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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Así participan los medios de comunicación en la guerra en Colombia. Los mismos enemigos de la Paz

Cambio Total.
 
Desde siempre hemos demostrado que los medios de comunicación en poder de la oligarquía participan directamente en la guerra interna que padece Colombia por cuenta de la oligarquía en el poder, la cual sigue las orientaciones del imperio USAmericano.

Desde las páginas de los diarios oligárquicos y las oficinas de las cadenas radiales -y posteriormente desde la televisión- todos los días de todos los años se leen y escuchan y se ven diatribas contra los luchadores populares que insisten en construir un país en paz con justicia social.

Ni qué decir cuando desde el estado, los gobernantes de turno declaran y determinan la guerra contra el pueblo, a fin de imponerle –a sangre y fuego- los planes económicos que garantizan el robo de nuestros recursos naturales. Desde 1964, cada cuatro años, escuchamos las diatribas presidenciales contra los luchadores populares –incluidas las guerrillas- y sus declaraciones se traducen en ejecuciones extrajudiciales, masacres, desapariciones, y torturas, de « civiles » no inmersos en la guerra -pero que reciben el tratamiento de guerra dado por las fuerzas estatales-, todas ellas adelantadas por las fuerzas militares-narcoparamilitares, los instrumentos perversos que tienen para adelantar la guerra.

Queremos señalar apenas dos casos del manejo demencial que la oligarquía le da a la lucha de un enemigo que al ser magnificado en sus propios diarios y emisoras, pareciera que justificara cualquier exceso por parte de las fuerzas represivas estatales, incluso el contubernio impúdico con delincuentes como los narco-paramilitares, monstruosas criaturas creadas, criadas y amamantadas por ellos mismos.

Decía uno de los Santos, dueños totales del diario El Tiempo hasta hace algunos años, Enrique Santos Calderón para ser más exactos, que « ... A un enemigo No Convencional no se le puede enfrentar con Métodos Convencionales. Hay que volverse como él. No dar la cara, golpear en la oscuridad... ». Esta visión troglodita y asesina permitió –y justifico- el exterminio de la Unión Patriótica (U.P.), caso del único partido político del mundo sometido al genocidio más brutal con el asesinato de más de 5.000 de sus líderes, y hasta los niños eran objeto psicopático a los cuales les picaban sus órganos genitales para « exterminar hasta la semilla ».    

Visión que permitió también –como no- la persecución sobre las bases mentales demenciales de los « defensores del régimen oligárquico », sobre la base de sus sátrapas « inteligencias », perseguir y torturar hasta a ancianos revolucionarios como el poeta comunista Luis Vidales y el lanzamiento de la « caballería militar » contra el noble Garcia Garcia Márquez, posteriormente galardonado con el Nobel de Literatura, quien milagrosamente –porque a pesar de todo aún funciona la solidaridad y la amistad- alcanzó a saber a tiempo los planes en su contra, refugiarse en la embajada de México y posteriormente exiliarse en ese país, condenando a nuestro ilustre escritor, también revolucionario como el poeta Vidales, a vivir más de 40 años en el exilio, porque « el que la debe la teme » según la visión estrechísima de un periodista de El Tiempo, quien quizá ya estaba sangrando por la herida por no alcanzar la excelencia mental y literaria que Gabito ya exhibía ante el mundo.

Son ellos, los mismos « enemigos de la Paz ». Desde 1964 el imperio decidió la guerra en nuestro país, y desde entonces la oligarquía cipaya, « con las rodillas hincadas ante el oro americano » según el decir de otro mártir asesinado por la oligarquía, J.E. Gaitán, cumple « religiosamente » la orden que le imparten en los centros de poder de Washington. Son ellos, los Santos, Vargas-Lleras, Ospinas, Gómez, Londoños y la oligarquía mafiosa, los que han dejado tendidos más de 966.000 víctimas mortales y más de 5 millones de desplazados forzosos internos y externos, convirtiendo a Colombia en un enorme cementerio por el que vagan por mas de « cien años de soledad » los colombianos pobres, tratando de sobrevivir en la informalidad, la desocupación, la miseria y la carencia absoluta de medios para vivir dignamente.

Esa es la « obra » de la oligarquía en el poder.

Flores amarillas y vallenatos para despedir a Gabo

El Palacio de Bellas Artes, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, es la casa máxima de la expresión de la cultura del país.

CubaDebate.
 
México despide este lunes a Gabriel García Márquez, fallecido el jueves en esta capital, con un homenaje abierto a todos sus admiradores y que incluirá compases de Bartók y vallenatos, así como las flores amarillas a las que era aficionado.

Los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de México, Enrique Peña Nieto, estarán presentes en el acto que se desarrollará en el Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México, a partir de las 16.00 hora local (21.00 GMT).

Ese palacio, en el centro histórico de Ciudad de México y uno de los principales lugares turísticos de esta capital, ha servido de escenario para despedir a diferentes personalidades de las artes, nacidas aquí o que eligieron México para radicarse.

El escritor Carlos Fuentes, una de las principales glorias literarias de México, fue homenajeado en el Palacio de Bellas Artes el 16 de mayo del 2012, en un acto al que asistió el presidente mexicano de entonces, Felipe Calderón.

También fue el lugar elegido para despedir al premio nobel de literatura Octavio Paz, cuando murió en 1998, y recientemente allí mismo se lo recordó de nuevo al cumplirse el centenario de su nacimiento.

Al actor Mario Moreno “Cantinflas” lo lloraron los mexicanos en el Palacio de Bellas Artes cuando falleció en 1993; y también fue despedida allí la cantante Chavela Vargas, costarricense de origen y quien vivió ocho décadas en México, hasta su muerte, en 2012.

Según la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, las cenizas de Gabo serán depositadas en el vestíbulo del palacio a primera hora de la tarde y estarán allí por tres horas.

Después de visitar anoche a la viuda de García Márquez, Mercedes Barcha, García Cepeda dijo que también dará un mensaje el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, la máxima autoridad cultural de México.

La directora del INBA señaló que los compases del húngaro Béla Bartók se unirán a los ritmos del vallenato, como homenaje a un hombre que, según sus amigos, era fanático de la música y a quien le gustaba cantar y bailar cuando encontraba ocasión.

También habrá flores amarillas, las preferidas por el autor de “Relato de un náufrago” y que solía utilizar para adornar su solapa cuando aparecía públicamente en ocasiones como la fecha de su cumpleaños, el 6 de marzo

Aparte de Santos no se ha dado a conocer qué otras personalidades estarán presentes en los actos de mañana.

