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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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El presidente Santos quiere más guerra, pero se aprovecha de la paz para re-elegirse

Cambio Total.

La reciente carta del comandante de las FARC-EP, Timoleón Jiménez,  en la cual le enrostra y aclara el significado de la guerra y le propone que « Firmemos un cese el fuego, Santos, y hagamos la paz posible », es respondida por el presidente JMSantos con ésta frase lapidaria : « Hasta que no lleguemos al final del conflicto no voy a dejar de proteger a todos los ciudadanos, en cualquier rincón del país ».

O sea, que para Santos llegar a un Cese de Fuegos será logrado a la manera de el partido salvadoreño de extrema derecha, Arena, de « desarmarlos para después ajusticiarlos ». Evidentemente que hay un hilo conductor entre la política de Arena en El Salvador –país en el cual el FMLN continúa en el poder, así sea por estrecho margen- y las políticas de la extrema derecha en Colombia, en la cual está inscrito JMSantos. En ambos países, y en todos los demás, el hilo conductor es la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) que ha permitido implantar el Terrorismo de Estado en esoso países.

En el espectro político colombiano, toda la dirigencia estatal se inscribe en la derecha. Muy pocos pueden llamamrse social-demócratas así estén afiliados a la Internacional. Hay de extrecha, de derechas-derecha, de derecha, y pare de contar. Los rosaditos, los « demócratas », los « socialistas » están por fuera del redil de la derecha, y muchas veces a ellos también les dan palos.

De tal manera, que la compra de aviones de combate y armas se inscribe en el pensamiento de JMSantos, el cual –ya lo sabemos !- obra por cuenta de los gringos. Aviones y helicópteros que están siendo impactados por el fuego guerrillero y eso –creemos en Cambio Total- que todavía no tienen los misiles, así el Comando Sur diga lo contrario. Lógico que eso los tiene desesperaditos porque la superioridad militar derivada de la aviación se cae al suelo cada vez que derriban un aparatico de esos que cada uno cuestan unas millonadas de dólares.

Es increíble la miopía política de Santos. Por su retorcido cerebro no pasa llegar a un Cese de Fuegos que permitiría hablar en la Mesa de La Habana sin el ruido ensordecedor de los tiros de fusil, de los minados y bombazos, y sin los ayes de los heridos y muertos, quienes son la parte que le pone el pecho a la guerra, porque que sepamos el « soldadito » Santos pasó sin pena ni gloria en la Base de Tolemaida, haciendo lo que habia hecho su papá en Cartagena. Nada de honor.

Entonces resulta evidente que Santos continúa la senda de la guerra, así se aproveche de la Paz para hacerse re-elegir. Parece, parece, que la cosa se le va poniendo « color de hormiga » y ya hay varios candidatos que empiezan a crecer el las manipuladoras encuestas. Peñaloza, quien nunca ha sido de izquierda y jamás ha tenido un pensamiento por fuera de los cánones de la derecha, se le acerca en la « carrera presidencial ».

Quizá el « tahúr de la Casa de Nari » apueste fuerte. O quizá la próstata le pase factura. Entonces quedaría como el presidente que perdió la re-elección estando sentado en la silla presidencial. Sería el castigo a un cuerpo y un cerebro dedicados a hacerle mal a los colombianos pobres. Y las FARC-EP continuarían en su accionar militar que busca la Paz –la solución política- como dijera el Libertador Simón Bolívar : « No toma las armas sino para obligar a sus enemigos a la Paz », con quien quiera que llegue a la Casa de Nariño. No hay de otra.

¿Una CIDH izquierdista?

Rodrigo Uprimny 29 Mar 2014 - 

Algunos de quienes criticaron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hubiera otorgado medidas cautelares a favor de Petro han sugerido que eso ocurrió porque la CIDH tiene sesgos izquierdistas.
Por: Rodrigo Uprimny
 Y que por ello decretó medidas cautelares para proteger los derechos políticos de un alcalde de izquierda, ya que anteriormente había otorgado esas medidas sólo frente a amenazas contra la vida y la integridad personal, pero no frente a otros derechos.

