forzado, punto que será abordado más adelante.

Ello demuestra que hay dos palabras con singular importancia en los puntos acordados de la Agenda. Exclusión es la primera de ellas. Si el campesino colombiano ha sido excluído de las políticas de beneficio estatales por cuenta de la Doctrina de Seguridad Nacional, traducido en la práctica en el criminal ejercicio de « secarle el agua al pez », nada más aberrante que la exclusión política de esos sectores populares, los cuales han recibido el tratamiento de « enemigo interno ».

Al campesinado le han impedido su participación política a sangre y fuego, y sus líderes han sido objeto –aún lo son- del exterminio físico así como del exterminio político. Las dolorosas cifras de violaciones de derechos humanos –ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, masacres, torturas, etc- están a la orden para mostrar en toda su magnitud las « políticas estatales » de masacramiento de la población civil, no combatiente, desarmada.

Al tiempo del exterminio físico, se produce el exterminio político de los líderes populares y hasta el exterminio de comunidades enteras. Las cifras aterradoras de masacres, desapariciones, etc, nos muestran el más sistemático y consuetudinario Terrorismo de Estado cuyo objetivo cardinal es la implantación del terror como forma de romper el tejido social popular para favorecer a los grandes usurpadores de la tierra y de la representatividad política.

Los terratenientes-ganaderos en el campo, y en las ciudades los sectores controlados por los dos partidos tradicionales –liberal, en sus diferentes versiones, y conservador, también en sus diferentes versiones-, usurpan la representatividad política del pueblo, presentándose como los « elegibles » al no haber alternativa popular precisamente porque ésta ha sido diezmada a bala física. La participación estatal es inocultable. El general Farouk Yanini Díaz, por ejemplo, era especialmente amenazador con los alcaldes de la U.P., en desarrollo del Plan constrainsurgente que utilizaba las bandas de narco-paramilitares para adelantar la « guerra sucia » contra el pueblo. Y así era en todo el país.

Se produce de esta manera la exclusión de los sectores populares de la arena política. Apenas son tolerados expresiones de una llamada « izquierda » cuya existencia sólo es asegurada en la medida en que le sirve a los intereses de los detentadores del poder, los partidos liberal-conservador. Los demás son desaparecidos del mapa político a plomo físico. Los asesinatos de los candidatos presidenciales de la U.P. Jaime Pardo Leal, Jaramillo Ossa, y parlamentarios, diputados, alcaldes, concejales, fue quizá el clímax sangriento del Terrorismo de Estado.

Mas la orgía se sangre ha continuado a lo largo de los años. El asesinato de líderes populares ha sido una constante en la historia colombiana desde mitad del siglo pasado y en el hoy día el asesinato de 8 miembros de la Marcha Patriótica y del Partido Comunista Colombiano corrobora la sistematicidad de la ejecución de los miembros de organizaciones populares.

El abordaje de éste punto es crucial como los son todos los demás. Se hace imprescindible la civilización de la actividad política para adentrarnos en la universalización del ser humano colombiano, como dice por ahí un investigador. Los sectores detentadores del poder deben renunciar a la forma de ejercer el poder mediante la violencia y dejar en manos del pueblo los resortes para que sea éste a través de canales democráticos quien realize la libre escogencia de sus representantes.

Se inicia con el punto de Participación Política el abordaje de las causas que han generado la exclusión y el actual estado de cosas, abordaje extremadamente doloroso, pero igualmente significativo para emprender el vuelo cada vez más alto. Un médico colombiano nos hacía recordar por estos días a Apolinaire :

« Acercaos al abismo, les dijo.
Tenemos miedo, respondieron.
Acercaos al abismo, les dijo. Se acercaron.
Él, los empujó… y  salieron volando. »

Las falacias del discurso extractivista

Celda Colombia

Por: Alfredo Molano Bravo

Hace unos años escribí un libro con testimonios de presos en varias cárceles del país. No sólo nada ha cambiado, sino que todo ha empeorado. Los reos siguen pagándoles impuestos a los matones —incluidos muchos de los guardianes— por un lugar para dormir; comprándoles el turno para llamar por teléfono, para entrar a la enfermería, para ir al baño, para salir al patio. Siguen asesinando internos y seguramente como sucedió en la Modelo, cortando en pedacitos el cadáver y botándolo por la alcantarilla del penal.

