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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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En nombre del Señor…

… llaman a la Guerra !

Domínico Nadal, El Cuento de la Semana.

Por éstos días anda rodando un cuento en las Iglesias de todo tipo que hay en Colombia.

Resulta pasa y acontece que miembros de comunidades evangélicas dicen que “Estamos dispuestos a soltar las Biblias y a tomar las armas” si las cosas las sigue manejando el gobierno de manera que a ellos no les gusta.

Ajá y para cuando es la cosa? Me gustaría ver a esos fanáticos enfundados de religiosos cogiendo las armas. Será que sí saben usarlas? No sea que se vayan a meter un tiro ellos mismos y después se presenten como “heridos en combate por la guerrilla” (porque la verdad será que no tuvieron perrenque para soportar los sacrificios que implica tomar las armas, no por un capricho, sino porque lo agreda la maquinaria estatal, por ejemplo. Se imaginan los mosquitos que pullulan en el Magdalena Medio dándose tremendo banquete con la sangre "bendita" de esos neófitos que ni siquiera saben que plantas usar para espantar esos animalitos?).

Mas como ya sabemos, el Imperio ha usado desde siempre a la religion (Catolicismo y Evangélicos) para sus propósitos ya que los financia, los unifica, etc, a lo mejor esos fanáticos ya recibieron el entrenamiento militar en Cayo Biscayne. O es que no recuerdan el uso que hicieron de ellos en Vietnam (claro que allá como que no les fue bien a los gringos, cierto?).

Mas sabemos que en esas comunidades religiosas se camuflan una cantidad de bandidos que han cometido toda clase de delitos y buscan el perdón de Dios porque sus conciencias no los deja vivir en paz. Y por ello atacan a todo aquel que pretenda vivir en paz.

Sucede, entonces, que los “pastores” resultan una catajarria de vividores que a punta de exprimir a sus feligreses –primicia y diezmo- se dan la gran vida en sus espaciosas mansiones en Colombia –porque ninguno vive humildemente, tienen casas, carros y hasta servidumbre, chofer incluído- y también en los Estados Unidos como es el caso de la Piraquive.


En este cuento vemos que las pasiones irracionales y el fanatismo se ha tomado algunos sectores de la sociedad, poquitos afortunadamnente. Debemos que alguien dijo: “Los peores crímenes de la humanidad se han cometido en nombre de Dios, la democracia y la libertad”.

Esto apenas comienza

Sí, conmovidos: así hemos estado estos días a lo largo y ancho del país con la firma del acuerdo de paz con las Farc. Simbólica esa bandera de los cuatro colores que se vio en Cartagena, con el blanco añadido, con el blanco atravesado, con el blanco incrustado; todo un discurso ondeante.
Por: Mario Morales - El Espaectador.

Generosos los colombianos digitales con esos millones de tuitsposts e interacciones en las redes sociales. Contagiosos los compatriotas en las calles, en las fachadas, en los cantos patrióticos del himno y en las lágrimas derramadas porque sí se pudo, por los que ya no están y por los que vendrán.
Sí. Una maravilla. Pero nada de eso será importante si no salimos a votar masivamente el domingo por el Sí, para derrotar de una vez por todas, más que al uribismo decadente, a la indiferencia, la falta de compromiso y la proverbial tibieza de espíritu, que —dicen que como la violencia— forma parte de nuestro ADN, y que se conforma con los símbolos, las intenciones, likes, suspiros y buenos deseos.
Pero ni así será suficiente. Refrendado el acuerdo con fuerza mayoritaria será menester exigir el cumplimento a la letra de los acuerdos, la extensión indefinida de la tregua por parte del Eln y que se siente a la mesa con el Gobierno hasta que se acabe esa otra guerra.
Pero no basta con gritar la reconciliación de los otros. Votar Sí es también un mandato por un compromiso ciudadano, como pidió el expresidente uruguayo Pepe Mujica. Que se vea.
Porque, luego, o al tiempo, hay que permitir que la materia de la que está hecha la reconciliación que pregonamos baje a nuestra cotidianidad, a las calles, al vecindario y a los hogares. Será una paz mendaz e hipócrita si se silencian los fusiles pero no disminuyen los homicidios, las riñas y las agresiones, tan inútiles y absurdas como la guerra que estamos terminando. Esto apenas comienza…
Moraleja: Dice con acierto The Guardian: “Si Colombia se diera cuenta de su potencia, su gente votaría por la paz”. El Sí del domingo es otro gran paso.
www.mariomorales.info y @marioemorales

