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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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[Audio] Primera entrevista en libertad con Joaquín Pérez, absuelto después tres años y tres meses en la cárcel ERON/Picota


El abogado Rodolfo Ríos y Joaquín Pérez

ANNCOL / BOGOTA / TEGUCIGALPA / 2014-07-19 / – Me siento bien. Para mi fue una experiencia formidable. No es que yo hubiera deseado eso, ¡no, no, no! Pero para mi ha servido para conocer dramas de la población carcelaria en general. Y no excluyo ningún sector.
Son las primeras palabras del director de ANNCOL en la extensa entrevista que realizó el sub director de ANNCOL, Dick Emanuelsson, anoche (viernes).
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Yo soy otra una víctima del Terrorismo de Estado

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.

El conflicto interno o guerra que ha sacudido Colombia por más de 6 décadas ha producido heridas profundas que solo podrán ser restañadas con un gran esfuerzo de voluntad y con el deseo inconmesurable de querer la Paz.

No es posible superar este negro momento de la vida colombiana si no tenemos el corazón abierto, sangrando sí, pero abierto a alcanzar la Paz del país y la tranquilidad interior. La Paz no se logra con retaliaciones aprovechando las argucias legales que han sido construídas por los que detentan el poder durante estos 60 años, sino que si queremos realmente la reconciliación de los colombianos debemos realizar el ejercicio doloroso de mirar la verdad frente a frente, dichas por las dos partes del conflicto interno, y valorar certeramente las causas y consecuencias de esa guerra fratricida y empezar a desmontar el estado de cosas que han permitido su continuidad en la vida nacional.

El Estado colombiano tendrá que responder por la autoría de funcionarios estatales –que respondían y responden a orientaciones institucionales- de las violaciones de los derechos humanos, es decir, por las ejecuciones extrajudiciales, las masacres, las desapariciones forzadas y no forzadas, las torturas y el desplazamiento forzoso, y con el despojo-robo de las tierras de los desplazados (aún en las grandes e intermedias ciudades los grupos narco-paramilitares despejaban –y despojan a colombianos de sus casitas, de sus negocitos, de su platica bajo la acusación de ser “colaboradores de la guerrilla”, acusación por demás falaz).

Esa responsabilidad estatal es del 80% en algunos casos (ejecuciones extrajudiciales, masacres) y del 97,7% y del 100% en otros (desapariciones y desplazamiento), además de la totalidad de las violaciones de los derechos laborales de los trabajadores realizadas por los “patrones” amparándose en la legislación de guerra edificada bajo la égida del Terrorismo de Estado de la DSN. Una cosa –Terrorismo de Estado- conllevaba y conlleva a la otra, violación de derechos humanos y laborales, por ejemplo, en el asesinato de sindicalistas -3.000- para impedir el ejercicio democrático de sus sindicatos que reclaman justicia laboral, que luchan por mejoras salariales para mitigar un poco los estragos del neoliberalismo.

Esa responsabilidad toca individualidades y colectividades. El exterminio de la Unión Patriótica- U.P., la persecución a los campesinos como clase, la persecución, encarcelamiento y condena de políticos de izquierda o personalidades democráticas, etc, se corporiza individualmente en cada caso. En mi caso propio, he denunciado fuí perseguido en mi propio país, me montaron un expediente por “terrorismo” y “rebelión”, razón por la cual salí del país y solicité y obtuve refugio en Costa Rica (ver
Como “los tentáculos siniestros de la policía colombiana” llegaron a Costa Rica. . . ), país que seguiré amando a pesar de las contingencias de mi vida. Desde que el señor Jorge Aurelio Noguera Cotes le dió –siguiendo direcciones institucionales del presidente de turno Álvaro Uribe Vélez- por llegar a Costa Rica (país en donde viví durante 7 años alejado de la guerra interna colombiana) para chatajearme y proponerme “trabajar” para ellos, a fin de señalar y el DAS Capturar a miembros de la insurgencia armada de las FARC-EP por la razón de mi amistad personal con el llamado “Canciller” de las FARC, Rodrigo Granda, ya que ello me permitía –según Noguera Cotes- el "acceso a la Comisión Internacional de esa guerrilla” colombiana, en cuanto encuentro internacional de la izquierda hubiera en el mundo.

