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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Estados Unidos, Plan Colombia y Paz

Allende La Paz, Cambio Total.

Llegó la orden del "cese del conflicto" colombiano. El Consejero de Estado de Estados Unidos, John Kerry, declaró en Bogotá el viernes pasado (2014.12.12) que el gobierno que representa apoya incansablemente al Gobierno colombiano para poder llegar a una paz negociada”.

Y enfatizó que Claro que esto no es fácil. No es fácil lograrlo. Siempre hay críticos en ambas partes, personas que van a querer retroceder, pero el Presidente Obama y yo estamos comprometidos en que haya una resolución pacífica de este conflicto”.

Esta pareciera ser la orden necesaria para que el gobierno colombiano –tan genuflexo, como los anteriores-, a los dictados del imperio del Norte se decida a encarar el proceso de Paz con todo su poder.

Es de recordar que el conflicto interno colombiano, en ésta segunda etapa, arranca con las recomendaciones del general Yarburough en 1962, asimiladas por el Estado colombiano en su conjunto y en 1964 desata la guerra con el ataque a Marquetalia, contra 48 campesinos, emplenado una descomunal fuerza de 16.000 soldados, utilización de la aviación y el empleo criminal de la ”Peste Negra” (arma biológica).

Desde el año 2.000 los gobiernos colombianos adelantan el Plan Colombia –con la asesoría de 3.000 militares estadounidenses-, considerado el más grande esfuerzo militar-financiero realizado por los gobiernos estadounidenses y colombianos. Ello resultó en el más grande pié de fuerza en Colombia (500.000 unidades), las más avanzada tecnología de punta –drones, bombas inteligentes, bombas racimo, aviones de última generación-, todo lo cual fue enfrentado, contenido, y desbordado por las fuerzas guerrilleras de las FARC-EP y la declaración de hoy de buscar ”una resolución pacífica del conflicto”, no solamente de parar la guerra, es la declaratoria del entierro de tercera dado al Plan Colombia.

Esta orden de Mr. Kerry, lógicamente, tendrá hondas repercusiones en la clase política colombiana y, desde luego, en las fuerzas militares. Tendrán que cambiar su ”chip” y desmontar la asesina ”guerra sucia” que adelantan contra el pueblo colombiano. Debería ésta declaratoria significar que el gobierno colombiano debe  acordar un Cese Bilateral de Fuegos que ”limpie” de ruidos innecesarios la Mesa de La Habana.

Es claro Mr. Kerry al declarar que es necesario llegar ”a una paz negociada” y ello implica que las guerrillas no han sido vencidas por el Plan Colombia y, por el contrario, son éstas las que han triunfado sobre ”el más grande esfuerzo” contrainsurgente realizado por los dos gobiernos. Evidentemente que éste triunfo solo ha sido posible por la inmensa base social que tiene la guerrilla, sin la cual éste triunfo no hubiere sido posible.


Trae como consecuencia también que es necesario ”adecuar” las fuerzas militares a los tiempos que correrán y deberán ser dotadas de una nueva Doctrina Militar, que tire al trasto de la basura la Doctrina de Seguridad Nacional y su Terrorismo de Estado que ha producido 1 millón de víctimas mortales y 6,5 millones de desplazados internos y externos. No se justifica tener tan descomunal fuerzas militar para mantener la Paz, máxime cuando el desmonte del narco-paramilitarismo corre por cuenta del mismo estado que lo engendró.

El circo de Garzón


Se adelanta una nueva versión del circo de la “concertación”, ahora animado por el nuevo MinTrabajo, Lucho Garzón. Allí se discute, entre otros temas, el reajuste del salario mínimo que parece plantearse según el ministro como la inflación causada (se espera 3,5%) más la productividad (0,8% según DNP y los empresarios) mientras el crecimiento económico se posiciona por los lados del 4,7% (MinHacienda).

