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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Un estado corrompido soporte de la corrupción militar


Cambio Total.

La « caldera del diablo » de la corrupción ha saltado y ha señalado a algunos de los responsables. En múltiiples ocasiones hemos dicho que la corrupción es consustancial con el régimen que gobierna Colombia. Las últimas denuncias de la Revista SEMANA lo corroboran.

Desde el Ejecutivo se ha promocionado la idea del « dejar pasar, dejar hacer » a los militares lo que « les venga en ganas », dizque porque ellos defiendan la « patria ». Jamás un soldado de la patria habia sido humillado con tanta alcahuetería como hoy. Nunca había sido tan evidente hasta dónde se había entronizado la corrupción en las fuerzas militares. Y es que desde siempre ha habido « manzanas » podridas, pero lo que se ha develado hoy es que todo el manzanal está corroído por la corrupción.

Hemos denunciado la corrupción de los militares en su momento preciso. No por prurito anti-militar, sino por el convencimiento de que el militarismo –o lo que es lo mismo el Terrorismo de Estado- estaba horadando, como horada una termita un árbol, toda la institución militar y la estaba llevando por el camino errado, hacia el despeñadero de atacar su propia patria, entendiendo que ésta es el pueblo.

Denunciábamos las violaciones de derechos humanos –que ha producido 966.000 víctimas, la mayoría de ellas imputables a la tropa oficial-, y señalábamos la nefasta influencia e injerencia del imperio estadounidense en nuestros asuntos. Declarábamos enfáticamente que la DSN y su Terrorismo de Estado eran supremamente perjudiciales para la institución, hasta el punto que el pueblo consideraba –y considera- a los militares como un « ejército de invasión » en su propio país. Hemos propuesto dotar a las fuerzas militares de una Doctrina Bolivariana, que cuide nuestras fronteras y sea hermano-amigo-compañero del pueblo porque la mayoría de los militares son hijos del pueblo.

Mas la oligarquía y el imperio la han llevado por la senda equivocada. En la década de los 50 del siglo pasado convirtieron a los militares en un ejército contra-insurgente, anti-comunista, dizque porque el « peligro comunista » estaba en las puertas del mar caribe. Todos los excesos y tropelías fueron y han sido tapadas por todos los presidentes, engallando unas fuerzas militares que hoy se creen que están por encima de la ley y de su pueblo, a quien tratan como « enemigo interno ».

Los militares han devenido en « super clase”, aisladas de su pueblo, odiadas por muchísimos de ellos, aborrecidos por las grandes mayorías nacionales, y al creerse « superiores » creían a su vez que ellos podían cometer toda clase de delitos porque ellos, la superclase, era intocable. Se metieron en cuanto negocio sucio hay en la sociedad. Su trato con la delincuencia común los convirtió en delincuentes. Su pelitesía a los capos del narcotráfico los fue convirtiendo en narcotraficantes, y después en narco-paramilitares. Cuántos generales hoy están pagando cárcel por sus crímenes. 

Todo ello era válido porque el enemigo era el « comunismo », después la « guerrilla », más después los « narco-terroristas », enemigos por ellos mismos creados por orientación del imperio. Si asesinaban indefensos campesinos era excusado porque ellos estaban « combatiendo la guerrilla ». La sociedad fue incapaz de ver el monstruo que estaba criando. Desde el estado, no solamente desde el gobierno aún cuando gran parte de culpa reacae en los presidentes, les perdonaban y encubrían sus delitos de Lesa Humanidad. Aún hoy día el presidente JMSantos –ante la profundidad de la corrupción-, en primera instancia reaccionó enérgicamente –como debía ser-, pero después le dijo a los colombianos que habia que « hacerle pasito » porque de pronto los militares se insubordinaban. Desde las Altas Cortes les abrían oficinas en sus edificaciones. Ni se diga de su hermano carnal el corrompido Congreso. Ahí hemos visto a los Vargas-Lleras y a los Uribhitler brindándoles agasajos y apoyos a los militares. Ahí hemos visto a los « padres de la patria » con los calzones ensopados ante las charreteras de los generales.

Hoy la oligarquía está sorprendida porque el monstruo que ellos criaron está a punto de engullirlos. Con el agravante que ese monstruo es un monstruo super corrompido. Mientras los militares cometían sus topelías y excesos contra el pueblo todo estaba bien. « Parte sin novedad ». Mas cuando el monstruo militar se atreve contra sus « propios » hijos oligarcas, « el arroz se pone a peso ». Qué se creen esos señores militares que pueden tocar impúnemente a la clase que le dió origen ? Se equivocaron. « Tacaron burro ».

