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Colombia: Falsa Democracia

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[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

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Un papa en el patio trasero

x Raúl Zibechi, La Haine. La derecha latinoamericana echa las campanas al vuelo y pronostica que el papel de Bergoglio en la región será similar al de Juan Pablo II en la caída de la URSS
La jerarquía del Vaticano posó sus ojos en América del Sur, la región donde combatió a muerte (textualmente) a los teólogos de liberación. Alineada con los poderosos, lo que no le impide hacer guiños populistas hacia los pobres, está a punto de tomar posición ante la integración regional y los gobiernos progresistas.

“Lo peor que podría pasarle a Sudamérica sería la elección de un papa de aquí”, escribía el periodista Martin Granovsky horas antes de que los cardenales ungieran a Jorge Bergoglio para ocupar el sillón de Pedro. En la medida que los progresistas han sido barridos de las jerarquías eclesiales, si el nuevo pontífice fuera sudamericano, especulaba el periodista, no sería “un estímulo para los cambios que se producen en los dos grandes países de Sudamérica desde 2003” (Página 12, 13 de marzo de 2013).

Pocas cosas hay más terrenales que el gobierno de la iglesia católica. Muchas páginas se han escrito sobre las estrechas relaciones del Vaticano con el fascismo y el nazismo, con el régimen de Francisco Franco, sobre sus millonarias inversiones en negocios turbios, por no decir mafiosos, de la ligazón de algunos de sus más encumbrados jerarcas con la Logia P-2, y del cogobierno de facto que ejercieron con la última dictadura militar argentina.

Existe una geopolítica vaticana que no ha sido enunciada, que no cuenta con encíclicas que la avalen, pero que se puede rastrear por su actuación en algunos momentos decisivos de la historia. En se sentido, existen datos suficientes que confirman la intervención vaticana en la misma dirección que lo hacían los poderosos del mundo. La elección de Bergoglio tiene un tufillo de intervención en los asuntos mundanos de los sudamericanos, a favor de que el patio trasero continúe en la esfera de influencia de Washington y apostando contra la integración regional.

Antecedentes no faltan: en la década de 1950 la actitud del Vaticano hacia el régimen de Franco coincidió, con notable exactitud, con la apertura de Washington hacia el dictador; en la década de 1980, los intereses de la superpotencia en una Centroamérica sacudida por guerras internas fueron acompañados y acompasados por la diplomacia vaticana, con notable sincronía.

Pio XII, el anticomunista

Es ya un lugar común recordar la profesión de fe democrática del Vaticano cuando agonizaba el régimen fascista de Benito Mussolini, al que Pío XI había dado su bendición (animando a los católicos italianos a votarlo en 1929) al señalar que fue “un hombre enviado a nosotros por la Providencia”. Su sucesor, Pío XII, el papa de la guerra fría, profundizó el anticomunismo y defendió la excomunión de los católicos que votaran por los comunistas.

Lo más notable de ese período es el profundo viraje del Vaticano hacia la potencia hegemónica que nació con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Viraje y convergencia que tienen en el año 1953 un nudo más que simbólico.

El triunfo de Franco en la guerra civil española, con el apoyo de las fuerzas armadas de Mussolini y de Adolfo Hitler, provocó un agudo aislamiento de España luego de la derrota del Eje en 1945. La posguerra española fue particularmente penosa para su población ya que ese aislamiento la dejó fuera del Plan Marshall con el que Estados Unidos lubricó, con miles de millones de dólares, la recuperación de la devastada Europa.

Pero la península ibérica es un espacio geopolítico decisivo para el control del Mediterráneo y del norte de África, ya que el Estrecho de Gibraltar es la puerta de entrada a dos continentes. El desmoronamiento de las potencias coloniales en Asia y África, que detonó la guerra de Argelia desde 1954, sumada a la tradicional independencia de Francia que bajo la influencia de Charles de Gaulle tomó distancias de a política militar de Estados Unidos, llevó a Washington a buscar un acercamiento con la dictadura de Franco.

En 1953 se firmaron convenios hispano-estadounideses que diseñaron una alianza militar que se plasmó en la instalación de tres bases militares en Rota, Morón y Torrejón de Ardoz. En 1955 España ingresó en la Naciones Unidas y en 1959 el presidente Dwight Eisenhower visitó a Franco para afianzar las relaciones. A cambio, España recibió ayuda económica y el apoyo para salir de su aislamiento internacional.

