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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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Las Mafias que manejan Colombia

Dominico Nadal, Cambio Total.

En Colombia hay mafias de todos los calibres y sabores. Hay la mafia delincuencial normal que esta metida en todos los negocios sucios del modelo capitalista, es decir, la mafia que controla la prostitución, los juegos de azar, los robos, o sea, los delitos comunes.


Hay la mafia del narcotráfico, la cual nació por allá en los años 70 y ha sumido a Colombia en una corrupción pavorosa, de la mano de la mafia política, de la cual nos ocuparemos más adelante. Los narcotraficantes fueron cooptados de la mafia del contrabando en la Costa Caribe -los guajiros y todo ese cuento conque macartizan a los habitantes de esa región- y los envíos de marihuana -Santa Marta Golden-, traían de vuelto los dólares que corrían a manos llenas, al punto que pesaban los dólares ya que era casi imposible contarlos.

Esa mafia de la marihuana -con todo y su historial terrorífico- fue reemplazada por la mafia de la cocaína, cooptados del bajo mundo delincuencial común de Medellín y Bogotá, principalmente. La historia nos ha demostrado que los marimberos quedaron en pañales ante los hechos delincuenciales cometidos por la mafia del narcotráfico de la cocaína. El poder de esos individuos fue -y es- descomunal. Empezaron comprando algunos políticos tradicionales, después algunos de los capos narcotraficantes se involucraron directamente ellos en la "política", aplicando la máxima de que tan pícaros eran los políticos como los narcotraficantes.

Lo sucedido es de ingrata recordación. Los horrores también. No hay mafia buena. Todas son criminales. Recordemos no más la cantidad de muertos, la voladura del avión de Avianca, el atentado al DAS, etc. A esa violencia "natural" del narcotráfico vino a sumarsele la violencia de los militares. A las bandas delincuenciales se dio por parte de los militares la estructura militar para que respondieran a sus orientaciones y cumplieran sus órdenes sin chistar. Se produjo ahí el contubernio impúdico entre las fuerzas militares estatales -con su fachada decente, legal-, con los nárco-paramilitares -con su ilegalidad-, unión que le permitiría "lavar la cara de las fuerzas militares estatales" en la comisión de miles de miles de delitos y violaciones de los derechos humanos.

Mas los militares no pasaron esa unión incólumes. Si ya eran corrompidos, con esa alianza se volvieron súper corrompidos. Para la oligarquía y las clases en el poder era de lo más normal la forma delincuencial como los militares y la policía adelantaban su labor. Todo estaba bien mientras fuera para acabar con el enemigo del sistema capitalista, los comunistas. Pero el monstruo se les creció. La bestia cuando prueba sangre necesita beberla a toda hora. No importa de donde venga, ni de que clase social. Su sed es insaciable toda vez que la sangre es salada y le produce a su vez más sed.

Por ello, no es extraño que el general Barrero, ex comandante de las fuerzas militares a quien "renunciaron" por lo de los "falsos positivos" y las "chuzadas" a los propios delegados gubernamentales a la Mesa de La Habana y hasta el mismo presidente, haya dicho a un practicante de la orientación institucional de las ejecuciones extrajudiciales -el coronel González- que había que hacer "una mafia" contra los jueces que estaban investigando esos "falsos positivos" o ejecuciones extrajudiciales.

Tampoco es extraño que el crear esa mafia implicaba naturalmente que el juez que no accedía a las peticiones de esa mafia iba a "recibir su merecido", es decir, le iban a dar bala, como le daban -y le dan- a los líderes populares que persisten en su terquedad de querer contrario otra Colombia mejor, un Nuevo País.

Ahí esta claro el por que en Cambio Total y Anncol hemos sostenido que el Terrorismo de Estado arrasa con los derechos humanos de hasta sus creadores. Para hacerlo si tienen que hacer una "mafia", pues la hacen y san se acabó. De todas maneras queda también supremamente claro que el estado lo manejan las mafias. Mafia de la clase política (los Uribhitler, Benedetti, Gerlein, etc). Mafia del narcotráfico (los 300 minicarteles que manejan hoy ese negocio). Mafia de los sectores económicos (los Sarmiento Angulo, Santodomingos y demás). Mafia de los militares (Mindefensa Pinzón, generales que patearon,  generales que aún están en las fuerzas militares haciendo su trabajo al interior).

