José María Carbonell, NotiColombia Press.
La mentira siempre ha sido elevada a nivel de la ”alta política” en Colombia. Todos sus actos están cargados de mentiras y por ello el congreso colombiano está lleno de politiqueros desprestigiados -representantes de la clase oligárquica- y son la institución más corrompida y más desprestigiada ante los ojos del pueblo.
En estos días estamos viendo un espectáculo de marca mayor. Me refiero a las mentiras presidenciales en torno de la todavía no iniciada Conversaciones de Paz, las cuales deben arrancar oficialmente el 8 de octubre 2012. La más protuberante del ”mago” JMSantos es que por arte de la Paz, es decir, apenas se firme el Acuerdo de Paz se solucionarán los problemas de los colombianos (primera mentira). Nada más mentiroso.
Las FARC, dando muestras de un bien asentado realismo político, está planteando desde el pre-acuerdo que en la Mesa problemas que son el nudo gordiano del conflicto interno deben ser abordados por todos los colombianos, o sea, en primer lugar por el Estado burgués que es el que ha encendido y mantiene viva la llama de la guerra (aunque ya no tiene recursos para seguir manteniéndola, como demostró Allende La Paz en su más reciente artículo).
Para llegar a un Acuerdo se tienen que poner en la misma sintonía las dos partes -y todo el pueblo colombiano-, y de ahí iniciar las más osadas y efectivas acciones para acabar -ahí sí- el conflicto interno. Se tendrán que tocar entonces las esferas económicas, políticas, sociales, etc, es decir, el problema de la tierra, el desempleo, etc, por el lado económico; por el lado político civilizar la forma de hacer política en Colombia colocando en el centro de la discusión el respeto al derecho a la vida y de todos los derechos humanos de los colombianos, incluídos las víctimas, y la participación de las FARC en la vida política legal -porque la ilegal la tiene ganada hace muchos años-; y por el lado social adelantar políticas que entren a satisfacer las demandas largamente aplazadas del pueblo colombiano en materia de vivienda, salud, educación, servicios públicos, etc, etc.
Como se vé, la cuestión de llegar a un Acuerdo de Paz no es cosa de meses (segunda mentira de Santos), sino que en la medida que se va llegando a Acuerdos Parciales en las diferentes materias, por ejemplo,en el problema de la tierra, los campesinos vayan constatando en la páctica que las cosas se están cumpliendo y que todo no queda en otra promesa del Estado y su gobierno, como todas las promesas que les hacen al pueblo colombiano (mirar no más las promesas a los damnificados de los inviernos que se las llevó el agua). Y así en todas las esferas.
Todo lo cual significa una participación masiva del pueblo colombiano no sólo acompañando el Proceso de Paz, sino verificando su desarrollo y su verdadero cumplimiento. Este plantemaiento de acompañamiento diferencia la posición gubernamental de la posición de la guerrilla de las FARC, y allí sí que es verdad que el gobierno queda en cueros.
Es de resaltar que contrario a lo propagandizado por el presidente JMSantos (tercera mentirilla), las FARC no han sido derrotadas, por el contrario, lo que muestra la fuerza viva de una guerrilla es precisamente su actividad militar y su accionar político. Los dos están enlazados dialécticamente en la política que adelantan las FARC. Por un lado la bandera política de una solución política al conflicto interno enarbolada por las FARC muestra el grado de compromiso de las FARC con la Paz y el pueblo colombiano, y por el otro, las acciones militares diarias en el territorio nacional demuestran el poderío guerrillero, y no es como quieren presentarlo los medios oligárquicos de que son ”coletazos” de un enemigo vencido, sino por el contrario, la guerra de posiciones que adelantan en algunas zonas del país, sumada a la guerra de guerrillas en otras zonas, demuestran que no es que ”la culebra está viva” sino que muerde y muerde bien duro.
A pesar de estas ”mentirillas presidenciales” valoramos muy altamente el compromiso del gobierno y de las FARC para ”sentarse” -como lo pidió el Comandante Alfonso Cano- y ”no levantarse de la mesa hasta no haber alcanzado un acuerdo”, verdadero triunfo de la guerrilla que en el pasado vió cómo el gobierno pateaba la mesa cuando la cosa no le convenía (Caracas-Tlaxcala y El Caguán).