Es tan aberrante la situación que la prensa burguesa colombiana trata de tapar con el manto de la impunidad las “realizaciones” asesinas de los militares orquestando unas denuncias maniqueas sobre una supuesta represión a la “oposición” en Venezuela, el país con la más amplia libertad política e informativa que incluso ha perdonado a los conspiradores. Mas, no será que el imperio necesita « sacar del paseo » a una oligarquía como la colombiana, timorata, ladina, corrompida también, que es incapaz de lanzar los 500.000 efectivos del pié de fuerza contra la odiada “Revolución Bolivariana”? No será que el imperio cree que ya puede lanzar desde Colombia el ataque contra la Venezuela hermana? Será que el imperio decidió que es hora que paguen los millones de dólares y el consentimiento de tantos años? Será que en sus cuentas el imperio cree el cuento de la derrota de la insurgencia armada, internacionalista hermana de la revolución bolivariana y del pueblo venezolano ?

Jamás un ejército corrompido podrá contra la razón de la justicia. Jamás las malas acciones son premiadas por la historia. Los pueblos, gallardos en su accionar, dotados de las doctrinas revolucionarias, del marxismo-leninismo, desarrollan el Internacionalismo Proletario no como una consigna vacua, sino como una consigna de hermandad, de consanguinidad, que les posibilita el triunfo contra el enemigo de los pueblos, así a algunos no les gusta el marxismo-leninismo. Así ha sido el Internacionalismo adelantado en solidaridad de todas las revoluciones. Esta vez no será la excepción.

Anncol: Los escándalos del ejército colombiano

Ejército entregó 878 contratos directos en el último año

Ejército
Hay millonarias obras y compras que se celebraron sin un proceso licitatorio y de subasta
En el último año, desde enero del 2013 hasta este lunes, el Ejército ha celebrado por la figura de contratación directa 878 contratos en todo el país. Cabe recordar que para la contratación directa no hay un proceso licitatorio.
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Escándalo en Ejército toca a empresa de exjefe de DEA en el país

Escándalo toca a empresa de exjefe de DEA en el país
Leo Arreguín (izq.), exdirector de la DEA para Colombia, en un evento diplomático en EE. UU.
Varios generales mencionados en los audios anunciaron demandas contra el coronel González.
“Eduardo”, socio del cuestionado coronel Robinson González del Río que aparece en 19 grabaciones reveladas este domingo por la revista Semana y que sugieren una red de corrupción en el Ejército, es en realidad Gabriel Eduardo Cruz Tinjacá, un proveedor de la industria militar del país.
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Diosdado Cabello dice que oposición conspira dirigida por EE.UU. con base en Colombia


“Está la derecha conspirando, en este momento (...) dirigida desde Estados Unidos con una base en Colombia”, dijo Diosdado Cabello.
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Corrupción. Los tentáculos de la red militar


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Centenares de conversaciones del coronel Róbinson González del Río quien se encuentra preso en una cárcel militar sindicado por falsos positivos, revela las múltiples actividades irregulares y los abusos en los que él y otros altos oficiales estarían involucrados.

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Los tentáculos de la red

¿Qué pasa hoy en Venezuela?

Las manifestaciones convocadas, en especial por Leopoldo López, son una apuesta por unir al sector de la oposición en torno a las vías de hecho y a la idea de reeditar el experimento de un golpe de Estado, como el que sucedió en abril del 2002. En ningún caso se trata de un movimiento nacional o multitudinario, no porque la oposición no sea un sector de población importante en Venezuela, sino porque no todos los sectores de oposición se recogen en las protestas.
 
Andrés Felipe Parra
Fuente: www.bbc.co.uk 
Los recientes hechos violentos en Venezuela han sorprendido a la opinión pública y han sido interpretados por los medios nacionales como un estallido social que se está gestando contra el gobierno. Sin embargo, una mirada al contexto venezolano de los últimos meses puede asegurar una perspectiva más holística de los acontecimientos.
Es perfectamente plausible entender las protestas que han surgido en Venezuela como una maniobra política interna del sector radical de la oposición. En meses atrás, con ocasión de las elecciones presidenciales de Venezuela, habíamos dicho que Capriles iba a tomar una vía institucional para hacer política a mediano plazo. Un discurso negativo y destructor hacia el gobierno sólo puede tener acogida en las clases medias altas y altas de la sociedad venezolana que ven en la palabra “Cubanización” la presencia del mismo demonio. De hecho, el éxito de la campaña de Capriles estuvo en apropiarse discursivamente de ciertos símbolos tradiciones y propuestas del chavismo, en disputar el papel de presidente post-Chávez junto con Maduro, que cayó infantilmente en el juego; no en tener el discurso clásico de oposición que confronta el socialismo y la revolución cubana.

