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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Condena confirma que Mancuso usó hornos crematorios, como los nazis

Primera macrocondena en su contra le atribuye otras atrocidades y 8.518 víctimas directas.

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Sin más explicación que ser señalados de auxiliar a la guerrilla en una vereda de Zambrano (Bolívar) 10 hombres del bloque Norte de las Autodefensas abusaron sexualmente de una madre, sus dos niñas y su hijo menor.
Han pasado 13 años desde entonces y las secuelas físicas y emocionales siguen vigentes. Enfermedades de transmisión sexual, un embarazo producto de los abusos y graves afectaciones psicológicas son algunas de las consecuencias de lo que esta familia tuvo que vivir.
Como esta familia, 8.518 víctimas fueron reconocidas en la primera macrosentencia contra el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, condenado junto con 11 cabezas más de las Autodefensas el pasado 20 de noviembre.
El fallo, que tiene más de 2.200 páginas y es el más importante que se ha producido hasta ahora en Justicia y Paz, es una memoria de los horrores que los bloques Córdoba, Catatumbo, Norte y Héroes de los Montes de María cometieron en ocho departamentos: 94 masacres, 975 víctimas de desapariciones forzadas, 7.048 personas que abandonaron sus viviendas, 140 homicidios y 150 niños reclutados son algunos de apenas 9 años, que terminaron siendo carne de cañón para la guerra. (Lea también: Magistrados chocan por fallo contra Mancuso).
Uno de los capítulos más oscuros de las Auc tiene que ver con la violencia basada en género, que en esta sentencia reconoce en 175 hechos y 205 víctimas.
Esa forma de dominación afectó en gran medida a mujeres indígenas. Una de ellas fue una arhuaca que fue secuestrada por paramilitares el 17 de abril de 1997. En Ariguaní (Magdalena), donde alias ‘Baltazar’ tuvo su centro de operaciones, fue retenida por dos meses y obligada a sostener relaciones sexuales con ese paramilitar. Tras quedar en embarazo, fue sometida a un aborto que le dejó graves lesiones.
El texto también reseña la historia de las mujeres de la vereda de Piedras Pintadas, en Zapayán (Magdalena), que el 17 de agosto del 2002 fueron esterilizadas en cumplimiento de la orden de ‘doña Sonia’, mano derecha de ‘Jorge 40’, quien decidió “controlar la reproducción” de una población que consideraba afín a las Farc. ('Fui adoctrinado por el Ejército y la Policía': Mancuso).
La violencia también se extendió a otras comunidades más vulnerables, como los LGBTI y trabajadoras sexuales, víctimas de violaciones y asesinatos selectivos. El fallo cuenta, precisamente, que el 44 por ciento de las víctimas murieron en medio de las terroríficas jornadas de limpieza social que Mancuso ordenó en las regiones donde actuaron sus hordas.
Los homicidios selectivos también afectaron a agricultores y docentes, muchos de ellos de la Universidad de Córdoba. Por esto, murió un profesor de química que trabajaba en esa institución y que fue secuestrado el 21 de septiembre del 2000 con su hijo de cuatro años. Al día siguiente el pequeño fue encontrado con vida por agentes del DAS en el parque de Montería. El cuerpo de su padre, defensor de derechos humanos, apareció dos semanas después en una vía rural, con cinco impactos de bala en la cabeza.
El 6 % de los cuerpos fueron incinerados
De los casi 1.000 cuerpos que los paramilitares de Mancuso desaparecieron, según el fallo, al menos es “improbable que sean recuperados 560”. Mientras un 25 por ciento de las víctimas fueron enterradas en fosas clandestinas, un 6 por ciento fueron incineradas. Ese pudo haber sido el final de Luis Giovanny Lizcano, quien desapareció en Villa del Rosario (Norte de Santander), en la vereda Juan Frío, el 3 de diciembre de 2000, cuando paramilitares se lo llevaron en una camioneta blanca. Diez años después el exjefe paramilitar Jorge Iván Laverde Zapata le dio a la esposa de Lizcano una respuesta: “En Juan Frío teníamos hornos en donde echábamos los cadáveres”. Las playas y ríos de la Costa Caribe también fueron usadas en el plan sistemático de desaparecer víctimas. El 10 de agosto de 1997 Reynaldo Navarro, dueño de una tienda, señalado de vender víveres a las Farc, fue llevado a una finca, torturado con motosierras, asesinado con una pistola, y enterrado a la orilla de un arroyo.
Los falsos positivos del bloque Catatumbo
En noviembre del 2003, el comandante de la Sijin de la seccional de Santa Marta exigió al exjefe paramilitar José Gregorio Mangones Lugo que entregara muerto a uno de sus hombres “para registrar un positivo” ante la Fuerza Pública. Como Mangones no quiso traicionar a ninguno de los hombres que tenía bajo su mando, les ordenó que buscaran a alguien que físicamente se pareciera alias ‘Jan Carlo’, quien hacía parte de sus filas. Fue así como el 14 de noviembre del 2003, en la vereda San Juan de Polos Prieto, de Pueblo Viejo (Magdalena), fue asesinado Ever Luis Ronco Algarín –tras ser retenido–, transportado a la zona de la subestación eléctrica y entregado a la Sijin. Ronco fue uno de los falsos positivos que cometieron los hombres al mando de Mancuso en colaboración con la Fuerza Pública. Al menos el 13 por ciento de las personas que fueron asesinadas de manera selectiva hicieron parte del registro de ejecuciones extrajudiciales, dice el fallo del Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá.
EL TIEMPO

