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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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"Problema tuyo, María. Problema mío, María…"

Domínico Nadal, Cambio Total.

Este si es un cuento verdadero. Quedó registrado por la sapiencia de Ernesto McCausland, quien entre otras cosas también fue amenazado por los intolerantes que se han apropiado del país desde Bolívar, quien fue envenenado, entre otras cosas, constituyéndose en el primer magnicidio en Colombia.
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De ese cuento (aquí lo colocamos) trataremos de extraer soluciones a muchos problemas. Cada cual –cada persona en una relación marital y en otras relaciones- tiene sus propios problemas y sus propias responsabilidades. ”Es problema tuyo, María”, dice Moncho con su sabudiría popular. Y cuando ella lo ataca, él le responde con un ”jacarandoso” ”es problema mío, María” que pone las cosas en su sitio.

En las discusiones –a veces de sordos- de la Mesa de La Habana la parte gubernamental debería aplicar la filosofía de Moncho. ”Problema mío, María” debería decir y aceptar la responsabilidad estatal en la cantidad de víctimas que ha producido el Conflicto Interno, que según las cifras compiladas en paciente labor por Allende La Paz ya van por 6,7 millones, de las cuales 1 millón son víctimas mortales y el resto desplazados internos.

Entre esas víctimas sobresalen los sindicalistas, entre otras, que han aportado 3.000 víctimas asesinadas por las fuerzas militares-narcopraramilitares del estado que son asesinadas por orientaciones institucionales para favorecer a los dueños del capital, empresarios nacionales y Multinacionales, como se ha documentado por ejemplo en los casos de los sindicalistas de Ciénaga, asesiandos por los narco-paramilitares por encargo de la Dole y Chiquita, heredera de la United Fruit Co.

Ese problema que tiene el gobierno, quien tiene que responder por los más de 50 años de masacres, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, torturas y desplazados forzosos, no es ”problema mío, Santos” ese es ”problema tuyo, Santos” y no quiere ser acatado por el gobierno en representación de todo el Estado y, por el contrario, quiere ser escamoteado a como dé lugar. Por ello, sus medios magnifican las poquísimas víctimas de las FARC-EP, entre otras cosas, víctimas que están vivas casi todas y pertenecen a los sectores en el poder, oligarcas, terratenientes, ganaderos.


Quisiéramos que llegaran las 8 de la noche para que como en el cuento, ”Mari, tú no crees que pelea de marido y mujer no luce de noche”. Y que ojalá las cosas se levantaran arregladas por el recurso dialógico del amor. Esa es nuestra esperanza.

La alharaca que armaron, Clarita

Domínico Nadal, Cambio Total.

La tremenda alharaca que armaron porque una guerrillera plasmó en escrito su opinión sobre Clara Rojas y sobre el general Mendieta. Esa será la ”libertad de expresión” que tendrán los guerrilleros cuando pasen –si es que llegan a algún Acuerdo en La Habana- a la vida civil y desarmada.

Ahora, Clara Rojas –a quien mirábamos circunspecta y analítica- explota el deprimente espectáculo ofrecido por los medios oligárquicos y se declara ”agredida” porque una guerrillera dijo la opinión que tiene de ella… Olvida Clarita que los guerrilleros son precisamente guerrilleros porque para escapar de la persecución de sus vidas se enmontaron y todo lo que sea ”estatal”, es decir, oligárquico, les huele a lo que sabemos. Claro, Clara, que algunos guerrilleros no huelen el olor que tiene la oligarquía. Al parecer a algunos les gustaba ese olor, como a otras les gustaba el olor de selva, y hasta se dieron sus mañas para perpetuar su estirpe, pero eso no es lo importante. Quizá como dijimos hace ya algunos años, eso del amor es la mejor forma de reconciliarnos entre los colombianos.