Esta hipótesis se confirmó plenamente con las elecciones municipales en las que Capriles promovía un plebiscito acerca de la continuidad del gobierno cayendo en el clásico discurso de confrontación anti-comunista. Aunque la oposición ganó alcaldías en plazas importantes, en número de votos la diferencia fue casi de diez puntos por debajo del oficialismo. La razón es que un discurso agresivo contra el gobierno que diga que Venezuela se está transformando en Cuba o que el país va directo al abismo del comunismo sólo es aceptado con vehemencia por un sector minoritario de la sociedad. Esto lo entendieron algunos sectores del tradicional partido COPEI, que milita en la Mesa de la Unidad Democrática, cuando después de las elecciones de diciembre llamaron fuertemente la atención al propio Capriles abrazando la idea de un cambio en el discurso combativo por uno más conciliador para poder obtener votos de los sectores chavistas.

La actitud de Capriles cambió radicalmente después de las elecciones, hasta el punto de que fue a la reunión de gobernadores de oposición que Maduro convocó a comienzos de este año para discutir el problema de la inseguridad. Esta nueva actitud, en la que Capriles explícitamente acepta las vías institucionales y propone un diálogo nacional para afrontar los problemas del país, le ha costado permanentes peleas y rencillas con otro sector de la oposición, coordinado por María Corina Machado y Leopoldo López. En una entrevista en el canal privado Televen, de tendencia opositora, Capriles acepta entre risas que hay cuchillo entre los mismos sectores de la MUD haciendo una referencia a las peleas con Machado y López.

A partir de esta distancia con la vía institucional adoptada por Capriles, Machado y López comienzan un trabajo de agitación en el movimiento estudiantil de oposición venezolano, haciendo llamados a “articulación de métodos no pacíficos” y promoviendo “la salida del gobierno de Maduro”, aprovechando la inconformidad que suscitó entre estudiantes de la Universidad de los Andes en Táchira la detención de estudiantes por participar en disturbios y destrozos en las semanas pasadas. La razón de López para hacer todo esto es más que obvia: se trata de mostrar que sus vías directas y de hecho son más efectivas que la opción institucional y conciliadora mostrada por Capriles en las últimas semanas.

La distancia entre ambos sectores se selló cuando durante los disturbios y después de ellos Capriles mostró su rechazo a las manifestaciones diciendo a los estudiantes que “no se dejen dirigir por sus extremos”, es decir, por López y Machado.

En este sentido, lo primero que hay que decir de las protestas venezolanas es que han sido sobredimensionadas por los medios. Primero, robaron una imagen de una multitudinaria procesión de la Virgen en el Táchira para hacer creer a la opinión pública internacional que se trataba de una marcha concurrida. Robaron también imágenes de represión en Chile, de marchas antiguas en Venezuela e incluso pusieron fotos de heridos chavistas en la red social Twitter para denunciar la represión del gobierno. Los medios de comunicación, nacionales e internacionales, han sido víctimas de la inmediatez y de la rapidez del twitter y han publicado fotos falsas, lo cual antes que culpar a los medios de malintencionados debe abrir el debate sobre la inmediatez y el tipo de información que necesita una democracia. En segundo lugar, se trata de una marcha que no apoya toda la oposición en su totalidad.

Antes que nada, las manifestaciones convocadas, en especial por Leopoldo López, son una apuesta por unir al sector de la oposición en torno a las vías de hecho y a la idea de reeditar el experimento de un golpe de Estado, como el que sucedió en abril del 2002. En ningún caso se trata de un movimiento nacional o multitudinario, no porque la oposición no sea un sector de población importante en Venezuela, sino porque no todos los sectores de oposición se recogen en las protestas. Los medios han confundido el deseo de Leopoldo López con la realidad venezolana.

Sin embargo, si las protestas no se deben sobredimensionar tampoco se deben ignorar. Quizá se trata del último cartucho de la vida política de Leopoldo López que por sus declaraciones irresponsables dio la oportunidad perfecta para que la justicia venezolana le impute cargos de incitación a delinquir, destrucción de propiedad pública, incendios en edificios públicos, etc. Después de este episodio es muy posible que López termine exiliado en Miami o en nuestro país, como se rumora y, al mismo tiempo, ha sido desmentido por algunos miembros de la cúpula de Voluntad Popular. Por esta razón, por ser su último cartucho, es que López tratará de dirigir a quienes participan en los disturbios a ir hasta las últimas consecuencias para poder sacar la mejor tajada. El mejor escenario es un derrocamiento del gobierno de Maduro, lo cual es poco probable, pues ni siquiera toda la oposición lo apoya. Lo que sí puede pasar es que la confusión y los sesgos de los medios internacionales y nacionales de Venezuela ayuden a formar la idea en la opinión pública de que estamos frente a un gobierno monstruoso que asesina manifestantes. Todo ello puede justificar una intervención contra Venezuela en el mediano o largo plazo si se dan las condiciones.
En este último aspecto parece que el último cartucho de López ha sido bien utilizado. Algunos titulares de prensa hablan de “tres opositores muertos” en la marcha. Ha circulado también un video en internet en donde Bassil Dacosta, que es un estudiante opositor, cae asesinado, del cual es muy difícil dudar de su autenticidad, contrario a lo que sucede con las fotos.