Paremos ya la guerra

Cambio Total.

Los colombianos tenemos la tendencia a irnos por las ramas para llegar al tronco. Nos da miedo llamar las cosas por su nombre. Y muchas veces cuando llamamos las cosas por su nombre nos horrorizamos. 

Es quizás un ”mecanismo de defensa” para no salirnos de la burbuja de ser uno de los países ”más felices” del mundo, así no tengamos empleo, vivamos en la pobreza extrema, no tengamos vivenda, ni salud ni educación y si la tenemos es tan de mala calidad que nos aplicamos ”pañitos de agua tibia” como ese de las pruebas Saber 11 que pretende echarle –como siempre- las culpas a los profesores, lo cual los convierte en objetivo militar de las armas asesinas del Estado y sus bandas narco-paramilitares, o mejor dicho, sus bandas de asesinos.

Damos rodeos innecesarios, gastamos tiempo ”guardando las apariencias”, como si no quiséramos solucionar de una vez por todas el problema o los problemas. En esas estamos ahora. Dizque tenemos que ”desescalar” la guerra, como si eso fuera posible. Cuando se escala una guerra, su objetivo final es derrotar al enemigo y todas las operaciones se conducen hacia ese objetivo. Ahora bien, una vez ”escalada” o degradada o profundizada la guerra es casi imposible volverla al momento original. Una vez los combatientes aprenden a escalar la guerra, por razón de esa inercia que mueve a los contingentes militares, seguirán usando los ”nuevos métodos” empleados para escalar la guerra.

El ejemplo más patético está en Colombia. La oligarquía declaró la guerra a 48 campesinos en Marquetalia (departamento del Tolima) en 1964 y desde entonces ha venido escalando la guerra. Aumento del pié de fuerza, compra de modernos y sofisticados armamentos, ”contubernio impúdico” con bandas de criminales narcotraficantes para constituir a los ”narco-paramilitares” –que nunca combatieron a las guerrillas sino que hacían el ”trabajo sucio” de masacrar la población civil (el agua) para acabar al pez (las guerrillas).

Ya la maquinaria de guerra estatal está lanzada hacia su objetivo de acabar las guerrillas y vemos cómo es casi un imposible ”político” acabar con las bandas de narco-paramilitares, llamados ahora BACRIM, ya que el método está siendo usado por sectores fuera de las fuerzas militares: empresarios del campo, ganaderos, políticos traidcionales, hasta por ciertos sectores para ”ajustar sus cuentas”, ante un estado que no garantiza el mínimo de justicia a sus conciudadanos.

Esa costumbre de resolver todos los problemas mediante el uso de la violencia ha sido consustancial con el deformado estado colombiano. La Violencia de los años 50 produjo una contrareforma agraria con más de 300.000 muertos y más de 2 millones de desplazados, campesinos todos, cuyas tierras fueron a parar a manos de viejos y nuevos ”empresarios del campo”. Se producía entonces lo que se ha dado en llamar el modelo de acumulación capitalista de crecimiento de capital mediante la violencia extrema. Hoy tenemos 1 millón de víctimas mortales y 6,5 millones de desplazados, cuyas tierras han pasado violentamente a manos de ”empresarios del campo”.

