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Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

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Prensa Rural "De nuevo la rebelión de las ruanas, ponchos y bastones"

"De nuevo la rebelión de las ruanas, ponchos y bastones"

El país aún recuerda a miles de campesinos y campesinas que en el 2013 salieron a las carreteras colombianas a exigirle al gobierno solución a sus críticos problemas. Esos mismos miles de campesinos y campesinas retornan a las carreteras denunciando el incumplimiento de los acuerdos pactados el año pasado y proponiendo refundar la política agropecuaria del país.
Viernes 2 de mayo de 2014
El paro agrario que se extendió por más de 40 días en el país es, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos más destacados del 2013. Su contundencia y capacidad de despliegue político, social, organizativo y de opinión provocó, por parte del gobierno nacional, respuestas insatisfactorias a las (...)

Ocean Sur presenta hoy en la Feria del Libro de Bogotá:

"Colombia y el imperialismo contemporáneo: Un eslabón geoestratégico de los Estados Unidos"

Con la participación de los autores Renán Vega Cantor y Felipe Martín Novoa, se presenta Colombia y el Imperialismo Contemporáneo el viernes 2 de mayo de 2014 en el salón María Mercedes Carranza del recinto ferial. El libro, de la autoría de los destacados académicos latinoamericanos, aborda cómo en Colombia y América Latina el imperialismo contemporáneo impulsa procesos que se inscriben en la órbita de la acumulación por desposesión.
Viernes 2 de mayo de 2014
En Colombia y América Latina el imperialismo contemporáneo impulsa procesos que se inscriben en la órbita de la acumulación por desposesión. Ello incluye la mercantilización de los bienes comunes —el agua, la biodiversidad, los bosques y los saberes ancestrales de los pueblos indígenas—, el renacer de (...)

Ejército dispara ráfagas de fusil contra campesinos en Saravena – Arauca

Viernes 2 de mayo de 2014
Ayer, 1 de mayo de 2014, en horas del mediodía efectivos del Ejército Nacional suscritos al Batallón Revéis Pizarro del municipio de Saravena Arauca dispararon ráfagas de fusil a campesinos de la vereda El Consuelo a 200mts del casco urbano de este municipio. De acuerdo a las versiones del ejército (...)

¡Parar la guerra! La paz son cambios

Declaración final del Encuentro Internacional de Víctimas de Crímenes de Estado
Jueves 1ro de mayo de 2014
Delegaciones internacionales y víctimas de la criminalidad estatal de todas las regiones de Colombia nos hemos reunido los días 24, 25 y 26 de abril de 2014 en Bogotá para buscar las piezas de un rompecabezas que une nuestra historia, para explorar la idea de un movimiento internacional de (...)

FARC: “La verdadera paz no es la victoria, sino la justicia social y la democracia”

La organización guerrillera critica duramente recientes declaraciones del comandante de las FFMM, quien “puso de presente una auténtica declaración de guerra”
Jueves 1ro de mayo de 2014
En una declaración firmada en las montañas de Colombia y publicada en su página oficial de internet, las FARC critican las recientes declaraciones del general Juan Pablo Rodríguez Barragán en relación con los diálogos de paz que se desarrollan en La Habana. Para dicho oficial, “la paz en Colombia sólo (...)

MOVIMIENTO BOLIVARIANO POR LA NUEVA COLOMBIA. 14 años de lucha clandestina por la libertad

"Bolívar capitán, se divisa tu rostro. Otra vez entre pólvora
y humo tu espada está naciendo". Pablo Neruda

¡Salud, bolivarianos de Colombia y de Nuestra América!
¡Salud, luchadores clandestinos que anónimos ponen su sacrificio y su fuerza de cambio al servicio de la causa popular!
Catorce años hace hoy del surgimiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia; más de una década de una experiencia que significa el renacer constante, entre vicisitudes y esperanzas, de los sueños de emancipación que vuelan con alas de patria sobre la conciencia de los hombres y mujeres, que en nuestro país han tomado para sí la causa de los pobres,no solamente de nuestra tierra comunera, sino de todo el orbe azotado por el neo-liberalismo, lacerado por la depredación del capital y asediado por la muerte que diseminan los imperios.

Aquí está el Movimiento Bolivariano, vital, y listo para emprender el camino de la paz; dispuesto a que si se alcanza la firma del acuerdo final, hacer del antifaz que lo resguarda de la guerra sucia y el terror que hasta ahora imperan en Colombia, una bandera tricolor al viento, un partido político abierto, legal, que recoja a las mayorías inconformes para proseguir la lucha por la democracia, la reconciliación y la justicia social, en un escenario en el que por fin se establezcan y respeten los derechos ciudadanos y la verdadera participación del pueblo en la conducción soberana del país, superando la mala hora del neo-liberalismo y sus miserias.

