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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

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Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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Dolor de estómago del general Mora en la Mesa de La Habana?

Allende La Paz, Cambio Total

La valentía se demuestra en ciertos actos heroicos y también, como no, en la forma que enfrentamos un tribunal civil que juzga nuestras conductas. Imagino que los militares estatales han realizado actos heroicos en su lucha contra la insurgencia y, estoy seguro y está comprobado, actos abominables contra la población civil.

Actos abominables como la desaparición de personas que bajo el pretexto de ”son guerrilleros” se cometen delitos como el secuestro de la persona, la tortura, el ajusticiamiento extrajudicial, la desaparición de sus restos mortales –el caso del cura Camilo Torres es uno de ellos-, y una modalidad que hemos dado en llamar ”desapareciendo desaparecidos”, o sea, la desaparición de los restos mortales de los desaparecidos para no dejar rastros de ellos cuando exhuman los cadáveres y los tiran al mar.

Esos actos abominables violentan el Derecho a la Vida como derecho humano fundamental y derechos consagrados en el propio orden burgués que nos rige todavía. Siempre nos hemos preguntado por qué los militares estatales colombianos se abrogan el derecho a quitarle la vida a otra persona? Por muy guerrillero que sea, o muy delincuente que sea, o muy peligroso que sea según la propia óptica militar para las ”intituciones” burguesas, nadie, absolutamente nadie tiene derecho a disponer la vida de otra persona, de otro ser humano.

Sabemos que la responsabilidad estatal –militares, agencias de seguridad política (DAS), hasta afiebrados funcionarios civiles- en el delito de la desaparición forzada es del 97,7%, o sea, son crímenes de Estado. Este delito tiene una impunidad del 100% porque precisamente son cometidos por agentes estatales y el mismo Estado no tiene decisión política para investigarse a sí mismo. Y, claro, porque les tiembla el asterisco cuando tienen que enfrentar sus responsabilidades individuales ante sus propios tribunales.

Ejemplo de ello lo tenemos en la Mesa de La Habana cuando hablaban los familiares de Desaparecidos: ”Mientras hablaba Gloria Gómez, nuestra compañera que trabaja en Asfaddes, el general Jorge Enrique Mora, negociador y quien representa a las Fuerzas Militares en la Comisión de Resolución del Conflicto, se paró de la mesa y algo les dijo al oído a Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, y se retiró. Esa reunión estaba planteada para no tener interrupciones, pero cuando Gloria terminó de hablar, De la Calle pidió un receso. Al regresar al salón para continuar con nuestra intervención, el general no regresó” (http://www.elespectador.com/noticias/judicial/detalles-de-reunion-habana-sobre-desaparecidos-articulo-622987 ).

Mal presagio. Lo único que excusaría al general Mora es que hubiera tenido una reacción vago-vagal ante las denuncias de los familiares de los Desaparecidos y se le hubiera presentado una diarrea líquida incoercible que lógicamente hubiera apestado todo el Centro de Convenciones.

Mas no lo creemos. Esa ha sido la actitud de los funcionarios estatales ante la denuncia de sus delitos cometidos al amparo del conflicto armado y el Terrorismo de Estado de la DSN. En esos momentos los agentes estatales carecen por completo de valentía para enfrentar las denuncias. La ausencia del general Mora lo demuestra. Y el Terrorismo de Estado sigue su curso aplicado por las fuerzas militares-narcoparamilitares del Estado.


Llama la atención la actitud de las FARC-EP que ha ido a las comunidades en donde su accionar ha producido errores que han ocasionado dolores a la población a pedirles perdón. Así se contruye Reconstrucción en un Proceso de Paz. 

Mujeres de Marcha Patriótica se "toman" iglesia en Bogotá por asesinatos de militantes

Mientras las damas critican que la Iglesia "guarde silencio" sobre la muerte de sus líderes sociales, el cura de San Francisco considera esta "toma como un acto violento".

Por: AFP - El Espectador.

