Headlines News :
Con tecnología de Blogger.

Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

Blog ESTADÍSTICAS

BLOG DESTACADO

Santos traiciona a los campesinos y envía erradicadores al catatumbo

Pacocol. Un grupo de erradicadores de cultivos ilícitos hace presencia en el Catatumbo, desde el pasado sábado, día en el que los campesinos levantaron el bloqueo de la carretera que comunica a Tibú con Cúcuta, luego de 53 días de protesta.


Por: Diario la Opinión
Publicación: Jueves, 08 Agosto 2013 09:46

Da grima

Domínico Nadal, Cambio Total.

Realmente da grima ver a los funcionarios del gobierno Santos envíandoles muestras de “admiración » a quién –está comprobado- es un narco-paramilitar. Por muy ex presidente que sea. Porque a decir verdad Colombia no se salva que las excrecencias mafiosas se hayan tomado el poder y hayan convertido la Casa de Nariño en « Casa de Nari ».

El ministro « pesista » Pinzón le envió este mensaje a Uribhitler con ocasión de su información –dice él que está errada de la cantidad de guerrilleros que tienen las FARC- : « el alto funcionario expresó “todo mi aprecio y admiración al expresidente @AlvaroUribeVel estoy seguro que no daría Información errada premeditadamente”. »

Qué vergüenza !

Y por qué Uribhitler sigue « dando lata » ? Porque los medios de comunicación en poder de la oligarquía sigue dándole espacio para que continúe su labor de subvertir el « orden constitucional ». Claro, que si Uribhitler no hubiera sido elevado a la primera magistratura por los « propios » que lo elevaron sería un « mafiosito » más, heredero de Pablo Escobar Gaviria, al igual que su primo José Obdulio.

Mas la llamada « extrema derecha », con enorme poder económico y comunicacional, le tiene « aprecio y admiración » a Uribhitler porque él se « atreve » a hablar de las cosas que los empresarios no se atreven porque entonces perderían la « teta estatal » que maman con sus contratos y con sus « legalizaciones », como el robo de baldíos.

Oh, pobre país en manos de desalmados !

La publicidad maquilla la imagen del ejército colombiano

Por: Jairo Marcos/Pacocol
 
La mercadotecnia ha convertido a las Fuerzas Armadas de Colombia en una de las instituciones mejor valoradas por la ciudadanía. El documental ‘Apuntando al corazón’ cuestiona la propaganda bélica nacida al amparo del expresidente Álvaro Uribe y continuada por su sucesor, Juan Manuel Santos. Los antihéroes son quienes ignoran o cuestionan a los soldados.

Publicación: Jueves, 08 Agosto 2013 02:47

Las 300 personas más ricas de la tierra tienen más riqueza que los 3.000 millones más pobres, casi la mitad de la población de mundo

Jason Hickel (AL JAZEERA)/ Tomado de Argenpress.

La extrema desigualdad global en parte crece debido a las políticas económicas neoliberales impuestas por los países ricos a las naciones pobres.

Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

La crisis del capital, el crecimiento del Movimiento Occupy y el desplome del Sur de Europa han traído a la conciencia de los grandes medios occidentales el problema de la desigualdad del ingreso por primera vez en muchas décadas. Ahora todo el mundo habla de cómo el 1% más rico captura una parte tan desproporcionada de la riqueza de sus respectivos países. Este asunto volvió a estrellarse recientemente en casa cuando se conoció un video animado que ilustra las disparidades de la riqueza en Estados Unidos. Cuando las infografías capturan la atención de decenas de millares de usuarios de Internet se sabe que están golpeando un nervio.

Pero la escala global de la desigualdad en gran parte sigue estando ausente en esta historia. En The Rules (Las Reglas) decidimos reunirla en un vídeo (1) para que le prestaran cierta atención.



Aunque esta información no es nueva, todavía está asustando. En el vídeo decimos que las 300 personas más ricas en la tierra tienen más riqueza que los 3.000 millones más pobres, casi la mitad de la población de mundo. Elegimos esos números porque hacen una comparación clara y memorable, pero la verdad es que la situación es incluso peor: las 200 personas más ricas tienen cerca de 2,7 billones (españoles, millones de millones) de dólares, mucho más que los 3.500 millones de gente más pobre, que reúnen solamente 2,2 billones (españoles) combinados. Es muy difícil atrapar las mentes con tales figuras extremas.