Mas la cosa no ha quedado ahí. Mi familia siempre fue y ha sido objeto de persecución. Tres de mis hermanos han sido asesinados. Mi hermano José de la Paz Vanegas Mejía en el año 2002 en Barrancabermeja, dizque por una extorsión realizada a nombre del ELN. Mi hermano José Vanegas Toloza, asesinado en Santa Marta por la banda de “los Morrocoyos”, quienes respondían al mando de Jorge Luis Ochoa y éste a la sección de Inteligencia del Batallón Córdoba, institución que daba las órdenes al capo Hernán Giraldo. Y mi hermano José de la Paz Vanegas asesinado en el Cauca dizque en “combate con las fuerzas militares”.

Además, algunos de mis familiares han sido objeto de extorsión dizque por el ”delito” que el Dr. Hernando Vanegas Toloza es “miembro de las FARC”, cuando es sabido por los propios organismos de seguridad colombianos que abandoné el país en 1997, cansado de la persecución y vivir una vida semicladestina, para poder brindarle a mis hijos la seguridad de un país como Costa Rica y ahora Suecia que tuvieron y tienen a bien brindarme la protección de mi vida y a de mis hijos y señora.

En Costa Rica sentí lo que es una vida en libertad y en Suecia he aprendido que es posible en la realidad construir una sociedad en donde quepamos todos a pesar de las diferencias, sin que ello signifique “peligro para el estado y la sociedad” y mucho menos para el diferente, sea por raza, credo político o religioso. En Suecia se siente y se vive lo que es una sociedad democrática que privilegia la vida del ser humano por encima de las consideraciones mezquinas del dinero y el poder.


¿Al Estado se le puede exigir verdad?

Por Juan Diego Restrepo E.Ver más artículos de este autor

La guerra la hacen dos ejércitos. Así que las responsabilidades son compartidas y de ambos lados hay explicaciones que ofrecer, pues hay víctimas de unos y otros que esperan la verdad.

¿Al Estado se le puede exigir verdad?.

Foto: SEMANA

La inclinación de algunos sectores de este país en pensar que la guerra que padecemos desde hace 50 años solamente la hicieron las guerrillas es una tendencia que elimina la posibilidad de cuestionarle al Estado su comportamiento en esa confrontación bélica, que también provocó cientos de vícti
mas y cuyas familias esperan la verdad de lo ocurrido.

Mientras en La Habana, Cuba, los equipos negociadores del gobierno y de la guerrilla de las Farc se aprestan a conversar sobre las victimas que ha dejado esta cruenta disputa armada, en Colombia se realizan foros regionales para escuchar a todos aquellos que sufrieron en carne propia la acción de los cañones. Hay una tendencia en esos encuentros a exigirle a la insurgencia que hable de todo lo que ha hecho durante sus cinco décadas de alzamiento en armas, y eso está bien, es necesario, para la reconciliación y la superación de los odios.

Pero me viene asaltando una duda desde hace varios días: La guerra la hacen dos ejércitos, así que las responsabilidades son compartidas y de ambos lados hay explicaciones que dar, pues hay víctimas de unos y otros. En ese sentido, al Estado también hay que exigirle verdades y no de poca monta, pues con su actitud ante “el enemigo”, real y supuesto, se cometieron numerosas violaciones a los derechos humanos y cientos de infracciones al Derecho Internacional Humanitario.

Así como muchos familiares de víctimas de secuestro dirigirán sus preguntas y exigencias a la guerrilla de las Farc, para que les den respuestas de sus parientes, sobre todo aquellos de los que no se sabe nada;  también es necesario que se le pregunte al Estado no solo por las miles de personas que fueron desaparecidas de manera forzada y de cuya suerte poco o nada se conoce y en cuyas acciones participaron agentes de los diversos organismos de seguridad estatales, sino por la indolencia del Legislativo y el Ejecutivo al dilatar durante doce años, entre 1988 y 2000, la decisión de considerar esta práctica como un delito e incorporarlo al Código Penal colombiano. Quienes evitaron esa decisión deben ser cuestionados. 

