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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Ganancias y pérdidas en la crisis por la captura del general Alzate

José María Carbonell, Cambio Total.

Naturalmente que ésta crisis producida por la captura en zona guerrillera del general Alzate ha evidenciado las verdaderas posiciones que las dos partes –gobierno y guerrilla- tienen en torno a ese bien supremo de los colombianos, la Paz.

Es evidente el precio de ser general o soldado en la guerra. Los soldados o policías son ”desechables” que son suplidos por otra unidad si les ”dan de baja” ya que el que tiene la plata paga para que se enrolen. Importa cinco centavos que el enrolado muera, quede con el cuerpo inservible o con secuelas psicológicas. Pero otra cosa es el valor de un general. Éste ha pasado por diferentes escuelas de ”formación” –mejor de deformación- hasta llegar a ser ”general”. Por eso el general ”vale más” que un soldado.

Capturar un general equivale a ”tocarle el fundillo” a la cúpula de las fuerzas militares y al estado mismo. Y sabemos que esas ”tocadas” dejan secuelas. En la ”moral de la tropa”, en la confianza interna, hasta en la ”paranoia” que se apodera de los generales, mirando a lado y lado, por encima del hombro, para ver si no lo van a ”capturar” o ”secuestrar” llaman ellos. De igual manera, la paranoia de la tropa en ”zonas rojas”, de orden público será de marca mayor; el resultado será el accionar militares de las tropas estatales en las zonas de orden público cada vez más como ”ejército de invasión”, que va arrasando todo para ”secarle el agua al pez”, la guerrilla.

Esa pérdida de confianza de las tropas oficiales va inclinando la balanza hacia un lado, definitivamente. Es lo que podríamos llamar el resultado sobre la ”moral combativa” de la tropa oficial, sumado a ver que su ”superioridad” al contar con bombarderos, bombas inteligentes, bombas racimo –que esparce bombas ”quiebra patas” por doquier-, se diluye y cada día ven una guerrilla que les asesta golpe aquí, allá y acullá.

Desde el punto de vista político, la cuestión de las ganancias y pérdidas es más evidente. Pierde el gobierno por haber ”pateado la Mesa” –iracundo porque le tocaron las posaderas-, y exigido que ”esas cosas no se hacen”, cuando el mismo presidente días antes había amenazado de muerte –otra vez!, enésima vez!- a las FARC y con ella a todo el pueblo colombiano, y practicaba consuetudinariamente su principio burgués de ”combatir como si estuviéramoss en guerra, y conversar como si estuviéramos en paz”, en una bipolaridad –esquizofrenia le llaman algunos-, sabiendo que lo que quedan son los hechos y los hechos van arrojando más ejecuciones extrajudiciales, más desaparecidos, más masacrados, más desplazados y robadas sus tierras.

Podrá el equipo gubernamental ”sacar conclusiones” de ésta crisis? Por lo pronto, está hablando cosas que no llegan al fondo de la cuestión. Que si ”demostró la disposición de seguir en la Mesa”, etc, etc. Si la disposición de ”seguir en la Mesa” a pesar de la realidad de la guerra fue un acuerdo acordado al principio del proceso, al principio iniciadas las conversaciones hace ya dos años!

No. De lo que se trata no es en ”irse por las ramas” para alcanzar el tronco del árbol y poder treparlo, sino mirar el árbol en su conjunto y ”agarrar el toro por los cachos”. En éstos momentos ”agarrar al toro por los cachos” es discuitir y acordar un Cesde Bilateral de Fuegos, única y verdadera forma de acabar con el ”ruido” de la confrontación y cesar en el aumento de víctimas. Nada más perverso que, inscrito en un proceso de diálogo de Paz, seguir produciendo víctimas y más victimas, las cuales son sólo de un lado, el pueblo, el lado que defienden las FARC-EP.

A la luz de los acontecimientos, todas las ganancias están del lado de las FARC-EP. Mostró una vez más su madurez en torna al tema de la Paz, interpretando el sentir del pueblo colombiano. Mostró su poderío militar ya que la ”captura” del general no pudo ser ”más dulce”, sin disparar un tiro. Mostró el alto valor que la Paz tiene en el ideario fariano. Evidentemente que también mostró su sentido humanitario ya que ”un general no gana una guerra”, la ganan los soldados que son los que le ponen ”el pecho a las balas”.

Nos asalta la idea que los generales  y el presidente Santos, que tienen ”sangre en el ojo”, ordenarán arreciar la guerra una vez tengan al general en su poder –qué le pasará al pobrecito?-, o quizá ”darle de baja” cuando todavía esté en poder de las FARC… Ya sabemos cuán criminales son.

Tocaría para redondear, que los delegados gubernamentales tuvieran en cuenta estos asertos para ir avanzando verdaderamente a un Acuerdo. Deben recordar que en la Mesa están representadas dos partes. La parte del pueblo representada por las FARC-EP y la parte oligárquico-imperial representado en los delegados gubernamentales. Dos visiones políticas contrapuestas que bien pueden llegar a un Acuerdo favorable para las dos partes para trasladar la confrontación política del accionar político armado al accionar político desarmado, estableciendo mecanismos políticos de inclusión de las grandes mayorías del país.