Pero quisimos hacer algo más que sólo ilustrar el grado brutal de la desigualdad: también quisimos demostrar que progresivamente está peor. Un reciente informe de Oxfam muestra que “el 1% más rico incrementó sus ingresos en 60% en los últimos 20 años, con la crisis financiera acelerando el proceso en vez de frenarlo, mientras los ingresos del 0,01% superior obtuvieron incluso mayor crecimiento.

El vídeo muestra cómo opera entre los países esta creciente disparidad. Durante el período colonial, la brecha entre los países ricos y pobres aumentó de 3:1 a 35:1, en parte por tanta riqueza extraída del sur global por las potencias europeas bajo la forma de recursos naturales y mano de obra. Desde entonces, esa brecha llega a casi 80:1. ¿Cómo esto ha sido posible?

Flujos de capital de pobre a los ricos

La brecha está creciendo en parte debido a las políticas económicas neoliberales que las instituciones internacionales, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), han impuesto en las últimas décadas a los países en vías de desarrollo. Estas políticas están diseñadas para liberalizar los mercados a la fuerza, abriéndolos a fin de dar a las multinacionales un acceso sin precedentes a tierra, recursos naturales y mano de obra baratos. Pero a un precio muy alto: que los países pobres pierdan alrededor de 500.000 millones de dólares por año de su PIB, según el economista Robert Pollin de la Universidad de Massachusetts.

Como resultado vemos un claro flujo neto de riqueza desde lugares pobres a zonas donde abunda. Diseñamos el vídeo para ayudar a la gente a visualizar este flujo, y a mostrar cómo el Sur Global bombea hacia el Norte Global a un costo devastador.

Pocas personas saben sobre este sifoneo constante de riqueza. Una de las razones de esto es que el discurso sobre la ayuda ocupa demasiado espacio. Considerando la enorme publicidad capturada por Jeffrey Sachs y las Metas de Desarrollo del Milenio, o Bono y Bob Geldof, o aún las grandes caridades tales como Save the Children, Christian Aid y Action Aid.

Los gobiernos de países ricos celebran constantemente cuánto pasan en ayuda a los países en vías de desarrollo, y las sociedades multinacionales salpican las credenciales de la CSR (sigla en inglés de Responsabilidad Social Corporativa) a través de informes anuales y líneas de productos sin que ningunas de ellas confiese cuánto saca fuera de los países pobres (en vías de desarrollo).

El vídeo destaca el hecho que los desembolsos de esa ayuda de ricos a pobres palidecen con respecto a la cantidad de capital que fluye en la otra dirección. La evasión fiscal por sí sola representa más de 900 mil millones de dólares al año y es dinero que las corporaciones roban a los países pobres y esconden en paraísos fiscales (o más exactamente, países gobernados por ladrones), de los cuales la ciudad de Londres es el centro mundial. Los pagos de servicio de la deuda por alrededor de 600 mil millones de dólares al año, que muchos países pagaron con interés compuesto por préstamos ilegítimos acumulados por dictadores largamente ya depuestos. Ambos flujos pueden entenderse como transfusiones directas de dinero en efectivo de los pobres a los ricos.

Hay mucho más que podríamos haber incluido en el video. Acaparamientos de tierra, por ejemplo: el nuevo libro de Fred Pearce, Los Acaparadores de Tierras, muestra que sólo en la última década extensiones mayores a la superficie de Europa Occidental han sido arrebatadas por las corporaciones a los países en desarrollo. Si pudiéramos cuantificar el valor de esa tierra podríamos haber añadido una cantidad enorme al montón de 2 billones de dólares en efectivo traspasado de pobres a ricos que muestra el video.

O considerar el cambio climático: Un aumento de 2 grados en la temperatura global tendrá un costo de alrededor del 5 por ciento del PIB de países de regiones como África y Asia del Sur, mucho más de lo que van a sufrir los países ricos, a pesar que estos soportan la mayor parte de la responsabilidad por haber causado este desastre. Las pérdidas en este nivel hacen que la ayuda parezca insignificante.