Los empresarios se quejan por el posible impuesto a la riqueza; por la propuesta reducción de horas de luz diurna, aquella que por mandato del iluminado Uribe se extendió hasta las diez de la noche; por la devaluación pero también por la apreciación del dólar; se quejan, se quejan… y se oponen a un reajuste mayor de los salarios de sus trabajadores.


Pero no se quejaron cuando, por efectos de las políticas oficiales la tasa de explotación en la industria pasó de 196,4% en 1993 hasta la actual de 400%, según se calcula a partir de datos oficiales divulgados por el DANE, que corresponden a una relación entre salarios y prestaciones con valor de la producción de 13,2% en 1993 y 7,5% en 2012. La protesta de los trabajadores es siempre válida pero su validez se acrecienta cuando se incrementa la explotación. El retorno a las condiciones anteriores mencionadas podría constituir una bandera que, sin eliminar la injusticia, hiciera más vivible la vida de los trabajadores.


El mínimo hoy corresponde a $616 mil por mes. Pero ¿cuál debería ser un salario mínimo justo? Ante todo no existe justicia cuando alguien se apropia del valor creado por otro. Es simplemente un robo. Pero en el orden de cosas actual, se considera justo el salario que cubre el costo de la fuerza de trabajo consumida durante el proceso de creación de riqueza y, como mínimo, éste corresponde al consumo vital familiar que llamamos la “canasta básica”.


El mínimo colombiano no alcanza a cubrir este monto pero, además, una proporción importante de trabajadores no alcanza siquiera a recibir ese valor, convirtiendo al tal mínimo en una burla para la distracción de ingenuos. Se trata, sin embargo, de un valor de referencia de gran importancia en la definición de los salarios reales de los trabajadores colombianos.


El sólo tema en discusión de la magnitud del mínimo debería estar acompañado por la movilización decidida de todos los trabajadores, actuantes o cesantes. Se trata de frenar en Colombia las crecientes tasas de explotación que agudizan la inequidad en la distribución de los ingresos, que convierten al país en uno de los más inequitativos de América y del mundo. Esperamos de la dirigencia sindical, y de la CUT en particular, la convocatoria a la movilización general en todo el país en respaldo a la posición de los trabajadores frente a los empresarios y a los nuevos payasos del circo estatal, esos que se constituyen a sí mismos en los voceros de oficio de los explotadores.


Hay otros temas vitales para la discusión en la mesa: la estabilidad en el empleo, por ejemplo, es uno de los asuntos más sentidos por los trabajadores cuya incertidumbre sobre su futuro laboral llena su vida de afugias que la hacen invivible. La justificación para el patrón es evidente: por ese mecanismo controla la tendencia natural a la protesta del explotado, quien se resigna a ceder a las pretensiones de su empleador con tal de garantizar su revinculación al término de su contrato temporal.


Es un mecanismo de sumisión a la esclavitud. Pero también para el patrón representa desventajas: tiene que asumir el costo de la intermediación que incrementa sus costos de operación. La tajada del intermediario en la tercerización incrementa la explotación del trabajador pero también los costos de la producción en favor de un parásito que no aporta a la creación del valor.


No es justificable que labores permanentes en las empresas, aun cuando no clasifiquen dentro de la categoría de las llamadas misionales, se contraten de manera temporal o a través de intermediarios que “tercerizan” la vinculación. Una exigencia en la mesa tiene que ser la eliminación de tal sistema de contratación “tercerizada” de labores permanentes en todas las empresas, empezando por las del propio Estado que, en repetidas ocasiones, ha manifestado su intención de “formalizar” el empleo sin que hasta hoy se haya acercado al cumplimiento de tal ofrecimiento.


Es parte importante de la lucha contra la explotación.


Editorial Semanario Voz

Cepeda exige a Mindefensa rendición de cuentas sobre convenios para la prestación de seguridad a mineras

Estado de los Derechos Humanos en Antioquia: Entre el sueño de la Paz y la Continuidad de la Guerra

Oidhaco.

Informe 2014 de la CCEEU.