A la guerrilla de las Farc también se le debe exigir que cuente verdades estructurales, como por ejemplo sus vínculos con sindicatos, organizaciones no gubernamentales, carteles del narcotráfico, comerciantes, industriales, políticos y académicos, así como se le ha reclamado a quienes se desmovilizaron en distintas facciones de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc); pero a la par, también es clave demandar del Estado, quien quiera que hable en su nombre, responsabilidad en la creación y promulgación de leyes y normas que favorecieron el desarrollo del paramilitarismo en el país.

Durante cincuenta años, los insurgentes han cometido toda serie de abusos contra la población civil: cruentas acciones contra pueblos utilizando armas no convencionales proscritas por la legislación internacional; sometimiento de comunidades enteras a controles rigurosos y a restricciones de la movilidad;  empadronamientos de la población para un mejor vigilancia en los territorios bajo su dominio; y destrucción de medios de producción, sobre todo en áreas rurales, vulnerando el derecho al trabajo de cientos de personas, por reseñar algunos.

Sin embargo, la Fuerza Pública, en su afán de ganarle terreno a las guerrillas, apelaron a las mismas prácticas que sus enemigos y consideraron como “enemigos” a numerosas comunidades, civiles y pacíficas. En nombre de un Estado ausente y una bandera inexpresiva, vulneraron los derechos ciudadanos, así éste fuera un campesino perdido en la montaña, un indígena de la selva profunda o un afro de ríos aislados. Confinamientos prolongados, restricciones alimentarias, bloqueos a la movilidad, así fueran a caballo, a pie o en pangas. La defensa de la llamada democracia ha llevado al abuso amparado en la ley.

No es una irreverencia ni un despropósito preguntarse por el papel del Estado en la prolongación de la guerra interna en Colombia; es un asunto de sensatez, de simetría, de responsabilidad. Como lo advierten algunos analistas de conflictos armados, una situación bélica como la que hemos vivido no puede verse en perspectiva unidimensional porque no comprenderíamos la complejidad de lo ocurrido. Lo padecido no ha sido en blanco y negro, entre buenos y malos.

Nuestro pasado, sobre todo en los últimos 50 años, está constituido por muchas verdades, no por una única verdad, que deben reclamársela a quienes han hecho la guerra, es decir, a los que por décadas estuvieron al frente de unos y otros ejércitos, pero también a los políticos que han pasado por escenarios de decisión y a los legisladores militaristas que no vieron otras salidas al conflicto armado que la incorporación de la población civil a sus fines contrainsurgentes adoptando leyes que lo permitieran. De esa manera nos fuimos hundiendo cada vez más en el pantano. Y sobre eso también es posible reclamar.

Comprendo que las víctimas de la guerrilla de las Farc quieran exigir verdades a quienes hoy están al mando de este grupo insurgente, desean respuestas claras, precisas, sin ambigüedades, sobre sus parientes, pero también considero necesario hacer una pausa, con ellas, y reflexionar sobre los matices que rodean esta guerra prolongada, sus causas, sobre otros responsables, incluso, sobre las otras víctimas, aquellas que dejó tendidas, ocultas, desterradas, el ejército constitucional. Son reales, existen, están ahí, también sienten dolor y quieren verdad.

¿Al Estado se le puede exigir verdad? Sí, claro, es la otra parte en la guerra, el otro fusil, la boca del otro cañón, el tirador en la orilla del frente, un perseguidor más. Que es constitucional, claro; que es legal, por supuesto; pero no por eso ha dejado de ser arbitrario y criminal. Cientos de condenas proferidas por jueces nacionales y extranjeros en estos años así lo revelan.

Es importante reiterarlo: para explicar los eventos de guerra que hemos soportado estoicamente, no hay un solo punto de vista, son múltiples, y a la hora de reclamar verdades sobre sus consecuencias, hay que ampliar la perspectiva. Aquel que solo ve, o quiere ver, o le imponen ver, el cuadro reducido de su entorno, perderá toda profundidad y podrá incurrir en errores de valoración. Incorporar al debate de la verdad la pregunta por el papel del Estado en el conflicto armado interno permitirá avanzar en la comprensión de los hechos. No hay que temerle a las preguntas, mucho menos a las respuestas; unas y otras, planteadas con claridad, nos ayudarán a fortalecer el camino de la reconciliación. 