No está totalmente confirmado qué pasará con las cenizas de García Márquez. El pasado viernes, el embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, dijo que la intención es que se dividan entre los dos países.

Pero después de hablar con la viuda de Gabo, Mercedes Barcha, declaró a los periodistas que, en todo caso, será la familia la que finalmente decidirá cómo y dónde terminarán los restos.

La familia tendrá que decir también qué pasará con una obra que estaba escribiendo García Márquez, “En agosto nos vemos”, según dijo en declaraciones reproducidas hoy por la prensa local Cristóbal Pera, de la editorial Random House.

Pera no dio detalles sobre esa obra, en la que al parecer estaba trabajando el Premio Nobel en la última etapa de su vida.

Según se anunció desde Bogotá, después del homenaje que se le brindará en México, Colombia hará otro, el martes, en la Catedral Primada de Bogotá, en un acto encabezado por el presidente Santos.

(Con información de EFE)

Liliany Patricia Obando: Presos políticos colombianos: la batalla contra la aniquilación del pensamiento crítico




Entrevista a Liliany Patricia Obando, licenciada en lenguas modernas de la Universidad de Nariño y socióloga de la Universidad Nacional. En trabajo de tesis para la maestría de estudios políticos de la Universidad Nacional. Defensora de derechos humanos, laborales y de las mujeres. Prisionera política.

Farc-Política y Proceso de Paz

FSJ: En un texto de su autoría, publicado en Antifabogota.wordpress, decía que la Farc-Política languidecía. La reciente sentencia en su caso, la condena a 70 meses de prisión utilizando pruebas obtenidas del computador de Iván Ríos y demuestra que el gobierno no está dispuesto a renunciar a su campaña contra la oposición política. ¿Entramos en una segunda fase de la Farc-Política, o es una continuación de la primera? ¿Qué consecuencias tendrá esta sentencia en otros casos?
LPO: Es una continuación de la primera etapa tras la Operación Fénix, que se ha venido ajustando según las circunstancias. Cuando la Corte declaró la ilegalidad de las pruebas del computador de Raúl Reyes parecía que la Farc-Política languidecía, pero ahora intentan revivirla usando otras vías y otros computadores. Esta prueba debería declararse ilegal, pues el computador fue entregado por el guardia que asesinó a Iván Ríos, no hubo cadena de custodia.
Parte de la estrategia de los organismos de seguridad, es buscar memorias, discos duros y computadores considerados -en esta fase de la guerra- como insumo valioso en estos procesos. En el caso mío, es obvio y muy grave que la sentencia la dictan con base en una prueba que nunca fue parte del proceso, nunca le suministraron la copia de la misma a la defensa; no existió la posibilidad de controvertir. Es preocupante que sí les funciona esto en mi caso, otros líderes y activistas en libertad sean vinculados, en el futuro, a la Farc-política con base en sentencias que presentan irregularidades. Leer más...

Las cinco deudas de Fedegán

Si la justicia comprueba que Jorge Visbal Martelo tuvo relaciones con los paramilitares,  a la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), que durante cinco años representó, le quedarían muchas cosas por explicar.




A Visbal, ex presidente del gremio de los ganaderos, ex senador por el partido de la U, y embajador en Perú hasta el miércoles cuando renunció tras conocer su orden de captura, lo está investigando un fiscal delegado ante la Corte Suprema por sus presuntos vínculos con los paramilitares del Frente José Pablo Díaz del Bloque Norte de las Auc.

Jorge Visbal fue presidente de Fedegán, entre 1998 y 2004 y al salir ocupó la curul de Luis Guillermo Vélez, en el Senado. Después fue nombrado Embajador de Colombia en Canadá entre 2004 y 2006. El 13 de mayo de 2009 la Corte suprema de Justicia le abrió indagación preliminar y el 26 de mayo de 2009 renunció a su fuero como congresista. Ya con esa investigación abierta, fue nombrado embajador en Perú por el presidente Juan Manuel Santos.

Durante cinco años, Visbal representó a los ganaderos en Fedegán y durante esa época la violencia paramilitar tuvo uno de sus mayores picos. Hasta hoy el gremio ha guardado silencio y éstas son cinco de las cosas que le queda por responder. La Silla Vacía intentó comunicarse en varias ocasiones con el presidente de Fedegán, pero no obtuvo respuesta. Por eso nos remitimos al comunicado de prensa que fue enviado ayer.

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Una respuesta para las víctimasEntre 1998 y 2004, cuando Jorge Visbal era representante legal y presidente de Fedegán en la región donde tenía mayor influencia –Córdoba y Sucre- y en todo el país, los paramilitares tuvieron su mayor crecimiento. Entre 1996 y 2005, se dio en el país el peor momento de la oleada paramilitar.

Sin embargo, el gremio ganadero no condenó esa situación. Hubo omisión total en el rechazo a las acciones paramilitares y nunca hubo un acto de solidaridad con las víctimas de los desplazamientos y masacres de los paramilitares en las zonas ganaderas, especialmente en Córdoba, Sucre, Cesar, Meta y Casanare.

Al contrario, ganaderos de estas regiones los financiaron y buscaron acercamientos con ellos, que se declaraban víctimas de la guerrilla. El mismo José Félix Lafourie, actual presidente de Fedegán, admitió públicamente cuando hizo uno de sus primeros discursos en 2006, que los ganaderos financiaron a grupos paramilitares, como un mecanismo de autodefensa ante las extorsiones de la guerrilla. “El gremio tiene la valentía de asumir la responsabilidad de que en el pasado financió el movimiento paramilitar del país”, dijo en unas declaraciones a RCN el 19 de noviembre de 2006. Esa misma tesis la había expuesto días antes en una reunión de los ganaderos en Cartagena.

Hoy su discurso ha cambiado, y tras conocerse la medida de aseguramiento contra su antecesor, Jorge Visbal Martelo, Lafourie defendió las actuaciones de los ganaderos y del mismo Visbal de quien aseguró que “está pagando los costos de su labor corajuda en favor de la ganadería y del sector rural. Cuando nadie se atrevía a calificar de asesina y terrorista a la guerrilla, él lo hizo; y cuando se creció el monstruo del paramilitarismo y el Gobierno empezó a buscar caminos de reinserción, él se ofreció como miembro de la Comisión Nacional de Paz. No podemos olvidar que la ganadería era el sector más afectado por esas dos fuentes de violencia”.

Por eso es que queda pendiente saber cuál será la contribución de los ganaderos agremiados en Fedegán en el proceso de verdad y reparación que estableció la Ley de Víctimas.