Editorial: Constituyente para la reforma patriótica de las Fuerzas Militares


Por: Junta Patriótica Nacional Marcha Patyriótica.
Las recientes denuncias de corrupción en el Ejército se suman a la cadena de irregularidades que vienen caracterizando algunas de las prácticas del poder militar del Estado durante los últimos años. Un rasgo les es común: todas ellas se mueven en el marco de la ilegalidad y son manifestación, en sentido escrito, de una actividad criminal que es auspiciada desde el propio seno de la institución militar. Así ha quedado demostrado con las ejecuciones extrajudiciales contra jóvenes inermes, los mal llamados falsos positivos; con las interceptaciones ilegales a las comunicaciones de dirigentes populares y de oposición, orquestadas por la inteligencia militar; con la continua fabricación de expedientes, basados en falsas pruebas, para propiciar el encarcelamiento injusto de líderes sociales, como ha sido el caso de dirigentes de nuestro Movimiento.
Las prácticas corruptas de altos mandos militares ponen en evidencia, además, la existencia de un oculto negocio: aquel consistente en la conveniencia de la prolongación de la guerra, que termina oponiéndose objetivamente a la solución política al conflicto social y armado que anhela nuestro pueblo. Tras uno de los gastos en seguridad y defensa más elevados del mundo, si se considera en proporción con el producto interno bruto, se encuentra la rapiña por la contratación de dicho gasto, destinado en parte, como se conoce ahora, para enriquecer altos mandos militares corruptos.
Quienes como nuestro Movimiento han sufrido los embates de las mafias de la fabricación de expedientes y de falsos testigos, además de reafirmar nuestra convicción sobre la falta de garantías para el ejercicio de la política y la persecución de que somos objeto, rechazamos en forma categórica la invitación de quien hoy ostenta el cargo de Comandante de las Fuerzas Militares, el general Leonardo Barrero, a la conformación de mafias para desacreditar el trabajo de la Fiscalía. Resulta cuando menos preocupante y dice mucho de rasgos que estructuralmente posee en la actualidad la institución militar.
Frente a las acciones timoratas del Gobierno de Santos, incluido su Ministro de Defensa, que hacen a un lado su indiscutible responsabilidad política y como siempre terminan en exhaustivas investigaciones y en el descabezamiento de algunos mandos medios, lo que el país reclama no es solo la renuncia del Ministro y la depuración del alto mando militar, sino una profunda reforma y reestructuración de la institución militar.
Es hora de iniciar un debate franco, abierto, patriótico, acerca de las Fuerzas Militares que necesita la Nación, empezando por la necesidad de superar en forma definitiva la obsoleta doctrina contrainsurgente de la Seguridad Nacional.
Ello será posible en el contexto de las transformaciones generales que demanda nuestro pueblo para buscarle una salida a los evidentes signos de crisis nacional y refrendar un eventual acuerdo de paz a través de una Asamblea Nacional Constituyente.