Más de 100 mujeres del movimiento político de izquierda Marcha Patriótica iniciaron este viernes una vigilia en una iglesia de Bogotá contra el asesinato de 112 militantes, un acto considerado como una "toma" por el cura.
"Desde que la Marcha Patriótica surgió (...), en 2012, hasta hoy han sido asesinados 112 compañeros en las distintas regiones del país", manifestó a la AFP María Alejandra Rojas, de 24 años, una de las organizadoras de la protesta, celebrada en vísperas de Semana Santa, en la iglesia de San Francisco.
"Yo considero esta toma como un acto violento. Están tomando el camino errado. La Iglesia puede acercar a las partes pero ésta no es la forma", dijo a la AFP el sacerdote de San Francisco, Fernando Rodríguez.
En las dos entradas del templo, caminos de pétalos de rosas formaban un pasillo donde mujeres con velo blanco entregaban folletos sobre los asesinatos de sus compañeros y pidieron la liberación de 300 "prisioneros políticos".
"La Iglesia (...) ha guardado silencio sobre la muerte de nuestros líderes sociales", expresó Daisy Aparicio, de 21 años, integrante del comité ejecutivo de las Juventudes Comunistas (Juco) y compañera de Klaus Zapata, asesinado el 6 de marzo en el municipio de Soacha (centro).
La ONU denunció en agosto el asesinato de 69 defensores de derechos humanos y líderes comunitarios en los primeros ocho meses del año pasado en Colombia, que vive un conflicto armado de medio siglo que enfrenta a guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y agentes del Estado.
La exsenadora y líder de Marcha Patriótica Piedad Córdoba atribuyó las muertes a "la ultraderecha armada a través del paramilitarismo y a sectores de la policía y de la fuerza armada".
"Hay una situación similar a la de la Unión Patriótica (UP): esto es un genocidio", dijo a la AFP Córdoba al recordar que unas 3.000 personas del partido surgido tras la desmovilización de guerrilleros de las Farc fueron asesinadas por elementos de la derecha tras las negociaciones de paz fallidas entre el gobierno y el grupo insurgente en 1984.
Iván Cepeda, senador del partido de izquierda Polo Democrático e hijo del político Manuel Cepeda, de la UP, asesinado en 1994, mostró su apoyo a la Marcha Patriótica con su presencia en la iglesia.
Ante la posibilidad de la participación política de las FARC con la firma de los acuerdos de paz con el gobierno, Cepeda dijo que "pesa una sombra de lo que fue el exterminio contra la UP (pero) confío en que la historia no se repetirá".
El gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC negocian desde hace más de tres años en La Habana el final del conflicto, que deja ya 260.000 muertos y más de 6,6 millones de desplazados.

Detalles de la reunión en La Habana sobre desaparecidos

El encuentro empezó dos horas tarde el pasado 15 de marzo.
Adriana Arboleda y Yanette Bautista presentaron en Cuba una lista de recomendaciones para tratar el tema de los desaparecidos. Las representantes de las víctimas le contaron a El Espectador, entre otras cosas, que en medio de la reunión el general Jorge Enrique Mora se retiró del salón.
Por: María José Medellín Cano / Santiago Martínez Hernández - El Espectador