De todas maneras, el pueblo seguirá en la construcción de la Nueva Colombia sea cual sea la forma y la vía que la oligarquía escoja.

No todos los colombianos viven mal bajo Santos: Crece número de ultrarricos del país

Un análisis indica que son 670 colombianos y poseen una fortuna de US$ 85.000 millones.
El patrimonio total de los colombianos poseedores de mínimo 30 millones de dólares como fortuna personal, es decir, unos 64.700 millones de pesos, vuelve a repuntar.
Mientras en el 2013 habían salido de la lista 55 personas y en el 2012 ingresaron 15, este año están en la cima 670, 35 más que el año anterior.
El promedio actual de las fortunas de los ultrarricos colombianos suma 126,9 millones de dólares, unos 273.700 millones de pesos.
El informe de la consultora UBS AG Wealth-X con base en el patrimonio, los hábitos y las tendencias de consumo de los ultrarricos del mundo, que se llama Uhnwi (ultra high net worth individuals), dice que los ultramillonarios criollos tienen un patrimonio total de 85.000 millones de dólares, 5.000 millones de dólares más que en el 2013 o 6,3 por ciento de crecimiento de sus fortunas personales.
En el 2013, los ultramillonarios nacionales eran 635, con un patrimonio de 80.000 millones de dólares y un patrimonio individual de 126 millones de dólares en promedio.
También, en el 2012 había 690 con una fortuna de 85.000 millones dólares, y un promedio de 123,1 millones de dólares cada uno.
Sin embargo, la cantidad de ultrarricos nacionales también descendió respecto a la clasificación del 2011, cuando eran 675, con un patrimonio por 90.000 millones de dólares.
En Latinoamérica hay 14.805 ultrarricos y el país de la región que más tiene es Brasil, con 4.225, seguido de México, con 3.470 y Argentina, con 1.185.
En total, los utrarricos latinoamericanos tienen 2,22 billones de dólares en fortuna.
Los 30 millones de dólares se deducen después de contabilizar las participaciones en empresas inscritas en bolsa y no inscritas e inversiones de aficiones como arte, aviones y finca raíz.
El crecimiento de la clase media, la reducción de la pobreza, el aumento del PIB (producción), la cotización de las materias primas y la inversión extranjera son algunos de los factores que impulsan al prosperidad en la región.
En el 2013 había en Latinoamérica 14.150 ultrarricos, con un patrimonio de 2,1 billones de dólares. Este año son 14.805, con 2,2 billones de dólares.

"Las Farc están cambiando… como el resto del país" - Por: Cecilia Orozco Tascón

“Hace diez años las Farc hubieran dicho que soltarían al general (Alzate) si liberaban primero a ‘Simón Trinidad’. Hoy demuestran interés en buscar soluciones”, dice Alberto Pinzón Sánchez. / Fotos: Archivo particular
El médico y antropólogo Alberto Pinzón Sánchez, exmiembro de la Comisión de Notables del proceso del Caguán y amigo cercano de ‘Alfonso Cano’, analiza, desde el exilio, las conversaciones del gobierno Santos con las Farc.
Por: Cecilia Orozco Tascón