Al respecto, debemos tener una mirada más amplía que permite contextualizar mejor los hechos y prevenir juicios apresurados como los que hace tanto la oposición como el chavismo. No se trata de una mirada neutral ni objetiva, sino de una interpretación que propone una forma de entender los acontecimientos. En primer lugar, no es cierto que haya tres opositores muertos en la marcha. Hay un chavista asesinado, quien era un reconocido líder del barrio 23 de enero en Caracas, llamado Juan Montoya, amigo personal del presidente Maduro. Al parecer, según el informe de balística, el chavista pudo haber sido asesinado con la misma arma que Bassil Dacosta. Un segundo joven fue asesinado en las horas de la noche, después de que los disturbios habían disminuido en la zona oriental de Chacao por motociclistas, también en Caracas.
En segundo lugar, hay un antecedente de crucial importancia que debe tenerse en cuenta para mirar los hechos actuales. Se trata del golpe de Estado en abril del 2002, en donde hubo alrededor de 19 muertos repartidos entre chavistas y opositores. El 11 de abril de ese año, en el marco del paro patronal, la oposición convocó a una marcha que tenía como destino la sede de PDVSA en el oriente de la capital venezolana. El mismo día estaba programada una concentración chavista en los alrededores del palacio presidencial de Miraflores como forma de apoyo al gobierno. Las marchas estaban planificadas y permitidas a una distancia de al menos 11 kilómetros para evitar cualquier confrontación, pero los dirigentes opositores decidieron alrededor del mediodía dirigir a los manifestantes hacia Miraflores, en donde estaba la concentración chavista. Cuando las marchas estaban a punto de encontrarse, unidades blindadas de la Policía Metropolitana de Caracas comenzaron a disparar a los manifestantes chavistas concentrados cerca de Miraflores. Cayeron tres manifestantes y los medios privados venezolanos interpretaban las muertes como desmayos por el calor. Luego francotiradores atacaron la concentración de la oposición y hay imágenes que prueban también la participación de la policía metropolitana que, dado que Venezuela es un país federal, no depende del gobierno central. Finalmente, después de las 4 pm del día 11 de abril, los francotiradores ubicados en los edificios laterales al “puente Llaguno” arremetieron de nuevo contra los manifestantes chavistas.

Es fácil darse cuenta que el haber disparado a ambas manifestaciones buscaba generar caos y confusión para aumentar el nivel de la confrontación entre las dos marchas. Todo el escenario del 11 de abril se complica aún más si tenemos en cuenta el testimonio de Otto Neustald, quien fue corresponsal de CNN en Caracas en la fecha del golpe de Estado. Neustald asegura que los militares golpistas, antes de dar la declaración en donde llamaban a la insurrección de las fuerzas armadas y policiales, ensayaron en tempranas horas de la tarde un guion en el que aseguran que hay varios muertos a manos de francotiradores en las manifestaciones. Aunque Neustald es ambiguo en su testimonio y asegura que el gobierno venezolano lo utilizó políticamente, admite que él estuvo reunido con los militares dos horas antes de que comenzara la alocución de Chávez (3:45, pues Chávez comienza su alocución diciendo que “falta, según mi reloj, un cuarto para las cuatro”), es decir, a la 1:45 pm. El primer muerto por francotirador se registra después de las 3:30 pm, según la hora de un transeúnte que recoge el cadáver y es grabado por una cámara, que recoge el documental “Puente Llaguno: claves de una Masacre1”. Aunque el periodista no culpa a los militares insurrectos de las muertes del 11 de abril, y mantiene su postura opositora de culpar al gobierno porque era responsable de impedir el golpe de Estado (…), la pregunta de por qué los militares insurrectos sabían que iban a existir muertos y el modo en que iban a ser asesinados, sigue quedando sobre la mesa. También asegura –y de esto no se arrepiente en una rueda de prensa posterior que ofrece denunciando al gobierno venezolano- que el día 10 en la noche le avisaron los hechos del golpe de Estado con antelación y le solicitaron cubrir la noticia. Así se expresó el periodista:

“El día 10 en la noche me llaman por teléfono y me dicen Otto, mañana 11 viene un video de Chávez, la marcha se va hacia el palacio de Miraflores, va a haber unos muertos y aparecen 20 militares de alto rango pronunciándose en contra del gobierno de Chávez y pidiéndole la renuncia al presidente. Esto me lo dicen el día 10 en la noche".

El día 11 de abril, el periódico El Nacional saca una edición especial en donde reluce el titular “la batalla final será en Miraflores” cuando apenas la marcha opositora estaba en curso hacia el centro de la ciudad. Parece que los militares golpistas y cierta prensa privada conocían de antemano los hechos. Al menos, lo de los militares no es descabellado pensarlo, pues si iban a declarar la insurrección debían tener a su mando unidades militares y policiales dispuestas a arremeter contra ambas manifestaciones para crear el caos; por lo menos dispuestas a desobedecer las órdenes el gobierno central.