En Twitter: @jdrestrepoe
*Periodista y docente universitario.

Transiciones

Alfredo Molano Bravo 19 Jul 2014 - 10:00 pm

No sólo tengo la esperanza, sino cada día más la certeza, de que los diálogos de paz están conduciendo a acuerdos que tienen, sin duda, letra menuda que se terminará de afinar una vez se hayan firmado todos los puntos.
Por: Alfredo Molano Bravo
La mesa de conversaciones en La Habana y la que en cualquier momento se abra con el ELN ponen al borde de la vida civil a la insurgencia. Para ese futuro, cercano sin duda, el país debe comenzar a prepararse, así como se preparó el liberalismo a fin de los años 20 cuando la Hegemonía Conservadora se derrumbaba. El caso no es el mismo, claro está, pero el liberalismo arregló sus cuentas entre sí y se despidió de las guerras civiles, sin abjurar de las razones que tuvieron Herrera, Uribe, Aquileo Parra, Murillo Toro para levantarse en armas. Pusieron el ojo más adelante, en la organización de su gente para transformar el fervor en votos. Las guerrillas deben estar pensando en ese futuro, en las posibilidades que se abren y en las amenazas que acechan. Los grandes enemigos del trascendental paso no son el coronel Mendieta ni el policía Pinchado ni el senador Lizcano —que razones tienen—, son los intereses creados que medran, viven y se enriquecen de la guerra, que la administran en su favor. La guerrilla debe preparar la transición como prepara un repliegue, campaña que debe comenzar construyendo los puentes rotos con la izquierda civil. Reconocerla es indispensable para acercarse a ella, y con ella establecer conversaciones que tiendan a la unidad, movimiento que debe ser acogido por todos los grupos de izquierda que han metido el hombro y cargan tanto dolor como los alzados. Las diferencias ideológicas son menos significativas, claro está, que las que los dividen con la derecha.

No será menor el esfuerzo que debe hacer el gobierno de Santos, ahora cuando tiene deudas electorales con la izquierda —como en tiempos de la República Liberal—, para ir abriéndose a la transición hacia la democracia. Tan difícil será al establecimiento aceptar la democracia plena como a la guerrilla empeñarse en la política sin armas. Es el verdadero desafío. Hace 40 años, en Contraescape, Enrique Santos llamó a Rojas Pinilla el Kérenski colombiano. Ese papel ya no se jugará. Pero Juan Manuel Santos debe asumir un papel tan valiente y determinante como el que jugó Suárez en la transición del franquismo a la democracia. Santos tiene que preparar a la opinión pública para la democracia plena, para desarmar, en primer lugar, esa brutal estructura publicitaria montada en los cuarteles que tanto le está constando en la mesa de negociación, porque la derecha y gran parte de la opinión pública han sido adiestradas por esos dispositivos para cerrarle la puerta a todo intento de civilizar el proceso. Santos debe mostrarle al país, y a la derecha internacional, que la izquierda colombiana está madura para ejercer democráticamente el poder. Gaviria le dio la patica al M-19 al nombrar ministro de Salud a Navarro. Santos debe quitar, una a una, todas las trancas que los gobiernos anteriores han puesto detrás de la puerta por donde la democracia, el pluralismo, la divergencia deben entrar. Hay mucha gente de izquierda que podría acompañar a Santos en esta “Tercera Vuelta” para comenzar a vivir la paz anticipadamente. El país lo merece.

Las 10 preguntas que Rusia lanza a Ucrania sobre el vuelo siniestrado MH17

19 julio 2014 
 
tragedia malasia airlines 1
En declaraciones a RT el viceministro de Defensa ruso, Anatoli Antónov, ha criticado a los países que acusan a Rusia de participar en el supuesto derribo del vuelo MH17 sin presentar ninguna evidencia, e invita a Ucrania a responder a 10 preguntas.


