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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Significado de la Abstención

José Mamakasaca, Cambio Total. Twitter. Facebook.

En el Plebiscito, ese engendro que se inventó el presidente JM Santos, ha quedado demostrado que el discurso de la clase política tradicional, corrompida, no le llega al pueblo.

En Colombia hay 32,7 millones registrados en el padrón electoral. En las elecciones presidenciales pasadas solamente 14,3 millones concurrieron a las urnas, o sea 58,9% de los colombianos no son conmovidos por el discurso tradicional. En el año 2000 fue del 50%, en el 2006 fue del 54,9% , y este fenómeno tiene persistencia desde 1958.

Las elecciones de cuerpos colegiados (Congreso, Asambles y Concejos) mueve casi igual cantidad de votantes, a pesar de que en éstas elecciones los “barones”, los caciques, las maquinarias, es lo común, amén de la inmensa corrupción en el derecho al sufragio (compra de votos, “becas”, cemento, compadrazgo, compra de registradores y jurados de votación, etc, etc).

La abstención en Colombia históricamente se ha situado por encima del 50%.  Desde 1978 al 2010 el promedio de participación electoral ha sido del 45.99%. De doce elecciones presidenciales analizadas en 10 se han abstenido más personas de las que decidieron votar.  (Estudio de la Registraduría y Universidad Sergio Arboleda).
Del 50% que vota, apenas el 25% elige al presidente de turno, si acaso. Lo que demuestra que al pueblo abstencionista le importa un ”sieso” quién se siente en el sillón presidencial.



En el Plebiscito del 2 de octubre 2016 la abstención fue mayor, 62,59% de los colombianos empadronados no votó ni por el No ni por el Sí. O sea, el discurso, la propaganda, no los movió, que nos lleva a considerar que no hubo adecuada pedagogía de paz por parte del Estado, por considerar que era “pan comido” por el Sí, o por simple apatía hacia lo que significa el Estado en Colombia, teniendo en cuenta la visión popular de un Estado que practica el Terrorismo de Estado, que practica el asesinato de sus contradictores políticos populares (U.P. por ejemplo), las desapariciones forzadas (45.000 víctimas), los asesinatos selectivos de sindicalistas, líderes populares, reclamantes de tierras; las masacres que están alrededor de 4.000; los 3.500 “falsos positivos” o ejecuciones de jóvenes de las barriadas citadinas durante los dos períodos de Uribe Vélez, y el desplazamiento  forzado, con robo de tierras y propiedades, lanzando a esas víctimas a una vida de más miseria que la que vivían.

Además, el pueblo raso visualiza a la clase política que se asienta en el Congreso y a la Presidencia como los creadores de todas las políticas hambreadoras de los pobres, en tanto a los empresarios, ganaderos, terratenientes, empresarios del campo, etc, les favorece con sus políticas (AIS, por ejemplo), Zidres, exención de impuesto a la renta, etc.

No hay que “buscar la fiebre en las sábanas”. El desencanto es tal que solamente cuando las masas populares, la gente común y corriente, los nadies, los diferentes, visualizaron que esa “clase política” quería enrumbar al país en la continuación de la guerra se “pellizcaron” y dijeron, ahora sí vamos a movilizarnos para defender el mejor Acuerdo Final para una Paz estable y duradera que se haya podido lograr en la historia colombiana, ejemplo para el mundo, y exigir la Implementación del Acuerdo Ya.

La consigna no es meramente una consigna de “Acuerdo Ya”, sino que ella lleva implícita la posición de la Implementación Ya porque el pueblo entendió que el Acuerdo Final es un mecanismo transformador de la sociedad en su conjunto y por ello las miles de explosiones de felicidad con la Firma del Cese Bilateral de Fuegos y posteriormente con la firma del Acuerdo Final en La Habana y en Cartagena, corroboradas con la 3a Marcha del Silencio y la Marcha de las Flores en Bogotá y las marchas de Medellín y otras ciudades y pueblo colombianos.

La Implementación conlleva también resarcir los millones de víctimas, saber la verdad del asesinato de sus seres queridos, devolverles la vida a los desplazados al restituirles sus tierras, a los dirigentes políticos y sindicales ajusticiados selectivamente quién y por qué ordenaron su muerte, en fin, es el bálsamo para ir cicatrizando las heridas que ésta guerra fratricida, recetada desde los centros de poder de Bogotá y Washington, nos ha causado. Es desde luego, imprescindible que en esa Implementación sea el pueblo movilizado el mejor garante del cumplimiento de que se cumpla lo estipulado en el Acuerdo Final.


Ahí, en esas movilizaciones, vamos transformándonos de a poquito en poquito, sumando nuestras desgracias y abrazándonos por una Nueva Vida, en Paz con Justicia Social.

Arrepentidos del NO escriben a las FARC


¿Quién está poniendo el dinero de las 4G?

Hasta hace pocos años, el Estado contrataba la construcción de sus obras públicas con particulares, pero estos últimos malgastaban o se robaban los anticipos que les daban y terminaban incumpliendo, por esto el Gobierno cambió de estrategia y de ahora en adelante los particulares irían como socios, compartiendo riesgos y ganancias.
Por: José Roberto Acosta - El Espectador. 

En esta nueva modalidad contractual, denominada asociaciones público-privadas (APP), el Estado cede la construcción de sus obras públicas a un empresario privado a cambio de que éste, para recuperar su dinero, cobre para sí mismo el peaje de la vía por veinte años o más. Entonces, se supone que la Nación no pone ni un centavo, pero a cambio cede el derecho de usufructuar la nueva vía al particular que la construyó, dizque con su propio dinero.
Pero resulta que esto no es lo que está sucediendo, pues, como en estos proyectos le corresponde al constructor particular adelantar cuantiosas inversiones en compras de tierras, licencias ambientales y obras de infraestructura, entre otros onerosos gastos, en un lapso que se espera no supere cinco años iniciales, pero que espera recuperar en los siguientes veinte años, conseguir quien les preste no ha sido fácil, ya que además de los riesgos financieros existen riesgos ambientales, geográficos, jurídicos y muchos más.
Entonces, como son pocos los banqueros que en su sano juicio se permiten semejantes riesgos, los concesionarios privados han conseguido un patrocinador financiero insospechado: el propio Estado. Lograron que se vendiera Isagén para que con esos recursos públicos les otorgaran créditos blandos; lograron desfigurar la vocación agrícola del Banco Agrario y ya le han sacado créditos y garantías bancarias por $600.000 millones en menos de un año y, como no les ha bastado, lograron que parte de los $182 billones ahorrados para pensiones privadas terminen en sus riesgosos negocios, incurriendo hasta en autopréstamos, pues, por cuenta del decreto 1385 de 2015, la AFP Porvenir les podría prestar a las empresas constructoras de su dueño, Luis Carlos Sarmiento Angulo, y la AFP Protección también les podría prestar a las constructoras de su propietario, el Grupo Empresarial Antioqueño.
Entonces, ¿qué sentido tiene llevar a un particular en tan jugosos negocios, dizque como socio, si al final el que pone el billete es el propio Estado?
@jrobertoacosta1
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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