Lo importante es que usted, como Parlamentaria, tiene su fuero público por muy víctima que sea. Así como el narco-paramilitar ex presidente cambió su impunidad de ex presidente por la impunidad de senador, así Clara cambió su condición de víctima a condición de parlamentaria, y los parlamentarios que nosotros sepamos son personas públicas y tienen que aguantarse la opinión del resto de colombianos, así no les gusten, o no?


Mejor ha sido la actitud del general Mendieta que se ha quedado calladito porque él sabe que tiene ”rabo de paja” y que lo que dijo la guerrillera de él es verdad. ”Lloriqueaba como mujer lo que no pudo enfrentar como hombre”. Claro, Mendieta, que nosotros también entendemos que a cualquiera que sea prisionero de guerra –sea en cualquiera de los dos bandos- le deben temblar los calzones y a algunos hasta se les ensopan al estilo garciamarquiano.

La guerrillera tiene todo el derecho de expresar su opinión y por ello las FARC se lo publican. Si ella no tuviera ese derecho, y nosotros no lucháramos para que lo ejerciera, nada habría que hacer en La Habana. Porque esa es una de las razones del Conflicto colombiano. La exclusión y la intolerancia. Cuánta basura no publican los medios de las FARC y de los medios que reproducimos sus hechos político-militares? Mas en política, Clarita, hay que estar preparados para toda el agua sucia que les caiga encima o que se merezcan.


Sigue en tu labor parlamentaria Clarita, labor desde la cual, tú, que tuviste la valentía de parir un hijo de un guerrillero, puedes adelantar una labor para ir sembrando el espinoso camino de la reconciliación con hechos de amor a tu hijo y de amor a todos los colombianos. Nosotros en ésta tarea te apoyamos, Clara. Además, es lo que hacemos todos los días.

Asoprensa analiza crisis del sindicalismo

Por:
La Asociación Nacional de Trabajadores de la Prensa, Asoprensa, seccional Tolima, desarrolló ayer la asamblea ordinaria en la en la ciudad de Ibagué, abordando con especial empeño la crisis sindical y las perspectivas de superarla, ad portas de dos eventos importantes de carácter nacional en esta materia: El encuentro nacional alternativo al congreso de la Cut a desarrollarse en Bogotá durante los días 11 y 12 de septiembre y el VI congreso nacional de la Central Unitaria de Trabajadores, Cut, a desarrollarse en Santa Marta, del 24 al 26 de septiembre.


La crisis es bastante completa y compleja al interior del sindicalismo no solo en el contexto nacional y al interior de la Cut, sino también en el contexto internacional. Urge de una lectura meticulosa y dialéctica para poder determinar las causas y así poder establecer propuestas de solución.


Lo primero que hay que determinar es que la crisis no se puede mirar por simple abstracción, hay que mirar la problemática en conjunto partiendo de la dinámica del “nuevo” rostro del sistema capitalista. Sus nuevos artilugios que emplea para existir y contrarrestar la lucha sindical de los trabajadores y las trabajadoras, que en escaso 4 por ciento se encuentran sindicalizados en el caso particular de Colombia.


En ese contexto se tuvieron en cuenta dos elementos centrales para la discusión: La desintegración de la Urss y el sistema capitalista neoliberal.


Desintegración de la Urss


El triunfo de la revolución socialista de Rusia en octubre de 1917, se constituyó en un acontecimiento histórico para el Proletariado. Era el primer Estado dirigido por el pueblo, en esta oportunidad bajo el liderazgo del camarada V.I. Lenin y del pueblo abnegado que venció el fascismo a un precio muy elevado por cuanto se afirma que murieron más de 20 millones de soviéticos en esta cruzada por la paz y el socialismo.  Así nacía el primer Estado Socialista en el planeta.


Rápidamente este país se desarrolló y nuevos procesos similares se dieron dando origen a lo que se solía llamar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Urss. Se constituyó rápidamente en contrapeso a los Estados Unidos, fiel representante de la burguesía a nivel mundial.