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La verdad. Tras la orden de captura, Fedegán defendió las actuaciones de Visbal durante la época de mayor arremetida paramilitar. Sin embargo, en este caso, como en los de los ganaderos que están siendo investigados o han sido condenados, no ha dicho nada sobre su posible responsabilidad. No ha dado una respuesta por las múltiples acusaciones contra miembros de su gremio por sus relaciones con los paramilitares.

En su confesión ‘Mancuso’ ha dicho que sus reuniones con Visbal fueron varias, que eran de la misma región, ambos dueños de fincas, amigos. Ellos y sus familias habían sido víctimas del asedio de la guerrilla.  Lo que complica a Visbal en la declaración de ‘Mancuso’, es que el paramilitar dijo que en la reunión no sólo se hablaba de acercamientos y negociación sino que específicamente Visbal hacía referencia a frentes de la guerrilla que estaban atacando a los ganaderos y pedía la intervención de los paramilitares.

El nombre de Visbal también apareció en los chat decodificados del computador de la mano derecha de Jorge 40, alias Don Antonio, a quien le atendió una llamada enviada por “El Viejo”, como supuestamente le decía a ‘Jorge 40’. Es una conversación del 13 de octubre de 2005, cuando Visbal era embajador en Canadá. La llamada muestra una relación cercana de Visbal con los paramilitares.

La revista Semana reveló también grabaciones de conversaciones e interceptaciones de correos electrónicos, como una llamada de Edward Cobos, alias Diego Vecino, para coordinar una reunión con el entonces embajador de Colombia en Canadá,  Jorge Visbal.

Y el ex jefe de sistemas del DAS, Rafael García ya había hablado de él, cuando dijo que Visbal era la persona que llevaba y traía las razones a las autodefensas, como en el caso del  nombramiento de una persona (Rómulo Betancourt) como director del DAS para una ciudad de la Costa. Visbal tendrá que explicarle a la justicia cuál fue su participación en este punto.

De probarse que estas acusaciones son ciertas, le daría la razón a investigadores como la Corporación Arco Iris, sobre que la cercanía de Visbal con los paras era anterior a su nombramiento como Presidente de Fedegán. Incluso, uno de esos investigadores aseguró a La Silla Vacía, que a Visbal lo nombraron en Fedegán como ficha de los paramilitares, como en su momento también habrían hecho con Jorge Noguera en el DAS.

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La responsabilidad política. Durante su gestión como Presidente de Fedegán, Jorge Visbal era el responsable de defender ante el Congreso los proyectos que interesaban a los ganaderos del país. Y el gremio apoyó de manera unánime varios proyectos que pasaron fácilmente en el Congreso que en ese  momento tenía una bancada apoyada por los paramilitares (según Mancuso el 35 por ciento del Congreso fue elegido por los paras).

Entre estos proyectos están el Estatuto de Desarrollo Rural y la Ley de Saneamiento Territorial, en cuya formulación participó activamente el gremio ganadero. El primero de estos  proyectos defendía que las personas que fueron tenedoras de tierras pudieran iniciar más fácilmente los procesos de pertenencia y legalizar los inmuebles abandonados. Con esto, era muy fácil que las tierras y los inmuebles que los desplazados de la violencia habían tenido que abandonar pasaran a otras manos.

Con esta excusa en la Ley, para los investigadores, aparentemente se planeaba lograr las escrituras de muchas tierras de víctimas que hoy podrían estar en manos diferentes a las de las víctimas.

Aunque estas leyes se cayeron después en la Corte Constitucional, el daño se hizo y mientras los agricultores de muchas zonas del país fueron ignorados por el Gobierno, los ganaderos tuvieron su cuarto de hora

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El despojo. Fedegán no ha explicado cuál fue su participación en el despojo de tierras por parte de los paramilitares. En casos como el de Córdoba y Cesar, el 70 por ciento de las tierras que fueron despojadas por los paramilitares del Bloque Norte, están hoy en manos de ‘tenedores de buena fe’, muchos de ellos ganaderos, según las investigaciones de la Corporación Arco Iris.

Uno de los casos en los que Fedegán se habría hecho el “de la vista gorda” con lo que pasaba en torno a las tierras es el caso de los Fondos Ganaderos, porque aunque la Federación no está oficialmente en las juntas directivas de ninguno de ellos y los fondos son empresas de economía mixta, había una injerencia directa de Fedegán que era el máximo gremio ganadero. "Es imposible pensar que quien dirigía el gremio ganadero y todos los poderosos de la región que tenían tierras en las regiones donde operaron esos fondos ganaderos no daban órdenes ahí. No podemos olvidar que al Bloque Norte le decían "la empresa"", dijo a La Silla Vacía una fuente cercana a la investigación.

. El caso más sonado es el del Fondo Ganadero de Córdoba, pero el mismo desfalco se produjo en el de Caquetá y en el de Urabá, de los que hasta ahora ha logrado identificar la Superintendencia de Notariado y Registro.

Los Fondos Ganaderos fueron utilizados para comprar tierras y lavar dinero, mucho proveniente de los paramilitares. También armaban cooperativas o se tomaban las existentes, como en el caso de Coolechera, que reunía a más de 1.200 ganaderos no agremiados.

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La responsabilidad jurídica. Si un Juez encuentra que Jorge Visbal es responsable de haber tenido relaciones con los paramilitares y lo condena por concierto para delinquir, a Fedegán le correspondería su cuota de responsabilidad jurídica.

Fedegán como persona jurídica no puede ser procesado por delitos penales, pero como Visbal era su presidente y representante legal, sí podría achacársele una responsabilidad civil

Visbal fue presidente de Fedegán entre 1998 y 2004, y para esa época es cuando habría sostenido varios encuentros con los hombres del Bloque Norte de las AUC. Según la confesión de ‘Mancuso’ en una de sus versiones desde Estados Unidos, a partir de 1998 tuvo varias reuniones con Visbal, como representante de Fedegán y con el ex ministro Sabas Pretelt de la Vega, como presidente de Fenalco, quien también está siendo investigado por la Fiscalía.

La responsabilidad sería de tipo patrimonial, es decir, como tercero civilmente responsable. Es lo mismo que ocurre cuando una persona es dueña de un carro y contrata a un chofer que en una noche se emborracha y atropella y mata a alguien. El chofer sería condenado por homicidio culposo, pero al dueño del carro se le podría condenar al pago de una indemnización. La razón es que el dueño del carro es responsable por haber escogido a su trabajador, así como lo sería la junta directiva de Fedegán por haber elegido a Jorge Visbal como su representante.

Esta es una opción que tienen las víctimas del paramilitarismo para reclamar un resarcimiento.