Usted fue miembro de la Comisión de notables que se conformó durante el proceso de paz del gobierno Pastrana con las Farc ¿Cómo fue seleccionado para esa comisión?
En 1967 comencé a estudiar Antropología en la Universidad Nacional. Posteriormente me gradué en Medicina e hice varios posgrados, el último de ellos en resolución de conflictos. Uno de mis compañeros de Antropología, mi primera carrera, era Guillermo Sáenz y con él hicimos una muy buena amistad…
… Disculpe, lo interrumpo: ¿se refiere a Guillermo León Sáenz, el mismo que se hizo llamar Alfonso Cano y que terminó de jefe de las Farc?
Correcto. Hicimos una muy buena amistad no solo porque compartíamos estudios sino porque ambos teníamos grandes inquietudes intelectuales. Coincidimos también en materia política y análisis de la historia. Uno de los temas que más nos unió fue el estudio de los libros de marxismo. Esa etapa de mi vida la relaté en el libro Salvo la ilusión todo es poder. Precisamente allí cuento muchos detalles de mi amistad con Guillermo.
Probablemente su amistad con Cano fue el factor que hizo que se pensara, en la época en que integró la Comisión de notables, que usted pertenecía a las Farc.
Esa que usted menciona pudo ser la interpretación que le dio Inteligencia militar a mi amistad con Guillermo pero nunca fui integrante de la guerrilla. Lo he dicho y lo reitero porque como médico que soy, mi objetivo es salvar vidas, no quitarlas. Siempre me he dedicado a luchar contra la enfermedad, el dolor y la muerte. Ahora, si me pregunta si tenía comunicación intelectual con Alfonso Cano, contestaría que sí, que es cierto que la tuve.
¿El posgrado que usted estudió en resolución de conflictos sirvió para que lo postularan para esa comisión en la que usted figuró públicamente hacia el año 2000?
Tal vez sí, pues cuando terminé el posgrado hice una tesis sobre cómo podía encontrarse solución a la crisis que estaba viviendo Colombia. En ese momento todavía creía, como todos, en una negociación simple entre el gobierno y la guerrilla, posición que revalué posteriormente cuando me di cuenta de que el problema era mucho más complejo: había que trascender ese concepto estrecho y empezar a trabajar con el de la solución política que es más amplio y que requiere de consensos, diálogos, acuerdos.
En esa época se dijo que dos de los cuatro miembros de la comisión eran del gobierno y dos de la guerrilla ¿Fue así como se escogieron?
Desde muy temprano hubo problemas en el proceso de Pastrana por el compromiso que él adquirió con el presidente Clinton. Pastrana se comprometió a implementar el Plan Colombia en 1999. Para mí era incomprensible esa decisión porque ese plan nació de una ley bipartidista del Congreso de Estados Unidos aprobada tanto por demócratas como por republicanos. Desde cuando Pastrana aceptó la ayuda norteamericana, quedó supeditado a su voluntad. Para contestar su pregunta, la decisión de conformar la Comisión de notables surgió de las contradicciones que se presentaban en el Caguán. Pero no es cierto que se hubiera integrado con dos delegados de la guerrilla y dos del establecimiento como lo afirmó Carlos Castaño en su libro Mi confesión, momento en que empezó la persecución contra mí y tuve que salir al exilio. No fue así como se escogieron los nombres de los notables.
Entonces, ¿cómo fue?
En la mesa de diálogos del Caguán las partes escogieron de común acuerdo a cuatro personas. No supe cuál fue el mecanismo que usaron. Simplemente seleccionaron unos nombres: Vladimiro Naranjo (exmagistrado, q.e.p.d.), Ana Mercedes Gómez, Carlos Lozano, director del periódico Voz y yo. La legalidad de los integrantes de la comisión emanaba del acuerdo que hubo en la mesa de diálogo gobierno - guerrilla.
Si yo dijera que tanto usted como Carlos Lozano fueron seleccionados para equilibrar las cargas (por un lado ustedes dos y por el otro Naranjo y Gómez) y que ustedes estaban presentes por su condición política cercana al comunismo sin implicar que por eso fuera ilegal o delictiva ¿estaría en lo correcto?
Diría que más que comunista, mi formación es marxista, democrática y progresista. Cuando me seleccionaron para esa comisión, para mí fue una sorpresa. Yo no había sido consultado. Ese nombramiento debió tener más relación con mi preparación académica que con otras razones. Pero haber pertenecido a ella me significó persecución y exilio, como le dije. En septiembre del 2001, cuando entregamos el informe con nuestras conclusiones en el palacio presidencial, el acto no fue clandestino ni a espaldas del país. Allí estaban, además del comisionado de paz Camilo Gómez, una cantidad de asesores del presidente.
¿Por qué dice que a partir de ese momento su integridad corrió peligro?
