Headlines News :
Con tecnología de Blogger.

Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

Blog ESTADÍSTICAS

BLOG DESTACADO

El Estado de Sitio

Allende La Paz, Cambio Total.

Colombia vivió durante décadas en Estado de Sitio dictado ante las protestas de los pobres por la caótica situación que vivían. 70 años de los 105 años que persistió la Constitución de 1886, para ser exactos, siendo remplazado por el ”Estado de Excepción” de la Constitución del 91.

David Martínez Osorio en Revista Semana nos recuerda sus inicios: ” Un mes después de su posesión, el presidente Turbay (padre del Turbay de ahora –bruto como él- que justificó el asesinato de una señora con el argumento anodino de la víctima provocó al victimari) haciendo uso de las atribuciones del régimen de Estado de Sitio, decretado desde 1976 por López Michelsen para contener las huelgas de médicos y trabajadores bancarios, expidió el Estatuto de Seguridad -Decreto 1923/98-, que creó nuevas conductas delictivas, aumentó las penas de ciertos delitos y otorgó a la justicia penal militar la facultad de investigar y juzgar a los sindicados de tales conductas”. (http://www.semana.com/on-line/articulo/la-violacion-derechos-humanos-como-politica-oficial/74859-3 ). 

Hay que aclarar que ya desde el gobierno de Guillermo León Valencia 1962-1966 se practicaba la aplicación del Estado de Sitio (Ver http://www.elcolombiano.com/blogs/casillerodeletras/colombia-en-estado-de-sitio/18225 )

Continúa David Martínez Osorio en Revista Semana: ” Los allanamientos y las capturas indiscriminadas produjeron una sensación generalizada de persecución política entre líderes sindicales, campesinos e indígenas, académicos, artistas y dirigentes políticos de organizaciones de izquierda. Destacadas personalidades políticas y del mundo académico fueron víctimas de allanamientos y detención. María Cristina Salazar, Orlando Fals Borda, el maestro Luis Vidales y la pianista Teresita Gómez, entre ellos. Este ambiente de persecución generalizada llevó a Gabriel García Márquez a exiliarse en el exterior”. 

La mal llamada ”democracia más antigua” se apoyaba en el Estado de Sitio para seguir gobernando en favor de los intereses de los oligarcas, terratenientes, ganaderos. Uno tras otro, los representantes de esas clases ante la mínima protesta decretaban el cese de los derechos ciudadanos y cualquier policía o militar podían irrumpir en cualquier casa o sitio sin orden judicial alguna.

A Turbay Ayala lo sucedieron los gobiernos de Betancur, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana y Uribe, durante los cuales la situación de derechos humanos adquirió dimensiones aun más graves, aumentando exponencialmente los asesinatos, las masacres y las desapariciones forzadas de personas desarmadas”, nos dice  Martínez Osorio, ya que la mayoría de los decretos expedidos durante la aplicación del Estado de Sitio pasaron a la legislación permanente por el querer del Ejecutivo y el Legislativo (Parlamento).

No escuchamos a los periodistas ni a los periódicos burgueses despotricar contra ese engendro fascista. Se metían la lengua en quién sabe que sitio, o sí, en el Estado de Sitio. Había hasta censura de la información. Sin embargo, los vemos despotricando contra las medidas tomadas por el gobierno venezolano para enfrentar el golpe en marcha contra el gobierno popular.

Ellos estaban bien contentos porque sus amos también lo estaban con el Estado de Sitio y sus sucedáneos: Estado de Excepcion, Estado de Conmoción Interior.


Ya sabemos el resultado de la política estatal del Estado de Sitio, o como quiera que lo llamen: más de 1 millón de víctimas mediante las prácticas criminales de las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición, las masacres, y el desplazamiento de más de 6,5 millones de campesinos y el robo a éstos de más de 8,5 millones de hectáreas civilizadas por el esfuerzo y sacrificio de éstos colombianos.

Problemas de la Infancia - Iván Márquez


¡Quién manda a los leucémicos a enfermarse en Colombia!