El trasfondo económico de un crimen de lesa humanidad La motosierra y el libre comercio

Renán Vega Cantor

“De rodillas, escondido detrás de un precario horno de leña, Ismael Peña vio la forma como sus vecinos eran asesinados. El campesino, de 35 años de edad, guardó en lo más profundo de su alma el dolor que sentía al presenciar que los hombres armados con fusiles, machetes y motosierras, humillaban a sus víctimas. […] Los hombres armados primero insultaban a las personas. Les decían que eran guerrilleros mal nacidos y que iban a morir como perros”.
El País (Cali), abril 16 del 2001.

"Es lo peor: desmembrar a las personas. Y eso no es imaginación, eso es una vergüenza. Esa es la barbarie de hasta dónde ha llegado la violencia en Buenaventura […] Buenaventura es el corredor estratégico para la salida de la droga […]. Pero no es sólo la droga. Hay muchos otros intereses […]. Los megaproyectos también han azuzado la violencia".
Héctor Epalza, Obispo de Buenaventura,
BBC Mundo, 24 de marzo de 2014.

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La propaganda neoliberal difunde desde hace décadas la falacia que el libre comercio es sinónimo de prosperidad y bienestar para los países que lo adopten. En el discurso convencional y dominante, que incluso han asumido sectores de la izquierda light a nivel mundial, se asegura que la apertura comercial de un país le traerá como por arte de magia ríos de leche y de miel. Para completar el cuadro, al evocar los “milagros del libre comercio” se afirma que son un resultado de las fuerzas irreversibles del mercado que se imponen por su superioridad intrínseca sobre sus “enemigos naturales”, entre los que se encuentran el Estado, los sindicatos, las organizaciones sociales…

Estas mentiras justifican la imposición de Tratados de Libre Comercio, después de 1994, por parte de la mayoría de países de América Latina, con los que entraríamos en el Primer Mundo, porque rompíamos siglos de aislamiento secular, que nos habían mantenido al margen de la modernización y el progreso. Con una lógica bastante primaria, propia de los economistas neoliberales, a rajatabla se imponen los TLC y aunque las evidencias empíricas –como en el caso de México– indiquen un impacto negativo sobre la vida de la población, los librecambistas repiten el estribillo que el libre comercio representa la redención para quienes “valientemente” lo adopten en forma consciente porque, se agrega, que no existe alternativa: se trata de “exportar o morir”.

Quienes esto sostienen no están muy equivocados, salvo que haya que darle la vuelta al dilema, porque en realidad esa consigna devino en “exportar y morir” o, más precisamente, “morir para exportar”, “exportar aunque muchos mueran”, “exportar gracias a la muerte de miles de personas”, o “exportar sobre los huesos de los muertos” Esto es indispensable recordarlo, porque el libre comercio debe entenderse como otra forma de guerra, como lo decía Bertolt Brecht: “He oído a mucha gente decir que el comercio y la economía son humanos, y que sólo la guerra es inhumana. Pero resulta que, en primer lugar, ni el comercio ni la economía son humanos, y en segundo lugar, nos conducen a la guerra […] La barbarie procede de la barbarie, puesto que la guerra procede de la economía”i.

Estas macabras características del libre comercio han sido estudiadas en forma magistral en La Doctrina del Shock, la obra de Naomi Klein, en el cual se demuestra con numerosos ejemplos que la libertad de mercado no es un resultado de la “mano invisible” del mercado, sino del brazo bien armado de diversas fracciones del capital que propician la guerra, la tortura y la muerte de millones de seres humanos. Sobre una interminable pila de cadáveres de gente pobre y humilde se levantan las “exitosas” economías exportadoras, siendo Chile el ejemplo más alabado. El descubrimiento analítico de Naomi Klein puede sintetizarse con pocas palabras: para que el libre comercio opere, sin incómodos obstáculos sociales, los capitalistas de cada país generan un estado previo de pánico y terror, que inmoviliza a la población, y posibilita la apertura comercial y la aplicación de medidas neoliberales. En otros términos, existe una estrecha relación entre libre mercado y tortura, porque esta última es uno de los instrumentos favoritos para aterrorizar a la población y consolidar las “economías de exportación”, que luego son presentadas como modelos exitosos y ejemplos que deben ser imitados.

Sobre la sangre todavía fresca y los restos de trabajadores, campesinos, indígenas, afrodescendientes, mujeres humildes y, en general, habitantes pobres del campo y la ciudad, se erigen los monumentos del mercado libre, si recordamos que “algunas de las violaciones de derechos humanos más despreciables de este siglo, que hasta ahora se consideraban como actos de sadismo fruto de regímenes antidemocráticos, fueron de hecho un intento deliberado de aterrorizar al pueblo, y se articularon activamente para preparar el terreno e introducir las ‘reformas’ radicales que habrían de traer ese ansiado libre mercado”ii.

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Si se trata de buscar una ilustración práctica de los nexos entre libre comercio, tortura y muerte, Colombia es el modelo más brutal, como lo ejemplifica lo que sucede por estos días, y desde hace varios años, en el Puerto de Buenaventura, en el Océano Pacífico. Sin embargo, no debe suponerse que este es un hecho aislado, circunstancial y producto de la delincuencia o de los “violentos” en abstracto, como suele presentarlo la falsimedia criolla. De ninguna manera, Buenaventura es sólo una muestra a pequeña escala del terror que acompaña la imposición de casi dos decenas de Tratados de Libre Comercio entre Colombia y el resto del mundo. El símbolo criminal que identifica la apertura comercial de Colombia es la motosierra, que de ser un medio de trabajo utilizada para cortar árboles y madera, en manos de los paramilitares –ligados en forma directa al Estado colombiano y financiados y armados por las clases dominantes– se transformó en el más horroroso y cruel instrumento de tortura y de muerte, por medio del cual se procede a desmembrar vivas a las personas, se les pica y luego se les bota como animales a un caño, a una ciénaga, al mar o se les entierra en fosas comunes.

En todos los lugares del territorio colombiano que hoy son presentados como modelos de éxito exportador, como paso previo se destruyeron las sociedades y economías locales, al tiempo que se arrasaban las bases sociales de los movimientos reivindicativos y de la insurgencia, mediante el terror planificado. El método más frecuente, el que puede denominarse como la contribución auténticamente colombiana a la historia universal de la infamia, ha sido el de la motosierra para destrozar a seres humanos, como se ilustra en la película, Perro come perro. No por azar, la BACRIM (Banda Criminal) más sanguinaria, la de los uribeños, acuñó como lema de guerra (electoral y militar) el de “Mano firme, Motosierra grande”.