El viceministro de Defensa de Rusia, Anatoli Antónov, no logra entender cómo algunos países occidentales han llegado a la conclusión, en menos de “24 horas después del accidente” y sin presentar ninguna prueba para respaldar sus afirmaciones, de que Rusia participó en el accidente del vuelo MH17 de Malysia Airlines que se cobró la vida de unas 300 personas.

El funcionario ruso lamenta que los medios de comunicación occidentales difundan tal información. “Me parece que esto es parte de una guerra mediática que se ha iniciado en contra de la Federación de Rusia y sus Fuerzas Armadas”, sostiene Antónov. Según él, en lugar de utilizar el accidente como pretexto para culpar infundadamente a Rusia, la catástrofe debería ser utilizada como una posibilidad para reanudar la cooperación y tratar de prevenir este tipo de tragedias en el futuro.

“Me gustaría plantear algunas preguntas a mis colegas de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, dijo Antónov en una entrevista con RT:

1. Inmediatamente después de la tragedia, las autoridades ucranianas naturalmente, atribuyeron la responsabilidad a los autodefensa ucranianos. ¿En qué se basan para lanzar estas acusaciones?
2. ¿Puede Kiev explicar detalladamente cómo es que usa los lanzadores de misiles Buk [un sistema ruso equipado con misiles tierra-aire] en la zona de conflicto? Y ¿por qué estos sistemas están desplegados allí, teniendo en cuenta que las fuerzas de autodefensa no tienen ningún avión <http://actualidad.rt.com/actualidad/view/134387-defensa-rusia-buk-ucrania>?
3. ¿Por qué las autoridades ucranianas no hacen nada para formar una comisión internacional? ¿Cuándo empezará esta comisión su trabajo?
4. Dejarían las Fuerzas Armadas de Ucrania que los investigadores internacionales hagan un inventario de sus misiles aire-aire y tierra-aire, incluidos los ya lanzados?
5. ¿Tendrá la comisión internacional acceso a los datos de los movimientos de los aviones de guerra ucranianos el día de la tragedia de fuentes fiables?
6. ¿Por qué los controladores aéreos ucranianos  permitieron al avión desviarse de la ruta regular hacia el norte, hacia la llamada ‘zona de la operación anti-terrorista’? Ver
<http://actualidad.rt.com/actualidad/view/134375-malasia-airlines-avion-alti
tud-baja>
7. ¿Por qué el espacio aéreo sobre la zona de guerra no se cerró para los vuelos civiles, teniendo en cuenta que la zona no estaba totalmente cubierta por los sistemas de navegación de radar?
8. ¿Cómo puede comentar oficialmente Kiev las palabras difundidas en los medios de comunicación sociales por un supuesto controlador de tráfico aéreo español que trabaja en Ucrania, sobre la presencia de dos aviones militares ucranianos  volando junto con el Boeing 777 en territorio de Ucrania?
Ver <http://actualidad.rt.com/actualidad/view/134299-controlador-trafico-aereo-b
uelo-mh17-escoltado-cazas-ucranianos>
9. ¿Por qué el Servicio de Seguridad de Ucrania empezó a trabajar con las grabaciones de las comunicaciones entre los controladores aéreos de Ucrania y la tripulación del Boeing, así como con los sistemas de almacenamiento de datos de radares ucranianos, sin esperar a los investigadores internacionales?
10. ¿Qué lecciones aprendió Ucrania de un accidente similar en 2001, cuando un avión ruso Tu-154 se estrelló en el Mar Negro? En aquel entonces, las autoridades ucranianas negaron cualquier implicación por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania hasta que una evidencia irrefutable demostró oficialmente que Kiev fue el culpable.
<http://actualidad.rt.com/actualidad/view/134304-ucrania-avion-comercial-mar
-negro>
© RT – Viceministro de Defensa de Rusia, Anatoli Antón
(Con información de AFP)

El Pentágono invierte en las ciencias sociales

Nuevo "califato" del siglo XXI en Irak ¿Yihad global contra los BRICS?

 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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