El mundo pasó a ser bipolar. El poder del Socialismo que estaba a la ofensiva puso en jaque al capitalismo y los obreros del planeta lograron ciertas reformas importantes aprovechando la coyuntura histórica. Ganó en franca lid ciertas concesiones que mejoraron su estar de vida, alcanzando el sindicalismo un desarrollo importante no solo en la órbita socialista sino también en la órbita capitalista. Había estabilidad laboral, horas extras, dominicales y festivos, seguridad social, formación sindical, etc.


Desafortunadamente, se produce la desintegración de la Urss y la lamentable caída del muro de Berlín, lo cual hace que el capitalismo vuelva a la ofensiva y prácticamente el planeta vuelva a ser unipolar. Al no haber contrincante u oponente, pues el capitalismo tiene entera libertad para recortar aberrantemente los derechos adquiridos de los trabajadores debidamente sindicalizados. Es toda la contrarreforma que hoy estamos viviendo no solo en Colombia sino en muchos países del planeta.


Capitalismo Neoliberal


Lenin hablaba del imperialismo como fase superior del capitalismo. Es lo que se ha venido presentando a partir de la década de los 80s cuando el sistema capitalista se transnacionaliza en el marco del modelo neoliberal. En términos coloquiales podríamos decir que antes sabíamos dónde estaba la burguesía hoy, no sabemos dónde vive. La única certeza es que se desarrolla en forma monstruosa superando fronteras nacionales en contra de los pueblos y en contra de la naturaleza.


La expansión neoliberal no solamente alcanza la alteridad económica, sino también la política, la social, la ideológica, la cultural y la ambiental. Irrumpe como un cáncer que ataca en todas direcciones dejando efectos negativos e incluso, apocalípticos. En esa dinámica dañina, pues el sindicalismo no es la excepción. Es decir, también ha sido permeado por todos los lastres que trae consigo el neoliberalismo.


Otros fenómenos


Hay por supuesto otros fenómenos reales que explican claramente la crisis sindical en el caso particular de Colombia: La criminalidad militar – paramilitar, la cooptación que hace a diario el régimen capitalista, la baja formación intelectual y ética del sindicalista, la debilidad ideológica y política, la falta de conciencia social y de clase, etc.


El camarada Miguel Antonio Caro ubica los inicios de la crisis sindical en Colombia a partir de la década de los 90s del siglo XX. Fecha que coincide más o menos con la caída de la Urss. Ha sido una crisis de largo aliento que aún no se ha podido superar, precisamente, por el auge inusitado de las fuerzas infernales del capitalismo altamente transnacionalizado.


La Cut surge en 1986, con una perspectiva clara: Impulsar la organización y la unidad de los trabajadores, tanto del campo como de la ciudad. También se proyectó en esa oportunidad la construcción de grandes sindicatos por ramas industriales y de los servicios. Se tomaron decisiones importantes con claro criterio clasista. Era una época de empuje importante.


Toda esa estantería se vino a tierra. La Cut perdió el horizonte y se llenó de vicios incluso, peores de los que utiliza con frecuencia la burguesía. A eso hay que sumar la racha de asesinatos de sindicalistas a manos del militarismo y el paramilitarismo. Se incuba el sindicalismo patronalista y conciliador. Se negocia con el fuero sindical como cualquier mercancía, surge la politiquería, el fraude electoral, el personalismo y el sálvese quien pueda. Se abandonan los principios revolucionarios y clasistas del sindicalismo.


Surgen fenómenos frecuentes como el desempleo, la inestabilidad laboral, la deslaboralización de las relaciones del trabajo, la tercerización laboral, la campaña de exterminio, el deterioro de la negociación colectiva, la cooptación, etc. Todo eso ayuda a minar la capacidad sindical en el país.


Perspectivas sindicales


Si bien es cierto la crisis es compleja, no fácil de superar, no es para arriar las banderas sindicales y claudicar. “Aún la nave del olvido no ha partido”, dice la canción. Un análisis escueto con criterio crítico y autocrítico puede ayudar a direccionar la principal central obrera de Colombia: La Cut.