Una decisión de la misma CIDH el pasado 24 marzo (resolución 6/2014) muestra que ninguno de esos dos supuestos es cierto: ni la CIDH tiene los sesgos izquierdistas que algunos le atribuyen, ni las medidas cautelares operan sólo frente a riesgos a la vida y a la integridad.

Se trata del caso de un periodista, un congresista y un dirigente sindical que fueron condenados a varios meses de cárcel por una “injuria judicial”, por haber presentado una denuncia contra un gobernante de izquierda: el presidente Correa de Ecuador.

En ese contexto, la CIDH recordó que en principio es una violación de la libertad de expresión que un gobierno recurra a sanciones penales contra periodistas o políticos opositores por las denuncias que estos hagan contra funcionarios públicos, ya que esas amenazas penales corren el riesgo de silenciar la crítica de la prensa y de los opositores frente a los gobernantes, lo cual es grave para la libertad de expresión y para la democracia.

Esas tres personas corrían el riesgo de ser encarceladas en cualquier momento, pues el 13 de marzo la sentencia condenatoria fue confirmada por la Corte Suprema de Ecuador. Dada esa situación, la CIDH les otorgó medidas cautelares y le pidió a Ecuador que suspenda la ejecución de la sentencia hasta que la CIDH pueda estudiar y decidir el fondo del caso.

Vemos entonces que la CIDH no otorga medidas cautelares sólo frente a amenazas a la vida y la integridad personal; también lo hace para proteger otros derechos como la libertad de expresión. Y ya lo había hecho antes: desde 1999 la CIDH ha solicitado la suspensión de condenas contra periodistas en al menos seis ocasiones.

Y la CIDH no tiene sesgos izquierdistas, pues esas protecciones operan también frente a gobiernos de izquierda, como el de Ecuador, o el de Venezuela en varios casos anteriores. Y por ello los gobiernos de Venezuela y Ecuador han acusado a la CIDH de derechista.

Además, el precedente que más sirvió a los defensores de Petro es el caso López contra Venezuela de la Corte Interamericana, en donde ese tribunal protegió los derechos políticos a Leopoldo López, quien es hoy el principal líder de la oposición al gobierno de Maduro. Y el argumento fue exactamente el mismo de la CIDH en el caso Petro: que sólo los jueces pueden limitar los derechos políticos.

Sería deseable que muchos de quienes han criticado con tanta ligereza las medidas cautelares de la CIDH a favor de Petro se tomaran la molestia de conocer un poco más cómo opera el sistema interamericano de protección de derechos humanos.

La Cumbre Agraria frente al fracaso de la guerra contra las drogas

FARC-EP - Reporte especial - Report Special


028.03.2014_La Cumbre Agraria frente al fracaso de la guerra contra las drogas_Pablo Catatumbo “ width=La Habana, Cuba sede de los diálogos de paz, marzo 28 de 2014
La Cumbre Agraria frente al fracaso de la guerra contra las drogas
Constatamos con satisfacción que, al referirse a los problemas más urgentes del mundo rural, la Cumbre Agraria, campesina, étnica y popular, ha trazado caminos de entendimiento mediante propuestas que se hace necesario atender. A grandes temas como la tenencia y uso de la tierra, los territorios colectivos, el ordenamiento territorial, la necesidad de una economía propia contra el modelo de despojo y lo más sensible en cuanto a lo que concierne a explotación minero-energética, agregaron sus opiniones sobre los cultivos de hoja de coca, marihuana y amapola.

¿Quiénes mejores conocedores de esta problemática y sus impactos, que los campesinos? Ellos son los que sufren la victimización, no los capos del capital financiero, verdaderos artífices del negocio del narcotráfico. Pero además, son estos compatriotas de la Colombia olvidada, quienes sufren el rigor de la persecución Estatal. Este es el tema que en la actualidad debate la Mesa de La Habana, y sin duda son las iniciativas de las comunidades rurales las que nos dan la clave para superar la fracasada y arbitraria guerra contra las drogas, que tanta contaminación, muerte y desesperanza trae a los pobres del campo, mientras se llenan los bolsillos de los narcotraficantes, que orondos se pavonean, posando de banqueros, políticos o prestigiosos empresarios, en el mundo de la falsa legalidad.