Todo en la cana tiene precio y las ganancias de los negocios y negociados son compartidas entre capos y guardianes. Las cárceles son el reflejo más fiel de la realidad del país. Los grandes capos siguen delinquiendo extramuros. Lo más grave es, sin duda, que ese siniestro y negro mundo está amparado en una ilegalidad palpable: el hacinamiento. La Corte Constitucional ha emitido fallos para remediar este otro “estado de cosas inconstitucionales” y el Gobierno cumple en apariencia, redistribuye cargas y unos meses después vuelve a meter la misma cantidad de gente en el mismo sitio de donde salió. El actual defensor del Pueblo, cuando se permite dejar de examinar la nómina de la entidad, va y les echa una mirada a las cárceles para conceptuar muy quedamente: hay una emergencia.

A la opinión pública le han hecho creer que la cosa es porque “somos un país de cafres”, que se delinque por la cultura, por la raza, por el fenotipo, por la ruana. Cualquier imbecilidad es buena para salir del caso. Pero la cosa es otra si se mira que hay una violenta tensión entre los modelos de vida implantados por el consumismo y las posibilidades reales de que la gente pueda ser como le dicen que debe ser: tener una camioneta plateada, un apartamento con ascensor privado, ser miembro de un club, vestirse con ropa de marca, ir de vacaciones a Miami, pasearse de coctel en coctel, quitarse gordos y arrugas, invertir en Rubiales. Alcanzar esos valores supremos del consumismo no es posible sino acumulando dinero, salga de donde salga. El 99% de los colombianos no tienen la posibilidad de hacer compatibles los ideales consumistas con los ingresos alcanzables. Esa contradicción es la mama del ternero. La gente delinque porque todo lo empuja al consumo conspicuo sin tener los medios para coronarlo. El narcotráfico y la corrupción administrativa han sido dos de los modos de salir de la contradicción. También, claro está, el robo, el asesinato, la extorsión. Las cárceles están llenas de frustración, como es obvio, allí no hay ni una lejana posibilidad de resolverla. Por el contrario, se reproducen la diferencias: hay caspete, restaurante para los estratos 5 y 6, y evaristo para los 1 y 2; hay celdas para los primeros y pasillos para los segundos. Así todo. Y todo con la interesada complicidad de los guardianes. Ecuación que da: delincuentes administrados por delincuentes. Igual que afuera. Y más grave porque la función del penal es reeducar al delincuente.

La tendencia estadística es alarmante: hoy el hacinamiento carcelario es del 54%, mientras que en 2005 era apenas del 15%. Las políticas de seguridad y el estatuto anticorrupción están íntimamente asociados con este crecimiento. Por cada 3.500 nuevos internos, apenas salen 350. En las cárceles hay unos 120.000 reos y 8.000 guardianes activos.

El Estado ha ido privatizando los servicios carcelarios como alimentación, salud e incluso seguridad, porque la administración de los chips que les ponen a algunos de los que dejan salir a hacer “vueltas” son manejados por una empresa particular. Las constantes denuncias de los directores y altos empleados del Inpec parecen dirigidas a mostrar un caos tal, que sólo con la privatización total del servicio se resolvería la tragedia. De seguro ya están haciendo lobby las multinacionales de seguridad como podrían ser las conocidas Grupo GEO, Corrections Corporation of América, Serco, Magagement and Training Corporation, el Grupo 4 Securicor y Sodexho, etc. El modelo es conocido: primero corrompen las empresas públicas y luego las privatizan para que las compañías privadas se ganen lo que antes se repartían con los delincuentes.

  • Alfredo Molano Bravo | Elespectador.com

"Partimos de una reforma estructural que dé garantías"

‘Andrés París’, miembro de la delegación de paz de las Farc. / Archivo - El Espectador

Andrés París, uno de los miembros de la delegación de paz de las Farc, habló con El Espectador sobre la participación en política, segundo punto de la agenda de diálogos, que empezará a ser abordado a partir del próximo martes en La Habana (Cuba).


