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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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La Paz no es maná que cae del cielo

El odio los carcome

Allende La Paz, Cambio Total.

Si algo queda en evidencia en las manifestaciones –peladas de cobre- de los “enemigos de la Paz” es el profundo odio que les carcome las entrañas.

Basta ver el odio que rezuma el narco-paramilitar ex-presidente Uribe Vélez y su cortecita de incapaces del CD. Mire usted a ver si no. Sus escriticos en Twitter destilan odio y  sangre. Odio propio y sangre ajena.

Sangre que no es de sus hijos. No. Ni Uribe Vélez ni sus hijos fueron al frente de batalla, ni siquiera pagaron el servicio militar obligatorio. Ese tiempo lo emplearon en aprender a robar los dineros del estado. Y al parecer no aprendieron bien. Es que el delito siempre deja una pista, la pista criminal.

Mire usted a la consorte del tal Lafaurie. Odio total. Odio que les oscure las pocas entendederas que debe tener en sus obtusos cerebritos.

Uno entendería un poco, no justificaría, que José Obdulio Gaviria nacido de la profunda entraña mafiosa narcotraficante y paramilitar odiara con odio de clase a los pobres y a la izquierda, pero…

Igual característica queda en evidencia en los propagandistas mercenarios de los promotores del odio y la Guerra.

La tal Salud Hernández supura por la herida –y le arde y le carcome- porque al comandante Iván Márquez le facilitaron viaje en avión especial para asistir al entierro de su señora madre. Noble gesto si lo realizó el gobierno colombiano. Y medida de seguridad porque en los aviones comerciales y en los aeropuertos han sido asesinados connotados líderes de izquierda.

Recordemos no más a “Pepín” Antequera acribillado a bala en pleno aeropuesto El Dorado y que, como daño colateral casi se llevan a un oligarca como Ernesto Samper Pizano, quien al ver a Pepín se le acercó a “politiquear” con él; a Carlos Pizarro Léon-Gómez asesinado dentro de un avión commercial.

Por todos los poros de la odiadora Salud Hernández sale no sudor sino odio. Ella quiere que en Colombia se siga derramando sangre como la hizo derramar Franco en su nativa España (Por qué esa señora no se irá a España a propagandizar la guerra y el derramamiento de sangre y por qué quiere ver anegados de sangre los campos y ciudades colombianas?).


Esos nunca tendrán arreglo. Son torcidos de estructura y de mente. No hay nada que hacer en esos casos. Hay que dejar que la madre naturaleza les de final a sus vidas para que desaparezcan del mapa politico colombiano esa clase de especímen.

¿La paz será Gavirista?


