05/16/14 | CambioTotalRevista

José MaríaCarbonell, Cambio Total. Más artículos de éste autor.

Dos hechos han mostrado la ”vergüenza nacional”. Vergüenza que naturalmente no sienten los gobernantes de éste país y sus conmilitones, es decir, sus jefes, la oligarquía y sus terratenientes ganaderos. Hechos que evidencian hasta la saciedad que Colombia es un país descuadernado en su institucionalid que requiere la construcción de una Nueva Institucionalidad a través de una Asamblea Nacional Constituyente.

2o país en desplazamiento forzoso

5´700.000 colombianos víctimas de ésta sistemática y consuetudinaria violación de derechos humanos, por detrás de Siria. Claroq ue en Siria es producto de la guerra implantada en su interior por las fuerzas apoyadas y dirigidas por el imperialismo estadounidense.

Cada año vemos impávidos como crece el número de refugiados. Ahora sólo esperamos conocer la cifra para ver si se mantiene inalterable la política de desplazamiento forzoso del estado colombiano o si aumenta ese número de desplazados forzosos.

Tienen las manos ensangretadas

Cesarín Gaviria Trujillo, quien entregó el país con la « apertura económica y aprobó la Ley 100 presentada por Uribhitler –entonces senador-, ha sido llamado para « revitalizar » la campaña de JM Santos, la cual necesita más que « boca a boca » dadas por « reanimadores » sin fuerza, dice que « hay campañas que tienen las manos untadas de sangre ».

Nada más cierto. Todos ellos, si miramos a vuelo de pájaro, están untados de sangre. Empezando por el mismo Gaviria quien tiene su marca de violaciones de derechos humanos de colombianos al reportarse al final de su período presidencial más de 14.850 muertes violentas relacionadas con el conflicto interno, 7.865 ejecuciones extrajudiciales y 5.043 presos políticos.

Siguiendo por JM Santos quien tiene « las manos untadas de sangre » con los « falsos positivos » o ejecuciones extrajudiciales adelantadas cuando era minDefensa y ahora presidente, y con el bombardeo de Sucumbios en Ecuador, violando la sobernía de ese país hermano.

Y continuando, lógicamente por Uribhitler, quien en sus 8 años dejó –cifras de Allende La Paz- más de 30.000 muertos, miles de ellos asesinados fuera de combate. Sátrapa que quiere hacerse re-elegir « en cuerpo ajeno ».

Gustavo Gallón 14 Mayo 2014 - 11:00 pm

“Yo estaba ayudando a salvar el país, soy un héroe”, le dijo a la Fiscalía el hacker Andrés Sepúlveda, al responder las acusaciones de espionaje ilegal.

Por: Gustavo Gallón

Según le reveló a la revista Semana, lo obsesionaba la idea de derrotar a las Farc y a “sus cómplices que actúan en el campo y en las ciudades sin uniforme”. Por eso mismo le encantaban “la milicia, las armas, la guerra”.

Esta distorsionada idea de heroísmo corresponde a la “mentalidad contrainsurgente” que el último informe de la alta comisionada de Naciones Unidas en Colombia señala como un fenómeno predominante en el Estado y la sociedad colombiana y como uno de los principales problemas que deben reformarse, con o sin acuerdo de paz, para superar la crisis de derechos humanos en el país, que continúa siendo grave.

La mentalidad contrainsurgente es un fenómeno difícil de enfrentar por diversas razones. De una parte, porque está basada en planteamientos simples (como el maniqueísmo de considerar enemigo al que piense distinto), que resultan de fácil asimilación para seres de talante rudimentario, como el hacker, que abundan.
De otra parte, porque esa mentalidad está profundamente arraigada en la fuerza pública colombiana, y reglamentada en los manuales de contrainsurgencia, plagados de instrucciones para actuar contra activistas sociales y armar a civiles en “grupos de autodefensa” que actúen contra quien piense diferente. Además, porque resulta cómodo imaginarse hacer la guerra combatiendo a la población civil desarmada (“sin uniforme”, según el hacker). Por ello fue fácil para los paramilitares reclutar jóvenes amantes de las armas y de la milicia, como el hacker, para masacrar campesinos, sindicalistas, indígenas, afros, defensores de derechos humanos, mujeres, LGBTI y otros individuos o grupos inermes.

El hacker, por su parte, optó por vincularse al anterior gobierno, luego al actual gobierno, y ahora a la campaña electoral de quien él consideró que presidiría el futuro gobierno, y hacer la guerra atrincherado en una oficina del Parque de la 93 en Bogotá, interceptando comunicaciones de manera ilegal, tal como lo han hecho los organismos de inteligencia del Ejército, de la Policía, del DAS y oficinas paralelas, como “Andrómeda”, donde muy probablemente ha hecho carrera este héroe.

Cómo no pensar que estaba ayudando a salvar el país, si actuaba de conformidad con la mentalidad contrainsurgente predominante en la sociedad. Para esa mentalidad “heroica” la violación de la privacidad no es grave, ni es grave tampoco la violación de los derechos políticos, pues la dirigencia colombiana no los considera fundamentales, según lo expresaron altos voceros del Gobierno al decidir que las medidas cautelares ordenadas por la Comisión Interamericana no eran vinculantes sino en relación con el derecho a la vida (aunque este último se viole masivamente por motivos políticos en Colombia).

Las y los candidatos presidenciales deberían explicarle al electorado qué harían en relación con la mentalidad contrainsurgente predominante en nuestro territorio. Lograr cambiarla sí que sería heroico.