Algunos periodistas afines con el proceso revolucionario en Venezuela han declarado que lo que está aconteciendo en estos días no es otra cosa que el mismo guion de abril del 2002. La coincidencia con ciertos hechos del 2002 hace pensar que esa idea es cierta, sin embargo es un juicio apresurado. Hay coincidencias pues el escenario es el encuentro de dos marchas, de oposición y de gobierno, que celebran el “día de la juventud”. Otra coincidencia es que hay muertos de ambos bandos. Sin embargo, decir que se trata del mismo guión es apresurado porque no cabe esperar un golpe de Estado en lo inmediato. Hay similitudes en que el gobierno venezolano ha tenido siempre problemas en controlar a la policía y en este aspecto las relaciones con el cuerpo policial no son las mejores. No es casual, entonces, que hayan sido unidades de la policía las que dispararon contra manifestantes de ambos bandos en el 2002.
En el video que registra la muerte de Bassil Dacosta2 con dos cámaras sincronizadas se muestra a unidades enchaquetadas de negro, con cascos negros, de las cuales es difícil reconocer su pertenencia, que disparan contra los manifestantes que corren. Estas unidades recuerdan los motorizados que en las manifestaciones opositoras del 15 de abril fueron a barrios chavistas en el Estado Miranda (a cargo de Capriles) y asesinaron al carpintero, militante del PSUV, José Luis Ponce y a Johny Pacheco, además de otros 11 muertos, entre quienes se encontraba una niña de 12 años que celebraba junto a su familia la victoria de Maduro y fue atropellada y espichada –junto a dos personas- por una camioneta de procedencia desconocida, en Maracaibo. En esa época se denunció que la policía de Miranda no atendió a las llamadas telefónicas que denunciaban la presencia de motociclistas armados.

Un testigo in situ de la marcha del 12 de febrero asegura que no pudo reconocer si quienes disparaban y asesinaron a Dacosta eran policías, militares o miembros del servicio de inteligencia bolivariano. La culpa de las muertes, según la oposición, debe atribuírsele a los militares, al servicio de inteligencia o a los chavistas civiles que van armados. Cada opositor tiene su propia versión por lo que es difícil asegurar a través de las imágenes existentes el culpable del asesinato. Por otra parte, la composición de las bandas que cometieron los asesinatos a chavistas el 15 de abril, es inexacta e indeterminada por lo que culpar a “las bandas”, como lo hacen los chavistas, sin saber quiénes son en concreto es lo mismo que no decir nada. Aunque los chavistas dicen que se trata de bandas fascistas (lo cual es cierto), es algo demasiado obvio y por ello es insuficiente pues no ayuda a esclarecer su procedencia, financiación, estructuras, etc. En ningún caso hay un culpable concreto e identificado.

Si los culpables son unidades militares o policiales desobedientes, tal y como parece haber sucedido en abril del 2002 donde quienes dispararon estaban a cargo de altos cargos militares y policiales golpistas, no se debe expugnar al gobierno venezolano de toda culpa. La opinión chavista dominante que culpa a Leopoldo López, gracias a sus declaraciones que incitan irresponsablemente a la violencia, aunque sea comprensible y tenga sustento en los antecedentes en el golpe del 2002, no es la mejor forma de afrontar el problema. Incluso si el escenario es, como el mismo Maduro lo denunció, el de un golpe de Estado en germen en una tendencia a mediano plazo, el gobierno debe investigar a sus propias unidades y hacer las sanciones pertinentes, ya que los Estados son también culpables por omisión. Aunque el ministerio público venezolano ya inició las investigaciones y dice tener indicios para identificar a algunos sujetos armados durante las protestas y a algunos motociclistas que dispararon en horas de la tarde y la noche, la opinión chavista debe tener la altura de no conformarse con una aprehensión a López que, por ahora, parece inminente. Todo ello debe tenerse en cuenta si se es consciente del escenario de inseguridad que padece Venezuela en donde se han evidenciado alianzas entre bandas criminales que se dedican a la delincuencia ordinaria y algunos sectores de la policía.

***
1http://www.youtube.com/watch?v=fkrAI72ct-I
2http://www.youtube.com/watch?v=NL_0SqXkEG8

El líder estudiantil opositor de Nicolás Maduro, es amigo de los Neo Nazis colombianos

las2orillas. El estudiante Lorent Saleh ha cobrado gran protagonismo en Venezuela por ser una de las cabezas visibles de las últimas marchas contra el gobierno de Nicolás Maduro. Los chavistas están haciendo públicos, con el objeto de desprestigiarlo, los vínculos que Saleh tiene con las organizaciones Neo Nazis en Colombia.