En la visión de los campesinos y comunidades rurales, no es la erradicación forzada y las fumigaciones aéreas que envenenan los campos lo que resolverá el problema; por ello hay que iniciar con redefinir los lineamientos de una nueva política antinarcóticos con enfoque humanizado que se comprometa con:
El cumplimiento de los compromisos adquiridos con los procesos organizativos de los cultivadores de coca, marihuana y amapola en movilizaciones pasadas.

Un programa de sustitución participativo, concertado, gradual, ambientalmente sostenible que se inscriba en los marcos de una reforma rural integral profunda, estructural, que permita generar no solo fuentes alternativas a los cultivos de uso ilícito, sino a la existencia plena de las comunidades, brindando bienestar y buen vivir. Ello implica ligar estos programas de sustitución con el conjunto de la Reforma Rural Integral, a la planeación y ordenamiento territorial, al fortalecimiento de la economía campesina, etc., dentro de tiempos y procedimientos que ayuden a los afectados a salir de la miseria que los agobia, brindándole protagonismo y capacidad de decisión.

Una nueva política antidrogas, si algo debe erradicar son las aspersiones que tanto daño le han hecho al medio ambiente y la represión que atenta contra la vida y los derechos humanos de las comunidades indígenas, afro descendientes y campesinas. Una política fuera de los fracasos del prohibicionismo y el carácter punitivo, debe liberar a quienes han sido judicializados sin tomar en cuenta que se trata de víctimas de quienes desde las altas cumbres del poder económico, se lucran de un flagelo mundial.

Un Plan concertado debe librar de la aplicación de la extinción de dominio a los predios de campesinos y gente humilde de áreas rurales, que por diversas circunstancias se han visto obligados a cultivar marihuana, coca y amapola. Y alguna alternativa al destierro deberá buscarse para las miles de familias que también, por necesidad y porque la tierra ha sido tomada por los grandes latifundistas, han tenido que ubicarse en Parques Naturales o zonas de reserva ambiental.

En todo caso, una política de sustitución debe tener gradualidad, debe estar respaldada con inversión social en la ejecución de planes que cuenten con el acuerdo y la decisión de las comunidades, lo cual implica el rechazo a procesos de sustitución basados en la imposición de cultivos agroindustriales como la palma de aceite, el caucho y otros similares.

Los cultivos y otros proyectos productivos sustitutos que fortalezcan la economía campesina, comunitaria y solidaria deberán tener garantía de mercadeo y seguros a largo, mediano y corto plazo, que garanticen estabilización de los Sistemas Productivos Sostenibles, para lo cual es fundamental garantizar el acceso a la tierra, su formalización, la mejora de infraestructura, y el acceso a asistencia técnica y a tecnología.

Un Programa o Plan intergal de sustitución no debe pasar por alto el respeto y fortalecimiento de los usos tradicionales, medicinales, alimenticios e industriales de la hoja de coca, la amapola y la marihuana, en el marco de los sistemas productivos de las comunidades agrarias, y cada proceso de uno u otro tipo deberá tener la impronta del manejo, fundamentalmente comunitario, y al lado de la atención de los problemas del campo en las dimensiones de la reforma Rural Integral, deberá atenderse el problema del consumo como asunto de salud pública que considere también a los adictos como víctimas y no como delincuentes, apuntando, sí, a atacar de manera soberana, el eslabón más fuerte, que está en el campo de los comercializadores: es decir, de los narcotraficantes.

DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP

Pesadilla ambiental

Revista Semana. La tragedia de la sequía en el Casanare coincide con la publicación de un estudio en el que Colombia aparece como el segundo país del mundo con más conflictos del medioambiente.

Las Cementeras del sur - Bogotá. Las canteras de Holcim, Cemex y el Arzobispado en el sur de Bogotá han puesto en problemas a los barrios vecinos., según el estudio. La explotación de grava y arena de 319 hectáreas impacta al rio Tunjuelito. Una inundación en 2002 dejó cientos de damnificados, y como para controlarla el Distrito desvió las aguas hacia las canteras, las empresas demandaron al Estado. Gustavo Petro quería prohibir estas minas en la capital.