Este plebiscito se debe ganar, pero no para re encauchar al liberalismo ni al ex presidente Gaviria, sino para cerrar un ciclo de nuestra historia, amargo y sangriento.
No sé cuáles fueron las razones por las que el presidente Santos decidió ungir al expresidente liberal César Gaviria, como jefe supremo de la campaña por el sí, pero por poderosas que sean no me convencen. Ante todo, su nombramiento tiene el peso de un acto excluyente, así el sanedrín de Santos lo haya justificado con el argumento –bastante cuestionable por lo demás- de que el ex presidente Gaviria es la única figura nacional que puede asumir ese mandato y enfrentar de tú a tú al ex presidente Álvaro Uribe.
Decir que en estos 30 años de historia no hay nadie en Colombia con la talla del expresidente liberal para llevar con éxito la campaña por el Sí, es una falacia que denota una miopía que no le conocía a Santos. Hay nombres que pueden acompañarlo, si en lugar de plantear una jefatura suprema de la campaña por el Sí, se hubiera propuesto una dirección pluralista, más acorde con el momento del país: por los verdes está una Claudia López y un Antonio Navarro; por los independientes un Sergio Fajardo, por los movimientos sociales un padre como Pacho de Roux. Desconocer estos nuevos liderazgos, que además fueron claves para su triunfo en la segunda vuelta, sería un error.
Y también lo sería convertir esta campaña por el Sí en un duelo entre expresidentes como si la política del país no hubiera cambiado de escenarios en estos 25 años. Hay un país que no quiere saber nada de esas peleas del curubito y que puede terminar no votando por el Sí, hastiado de una disputa que no le dice nada.
Este nombramiento, por lo provocador, trae malos presagios, ya que convierte a la paz en un asunto partidista. Tras el nombramiento de Gaviria, El Nuevo Siglo recordó cómo Santos le ha dado los puestos claves de la paz al liberalismo: además de Humberto de la Calle, que es el jefe negociador de La Habana, y muy posible candidato presidencial; Rafael Pardo está al frente del posconflicto y el jefe del comité promotor del plebiscito es Fabio Villegas. Con estos dados ya cargados hacia el liberalismo, el nombramiento del expresidente Gaviria es la cereza que le faltaba al pastel.
Pero además, el tratamiento especial que se le ha dado al gavirismo también resulta inmerecido. Soy la primera en reconocer que el expresidente Gaviria tiene una voz en el país y que ha sido el único exmandatario que ha salido a apoyar el proceso de paz. Y con razón el país le reconoce su papel fundamental en la elaboración y construcción de la Constitución del 91. Pero nada de eso lo califica para convertirse en el dueño de la paz que todos esperamos.
No me vengan a decir que el mismo partido que nos gobernó en los últimos 25 años y que nos trajo al limbo en que nos encontramos; que creó el monstruo del paramilitarismo y que protagonizó el proceso 8.000; que no pudo pactar con las Farc en el 92 cuando cayó el muro de Berlín, porque se atortoló con la derecha, error histórico que costó la vida de miles; que inhabilitó a los constituyentes en el 91 y le dejó el camino libre para que los mismos con las mismas siguieran en el poder hasta el día de hoy va a ser el mismo que ahora nos va a guiar hacia la paz verdadera. Si todo lo que estamos haciendo para cerrar un conflicto de 50 años es para que los mismos que nos gobernaron los últimos 25 años se reencauchen, esta paz nace marchita.
El presidente que le puso fin al conflicto en Colombia no puede atar la construcción de la paz a ningún partido político, sea el que sea. Y el plebiscito no puede ser utilizado para inclinar la balanza hacia un lado con miras a imponer un candidato presidencial en 2018.
Este plebiscito se debe ganar, pero no para reencauchar al liberalismo ni al expresidente Gaviria, sino para cerrar un ciclo de nuestra historia, amargo y sangriento. Lo que salga de ahí tenemos que construirlo entre todos. Y eso incluye a los uribistas y a las Farc.
Ojalá el presidente Santos replantee esta equivocada estrategia que ahuyenta a varios sectores que están a favor de la paz, entre otros, a los liberales no gaviristas y que le han puesto el pecho a los temas mientras el expresidente se ocupaba de cobrar cuotas burocráticas como sucedió con el vicefiscal Perdomo.
La paz que se nos avecina no puede ser ni liberal, ni conservadora, ni tampoco de La U o de las Farc. Ni siquiera debería ser del presidente Santos. Este momento histórico no está para pequeñeces, ni mezquindades políticas, y sería insólito que un presidente que ha invertido todo su capital político en este proceso de paz termine entregándolo a quienes menos se lo merecen.
CODA: La tercera guerra mundial ya la estamos viviendo: los ataques terroristas de los musulmanes radicales se producen cada semana y ese odio alimenta a una derecha europea que también da susto. El más reciente, sucedido en Niza, es aterrador. 

Pensiones desiguales

La mitad de los ancianos en Colombia viven en pobreza y obviamente no cuentan con pensión alguna.
Por: Salomón Kalmanovitz, El Espectador.

El 60 % de la fuerza de trabajo está en la informalidad, donde no existe ahorro pensional y pocos pueden acceder a los programas de apoyo del Gobierno.
En Colombia, la desigualdad impera en todas las clases sociales. Si usted es de clase media y está afiliado a un fondo de pensiones privado, el valor de su mesada será inferior en un 60 % de la que recibiría en Colpensiones, a pesar de que cotiza igual y cumple con los mismos requisitos de tiempo y edad. Para poner un ejemplo: si usted devenga $4,5 millones mensuales, en el sistema privado le dan una mesada de $1’300.000, pero en el público recibe $3 millones. Es difícil para una persona mayor subsistir con menos de una tercera parte de lo que devengaba al final de su historia laboral, cuando aumentan sus costos en salud no cubiertos por las EPS.
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10 años de un huracán llamado 'parapolítica'

Por:  EL TIEMPO | 

EL TIEMPO | 17 de julio de 2016

257 políticos, entre ellos 58 senadores y representantes a la Cámara, han sido condenados.

Dos presidenciables. Cuatro expresidentes del Congreso. Un expresidente de la Cámara. Un director del DAS. Cincuenta senadores y representantes, entre ellos las cabezas de cinco partidos y movimientos. Una docena de gobernadores.