El mismo año, 1953, el Vaticano puso su granito de arena para ayudar al régimen a superar su aislamiento. Pío XII firmó un concordato con Franco que daba base jurídica al llamado nacional-catolicismo, la ideología del régimen peninsular que de hecho lo legitimaba ante los católicos del mundo. Esta convergencia de acciones entre la máxima autoridad católica y el nuevo hegemón global habría de ser moneda corriente en los años siguientes, de modo muy particular en América Latina.

Juan Pablo II, la guerra contra el sandinismo

En 1983 Juan Pablo II realizó una gira por Centroamérica, cuando en la región arreciaban guerras de alta intensidad entre regímenes dictatoriales aliados de Washington y fuerzas sociales y políticas de izquierda. En Guatemala el régimen de Efraín Ríos Montt perpetró esos mismos años un gigantesco genocidio contra la población indígena y en El Salvador los escuadrones de la muerte de la ultraderecha asesinaban opositores, entre ellos al arzobispo de San Salvador monseñor Óscar Arnulfo Romero. En Nicaragua gobernaba el sandinismo desde el triunfo de la revolución en 1979, duramente acosada por los Estados Unidos que financiaban bandas terroristas, conocidas como la contra, para desestabilizar al gobierno.

En Guatemala el papa se reunió con el dictador genocida que pocas horas antes de su llegada había mandado fusilar a cinco guatemaltecos y un hondureño. En El Salvador también se reunió con los gobernantes, aunque fue a rezar a la tumba de Romero. Sin embargo, sus palabras más duras no estuvieron dirigidas a los asesinos sino a los sacerdotes de la teología de la liberación. “No vale la pena dar la vida por una ideología, por un evangelio mutilado, por una opción partidista”, dijo en clara alusión a algunos sacerdotes que se habían enrolado en la oposición.

En todas sus vistas, estuvo también en Honduras y Costa Rica, entre otros países, habló a favor de la paz. Menos en Nicaragua. El país estaba conmovido por la primera acción importante de la contra que asesinó a 17 jóvenes. Por el contrario, la imagen del papa Juan Pablo II reprochando a Ernesto Cardenal por ser ministro del gobierno sandinista, arrodillado frente a su santidad en señal de respeto, dio la vuelta al mundo y se ha inscrito en el imaginario de muchos cristianos latinoamericanos.

Ernesto Cardenal consideró que Juan Pablo II “lo que menos quería era una revolución apoyada masivamente por los cristianos como la nuestra, en un país cristiano, y por lo tanto una revolución muy popular. Y lo peor de todo para él que fuera una revolución con sacerdotes”.

La misa campal fue un desastre. El papa se permitió criticar al sandinismo abiertamente y los asistentes, se estima que había medio millón de personas, lo terminaron abucheando. “El pueblo le faltó el respeto al Papa, es verdad, pero es que antes el Papa le había faltado el respeto al pueblo”, escribió luego Cardenal quien enfatizo que se negó a condenar los crímenes de la contra.

En Centroamérica volvieron a coincidir las estrategias del Pentágono y del Vaticano, punto por punto, lugar por lugar. Mención especial merece la convergencia de intereses contra el clero progresista y de izquierda. El Documento Santa Fe I, emitido en mayo de 1980 por un think tank ultraderechista dirigido a influenciar en la presidencia de Ronald Reagan, tiene entre sus principales propuestas atacar a la teología de la liberación. “La política exterior de Estados Unidos debe comenzar a enfrentar (y no simplemente a reaccionar con posterioridad) la teología de la liberación”.

Geopolítica regional

La elección de un papa latinoamericano puede ser interpretada, desde un punto de vista geopolítico, como reflejo del ascenso de las potencias emergentes y de la consolidación del papel de la región sudamericana en el mundo. Sin embargo, el nuevo pontificado tiende a reforzar la política de los Estados Unidos en la región, parece destinado a colocar un palo en la rueda de la integración regional y aislar así a Brasil y a Venezuela.
Lo que está en juego en la región, lo que habrá de marcar su futuro, no es el destino de los curas pederastas, ni la permanente disminución de la cantidad de católicos, ni el matrimonio igualitario ni el aborto, sino la afirmación de Sudamérica como un polo de poder en un mundo cada vez más caótico. Eso pasa, inevitablemente, por una integración orientada por Brasil en base a dos alianzas estratégicas decisivas con Argentina y Venezuela.