Por: Junta Patriótica Nacional
Las recientes denuncias de corrupción en el Ejército se suman a la cadena de irregularidades que vienen caracterizando algunas de las prácticas del poder militar del Estado durante los últimos años. Un rasgo les es común: todas ellas se mueven en el marco de la ilegalidad y son manifestación, en sentido escrito, de una actividad criminal que es auspiciada desde el propio seno de la institución militar. Así ha quedado demostrado con las ejecuciones extrajudiciales contra jóvenes inermes, los mal llamados falsos positivos; con las interceptaciones ilegales a las comunicaciones de dirigentes populares y de oposición, orquestadas por la inteligencia militar; con la continua fabricación de expedientes, basados en falsas pruebas, para propiciar el encarcelamiento injusto de líderes sociales, como ha sido el caso de dirigentes de nuestro Movimiento.
Las prácticas corruptas de altos mandos militares ponen en evidencia, además, la existencia de un oculto negocio: aquel consistente en la conveniencia de la prolongación de la guerra, que termina oponiéndose objetivamente a la solución política al conflicto social y armado que anhela nuestro pueblo. Tras uno de los gastos en seguridad y defensa más elevados del mundo, si se considera en proporción con el producto interno bruto, se encuentra la rapiña por la contratación de dicho gasto, destinado en parte, como se conoce ahora, para enriquecer altos mandos militares corruptos.
Quienes como nuestro Movimiento han sufrido los embates de las mafias de la fabricación de expedientes y de falsos testigos, además de reafirmar nuestra convicción sobre la falta de garantías para el ejercicio de la política y la persecución de que somos objeto, rechazamos en forma categórica la invitación de quien hoy ostenta el cargo de Comandante de las Fuerzas Militares, el general Leonardo Barrero, a la conformación de mafias para desacreditar el trabajo de la Fiscalía. Resulta cuando menos preocupante y dice mucho de rasgos que estructuralmente posee en la actualidad la institución militar.
Frente a las acciones timoratas del Gobierno de Santos, incluido su Ministro de Defensa, que hacen a un lado su indiscutible responsabilidad política y como siempre terminan en exhaustivas investigaciones y en el descabezamiento de algunos mandos medios, lo que el país reclama no es solo la renuncia del Ministro y la depuración del alto mando militar, sino una profunda reforma y reestructuración de la institución militar.
Es hora de iniciar un debate franco, abierto, patriótico, acerca de las Fuerzas Militares que necesita la Nación, empezando por la necesidad de superar en forma definitiva la obsoleta doctrina contrainsurgente de la Seguridad Nacional.
Ello será posible en el contexto de las transformaciones generales que demanda nuestro pueblo para buscarle una salida a los evidentes signos de crisis nacional y refrendar un eventual acuerdo de paz a través de una Asamblea Nacional Constituyente.

Por Arauca construyendo el cambio democrático: Aída Avella

Pacocol. Las carreteras de Arauca son una vergüenza para un departamento con tanta riqueza; no se puede transitar por sus vías; unas partes están a medio pavimentar y otras permanecen. Es lamentable confirmar que las grandes riquezas del departamento se reparten entre las grandes multinacionales expoliadoras y la clase negligente de este país. Más de 17 empresas petroleras extraen los recursos en el departamento de Arauca y Meta.; año tras año aumenta el saqueo pero no la inversión social. ¿Qué le dejan estas empresas a los departamentos? Sólo ruina. ¿Dónde están los gobiernos? Las carencias son de todo orden y la falta de garantía sociales atentan contra el derecho a la vida de sus moradores.




Los araucanos deben ir a otros departamentos para recibir atención médica, incluso han tenido que pasar la frontera y ser atendidos en Venezuela.


Cualquier país puede venir a pescar en nuestro territorio marítimo, y nosotros donde quedamos no tenemos flota mercante teniendo dos océanos.


Aída converso con Federico, un hombre de 78 años que aun trabaja en su carreta transportando escombros o de jornalero en fincas, y no tiene pensión. Es tremendamente injusto que un hombre esa edad, y que ha trabajado toda la vida, tenga que rebuscarse la comida de esa manera y no tenga derecho a una pensión de jubilación. De nuevo nos preguntamos, ¿dónde están los gobiernos, los que prometen desarrollo y mantienen a sus ciudadanos en la inseguridad y la faltad e garantías?


“Tenemos que unirnos para recoger las banderas de la generación que nos fue arrebatada a la Unión Patriótica y aun así podemos decir que nuestros muertos gozan de cabal salud pues aquí están representadas sus ideas. Nos sacaron con balas pero nunca nos fuimos.


Cuando me preguntan que si conozco la actualidad del país, les respondo que me lo recorrí cuando trabaje 23 años en el magisterio y conozco sus necesidades pues en los 18 años que estuve exiliada no han sido suplidas, cada vez estamos peor. Es Urgente cambia los tanques de guerra por buldócer para hacer carreteras, cambiar las balas por ladrillos para construir escuelas, universidades y hospitales. ¡El cambio es urgente¡


Prensa Rural: La rutinaria “Andrómeda” de San José de Apartadó



La rutinaria “Andrómeda” de San José de Apartadó


Miércoles 26 de febrero de 2014

En los últimos días Colombia y el mundo entero se han escandalizado de los niveles de corrupción detectados en las instituciones colombianas de la fuerza pública. Centrales de inteligencia camufladas detrás de restaurantes y quien sabe cuántos otros establecimientos, violan la Constitución, las leyes (...)