El pasado 15 de marzo la mesa de diálogos de La Habana recibió las recomendaciones que organizaciones de víctimas y familiares recopilaron para que en Colombia se determinen objetivos claros para tratar el tema de la búsqueda de los desaparecidos. Representantes de la Comisión Nacional de Búsqueda y de la Mesa de Trabajo de Desaparición Forzada respondieron a la petición que cuatro meses atrás había hecho la mesa de diálogos cuando firmaron el acuerdo 062 para esclarecer los miles de casos de desaparecidos en el país.
Adriana Arboleda, representante de la Corporación Jurídica Libertad para los Derechos Humanos, y Yanette Bautista, de la Fundación Nydia Érika Bautista, fueron dos de las invitadas para presentar sus recomendaciones. En entrevista con El Espectador relataron cómo se gestionó el viaje a Cuba y dieron detalles sobre lo que pasó en la reunión, que fue a puerta cerrada.
¿Por qué se dio este viaje?
Adriana Arboleda: Fue a raíz de la firma del acuerdo 062 en octubre del año pasado en La Habana. En él se acordó, entre otras cosas, la urgencia de buscar a los desaparecidos de Colombia y dio un plazo para que, en cuatro meses, la Comisión Nacional de Búsqueda presentara un plan de recomendaciones con la participación de las víctimas. El problema es que nosotros les pedimos a ellos que nos presentaran un balance de su trabajo y nunca pasó. Decidimos organizar la Mesa de Trabajo de Desaparición Forzada, con la ayuda de la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos (CCEEU).
¿Y cómo se prepararon para el viaje?
Yanette Bautista: La CCEEU organizó una serie de reuniones en las que participaron más de 500 víctimas y 90 organizaciones de derechos humanos. Con ellos planteamos las necesidades y recomendaciones que recopilamos en un documento de 25 páginas y eso fue lo que presentamos en La Habana. Trasnochamos muchísimo escribiendo ese informe. Nosotras viajamos el lunes pasado y el día anterior seguíamos puliendo los datos y nuestra presentación para sacarle el mayor provecho. Carlos Valdés, director de Medicina Legal, fue el primero en avisarme que yo estaba invitada a Cuba y diez días antes del viaje recibí la invitación formal firmada por Sergio Jaramillo. Me preocupaba un poco que la Mesa no tuviera más participación en Cuba. Pero después nos enteramos de que había un cupo más y se decidió que Adriana Arboleda viajara.
Si la Comisión de Búsqueda era la que debía presentar las recomendaciones en La Habana, ¿por qué terminaron ustedes también en esa reunión?
A.A.: Nosotros tenemos una discusión con la Comisión de Búsqueda, pues en diez años no ha hecho mucho. Con ellos no se ha avanzado en atender el tema de la búsqueda de los desaparecidos. Es más, una de las recomendaciones que hicimos es que se elimine esta, entidad pues no hay voluntad política y no estamos contentos con su trabajo. Por eso nos separamos de ellos y presentamos un informe diferente.
Y.B.: Es más, la presentación que hizo el defensor del Pueblo encargado, Alfonso Cajiao, quien además es el presidente de esta Comisión, me pareció muy floja y precaria. Se nota que es una persona que no conoce los acuerdos ni el tema de desaparición forzada. Yo quedé desilusionada por eso.
Además de este episodio, ¿pasó algo en la reunión que las sorprendiera?
Y.B.: Sí. Mientras hablaba Gloria Gómez, nuestra compañera que trabaja en Asfaddes, el general Jorge Enrique Mora, negociador y quien representa a las Fuerzas Militares en la Comisión de Resolución del Conflicto, se paró de la mesa y algo les dijo al oído a Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, y se retiró. Esa reunión estaba planteada para no tener interrupciones, pero cuando Gloria terminó de hablar, De la Calle pidió un receso. Al regresar al salón para continuar con nuestra intervención, el general no regresó.
¿Supieron por qué pasó eso?
Y.B.: No. Nosotras estábamos nerviosas porque ya había llegado el momento clave de expresarles a los de la mesa de negociación todo lo que con tanto esmero y trabajo habíamos logrado en Colombia. Después reflexionamos por qué se había retirado el representante de los militares, un actor muy relevante en la entrega de los desaparecidos. Lo que yo creo que pasó es que no quiso escucharme a mí. El general Mora fue uno de los militares que se opusieron a que el caso de mi hermana Érika Nydia Bautista se investigara por la justicia penal ordinaria, él quería que el caso quedara en los juzgados militares. Pero no sabemos con certeza. Esa explicación solo la tiene él.
(Yanette Bautista se involucró al tema de los desaparecidos cuando le tocó vivir en carne propia el suplicio de tener un familiar desaparecido. Su hermana, Nydia Érika Bautista, fue desaparecida el 28 de agosto de 1987. Su cuerpo fue hallado tres años después y, aunque nadie ha sido condenado por este caso, la justicia sigue tratando de establecer si miembros de la fuerza pública tuvieron que ver con este crimen).
Teniendo en cuenta las recomendaciones que presentaron, ¿cuánto tiempo creen que va a durar la búsqueda de todos los desaparecidos en Colombia
A.A.: En Argentina, por ejemplo, se dice que hay tres mil desaparecidos y llevan 30 años buscándolos. Como lo planteamos en nuestras recomendaciones, lo importante es la creación de la Unidad de Búsqueda, que debe tener una duración mínima de diez años. Obviamente entre más capacidad, más presupuesto, más personal técnico exista, vamos a poder avanzar más rápido. No sabría decir un tiempo exacto, porque en Colombia tenemos un agravante muy complicado y es que cada día siguen sucediendo nuevas desapariciones.
¿Creen que hay voluntad política para que sus recomendaciones sean escuchadas y el problema de los desaparecidos cobre la importancia que se merece en el país?
A.A.: Hasta ahora no la ha habido. Somos un país con muchas normativas, tal vez el país con más normas frente a la búsqueda de desaparecidos, pero nosotros detenemos la eficacia en la aplicación. Nada de eso se aplica en la realidad.
Y.B.: Yo temo que no la haya, que no se le dé el alto nivel de importancia que este tema necesita en Colombia. Pero estamos esperanzados con el acuerdo y con las recomendaciones que hicimos, pues son muy contundentes. De todas maneras, tenemos el derecho de seguir exigiendo que nuestros familiares aparezcan. Vamos a seguir luchando, así tengamos que salir a las calles a gritar los nombres de nuestros desaparecidos.

