Al viejo país lo conocemos todos. Corrupción, politiquería, asesinatos, desapariciones, masacres, torturas. Sobresalen los escándalos de la ”clase política” en el Congreso, las de la Rama Juridisccional y, como no, las de los militares que además de la corrupción están metidos hasta los tuétanos en las violaciones de derechos humanos como resultado del Terrorismo de Estado.
Como vemos es el Estado burgués actual el sumum de males de los colombianos y su gobiernos han sido incapaces de adelantar políticas que favorezcan realmente a las grandes mayorías populares. El aparato estatal sufre de decrepitud no por lo viejo -200 -, sino por incapacidad y corrupción.
Ese estado tiene que ser ”modernizado” para que después le dé paso al nuevo aparato estatal ya que ”no se puede remendar el viejo edificio poniéndole nuevos ladrillos, sino que hay que crear otro edificio derribando el anterior desde los cimientos”, como categóricamente señala un investigador colombiano.
En esas está el movimiento popular ya que está plenamente demostrado que la anquilosis de la oligarquía -y su modelo- es incapaz de responder a las necesidades de sus habitantes. Sabido es que ”lo que no sirve, se bota” como dice una popular canción vallenata.
Estamos viendo ante nuestros ojos las acciones que nos hacen mirar el futuro con optimismo. El movimiento popular enfrentó el Terrorismo de Estado y comenzó a ”andar” para superarlo -aún siguen asesinando diariamente a defensores de derechos humanos, dirigentes populares, líderes de partidos de izquierda, etc-. Ya el pueblo colombiano no le tiene miedo al Terrorismo estatal ya que ”digamos o no digamos las cosas siempre van a seguir matándonos”, según el decir de un líder indígena kankuamo.
En ese pueblo rebotado que protagonizó el Paro Agrario y Popular, sobresale una organización popular por todo el protagonismo desarrollado durante la lucha popular contra los esbirros del sistema, la ESMAD y los militares. Hablo de la Marcha Patriótica. Movimiento político y social surgida de la entraña misma del pueblo, de sus organizaciones que continúan la lucha abierta, legal, desarmada, contra un gobierno que sólo sabe reprimir y desconocer las manifestaciones de descontento popular.
En otra línea de acción, siguen como siempre las guerrillas colombianas luchando por construir un mejor país. Las FARC-EP están demostrando lo que es la política popular ante un gobierno timorato, maniobrero y fullero. Las propuestas de las FARC apuntan a crear un nuevo país, a modernizar el actual y desarrollando las fuerzas productivas, la democracia y volverla participativa, reconstruyendo unas instituciones carcomidas por el salitre del inmovilismo y la corrupción, sentar las bases para el nuevo país, la Nueva Colombia.
Decir Nueva Colombia significa construir una nueva Institucionalidad, un nuevo aparato estatal popular, una nueva superestructura y como lo primero es lo primero, construir primero un nuevo modelo económico. No sabemos si el Socialismo, con otro apellido. Lo que sí sabemos es que el pueblo con su inmensa sabiduría escogerá un sistema económico en donde se acabe la explotación del hombre por el hombre.
Nuestro optimismo se funda en que el deplorable espectáculo ofrecido por los funcionarios estatales -congresistas, militares, magistrados, presidentes- no podrá ser el norte para nuestro pueblo. Estamos hartos de corrupción, de violaciones de derechos humanos, de promesas incumplidas, hartos de todo lo que significa estado burgués y por todo ello ”cogemos el toro por los cuernos”. No hay de otra.