Porque inmediatamente vinieron las amenazas. En diciembre empezaron las situaciones peligrosas. Por ejemplo, un día en que me citó Carlos Lozano para ir a las oficinas de Voz a darle una revisión final al informe, se encontró un artefacto explosivo de gran poder que hubiera podido volar todo el barrio en donde se encontraba el periódico, si hubiera estallado.
¿Cuánto tiempo después tuvo que salir del país?
Inmediatamente, y nunca he podido regresar. La verdad, no he salido de Europa desde entonces. Mire lo que le sucedió a Joaquín Becerra, el director de Anncol, que viajó a Caracas con su pasaporte sueco para asistir a un supuesto congreso. Era una trampa. Lo metieron a un calabozo y al otro día lo mandaron para Colombia. Lo tuvieron preso tres años y después lo dejaron libre porque no pudieron sustentar los cargos en su contra.
Precisamente usted escribe con regularidad en Anncol, una página que, si bien no es la propia de las Farc según ellas lo aseguran, se aproxima bastante a sus posiciones ¿Cómo y por qué llegó a ser colaborador habitual de ese medio?
Comencé a escribir para Argenpress, un medio digital latinoamericano, cuando ya me había trasladado a Europa. Un día recibí un correo en que me decían que si autorizaba que colgaran mis artículos en Anncol. Hablé con Joaquín Becerra, el director, a quien había conocido en un encuentro de colombianos en París. Eso fue hacia 2002. A partir de ese momento, lo que escribo para Argenpress tiene copia para Anncol.
Ahora, conociendo su historia, interesa saber si cree posible que las Farc hayan modificado tanto su actitud que se pueda hacer realidad, en pocos días y en un rápido acuerdo con los países garantes, la devolución del general Alzate ¿Algo está cambiando en esa organización?
A mi juicio, hoy existen, en el país, condiciones diferentes a las del pasado y las resumo: en primer lugar, Estados Unidos tiene, definitivamente, otras motivaciones. Superado el Plan Colombia y asumido su fracaso en la guerra contra las drogas, ya no tiene razones para oponerse a los acuerdos. En segundo lugar, hay un gran avance en la movilización social que presiona la solución a sus reivindicaciones. Eso no existía en la época del Caguán. En tercer lugar, con el actual proceso se disparó una batalla de ideas que motiva a los medios de comunicación tradicionales y alternativos a abrir sus espacios para una discusión amplia. Todas estas son situaciones superan, incluso, la mentalidad de la discusión puramente política. Estamos pasando al plano jurídico que es más completo.
En concreto, en cuanto a las Farc ¿qué está modificándose?
No solo en cuanto a ellas. Le reitero que todo el país está adquiriendo nuevas concepciones y ha ampliado su visión. Por ejemplo, frente a las exigencias de las víctimas, no se trata de ponerse una camiseta que diga “soy víctima de las Farc” u otra en que se lea “soy víctima del Estado”. Hay todo un fenómeno intelectual que intenta desmenuzar lo sucedido y en el cual se exigen los derechos y la presencia de ellas en la Habana. Sin ellas no se pueden tomar decisiones sin tenerlas en cuenta. Tampoco es posible pensar en que un grupo de parlamentarios imponga una ley como la de Justicia y Paz. La sociedad ha tomado, con este proceso, una dinámica sorprendente y la guerrilla, que está inmersa en ella, entra en esos cambios. Hace diez años las Farc hubieran dicho que soltarían al general Alzate si liberaban primero a Simón Trinidad o a algunos presos. Ahora, cuando el pueblo reclama paz, demuestra estar interesada en buscar soluciones.
¿Cree que las Farc 2014 se distancian de las del 2000 o de las de 1990 en que tienen mayor formación política o simplemente se están acoplando a las nuevas situaciones?
Yo no lo plantearía como una ruptura ni como un distanciamiento con el pasado sino como un desarrollo. Existen grandes avances en la toma de conciencia, como vengo sosteniendo. El análisis político es más sofisticado y permite ver matices. Se está superando la visión de blanco o negro que se tenía antes. Y ese cambio que está sucediendo en la insurgencia, también se nota en algunos periodistas formadores de opinión y hasta en el gobierno y en la política tradicional. El hecho de que el presidente Santos, un hombre tan de la entraña del establecimiento y quien no dudó en ordenar la ejecución de Alfonso Cano, haya reconocido que hay conflicto interno y que es necesario superarlo, es otra demostración del avance que se vive. A pesar de su interlocución permanente con el Departamento de Estado, creo que Santos no tiene la sobredeterminación que tuvo encima Pastrana de Estados Unidos.
En un proceso de paz, las partes tienen que reconocer sus culpas. Cuales a su juicio, serían las de la Farc?
