La UN ha sido escenario de múltiples encuentros de participación ciudadana sobre temas de trascendencia nacional.
Marcha nacional por la paz, convocada el pasado 9 de abril. - Fotos: Víctor Manuel Holguín/Unimedios
jul. 13 de 2013
Por: Carlos Medina Gallego,
Integrante del Centro de Pensamiento y Seguimiento del Proceso de Paz - Universidad Nacional de Colombia
En la actual coyuntura de los diálogos de paz,
resulta decisivo hacer una reflexión profunda y sin prevenciones de lo
que significa para una nación construir su vida institucional, social y
política, según un modelo de democracia que sea pluralista e incluyente y
que consolide formas de convivencia y gobernabilidad.
La participación política constituye el segundo punto de la agenda de
conversaciones de La Habana y uno de los de mayor importancia en los
acuerdos a que pueda llegar la mesa para la terminación del conflicto
armado.
Es una cuestión capital dado el modelo que se ha desarrollado en el
país, que carece del carácter pluralista, participativo e incluyente de
una auténtica democracia.
Resulta paradójico que la llamada democracia más antigua de América
Latina haya avanzado en el marco de una pugna interna que se enrareció y
degradó en prácticas de terrorismo de Estado, paramilitar, guerrillero y
narco que tuvo como blanco esencial a la población civil.
Las estadísticas más modestas estiman en 5,5 millones las víctimas.
Se suma una estela de desplazamiento interno forzado del 10% de la
población del país y nuevos y más complejos fenómenos de violencia que
comprometen el control territorial e institucional de la nación.
En este contexto, resulta decisivo hacer una reflexión profunda y sin
prevenciones de lo que significa para una nación construir su vida
institucional, social y política, según un modelo de democracia que
acabe con el conflicto armado, sea pluralista, incluyente y consolide
formas de convivencia y gobernabilidad a través de la ampliación de los
escenarios de participación política y ciudadana.
Voces firmes
Tanto el Foro de Desarrollo Agrario como el de Participación
Política, liderados por la Universidad Nacional de Colombia y la ONU,
por encargo de la Mesa de Conversaciones de Paz de La Habana, han sido
de la mayor importancia para los avances de este proceso, en la medida
en que, a través de ellos, se han producido
“hechos” que se derivan de la dinámica de su realización y de la utilización de sus resultados.
Primero, han permitido hacer explícita la participación
pluralista, incluyente, amplia y democrática de todos los sectores de la
sociedad colombiana, en una polifonía de puntos de vista e intereses
distintos. Han dejado como enseñanza que es posible el diálogo franco y
propositivo entre contrarios, cuando se define un propósito de interés
común.
Segundo, han evidenciado el hecho de que
no participar es
una forma de participar
y que, lejos de producir inquietud e inconformidad, ayuda a construir
democracia desde la diferencia, si se hace con respeto y argumentación
solida.
Tercero, han cambiado la asimetría de acompañamientos y
asesorías sobre el contenido y profundidad de las temáticas de la mesa
de conversaciones. Es indiscutible aceptar que las más favorecidas han
sido las Farc, pero también el Gobierno.
Cuarto, han redefinido los temas de cada uno de los puntos, lo
que robustece su contenido al darles una amplitud mayor a la enunciada y
con un gran realismo y pertinencia. Más aún, las propuestas hechas a la
mesa tienen una mayor legitimidad, en la medida en que se sustentan en
el sentir y pensar del constituyente primario.
Los principales temas
El informe entregado a la mesa de conversaciones, el pasado 11 de
junio, recoge y presenta de manera organizada la producción del segundo
foro, al articular los aspectos que contemplan los tres subtemas del
punto dos de la agenda.
También recoge lo propuesto en los paneles de experiencias
internacionales, partidos políticos y movimientos sociales, académicos y
medios de comunicación, así como los aportes hechos de manera autónoma
por distintas organizaciones de las mesas de base y las de
socialización.
