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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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La ”camorra” siempre quiere más camorra

Allende La Paz, Cambio Total.

Nadie más que las FARC-EP saben la clase de país –el ala confesional, politiquero, corrupto, asesino- que le espera. Lo saben porque ellos están inmersos en la política colombiana desde hace casi 60 años. Lo saben porque precisamente los que han detentado el poder –sumiendo al pueblo en la miseria y la desprotección- son los que han atacado al pueblo con sus fuerzas militares, ahora militares-narcoparamilitares, a fin de impedir cualquier ejercicio del poder que favorezca a los pobres y no a los ricos y que siga imperando el statu quo.

El pueblo se ha estado movilizando desde hace tres años por la Paz con justicia social. Ello de por si demuestra que lo que se espera es que al firmar los Acuerdos por lo menos se sienten las bases para acabar el Conflicto Interno, no sólo armado (que en sí es político), sino también el conflicto económico, el político, el social y el cultural. Las FARC-EP han estado desde su nacimiento luchando con el pueblo por alcanzar esa Paz con justicia social.

Por ello, sabemos que las FARC-EP están apostando fuerte. Con riesgos. La apuesta es porque Colombia comience a transitar un camino en donde las armas no sean las que resuelven los problemas de la vida de los colombianos. Problemas que van desde la tenencia de la tierra (económico), pasando por el respeto al derecho a la vida (que nadie sea asesinado por sus opiniones o actividad política, reivindicativa, sindical, profesoral, barrial, es decir, el respeto al derecho humano fundamental, la vida), hasta los problemas de satisfacción de las necesidades básicas primarias de la población desafecta del poder (salud, vivienda, educación, etc) y desde el derecho primordial al trabajo.

Los que han detentado el poder (los SantoDomingo, los Sarmiento Angulo, los Ardila Lule, los llamados Sindicato Antioqueño, y sus pelafustanes los Santos, Uribes, Vargas Lleras, Ordóñez, y una corta etc) nunca estarán contentos con lo que pacten en La Mesa de La Habana. Ellos quisieran –y tratan de hacerlo realidad- ganar en la Mesa lo que no han podido en el campo de batalla, vencer la resistencia popular, en especial la de las FARC-EP.

Una vez firmados los Acuerdos tratarán como siempre de ponerle conejo al pueblo. Es es el verdadero ”conejo”. De ahí su afán de ”desmovilizar y desarmar a las FARC-EP”, objetivo que ya no tienen pena en reconocer. Desean borrar del imaginario colectivo todo vestigio de resistencia y lucha contra las políticas neoliberales adelantadas desde el Estado. Para ellos la Paz significa la Pax de los cementerios y el marasmo político del pueblo, igual al marasmo que está matando de hambre no sólo los niños de La Guajira, sino también de todo el territorio nacional, demostrado en la vergonzosa cifra del 17 por mil de mortalidad infantil en niños por debajo de los 5 años (Cuba tiene alrededor de 4 por mil).


Mas a pesar de esos malos augurios los colombianos del pueblo estamos dispuestos a jugarnosla por la Paz. Una Paz incompleta desde luego ya que en Colombia no habrá Paz verdadera mientras desde el Estado se sigan aplicando las recetas neoliberales dictadas desde los centros de poder de Washington y Bruselas. Acompañaremos a las FARC-EP en este nuevo intento sabiendo como sabemos que si fracasa es por culpa de los detentadores del poder que cuando vean que el pueblo se moviliza armarán toda la tramoya contra la Paz, como han hecho con la Pedagogía de Paz adelantada por las FARC-EP en Conejo, Guajira, porque la ”Camorra” siempre quiere más camorra.

La derecha viene con todo - ALFREDO MOLANO BRAVO

Mientras los congresistas huían despavoridos del acuerdo hecho la noche anterior con el presidente Santos para sacar adelante la ley de orden público, las lluvias regresaban al río Atrato cuando ya casi se podía pasar a pie como el Magdalena o el Cauca.