El informe contiene información sobre:
- La situación de los defensores de derechos humanos.
- Locomotora minera y derechos Humanos en Antioquia.
- Impactos del POT en la Nororiental.
- En 2013, aumentó la violencia letal contra el movimiento sindical en Colombia.
- Violencia neoliberal feminicida en Medellín.
- Informes territoriales.
Ver el informe abajo.




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Baldíos: una reforma contra la paz

El proyecto de ley 133 de 2014, que permite a empresarios y familias poderosas del país acumular tierra de manera ilegal, es la apuesta legislativa más importante para el gobierno.

Cambiar los términos “campesino” por “trabajador del agro” y “gestor” por “empresa asociativa” es una de las formas como se pretende legalizar la expropiación empresarial de tierras baldías en Colombia. Lo que prepara el Congreso de la República, en el proyecto de ley 133 de 2014, por medio del cual se crean las Zonas de Interés de Desarrollo Rural y Económico (Zidre), es la maniobra de acaparamiento de tierra más sofisticada y sin precedente en el país.


El proyecto pretende que las tierras baldías, con destinación específica a campesinos sin tierra según ordena la ley 160 de 1994, sean entregadas a proyectos económicos de gran escala; ha sido presentado formalmente para primer debate en la comisión quinta de la Cámara de Representantes, con el visto bueno de los miembros de la Unidad Nacional.


La formulación del proyecto responde a la arquitectura diseñada por el ejecutivo tras hacerse públicos, por la Contraloría General de la República, 14 hallazgos de violación de la ley en adquisición de tierra que involucran al mismo número de grupos empresariales y familias cercanas al gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Un total de 101.180 hectáreas de tierra estarían involucradas en la operación jurídica de compra de baldíos por un valor de 150.378 millones de pesos.


Un gran negocio


Para llegar a adquirir ese considerable número de hectáreas las empresas involucradas acudieron a por lo menos 65 mecanismos ilegales de adquisición, que van desde tradiciones falsas, contratos ilegales de compraventa de baldíos de una persona natural a una jurídica, suplantación, entre otros. El negocio resultó ser tan provechoso que la idea de una burbuja inmobiliaria rural puede ser una realidad, pues llama la atención la valorización que hoy tienen estas tierras cuyo precio oscila en un millón de pesos, cuando hace apenas un par de años era de 35 mil pesos por hectárea.


La acumulación de tierras es tradicionalmente prohibida por la ley colombiana: los artículos 32 y 70 de la ley 160 son muestra de ello, pero también, la ley 135 de 1961 que impone los límites de hectáreas en zonas especiales de difícil acceso, la ley 30 de 1988 que prohíbe la concentración de predios adjudicados colindantes. Y por último la resolución 41 de 1996, emitida por el Ministerio de Agricultura que fija las Unidades Agrícolas Familiares (UAF). Todo ello se subrogará con el proyecto de ley 133.


Por toda Colombia


Con el mito de la ineficiencia campesina para proyectos productivos de desarrollo rural, las Zidre se perfilan como el modelo empresarial que pueda “producir en tierras de baja densidad poblacional, elevados índices de pobreza, limitaciones productivas y de acceso a mercados”. Una descripción laxa de variada aplicación que se extiende más allá de la Orinoquia colombiana, es decir: aspira a replicarse por todo lo ancho del país.


Así lo advierte el senador del Polo Democrático Alberto Castilla, quien denunció que ese mismo modelo ilegal de apropiación se realizó en zona rural de los municipios de Hacarí, La Playa y Tibú en Norte de Santander, con empresas de extracción minera en al menos 280 casos denunciados por el propio superintendente de Notariado y Registro, que pudieron acumular cuatro mil hectáreas. “Eso es blanquear la adquisición ilegal de tierras. Y todo diseñado, orquestado y admitido por el gobierno nacional”, le dijo a VOZ Castilla.