CECILIA OROZCO TASCÓN 17 MAYO 2016 - 3:50 PM

Cecilia Orozco Tascón
La explicable reacción de ira en el país por la demostración de la brutal cultura machista, expresada en el concepto que una abogada (¡una mujer!) elaboró culpando a Rosa Elvira Cely de su violación y asesinato, no ha aparecido frente a la también brutal agresión que sufren los enfermos colombianos de leucemia, condenados por una multinacional de medicamentos a morir rápido o a matar por quiebra el famélico sistema de salud de esta nación.
Por: Cecilia Orozco Tascón, El Espectador

Tanta indignación produce el caso de Rosa Elvira como el de nuestros pacientes de cáncer que tienen, teóricamente, el derecho de prolongar o de salvar sus vidas aunque la farmacéutica Novartis deje de ganar unos miles de dólares al año que no le hacen falta para nada, puesto que es la tercera en el planeta en su negocio, con ventas netas reportadas, en 2014, de US$58.000 millones.
Extraño que no haya cadenas en las redes sociales ni manifestaciones en las calles para protestar por las amenazas de la multinacionacional suiza contra Colombia desde cuando se anunció la eliminación de la exclusividad que tiene su droga conocida como Glivec y cuyos precios exorbitantes se deben al monopolio que ejerce en el mercado. En cambio, Novartis se ha movido: logró que sus pares en el dominio mundial de medicamentos, el gobierno y el Congreso de Estados Unidos y hasta la organización europea del ramo, se unieran a su causa inmoral contra este país pobre y marginal. Le resulta muy fácil frenar la competencia a los precios de su Glivec amenazando con sanciones diplomáticas y económicas al país. Y tal vez lo logre: al diablo con los leucémicos. ¡Quién los manda a enfermarse aquí y no en el primer mundo!
Este es un resumen de la ofensiva que han recibido nuestras embajadas y las notificaciones sobre los castigos que recibiremos: la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés) —agencia presidencial encargada de recomendar y desarrollar la política comercial— y el Comité de Finanzas del Congreso norteamericano (TPSC) declararon su “inquietud” por el anuncio del Ministerio de Salud y pidieron cita al embajador Pinzón para manifestarle su “preocupación mayor” por este asunto, advirtiéndole que “un grupo significativo de congresistas relacionados con la industria farmacéutica” podría actuar “creando un inconveniente en la aprobación de los recursos” para el programa Paz Colombia.
El jefe republicano del Comité de Finanzas del Senado, Everett Eissenstat, fue más allá: intimidó a Colombia con la posibilidad de aplicarle un “tratamiento especial” como nación violadora de los derechos de propiedad intelectual, y con “interferir” intereses de nuestro país en Estados Unidos; la Asociación norteamericana de Manufactura de Farmacéuticos hizo saber por escrito que “no existe una situación de emergencia pública” que justifique ponerle competencia a Novartis; la Federación Europea de Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA), con un tono más moderado, pero, en todo caso, exhibiendo su poderío, afirma que “no es claro” para Europa cuáles son las razones que justifiquen enfrentar un medicamento genérico al costoso Glivec. Novartis se las trae, no solo conquistando la política internacional. También lo hace con la nacional: consiguió, en 2012, que el Consejo de Estado fallara a su favor y contra una decisión de la Superintendencia de Industria que le había negado la patente monopolística para Glivec. La consecuencia de tal decisión judicial es la que estamos viviendo hoy: una tableta de 400 mgs., dosis día, cuesta $129.000; el tratamiento mensual asciende a $4 millones; y el anual a $46 millones. Antes del funesto fallo del Consejo de Estado, esos precios se redujeron a la mitad. Y si hubiera medicamentos genéricos hoy, estos costarían, en su orden, $23.000 día, $708.000 mensual y $8 millones anualmente. Esto es lo que la gente llama, con razón, el capitalismo salvaje.
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

Tendencias

.

Basta de Terrorismo de Estado

Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. CambioTotalRevista - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Published by Mas Template
Proudly powered by Blogger