Colocar en blanco y negro su crisis estructural con amplitud, argumentación, amplia democracia y participación, puede ayudar inmensamente a tomar el camino correcto de la lucha sindical clasista en Colombia. No es argumentar para justificar los errores como se resuelve la problemática. Al contrario. Yendo al fondo del problema con el mayor realismo es como se puede avanzar hacia la recuperación de ese sindicalismo consecuente, organizado, combativo, con mística y sobre todo con conciencia social y de clase. Se debe escuchar a la base. Saber hablar, pero también saber escuchar.


La Cut debe ser objeto de reforma estatutaria. Hay que facilitar la participación de la base en la toma de decisiones. Eso implica eliminar el burocratismo, el personalismo y la corrupción en todas sus formas y manifestaciones.


La Cut debe estar de pies y manos con el tema de la paz, los diálogos de la Habana y con los elenos. La lucha por la defensa del ambiente, la lucha política por la construcción del Socialismo en Colombia, pasando por la democracia y la defensa de la soberanía nacional y la soberanía alimentaria. Debe luchar en la desmilitarización del país y persistir en la defensa de la clase obrera. 

Sindicatos: a crecer y multiplicarse

LUIS I. SANDOVAL M 8 SEP 2014 - 

Luis I. Sandoval M
Hondamente preocupados percibí a los sindicalistas Luis Alejandro Pedraza de la CUT, Julio Roberto Gómez de la CGT y Rosa Fleres de la CTC en el lanzamiento -jueves 4- del VI Congreso de la CUT que tendrá lugar en Santa Marta del 24 al 26 de septiembre.
Por: Luis I. Sandoval M, El Espectador.
Las preocupaciones de los dirigentes tienen que ver con las ridículas tasas de sindicalización (sus palabras), solo alcanza el 4.7% de la PEA, en 1986 la CUT tuvo más de un millón de afiliados, hoy tiene 531.000 registrados, siendo la primera central, con los impactos sociales y ambientales del modelo extractivista y con la incierta reparación del movimiento al término del conflicto armado interno.
¿Cómo se repara el sindicalismo que ha sufrido en los últimos lustros la pérdida de 500 organizaciones y 3000 dirigentes, entre ellos 1000 del magisterio nacional? ¿Qué hacer para compensar esa enorme lesión y tener un sindicalismo con la estatura política que reclama la fase de transición a la paz? ¿Qué hacer cuando la lógica implacable del capital busca la máxima flexibilización de los mercados, incluido el de la fuerza de trabajo?
El Congreso de la CUT tendrá que ocuparse de estos temas y adoptar estrategias que pueda compartir con el resto del sindicalismo y con un conjunto mayor de fuerzas en la convergencia de movimientos y partidos alternativos.
Ricardo Silva Romero, en El Tiempo del 21 de agosto, pone el dedo en la herida: “Desde 1848 – fundación de la Sociedad Democrática de Artesanos – Colombia ha sabido transmitirse de generación en generación su poderoso pavor (sic) a la asociación de los trabajadores”.
Es el esencial asunto de la libertad sindical que en el país con leyes, con convenios de OIT ratificados, con cuñas radiales y televisivas de entidades públicas y privadas, en la práctica no existe, o solo es zozobra para los osados.
El primer paso de la reparación política del sindicalismo es la adopción, inspirada en el bloque de constitucionalidad, del Estatuto del Trabajo ordenada por la Constitución del 91 y que lleva 24 años de incumplimiento. La democracia consiste en que puedan coexistir en la sociedad en civilizado conflicto, así sea rudo, varios poderes entre ellos el poder empresarial y el poder sindical.
En todas las transiciones contemporáneas de la dictadura a la democracia o de la guerra a la paz los trabajadores de los respectivos países han jugado un papel central; así fue en España, Grecia, Portugal y Polonia, así fue en Uruguay, Brasil, Argentina y Chile, así fue en Suráfrica e Irlanda. ¿Por qué no puede ser así en Colombia frente al actual proceso de paz?
Ese es el gran reto del sindicalismo colombiano: colocarse decidido en la primera línea de los que imaginan, proponen y luchan por la paz con más democracia, justicia social y vida digna. Sin sindicatos de amplia cobertura y con certera iniciativa política es imposible abocar la construcción de paz estable y duradera.
Hay que retomar el mito fundacional de la CUT: “si la convivencia en pluralidad es posible en la Central, la convivencia en pluralidad será viable en el país”. La CUT está llamada a ser un paradigma vivo para el país. Eso es posible. Pero ello si los sindicatos existen en las empresas y ramas de la economía. ¿En cuántas de las 500 empresas más importantes del país hay sindicato? Si la paz llega, para que la paz llegue, los sindicatos tienen que crecer y multiplicarse. El sindicalismo reconstruido y relanzado es clave para que la transición signifique un florecimiento de lo social y lo político.
lucho_sando@yahoo.es / @luisisandoval