Confirmaciones en Siria

Caen las máscaras al cabo de 5 años de guerra en Siria. La publicación del texto del acuerdo ruso-estadounidense revela las intenciones secretas de los Dos Grandes: Washington quiere cortar la «Ruta de la Seda», Moscú aspira a acabar con los yihadistas. El fracaso de este acuerdo y los debates del Consejo de Seguridad de la ONU demuestran además el carácter surrealista de la retórica del presidente Obama: en 5 años, Barack Obama no logró conformar nada que se pareciera a un grupo de oposición «moderada» y no estuvo por tanto en condiciones de alinear a sus famosos «moderados», contrariamente a lo que tendría que haber hecho para cumplir con los términos del acuerdo. En otras palabras, Estados Unidos no está en condiciones de cumplir el acuerdo que firmó.
 | DAMASCO (SIRIA)  
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El fracaso del acuerdo ruso estadounidense del 9 de septiembre de 2016 y los subsiguientes debates registrados en el Consejo de Seguridad de la ONU permiten confirmar varias hipótesis.
- El objetivo estratégico actual de Estados Unidos en Siria es, en efecto, cortar la «ruta de la seda». Al prepararla durante años y poner en el poder al presidente Xi Jinping en mayo de 2013, China adoptó la restauración de ese histórico eje de comunicación como su principal objetivo. Sin embargo, al haberse convertido China en el principal productor mundial, Xi Jinping planeó ampliar la «Ruta de la Seda» de la Antigüedad agregándole una «nueva ruta de la seda», pasando por Siberia y Europa Oriental hasta llegar a la Unión Europea.
Lógicamente, Estados Unidos organiza actualmente dos guerras a través de intermediarios: una en el Levante y otra en Ucrania. Al crear el caos en Siria y en el Donbass, el objetivo no es cumplir las cínicas teorías de Leo Strauss sino sólo cortar los dos trayectos de la ruta de la seda.
De manera nada sorprendente, el presidente ucraniano Petro Porochenko viajó a Nueva York para participar en el Consejo de Seguridad de la ONU y respaldar a la delegación de Estados Unidos que acusó a Rusia de haber bombardeado un convoy humanitario sirio.
- Por otra parte, el acuerdo ruso-estadounidense estipulaba que Estados Unidos separaría a los grupos armados «moderados» de los «extremistas», ya que esos «moderados» participarían –junto a los Dos Grandes y el Ejército Árabe Sirio– en la neutralización de los «extremistas», y que finalmente se crearía un gobierno de unión nacional en Damasco, bajo la presidencia de Bachar al-Assad. Ese gobierno de unión nacional integraría a representantes de los «moderados» que hubiesen participado en la batalla final contra los «extremistas».
Pero nada se hizo en ese sentido. El compromiso del secretario de Estado John Kerry no pasó de ser un piadoso deseo. Washington no encontró los combatientes que necesitaba para que hicieran el papel de «moderados». Porque el hecho es que todos sus «moderados» en realidad son «extremistas». Así que no tuvo más salida que aprovechar el incidente –o probablemente organizarlo– del convoy humanitario quemado para escapar a sus contradiciones. La retórica del presidente Obama –quien dice respaldar a sirios que luchan por la democracia contra un régimen que los reprime– no corresponde a la realidad. En 2013, el presidente ruso Vladimir Putin tenía toda la razón del mundo al observar con ironía que los occidentales consideraban «moderados» a los caníbales del Ejército Sirio Libre que se filmaban comiéndose el hígado de sus enemigos.
- Para terminar, el contenido del acuerdo ruso-estadounidense pone de manifiesto el hecho que el objetivo de Rusia es liquidar en Siria a los yihadistas que se preparan para atacarla en el Cáucaso. La solución negociada resultaba ideal para Moscú: ponía fin a los sufrimientos de su aliado sirio, abría una vía de comunicación para su aliado chino y le garantizaba poder acabar con el yihadismo internacional. Pero, Moscú acaba de comprobar que, desde los tiempos de la primera guerra de Afganistán, el yihadismo fue un arma estadounidense que ahora se vuelve contra su amo y que Washington no piensa abandonarla.
Por supuesto, los nuevos yihadistas no tienen conciencia de ello, pero es imposible que los que vienen luchando, con ayuda estadounidense, desde hace 38 años no sepan que sólo son una fuerza de tareas del Pentágono.