En Medellín, la “tasita de plata” de los traquetos paisas y de las clases dominantes de Colombia que en estos días se exalta como una “ciudad pujante” que superó su pasado violento, los ejércitos paramilitares la emplearon y sobre miles de muertos de esta ciudad y de las zonas circundantes se levanta el proyecto de una ciudad competitiva, turística y abierta a las inversiones extranjeras.

En la costa atlántica, durante años se efectuó una ronda de muerte a punta de machete y motosierra, en muchas ocasiones acompasada por el ritmo de gaitas y vallenatos y en esos mismos territorios se erigen megaproyectos, represas, grandes haciendas y centros comerciales, que se enaltecen como los milagros de la “paz paramilitar”. Para no ir muy lejos, a la ciudad de Montería, capital de Córdoba, una de las cunas del paramilitarismo, y sitio de donde es oriundo Salvatore Mancuso –un paramilitar “aristocrático” y bestial– se le compara con Miami y, lo que parece un chiste cruel, fue distinguida como una de las cincos ciudades más sostenibles del planeta en el año 2014, por parte del Fondo Mundial para la Naturalezaiii.

Los Llanos Orientales han sido la cuna de ejércitos paramilitares, escenario a vasta escala del exterminio de la Unión Patriótica y donde se efectuaron masacres, como la de Mapiripan en 1997, con participación de los Estados Unidos y las Fuerzas Armadas de Colombia. Es a ese mismo territorio de los Llanos al que los capitalistas locales y foráneos quieren convertir en un emporio agrícola de vocación exportadora que produzca caña, palma, caucho y materias primas para generar agrocombustibles, y en el que se extraen miles de barriles de petróleo por la Pacific Rubiales y otras compañías que, como se observa en estos momentos, destruyen las reservas hídricas de algunos sectores del Departamento del Casanare.

Se podrían seguir enumerando en forma rutinaria las regiones de Colombia que aparecen como emblemas del libre comercio, todas las cuales tienen un pasado y un presente pleno de crímenes y torturas, que se constituye en el telón de fondo en el que, en medio del terror de la motosierra, se despejaron territorios, se asesinaron a sus líderes sociales, se masacraron habitantes lugareños y otros fueron obligados a huir… Y luego vinieron los “prósperos” y “honorables” hombres de empresa a fortalecer las empresas exportadoras.
Esto lo manifestaron sin pestañear, como si fueran laureados economistas de encopetadas universidades, los jefes paramilitares. Por ejemplo, Vicente Castaño afirmó en una ocasión: “Queremos que nos dejen hacer nuevos modelos de empresas que ya hemos venido desarrollando a nivel nacional. […] En Urabá tenemos cultivos de palma. Yo mismo conseguí los empresarios para invertir en esos proyectos que son duraderos y productivos. La idea es llevar a los ricos a invertir en ese tipo de proyectos en diferentes zonas del país. Al llevar a los ricos a esas zonas llegan las instituciones del Estado. Desafortunadamente las instituciones del Estado sólo le caminan a esas cosas cuando están los ricos. Hay que llevar ricos a todas las regiones del país y esa es una de las misiones que tienen todos los comandantes”iv.

En estas afirmaciones no puede dejarse pasar un detalle fundamental: en Urabá, la región a la que se refiere Vicente Castaño, se presentó un proyecto de limpieza social por los paramilitares, los militares y el Estado, que recurrió al terror y a las masacres. No por casualidad de ese proyecto regional salió un político local directamente a la presidencia de la República. Y los productos estrellas de ese proyecto de muerte, el banano y la palma aceitera (o palma africana, por su origen geográfico), se consolidaron como renglones exportadores del país gracias a la motosierra. Luego de que miles de trabajadores fueran asesinados, se destruyeran sus sindicatos clasistas, se exterminara a la Unión Patriota, la Chiquita Brands financiara a las bandas de paracos, se “pacificó” la región y ésta se convirtió en una zona competitiva en la producción y exportación del banano…, por supuesto un banano sangriento. En cuanto a la palma, comunidades afrodescendientes fueron masacradas para que en sus tierras se iniciara el proyecto terrateniente de trasformar el país en la Malasia de Sudamérica, sembrando la región con la “palma de la muerte”v.

El paramilitar conocido como El Alemán pontificaba sobre las bondades del librecomercio, como cualquier Ministro de Hacienda o Agricultura formado en las “mejores escuelas de negocios” del país o del mundo, cuando sostenía: “Queremos […] un desarrollo regional que desde grandes proyectos de infraestructura posibilite el establecimiento de cadenas productivas y de comercialización que aprovechen las ventajas geoestratégicas de nuestro país, generando una verdadera revolución constructiva y democratizadora del agro que integre a la industria y al gran capital con el trabajo asociado y con el pequeño propietario rural”vi.

Quien no tenga ni idea de quien procede esta afirmación puede pensar que nos encontramos ante un consultor internacional del Banco Mundial o ante un ilustre economista de Chicago, pero lo llamativo es que quien así hablaba era el cabecilla del bloque paramilitar Elmer Cárdenas, responsable de la muerte de miles de campesinos en Urabá. Este mismo individuo, para más señas, controlaba el negocio de la madera en el Atrato, e impulsó el Plan Motosierra que se sustentaba en poseer 200 motosierras y 500 mulas, que se usaban para presionar a los campesinos y obligarlos a producir grandes cantidades de madera, mediante la aparcería y el endeude forzado: “Le vendíamos al que nos trajera la plata en efectivo, no fiábamos. Nos llegaba la plata en costal. Había meses de 200 o 100 millones (de pesos). Era la participación que teníamos. Y el campesino tenía la posibilidad de volver al monte e ir pagando la herramienta que no tenía”. Como en cualquier enclave, “a cambio de las herramientas, los campesinos empeñaban la madera cortada para pagar la deuda y el resto […] se les pagaba con vales que sólo podían redimir en negocios controlados por los 'paras'”vii. Tan jugoso negocio no podía prosperar sin acudir a la fuerza bruta, porque al bloque Elmer Cárdenas fue responsable del “episodio de un grupo de paras que luego de cortar la cabeza de una de sus víctimas, jugó fútbol con ella” y del “asesinato con sevicia de mujeres embarazadas y la quema de caseríos”viii.

Como veremos enseguida, lo que acontece en Buenaventura tiene notables antecedentes y similitudes con lo sucedido en otras regiones de Colombia, en donde se rubricó un nexo orgánico entre el libre comercio y la motosierra. Esto es necesario plantearlo para eludir las explicaciones convencionales de los medios de desinformación, quienes se rasgan las vestiduras y pretenden que los hechos de Buenaventura son inéditos y un resultado exclusivo de la delincuencia y el narcotráfico, sin ninguna relación con los magaproyectos de modernización del puerto. Como si, además, el narcotráfico y la violencia asociada no fueran también expresiones del libre comercio, impulsadas por los Estados Unidos.