La lora de los expresidentes

 
Foto: Archivo SEMANA

por MARIA JIMENA DUZÁN | 2014/09/06 22:00

Será tal la desesperación en que nos tienen, que han logrado el milagro de hacer parecer a Ernesto Samper como el más ponderado de todo ese club de muebles viejos.

Ni el expresidente Uribe, ni el expresidente Pastrana, ni el expresidente Gaviria quieren convertirse en muebles viejos, como bien lo sentenció hace unos años otro exmandatario,  Alfonso López Michelsen. Él decía que los expresidentes debían ser como los muebles viejos a los que “se les tiene cariño, pero no se sabe dónde ponerlos”. 

Los tres se han declarado en rebeldía: ninguno de ellos se sientecomo un mueble viejo; ninguno quiere pasar a sus cuarteles de invierno y, por el contrario, han decidido utilizar lo que les queda de poder para volver a la adrenalina que producen los reflectores en lugar de asumir la viudez del poder con la altura y la discreción que les exige su investidura. 

El caso del expresidente Uribe es el más elocuente. En lugar de retirarse a sus aposentos, decidió regresar a la arena de la política vestido de senador y empuñando la bandera de un movimiento político hecho a su imagen y semejanza. En su nuevo papel de opositor acusa al gobierno de Santos de cometer todas las patrañas que él mismo utilizó para partirle el pescuezo a la Constitución y sacar adelante su reelección. El presidente de la yidispolitica, del carrusel de notarías y de puestos a cambio de los votos para su reelección, es ahora el defensor de la transparencia y el adalid de la lucha contra la corrupción. Ahora hasta le gustan las víctimas y las reconoce. 

Pero tal vez su faceta más lamentable es la pretensión de que para que las instituciones funcionen hay que volver a reinstaurarlo en el poder. Sobre esa premisa, abiertamente antidemocrática, ha construido una oposición que ni siquiera reconoce la autoridad del presidente elegido por los colombianos. Convenció en mala hora a su movimiento que no asistiera a la posesión de Santos dando a entender que su ascenso al poder era espúreo y su discurso basado en el odio y en la descalificación no le permite a ninguno de los uribistas abordar los grandes temas de reconciliación que se están ventilando en el país. En el uribismo pensar en el posconflicto es una herejía. Uribe los tiene condenados a hacer política con esa camisa de fuerza que los avergüenza porque los hace aparecer ante el país como títeres de un expresidente atormentado. 