FARC-EP: "A las víctimas de desaparición forzada"

¿Guerra al hambre?


Treinta y tres niños han muerto de hambre este año en Colombia, doblemente olvidados: primero por los gobiernos y luego por los ciudadanos y los medios.

Por: César Rodríguez Garavito

Me perdonarán los lectores la columna contracíclica, casi anacrónica, cuando ya poco se habla del escándalo de los tres niños muertos en la Guajira. Pero es que 33 vidas apagadas por la falta de comida no pueden quedar sepultadas por los titulares de los taxis amarillos contra los blancos.
Hace apenas un mes, el Gobierno nacional declaraba la guerra contra el hambre en la Guajira. Duró poco, quizás porque la metáfora era inapropiada. El hambre no se combate: se evita. No se ubica con un bloque de búsqueda, como quien va tras el escondite de un delincuente, porque la verdad es que la desnutrición crónica y las muertes por inanición se encuentran por todo el país.
Según la última encuesta de salud nutricional (2010), el 13% de los niños y niñas tiene una estatura demasiado baja para su edad, el síntoma clásico de la desnutrición crónica. Si las cifras de la Guajira (28%) y los departamentos amazónicos (30%) son alarmantes, las de otros lugares no son menos preocupantes: 23% en Cauca, 17% en Boyacá, 16% en Bogotá, 15% en Barranquilla y así sucesivamente.
El hambre discrimina. De los niños fallecidos este año por desnutrición o anemias nutricionales, la mitad eran indígenas. Si se tiene en cuenta que los pueblos indígenas son menos del 3% de la población, la desproporción es patente.
Para quienes la sobreviven, el hambre deja efectos de por vida. Una de las cifras más chocantes es la que trae la encuesta de la Universidad de los Andes (ELCA), que les siguió la pista a las mismas familias entre 2010 y 2013. Los niños y niñas que en 2010 estaban desnutridos, tres años más tarde no podían hablar como los demás, y probablemente nunca podrán hacerlo, con las consecuentes desventajas para estudiar y trabajar el resto de sus vidas.
Son las “desventajas invisibles de los marginados” de las que habla Amartya Sen en su libro reciente, The Country of First Boys. Comentando cifras de desnutrición aún más graves en India, escribió algo que podría decirse de Colombia. “Lo que es asombroso es la poca atención que este fenómeno ha recibido, y lo reticentes que han sido los sectores más prósperos e influyentes de la población a dedicar los recursos que serían precisos para erradicar semejantes desventajas”.
Los recursos estatales que invertimos en programas para niños y niñas suman el 0,3% del PIB, muy por debajo del 2% de los países del club OCDE al que aspiramos a entrar. Recursos de los que habría que descontar los costos de la corrupción rampante del sistema descentralizado de gasto del ICBF, diseñado para que los políticos regionales saquen su mordida.
La solución no es una guerra, sino una política de mayor inversión estatal en programas para la primera infancia. Una política que combine la descentralización regional con mecanismos de control centralizados (como un registro único nacional de proveedores de alimentos), según lo propone la investigadora Raquel Bernal. Todo acompañado de “una atención pública masiva” a los “fracasos abismales” que significan las muertes por hambre, como escribió Sen. Ya van 33.*Director de Dejusticia. @CesaRodriGaravi