Con el interés de las Zidre puesto en todo el país se prenden las alertas. El senador Castilla agrega: “en Norte de Santander, para usted poder comprar un predio había que levantar una serie de restricciones dadas por ser un escenario de conflicto armado cuyas primeras consecuencias son el desplazamiento de pobladores; esos requisitos eran de alguna manera el mecanismo de protección de bienes para evitar que alguien adquiriera de buena o mala fe la propiedad abandonada. Ahora no existe nada de eso y las empresas dedicadas a la palma y a la explotación petrolera han podido concentrar 140 UAF, y cada una de ellas de 34 hectáreas”.


Sofisticación jurídica


Otra de las argucias jurídicas pretendidas en el proyecto de ley 133 es convertir las tierras acumuladas en Reserva Natural de la Sociedad Civil, figura jurídica de protección reglada por la institución Parques Nacionales, con el objetivo de obtener beneficios tributarios, construir políticas públicas territoriales y además acceder a derechos como el consentimiento previo ante obras de infraestructura, proyectos mineros, entre otros.


En ese sentido, el representante del Polo Democrático Alirio Uribe manifestó que “estas personas que vulneraron la ley 160 de 1994, y que actualmente son investigadas por organismos de control, además de potencialmente acceder a beneficios tributarios, se quieren parecer a las comunidades indígenas y étnicas del país, quienes tienen el derecho a la consulta previa”.


Es el caso de la empresa Palmar de Altamira S.A.S., que hace parte del conglomerado empresarial de Manuelita S.A. y es una de las señaladas de utilizar las Reservas Nacionales de la Sociedad Civil para proteger, dice la denuncia hecha por el Polo Democrático Alternativo, un área de 816 hectáreas de las más de tres mil que comprenden siete predios ubicados en el municipio de Orocué (Casanare), todos producto de adquisición de baldíos. Por medio de este mecanismo se blindaría esa acumulación hasta hoy irregular, pero también permitiría a Manuelita S.A acceder a incentivos tributarios y a la planeación territorial en esa región del oriente del país. Sin duda un modelo de negocio atractivo para el gran capital.


El proyecto de ley 133 es sin duda un palo en la rueda al proceso de paz. Según lo acordado, por la mesa de La Habana entre las FARC-EP y el gobierno nacional, se creará un Fondo de Tierras de distribución gratuita en la perspectiva de regularizar los derechos de propiedad cuya consecuencia directa será la desconcentración de la tierra y su respectiva distribución “equitativa”. “El Fondo se alimentará principalmente de tierras que han sido indebida e ilegalmente adquiridas, y para ello se fortalecerá y aplicará la extinción judicial del dominio y se recuperarán baldíos apropiados y ocupados contraviniendo la legislación vigente”, sentencia el acuerdo sobre el primer punto, Política de Desarrollo Agrario Integral, firmado en junio del pasado año.


Y es que la palabra “vigente” puede ser la razón de fondo para que el gobierno nacional propicie una ley que entorpece la implementación del eventual fondo de tierra, es decir legalizar antes de firmar. Desarrollar proyectos productivos que permitan dejar por fuera esos baldíos de la Orinoquia, especialmente, por fuera del censo rural y así darle seguridad jurídica a los dueños de tales proyectos, entre otros: Luis Carlos Sarmiento Angulo, el grupo Santodomingo y la multinacional Pacific Rubiales.


A eso se oponen sectores del campo como la Cumbre Agraria, Étnica y Popular que actualmente se encuentra negociando un pliego de peticiones para una reforma agraria integral, que tenga en cuenta la construcción territorial desde las expresiones campesinas, indígenas y afros, la preservación del territorio y el desarrollo de figuras como las zonas de reservas campesinas, las zonas agroalimentarias y de biodiversidad, territorios colectivos de afrodescendientes y los resguardos indígenas en función de un nuevo ordenamiento territorial que proteja la producción campesina.



En la imagen,inmensas extensiones de tierra de la Orinoquia se desarrollan los proyectos agroindustriales de poderosos empresarios colombianos.

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