Estas son las razones fundamentales de la pobreza y la desigualdad. Estos son los problemas que tenemos que abordar.

Déficit democrático

Cabe señalar que la división geográfica entre el Norte y el Sur Global que representa el video no tiene tanto sentido hoy como lo tuvo alguna vez. Tratamos de mostrar cómo China y Rusia encarnan esta división dentro de sus fronteras. Pero para ser aún más precisos hubiéramos tenido que representar un pequeño grupo de ricos del corazón de las corporaciones y los individuos, una élite global frente a la mayoría de los pueblos del mundo. Ya no se trata sólo de Occidente contra el resto; la división de clases ahora está internacionalmente dispersa.

Sigue siendo cierto que están monopolizadas por los países occidentales las instituciones que controlan la economía mundial (el Banco Mundial, el FMI, la OMC y varios acuerdos bilaterales de libre comercio, o TLCs). Pero eso no quiere decir que representen los intereses de los votantes de esos países. Las personas que dirigen esas instituciones -los bancos centrales, representantes sindicales y sus grupos de lobby corporativo- no son elegidos en ningún proceso democrático.

El Banco Mundial y el FMI tienen el poder de imponer políticas económicas a los países en vías de desarrollo incluso cuando los votantes y los políticos elegidos en estos países los rechazan unánimemente. Encima de esto, disfrutan de la situación de “inmunidad soberana” que los protege contra pleitos cuando fallan sus préstamos fallan y sus políticas causan crisis económica y devastación humana.

Es otras palabras, no sólo están estas instituciones no democráticas, también juegan sus cartas de triunfo las democracias locales y el hacer caso omiso a los votantes en naciones independientes. La gente afectada no tiene ningún recurso ante la justicia.

Vemos el mismo déficit democrático en las corporaciones. La mayoría de las entidades económicas más grandes del mundo ahora son corporaciones, no países. Son dirigidas por CEOs que son no-elegidos e inexplicables para cualquier ciudadano. Son responsables solamente ante sus accionistas, y su mandato es obtener tantos beneficios como sea posible a cualquier costo de la vida humana o del planeta.

Estas corporaciones a menudo tienen más poder que los gobiernos de los países en donde operan. Una razón de esto es que la OMC y la mayoría de los TLCs hacen cumplir “los acuerdos por disputas inversor-estado” que permiten a las corporaciones demandar a los gobiernos locales por legislación que compromete sus beneficios, como leyes de salario mínimo o leyes anti contaminación.

Necesitamos cambiar las reglas

Aquí el punto es que el poder corporativo regularmente supera la soberanía de las naciones. Tenemos que hacer frente al hecho de que las instituciones democráticas que trabajamos y sostuvimos difícilmente durante el siglo XX no sean más suficientes para protegernos en este agresivo mundo nuevo.

Necesitamos cambiar las reglas, y necesitamos hacerlo rápidamente. Dado que el poder real ahora está rutinariamente manejado en el nivel supranacional, necesitamos comenzar a construir la capacidad democrática global que puede mantener control sobre la avaricia y el mercantilismo desenfrenados.

Esto pudo significar un impuesto mínimo corporativo global que poner fin a los paraísos fiscales y a la manipulación de precios. Puede signifiar un salario mínimo global que ponga un piso a la explotación del trabajo. Ciertamente significaría arrebatar el control de leyes comerciales internacionales de las manos de los banqueros del FMI y de los tecnócratas de la OMC y ponerlo bajo nuevas instituciones que sean transparentes y democráticas.

Si vamos a tener una economía global, necesitamos tener una supervisión democrática global. ¿Podemos lograr esto? Sí. Y de todos modos, no tenemos otra opción. De esto depende el futuro de la humanidad y del planeta. Dirán que somos soñadores por exigir estos cambios. Pero los soñadores son quienes imaginan factible que podamos continuar con el status quo.