Debemos decir, que si algo palpita con fuerza telúrica dentro de ese derrotero de luchas por un mundo mejor, que en el presente se toma las calles y carreteras de Colombia, en caudales de masa indignada que van en creciente, son los sentimientos de los hombres y mujeres que en su mentalidad han asumido la condición de ser bolivarianos, lo cual significa sencillamente el reencuentro con el ideario del padre Libertador; retomar las reservas morales y espirituales, además, que los fundadores de nuestra americanidad mestiza y valiente, dejaron como herencia  para estos pueblos que soñaron libres viviendo en condiciones de justicia y de concordia, pero que desafortunadamente sus destinos fueron asaltados por los usurpadores que los explotan y lo someten al vilipendio del  neo-colonialismo y la pobreza.
Ser bolivariano es vivir con mérito y humildad, retomando y diseminando solidaridad, fraternidad, ideales de integración y de unidad que coadyuve en concretar el proyecto de gran nación de repúblicas que soñó el Libertador.

Ser bolivariano es dolerse del dolor ajeno, sufrir el sufrimiento de las mayorías explotadas y sometidas de cada rincón del continente, ser la indignación de los de abajo, que ya cansados de tanta iniquidad, se lanzan a la calle para decir basta ya.

Ser bolivariano, en relación con nuestro terruño, es estar dispuesto a dar la vida por la defensa y las reivindicaciones de esa inmensa masa de gente empobrecida de los campos y las ciudades, que durante décadas de desidia institucional ha soportado, además, la violencia y el terror de una oligarquía entregada a los intereses de las transnacionales; ha resistido y sigue en la acción con el pleno convencimiento de alcanzar la victoria que le entregue el poder a los desposeídos.

Ser bolivariano hoy es querer y luchar el cambio social, entregar lo mejor de sí por esa causa popular, asumir con valor, con honestidad, con capacidad de sacrificio, con orgullo de patria, con sentimientos de solidaridad, el combate por la definitiva independencia, pero en un sentido que va mucho más allá del propósito nacional, pensando en la América Nuestra en integración, haciéndonos un mismo manojo de pueblos y avanzar creciendo en identidad hacia la convicción de que Bolívar somos todos.

Y es precisamente esa razón la que en este aniversario exaltamos con un parte de alegría, diciendo a Colombia y a las gentes del mundo que acompañan nuestros sueños de paz, que hemos sobrevivido a la guerra sucia, hemos librado tormentas de masacres, desapariciones, desplazamientos y represión inenarrables, con la certeza de que somos parte de un pueblo bravío que no se amilana ni se rinde ante la peor de las adversidades, y que si ahora emprendemos el diálogo por la reconciliación, es porque existe la fuerza clandestina y pujante de una masa dispuesta a tomar de una vez por todas la conducción de su destino, con toda la disposición de amar y perdonar, pero también con toda la determinación de luchar en procura de su libertad.

A catorce años de aquel colorido 29 de abril de 2000 en el Caguán, decimos a Colombia, con el ejemplo del comandante Alfonso Cano en nuestros corazones, que el Movimiento Bolivariano está listo para continuar su avance, por la Nueva Colombia, ojalá en un nuevo escenario signado por la paz; pero en todo caso ondeando el amarillo, azul y rojode la emancipación, levantando ahora su voz por la Constituyente que rehaga el país y, con la potencia creadora del soberano,lo encamine hacia tiempos de restauración y grandeza, con el convencimiento de que si somos todos quienes nos necesitamos para alcanzar la libertad, esta es la hora de la unidad. Por ella clamamos y a ella le apostamos, con los brazos abiertos con el convencimiento de que como dijera el Libertador, “la mejor forma de alcanzar la libertad, es luchar por ella”.

¡Viva el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia!

DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP

Campo sin campesinos

Nicolás Rodriguez 2 Mayo 2014 - 10:24 pm

Por: Nicolás Rodriguez
Lo rutinario no es el paro agrario, como lo sugieren sus malquerientes. Si algo es costumbre es la ninguneada al campesino cuando a este se le da por hacer política.

Primero lo amenazan con que su movimiento está infiltrado y no lo bajan de guerrillero. La fácil. Tan vieja como las Farc. Si el muy temerario insiste, se le trata con irritación. Pues cómo se atreve a hacer política en estos momentos tan trascendentales para la patria, la unidad nacional, la paz (y la reelección). Con el empujoncito de uno que otro perezoso medio, Vargas Lleras hasta convirtió en noticia la idea de que detrás de un paro hay intereses políticos. La obviedad hecha tweet, entrevista, titular e indignación.