Alfredo Molano BravoPor: Alfredo Molano Bravo
Despiadado ha sido el Niño con la región más lluviosa del país. Quizás algunos de los parlamentarios tenían cita en un club para contribuir con sus luces a organizar la manifestación que prepara el uribismo para el 2 de abril con el objetivo de atravesársele a la paz. En los ríos de Chocó se reúnen las comunidades para hablar, preguntar e informarse sobre el futuro de sus territorios ancestrales una vez las Farc dejen de serlo y los guerrilleros, muchos nacidos y criados a orillas de esas aguas, dejen los fusiles y se conviertan en ciudadanos plenos. Hay dudas, incertidumbre, desasosiego y al mismo tiempo esperanza. Pero hay voces que se arrastran por los suelos, que nacen en los rincones oscuros y que buscan impedir que las comunidades puedan concebir a la guerrilla sin armas. Más claro: Uribe llama a la gente a pelear —no conoce otro verbo— contra los acuerdos de paz que se construyen en La Habana con el argumento de que se pacta una paz armada. Sus áulicos dicen que las Farc seguirán armadas e impondrán sus leyes para gobernar el país e imponer el comunismo; hacen correr la bola de que, al otro día de la firma, los alzados en armas llegarán con sus tatucos a tomarse las tierras de los Consejos Comunitarios, tierras ancestrales que los negros han luchado para vivir, trabajar y divertirse sin el terror de que la gente blanca llegue a sacarlos. La Ley 70 que creó los consejos comunitarios fue el resultado de una larga lucha contra los intereses que, precisamente, querían esas tierras para sembrarlas de palma aceitera y caña de azúcar, para entregar el oro y la madera a las multinacionales y nombrar gobernadores a Rito Alejo y a alias El Alemán. Ha sido una campaña soterrada, sucia y calculada para que los paramilitares vuelvan a uniformarse y a sacar de sus escondrijos las armas que no sólo no entregaron, sino que nadie les pidió. Hoy ya desfilan armados por Riosucio, Tumaradó, Arquía; amenazan a los pobladores con castigarlos si votan en el plebiscito, impiden reuniones que no hagan ellos, obligan a esconderse a todo dirigente que los desconozca como autoridad, distribuyen propaganda, levantan censos, cierran vías, montan retenes. Lo saben y lo sufren las comunidades del río Atrato, del río San Juan, del río Murrí.
Mientras tanto, el Centro Democrático se rasga las vestiduras con el incidente de Conejo y muestran el hecho como si fuera un adelanto de lo que vendría. Los uribistas están decididos a cerrarles a las guerrillas desarmadas todos los caminos; negarles todo lugar donde puedan rehacer sus vidas, trabajar, tener hijos y, sobre todo, hacer política. La estrategia es cerrarles todas las puertas. El gobernador de Antioquia ha dicho que no permitirá ninguna concentración de guerrilleros en su departamento. Ha dicho lo mismo el alcalde de Carmen de Chucurí, Santander, y no demoran en copiar la figura el gobernador de Magdalena y el alcalde de Ataco, Tolima. El uribismo aprovecha la ignorancia y la confusión sobre lo que se ha logrado en La Habana para inventar mentiras, difundir falacias y sembrar el terror. Saben de cierto que si la paz se afianza, quedarán enterradas sus banderas. El único sitio donde pueden las Farc asentarse sería, según Uribe, la cárcel. O una concentración en la mitad de la manigua.
La extrema derecha se irá con todo lo que tiene —y es mucho lo que sabe manejar— a medida que se acerque la firma de los acuerdos con las Farc y con más fuerza y radicalismo guerrerista lo hará cuando se ratifiquen.

Informe de la inteligencia rusa sobre actual apoyo de Turquía al Emirato Islámico

La Pedagogía de Paz o el miedo al pueblo

Hernando Vanegas Toloza, Cartas desde Estocolmo.

Cuán equivocados están los gubernamentales con toda la alharaca que han armado por la presencia de algunos de los comandantes de las FARC-EP en Conejo (Fonseca). O más que equivocados hay mala voluntad por parte del Ejecutivo y su temporal, JM Santos.

Será cierto que lo que esconde la ”pataleta” gubernamental es que ellos han perdido la iniciativa ante unas insurgentes FARC-EP que sabe ”por dónde es que le entra el agua al coco” o ”la pecueca a la cañandonga”… O será cierto que lo que buscan es otro objetivo, que por lo oculto es más preocupante…o será que es tanto el miedo que le tienen a los ”enemigos de la Paz” –que ahora tratan de subirse al tren llamado ”El expreso del Sol”- que piensan antes que ellos lo que van a decir…

Sea como sea, la verdad que ”Conejo” mostró cómo es que hay que hacer Pedagogía de Paz sin ningún tipo de ”conejo”. No haremos una correcta ”Pedagogia de Paz” desde solamente los perfumados salones de la Capital y desde las otras ciudades colombianas. Evidente que desde los salones comunales y barriales es desde dónde debemos adelantar la Pedagogía de Paz. Tambien, claro está, desde las zonas que han vivido la guerra, guerra que -no nos cansamos de repetir- fue y sigue siendo causada por el Estado en su conjunto que la ha llevado a desembocar en un Conflicto Interno, en sus dimensiones armada, económica, política, social, cultural.

Llama la atención que los funcionarios gubernamentales griten histéricamente y manifiesten su pretensión de impedir que el pueblo se exprese –como siempre lo han hecho desde el Estado- y planteé su visión de Paz porque, en primer lugar ello demostraría su sintonía con la visión de las FARC-EP, y en segundo lugar, como si quisieran impedir el accionar político de las FARC-EP desde ya, desde antes de la firma de los Acuerdos. Barruntar esto de esta manera es un mal presagio.

No puede haber Paz sin participación popular, sin el Pueblo. El Terrorismo de Estado convirtió en objetivo de guerra las comunidades que vivían y viven en las zonas en donde se desarrolla el conflicto armado, aplicando aquello de ”secarle el agua al pez”. Hoy está demostrado que ni con el Plan Colombia y sus tres fases –Colombia, Patriota y Consolidación-, fue posible cumplir con el objetivo de aislar la insurgencia armada de la población civil, es decir, del pueblo.