Tenemos la idea de incorporar al debate las garantías a la guerrilla en el eventual caso de una participación en política, pero este es sólo un aspecto de una visión más amplia. Los colombianos pueden tener la convicción de que cualquier ofrecimiento para que la guerrilla participe en política, si no está acompañado de un cambio general, va a significar que a esos líderes, a esos comandantes que salgan a hacer política, los van a asesinar. Si están amenazados dirigentes de fuerzas de centro y de izquierda, cómo será cuando comandantes guerrilleros salgan a hacer política. Esto requiere un proceso constituyente y de reforma. Que la ilusión de encontrar la paz no nos enceguezca para no ver las realidades que necesitamos construir para que el acceso a la participación política en forma legal sea seguro. Porque esos peligros existen, esas fuerzas enemigas son, por ejemplo, las que quieren atizar la guerra entre Colombia y Venezuela.
¿Cuál es el planteamiento de las Farc respecto a la participación en política?Las Farc siempre han planteado el ensanchamiento de los espacios políticos para las fuerzas que se mueven en la oposición. Siempre hemos luchado por una apertura democrática y hemos confrontado el restringido sistema bipartidista que hay en Colombia. Este es, si se quiere, en el terreno político, uno de los aspectos que explican la aparición de la insurgencia armada. En el tema agrario, primer punto de la agenda, se abordaron las razones económicas de la confrontación armada en Colombia. En el segundo punto tendremos que insistir en que el sistema antidemocrático también es una de las razones de este conflicto y llegar a una solución política implica abrir los horizontes de la democracia para todos los colombianos. Hablamos de participación en política no para la guerrilla, sino para todos.
¿A qué se refiere con el ensanchamiento de la política?Colombia marcha nuevamente hacia el bipartidismo. Las reformas que le han introducido a la Constitución después de 1991 favorecen a los grandes bloques de partidos y perpetuán el bipartidismo. Una de las últimas medidas en esa dirección es el llamado umbral, que obliga a los partidos a sacar más de 450 mil votos. Eso ha hecho que paulatinamente desaparezcan pequeños movimientos y el régimen colombiano vuelve a caracterizarse por el monopolio de los dos partidos, metamorfoseados en distintas corrientes. Entonces, dentro de este enfoque es que vamos a dar la batalla de la participación política.
¿Qué significa eso?Que no son garantías para la insurgencia sino reestructuración, reforma, remodelación del aparato institucional en lo que tiene que ver con el régimen de partidos; estatuto de la oposición. El mismo régimen electoral colombiano, el monopolio sobre los medios de comunicación. Tenemos banderas históricas que se concretan en ideas contemporáneas.
¿Concretamente cuál es el planteamiento?Partimos de una reforma estructural que dé garantías para la presencia de fuerzas políticas que puedan salir de la insurgencia. El momento hoy es el de una contrarreforma que favorece a los bloques principales y lleva a la aniquilación de otras fuerzas. No hay espacio para que exista el contrapeso que debe existir en toda democracia.
¿Cuáles son sus propuestas para cambiar el sistema político?
Tenemos la idea de incorporar al debate las garantías a la guerrilla en el eventual caso de una participación en política, pero este es sólo un aspecto de una visión más amplia. Los colombianos pueden tener la convicción de que cualquier ofrecimiento para que la guerrilla participe en política, si no está acompañado de un cambio general, va a significar que a esos líderes, a esos comandantes que salgan a hacer política, los van a asesinar. Si están amenazados dirigentes de fuerzas de centro y de izquierda, cómo será cuando comandantes guerrilleros salgan a hacer política. Esto requiere un proceso constituyente y de reforma. Que la ilusión de encontrar la paz no nos enceguezca para no ver las realidades que necesitamos construir para que el acceso a la participación política en forma legal sea seguro. Porque esos peligros existen, esas fuerzas enemigas son, por ejemplo, las que quieren atizar la guerra entre Colombia y Venezuela.
Por: Redacción Política

 
 
 

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