Si la nueva ronda de conversaciones sigue su camino en relación con
los resultados del primer foro, lo que les espera a las delegaciones en
materia de participación política es un largo pero fascinante esfuerzo
de reflexión y de construcción de acuerdos. Muchos tienen que ver con la
caracterización y trasformación del régimen político y de su
institucionalidad.
Es de absoluta potestad de las partes sentadas en la mesa definir la
ruta temática para abordar la discusión del segundo punto de la agenda.
Pero resulta pertinente y necesario para la sociedad colombiana conocer a
grandes rasgos los resultados del Foro de Participación Política y la
desagregación temática que efectuaron los asistentes.
Sobre el acuerdo final
El subtema uno es el de “derechos y garantías para el ejercicio de la
oposición política, en general, y para los nuevos movimientos que
surjan luego de la firma del acuerdo final, en particular”.
Las propuestas e insumos a este respecto se ordenaron en torno a
cinco ejes de reflexión y discusión: 1) estatuto de oposición; 2)
garantías políticas; 3) participación política de las Farc después de su
disolución como grupo armado; 4) UP y garantías de no repetición; 5)
acceso a los medios de comunicación.
Se abordaron aspectos como la consolidación de garantías plenas para
el desarrollo de la actividad social y política de la población y de
todos los movimientos, con independencia de sus posturas ideológicas.
Además, se discutieron los siguientes temas: la ampliación y
profundización de los escenarios institucionales y sociales de la
democracia; la inclusión de los sectores minoritarios; el respeto y
reconocimiento de la diferencia; las garantías institucionales para el
ejercicio de la oposición; la creación de sistemas diferenciados de
representación en los escenarios de decisión política, a través de
circunscripciones especiales; las posibilidades de amnistía e indultos;
la libertad y el reconocimiento de los derechos ciudadanos de quienes
son catalogados –por algunas organizaciones– como presos políticos, con
las respectivas garantías para su ejercicio pleno.
Se suma la apertura de espacios y posibilidades para la aparición de
un partido o movimiento político resultante de la terminación del
conflicto y de la disolución de las Farc, así como la posibilidad de
acceso amplio y democrático a los medios de comunicación.
Mecanismos democráticos
Para el subtema dos, “mecanismos democráticos de participación
ciudadana, incluidos los de participación directa, en los diferentes
niveles y diversos temas”, las reflexiones de las mesas de base y de
socialización se organizaron a través de diez ejes de reflexión y
discusión:
1) Consolidación, ampliación y desarrollo de los mecanismos de participación. 2) Participación con enfoques diferenciados.
3) Participación en políticas públicas, planes y presupuestos.
4) Participación en la conducción política de la economía. 5) Consulta
previa. 6) Control social, rendición de cuentas y veedurías populares y
ciudadanas. 7) Elección popular de dignatarios de los órganos de
control. 8) Creación y fortalecimiento de formas de democracia directa.
9) Participación social y procesos constituyentes. 10) Garantías para la
protesta social.
Con base en la tesis de que la participación política no es un
proceso meramente formal reducible a la votación electoral, se
formularon propuestas para fomentar la participación popular y
ciudadana, a través de la consolidación y ampliación de mecanismos
existentes o introduciendo nuevos.
En ese sentido, se plantea reglamentar y desarrollar los mecanismos
existentes en la Constitución de 1991, para fortalecer su carácter
decisorio y concretar las propuestas de participación, con independencia
del desarrollo de los diálogos entre el Gobierno y las Farc.
Se señala la necesidad de las siguientes acciones: profundizar la
democracia participativa, teniendo en cuenta la acción soberana del
constituyente primario, que no puede, en ninguna circunstancia, estar
condicionado por el poder constituido; garantizar la autodeterminación
de las decisiones políticas que comprometen el interés nacional, entre
ellas la construcción de la paz; controlar la gestión pública, incluido
el derecho al libre acceso a la información oficial.