Por el contrario, la alegría que se evidenciaba en los rostros de los habitantes de Conejo ante la presencia de los comandantes de las FARC-EP demuestran que el pueblo valora acertadamente el enorme sacrificio que los guerrilleros han hecho para alcanzar la Paz y por convertir Colombia en un país en ”Paz con justicia social”. Esta verdad es incontrovertible y yo creo que fue lo que asustó nuevamente a los funcionarios gubernamentales, incluídos el mismo presidente JM Santos.

Los estatales siempre sienten un temblor en el fundillo cada vez que el pueblo se manifiesta mostrando sus deseos de Paz. Eso lo sabemos los revolucionarios desarmados, legales, y cada vez que a ellos ”les tiembla el asterisco” comienza la matazón. El temor a la participación política del pueblo –como la Pedagogía adelantada en Conejo- es una constante estatal y la causa del Terrorismo de Estado, terrorismo que les garantiza continuar atornillados al poder.


No es la manera correcta de mostrar deseos de reconciliación por parte del Estado y sus funcionarios. Definitivamente siguen ”meando fuera del tiesto”. El problema es que sus asquerosos orines le caen es al pueblo.

Las ironías de Jesús Santrich - Revista Semana

 Santrich empezó a cultivar la fama de irónico la primera vez que el país lo vio en la televisión. Foto: Archivo SEMANA

El hombre de gafas oscuras que le habla al oído a Iván Márquez es la cuota de humor en la mesa de La Habana. Pero además de distensionar los diálogos, sus comentarios incomodan a más de uno, pues lo ven como un radical.

Prepotente y provocador han sido adjetivos que Jesús Santrich, el alias de Seusis Pausivas Hernández, se ha ganado por cuenta de sus comentarios irónicos o salidas en falso, según se mire. Por sus gafas oscuras, sus pañoletas en el cuello y su inconfundible acento costeño, el país lo ha venido identificando entre los negociadores de la guerrilla en La Habana, entre otras, por el humor sarcástico de sus comentarios.
Santrich empezó a cultivar la fama de irónico la primera vez que el país lo vio en la televisión, el 18 de octubre del 2012, día en que se instaló el proceso de paz en Oslo, Noruega. Allí, al lado de Iván Márquez, el jefe de la delegación de las FARC, hizo de las suyas y le bastaron muy pocos minutos para darse a conocer.
El país recuerda que el proceso de paz se instaló con cierto traumatismo. El discurso pronunciado por Iván Márquez generó un enérgico rechazo del jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle, que no dudó en alzar la voz y cuestionar las pretensiones de la guerrilla.  
Cuando el salón de prensa del hotel Hurdalsjoen, en las afueras de Oslo, estaba más encendido, Santrich fue el encargado de replicarle a De la Calle y, recordando una letra de un merengue de Juan Luis Guerra, entre sonrisas, le dijo: “Tranquilo, Boby, con calma”.  
Con esa frase, en lugar de calmar las aguas, las agitó. Y más aún cuando salía del salón. Un periodista de la Televisión Española le acercó el micrófono a Márquez y preguntó si las FARC pedirían perdón a las víctimas. Márquez abrazó a Santrich y le preguntó: “¿Usted qué piensa, Santrich?” Y Santrich respondió, cantando, con el tristemente célebre “Quizás, quizás, quizás”, que generó indignación entre víctimas y críticos del proceso de paz.
La más reciente ironía de Santrich se produjo a pocas horas de que el Gobierno y las FARC se reúnan en La Habana tras el “impasse” de Conejo, el corregimiento de La Guajira donde Santrich, Iván Márquez, Pablo Catatumbo y Joaquín Gómez hicieron proselitismo armado con la población civil.
La presencia de los jefes guerrilleros en la plaza principal de Conejo, pronunciando discursos en tarima, repartiendo panfletos, regalando gorras y despachando desde la escuela del pueblo provocó que el Gobierno suspendiera las visitas pedagógicas de las FARC a sus campamentos y se convirtió en un golpe que afectó la confianza del proceso, precisamente en la recta final del mismo.
Pese a las advertencias del presidente Santos de que no permitirá que se repitia lo sucedido en Conejo, Santrich dijo en entrevistas que “Conejo se replicaría por todo el país”. Y para colmo, en su Twitter dejó un comentario cargado de ironía: “Comienzo a sentir que el conejo es mi mascota preferida”.
Dicen que Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo han tenido que llenarse de paciencia para soportarlo. Primero por la influencia que tiene sobre Iván Márquez, quien no toma una sola decisión sin consultarla con él. 
Guillermo Rivera, quien como congresista alguna vez se sentó con los jefes guerrilleros, aseguró en ese entonces que parecía el "cerebro” de las FARC.
Es cierto que hay ocasiones en las que sus apuntes distensionan las discusiones. En otras, Santrich y sus comentarios se convierten en una piedra en el zapato. Lo mismo pasa con las entrevistas que concede. Recientemente dijo que el 23 de marzo no se firmaría la paz.
Las pullas de Santrich, sin duda, han sido protagonistas del proceso de paz, y probablemente sigan siéndolo ahora cuando el Gobierno y las FARC vuelven a verse las caras tras el “impasse” de Conejo. 
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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