Al expresidente Andres Pastrana le pasa algo peor: no tiene ni la quinta parte de la ascendencia que sí tiene el expresidente Uribe en la vida nacional, pero actúa como si fuera el gran líder de la Nación. En realidad el expresidente Pastrana perdió hasta su influencia en el Partido Conservador y desde hace un tiempo su discurso errático está movido más por peleas personales que por disputas éticas o ideológicas que valgan la pena. Su némesis es el samperismo, al que acusa de haber ensuciado la política porque la campaña de Ernesto Samper recibió dinero del cartel de Cali, pero no le importa sentarse en la misma orilla de José Obdulio Gaviria, de quien denigró una y mil veces enrostrándole que él nunca estaría al lado del primo hermano de quien lo había secuestrado. Pero ahí está. 
Sin duda su peor momento lo tuvo hace poco cuando salió a los medios de comunicación a armar una pataleta porque le cambiaron al jefe de su escolta en la Policía y se atrevió a compararse con Luis Carlos Galán, a quien días antes de su asesinato le cambiaron su jefe de escolta que luego resultó vinculado al crimen. Con todo el respeto que me merece el expresidente Pastrana, su alharaca fue desproporcionada y sobre todo, indigna de su investidura. Si tuviera el aplomo que le falta, debería ofrecernos disculpas a los colombianos por aguantarnos sus pataletas. 
Lo mismo debería hacer el expresidente César Gaviria, un exmandatario que a diferencia de los demás, ha dado muchas batallas importantes, lejos de mezquindades y de egos enfermizos. O al menos lo hizo hasta que su hijo Simón se metió a la política y al mismo partido. Desde ese momento al expresidente se le cambiaron sus prioridades y se le cruzaron los cables. Uno quisiera verlo pensando los grandes temas de este país, y no enfrascado en minucias burocráticas o defendiendo candidatos con hojas de vida impresentables como lo hizo con Gilberto Rondón. Sus rabietas no tienen justificación y empobrecen la política. Pero, además, demuestra que su añoranza por los reflectores lo tiene más preocupado que el porvenir de su partido y el país. 
El periodista español Ignacio Camacho afirma que mientras en Estados Unidos los expresidentes fundan su propia biblioteca y se desentienden por completo de la política para no estorbar a sus sucesores, en España procuran influirlos con consejos que no les piden sin entender que la primera obligación de un heredero es cumplir el mandato freudiano de liquidar al padre. Aquí,  en cambio, solo dan lora. Y tal será la desesperación en que nos tienen, que han logrado el milagro de hacer aparecer al expresidente Ernesto Samper como el más ponderado de todo ese club de muebles viejos. Las vueltas que da la vida. 

Vivir con 20 dólares al mes (y poder hacer el cuento)