Asimismo, es necesario instaurar mecanismos, según las
particularidades de cada localidad, para lograr que, en todos los
procesos de planeación territorial o sectorial, la ciudadanía participe,
y no como objeto de la socialización, sino como sujeto que identifica
problemas, propone soluciones, las hace viables y las evalúa.
La igualdad
El subtema tres es el de “medidas efectivas para promover mayor
participación en la política nacional, regional y local de todos los
sectores, incluida la población más vulnerable, en igualdad de
condiciones y con garantías de seguridad”.
Este fue ordenado en cuatro grandes ejes: 1) apertura del sistema
político, garantías de inclusión y enfoque diferencial; 2)
territorialidad, autonomía, planeación y participación; 3) equidad de
género y participación política; 4) educación y formación para la
participación política.
Aquí se insiste en la necesidad de pensar en reformas que ajusten la
estructura institucional del Estado. Algunas propuestas implicarían
profundas transformaciones del andamiaje institucional del país,
mientras que otras suponen modificaciones de las estructuras existentes.
Se percibe un clamor de apertura del sistema político y de protección
de las minorías y poblaciones subrepresentadas, de manera que puedan
participar en igualdad de condiciones a las de los grupos mayoritarios o
a los partidos y movimientos más establecidos.
Se propone garantizar que todos los sectores de la sociedad
participen en los diferentes ámbitos de toma de decisiones políticas;
eliminar exclusiones de todo tipo; y reconocer a los movimientos
sociales locales y ciertos grupos poblacionales en situación de
subrepresentatividad como sujetos políticos, con todos los derechos que
aquello conlleva.
Los asistentes sugirieron modificar, de manera profunda, el sistema
electoral y de partidos para relegitimar el sistema político y crear
confianza en la ciudadanía; así como introducir cambios en el diseño de
las autoridades electorales, de modo que sean autónomas frente a los
partidos.
También se hicieron una serie de sugerencias y propuestas sobre las
garantías de seguridad y protección de la vida de quienes optan por
participar en política. Se reconoce que es una condición
sine qua non para hacerlo.
Diversos sectores presentaron reclamos de inclusión e igualdad de
condiciones para participar. Las mujeres hicieron un número considerable
de propuestas tendientes a lograr la paridad de género en las
instancias clave de toma de decisiones.
Y la refrendación
En cuanto a la negociación, se pide que diferentes sectores de la
sociedad civil puedan intervenir en las conversaciones, incluidas a las
víctimas; la incorporación de otros actores insurgentes en el proceso
(ELN, EPL); el seguimiento y conformación de una comisión de
acompañamiento internacional y veeduría ciudadana; la refrendación de
los acuerdos en una instancia amplia, que les otorgue carácter
vinculante; la difusión de la información sobre el desarrollo de las
conversaciones; y la socialización del acuerdo a nivel nacional y en las
regiones; entre muchas otras cosas.
En materia de derechos humanos y del derecho de las víctimas a la
verdad, la justicia y la reparación, los asistentes señalaron la
necesidad de establecer una comisión de la verdad, de carácter
pluralista, en la que participen las víctimas. Además, solicitan la
puesta en práctica de mecanismos de justicia transicional.
Incluyeron como prioridad tomar medidas de reparación integral de las
víctimas y garantías efectivas de no repetición; la reconstrucción y
preservación de su memoria histórica; la depuración de las instituciones
del Estado, para excluir a aquellos funcionarios involucrados en
acciones de violación de los DD. HH.; la garantía de retorno para la
población en situación de desplazamiento forzado que así lo desee; y el
acceso a documentos reservados del Estado relativos a la situación de
violencia y al conflicto armado.
Por ahora, no se sabe hacia dónde marcharán los acuerdos. Pero,
seguramente, las discusiones se centraran en la necesidad de llevar la
democracia mucho más allá de donde el conflicto armado le ha permitido
llegar, en un proceso en el cual las formas de participación irriguen no
solo al sistema político convencional, sino a todos los escenarios de
la vida nacional.
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