El Ejército sirio avanza con una ofensiva terrestre en Alepo

El Ejército sirio capturó un barrio céntrico controlado por grupos armados opositores al Gobierno que cuentan con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados.
Con una ofensiva en tierra sobre la asediada ciudad de Alepo y luego de días de lanzar sobre la ciudad los bombardeos más fuertes desde el inicio de la guerra el Ejército sirio avanza.
El Ejército comenzó una movilización de tropas que le permitió recuperar el barrio de Al Firafara, lindante con la Ciudadela de Alepo, en el corazón misma de la ciudad, según declararon fuentes militares sirias a la agencia de noticias DPA.
La posibilidad de avanzar sobre ese barrio es resultado de los continuos bombardeos de los últimos días, los más importantes desde el comienzo de la agresión imperialista, en marzo de 2011, que agravaron aún más la situación humanitaria de los habitantes de la segunda ciudad en importancia de Siria.
Desde fines de 2012, la gigantesca urbe sufre los estragos de grupos terroristas apoyados por Estados Unidos.
Estas acciones afectaron principalmente a los habitantes de los barrios del este de Alepo, en los que se calculan viven unas 300.000 personas.
Esta situación provocó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) exija el establecimiento inmediato de corredores humanos para el traslado de enfermos y heridos de esa zona.
LibreRed | Telam

Discurso completo del presidente Juan Manuel Santos en firma del Acuerdo Final con las FARC-EP

¡Oh gloria inmarcesible! ¡Oh júbilo inmortal!

En surcos de dolores, el bien germina ya.
En surcos de dolores… ¡LA PAZ GERMINA YA!

Desde cuando Rafael Núñez escribió estas palabras, a mediados del siglo XIX, nunca habían tenido tanto sentido como ahora.
Hemos vivido, hemos sufrido, por 52 años, un conflicto armado entre hijos de una misma nación.
Pero voy más allá: han sido casi 70 años de violencia política, desde el magnicidio de Gaitán, desde cuando los colombianos nos enfrentábamos siguiendo una bandera roja o una bandera azul.¬¬¬¬¬¬                                                                                     
Hoy –al firmar el acuerdo de terminación del conflicto con las FARC– decimos esperanzados:
Ha sido un surco de dolores, de víctimas, de muertes, pero hemos logrado levantarnos sobre él para decir: ¡EL BIEN GERMINA YA! ¡LA PAZ GERMINA YA!
***
Hoy Colombia y la comunidad internacional –representada por sus más altos dignatarios– saludan el acuerdo de paz como la mejor noticia en medio de un mundo convulsionado por la guerra, los conflictos, la intolerancia y el terrorismo.
¡Y qué bueno dar esta noticia desde Cartagena de Indias, la ciudad que vio a San Pedro Claver trabajar por los derechos de los esclavos, la ciudad que defendió su libertad con más firmeza que ninguna, la ciudad que hoy congrega a visitantes del mundo entero para admirar su belleza y su historia!
Cartagena fue conocida por resistir la guerra y el asedio, y se ganó el apelativo de Ciudad Heroica.
A partir de ahora será recordada como el lugar donde se firmó el acuerdo de paz más importante en la historia reciente de Colombia, y será por eso –también– ¡la Ciudad de la Paz!
***
Gabo –el gran ausente en este día–, que fue artífice en la sombra de muchos intentos y procesos de paz, no alcanzó a estar acá para vivir este momento, en su Cartagena querida, donde reposan sus cenizas.
Pero debe estar feliz, viendo volar sus mariposas amarillas en la Colombia que él soñó, nuestra Colombia que alcanza –por fin–, como él dijo…“una segunda oportunidad sobre la tierra”.
***
Lo que firmamos hoy –luego de años de negociaciones serias, discretas, difíciles– es algo más que el acuerdo entre un gobierno y una guerrilla para terminar un conflicto armado.
Lo que firmamos hoy es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra, de que NO aceptamos la violencia como medio para defender las ideas; de que decimos –fuerte y claro–: ¡NO MÁS GUERRA!
¡NO MÁS LA GUERRA! que nos dejó cientos de miles de muertos, millones de víctimas y desplazados, y tantas heridas que tenemos que comenzar a sanar.
¡NO MÁS LA INTOLERANCIA! que nos exige doblegar o excluir al otro por el solo hecho de pensar diferente.