Si se da la solución política y se pasa a una etapa de posconflicto, todos los colombianos incluidos los que conforman las Farc, deberán ser sujetos de deberes y derechos. No me gusta el término “culpa” porque tiene una connotación moral o religiosa. Me parece mejor hablar de reconocimiento de responsabilidades y estas deben ser asumidas por todos en un sistema de garantías que se pacte como solución al conflicto.
Una pregunta que todos se hacen: ¿los militaristas de las Farc tienen más poder que el grupo que quiere una salida negociada?
Por lo que ha sucedido, las Farc se muestran monolíticas y estructuradas en sus planteamientos y en sus acciones. No veo una división como la que usted plantea, con un ala militarista y otra pacifista. El comunicado que dio a conocer el bloque Iván Ríos referente a la situación del general Alzate, dice que ese grupo está bajo las órdenes del Secretariado. Es decir, que responde a una sola línea de mando.
Si se alcanza la paz ¿cómo imagina usted a los exmilitantes de las Farc que se conviertan en civiles: como congresistas, funcionarios estatales o ejerciendo qué tipo de actividades?
En un posible posconflicto los veo como ciudadanos comunes que pueden participar en todas las esferas de la vida social. De eso trata la solución política. No veo por qué tendrían limitaciones. Ellos deben tener plenos derechos y deberes y habrá que cumplir la nueva legalidad que surja de la solución pactada al conflicto.
¿Supone que es posible que algunos de los negociadores de las Farc y de sus máximos jefes acepten estar unos años en la cárcel para cumplir los convenios con la justicia internacional que ha firmado el Estado colombiano?
Las Farc no han luchado contra la justicia internacional sino contra el Estado. Este adquirió compromisos internacionales pero la guerrilla no. El Estado debe encontrar, en una discusión amplia con la insurgencia, la solución política en cuanto a cómo va a funcionar la nueva legalidad. Si el Estado dice: “les ofrezco que ustedes entreguen las armas y yo los dejo hacer política”, su propuesta carecería de realismo porque desconocería dos hechos: 1. Que las Farc y la insurgencia no armada (que también existe) han hecho política siempre. Otra cosa es que no sea parlamentaria o electoral. Y 2. Que una negociación realista debería basarse en las reformas estructurales que demanda el país y que hay que garantizar en un texto constitucional. Es decir, no se trataría de armas por política sino de armas por unas reformas que tendrían que ser validadas en una constituyente.
Marxista definido
Alberto Pinzón, de 60 años, estudió antropología en la Nacional y medicina en la universidad de Caldas. Cursó, además, tres posgrados: Tecnología médica, Administración de salud y Resolución de conflictos en la Javeriana. Empezó a ejercer medicina en Bucaramanga, gracias a un amigo de su padre, el exgobernador de Santander Alfonso Gómez Gómez, quien lo vinculó al hospital universitario, primero, y después, al cargo de Jefe de programas médicos especiales. Volvió a Bogotá cuando el presidente Belisario Betancur nombró como su ministro de Salud a Jorge García Gómez que lo nombró en la Dirección de participación de la comunidad y en la División de programas médicos especiales del ministerio. Trabajó más adelante con el entonces ministro Jaime Arias y se encargó, a finales de los años 80, de los novedosos programas de vacunación. También fue funcionario en el Fondo Nacional Hospitalario y en la Superintendencia de Salud. Con pocas interrupciones, fue empleado público cerca de 18 años. Durante ese periodo, mantuvo estrecha amistad con Guillermo Sáenz, conocido como Alfonso Cano, uno de los jefes máximos de las Farc. Como dice el propio Pinzón, su paso por el Estado no significó que hubiera abandonado sus convicciones de marxista y de hombre de la izquierda, como se define. Vive en el exilio hace 13 años.
“Nunca dejamos de ser amigos”
Usted y Alfonso Cano, ¿mantuvieron contacto después de que él ingresó a la guerrilla?
Guillermo Sáenz terminó estudios de Antropología al tiempo conmigo, aunque no estoy seguro si se graduó o no. Al principio, él fue profesor en varias universidades en la materia Antropología de familia que era una de las que más le gustaba. Desde entonces, nunca dejamos de ser amigos aun cuando no nos viéramos. Tiempo después, Guillermo fue encarcelado porque le encontraron armas en un apartamento que tenía en Chapinero. Cuando pagó la condena y salió libre, pasó a ser clandestino. En ese periodo perdimos comunicación directa. Pero como mi amistad con él nació junto con la de otros compañeros de la época, entre unos y otros intercambiábamos ideas, mediante correos, hasta cuando reapareció en el proceso de paz de Belisario Betancur.