La máquina de matar Por Yezid Arteta Dávila

Quizá las FARC no tengan la virtud cristiana de poner la otra mejilla luego de recibir una bofetada.
Aquí hay una historia colombiana que vale la pena contar: la masificación del asesinato político en los preludios del 2016. Mientras la extrema derecha trina y se queja hasta de los dolores de muelas de sus paladines, la izquierda política y social no hace más que reclamar cadáveres en la morgue. Cadáveres sin abolengo que apenas interesan a los medios. Las víctimas de esta ola de asesinatos es gente de abajo. Hombres y mujeres que no hacían parte de la sociedad del espectáculo. No eran políticos o comentaristas de plató. Luchaban por pequeñas causas y eran apreciados por sus pequeñas cofradías.
William Castillo, Klaus Zapata, Maricela Tombé, Alexander Oime y Milton Escobar son algunos de los nombres que fueron borrados por la máquina. La máquina de matar. Una máquina que en el pasado cortó cabezas por lo alto y ahora corta por lo bajo. Matando por lo bajo se consiguen los mismos o mejores resultados y no hay tanto ruido, razonan los operarios de la máquina. Los asesinatos de los últimos días son en sí mismo una tragedia para las familias y las comunidades afectadas, pero lo vergonzoso, es la ceguera oficial, mediática y social ante los hechos. Una repugnante complicidad, por omisión, que seguirá llevando al país hacia el vertedero. 
Las víctimas recientes fueron personas comprometidas con causas sociopolíticas asociadas al ideario de la izquierda. Pero en el pasado hubo víctimas que pertenecieron al mundo del establecimiento, otras estuvieron en el universo de la derecha y muchísimos más fueron meros inocentes que pagaron las consecuencias de la inhumana práctica del secuestro con fines económicos. El cese del secuestro y luego la tregua unilateral e indefinida decretada por las FARC ha mermado, hasta el día de hoy, el impacto de la violencia que ejercía esta agrupación contra sus blancos predilectos. Todo apunta, en cambio, que el único blanco que quedó a merced de la violencia con fines políticos son los miembros de la izquierda política y social.
Hace unos días fui a cine con dos periodistas colombianos. VimosSpotlight, ganadora del Oscar a la mejor película. Luego de la sesión nos sentamos a tomar un café y aproveché para preguntarles -inspirado en la trama de la cinta- si sabían de medios colombianos que en los últimos años hayan adelantado alguna pesquisa relevante acerca de la corrupción a gran escala o sobre asesinatos con fines políticos. Se miraron a las caras y uno de ellos mencionó alguna poca cosa que ha hecho la revista Semana y las denuncias de Daniel Coronell que, en la mayoría de los casos, muestran a la opinión pública sólo la punta del iceberg.
El Mundo, les comenté a los dos abatidos periodistas, es un periódico de centroderecha que ha investigado y documentado en profundidad los casos más representativos de la corrupción en España y no ha dudado en nombrar a los políticos, los banqueros y los empresarios que poseen grandes fortunas en la banca suiza, obtenidas mediante la piratería sobre las arcas públicas y el engaño a los pequeños ahorradores. El periodismo de investigación no existe en Colombia, concluyó uno de los periodistas mientas se llevaba una taza de capuchino a la boca, y la prensa escrita no es más que un corte y pega de las agencias, y la radio y la televisión sólo husmean la vida privada de la gente.
Un computador fue robado de la casa de uno de los hombres más custodiados del país. Un capitán de la policía, testigo en un rocambolesco affaire, desaparece, aparece y vuelve a desaparecer. Una decena de líderes sociales son asesinados en una semana. Cuatro mil millones de pesos evaporados de la refinería de Cartagena (Reficar) como por arte de magia. No hay manera de que el periodismo colombiano tenga su Spotlight y muestre a la opinión pública las monstruosidades que ocasionan e instigan las formas más brutales de violencia.
La naturaleza de las FARC es muy distinta a la de las organizaciones guerrilleras que negociaron su incorporación a la vida política legal. El M-19, el EPL y la Corriente aceptaron que les mataran a varios de sus dirigentes luego de firmada la paz con los gobiernos de turno. Quizá las FARC no tengan la virtud cristiana de poner la otra mejilla luego de recibir una bofetada. Quizá las FARC, luego de la firma de la paz y la dejación de armas, vuelvan a rearmarse si su gente empieza a ser asesinada. Quizá el país se vaya al garete. Quizá esto acabe antes de comenzar. Quizá alguien llegue a la conclusión -como dijo uno de los del Clan Puccio- de que el inventor de la vida es un hijodeputa. 
En twitter: @Yezid_Ar_D
Blog: https://yezidarteta.wordpress.com/author/yezidarteta/ 
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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