Foto: Foto: León Darío Peláez - Semana

Si alguna imagen caracterizó la semana pasada no fue Santos haciendo campaña, ni Petro despidiéndose de la Alcaldía, ni el avión perdido en el mar, sino la tragedia de cientos de chigüiros en el Casanare agonizando de sed en medio de otros centenares de animales muertos en una tierra árida
resquebrajada por la sequía.  El espectáculo definitivamente evocaba el titulo de la canción de Carlos Vives “La tierra del olvido”. Pero como no hay mal que por bien no venga, ese drama de la naturaleza ha servido para abrirle los ojos a los colombianos de la dimensión de los problemas ambientales del país y crearles conciencia de la necesidad de hacer algo. 

Y el Casanare no es el único lugar donde la naturaleza sufre. Esta semana se hizo pública una investigación que enumera los conflictos ambientales del planeta con un ranking de los países que más padecen estos flagelos. Colombia ocupa el primer lugar del continente y el segundo del mundo. El Atlas Global de Justicia Ambiental, financiado por la Unión Europea, registra 1.000 conflictos significativos, de los cuales el país tiene 72. Solo la India, con 102, lo supera. A Colombia le siguen Brasil y Nigeria con 58; Ecuador, 48; Turquia, 45; España, 35 y Estados Unidos, 34. 

Ese “decoroso segundo lugar” para uno de los países más biodiversos del planeta es por decir lo menos un fuerte campanazo. Colombia tiene problemas ambientales en casi todas las regiones. El Atlas reseña, entre otros, las fumigaciones con glifosato, los madereros en el Chocó, los hoteles en el Tayrona y la hidroeléctrica el Quimbo (ver recuadros). Y lo que llama la atención es que casi la mitad de todos los casos señalados en el estudio están relacionados con la extracción de dos minerales: el oro y el carbón. 

El río que se perdió por el oro - Zaragoza, Valle del Cauca. La minería ilegal ha arruinado prácticamente el río Dagua, reseña el Atlas. A punta de dragas y barequeo, se cree que más de 8.000 personas y 300 retroexcavadoras le han sacado las entrañas al río que hoy ya perdió su color y la pureza de sus aguas.
La minería es la principal fuente de despojo de la naturaleza en todos los rincones. Tal vez uno de los principales retos que enfrenta el país es cómo manejar el dilema entre el desarrollo económico y la conservación de sus recursos. Hasta el momento va ganando lo primero. “El crecimiento económico del país se ha dado a costa de la destrucción de una parte de las inmensas riquezas que tenemos”, señala Claudia Martínez, directora de la Alianza Clima y Desarrollo. El Atlas da cuenta de la validez de esa afirmación. Según el estudio en Colombia el sector minero energético incrementó su participación en el PIB de 2 por ciento al 11 por ciento entre 1975 y 2012 y la inversión extranjera en el sector extractivo pasó del 14 por ciento en 1994 al 55 por ciento en 2012.

El profesor de la Universidad del Valle Mario Pérez, quien hace la reseña de Colombia en ese estudio, señala que “hay una clara relación entre la cantidad e intensidad de los conflictos ambientales y el modelo de desarrollo extractivo de los últimos gobiernos”. El informe destaca que en el gobierno de Álvaro Uribe se crearon el 63 por ciento de los conflictos ambientales existentes. En ese periodo los títulos mineros aumentaron de 2.000 a 8.000. La explosión fue tan brutal que el exministro de Minas, Carlos Rodado, describió como una “piñata” la forma como fueron adjudicados esos títulos. Esa repartija se dio en los parques naturales, en los páramos y en los humedales. Por eso, el exministro de Ambiente, Manuel Rodríguez, dijo que el país estaba “ad portas de una catástrofe ambiental”.

Juan Manuel Santos prometió en su gobierno revertir esa tendencia. Cerró la ventanilla para entregar nuevos títulos mientras “reordenaba la casa por dentro”. Pero es poco lo que ha podido ordenar. Ni siquiera en los temas de bulto hay claridad. Por ejemplo, el título minero en el Parque Yaigoje Apaporis, que tiene la canadiense Cosigo en la selva amazónica, lleva casi cinco años sin solución por conflictos con las comunidades indígenas a la espera de un fallo de la Corte Constitucional. Es tan grave lo que pasa allá que Wade Davis, el explorador de National Geographic, sentenció que “una mina en el Apaporis es como construir un pozo de petróleo en la Capilla Sixtina”. También hay pujas por cuenta de proyectos como La Colosa en el Tolima, Marmato en Caldas, la operación de Drummond en el Cesar y Santa Marta y la explotación de Cerromatoso en Córdoba.