Esos eran los perfiles de muchos personajes de la vida pública colombiana que fueron literalmente barridos por el huracán judicial desatado por el escándalo de la infiltración de las autodefensas en el Congreso, en las asambleas, alcaldías y gobernaciones de casi todo el país. (Lea: Los audios que la 'Mata Hari' le grabó a la Corte Suprema de Justicia)

Hace exactamente 10 años, Salvatore Mancuso fue el primer jefe paramilitar que empezó a dar cuenta detallada de hasta dónde se había extendido el cáncer de lo que el país conocería como la ‘parapolítica’.

El ventilador de los ‘paras’, sumado a las investigaciones académicas de la Fundación Arcoíris sobre los resultados de las elecciones para Congreso de marzo del 2006, condujo a la purga judicial más grande en la historia del país, superior incluso a la de la narcopolítica, que una década antes puso tras las rejas a dos docenas de miembros del Congreso y a un contralor y un procurador en ejercicio que recibieron plata del cartel de Cali.

A lo largo de estos años, la Corte Suprema y los jueces condenaron a 257 dirigentes políticos, entre ellos 58 congresistas y excongresistas y nueve gobernadores. En curso hay otras 463 investigaciones en todas las instancias.

¿Qué le queda a Colombia una década después? Aunque el mapa político del país sufrió un terremoto, especialmente en la Costa Atlántica, muchos de los herederos de los condenados terminaron recuperando sus feudos electorales. Y no solo conservaron su poder político sino la plata, pues los condenados por el escándalo deben 110.000 millones de pesos al país en multas que debían ir, y no han llegado, a las víctimas de los grupos ‘paras’.

Luis Fernando Velasco, el presidente del Congreso, dice que los políticos aprendieron la lección de que las alianzas con ilegales no son tales: “Los armados no pactan, se toman todo el poder”. (Lea: Luis Alfredo Ramos insiste en que hay "falsos testigos" en su contra)

Y el exmagistrado Alfredo Gómez, uno de los que encabezaron las investigaciones de la Corte, advierte que si bien la catarsis fue clave para el país, un reto está en combatir una de las herencias más perversas del escándalo: la epidemia de los falsos testigos.
En cuerpo ajeno

A pesar del escándalo y las condenas, la mayor parte de los clanes políticos protagonistas de la ‘parapolítica’ terminaron reencauchados en hijos, hermanos, esposas o simples fichas.

Un caso emblemático es el de la política de Santander, donde el condenado exgobernador Hugo Aguilar tiene a uno de sus hijos, Richard, como gobernador y a otro, Mauricio, en el Senado. (Además: Tribunal pide investigar a exministro Valencia Cossio por parapolítica)

Entre las esposas de ‘parapolíticos’ que llegaron al Congreso están Arleth Casado (su marido, Juan Manuel López, fue condenado en el 2008 por el ‘Pacto de Ralito’) y Doris Vega. Ella es la heredera del poder de Luis Alfonso Gil, fundador del partido Convergencia Ciudadana y quien fue condenado por las alianzas con los ‘paras’ en Santander.
En el Congreso están Teresita García (hermana del exsenador sucreño Álvaro el ‘gordo’ García, condenado a 40 años por la masacre de Macayepo) y Ciro Alejandro Ramírez, hijo del conservador Ciro Ramírez Pinzón, condenado por la Corte en el 2011.

La senadora conservadora Yamina Pestana, que sacó 80.000 votos en su primera aspiración al Parlamento, es hermana del prófugo cacique indígena Pedro Pestana.
Condenas emblemáticas
Mario Uribe Escobar, expresidente del Congreso: Uno de los políticos más influyentes de Antioquia, primo del expresidente Álvaro Uribe, estuvo 22 años en el Congreso. Fue condenado a siete años y seis meses de cárcel.
Miguel Pinedo Vidal: Poderoso político del Magdalena, fue presidente del Parlamento. Lo condenaron a nueve años de cárcel por el apoyo que recibió del exjefe ‘para’ Hernán Giraldo.
Hugo Eliodoro Aguilar: Condecorado oficial por la persecución a los carteles de la droga y exgobernador de Santander. Condenado a nueve años de cárcel por sus nexos con el Bloque Central Bolívar de las autodefensas.
César Pérez García: Otro de los poderes en Antioquia. Fue sentenciado a 30 años de cárcel por la matanza de 43 personas en Segovia (Antioquia), a manos de ‘paramilitares’ del Magdalena Medio y de Urabá en noviembre de 1988.
Javier Cáceres Leal: Fue presidente del Congreso y usó como bandera política la lucha contra la corrupción. Su poder lo ejercía en Bolívar. Recibió una condena de nueve años por el apoyo que obtuvo de los ‘paras’ en la campaña del 2006.
EL TIEMPO
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

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