Los señalamientos están fundamentados en una investigación del periodista Gustavo Rugeles publicada en el periódico El Espectador (21 de Julio de 2013) en la que se revela la asistencia de Saleh a un acto político organizado por el movimiento de corte fascista, Alianza Nacionalista por la Libertad y con la participación del Diego Cubillos, conocido como “El comandante” de Tercera Fuerza, una organización Neonazi que opera en Bogotá y otras ciudades de Colombia. Leer más...

Uribe Vélez y J.C. Meneses: El señor de los milagros

Por Daniel Coronell, Revista SEMANA.

OPINIÓN. Álvaro Uribe, como gobernador de Antioquia, condecoró dos veces a Juan Carlos Meneses con la más alta distinción que le puede conferir el departamento a un uniformado.

El señor expresidente Álvaro Uribe, que siempre encuentra tiempo para cubrir de oprobio a quien le hace preguntas incómodas, ha permanecido en silencio esta vez. No ha respondido una sencilla inquietud. No se ha animado siquiera a insultar a los pocos que se han atrevido a formulársela. La preg
unta ignorada es simple: ¿Conoce usted o no al mayor retirado de la Policía Juan Carlos Meneses?

Meneses es el hombre que acusa a Santiago Uribe Vélez, el hermano del expresidente, de haber dirigido la banda paramilitar de Los 12 apóstoles, involucrada en 30 asesinatos en la zona de Yarumal, Antioquia. Meneses también afirma que Álvaro Uribe, cuando era presidente de Colombia, le dio contratos para asegurar su silencio sobre los hechos que involucran a su hermano.

¿Por qué será que el expresidente no le pone fin a esa controversia, de una vez por todas, y dice “no conozco a Meneses”?

Quizá sea porque sí lo conoce. 

En poder de la Fiscalía hay una fotografía en la que están juntos Juan Carlos Meneses y Álvaro Uribe Vélez. 

Meneses había anunciado la existencia de esta foto desde que empezó a declarar sobre los patrones de Los 12 apóstoles en Argentina. La imagen fue tomada en Buga, Valle, y muestra a Uribe rodeado de escoltas mientras posa sonriendo al lado de Juan Carlos Meneses uniformado y luciendo las insignias de capitán de la Policía. Al fondo está la Basílica del Señor de los Milagros. (Ver foto)

La foto solo pudo haber sido tomada entre noviembre de 2001 y abril de 2002. Esa información puede precisarse por un detalle que aparece en la propia imagen. Los guardaespaldas que acompañan al entonces candidato presidencial llevan un carné de la campaña con la foto de Uribe. (Ver carnet)
                              
La primera imagen que muestra al grupo de seguridad con esa misma identificación es de noviembre del año 2001.

Habrá quien diga que se trata de una foto casual con un oficial que se acercó al candidato en campaña. Sin embargo, hay otra información para considerar. Álvaro Uribe, como gobernador de Antioquia, condecoró dos veces a Juan Carlos Meneses con la más alta distinción que le puede conferir el departamento a un uniformado.

La primera vez fue el primero de noviembre de 1996. Ustedes pueden ver en Semana.com, el decreto que le otorga la medalla coronel Atanasio Girardot a solo tres oficiales de la Policía, entre ellos el ‘teniente Juan Carlos Meneses. Comandante compañía’. (Ver primer decreto)

Para esa época ya Meneses había sido comandante en Yarumal y, según su propio testimonio, había conocido y delinquido con Los 12 apóstoles.

Un año después, el gobernador Uribe volvió a otorgarle la alta condecoración a Juan Carlos Meneses. El decreto ordena “Condecorar por segunda vez con la medalla ‘Coronel Atanasio Girardot’ al señor capitán Juan Carlos Meneses Quintero”. La firma del gobernador Álvaro Uribe está al lado de la de su secretario de Gobierno Pedro Juan Moreno Villa y encima de la de su secretario general Luis Ignacio Guzmán Ramírez. (Ver segundo decreto)

El hoy candidato al Senado parece haberlo olvidado todo. Su única reacción frente al grave señalamiento que le ha hecho el mayor retirado Juan Carlos Meneses, fue un trino en el que expresó: “Siendo Pte fui informado por el director de la Policía que Juan Carlos Meneses fue echado de la institución por narcotráfico con los Combas”.

Si realmente Meneses fue expulsado de la Policía por narcotráfico y el presidente lo sabía, ¿por qué entró después de su despido a la Casa de Nariño? Los registros oficiales muestran que el mayor retirado Juan Carlos Meneses ingresó al palacio presidencial el 16 de abril de 2008, por la misma fecha en la que él afirma que le daban los contratos para callarlo.

Meneses fue a visitar al asesor presidencial para los municipios y las regiones Alfázar González Mira. 