Todos los hechos recientes y pasados han confirmado la tesis de la insurgencia armada de la imperiosa necesidad de acordar un Cese Bilateral de Fuegos porque, contrario a lo que dice el gobierno, en la guerra en Colombia hay dos partes, dos ”enemigos”, que se infringen unos a otros golpes más o menos contundentes que van profundizando la brecha de las víctimas y sus dolores.

La prensa burguesa, mediatizadora, siempre pretende enrostrarle a la insurgencia armada las culpas de la profundización de la guerra y los estragos que causa en la población civil, es decir, en los colombianos pobres víctimas de ésta guerra fratricida, quienes son las únicas víctimas porque los ricos ni sus hijos van a la guerra. Mas ya sabemos que por lo menos el 85% de las v´ctimas son responsabilidad del estado, llegando a casi el 100% en el caso de las desapariciones forzadas.

En razón de éstos planteamientos, nos asiste todo el derecho a decirle al presidente Santos, primer y casi total responsable de la victimización del pueblo colombiano, que más que ”desescalar” debemos avanzar –sin miedo- hacia parar la guerra. De que manera? De la única posible: para la guerra!

A quién teme Santos para no hacerlo? No al pueblo quien vería con buenos ojos un Cese Bilateral de Fuegos. La teme a la ”extrema derecha”? Si los representantes de esa cavernaria derecha se quedan cada día sin argumentos ante le deseo de Paz de los colombianos, no solo del pueblo. Los Uribhitler y los Ordóñez no tienen ningún argumento de peso que no sea que entre bambalinas haya un acuerdo para la continuidad de la guerra entre la derecha –representada por Santos- y la ”extrema derecha” –representada por Uribhitler y Ordóñez.


Solo esto último explicaría la renuencia del gobierno de Santos a acordar un Cese Bilateral de Fuegos, o sea, a parar la guerra!

alp.

Narcotráfico e injerencia nefasta extranjera en Colombia

Allende La Paz, Cambio Total.

Posterior al derrumbamiento del campo socialista –por causas internas y externas-, los halcones de USAmérica se quedaron sin la excusa del « comunismo» para continuar manteniendo su nefasta injerencia en nuestros países y tuvieron que inventarse otro u otros enemigos. Nacieron entonces el «narcotráfico» y posteriormente el «terrorismo»

El narcotráfico en Colombia nace en la década de los 60 cuando un gringo llamado « Jimmy » descubre que en la Sierra Navaa de Santa Marta se da silvestre una planta llamada Marihuana, la cual tiene propiedades alucinógenas, planta muy apetecida por los hippies de la época y otras personas que sin ser hippies se « trababan » al fumar las hojas y semillas de la planta, que a partir de ahí empezaron a llamar « la hierba maldita » y al fenómeno la bonanza marimbera.

Apoyándose en las bandas de contrabandistas que se movían por la Costa Caribe colombiana, empieza entonces la « exportación » de la marihuana, empacadas y rotuladas como si fuera un producto legal. A las bandas de narcotraficantes famosos, « Lucho Barranquilla », « Maracas », los Valdeblanquez y los Cárdenas –que se mataban entre ellos a pesar de ser familia por una cuestión de faldas-, y otros de no menor calado, se sumaron los políticos de esa región. Basta mencionar los casos emblemáticos de Edgardo Vives Campo y Miguel Pinedo Vidal en el Magdalena, y los Char en Barranquilla.

En el plano internacional, los gobiernos de los Estados Unidos encuentran en este contrabando hacia USA y Europa la fórmula secreta para seguir metiéndose en los asuntos internos de nuestros países y el gobierno de Richard Nixon lanza la mal llamada « guerra a las drogas », la cual es continuada por todos los sucedáneos presidentes gringos.

La guerra contra las drogas en Colombia fue una guerra contrainsurgente, utilizada por todos los gobiernos para mantener el control y el ataque a las guerrillas colombianas –que nacen antes de las drogas como respuesta al ataque de la población civil por parte de las fuerzas militares estatales dirigidas por los gringos-, y también, como no, para mantener el control de toda la sociedad por parte de los gobiernos gringos y oligárquicos colombianos (Ver Plan Colombia y ConflictoInterno Colombiano págs 13 y sucedáneas  ).