*) El Dr. Jason Hickel, PhD en antropología de la Universidad de Virginia 2011, es co-editor del libro Ekhaya: The Politics of Home in KwaZulu-Natal, South Africa, y contribuye a la crítica y al análisis políticos en publicaciones como Le Monde Diplomatique, Monthly Review y The Africa Report. En enero 2013 dictó conferencias en la London School of Economics, es consejero de la ONG The Rules (Las Reglas) y actualmente trabaja en un libro titulado The Development Delusion: Why Aid Misses the Point about Poverty (La Desilusión del Desarrollo: ¿Por qué la ayuda pierde el sentido de la pobreza).

1) Infografía: 300 más ricos versus 3.000.000.000 de personas
Video: http://www.youtube.com/watch?v=uWSxzjyMNpU

Fuente:
Este artículo fue publicado originalmente en Al Jazeera:
http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/04/201349124135226392.html

Haga click aquí para recibir gratis Argenpress en su correo electrónico.

Ocho días en "el país del mal”

Corea del Norte celebra el Sexagésimo Aniversario de la victoria


Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Mientras el avión –un Tupolev 204 construido en Rusia– despegaba del Aeropuerto de Pyongyang, no sentí nada, absolutamente nada. La neblina matinal primero cubría la pista y luego comenzó a levantar. Los motores rugían. Poco después del despegue pude distinguir claramente bajo el ala campos verdes, aldeas limpias y cintas de amplios y tranquilos ríos. Sin duda era una vista hermosa: melancólica, poética y verdaderamente dramática. Y sin embargo estaba insensible, no sentí nada, absolutamente nada.

Las pantallas transmitían interminables imágenes de un desfile tras otro, de interminables celebraciones y rimbombantes conciertos. El volumen era fuerte, mujeres y hombres en la pantalla cantaban con entusiasmo, los soldados desfilaban; estruendosos jets y helicópteros surcaban el cielo azul. El conductor agitaba las manos. La multitud de pie aplaudía. Las emociones se llevaban al paroxismo; había lágrimas en los ojos de la gente y un orgullo omnipresente en sus caras.
De repente me sentí vacío, algo me asustaba.

Después de ver más de 150 países de todo el mundo, después de cubrir guerras y conflictos, algunos de inimaginable intensidad y brutalidad, repentinamente ansiaba un descanso, incluso el silencio total.

Hace 60 años Corea del Norte (RDPC) ganó la guerra. Pero murieron unos 4 millones de personas, muchas de ellas civiles. Tal vez fueron más de 4 millones, nadie lo sabe exactamente. La ciudad capital, Pyongyang fue totalmente arrasada. Yo no quería oír música sonora y largos discursos. Quería rendir tributo a los que perdieron sus vidas, sentarme silenciosamente a la orilla del río cubierto por la bruma oyendo crecer la hierba. Pero durante los ocho días que estuve en Corea del Norte tuve muy pocos momentos de silencio, casi ninguna oportunidad de reflexionar.

¿Qué vi en esos días en la RDPC (Corea del Norte)? Vi una enorme ciudad futurista, Pyongyang, la capital, resurgida de sus cenizas. Vi enormes teatros y estadios, un sistema de metro profundo (el transporte público como refugio nuclear en caso de que ataquen la ciudad). Vi trolebuses y buses de dos pisos, amplias avenidas, aceras inimaginablemente anchas, pistas de patinaje y campos de juego para niños.
Había estatuas y monumentos por doquier. El tamaño de algunas avenidas y edificios es simplemente abrumador. Durante más de una década viví en Manhattan, pero esto era de una grandeza muy diferente. Nueva York crecía hacia el cielo, mientras Pyongyang consiste en tremendos espacios abiertos y masivos y eclécticos edificios.

En las afueras de la capital vi campos verdes y agricultores que volvían a casa de lo profundo del campo. Evidentemente los niños no estaban desnutridos, y a pesar del embargo todos vestían decentemente.
Vi plazas repletas de decenas de miles de personas gritando consignas a todo dar. Vi miles de mujeres ataviadas con pintorescos vestidos tradicionales agitando sus banderas y cintas, vitoreando cuando se lo ordenaban, y saludándonos -a los delegados internacionales-. Desfilando por la paz a mi lado estaba el ex Fiscal General de EE.UU., Ramsey Clark, y al otro lado el líder de uno de los partidos comunistas indios. Había abogados de los derechos humanos de EE.UU. y de todo el mundo, revolucionarios turcos y, por motivos difíciles de comprender, varios jefes militares de Uganda.