Foto: León Darío Peláez - Semana
Los Líos de Drummond - Cesar y Santa Marta. La empresa carbonera tiene varios de los conflictos del ranking. Los hoteleros la acusan de que el polvillo de ese mineral ha afectado sus playas. También reseñan las consecuencias ambientales y sociales que su operación ha tenido en La Jagua de Ibirico, el municipio donde está la mina. Los habitantes soportan un aire contaminado y la riqueza del carbón no se ha traducido en riqueza para el pueblo.

Parte de la explicación de que Colombia tenga tantos de estos conflictos está en la debilidad institucional del sector ambiental. Aunque el presidente Juan Manuel Santos se posesionó con los mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta, la verdad es que su cartera verde no ha tenido prioridad ni continuidad. Han pasado cuatro ministros en cuatro años. Santos hizo algo muy positivo al separar el Ministerio de Ambiente del de Vivienda, pues Uribe los había fusionado. La  primera ministra, Beatriz Uribe, se encargó de hacer ese proceso, pero en su gestión primó más la vivienda.

Frank Pearl lideró proyectos importantes, pero el presidente lo encargó simultáneamente de los diálogos con las Farc. Su reemplazo, Juan Gabriel Uribe, periodista y político, no tenía experiencia en ese tema. La ministra actual, Luz Helena Sarmiento, es la primera que tiene conocimiento técnico pues había sido la directora de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales. Por otro lado, aún no ha podido ser presentada al Congreso una de las banderas del presidente, la gran reforma de las corporaciones autónomas regionales (CAR), que tramitan el 95 por ciento de los permisos ambientales del país.

Colombia, que en el pasado había sido un ejemplo mundial en conservación, ha perdido en los últimos años esa conciencia. Hasta el final del siglo pasado, el país siempre había estado en el top 10 del índice de manejo ambiental de la Universidad de Yale con Columbia.  En 2010 pasó al puesto 17, en 2012 al 27 y en 2014 al 85. Los resultados de este índice ni siquiera salieron en los medios. Como dijo el exministro Manuel Rodríguez, “hay gran preocupación nacional por mantener el puesto cinco en la Fifa y ninguna por su lamentable puesto 85 en el desempeño ambiental”. Aunque ese bajonazo tiene algo de injusto pues en parte obedece a cambios en la metodología, llama la atención que los resultados no hayan dado para un debate nacional. Colombia también aparece en otros rankings y estudios menos honrosos. Hoy es el primer emisor de mercurio de América, según Naciones Unidas. Un reciente estudio, financiado por Usaid, alertó que en 2030 una quinta parte de la Amazonia colombiana desaparecerá y otro estudio del Ideam sostiene que en 30 años el país perderá todos sus nevados.

Foto: Guillermo Torres - Semana
El agua o el oro - Santurbán, Santander. Los bumangueses detuvieron a punta de marchas el megaproyecto de la GreyStar (hoy EcoOro) para extraer ese metal precioso de sus páramos. Esta semana sale la delimitación del páramo que ha tenido en vilo al sector minero y ha generado todo tipo de conflictos entre los habi-tantes de los pueblos, las empresas, los ambientalistas y el gobierno.


Muchos colombianos no entienden por qué si el país es tan rico en naturaleza, vive situaciones como la sequía del Casanare. La verdad es que el agua es un factor clave de conflicto. Se calcula que del total de agua dulce de la Tierra solo el 1 por ciento es potable. La otra está en el mar, los glaciares, las aguas subterráneas. Según The Economist, Colombia es uno de los nueve países que tiene el 60 por ciento de este recurso. Pero ese privilegiado lugar también está en peligro. Hasta finales de los años noventa, el país era el cuarto país con mayor cantidad de agua dulce disponible por habitante del mundo. Pero, el crecimiento de la población y la degradación de sus ecosistemas bajaron al país al puesto 24. La distribución del agua es muy desigual, por eso 21 millones de colombianos viven en zonas donde existen dificultades en el suministro, el 53 por ciento de la población no tiene acueducto y el 82 por ciento no tiene alcantarillado. Y los conflictos se generan cuando no es claro quién debe primar en el uso de la que hay, como en el caso del Casanare (ver siguiente artículo) donde hay una clara disputa entre la industria petrolera y los campesinos por la poca agua disponible en este momento.