Alfázar, que salió de su cargo en medio de un escándalo por sus probadas y pagadas relaciones con la pirámide DMG, mantiene hoy su cercanía con el uribismo. Hace unos meses, junto con otras personas afiliadas a ese credo, firmó una ‘proclama’ para aplaudir la decisión de incluir en las listas al Senado a José Obdulio Gaviria. (Ver Alfázar)

Seis mitos sobre el comunismo que se cumplen en el capitalismo

La visión tópica de un 'comunismo opresivo' y un 'capitalismo libre' arraigada en la conciencia común no refleja la realidad, ya que muchos o casi todos los 'pecados' atribuidos al comunismo son inseparables del sistema capitalista. Así opina en su artículo en el portal Salon.com el bloguero Jesse Myerson, que ha elaborado una lista de las afirmaciones erróneas más comunes sobre dos sistemas cuyo antagonismo ha marcado el siglo XX y generado muchos mitos históricos. Leer más...

1. Las economías comunistas se basan en la violencia de Estado
Comúnmente se considera que la regulación estatal de la economía en la URSS o en China es un instrumento represivo y reprochable que solo es utilizado por un Estado que intenta penetrar en todas las áreas de la sociedad para dominarla. No obstante, el poder estatal es una condición indispensable para la protección de la propiedad, piedra angular del capitalismo. La única diferencia entre estos dos sistemas antagónicos consiste en que los comunistas insisten en que la propiedad, es decir, los medios de producción (como fábricas) o las acciones y bonos, debe ser distribuida universalmente entre toda la sociedad.

2. Las economías capitalistas se basan en el libre intercambio
La pastoral imagen de un mercado abundante, donde cada persona libremente puede satisfacer sus necesidades también es un mito bastante común. La realidad es que la naturaleza del mercado y su origen están marcados por las expropiaciones, como la privación a los campesinos de su acceso a las tierras, y la falta de libertades. La situación no ha cambiado mucho hoy en día, cuando la gran mayoría de la población se ve privada del acceso a los recursos necesarios pese a su aparente abundancia. Además, cabe recordar que para su desarrollo el capitalismo estadounidense requirió exterminar a pueblos indígenas y esclavizar a los africanos. 

3. Los Gobiernos capitalistas no atentan contra los derechos humanos
Sería poco creíble que un sistema que aplaude al rápido enriquecimiento en medio de una competencia despiadada no produjera graves actos de violencia y privaciones, pero curiosamente sus defensores mantienen que estos 'excesos' son una manifestación de la justicia y la libertad. Los que no estén convencidos de la tesis anterior, podrían recordar que uno de los derechos fundamentales, el derecho a la vida, se viola diariamente cuando miles de personas mueren de desnutrición debido a que el libre mercado es incapaz de resolver este problema global.

4. Los regímenes comunistas son responsables de millones de muertes
Los que se animan enumerando los crímenes (tanto supuestos como reales) cometidos por regímenes comunistas, prefieren no recordar que el triste balance de víctimas nunca estará a favor del capitalismo. Los defensores del capitalismo, en este caso, tendrán que buscar alguna excusa convincente tanto para el comercio de esclavos y el exterminio indígena como para las masacres realizadas por EE.UU. y sus aliados en sus intentos de derrocar Gobiernos procomunistas. A esta cuenta hay que añadir el número de muertes a causa de las transiciones de países del bloque socialista al capitalismo. Los anticomunistas más virulentos tienen una manera muy astuta para desmentir estos casos de la exterminio: simplemente niegan que hayan sucedido.

5. El comunismo promueve la uniformidad
Mientras que en el inconsciente colectivo prevalece la imagen de una sociedad homogénea e altamente ideologizada, que no deja la oportunidad para la creación, este mito ya se ha hecho realidad en la mayoría de las sociedades capitalistas, donde crece la tendencia al consumismo descontrolado incitado por necesidades ficticias. Al contrario, la ideología marxista postulaba que uno de los objetivos del comunismo consiste en la liberación del tiempo para el desarrollo personal. De esa manera, el comunismo se basa en todo lo contrario a la uniformidad.

6. El capitalismo promueve la individualidad
En una sociedad de masas, donde millones y millones de personas están produciendo y consumiendo las mismas cosas a gran escala, el auge de la individualidad parece casi un milagro o al menos una exclusión de la regla común. A veces  basta con echar un vistazo a los barrios residenciales de las grandes ciudades con sus casas o supermercados uniformados, para concluir que es un producto de una sociedad completamente opuesta a lo individual. 

La pedagogía de los médicos cubanos

El programa “Mas médicos”, de Brasil, inspirado por el gobierno de Dilma Rousseff.
 

“Las médicas cubanas se parecen a empleadas domésticas.” La afirmación, la más expresiva de una ola de manifestaciones de intolerancia y discriminación racista, hecha por una periodista brasileña de derechas, representa, sin darse cuenta, el más significativo elogio a Cuba.