Yuris Nórido, laRepublica.es
Cuando los medios internacionales dicen que en Cuba un profesional puede ganar el equivalente a 20 dólares al mes, dicen la verdad. Pero es una verdad relativa. Está claro que es difícil arreglárselas con esa cantidad, casi en los límites de una vida en la pobreza extrema.
Cuba —y eso lo afirman instituciones internacionales para nada simpatizantes con el sistema imperante en la isla— es uno de los países en América Latina con menos incidencia de la extrema pobreza. De hecho, el índice de desarrollo humano es uno de los más altos de la región.
Pero el salario promedio es, a todas luces, uno de los más bajos del continente. Probablemente el más bajo.
¿Cómo explicar la aparente contradicción? Sencillamente: la mayoría de la población depende (o al menos se sirve) de los subsidios. Nadie ha afirmado (sería una tontería hacerlo) que es la situación ideal.
Pero lo cierto es que gracias a esas exenciones se han podido matizar los graves costes sociales de la crisis económica que ha sufrido el país.
Digan lo que digan los adversarios del sistema, en Cuba nadie se muere de hambre. Ni siquiera los que menos ganan. Otra cosa es que la gente satisfaga sus aspiraciones económicas, de bienestar. Pero ese es otro tema.
Las reglas del juego están claras: no se puede medir la capacidad adquisitiva del cubano que vive en Cuba con los medidores aplicables a otras realidades.
Vamos por pasos. Uno de las conquistas de la Revolución, uno de sus estandartes, es contar con sistemas de sanidad y educación absolutamente gratis.
Las cifras no mienten: las estadísticas en esos sectores ponen a Cuba en la cabeza de América Latina.
Afirmar que la educación y la salud en la isla viven sus mejores tiempos resultaría por lo menos inocente, o pura demagogia. Está claro que la crisis ha impactado a estos sectores.
Pero lo cierto es que en Cuba puede que sea difícil encontrar suplementos vitamínicos en una farmacia, puede que algunos hospitales estén sucios… pero si un paciente necesita un trasplante de corazón lo recibe sin tener que pagar un peso.
Igual, el nivel de los maestros no es el de hace 30 años… pero un joven se gradúa de la universidad (y con probadas suficiencias) sin tener que desembolsar grandes cantidades de dinero.
Mas contar con sistemas públicos de sanidad y educación, gratuitos y universales, obviamente no es solo privilegio de los cubanos.
Y la comida hay que pagarla. Y el transporte, la electricidad, el gas…
Todos esos sectores están en buena medida subsidiados por el estado, de manera que una parte de los precios es relativamente muy baja.
O sea, por la cartilla de racionamiento (libreta de abastecimiento) cada ciudadano recibe una determinada cantidad de mercancías por un precio casi simbólico. Esa cuota no resuelve el problema del mes, pero ayuda considerablemente.
El transporte público en las ciudades es muy barato: un pasaje en los ómnibus cuesta 40 centavos de CUP (peso cubano no convertible)… O sea, apenas dos centavos de dólar. Aunque el servicio, sobre todo en las horas de más tráfico, no es suficiente.
Muchos (los que pueden) prefieren tomar un auto de alquiler (taxis colectivos, llamado “almendrones”) que cuestan entre 10 y 20 CUP (menos de un dólar).
Los precios de la electricidad y el gas son también módicos. Yo, por ejemplo, vivo en un apartamento con televisor, refrigerador, varios ventiladores, calentador de agua, olla arrocera, computadora, radio y otros artículos eléctricos… Nunca pago más de 12 pesos de electricidad al mes: medio dólar.
A eso se suma que la mayoría de los cubanos no tiene que pagar alquiler por su casa. (Ojo, no significa que la situación inmobiliaria sea buena. Varias generaciones de una familia tienen que vivir a veces en una casa pequeña. Y los alquileres suelen estar por encima de las entradas por un empleo estatal).
Un poco más difícil para los que deben subsistir con los salarios “oficiales” es adquirir ropa y calzado, sobre todo teniendo en cuenta los altos precios de la red de tiendas de recaudación de divisas.
Algunos aprovechan las esporádicas entregas de prendas en centros de trabajo (uniformes y calzado); otros acuden a tiendas de ropa reciclada.
Hay un sector de la población muy vulnerable: ancianos y discapacitados sin familia o recursos suficientes. Para ellos se han habilitado restaurantes de bajísimos precios y se supone que reciban atención social personalizada.
Lo cierto es que ellos han sido los más afectados por la crisis. En los últimos años, particularmente en las ciudades más grandes, es notable un fenómeno que hace 30 años era casi inconcebible: algunos ancianos piden limosna en las calles.
Otros han decidido probar suerte vendiendo golosinas: forman parte de la legión creciente de trabajadores por cuenta propia.
Vivir con 20 dólares al mes es posible en Cuba. Pero nadie ha dicho que sea fácil, o que sea una vida plena. Buena parte de los cubanos se las arreglan para incrementar sus ingresos (algunos de manera legal, otros bordeando el delito, no pocos delinquiendo).
Pero aumentar la capacidad adquisitiva, el nivel de vida, es una de las aspiraciones (y demandas) de una ciudadanía trabajadora, aunque no del todo motivada a trabajar.
Los próximos años deben ser cruciales. La gente necesita certezas.

La OTAN pretende prohibirles a Rusia y China que se desarrollen

 

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