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En Buenaventura, ubicada a 115 kilómetros de Cali, se encuentra el primer puerto de Colombia, tanto por el volumen de carga que llega del mundo como el que se envía desde nuestro país hacia el exterior. El puerto está enclavado en la región del Choco biogeográfico, un auténtico tesoro de la naturaleza que se extiende desde Panamá hasta el Ecuador en un área de 187 kilómetros cuadrados, siendo la zona más lluviosa del mundo. Su elevada pluviosidad, su ubicación tropical y su aislamiento la convierten en una de las regiones más biodiversas del planeta en plantas, mamíferos, aves, reptiles y anfibios, además de que posee maderas, agua y minerales. Esta riqueza es apetecida por los países imperialistas y sus empresas transnacionales, cuyo interés aumenta por la geoestratégica ubicación, comercial y militar, de Buenaventura.

Junto a esa riqueza de la naturaleza, coexiste una terrible desigualdad social, que exacerba aún más el libre comercio -entre unos pocos ganadores y muchos perdedores-, lo cual ha hecho emerger dos realidades opuestas, dos Buenaventuras que están claramente separadas, como es típico en los enclaves económicos, cuya característica distintiva es la de servir de punto de tránsito de mercancías hacia el mercado mundial. Esas dos Buenaventuras están formadas por el puerto y la ciudad. El puerto se localiza en una envidiable posición geográfica, en el corazón de la cuenca del Pacífico, hoy por hoy el centro del comercio mundial, y próximo a las principales rutas marítimas del planeta, entre ellas el Canal de Panamá. Por ese puerto circula el 60% del comercio exterior de Colombia, incluyendo el 80% del café, y está equipado con lo último en tecnología, es limpio y automatizado. Funciona sin parar las 24 horas del día y un muro electrificado lo separa del resto de la ciudad. Ese puerto es apetecido por inversionistas y transnacionales, y como parte de esa avanzada se construyó el Terminal de Contenedores. Está protegido metro a metro por centenares de miembros de las fuerzas militares del Estado y guardias privados. Se le menciona siempre como modelo exitoso de la integración exitosa del país al comercio mundial.

Por el puerto pasan diariamente enormes buques trasatlánticos que descargan y se llevan cada año doce millones de toneladas, en un típico intercambio desigual puesto que “por cada 10 contenedores que llegan llenos de juguetes, ropa, carros y electrodomésticos de Asia, sólo tres regresan cargados con productos de postre: café, plátanos o azúcar de Colombia” ix . El Puerto de Buenaventura es una prueba a pequeña escala de los “beneficios” del libre comercio, que tanto exaltan Mario Vargas Llosa y todos los neoliberales de su estilo. Este puerto aparece como el epicentro de megaproyectos de infraestructura y como la capital colombiana de la Alianza del Pacífico en que participan Chile, México, Costa Rica y Colombia. Es un puerto sin gente, con pocos trabajadores, hecho para descargar containers y almacenar mercancías, porque las grandes grúas y enormes recipientes sustituyeron a los estibadores. Mientras que a finales de la década de 1980 trabajaban en el puerto 2500 trabajadores, en la actualidad la Sociedad Portuaria emplea a 181, quienes garantizan la conexión con el mercado mundial x .

Al lado del iluminado, limpio, trasparente, privatizado y “pacífico” puerto está la ciudad, en donde viven en la pobreza absoluta 400 mil personas, cuyas condiciones de vida alcanzan tal indignidad que bien podría llamarse Malaventura. Cada cuatro de cinco de sus habitantes, en un 88% afrodescendientes, son pobres absolutos, el desempleo supera el 60%, el 35% de la población no cuentan con acceso al agua potable, al alcantarillado, a la energía eléctrica y al gas. Si antes había pobreza ahora lo que hay es miseria extrema, como resultado de la privatización de Colpuertos, puesto que los trabajadores que estaban ligados a esta empresa pública eran quienes redistribuían sus ingresos entre la población, y con sus salarios dinamizaban la economía local. La eliminación de esa empresa y la formación de La Sociedad Portuaria le ocasionaron un golpe mortal a la economía de la ciudad y, en contra de la cartilla neoliberal del libre comercio, propiciaron que Buenaventura se aislara no sólo del mundo sino del resto de Colombia.

Esto ha sido el resultado de la privatización de la actividad portuaria porque se rompió el vínculo entre el Puerto y la ciudad, como consecuencia de lo cual “Buenaventura, negra, mulata, indígena ha devenido gueto y el gueto va camino de convertirse en una gran prisión en la que las fuerzas armadas del Estado supervisan la matanza que ocurre ante sus ojos”xi. Malaventura crece y se expande para recibir los miles de desplazados de las zonas circundantes, a quienes se les despoja de sus tierras y bienes comunes, con lo que se ahondan los problemas de miseria y desempleo. Nada la une con el puerto, ni negocios, ni trabajo, ni actividad económica, porque la ciudad no transforma ningún producto que provenga del puerto y ninguna empresa de la ciudad abastece al puerto. Para sobrevivir, como en cualquier prisión, los bonaerenses deben recurrir a lo que está al alcance de la mano, que en este caso es el microtráfico de estupefacientes, pero a un nivel paupérrimo y miserable, que nada tiene que ver con los grandes negocios y fortunas de los capos de los carteles de otras regiones. Se lucha entre pobres para conseguir unos cuantos centavos, con lo cual se completa el círculo vicioso de delincuencia, descomposición del tejido social y abandono de cualquier lucha colectiva. Sin embargo, en Buenaventura no hay dinero, porque éste se encuentra afuera, en las manos de quienes ordenan los envíos, “los dueños de las caletas, los que hacen los negocios con los DEA en Miami o en Nueva York, los que pagan por matar a los muchachos que han participado en algún envío fallido, los que pagan por ejercer un control precario sobre las zonas claves de la ciudad, los que se apropian de los escasos dineros públicos. Por eso, en las calles con nombres de temas de salsa los muertos mueren sin dinero y todos los dineros viven en la pobreza absoluta, sin agua, sin alcantarillas, sin educación, sin esperanza”. La miseria y la muerte están ligadas al comercio mundial, porque “los que pagan por matar y los que disfrutan del dinero por cuya causa tantos mueren en Buenaventura no están en la ciudad y no viven en los barrios periféricos en los que rondan la muerte y el terror” xii. Esto sucede, aunque en la vida cotidiana la población pobre de la ciudad (es decir, casi todos sus habitantes) haya sido encarcelada en un gueto, aislado del resto del territorio colombiano, y que no le interesa ni al Estado ni a las clases dominantes.