¡NO MÁS LA VIOLENCIA! que sembró atraso, pobreza y desigualdad en campos y ciudades, y que ha sido un freno al desarrollo de Colombia y al aprovechamiento de todo su potencial.
ESTE ES EL CLAMOR DE COLOMBIA.
¡Esta es la decisión de Colombia!
***
Hoy quiero –en este contexto de apertura a la paz– hacer un homenaje sincero, desde el fondo del corazón, a todos los héroes de las Fuerzas Armadas de nuestro país, que han combatido con honor para defender la tranquilidad y seguridad de los colombianos.
¡GRACIAS, SOLDADOS Y POLICÍAS DE COLOMBIA, porque su sacrificio, su valor, nos condujeron a este gran día!
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También quiero rendir homenaje a las millones de víctimas inocentes; a los defensores de derechos humanos; a las comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas; a tantas mujeres y madres que –en medio de las lágrimas– abonaron el camino hacia la paz.
NO MÁS jóvenes sacrificados, no más jóvenes muertos, no más jóvenes mutilados por una guerra absurda… ¡Ni soldados, ni policías, ni campesinos, ni guerrilleros!
Las nuevas generaciones de Colombia destinarán sus energías a promover el desarrollo y la felicidad del país.
Eso es lo que merecen, ¡y eso es lo que vamos a hacer posible a partir de hoy!
***
Y quiero hacer también un reconocimiento a aquellos que fueron –por muchos años– mis mayores adversarios, y que hoy firman con el Gobierno este acuerdo de paz.
Nadie como yo –desde el Ministerio de Defensa y la Presidencia de la República– los combatió y los golpeó tanto, cuando la dinámica de la guerra lo exigió.
Yo, que fui su implacable adversario, reconozco que fueron dignos negociadores en la mesa de conversaciones, y que trabajaron con seriedad y voluntad, sin las cuales hubiera sido imposible llegar a este momento.
Señor Rodrigo Londoño y miembros de las FARC: hoy, cuando emprenden su camino de regreso a la sociedad; cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento político, sin armas; siguiendo las reglas de justicia, verdad y reparación contenidas en el Acuerdo –como Jefe de Estado, de la patria que todos amamos– les doy la bienvenida a la democracia.
Cambiar las balas por los votos; las armas por las ideas, es la decisión más valiente y más inteligente que puede tomar cualquier grupo subversivo, y en buena hora ustedes entendieron el llamado de la historia.
No estamos –seguramente nunca estaremos– de acuerdo sobre el modelo político o económico que debe seguir nuestro país, pero –tal como lo dije en La Habana– defenderé con toda la determinación su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrático, porque esa es la esencia de la libertad dentro de un Estado de derecho.
El acuerdo que hoy firmamos es mucho más que un acuerdo para el silenciamiento de los fusiles –lo que, en sí mismo, ya es un enorme avance para nuestra nación–.
Este es un acuerdo que nos permitirá llevar más desarrollo y bienestar a los campesinos de Colombia, que fueron los que más sufrieron las consecuencias del conflicto.
Es un acuerdo que nos ayudará a fortalecer nuestra democracia y nuestro sistema electoral y participativo.
Es un acuerdo que hará más efectiva la lucha del Estado contra el narcotráfico y que nos ayudará a sustituir miles de hectáreas de coca por cultivos legales, de la mano de las comunidades.
Es un acuerdo que tendrá dividendos muy positivos en la lucha por la protección del medio ambiente y de los recursos naturales.
***
Hace unos días vimos –impactados– cómo los familiares de los diputados del Valle del Cauca asesinados se encontraron con miembros de las FARC en La Habana.
En ese evento, Pablo Catatumbo reconoció que había sido “el episodio más vergonzoso”, y Fabiola Perdomo –viuda de uno de los diputados– dijo que estas palabras no solo las liberaban a ella y a su hija, sino que también liberaban el alma de su esposo.
¡Esa es la liberación que da el perdón! El perdón que no solo libera al perdonado, sino también –y sobre todo– al que perdona.
***
Qué bueno poder decir que este es un acuerdo que honra a las millones de víctimas del conflicto, protegiendo sus derechos a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no repetición.
Un acuerdo que –por primera vez en la historia de la solución a los conflictos armados– crea un completo sistema de justicia transicional en el que los crímenes internacionales y de lesa humanidad no son amnistiados, sino investigados, juzgados y sancionados.
Este es el acuerdo que suscribimos hoy ante nuestros compatriotas y ante el mundo entero, y que los colombianos –en menos de una semana– tendrán la oportunidad de refrendar en las urnas, para darle la máxima legitimidad posible.
Con su voto, el próximo domingo 2 de octubre, podremos dejar atrás un pasado triste y abrirle las puertas a un futuro mejor, con alegría y optimismo.