Pero no había ido a desfilar. Fui a filmar y fotografiar, a ver la cara de la gente del lugar, a leer lo que estaba escrito en esas caras, sentir, detectar y tratar de comprender.

En lugar de sonoros vítores, fui a escuchar los murmullos, a la espera de observar expresiones faciales sin pretensiones, pequeñas señales de temor, de alegría, de amor o incluso de confusión existencial.

Occidente, sus responsables políticos y medios de comunicación de masas lograron crear la imagen de una Corea del Norte deshumanizada. Lo hicieron borrando las caras. Durante décadas han presentado a los norcoreanos como habitantes de un imperio monstruoso y eremita donde hombres, mujeres y niños se ven todos iguales, se visten de la misma manera, se comportan como robots, nunca sonríen y no se miran a los ojos.

Antes de ir a ese país, antes de aceptar la invitación, expliqué a los organizadores que no me interesaban los sofisticados fuegos artificiales y los estadios repletos. Quería ver a una madre cuando llevaba a su hijo a la escuela. Ansiaba capturar las caras de los amantes al anochecer sentados en algún banco alejado, murmurándose esas palabras urgentes, esas promesas de hacer que la vida valga la pena; las mismas palabras, las mismas promesas que se dicen en todo el mundo.

Paradójicamente me sentí desalentado. En vez de eso me pidieron que desfilara. De narrador y contador acostumbrado a documentar el mundo, me convirtieron en un delegado. Y cada vez que la multitud me veía vitoreaba y me sentía embarazado, ansiaba desesperadamente volverme invisible, o por lo menos encontrar algún sitio dónde ocultarme. No porque estuviera haciendo algo equivocado, sino simplemente porque no estaba acostumbrado a semejantes estallidos de entusiasmo dirigidos a mi persona.

Y así marché, por la paz y la reunificación de la nación coreana. Y mientras marchaba, filmaba y fotografiaba. Debo haber parecido extraño, tengo que admitirlo: un delegado que filma a un grupo de mujeres vestidas con sus pintorescos vestidos tradicionales, saludándolo con sus cintas de papel y gritando a más no dar.

Pronto descubrí que estaba luchando por cada vistazo a la realidad, a la vida común. En su lugar me habían ofrecido un gran espectáculo.

Me llevaron a esos estadios con 100.000 personas, en los que los niños cambian las posiciones de sus tableros periódicamente y todo su lado de la tribuna se convierte repentinamente en un colorido panel viviente. Estaba presenciando inmensos eventos con miles de bailarines, con fuegos artificiales y múltiples orquestas.

Sin embargo, lo que más me impresionó fue un antiguo y pequeño puente de piedra en Kaesong City, cerca de la zona desmilitarizada. Y la escena alrededor del puente: una niña pequeña, de unos tres años, con un calcetín roto lloraba mientras su madre acariciaba sus cabellos del modo más tierno y cálido imaginable.

Mis anfitriones parecían no comprender. Les expliqué una y otra vez, pero mis palabras les sonaban demasiado extrañas.

En lo que a ellos respectaba, yo era solo “un escritor, cineasta y periodista famoso”. Necesitaban que mostrara mucho apoyo a su revolución y un respeto profundo por su sufrimiento durante el ataque occidental de hace más de 60 años.

Naturalmente sentí respetoa y pesar, pero es todo lo que esperaban que sintiera. Sentí mucho más.
Me enamoré, instantáneamente del campo norcoreano y de las caras de los agricultores y los habitantes de las ciudades de Corea del Norte. Eran caras puras, honestas y expresivas. ¿Qué podía hacer? El amor es subjetivo; es irracional. El verdor exagerado de los campos, niños jugando a la orilla del camino, soldados volviendo a sus aldeas con un breve permiso, mujeres mirando al sol durante el crepúsculo: era abrumador; amor a primera vista, como dije.

Fotografiaba a través del parabrisas; molestaba a los organizadores pidiendo que se detuvieran en medio de la calle.