¿Y Pinzón? ¿Bien, gracias?

Miércoles 26 de febrero de 2014
En cualquier democracia decente, Andrés Felipe Arias habría renunciado ante el escándalo de Agro Ingreso Seguro, lo propio habría hecho Santos, en su momento, con el escándalo de los falsos positivos. Ejemplos sobran en este gobierno y en los precedentes, pero queda claro que en Colombia, (...)

Carlos Lozano es entrevistado por Prensa Rural después del atentado

Martes 25 de febrero de 2014
El candidato al Senado por la Unión Patriótica, Carlos Lozano concedió una entrevista en exclusiva para la Agencia Prensa Rural. Se tratan temas como el atentado sufrido en Arauca, las propuestas de campaña y la importancia de llenar el congreso con sectores progresistas que puedan asegurar un (...)

ELN niega autoría de atentado a Aída Avella

Martes 25 de febrero de 2014
Luego de la afirmación del ministro de guerra Juan Carlos Pinzón en el sentido de que el Ejército de Liberación Nacional estaría detras del atentdo a la candidata de izquierda a la presidencia de la República por la Unión Patriótica, Aída Avella, el Comando Central del ELN sacó un comunicado en donde (...)

Que el mundo lo sepa

La mata que no mata

Martes 25 de febrero de 2014
Edouard llega hasta el territorio Nasa a conocer de primera mano cómo y por qué esta comunidad decidió emprender una férrea defensa del cultivo y el consumo de coca.

No nos maten, por favor, no nos maten... y los que quedaron vivos están en la guerrilla


Revista Semana.
Muchos colombianos se asustaron al escuchar al temido jefe guerrillero ‘Iván Márquez’ el jueves 18 de octubre del 2012 en Oslo, Noruega, en el inicio formal de los Diálogos de Paz entre el gobierno de la administración Santos y las FARC. Lo que debía ser un sencillo acto protocolario se convirtió en
 una bajada de ánimo general por el tono desafiante del insurgente.

Muchos años atrás, este mismo hombre, con su nombre real –Luciano Marín Arango–, suplicaba, en la Plaza de Bolívar, desde su curul de congresista que no los asesinaran, que a él y a todos los militantes de la Unión Patriótica (UP) les respetaran la vida, que lo que querían hacer, juraban, era política legal: “No nos maten, por favor, no nos maten”.

También años atrás, el joven concejal de La Plata, Huila, Luis Édgar Devia Silva abandonó el cabildo ante las amenazas de muerte. A diferencia de sus padres, que igual habían salido huyendo de su casa por el cerco de los violentos por ser liberales, este militante del Partido Comunista (PC) decidió enrolarse en las FARC con el alias de ‘Raúl Reyes’. Terminó muerto en un bombardeo en Ecuador con un prontuario de miedo.

En su juventud el nombre de Juvenal Ovidio Ricardo Palmera corría de boca en boca por las tierras de Cesar, pues Diomedes Díaz lo había incluido en su vallenato titulado 'El mundo'. Por aquel entonces él era un querido gerente del Banco del Comercio de Valledupar, que vivían en la exclusiva calle Santo Domingo, adyacente a la plaza Alfonso López, y que había crecido en un ambiente de privilegios. Apasionado por la política, optó por la izquierda con la ilusión de un soñador.

Pronto, empezó a ver cómo asesinaban, desaparecían o herían a sus compañeros de militancia. “El exterminio de la burguesía contra nosotros me obligó a irme al monte”. Entró a las FARC con el nombre de ‘Simón Trinidad’. Fue capturado y extraditado a Estados Unidos. Hoy está preso allá mientras los negociadores de esta guerrilla exhiben su imagen fotográfica en La Habana.