Y si esta no es suficiente, el paternalismo todo lo puede. Lo hay en bruto y sofisticado. Del primero abundan los ejemplos: es que a los campesinos los manipulan y los usan, según los analistas más preocupados. Es que los ponen de tontos útiles, se lee por ahí. Son marionetas y hasta secuestrados están, si nos atenemos a una columna de opinión reciente. De lo contrario, un paternalismo de tipo tecnocrático irrumpe para recordarnos que el campesino es una víctima paradigmática. Sus historias de dolor tienen un espacio institucional que ya les fue asignado pero sus motivaciones políticas, que imaginan cercanas a la venganza, el odio y el resentimiento, no son requeridas.

Entre tanto, el Gobierno se dedica, ahí sí, a la política: se las arregla para dividir, enloda a los pocos que se atreven a liderar (a Pachón hasta lo hicieron arrepentirse en público por haberse atrevido a buscar la Presidencia), pone un ministro del agro que le habla a los grandes, se entiende con los gremios (con quién más si el campesino no está en edad para hacer política) y por supuesto busca su reelección. Llegado el momento de los discursos, leemos que al sector rural lo que le ha hecho falta, desde siempre, es una buena política.
  • Nicolás Rodríguez | Elespectador.com

“Falsos positivos” ¿Qué dice Uribe Vélez?

Por Germán UribeVer más artículos de este autor

OPINIÓN. Que la justicia reclamada por las madres de los adolescentes de Soacha y Cajamarca y las de todos los “falsos positivos” sea pronta y severa, es también responsabilidad nuestra.

Foto: SEMANA

Los “falsos positivos”, entrados en furor durante el régimen del Presidente Uribe, y tras largos años de afianzamiento y desarrollo, han venido constituyéndose en una especie de “marca” colombiana. O si se quiere, en un tipo de slogan negativo para nuestro país. Así, cómo no, cualquier mente pu
nzante y perversa, para referirse a nosotros desde cualquier lugar del mundo, bien podría buscarle a este fenómeno cruel una explicación repasando las convocatorias que el gobierno hace al turismo internacional cuando para vender nuestra imagen nos promueve con estos ambiguos distintivos: "Colombia, el riesgo es que te quieras quedar", o “Colombia es Pasión”.  

Pero hablemos acá entre nosotros, y pasemos al punto. Todos los falsos positivos me han provocado siempre, uno a uno, una repulsión próxima a la arcada. Los de Soacha, emblemáticos, lograron en su momento afectar mi moderación y encender mi ira. Pero hay uno de ellos que conservo en la memoria y en el corazón sin permitir que nada ni nadie logre disiparlo para que el olvido no termine siendo cómplice de la brutalidad humana, o de la abominable impunidad enseñoreada en el reino nuestro de la barbarie y la hamponería.   

Antes de referirme a éste debo confesar, no con el placer de la vindicta consumada, sino de la  justicia cumplida, la alegría que me produjo el fallo de la Corte Suprema de Justicia de hace pocos días que dejó en firme la condena de 40 años de prisión a dos militares por su responsabilidad en una masacre ocurrida -también como la que me dispongo a narrar ahora- en el municipio tolimense de Cajamarca.

En este caso, crimen tal que podría sublevar al mismísimo satanás, los “buenos muchachos”, el cabo segundo Wilson Casallas Suescún y el soldado profesional Albeiro Pérez Duque, adscritos a la compañía Búfalo, del Batallón Rooke y a la Sexta Brigada del Ejército Nacional, fueron encontrados culpables de los delitos de concierto para delinquir agravado, desaparición forzada agravada, secuestro extorsivo agravado, cohecho por dar u ofrecer, tortura en persona protegida, hurto calificado agravado y homicidio en persona protegida. Y es que comenzando noviembre de 2003, varios campesinos fueron retenidos por ellos con la excusa infame de que podrían ser colaboradores de la guerrilla, y en estado de absoluta indefensión, golpeados, torturados, y ahogados dentro de bolsas negras llenas de jabón en polvo. Los militares, ostentando distintivos de Contraguerrilla, tras cavar una fosa, les dieron muerte a balazos y luego de descuartizarlos los fueron depositando en ella.  
Ahora bien, vamos a lo que vinimos. El falso positivo del que he hecho mención como el más doloroso y aberrante de cuantos he conocido, decidí escribirlo en tres actos dado su inequívoco acento propio de alguna tragedia griega. 