Entonces, el 26 de julio, encontré junto a Ramsey Clark y unos pocos delegados, a Yang Hyong Sob, Vicepresidente del Comité Permanente del Comité Supremo del Pueblo. Me pareció una persona muy gentil y me dieron la oportunidad de intercambiar algunas ideas con él. Expliqué que la mejor manera de combatir la propaganda occidental es mostrar al mundo las caras del pueblo norcoreano.

“Es la táctica habitual”, dije. “Muestran a la gente de China, Cuba, Venezuela, Rusia, Irak, Afganistán o Serbia como personas desalmadas, como si fueran androides de plástico. Entonces, en el subconsciente, la compasión por la gente de esas naciones desaparece de los corazones del público occidental. Repentinamente está bien hambrearlos, bombardearlos, asesinar a miles, incluso a millones de esos androides. Pero una vez que ve las caras, el público occidental se confunde; muchos se niegan a apoyar los asesinatos masivos”.

El Vicepresidente asintió. Me sonrió. Cuando nos íbamos, me abrazó fuertemente, y dijo simplemente: “¡Por favor vuelva!”

Pero incluso después de esa significativa conversación, seguí desfilando. Y las imágenes más simples estaban continuamente fuera de mi alcance. “Solo durante este viaje, ya que estamos celebrando el Sexagésimo Aniversario”, me dijeron. Pero vivía para ese momento, y en ese momento quería trabajar.

Vi la zona desmilitarizada, DMZ, y el puesto fronterizo surcoreano en Panmunjom. Había visitado el mismo lugar dos veces en el pasado, solo desde el otro lado. Se supone que la DMZ es la frontera más fortificada del mundo, ya que las dos Coreas siguen técnicamente en guerra. Los dos ejércitos se enfrentan a regañadientes, armados hasta larriba, mientras las fuerzas de EE.UU. están bajo tierra en algún sitio en el sur.
Sin embargo, la DMZ es como el ojo de la tormenta, ubicada entre todas esas bombas nucleares, tanques y lanzacohetes, silenciosa y en perfecto estado. Los ríos fluyen tranquilamente y los agricultores cultivan ginseng; se dice que es el mejor del mundo.

AObviamente había expectativas de algunas hostilidades de ambos lados de la línea y no se aceptaba el viaje de visitantes ‘ordinarios’.

Todo era un gran lío, un drama interminable. Una nación dividida; millones de muertos. Lo vi todo en la ciudad de Sinch’on. Los túneles en los que los soldados estadounidenses masacraron a miles de civiles durante la guerra; hablaron viejos veteranos y sobrevivientes de las matanzas recordando esos horrendos eventos.

En 1950, al comienzo de la guerra, en la ciudad de Sinch’on las fuerzas de ocupación de EE.UU. perpetraron una masacre. La cantidad de civiles muertos durante 52 días fue supuestamente de más de 35.000 personas, el equivalente a un cuarto de la población de la ciudad en aquel momento.
Todo parecía horriblemente familiar. Solía fotografiar los cráteres después de los intensos bombardeos de Camboya, Laos y Vietnam. Brutalidad, brutalidad, brutalidad… Millones de víctimas anónimas quemadas vivas por el napalm, ‘bombitas’ que estallan décadas después cuando los niños o los búfalos de agua juegan en los campos.

Ramsey Clark habló de los horrores del pasado y de la brutalidad de las acciones de EE.UU. Un hombre mayor, superviviente de las masacres masivas de civiles en los túneles, habló de los horrores que presenció de niño. Las obras de arte del museo local muestran torturas brutales y violaciones de de mujeres coreanas por soldados estadounidenses, sus cuerpos mutilados, sus pezones horadados con ganchos de metal.

En Occidente el tema sigue siendo casi totalmente tabú. Uno de los principales periodistas del Siglo XX, Wilfred Burchett, incluso perdió su ciudadanía y se convirtió en "enemigo del pueblo australiano", en parte porque se atrevió a describir los sufrimientos del pueblo norcoreano, unos años después de describir los resultados del bombardeo de Hiroshima en su emblemático reportaje de 1945, “Escribo esto como una advertencia al mundo”.