Con su voto, cada colombiano tendrá UN PODER INMENSO: el poder de salvar vidas; el poder de dejarles a sus hijos un país tranquilo donde crezcan sin miedo; el poder de ayudar a los campesinos despojados a que regresen al campo; el poder de atraer más inversión al país y, por consiguiente, más empleo.
Los colombianos escogerán el próximo domingo entre el sufrimiento del pasado y la esperanza del futuro; entre las lágrimas del conflicto y la tranquilidad de la convivencia; entre la pobreza que deja la guerra y las oportunidades que trae la paz.
Todo pacto de paz es imperfecto –porque se trata precisamente de un pacto, en el que las partes tienen que hacer concesiones–, pero sabemos que éste que hemos logrado es el mejor posible.
¡Yo prefiero un acuerdo imperfecto que salve vidas a una guerra perfecta que siga sembrando muerte y dolor en nuestro país... en nuestras familias!
***
Hoy quiero hacer un reconocimiento –desde el fondo del alma y con inmensa gratitud– a todo el equipo negociador del Gobierno, a estos patriotas que entregaron años de sus vidas, trabajando sin descanso, para lograr esta victoria de la paz.
¡Gracias! ¡Gracias!  Colombia está en deuda con ustedes.
***
Y gracias, muchas gracias, a la comunidad internacional que apoyó con tanta generosidad y persistencia este esfuerzo de paz que hoy se ve culminado con éxito.
Gracias a las Naciones Unidas, a su secretario general Ban Ki-moon, a su Consejo de Seguridad, por su respaldo y la verificación en el cese al fuego y el proceso de desarme.
Gracias a los países garantes –Cuba, nuestro generoso anfitrión de varios años, y Noruega con su ayuda invaluable– y a los acompañantes durante todo este difícil camino –Chile y Venezuela–.
Gracias a Estados Unidos, a la Unión Europea, a Alemania, y sus enviados especiales.
Gracias, por su gran aporte, al Comité Internacional de la Cruz Roja.
Gracias a los países de América Latina, del Caribe y de todo el mundo que han estado listos para ayudar en lo que sea posible, y a quienes han ofrecido desde ya sus aportes y su experiencia para el desafiante periodo de posconflicto que comienza.
La paz de Colombia es la paz de la región y de todo el continente.
Pero –sobre todo– gracias a Dios por darnos la fortaleza, la templanza y la paciencia para que Su palabra se pueda convertir en realidad, porque Dios es unidad, es comunidad, es fraternidad, es amor, es misericordia, es darle la mano al otro.
Y gracias, muchas gracias al papa Francisco, cuyos mensajes y oraciones animaron siempre nuestro camino hacia la paz.
Al terminar este conflicto, termina el último y el más viejo conflicto armado del Hemisferio Occidental.
¡Por eso celebra la región y celebra el planeta!
Porque hay una guerra menos en el mundo. ¡Y ES LA DE COLOMBIA!
***
Colombianos:
Nadie ha dicho que el fin del conflicto sea el final de todos los problemas de nuestra nación.
Nos quedan muchos temas por trabajar, muchísimos retos por vencer, pero lo haremos mucho mejor sin el obstáculo, sin el freno, de una guerra absurda que consumía nuestros recursos y nos impedía tener presencia activa en todo el territorio nacional.
¡Cuántos recursos de la guerra podremos dedicar ahora a la educación, a la salud, a los programas sociales, a la seguridad ciudadana!
¡CUÁNTAS VIDAS SE SALVARÁN! ¡Cuántas vidas se salvarán!
Ese solo hecho –¡ese solo hecho!– justifica este acuerdo de paz.
¡Cuánto más podremos invertir en nuestro campo y en nuestros campesinos, que podrán por fin retornar a sus parcelas!
¡Cuánta inversión extranjera llegará! ¡Cuántos turistas deseosos de recorrer las maravillas de nuestra patria!
Colombia se prepara para aprovechar su máximo potencial, y esta tarea será de todos –no solo del Gobierno o del Estado, sino de toda la sociedad–.
¡Este es el nuevo país que hoy avizoramos!
Una Colombia en paz, una Colombia con más equidad, una Colombia mejor educada, que nos permita progresar y ser felices.
***
Apreciados amigos de la paz de Colombia:
Comencé recordando las frases de nuestro himno nacional, y termino también con el himno, que hoy nos conmueve más que nunca.
Colombianos: ¡CESÓ LA HORRIBLE NOCHE!
¡Cesó la horrible noche de la violencia que nos ha cubierto con su sombra por más de medio siglo!
¡CESÓ LA HORRIBLE NOCHE!
¡Y llega el día con todas sus promesas!
Hoy los invito a todos –a los jóvenes y los adultos, en los campos y en las ciudades, a los escépticos y a los entusiastas, ¡a todos!– a que abramos los brazos, los ojos, las mentes, y demos la bienvenida al NUEVO DÍA.
Abramos nuestros corazones al nuevo amanecer; al sol brillante y lleno de posibilidades que se asoma en el cielo de Colombia.
¡EL AMANECER DE LA PAZ!
EL AMANECER… ¡DE LA VIDA!
Muchas gracias