Primer acto

Tarde del Sábado Santo de la Semana Mayor de 2004. En Cajamarca, en el Paraje El Placer, del caserío Potosí, una familia de jóvenes campesinos, apenas comenzando a cenar, es sacada de su casa a la fuerza por una patrulla del batallón contrainsurgente Pijaos cuyo plan de acción tenía por nombre “Atacador”. Los jóvenes se aprestaban a atender de urgencia a un bebé enfermo. Debían desplazarse a pie hasta la población de Anaime, distante 25 kilómetros de su modesta morada. Horas después, sin embargo, bordeando las 9 de la noche, y a 9 kilómetros de allí, Albeiro Mendoza Reyes, de 18 años, Julio César Santana Gutiérrez, de 14, Nolberto Mendoza Reyes, de 24, Yamile Ureña Arango, de 17, y su bebé de 6 meses, Cristian Albeiro Mendoza, son acribillados con certeros tiros de fusil que destrozan los cráneos de madre y bebé. En medio del reguero de muertos se puede apreciar a Nolberto aún con vida pero agonizante suplicando sobre la tierra enmalezada del sendero. Y de pronto, el destello del fuego de una ráfaga sobre él... Se advierte, con todo, y como una especie de premonición sobre los atenuantes que irían a alegarse más tarde, que la noche permite sin obstáculos de visibilidad el angustiado desplazamiento de los adolescentes y su criatura. La neblina no obstruye la visión de las víctimas ni la de sus verdugos. Es por ello que, para inmunizar a los unos y desgraciar a los otros, es la luna luminosa pero convenientemente muda quien funge como único testigo de cargo de la atroz tragedia. Ahora es lunes. Han transcurrido menos de 48 horas. Un vecino de los Mendoza, Ernesto Saraza, revisa la casa de sus amigos. ¿Qué encuentra?: “... la puerta abierta, los cerdos adentro, los platos servidos, dos ollas con comida en el fogón y la ropa tendida afuera...” Y más: reposan aún las cobijas, los pañales y el biberón a medio consumir del bebé, así como la tarjeta de identidad de Albeiro. Ah, “y el carné de vacunas del bebé, necesario para que recibiera atención médica.”  

Segundo acto

El ejército da su parte de “guerra”: “Fueron hechos que se produjeron en circunstancias confusas”. “Y la neblina...” Y es que los “soldados de la Patria” sólo buscaban afanosamente a un guerrillero herido oculto en “alguna” casa. Pero ante el “inminente” contacto con terroristas, y “previa advertencia de detención no atendida”, se dispara a 30 metros de distancia contra “un grupo indefinido.” (Los niños labriegos). El presidente Uribe, tras visitar personalmente al otro día el sitio de la masacre, manifiesta por la televisión “su convencimiento de la buena fe del ejército”, aduciendo, además, para esquivar una obligada condena del crimen, haber visto a la soldadesca “tan afectada por el dolor”. Más tarde, Presidente y ejército arguyen que a la neblina se sumaba el mal tiempo, y acceden a la eventualidad de un “error militar” para atenuar lo que a la penumbra de la noche, la luz de la luna o el resplandor del sol, no era otra cosa que un nuevo “horror militar”. 

Tercer acto

Agosto de 2006. Ibagué. Comienza el juicio contra siete militares de la Sexta Brigada del Ejército. Los acusados allí, en aquel juzgado, enfrentan la audiencia. El soldado John Jairo Guzmán Gallego confiesa haber cerrado los ojos mientras giraba su cuerpo a la izquierda y soltaba una ráfaga matado a Nolberto Mendoza Reyes, el muchacho que yacía agónico. Y era, dice, que se había ganado la “rifa” que el cabo José Alejandro Gómez, su superior, había propuesto entre los miembros de su patrulla indicándose el número ganador desde su celular para escoger a aquel que debía quitarle la vida al último de los jóvenes que aún estaba vivo. “Nos dijo que los muertos no hablaban y que tocaba matar al único sobreviviente".

Coda
El 13 de abril de 2004 el diario El Tiempo publica la siguiente información: “El presidente Álvaro Uribe se refirió a los trágicos hechos ocurridos en Cajamarca… dijo estar convencido de la buena fe de los soldados que realizaron el operativo… aseguró que carece de razones administrativas para sancionarlos.”  Pero esto no es todo. Mantengo viva y por siempre la figura, la voz y los gestos del Presidente Uribe en la pantalla del televisor aquel día, tanto como aquel otro en que también por la TV se refería a los jóvenes masacrados de Soacha aduciendo burlonamente que los muchachos asesinados por la tropa “eran seguramente unos angelitos recolectores de café.” 

Que la justicia reclamada por las madres de los adolescentes de Soacha y Cajamarca y las de todos los “falsos positivos” sea pronta y severa, es también responsabilidad de todos nosotros. Asumámosla ya solidarizándonos con el grito desgarrador de esas miles de víctimas.   

guribe3@gmail.com
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

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Basta de Terrorismo de Estado

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