Para la ministra Sarmiento, los conflictos ambientales son positivos porque enriquecen el debate en un país en donde el desarrollo, por cuenta de un conflicto armado de 60 años, llegó en un momento en el que el mundo ya tenía una conciencia ambiental. “No hay ningún otro país en el continente en que la disputa por los recursos naturales esté tan ligada a la guerra”, sostiene el ambientalista Rodrigo Botero.  Y por ejemplo, la minería ilegal, que destruye cientos de bosques y ríos, no se ha podido frenar precisamente porque financia a varios grupos armados que la defienden a tiros. Por eso, Carlos Lozano, asesor de la organización Aida, agrega que “buena parte de la guerra acontece en zonas inmensamente ricas en recursos naturales”.

Quizá por esta razón la violencia es una de las principales formas de resolver los problemas ambientales. El estudio registra 105 muertes, desapariciones y amenazas relacionadas con este tema. En Colombia defender el agua o los páramos puede costar la vida. El año pasado, por ejemplo, fue asesinado César García, el campesino que se oponía al proyecto minero en La Colosa. También le pegaron un tiro a Reinel Restrepo, el párroco de Marmato, quien lideraba la oposición a una mina de oro. Y eso para no mencionar los 40 guardaparques que han muerto en los últimos años o al líder indígena Kimy Pernía, que se oponía a la represa de Urrá, a quien Carlos Castaño mandó a asesinar.

Todo lo anterior curiosamente había sido objeto de interés y preocupación más para el resto del mundo que para los colombianos. Las recientes tragedias ambientales como la sequía del Casanare y los 12 días de incendio en Unguía, Chocó, han puesto en los titulares de los noticieros de televisión el país de la tierra del olvido. Ojalá ese campanazo sirva para que  los colombianos se den cuenta que lo que se está definiendo hoy es el país que le van a dejar a las futuras generaciones. El gran biólogo de la evolución, Edward Wilson, decía que la biodiversidad es a Colombia lo que el petróleo ha sido para Arabia Saudita. El país todavía no se ha dado cuenta de esa riqueza. 


Foto: Juan Carlos Sierra - Semana
Los hoteles del Tayrona - Santa MArta, Magdalena. La intención de la cadena hotelera Six Senses de construir una sede en el parque Tayrona generó una ola de rechazo en las redes sociales. La directora de Parques Naturales, Julia Miranda, ha liderado la idea de que el ecoturismo se haga en las comunidades vecinas de las zonas protegidas para conservar mejor esos refugios. Los hoteleros insisten en las cortes poder desarrollar sus proyectos.

Una Semana de infierno. El impresionante incendio de Unguía evocaba el título de la canción de Carlos Vives “La tierra del olvido”. Solo una semana después de que las llamas arrasaban los bosques llegó la ayuda para atender la emergencia.

El dorado de la anglogold - Cajamarca, Tolima. Se ha dicho que La Colosa sería la mina de oro a cielo abierto más grande de América. Los habi-tantes de los pueblos en donde es-taría el proyecto se han movilizado en contra. Piedras incluso hizo una consulta popular en la cual ganó el No a la multinacional sudafricana. El proyecto estaría en una zona que hoy es una reserva forestal rica en fuentes hídricas, según el Atlas.

El polémico glIfosato - Putumayo. La erradicación de los cultivos ilícitos por medio de fumigaciones aéreas ha sido siempre controvertida. Aunque es una herramienta del Plan Colombia, se le acusa a este método de causar enfermedades entre los pobladores y los indígenas, además de terminar también con otras especies de plantas y animales.

Colombia - Defensores Derechos Humanos: Persistencia de las Agresiones


 

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