El defensor de la paz que murió horas antes de la firma del acuerdo

Padre Gabriel Izquierdo, exdirector del CINEP. Foto: Archivo SEMANA
El padre Gabriel Izquierdo, exdirector del CINEP y defensor de los derechos humanos, murió este domingo a pocas horas de que el conflicto entre el Gobierno y las FARC termine oficialmente.
 REVISTA SEMANA
Parece una ironía. El padre Gabriel Izquierdo, famoso defensor de los derechos humanos y quien luchó incansablemente porque el país consiguiera la paz, murió este domingo 25 de septiembre a los 72 años, un día antes de que el Gobierno y las FARC firmen el histórico acuerdo que pondrá fin a más de 50 años de conflicto. Su trabajo de toda una vida rindió frutos, pero él no podrá apreciarlos.
El sacerdote jesuita conoció el conflicto de primera mano a mediados de los años 70 cuando viajó a Cauca y al Pacífico colombiano para conocer los movimientos campesinos que surgían en esa parte del territorio nacional. Esa experiencia lo marcó y lo impulsó a seguir investigando sobre el tema y a interesarse en la defensa de los derechos humanos.
Junto a un grupo de amigos fundó el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) en 1972 y desde allí comenzaron a investigar sobre el conflicto armado que afectaba a las regiones más apartadas de Colombia, sobre la situación del campo y sobre los conflictos de tierra que se generaban a causa de la explotación de los recursos naturales.
El CINEP creció con el pasar de los años y las investigaciones, e Izquierdo Llegó a ser director entre 1994 y 1998. Fue una época dura, pues los grupos armados –especialmente los paramilitares, en muchos casos en complicidad con Ejército Nacional– tenían entre ojos a los defensores de derechos humanos. Muchos de los investigadores que trabajaban con él fueron amenazados y asesinados.
El momento más duro de su vida, de hecho, fue cuando mataron a Mario Calderón y Elsa Alvarado, dos de sus mejores amigos, el 19 de mayo de 1997. “Siempre que pienso en eso se me desbarata el corazón. Yo no puedo dejar de llorarlos. Sobre todo cuando pienso que lo único que estaban haciendo era un bien. Perder a un amigo es de las peores cosas que me han pasado en la vida. Yo no sólo perdí a Mario en esta lucha: a mí me han matado 34 amigos. Es tan doloroso como absurdo”, le dijo el padre a El Espectador hace cuatro meses, cuando le pidieron rememorar esas épocas difíciles.
La situación fue tan tensa, que tuvo que reunirse cara a cara con Carlos Castaño, comandante de las autodefensas, a quien le reclamó por las muertes de sus amigos y a quien le dijo que no iban a dejar de trabajar por los derechos de los campesinos.
El padre Izquierdo sobrevivió a su paso por el CINEP y llegó a ser asesor de Naciones Unidas, miembro de la Comisión de Conciliación Nacional de la Conferencia Episcopal y mediador en la liberación de varios secuestrados. En los últimos años estuvo muy pendiente del acuerdo con las FARC y siempre defendió la negociación.
Hoy, de haber estado vivo, estaría muy contento por el acuerdo de paz, pero también estaría mirando hacia esas zonas del país que aún viven bajo el yugo de otros grupos armados como el ELN y las bandas criminales. 
Su legado quedará en el corazón de muchos campesinos, víctimas de la violencia e investigadores de derechos humanos, quienes en el momento en el que el presidente Santos y Timochenko firmen el documento de 297 páginas que termina el conflicto armado, dedicarán un momento en medio de la alegría para honrar la memoria de alguien que luchó toda su vida por la paz.
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

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