El capital transnacional hizo su apuesta hace tiempo por la desestabilización de Argentina, objetivo compartido por la Casa Blanca. En este caso no se trata del petróleo como sucede con Venezuela, sino de una lectura correcta por parte del poder estadounidense de los objetivos trazados por Brasil para la integración regional. El punto neurálgico, como señala el diplomático Samuel Pinheiro Guimaraes en su libro Desafíos brasileiros na era dos gigantes, es la alianza entre los dos principales países de la región, porque juntos tienen la capacidad de arrastrar al resto y de neutralizar las injerencias externas.

Ese punto lo ha comprendido el presidente José Mujica, quien ha hecho esfuerzos por alinear al Uruguay en la alianza que hoy encarna el Mercosur. También la entendió derecha argentina que echó las campanas al vuelo y pronostica que el papel de Bergoglio en la región será similar al de Juan Pablo II en la caída del comunismo. “El impacto que tiene para un país que un conciudadano sea elegido sumo pontífice no requiere demostración. Basta recordar lo que significó la coronación de Karol Wojtyla para Polonia y, en general, para el socialismo real. Un tsunami”, escribió en La Nación el columnista Carlos Pagni, un ultraderechista que fue acusado por la Delegación Argentina de Asociaciones Israelitas (DAIA) de representar “una clara expresión antisemita asociable a la peor tradición del nazismo” a raíz de un artículo en el que aludía a la descendencia judía de un alto funcionario gubernamental.

El nuevo papa está en condiciones darle a la derecha argentina la legitimidad popular e institucional que nunca tuvo, en un momento decisivo para la región, cuando la última apuesta de Washington para recuperar protagonismo, la Alianza del Pacífico, naufraga sin rumbo. Su pontificado no incidirá sólo en su país natal; aspira a influir en toda la región. Uno de los primeros viajes de Francisco I será a Brasil en julio, pero puede convertirse en una gira regional. Será el momento de aquilatar la estrategia vaticana en este período de transición hegemónica.

Alai

Más de 2 millones y medio de niños menores de 5 años viven en la pobreza


Chávez cambió la historia para mejor

Por Saul Landau (Activista por la Libertad para los 5).

http://progreso-semanal.com/ini/index.php/vecinos-del-sur/6664-chavez-cambio-la-historia-para-mejor

Hugo Chávez murió el 5 de marzo. Jefes de estado llegaron  al funeral y enviaron sus condolencias a la familia –excepto el presidente de  EE.UU. Hasta en la muerte, la Casa Blanca mantuvo un tono resentido hacia un  hombre que ha categorizado de enemigo. ¿Qué nos hizo Chávez?

Ofreció combustible barato a pobres de EE.UU. para que  calentaran sus hogares en el invierno. ¿O es que Obama toma personalmente lo  que Chávez dijo en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en  2006? Él aún sentía el olor a azufre que había dejado “el diablo”, lo que  quería decir, como explicó, que se refería a George W. Bush, quien lo había  precedido en el estrado. Pero ¿por qué los presidentes de EE.UU. atacan tan fuertemente  a otros jefes de estado que promueven las políticas de progreso social que  ayudan a su pueblo? ¿Por qué Washington le besa el trasero a la realeza de  Arabia Saudí y a otros degenerados jefes de estado árabes petroleros mientras  que denigran a Chávez quien ha promovido la salud popular, la educación y los  alimentos para los pobres? La Unión Europea, la Organización de Estados  Americanos, la Unión de Naciones Sudamericanas y el Centro Carter confirmaron  que Chávez había ganado sus cuatro victorias electorales de manera limpia e  imparcial.

Chávez también dio un buen ejemplo al enviar dinero del  petróleo venezolano fluyendo por toda Sudamérica para ayudar a candidatos  presidenciales de igual pensamiento a iniciar proyectos que ayudaran a los  pobres y también les hicieran ganar el favor político. Gracias a la ayuda de  Chávez, Evo Morales en Bolivia pudo poner en práctica programas que ayudaron a  los pobres de Bolivia, y en especial a los pueblos indígenas. Chávez también  ayudó a Daniel Ortega en Nicaragua. Sus seguidores –y su apoyo a ellos–  incluyeron a los presidentes de Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay, El  Salvador, Cuba y varias vecinas islas caribeñas. “Carismático e idiosincrático,  capaz de construir amistades, comunicarse con las masas como pocos líderes han  podido hacer”, escribió el expresidente Lula de Brasil. “Extrañaremos al señor  Chávez”. (NY Times], 6 de marzo de 2013.)

Los programas de Chávez también unieron más a naciones  latinoamericanas –y por lo tanto las alejó de Washington. Durante varias  décadas a fines del siglo 20, Washington apoyó a candidatos derechistas y  militares en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y gran parte de  Centroamérica. Sin embargo, Chávez apoyó a la izquierda.

