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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

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Falsa democracia

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[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

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OTAN y Estados Unidos impulsan cambio de Doctrina Militar en Fuerza Pública colombiana.

Allende La Paz, Cambio Total.

En el Hotel Tequendama se realizó un foro "El Ejército del futuro: entre transformación y doctrina para construir la paz" entre miembros de la OTAN, el gobierno de los Estados Unidos y los ”cocotudos” de la Fuerza Pública.

Colombia revisará su doctrina militar de cara al posconflicto, ”con ayuda de Estados Unidos y la OTAN”, anunció el Ejército colombiano, luego de que el gobierno y las FARC-EP acordaran una fecha límite para firmar la paz en las negociaciones de Cuba, o sea, producto del Acuerdo entre el gobierno y las FARC los militares están recibiendo la ”asesoría” de la OTAN y Estados Unidos para adelantar la re-ingeniería de su Doctrina Militar.

Quisiéramos pensar que ese cambio de Doctrina Militar fuera para bien del pueblo colombiano. Mas conociendo los hechos que ha producido esa nefasta coalición en el mundo tenemos fundados temores de que será para mal.

Conocemos los hechos en África, especialmente en Libia, la cual pasó de ser el país con mejor estándar de vida del continente a una nación empobrecida y en caos total. También conocemos las acciones diarias que produce la intervención de la OTAN y los Estados Unidos en Siria y las masacres que realizan la aviación de esos países. Sabemos lo que significó la invasión de los Estados Unidos a Irak y las permanentes amenazas a Irán.

Ningunas fuerzas militares que han cometido tantas y variadas intervenciones militares –imperiales- que no han sido para bien de los pueblos, sino para repartirse entre los países agresores las riquezas, especialmente el petróleo, pueden adelantar un cambio de Doctrina Militar que privilegie la defensa de la Soberanía Nacional, en primer lugar, y enaltezca la dignidad de los militares del país.

Nos tememos que antes que un foro militar para evaluar la aplicación de la anterior doctrina, la DSN, y sus consecuencias en el pueblo colombiano y las formas para evitar repetir el Terrorismo de Estado que dejó 83% de responsabilidad en Masacres, 83,2% en Ejecuciones extrajudiciales, 97,7% en Desapariciones, y 100% en desplazamiento forzado, lo que se producirá será la subordinación de la Fuerza Pública (ejército, armada, aviación, policía, organismos secretos) a los intereses de los Estados Unidos y la OTAN.

Se produce la entronización de la OTAN en territorio colombiano y por ende americano y tal entronización no preocupa al gobierno de los Estados Unidos, por el contrario, cuenta con su total respaldo ya que son ”socios” en la empresa del saqueo de nuestras riquezas naturales y los colombianos serán arrastrados hacia conflictos externos,, en donde seremos la "carne de cañón" y la coalición OTAN-USA se llevará los dividendos económicos a sus países.

De ahora en adelante, la Fuerza Pública estará supeditada a los dictados no solamente de los militares estadounidenses, sino también a los dictados de los países europeos (OTAN) y, lógicamente, los intereses de Colombia están subordinados a los interes de los países antes mencionados y la pérdida de la dignidad será total.
Seguirá entonces el Terrorismo de Estado, máxime ahora cuando las FARC-EP darán el paso hacia convertirse en un Partido Político legal y su apuesta  máxima es la toma del poder para el pueblo.


Definitivamente, el gobierno de Santos quiere que desaparezcan las FARC-EP para cambiar el país, pero para peor.