“No nos maten, por favor, no nos maten”, suplicaban. Pero los siguieron matando. No a uno, ni a diez, ni a cien ni a mil. Sino a 4.000. Todo un partido político desaparecido de la faz de la tierra en una de las páginas más vergonzosas de nuestra historia. Los mataron bajo el sol ardiente de Barrancabermeja, como a Leonardo Posada; o en una tibia carretera de Cundinamarca, como a Jaime Pardo Leal; o en el atestado aeropuerto El Dorado, como a José Antequera; o en un Puente Aéreo, rodeado una decena de escoltas, como a Bernardo Jaramillo.

¿Quiénes quedaron? Algunos cuantos que se contaban con los dedos de las manos y que debieron salir para el exilio. Entre ellos Aida Avella. Hay que contarles a los menores de 20 años que esta mujer fue una de las sobrevivientes de esta colectividad y que pasó 17 años sin venir a Colombia. Exactamente 17 años, seis meses y cuatro días. Toda una generación.

Se fue porque, como a sus compañeros de militancia, a ella también la iban a matar y porque ya no soportaba tanto dolor: “Cuando salimos de la Constituyente, en diciembre de 1991, me eligieron presidente de la UP y ahí fue Troya”, dijo a Semana.com en una entrevista. “Las amenazas no dejaban descansar”. Para la época era concejal de Bogotá a donde le llegaban las noticias de un país bañado en sangre. “Fue cuando aparecieron los ‘mochacabezas’ en Urabá, les quitaban la cabeza a nuestros compañeros, las colgaban en estacas, sobre todo en la diagonal San José de Apartadó”, recuerda.

“Algunos iban a sus fincas bananeras, les cortaban las cabezas y las mandaban en bandejas a los casinos de los trabajadores en la hora del almuerzo, con el mensaje de que si seguían en el sindicato, las cabezas rodarían. Jugaban fútbol con las cabezas de la gente que asesinaban, y esperaban a que vinieran las aves de rapiña a comerse los cuerpos”. El auge del horror en todo su esplendor.

El 17 de mayo de 1996, cuando se desplazaba por la autopista Norte a su oficina del Concejo de Bogotá, la atacaron con un rocket. “La muerte nos acariciaba. Recuerdo que había un extraño trancón, no podíamos avanzar. Vi un carro al lado del que salía un tubo, era como una bazuca. Después nos dispararon tres revólveres al tiempo, el carro quedó con 40 impactos de bala”. Asustada, con las pocas lágrimas que le quedaban, se marchó lejos.

Tras la decisión del Consejo de Estado de restituirle la personería a la UP, volvió a Colombia y decidió lanzarse a la Presidencia de la República. Y este sábado, en una de sus primeras correrías, por Arauca, fue objeto de un atentado.

En la mañana de este lunes varios comentaristas radiales relataron el hecho aunque atenuaron la gravedad porque, según ellos, en las encuestas sólo tiene el 1 % en la intención de voto, lo que matemáticamente hace que no tenga opciones reales de ganar las elecciones. Es al revés. El asunto es de extrema gravedad por la misma circunstancia. Hay que protegerla porque la democracia es la garantía absoluta de los derechos de las minorías.

Asimismo, porque si la izquierda legal en Colombia no obtiene la absoluta certeza de que nunca jamás les va a pasar nada, la armada en La Habana no firmará la paz. Porque Aida Avella es el símbolo vivo de una tragedia que nunca debió ocurrir. Y porque así, valiente, honesta y a pesar de todo, jamás ha empuñado un arma. La democracia es una mentira si a ella le pasa algo.

Y no se trata sólo de ella, de su familia y de sus seguidores, sino también de aquellos jóvenes inconformes que nacieron en Colombia mientras ella estaba en el exilio y hoy quieren cambiar el país, hacer política con sus ideales y sus propuestas. Tenemos que darles las garantías absolutas a todos los Luciano Marín Arango, Luis Édgar Devia Silva, Juvenal Ovidio Ricardo Palmera, para que no haya ‘Iván Márquez’, ‘Raúl Reyes’, ni ‘Simón Trinidad’.

 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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Basta de Terrorismo de Estado

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