Leonardo León/Tomado de Agencia de Prensa Rural.
/ Lunes 2 de septiembre de 2013
Es común en Colombia culpar a priori a la insurgencia como la
responsable de actos de violencia que realmente tienen como objetivo
aumentar el nivel de represión, de la misma forma como el
establecimiento norteamericano culpa a Al-Qaeda (organización que
formalmente nunca ha existido) cuando pretenden invadir países o
recortar las libertades civiles en nombre de la "libertad".
Pero para establecer el verdadero responsable de un acto de violencia
hay que ir a buscarlo entre los que se benefician directamente del
hecho en sí más que creer en el poder mediático que está precisamente
para mantener el orden establecido y ser caja de resonancia del
gobierno.
Ahora bien, ¿quiénes se están beneficiando de los disturbios en zonas populosas de la capital y en otros municipios cercanos?
El primer antecedente inmediato a los hechos de Bogotá se dio en
Facatativá el pasado martes 27 de agosto como un experimento de lo que
se repetiría el jueves en varias partes de la ciudad siguiendo el mismo
libreto al pie de la letra.
En Facatativá, varias organizaciones sociales y transportadores del
municipio convocaron a una manifestación en respaldo al paro nacional
agrario y popular para el 27 de agosto el cual tuvo una masiva
asistencia y el destino fue la alcaldía. Después de recorrer
pacíficamente las calles del pueblo, las fuerzas armadas agredieron la
manifestación desencadenando un enfrentamiento y luego saqueos en la
avenida principal, a varias cuadras de donde llegó la marcha. Testigos
afirman que los causantes de los robos fueron los mismos hampones
reconocidos que usualmente asaltan y venden droga ante la mirada
cómplice de la policía. Después vino el toque de queda y la
militarización de Faca y al otro día el amarillismo tradicional de los
medios masivos como Caracol para deslegitimar la legítima protesta. (
Ver video de los hechos)
Ya el jueves 29 de agosto, luego de la magnífica y gigantesca
movilización popular en Bogotá a la que asistieron cientos de miles de
personas, la marcha terminó en enfrentamientos entre manifestantes y la
policía por varias calles del centro de la capital (ver
Foto reportaje de la marcha en Bogotá por la defensa de la educación y en apoyo al paro agrario).
En este punto hay que detenerse para diferenciar la violencia. Las
marchas fueron pacíficas mientras no hubo presencia del ESMAD que al
aparecer en escena trae consigo la represión y el caos. Por lo tanto una
cosa son los que empiezan los enfrentamientos, otra los que responden a
la policía por la ira del momento y por querer enfrentar de algún modo
al régimen que los ataca y otra muy distinta quienes destruyen y saquean
pequeños negocios que nada tienen que ver ni con la protesta ni con el
orden establecido desigual e injusto.
Volviendo al relato, en horas de la noche se llevaron a cabo acciones
violentas en varios sectores populares de Bogotá, en hechos
completamente ajenos al paro pero que hábilmente tanto los medios
hegemónicos como la policía y el mismo Juan Manuel Santos manipularon
para relacionarlos entre sí y señalar a los convocantes poniéndolos en
grave riesgo como expresamente hizo el presidente contra Marcha
Patriótica.
En Suba, por ejemplo, testigos del bario La Gaitana informaron que
los actos empezaron contra un CAI pero inmediatamente se trasladaron a
los pequeños locales comerciales y específicamente contra algunas casas,
ensañándose contra la de un líder comunal reconocido que ha trabajado
en la lucha contra el consumo de drogas y a quien le tocó dos días estar
alerta sin dormir, armado de un machete para defenderse.
Para completar el "espectáculo", la policía asesinó con arma de
dotación a un joven en Suba y a otra persona en Engativá con disparos en
la cabeza. En el primer caso, testigos afirman que él no hacía parte de
la manifestación, que había acabado de llegar de trabajar y que fue un
agente que le disparó. Este ingrediente criminal por parte de las
fuerzas armadas del régimen son legitimadas por el fascismo social de la
llamada "opinión pública" que dice que "si lo mataron fue por algo" o
"bien que le den duro a esos vándalos".
El fascismo social es tal que legitima el hecho de que un joven haya
sido desfigurado por un cartucho de gas lanzado por el ESMAD en el
centro, diciendo que era un "vándalo" pero que está plenamente
demostrado que era un fotógrafo que cubría la marcha. Asimismo, la
"opinión pública" condena los actos "vandálicos" pero en ningún momento
se cuestiona por los asesinatos que cometió la policía en los mismos
hechos, no hay ni habrá condenas sobre eso porque se reportan más de 500
judicializaciones para civiles pero ni una sola investigación en curso
para las fuerzas armadas en hechos relacionados con el actual paro y,
aprovechando el caos informativo, sacan un cartel condenando a priori a
decenas de jóvenes que estaban en la marcha, revolviendo a quienes
rompieron estaciones de Transmilenio; a quienes cometieron el "terrible"
y "terrorista" crimen de lanzarle una piedra a una persona con
protección, casco, escudo y entrenamiento para recibir objetos
contundentes; y además a personas que nada tienen que ver como por
ejemplo un joven de la MANE a quien le tomaron una foto en la mañana en
el SENA para luego aparecer en dicho cartel usando la misma fotografía
que le tomaron como forma de persecución política y falso positivo
judicial.
Volviendo a los hechos de Facatativá, Suba, Engativá y otras zonas de
la capital, queda claro que quienes cometieron los hechos son jóvenes
pertenecientes a pandillas y barras bravas dirigidos por paramilitares,
mal llamados bacrim, pero que a la vez la policía les disparó en algunos
casos causando muertos y heridos.
Otro hecho relevante: el discurso de Juan Manuel Santos el jueves 29
por la mañana se caracterizó por un lenguaje cálido y conciliador, muy
inusual en él para luego intervenir al día siguiente usando expresiones
llenas de odio y venganza, ofreciendo recompensas, deslegitimando la
protesta, llamando a la militarización de Bogotá, amenazando con
levantarse de la mesa de diálogo con los campesinos y señalando a Marcha
Patriótica como responsable de la ola de violencia y de no haber podido
llegar hasta ese momento a acuerdos con los labriegos en paro.
Mientras tanto Caracol, RCN y El Tiempo se dedicaban a engañar,
señalar, deslegitimar y revolver la marcha con los saqueos y legitimar
la represión y los muertos, replicando las declaraciones de Pinzón, de
generales, del gobierno y tocando la sensibilidad del público para
ponerlo en contra de quienes exigen sus legítimos derechos.
Además se han visto en múltiples videos y han señalado testigos desde
los diferentes puntos de protestas en el país que personas de civil
(siendo estrictos en la definición, paramilitares) al lado del ESMAD
lanzando piedras y rompiendo ventanas para agredir a los manifestantes y
los vienes civiles. ¿quiénes son los verdaderos infiltrados?
¿Estará copiando Juan Manuel Santos la estrategia del paramiliatrismo
usada por su antecesor Álvaro Uribe Vélez? Recordar que Santos fue el
ministro de los falsos positivos y las mentiras abiertamente descaradas.