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Disparadero de la derecha

Dejémonos de pendejadas, como diría Daniel Samper: votar No a los acuerdos de La Habana en el plebiscito es votar Sí a la guerra, no en forma abstracta sino en forma concreta: la continuidad de la guerra en la que estamos, que ha costado 280.000 muertos en la última mitad (1980-2015) y que ya había costado otros 500.000 en la primera mitad (1946-1980).
Por: Alfredo Molano Bravo

Mal contados, un millón. Uribe quiere otro millón para que paguen cárcel los guerrilleros. Eso es lo que, en dos palabras, ha dicho. Como lo ha dicho el señor Lafaurie: No nos vamos a dejar quitar las tierras. Los ganaderos de hacienda —que no son los de finca— defienden las tierras compradas a los testaferros porque —argumentan— lo hicieron de buena fe. ¿Y esa buena fe no la certificaron acaso en las notarías cuando Lafaurie fue superintendente de notariado y registro? Es decir, volvemos a toparnos con la mama del ternero: la tierra. El problema sobre el cual ha cabalgado la violencia desde los años 20. Es verdad hecha y sabida que la concentración de la tierra aumentó en los últimos 25 años. El aumento ha costado 280 muertos y cinco o seis o siete millones de desterrados.
Tampoco quieren el señor Uribe ni el caciquismo electoral que, como se dice, otro gallo venga a cantar al gallinero. Eso no les gusta. Defienden la competencia cuando tienen la sartén por el mango, pero cuando se trata de competir con armas parejas, ahí si no. ¡No tanto! Las Farc se han comprometido a transformar su poder de fuego —que nadie ha podido quitarles— en un poder político electoral. Eso era lo que temían los gamonales en el año 84 cuando se fundó la Unión Patriótica y fueron asesinados 5.000 colombianos para impedirlo. La consigna del cojo Montalvo, ministro de Ospina Pérez: A sangre y fuego contra la oposición. Son esos gamonales de ayer los mismos caciques de hoy, que, como los paramilitares encanados por franca colaboración con la refundación de la patria, comienzan a salir de los pabellones VIP de la Picota. Detrás del No a los acuerdos está el sí a esas sangrientas prácticas para impedir que la oposición participe en política. ¿No fue acaso eso lo que obligó a los liberales en 1899 a levantarse en armas contra Caro, Marroquín y Sanclemente? ¿No fue lo mismo que obligó al liberalismo a estar de todo corazón con los guerrilleros del Llano en los años 50 del siglo pasado? ¿No es acaso esa exclusión la que ha sostenido a las guerrillas de Marulanda y de Gabino? Es la historia: Cuando se cierran las puertas de la política a la oposición, los fusiles hablan por ella.
El señor Uribe quiere que sólo las víctimas de las guerrillas sean reconocidas y accedan a la verdad, la justicia y la reparación. Pero las víctimas del Estado, las que han hecho sus mecanismos y sus aparatos armados legales e ilegales, esas víctimas no cuentan. Es lo que se llama defensa del honor de las FF. AA. Y ya ni siquiera en los cuarteles se orquesta semejante marcha. En La Habana no se ha pactado pasar de agache a la justicia; los guerrilleros han aceptado someterse a la justicia transicional y no a la envenenada y feroz justicia revanchista con que sueña Uribe, que ha sido precisamente con la que se ha alimentado la impunidad. Él lo sabe y por eso pide cerrar también esta vía.
Mirando en conjunto, no se puede dejar de imaginar cómo sería el día después del No, si ese día llegara. Ese No será una orden de batalla sin cuartel dada por ambas partes, y ese cuartel, como dijo Santos, no estará restringido a las zonas marginales y selváticas, serán también las calles y avenidas por donde hoy se comienza a montar en bicicleta.
PUNTO APARTE: Entré a un baño mixto. No el de mi casa ni en el de una cafetería pequeña donde la taza y el orinal están divorciados. Un baño mixto general con una fila de orinales y otra de cubículos. Necesitaba entrar a uno de estos. Punto. Entré haciendo de tripas corazón. Por debajo del tabique divisorio asomaban unos tenis. Imposible deducir si eran, como se decía antes, de señor o de señora. No obstante la intimidación, el clima creado entre los dos espacios —sonidos y olores— se volvió de repente más tolerante, simplemente humano. No obstante yo me dije: salgo después. Esperé un rato, pero decidí abrir mi puerta justo en el instante en que mi vecina lo hacía; miramos para lados distintos, un poco apenados. Pero, al lavarnos las manos, no pudimos evitar mirarnos a través del espejo y sonreír. Al fin, somos iguales.
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

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