Pero se ha dicho que ustedes no dejaron de relacionarse nunca.
Es verdad. A veces me llegaba una carta, una nota o un papel. Había un tema, por esa época, que nos preocupaba a todos y era el proyecto en que se establecía la elección popular de alcaldes. Le enviaba mis opiniones por escrito y un mes o dos más tarde, me llegaba la respuesta u otra nota. En fin, teníamos algún contacto pero eso no puede catalogarse como una ilegalidad ni me convierte en guerrillero. Nunca pertenecí a una organización armada.

Patente ruptura del G-20 en Brisbane por Alfredo Jalife-Rahme

Para el especialista mexicano en geopolítica Alfredo Jalife, el encuentro del G20 en Brisbane no fue escenario de un supuesto aislamiento de Rusia pero sí reveló el distanciamiento cada vez más pronunciado entre los países del BRICS y los aliados de Washington. Los primeros tomaron inicialmente nota de la mala fe de los occidentales, quienes se habían comprometido en 2010 (en Seúl) a realizar una reforma del FMI que nunca llegó a concretarse. En Brisbane, los países del BRICS reafirmaron además sus intereses comunes y su decisión de crear un sistema internacional alternativo. Por otra parte, todo indica que la insistencia de la prensa atlantista en ridiculizar la partida anticipada de Vladimir Putin buscaba desviar la atención de los rumores sobre un posible atentado contra la vida del presidente ruso.
La cumbre de la APEC en Pekín arrojó mejores resultados que el G-20 en Brisbane, donde se profundizó la fractura entre el G-7 y el BRICS.
Más allá de la supuesta fuga del presidente Putin –inflada por los desinformativos cuan pugnaces multimedia anglosajones–, quien se hubo retirado intempestivamente del G-20, fuentes rusas susurran que se debió a las amenazas de muerte que planeaban sobre su cabeza, lo cual llevó a que Rusia hubiese colocado barcos de guerra –el crucero de misiles guiados Varyag y el destructor Mariscal Shaposhnikov– cerca de las costas australianas, hecho confirmado por la embajada rusa en Canberra [1].
Una cumbre del G-20 –organizada por Australia, miembro pendenciero de la anglosfera– sutilmente sitiada por barcos de guerra de Rusia no es usual.
El presidente Putin había señalado días antes que la economía rusa no sería dominada por la dictadura del dólar  [2], mientras se preparaba, en medio de las dolorosas sanciones, a una guerra económica (sic) después de que el Banco Central Ruso había comprado 55 toneladas de oro durante el tercer trimestre  [3].
Por menos que la doble temeridad del presidente ruso –su boicot a los petrodólares y su atesoramiento de oro–, cualquier mandatario del planeta sería un hombre muerto, como sucedió con los casos notorios del iraquí Saddam Hussein y el libio Muammar Kadafi.
Luisa Corradini, del periódico argentino La Nación [4], revela que durante el banquete que ofreció al presidente ruso, al margen de la cumbre APEC, Xi Jinping sentenció que Rusia y China deben resistir las presiones de Washington y permanecer unidas en interés del mundo entero.
Poco ha podido saberse en la prensa occidental, totalmente controlada por Estados Unidos y la anglosfera, sobre la minicumbre pentapartita del BRICS –también al margen del G-20–, donde fustigaron la postura de Estados Unidos por no haber ratificado la reforma del FMI de 2010, lo cual impacta en su legitimidad y confianza [5]. ¡Otra fractura sustancial entre el G-7 y el BRICS!
La fractura del G-20 opera a todos los niveles y es obscenamente palmaria en los multimedia de la anglosfera –Gran Bretaña/Canadá/Australia–, que han ultrajado en forma incontinente al presidente Putin en referencia al contencioso sobre Ucrania, mientras sus homólogos del BRICS han optado por una mayor mesura.
El rotativo oficioso chino Global Times  [6] diagnostica que la cumbre del G-20 en Brisbane se descarriló obviamente, cuando uno de sus principales temas era estimular el crecimiento y el empleo pero centró la atención pública en la rivalidad entre Occidente y Rusia.
El rotativo chino considera que China manejó mucho mejor la cumbre de la APEC de 21 países de lo que hizo Australia en la cumbre del G-20. ¡Sin duda!
Hasta Le Monde, rotativo oficioso de la cancillería francesa, acepta que, más allá de las intensas querellas retóricas entre Occidente y Rusia, «la verdadera rivalidad hoy se sitúa entre China y Estados Unidos»  [7]. Sylvie Kauffmann, analista de Le Monde, comparte la misma opinión que Philip Stephens del Financial Times  [8], de que Rusia es una potencia declinante de ambiciones regionales.
Con todo respeto, pero a nivel económico, militar y científico, Rusia es hoy mucho más poderosa que Francia y Gran Bretaña, dos potencias ex coloniales en caída libre.
Tal distorsión alucinante es justamente parte nodal del problema de choque: la subestimación de Rusia y la sobrestimación de Occidente.
Mas comedido que sus pugnaces colegas británicos, Andrew Critchlow, de The Daily Telegraph [9], aduce que la economía mundial sufrirá pese a los buenos deseos del G-20 en Brisbane, cuya cumbre será recordada solamente por la salida precipitada del presidente Vladimir Putin.
A su juicio, si el objetivo era hacer que Putin apareciera aislado en el escenario mundial para que fuera menos popular en su país, eso no está surtiendo efecto y también muestra un profundo desconocimiento sobre el funcionamiento de la mentalidad rusa.
Argumenta que en lugar de crecer un 2% adicional, objetivo del G-20, «el peligro para la economía global es que la disputa entre Occidente y Rusia, que ahora está siendo descrita ampliamente como una nueva guerra fría, operará como un significativo freno al crecimiento en los años que vienen», ya que Rusia es la 8ª economía más grande del mundo.
Andrew Critchlow comenta que también Occidente ha empezado a resentirse del costo de aislar a Moscú, cuando Europa necesita los petrodólares de Rusia más de lo que Rusia necesita al bloque económico disfuncional de 27 países que están riñendo entre sí para ver si permanecen juntos o no (corrección: son 28, no 27).
Dejando atrás su reyerta personal con Putin, David Cameron, primer ministro del principal país de la anglosfera, Gran Bretaña –10º lugar en el ranking del PIB global, mientras Canadá ocupa el sitial 14 y Australia el 18–, al cierre de la cumbre del G-20 advirtió sobre «la inminencia de un segundo crash global» cuando Japón –otro país muy pugnaz sin memoria histórica nuclear– acaba de caer en su enésima recesión, mientras la eurozona se encuentra al borde de una posible tercera recesión [10]. ¡Ahora se entiende el nerviosismo del G-7!
Desde Pekín (cumbre APEC) hasta Brisbane (cumbre del G-20), Obama adoptó múltiples personalidades: de la tersura seductora se transformó a la brutal dureza retórica, que alcanzó su paroxismo en la Universidad de Queensland, en donde redujo el grado de la amenaza global de Rusia al tercer lugar –después de haber ocupado el segundo sitial, detrás de los yihadistas y el ébola–, mientras pontificaba a China sobre el liderazgo estadounidense en la región Asia/Pacífico, algo que, a juicio del portal WSWS, equivale a una amenaza de guerra [11].
Obama tronó contra China sin citarla: Un orden efectivo en la seguridad para Asia debe estar basado no en esferas de influencia, coerción o intimidación, donde los grandes países someten a los pequeños, sino en alianzas de seguridad mutua, la ley y las normas internacionales.
Fuera de la realidad multipolar, no se diga del nuevo (des)orden geoestratégico tripolar, Obama garantizó el compromiso férreo con sus aliados regionales, en su calidad de única (¡supersic!) superpotencia mundial  [12].
Frank Sieren, analista de Deutsche Welle, comenta que el reciente Tratado de Libre Comercio de Australia con China «ha consternado a Estados Unidos» [13], lo cual equivaldría, a mi juicio, a una minifractura en el seno de Occidente, dentro de la macrofractura global del G-7 y el BRICS.
En forma más prudente a las bravatas huecas de la anglosfera y del insustentable solipsismo unipolar, Robert Blackwill y Dimitri Simes, en el importante portal The National Interest, aconsejan abrir un canal privado con Putin y tratar de poner fin a la confrontación Estados Unidos/Rusia sobre Ucrania antes de que se salga de todo control  [14].
El mundo peligra, sin necesidad de que lo adviertan Gorbachov y Kissinger.