Para completar el acoso y el agobio, la Armada ha impuesto una estricta vigilancia costera, so pretexto de evitar la entrada y salida de embarcaciones ilegales, y ha prohibido que los pescadores locales salgan a pescar de noche y les raciona la cantidad de combustible que les venden, como consecuencia de lo cual se dispararon los precios de gasolina en el “mercado negro” y se restringió la pesca, uno de los pocas actividades legales que todavía existían. Esto ha originado la cruel paradoja que en Buenaventura, en cuyo mar se encuentra una gran variedad de pesca, sus habitantes compren pescado importado mientras “los barcos pesqueros de Asia arrasan en las aguas profundas frente a la costa. Las pesqueras colombianas en Buenaventura quebraron y sus fábricas se están convirtiendo en almacenes para carbón y otros recursos que esperan su embarque para Asia” xiii . Como para que no queden dudas de que la realidad supera el realismo mágico de Gabriel García Márquez, ¡a Malaventura se le denomina oficialmente por el Estado como el Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico de Buenaventura! ¡Típico en un país de gramáticos y leguleyos que suponen que con nombres rimbombantes se edulcora la miseria y la infamia!
Que estos dos mundos tan cercanos y separados por una inmensa barrera ya no tienen ninguna relación, lo testifica de manera cínica Domingo Chinea, gerente general de la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura, para quien, mientras los pobres son descuartizados en los barrios de Bajamar, el Puerto “está trabajando perfectamente”. En el mismo sentido, el gerente de Hamburg Süd, una empresa naviera alemana –una de las veinte más importantes del mundo– que en el 2013 se instaló en el puerto, señala que “el tema (sic) de Buenaventura no ha impactado el comercio y el movimiento de carga de ninguna manera”xiv. En otras palabras, como lo dijo el Presidente de la Cámara de Comercio local, “Mientras la maquinita de hacer dinero (el puerto) siga facturando, el Estado no atenderá las problemáticas de Buenaventura”. Para los promotores del libre comercio en Buenaventura queda claro que una cosa es la gente y otra la carga, es decir, la ganancia.

4

La gente de Malaventura ya no interesa al capital ni como fuerza de trabajo, ni como consumidores porque no tienen ingresos de ninguna índole, pero al capital si le apetecen los lugares en donde se hacinan esos pobres, sobre todo los barrios de bajamar, porque allí se tienen proyectadas obras de ampliación del puerto y de “modernización económica”. Los habitantes de esos lugares son vistos como incómodos estorbos, que impide el progreso del puerto, y a los que se debe quitar del camino, como sea. Por este evidente interés, se libra una guerra brutal contra la gente más pobre, con el objetivo de expulsarla de sus lugares de habitación. Por supuesto, los asesinos intelectuales e ideólogos del mercado libre no se manchan directamente las manos con sangre, sino que actúan por medio de los grupos paramilitares –con la aquiescencia y participación velada del Estado y sus fuerzas represivas– que cambian de nombre (ahora se llaman los Chocoanos, Los Rastrojos, La empresa…,) pero siempre actúan en representación del gran capital colombiano o extranjero, con la finalidad de conseguir los apetecidos terrenos, que luego de ser arrebatados o comprados a bajo precio a sus legítimos propietarios son vendidos a los inversionistas en finca raíz y a los agentes de las empresas portuarias.

Las bandas criminales de paramilitares recurren a todos los medios en su propósito de desalojar los barrios de bajamar, por donde se van a construir los megaproyectos. Entre esos medios se encuentran los “incendios de clase” o la “demolición en caliente”, como la denomina el geógrafo Mike Davis, que consisten en quemar las casas de los pobres para obligarlos a salir y luego apropiarse de los terrenos ahora yermos y deshabitadosxv. Eso se ha hecho en varias ocasiones, como recientemente, el primero de abril de 2014, cuando fueron devoradas por las llamas 35 viviendas en el Barrio Santa Fe, quedando 196 familias en la intemperie. La gente afectada señaló que “las bandas las quemaron para que nos vayamos del todo”. Estas afirmaciones se relacionan con el hecho que “Santa Fe es uno de los barrios de bajamar que han sido codiciados por la administración distrital para adelantar la ampliación portuaria de la Terminal de Contenedores de Buenaventura (TCBuen), ubicada al noroeste de la ciudad. La terminal, que según sus representantes, factura cerca de U$122.000 millones al año y ha buscado la expansión en los últimos cinco años” xvi.

Como sucede en el resto del país, donde los paramilitares actúan tranquila e impunemente, la región está militarizada, sin necesidad de que se la tomen las fuerzas armadas, como lo anunció triunfalmente Juan Manuel Santos, porque a escasos 9 kilómetros se encuentra Bahía Málaga, en donde funciona la principal Base Militar de la Infantería de Marina, y ha hecho presencia la Marina de los Estados Unidos. Sencillamente, la llegada de más tropa lo que quiere es consolidar el proceso de expulsión de los pobres de los barrios de bajamar.

Con lo dicho anteriormente, se quiere resaltar la razón principal que explica el terror generalizado que se ha impuesto desde hace años en Buenaventura, detrás del cual se encuentran los grandes inversionistas nacionales y extranjeros, aunque ellos nunca aparezcan como directos responsables. Dichos inversionistas aplican a las mil maravillas el manual del capitalismo del shock, que ordena aterrorizar a la población para hacer avanzar los proyectos de “desarrollo” y “modernización” propios del capitalismo neoliberal. Algunos habitantes de la ciudad entienden lo que se mueve detrás de los descuartizamientos, como lo indica una dirigente social que prefiere permanecer anónima: “Lo que está en el fondo de esta violencia no es sólo el narcotráfico, es el control territorial del municipio, es una táctica de terror para que la gente se vaya de la zona insular ‘para’ y se desplace hacia las zonas rurales, para que los megaproyectos puedan tener rienda suelta. Los mafiosos, aliados con algunos empresarios, quieren sacar a la gente a punta de miedo y comprando barato, para luego hacer buenos negocios”xvii.