Frente a las necesidades de atención médica de su población, el gobierno brasileño, después de convocar a médicos de ese país a ocupar los puestos en las regiones del país con más necesidades y menor atención, acordó un convenio con el gobierno de Cuba para traer a Brasil a miles de médicos –ya han llegado más de seis mil– del país que incuestionablemente tiene una de las mejores medicinas sociales del mundo. Los extraordinarios –más todavía por el nivel de desarrollo económico del país– índices de salud de la población cubana –de la mortalidad infantil a la expectativa de vida al nacer, pasando por todo y cualquier criterio que se analice– lo confirman.

Ese convenio, que podría pasar simplemente por uno más entre Brasil y Cuba, generó una ola de reacciones que ha promovido un diagnóstico social, de una y de otra sociedad, inédito y de una profundidad inesperada. Empezando por los mismos médicos brasileños, en su gran mayoría formados en universidades públicas brasileñas –las mejores del país—, pero que no tienen que entregar ninguna contraparte a la sociedad que los ha formado, de forma gratuita. A menudo concluyen sus cursos y abren consultorios en los barrios mejor situados de las grandes ciudades brasileñas, para atender a una clientela de gran poder adquisitivo.

Como resultado, el mapa de las enfermedades del país y el de la ubicación de los médicos suelen ser brutalmente contradictorios, prácticamente opuestos entre sí: donde están las enfermedades no están los médicos; donde están los médicos, no están las enfermedades.

Aun así, después de negarse a atender a la población más pobre –la gran mayoría, en el país todavía el más desigual, a pesar de los inmensos avances de la última década, en el continente más desigual del mundo—, han intentado impedir que el gobierno brasileño trajera médicos de fuera del país –de otros países también, además de Cuba—, para atender a su población. Han hecho manifestaciones callejeras, han intentado crear situaciones de malestar con los médicos cubanos, han intentado desarrollar campañas en contra de la reelección de Dilma Rousseff, creyendo disponer de autoridad política sobre sus pacientes.

La declaración inicial de este artículo se inscribe pues en ese escenario de elitismo y falta de sensibilidad social de médicos brasileños. La frase, que pretende descalificar a médicas cubanas, porque en lugar de la imagen del médico hombre, blanco, con fisonomía de los doctores de las películas de Hollywood, son personas nacidas del pueblo cubano, se revela como un inmenso elogio de la sociedad cubana y en una dura crítica de la brasileña. Mujeres de origen popular, que en Brasil serían empleadas domésticas, en Cuba es normal que puedan formarse como médicas y salir a expresar su solidaridad con otros pueblos, necesitados de profesionales que Cuba logra formar en exceso para las necesidades de su país.

Esa reversión del sentido de la frase se dio también en el plan más general de la sociedad brasileña que, confundida al inicio, muy rápidamente reaccionó de forma muy positiva. Más del 80 por ciento apoya activamente la llegada de los médicos cubanos a Brasil. Por las necesidades que pasaron a ser atendidas por los médicos cubanos, así como por la atención que inmediatamente empezaron a recibir sectores populares muy amplios de Brasil, hasta allí sin ninguna atención o con atención absolutamente precaria. Poblaciones que nunca habían contado con presencia de médicos, cuyos ciudadanos tenían que desplazarse a kilómetros de distancia para poder ser atendidos en consulta esporádica, empiezan a ejercer el derecho elemental a la atención médica directa y permanente, gracias a los médicos cubanos.

Es un programa de salud pública, pero que encierra consigo una lección, una pedagogía política de gran evidencia –que es lo que incomoda más a la derecha brasileña—. Personal formado en universidades públicas –en Cuba todas lo son– tiene que atender las necesidades fundamentales de su pueblo, que además son los que pagan los impuestos que financian las universidades públicas, a las que, sin embargo, sus hijos no acceden.

Brasil ha avanzado como nunca en su historia con los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff en el combate contra la desigualdad, contra la pobreza y la miseria, pero no encuentra todavía correspondencia en las estructuras educacionales que forman al personal médico. De ahí el apoyo de Cuba –que la presidenta de Brasil agradeció a Fidel Castro, en ocasión de la reciente reunión de la CELAC en La Habana, cuando se inauguró la primera parte del puerto de Mariel, que Brasil construye en la isla, colaborando con la ruptura del bloqueo impuesto por Estados Unidos.

Los médicos cubanos son mejores que gran parte de los médicos que Brasil tiene hoy, porque, además de su excelente formación profesional, son mejores ciudadanos, formados por una sociedad orientada no por la medicina mercantil, sino por las necesidades reales de la población. La llegada de los médicos cubanos permite, como ningún manual de educación política, aclarar los principios de las sociedades capitalistas –volcadas hacia los valores de cambio– y las sociedades socialistas –volcadas hacia los valores de uso—. Una, atendiendo demandas del mercado, la otra, a las demandas de las personas.

(Tomado de Público, España)
 

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