La mal llamada « guerra contra las drogas » fue el instrumento perfecto utilizado por los gobiernos de USAmérica ya que les permitía un control total de la vida del país, sin ningún sacrificio ya que los muertos de la tal guerra eran -y son- puestos por los colombianos. Si desde 1964 –Plan LASO- mantenían una injerencia nefasta convirtiendo nuestro país en un laboratorio contrainsurgente, a partir de la « guerra contra las drogas » la dependencia es total, al punto que con la desaparición de los Carteles de Medellín y de Cali quien entra a controlar las operaciones de envío de drogas es la misma agencia destinada para combatirlas : la DEA.

La DEA controla la exportación de droga a USAmérica y establece las rutas de contrabando y los países puntes para el trasiego de drogas. Países como México y Venezuela han intentado ser utilizados para tal fin, en mayor medida exitoso en México y su ”Plan Mérida » -copia del « Plan Colombia »-, no tanto en Venezuela por cuanto la expulsión de la DEA de éste país –durante el gobierno de Hugo Chávez- ha resultado en un frontal combate al contrabando de sustancias ilícitas, conviertiéndose Venezuela en uno de los países con mayor decomiso de drogas del mundo.

El Plan Colombia, en tanto plan militar de la « guerra contra las drogas », al tiempo que combate a las guerrillas –hay asesores gringos dirigiendo las operaciones militares-, ha « premiado » a generales de la policía colombiana y del ejército con el « envío controlado » de cientos de kilos de drogas, como el caso del general Castro a quien le decomisaron 406 kilos de cocaína en México y la DEA tuvo que pelar la cara para « aclarar » que ese era un « envío controlado ».

Esto demuestra la doble moral que los gobiernos de USAmérica y sus agencias tienen frente al problema por su mismo modelo económico creado : la afición y dependencia a las drogas, no solo de marihuana y cocaína, sino de metenfetamina, LSD y cantidad de drogas sintéticas producidas en los laboratios con asiento en USAmérica y Europa.

23/11/2013


 

Estudiantes de Harvard no estuvieron de acuerdo con conferencia de Alejandro Ordoñez

Por Grandes Medios. Critican sus posturas frente a temas como los derechos de los LGBTI y proceso de paz.
Una invitación de la Universidad de Harvard al Procurador Alejandro Ordóñez para que dicte una conferencia este viernes está generado cierta controversia entre estudiantes colombianos de este prestigioso centro docente de EE. UU. y activistas de Derechos Humanos.
El Procurador fue invitado por el Programa de Negociaciones de la Facultad de Leyes de la Universidad para que dé una charla sobre el proceso de paz.
Según la convocatoria al evento, Ordóñez, “un defensor de que se incluya a las víctimas en el proceso de paz, hablará sobre el status de las negociaciones y su rol como Procurador en el proceso”.
Pero en una carta dirigida a las directivas del programa, los estudiantes se opusieron a su presencia y pidieron la cancelación del evento.
“Como colombianos, estudiantes internacionales, activistas de derechos humanos, e investigadores, lamentamos y queremos expresar nuestra preocupación, por que el centro haya decidido invitar al Procurador Ordóñez. La universidad de Harvard se enorgullece de ser una universidad que promociona la investigación científica, un espacio donde la búsqueda del conocimiento se impone al dogmatismo que divide. Desafortunadamente Ordóñez, con sus acciones y palabras, ha demostrado todo lo contrario”, dicen los firmantes entre los que se encuentran 20 colombianos matriculados en la Universidad y otros.
En la carta dicen además que el Procurador ha tratado de descarrilar el proceso de paz desde su inicio y que Harvard, al proporcionarle una plataforma, solo estaría amplificando su campaña en contra del proceso.
En la carta, los firmantes recuerdan que Ordóñez cuenta con un largo historial de polémicas por su posición frente a las comunidades LGBT y el derecho al aborto de las mujeres colombianas, entre otros.
Para los estudiantes, su presencia en Harvard es particularmente “problemática” dado el delicado momento por el que atraviesa el proceso y por que no representa a ninguna de las partes en las negociaciones.
En caso de seguir adelante con el evento, los estudiantes le piden a la Universidad que al menos modifiquen el formato del foro, ya que Ordóñez es el único orador invitado.
Esta no es la primera vez que la presencia de Ordóñez en Harvard genera controversia. El año pasado un grupo de colombianos forzó la cancelación de otro evento al que estaba invitado el Procurador y que había sido convocado a nombre de la asociación de estudiantes colombianos de Harvard.
En esa ocasión se canceló el evento porque la invitación a Ordóñez la hizo el entonces director de la asociación, un funcionario de la procuraduría de licencia en Harvard, sin consultar con el resto de los estudiantes.
La carta también lleva la firma de otros estudiantes de universidades en EE. UU. y Colombia al igual que de ONG.