5

Malaventura, la de los pobres, y Buenaventura, el puerto del capital, no figuran en los mismos planes de la Alianza del Pacífico, el plan de Libre Comercio que ha entrado en marcha para que los cipayos de América Latina (Chile, Colombia, México y Costa Rica) le preparen el terreno a las multinacionales de Estados Unidos, en su proyecto de revivir el ALCA. Para esa Alianza del Pacífico, que pretender extraer y llevar rápido aquellos productos primarios (petróleo, carbón, madera, minerales, cocaína…) que necesita el capitalismo mundial, lo prioritario es el puerto, no la gente. Por eso ponderan las obras indispensables para que Colombia sea competitiva en el concierto mundial, tales como la doble calzada Buga-Buenaventura, el aumento del tamaño de los muelles, la ampliación de los depósitos de carga y descarga, la construcción de un malecón… Pura cuestión de negocios y de dinero. A ese puerto es el que se quiere declarar la capital colombiana de la Alianza del Pacífico, donde no haya gente y mucho menos si son pobres y afrodescendientes, porque aparte de la dominación de clase impera el racismo.

Malaventura, donde vive la gente y corre la sangre a chorros, se tortura y se procede a desmembrar a jóvenes y mujeres con motosierra, hachas y machetes, porque son un estorbo para los “empresarios de bien”, los partidarios del libre comercio. Aún más, su terrorífica miseria, sus casas derruidas, su suciedad no puede ser ni siquiera vista por los grandes inversionistas del mundo. Por esa razón, allí no se reunieron a comienzos de este año los presidentes de la Alianza del Pacífico, que se sentaron a manteles a mil cien kilómetros de distancia, en Cartagena, que no está sobre el Océano Pacífico, sino al otro lado, en el Mar Caribe. Tan inesperados giros geográficos, en una vuelta de tuerca, llevan a que una cumbre del Pacífico se reúna en el Atlántico, lo cual no importa, porque la sapiencia geográfica no es propia de los tecnócratas del Libre Comercio y porque lo fundamental es la buena imagen que el Estado colombiano como huésped les debe mostrar a sus socios comerciales. Además, en Malaventura por la magnitud de la miseria urbana no es posible realizar lo que se ha hecho recientemente en Medellín durante el Foro Mundial Urbano, cuyos pobres fueron sacados de la ciudad durante los ochos días que duró el encuentro, para que los ilustres visitantes no se alteraran al contemplar a mendigos e indigentes, puesto que eso afea el milagro paisa y altera negativamente el buen clima de los negociosxviii.

Ni siquiera eso de expulsar a los pobres del centro de la ciudad puede hacerse en Buenaventura, porque tendrían que, literalmente desocuparla, lo que no es fácil, ¿por qué a dónde y cómo van a trasladar a 400 mil pobres? ¿Acaso los van a echar al mar, luego de picarlos a todos, para que los inversionistas y presidentes de la Alianza del Pacífico puedan almorzar con tranquilidad algún día en un lujoso hotel de la empobrecida ciudad, sin ver a un pobre ni a un afro en su camino y sin contemplar ni un tugurio? Aunque eso no lo puedan hacer plenamente, por ahora se fortalece el capitalismo del shock, porque como lo ha dicho el Obispo Héctor Epalza, “El puerto se convirtió en la patria del miedo y mientras el progreso avanza, el genocidio continúa ”. Nada debe detener el libre comercio, así que mientras se pica a la gente con motosierra en los barrios de bajamar, los negocios andan boyantes, porque los barcos entran y salen del Puerto llevando y trayendo mercancías de toda clase, entre ellas armas y cocaína, que tanto le fascinan a los Estados Unidos, el campeón mundial de la guerra y de la imposición del libre mercado.

NOTAS:
i . Bertolt Brecht, Diálogos de refugiados, Alianza Editorial, Madrid, 1994, p. 58.
ii . Naomi Klein, La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre, Editorial Paidós, Barcelona, 2007, p. 31.
iii . Ver: “Montería ganó premio como ‘ciudad sostenible del planeta’”, El Espectador, marzo 28 de 2014.
iv . “Habla Vicente Castaño”, Revista Semana, junio 5 del 2005, disponible en http://www.semana.com/portada/articulo/habla-vicente-castano/72964-3
v . Gearóid Ó Loingsigh, La reconquista del Pacífico. Invasión, inversión, impunidad, Proceso de Comunidades Negras, Bogotá, 2013, pp. 170 y ss.
vi . Citado en http://actualidadetnica.com/sitioNuevo/actualidad/actualidad-col-01/medio-ambiente/2494-palma-africana-en-el-choco-una-nueva-plaga-para-indios-y-negros
vii . El Alemán, Fredy Rendón Herrera, en http://www.verdadabierta.com/victimarios/perfiles-de-paramilitares/431-a/716-perfil-freddy-rendon-herrera-alias-el-aleman
viii . Revista Semana, 31 de julio de 2006, edición 1265, disponible en http://www.verdadabierta.com/victimarios/los-jefes/308-el-fuehrerde-uraba 
ix . Sandra Weiss, Buenaventura. La puerta del “Chapo” en Colombia, en http://www.contrapunto.com.sv/latinoamerica/buenaventura-la-puerta-del-chapo-en-colombia
x . Oscar Almario, “Ay mi bello puerto del mar, mi Buenaventura”, Posiciones. Revista de la Universidad del Valle, No. 1, julio de 2007, pp. 15 y 18.
xi . Boris Salazar, “Morir en Buenaventura: entre el gueto y la prisión”, Posiciones. Revista de la Universidad del Valle, No. 1, julio de 2007, p. 68.
xii . Ibíd., pp. 70-71.
xiii . Sandra Weiss, loc. cit.
xiv . La problemática en Buenaventura: más allá de la droga, el contrabando y las Bacrim, en http://www.legiscomex.com/BancoConocimiento/
xv . Mike Davis, Planeta de ciudades miseria, Editorial Foca, Madrid, 2007, p. 173.
xvi . Santiago Valenzuela, “Destierro en bajamar”, El Espectador, abril 5 de 2014. Disponible en http://www.elespectador.com/noticias/nacional/destierro-bajamar-articulo-485127
xvii . Citado en Alfredo Molano Jimeno, “Buenaventura, entre la pobreza y la violencia”, http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo-406499-buenaventura-entre-pobreza-y-violencia
xviii . “Tras el foro urbano reaparecen habitantes de la calle en Medellín”, en http://www.elespectador.com/noticias/nacional/tras-el-foro-urbano-reaparecen-habitantes-de-calle-mede-articulo-487480

(*) Renán Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional, de Bogotá, Colombia. Autor y compilador de los libros Marx y el siglo XXI (2 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy Rebelde, (4 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo: mito y realidad; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; entre otros. Premio Libertador, Venezuela, 2008. Su último libro publicado es Capitalismo y Despojo.
 

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