¿Vándalos son los que marchan al frente de combate, o los que asesinan estudiantes desde el Estado?

Pedro Echeverría V.

1. Luego de ubicar a la libertad de manifestación como una de las conquistas “más importantes de nuestra democracia”, el presidente Peña Nieto –como representante del poder del Estado- denunció a quienes “están interesados en atentar contra esa libertad fundamental al provocar y realizar actos vandálicos”. Aseguró que la ciudadanía “está harta de sentirse vulnerable, está cansada de la impunidad y de la delincuencia”. Hizo un “amplio reconocimiento” a las fuerzas federales del orden y de la policía del Distrito Federal por su “estrecha coordinación, su esfuerzo compartido para hacer respetar la ley, para actuar con la ley en la mano”.

2. Sin embargo, los 500 mil gargantas de manifestantes de ayer, que llegaron al Zócalo de la ciudad de México desde el Ángel de la Independencia, el Monumento de la Revolución, la Plaza de Tlatelolco y muchos lados más, exigían la renuncia de Peña Nieto, Murillo, Mancera, Chuayffet y de toda su camarilla, acusándolos de delincuentes y de asesinos de los que están hartos. Gritaban: “Los auténticos vándalos, los asesinos de estudiantes, campesinos, de trabajadores, están en el gobierno y forman parte del Estado explotador y opresor”. No me engañan; estuve en las tres marchas y en el Zócalo para escuchar el sentir de la gente.

3. Recuerdo que en los años 50 y 60 la campaña en México y mundial contra el comunismo fue brutal; tuvimos que llevar una vida política en pequeños partidos o grupos clandestinos o en la semiclandestinidad porque las campañas anticomunistas llevaban a persecuciones y asesinatos; pero una vez que los llamados “comunistas-progresistas” comenzaron a recibir subsidios, se hicieron electoreros, diputados, senadores, gobernadores y demás, el gobierno-Estado comenzó a firmar acuerdos con los “progresistas” y lanzó todas sus armas y su furia contra los anarquistas. Ahora todas las campañas y la represión son contra los jóvenes radicales.

4. Ayer desde las dos de la tarde la gente comenzó a ocupar la escalinata del “Ángel”; a las 16 horas comenzó una llovizna persistente que obligó a miles a cubrirse; a esa hora llegaron unos 25 autobuses del estado de Guerrero, pero fueron enviados a reforzar a otros contingentes. Me trasladé al Monumento a de la Revolución que el grupo que salió primero hacia el Zócalo. Fue sólo hasta el Eje Central cuando me integré a la marcha que venía de Tlatelolco. Hasta las 21 horas las dos avenidas (Tacuba y Cinco de Mayo) tenían ocupadas unas ocho cuadras sin poder entrar al Zócalo. No pude ver más, pero seguramente otras tres se encontraban igual.

5. El descontento contra el gobierno y sus asesinatos era unánime. Parecía que todos los manifestantes habían profundizado su odio contra la clase gobernante y estaban dispuestos a hacerla trizas y pisotearla. Pero seguramente pasadas unas 24 horas la gente comience a olvidar y las cosas regresen a su nivel porque los medios de información (televisión, radio, prensa y sus cientos de miles de ignorantes repetidores) se han dedicado a acusar de “vandalismo” a los jóvenes más conscientes y aguerridos de las marchas. Toda la campaña anticomunista de hace 50 años se ha transformado en campaña antianarquista y antiradical de la burguesía y su Estado.

6. Sin embargo, aunque el gobierno de Peña esté muy madreado o jodido, porque la economía mexicana comienza a hundirse al no crecer, el precio del petróleo se desploma, el desempleo se extiende, la corrupción presidencial es denunciada y México está cada vez más desprestigiado internacionalmente por los 43 estudiantes desaparecidos o ya asesinados por el Estado, no hay que confiarse porque la fiera herida –aunque sea de muerte- siempre da enormes coletazos. Y el Estado-gobierno mexicano nunca en su historia ha estado en peligro de desplome. En México, así como en muchos países, el Estado capitalista ha creado los llamados “Escuadrones de la Muerte”, “Brigadas Blancas”, “Muros”, para asesinar.