Guerra por Alfredo Molano Bravo

La guerra contra las drogas - y todos sus factores: cultivos, comercio y armas– nos ha sido impuesta.
Por: Alfredo Molano Bravo

La marihuana no se consumía en Colombia sino en círculos muy reducidos del bajo mundo; los cuerpos de paz se encargaron de hacerle el nombre. La coca es andina y su consumo ancestral, pero la cocaína fue producida, para la exportación, por mafias nacidas en la guerra de Vietnam. En el país encontraron los complementos necesarios para el gran negocio: suelos, selvas, hambre, combos, y autoridades corrompidas. Para los colonos, la marimba y la base de coca fueron el milagro con que se cumplían todas las promesas que los gobiernos nunca cumplían: precios rentables, mercado seguro, crédito. No se inventaron el negocio; llegó caído del cielo. EE.UU. puso el mercado, los insumos y las dos condiciones para hacer del cultivo de dos plantas inofensivas un negocio tan próspero como el de las armas: la prohibición y la demanda. En esta contradicción anida la guerra contra las drogas llamadas de uso ilícito. Las Farc entraron en el negocio en razón del escalamiento de la guerra a fines de los años 70. Para hacer la guerra se necesita plata, mucha plata. Las guerrillas se habían sostenido en primer lugar con el aporte, voluntario o no, de la gente –principalmente colonos– en las regiones donde tenían fuerza. El monopolio de los tributos y de las armas son la condición del poder político de los Estados y de las fuerzas que contra ellos se rebelan. Es éste el vínculo entre la economía y el poder. Y es en él donde se origina el concepto jurídico de la conexidad, que ha tenido una larga trayectoria histórica en toda América Latina. ¿ De qué otra manera se podían hacer guerras civiles, que son en su esencia el germen de la formación de los Estados-nación?
EE.UU. declaró la guerra a la droga por razones tanto políticas como económicas. Las primeras, porque teniendo un electorado puritano sería un suicidio electoral no reconocer sus principios moralistas, que por lo demás se transformaron en las enseñas para la cacería de brujas tanto adentro –prohibición del alcohol en los 20– como afuera: persecución de opio –chinos–, marihuana –mexicanos–, cocaína –negros–. Este conjunto de factores les permitía –y permite, como nunca antes– a los gobiernos del norte un gran mercado de armas, para lo cual, después de la guerra de Vietnam quedó aceitado.
Es este el conjunto de determinaciones sociales y económicas que parece reconocer el presidente Santos al invitar a la reflexión sobre la conexidad entre el narcotráfico y la rebelión. Como el lobo de Gubia que para vivir tiene que matar, así frente al reforzamiento de las FFAA, y para sostener la guerra con un enemigo cada vez más poderoso, las guerrillas han tenido que pasar del asalto de bancos, el robo de ganado a la extorsión y al gramaje –impuesto sobre la producción de pasta base de cocaína–. No lo justifico moralmente, pero debemos explicarnos las razones por las cuales la guerra ha llegado donde está. La conexidad de estas actividades delictivas, y de otras más graves, es clara. Ni los máximos responsables ni los guerrilleros rasos se benefician privadamente de los impuestos que cobran a los narcotraficantes ni a los colonos cultivadores de coca. Casos habrá de “manzanas podridas” como en toda organización social, incluyendo las legiones de ángeles. Es casi un derecho bilateral. La guerrilla nunca aceptará el cargo que se le hace con tanto fariseísmo de ser un cartel de la droga, y menos de que sus miembros se pudran en una cárcel norteamericana. Santos es consciente de que la conexidad es una condición para excusar la firma de las extradiciones que los EE.UU. pidan. La repugnante figura de la extradición podría seguir existiendo si se reconoce y sanciona la conexidad, pero los mandatarios tendrían en sus manos la posibilidad de rechazar las demandas de EE.UU. sobre una base legal: la conexidad entre el gramaje y la guerra.


  • Alfredo Molano Bravo | Elespectador.com

Falsos positivos y fuero militar por Rodrigo Uprimny

 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

Tendencias

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Basta de Terrorismo de Estado

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