La banda comienza a tocar otra canción militar. Acerco la cámara a una señora de edad, con su pecho decorado de medallas. Mientras me preparo para apretar el obturador, dos grandes lágrimas comienzan a correr por sus mejillas. Y repentinamente me doy cuenta de que no puedo fotografiarla. Realmente no puedo. Su cara está totalmente arrugada y sin embargo es juvenil e inmensamente tierna. Aquí tengo mi cara, pienso, la cara que estuve buscando todos estos días. Y sin embargo no pude apretar el obturador de mi Leica.

Entonces algo me aprieta la garganta y tengo que buscar en mi bolsa un pañuelo, mientras mis lentes se empañan y por un instante no veo nada. Sollozo sonoramente, solo una vez. Nadie lo oye gracias a la música de la banda.

Más tarde me acerqué a la mujer, me incliné y ella me devolvió el saludo. Hicimos nuestra paz separada en medio de la ardiente plaza principal. Repentinamente me sentí feliz de estar allí. Los dos perdimos algo. Ella perdió más. Estoy seguro de que ella perdió por lo menos a la mitad de sus seres queridos en la carnicería de aquellos años. Yo también perdí algo: perdí todo el respeto y sentido de pertenecer a la cultura que sigue dominando el mundo; la cultura que otrora fue mía, pero una cultura que todavía despoja a la gente de sus caras y luego quema sus cuerpos con napalm y llamas.

Es el Sexagésimo Aniversario del Día de la Victoria en la RDPC. Un aniversario marcado con lágrimas, canas, inmensos fuegos artificiales, desfiles y recuerdos de fuego.

Esa tarde, después de volver a la capital, finalmente llegué al río. Estaba cubierto de una suave pero impenetrable niebla. Había unos amantes sentados en la orilla, inmóviles, en silencioso abrazo. El pelo de la mujer caía suavemente sobre el hombro de su amante. Él sostenía la mano de ella respetuosamente. Yo iba a alzar mi gran cámara profesional, pero luego me detuve abruptamente, de repente demasiado temeroso de que lo que mis ojos estaban viendo o mi cerebro imaginando no se reflejaría en el visor de las imágenes.

Andre Vltchek ( http://andrevltchek.weebly.com/ ) es novelista, cineasta y periodista de investigación. Ha cubierto guerras y conflictos en docenas de países. Su libro sobre el imperialismo occidental en el Sur del Pacífico se titula Oceania y está a la venta en http://www.amazon.com/Oceania-André-Vltchek/dp/1409298035 . Su provocador libro sobre la Indonesia post Suharto y su modelo fundamentalista de mercado se titula Indonesia: The Archipelago of Fear , http://www.plutobooks.com/display.asp?K=9780745331997 . Recientemente produjo y dirigió el documental de 160 minutos Rwandan Gambit sobre el régimen pro occidental de Paul Kagame y su saqueo de la República Democrática del Congo, y One Flew Over Dadaab sobre el mayor campo de refugiados del mundo.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/08/02/north-korea-celebrates-60th-anniversary-of-victory/

Un niño palestino ha sido asesinado por Israel cada 3 días durante los últimos 13 años

palestinalibre.org/Romado de Alerta Roja.

Las estadísticas oficiales del Ministerio de Información de Ramallah han revelado que 1.518 niños palestinos fueron asesinados por las fuerzas de ocupación israelíes desde el estallido de la segunda Intifada en Septiembre del año 2000.

Eso es el equivalente de un niño palestino muerto a manos de Israel cada 3 días durante casi 13 años. El ministerio agregó que el número de niños heridos por los israelíes desde el comienzo de la Segunda Intifada contra la ocupación de Israel ha llegado a 6.000.

"El Día Internacional para la Protección de los Niños es el 1 de junio", dijo un portavoz, "pero los niños palestinos siguen siendo objeto de ataques por parte de los israelíes y los colonos judíos diariamente."

Se determinó que en el año 2012 se registró un aumento sin precedentes en el número de niños detenidos por las fuerzas israelíes,. El informe indicó que 9.000 palestinos menores de 18 años han sido detenidos desde finales de septiembre del 2000.

Casi doscientos cincuenta menores palestinos se encuentran detenidos en la cárcel por parte de Israel, 47 de ellos son menores de 16 años de edad.


 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

Tendencias

.

Basta de Terrorismo de Estado

Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. CambioTotalRevista - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Published by Mas Template
Proudly powered by Blogger