7. Lo menos que hay que exigir es “Libertad a todos los luchadores sociales identificados con el pueblo con el rostro cubierto o no” y no a los “presos políticos” porque hay algunos presos del PRI, del PAN que son políticos presos como la señora Gordillo. ¿Cuantos luchadores sociales en el mundo han tenido que cubrirse el rostro, usar seudónimo o disfrazarse para luchar por la independencia, la revolución o la rebelión en un país? ¿Con cuántas máscaras se cubren los políticos cínicos y empresarios negociantes que aparentan decencia pero que en su vida diaria explotan y asesinan? Los anarquistas hoy son la vanguardia de los movimientos sociales y por ello los más perseguidos por los opresores. (21/XI/14)

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Manotazo - Alfredo Molano Bravo

Por más que se le den vueltas y revueltas al tema, es incomprensible cómo el Gobierno impulsa el proyecto de ley 133, sabiendo, como sabe, que los conflictos agrarios desde hace más de un siglo giran alrededor de los baldíos. Desde Reyes hasta Samper, la mayoría de las normas se han inclinado en favor de la entrega de esas tierras a campesinos. La Ley 169 del 94 es explícita en ese sentido. Justo después de esa fecha, los paramilitares entraron a saco en los Llanos, por ejemplo, para obligar a los poseedores de predios a vender barato o a irse de la región. Por esa razón, sin duda, los Buitrago y los Cuchillos andaban a sus anchas por Casanare, Meta y Vichada. Sus testaferros pasaron a ser dueños y las notarías y las oficinas de registro ponían sellos y firmas a discreción. Todo ilegal, todo por debajo de la mesa. Muchos terrenos, o más exactamente, sólo 14 casos hallados por la Contraloría suman 101.108 hectáreas que pasaron a manos de grandes grupos económicos para producir etanol, madera y materia prima para concentrados. El negocio costó $150.378 millones y se entregaron $139.365 millones en subsidios a sólo seis de esas firmas, financiados en gran parte durante el gobierno de Uribe. Así cualquiera es productivo. Ahora, un poco a la sombra, Santos presiona la ley de baldíos que permitiría la creación de las tales Zonas de Interés para el Desarrollo Rural y Económico (Zidre), que son un recurso para transformar los títulos irregulares en títulos limpios por medio de la fórmula expedita de las empresas asociativas. Más claro: una empresa asociativa es la concentración de varios predios dentro de una Zidre para vincular campesinos como socios individuales. Esos “varios predios” pueden ser los que fueron testaferreados o también tierras públicas —baldíos— arrendadas por el Estado a una empresa asociativa. Por un lado o por el otro, los títulos pueden ser lavados. En la nueva ley, el campesino es transformado legalmente en trabajador rural y como tal se hace espuria la norma de favorecimiento a los campesinos y a sus conquistas históricas, reconocidas por la Sentencia T-488 de 2014 de la Corte Constitucional. Con el mismo guante se transforman los latifundios en las tales empresas asociativas. Los “trabajadores rurales” que caigan atrapados bajo una Zidre no tienen más remedio que asociarse con los patrones favorecidos por el Gobierno, vender al precio que a ellos les convenga o ser expropiados. La expropiación, a la que todos los gobiernos desde la Ley de Tierras de López Pumarejo le han mamado gallo para no molestar a los terratenientes, ahora, se la van a aplicar a los campesinos que no se avengan al interés de los nuevos latifundistas. Toda la sangre que hay detrás de las “situaciones imperfectas” de apropiación de tierras, de las que habla el nuevo proyecto de ley, será borrada de un plumazo legislativo. Los nuevos trabajadores rurales metidos a saco en las empresas asociativas tendrán, sin embargo, un privilegio: ser socios de Sarmiento Angulo, de Cargill, de Carlos Murgas y tutti cuanti. Da brega entender cómo después de casi un siglo de conflictos agrarios originados en el acaparamiento de la tierra por parte de una ínfima minoría, causa de la violencia y de su persistencia, el Gobierno quiera ahora con la nueva ley continuar dándole los baldíos a esa codiciosa élite. El 77% de la tierra está en manos del 13% de propietarios y el 3,6% de éstos tiene el 30% de ella. ¡En ganadería extensiva hay 50 millones de hectáreas! ¿Qué más quieren? ¿Dónde quedarían las Zonas de Reserva Campesina en la nueva ley? Otorgar las “tierras alejadas de suelos pobres” —es decir, los Llanos— a grandes empresas es irritante y contraproducente: va en contravía de uno de los acuerdos de La Habana. Si así va a ser el posconflicto, sobra el prefijo. Si así entiende el Gobierno la equidad, apague y vámonos.
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

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