Washington y los medios norteamericanos denunciaron las  payasadas teatrales de Chávez. La mayoría venezolana aplaudió sus cantos y sus  payasadas. Ganó con facilidad en todas sus elecciones –comenzando con la  primera victoria en 1998 hasta su último triunfo electoral de 2012.

Chávez transformó a Venezuela al reducir la brecha de  desigualdad de 48% a 29%, al igual que propagó la riqueza con propósitos  progresistas en todo el mundo. Cambió la geopolítica de Latinoamérica al crear  nuevas instituciones latinoamericanas como ALBA (Alianza Bolivariana para los  Pueblos de Nuestra América, la cual incluye a Antigua y  Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Venezuela, Surinam, Saint Lucia)  y CEPAL. Nuevas organizaciones que hicieron avanzar a Latinoamérica sobre la  base de promover la integración económica y la igualdad social y alejarla del  yugo de Washington.

Pero Obama no ofreció nada interesante acerca de él  después de la muerte, ni siquiera tuvo el buen gusto de ofrecer sus  condolencias a la familia. “En estos retadores momentos del fallecimiento del  presidente Hugo Chávez”, decía la declaración de la Casa Blanca, “Estados  Unidos reafirma su apoyo al pueblo venezolano y su interés en desarrollar una  relación constructiva con el gobierno venezolano.

Mientras Venezuela comienza un nuevo capítulo de su  historia, Estados Unidos dice que permanece comprometido con políticas que  promueven principios democráticos, el imperio de la ley y respeto por los  derechos humanos.

¿Olvidó Obama el apoyo tácito que Washington ofreció al  fracasado golpe militar en 2002 o su apoyo abierto a la derecha en Venezuela?

Sin embargo, todos los observadores llegan a la  conclusión de que la mayoría en Venezuela apoyó a Chávez porque dio a los  pobres vivienda, alimentos, atención médica y educación, así como esperanzas de  un futuro luminoso. Históricamente, los gobiernos de EE.UU. habían apoyado a  los gobiernos democristianos y social demócratas que se caracterizaban por su  robo de la riqueza nacional y por ignorar las necesidades de la mayoría de su  país. Por eso no eran reelectos.

Fidel Castro reconoció en Chávez a un hombre que poseía  la energía y determinación para llevar a cabo programas nacionalistas  progresistas. Después que salió de la prisión por su papel en el fallido  intento de golpe de estado de 1992, Chávez aceptó la invitación de Fidel para  visitar a Cuba, donde los dos se convirtieron en amigos íntimos. Si Fidel  representaba al discípulo de Bolívar en el siglo 20. Chávez se convirtió en su  Sucre del siglo 21. Chávez comenzó lo que Fidel había querido hacer:  transformar Latinoamérica en una región progresista en crecimiento en el mundo.

Chávez también trató de educar a Obama al entregarle un  ejemplar de "Las venas abiertas de América Latina", de Eduardo Galeano, para ayudarlo a comprender  por qué los latinoamericanos sienten un profundo resentimiento hacia la  política de EE.UU.

Conocí a Chávez en Caracas en 2010, en un intercambio de  ideas junto con otros activistas e intelectuales latinoamericanos y  norteamericanos. La ausencia de dogma y su entusiasmo por un nuevo tipo de  socialismo encantaron y estimularon al grupo. No mostró irrespeto hacia  aquellos que no estaban de acuerdo con él o criticaban algunos de sus  programas. También abrazó explícitamente el cristianismo como su religión y  luego invitó a todos a visitar sus nuevos proyectos en y alrededor de Caracas.  Vimos la aprobación de Chávez por el público. Su comportamiento carismático  nunca negó el valor de la persona con quien conversaba. Impresionó a todo el  grupo.

Insistía en que Venezuela se había convertido en la  República Bolivariana, según la tradición del hombre que primero comenzó la  liberación del continente e impulsó la marcha de independencia de España, una  marcha que evolucionó en la mente de Chávez hacia la independencia de Estados  Unidos a fines del siglo 20 y principios del 21.

Chávez cambio la historia para mejor. Enriqueció a su  pueblo y ayudó a millones de otros países, La agria nota de la Casa Blanca  contradice el apoyo que Chávez tuvo de millones en todo el mundo que adoraban  su valentía y determinación, cualidades que Obama podría usar. Hugo Chávez se  mantuvo firme y no dejó hedor a azufre   cuando habló en público.

¡Viva Hugo Chávez!
 

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