Headlines News :
Con tecnología de Blogger.

Despedida de Cristian Pérez - Sí a la Paz

Colombia: Falsa Democracia

Colombia: Falsa Democracia
Falsa democracia

RECOMENDADO CAMBIO TOTAL

[Colombia] Falsa democracia II: la democracia burguesa

Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo. En el artículo de ayer abordamos, someramente, la historia de la democracia burguesa ...

Hey loco, No dispares!

Vamos a Cuentiarnos la Paz

LOS RICOS NO VAN A LA GUERRA

Blog ESTADÍSTICAS

BLOG DESTACADO

Ya mostraron lo que tenían. Esa es su contribución a la Paz

Allende La Paz, Cambio Total.

Por qué el presidente JM Santos insiste en subir al tren de la Paz a un reconocido narcoparamilitar como Álvaro Uribe Vélez? Por qué le tiembla el asterisco cada que el mafioso 82 trina por twitter?

Sólo hay una explicación. Son hijos de la misma camada. Y entre mismos no se pelea. O si se pelea hay que buscar la reconciliación. Sería interesante visualizar que aportaría Uribhitler 82 al proceso de Paz. Nada. Eso de la Paz no es con él. Él es narco-paramilitar. Y las mafias en todo el mundo no negocian. Matan. Sea que lo hagan ahora o tiempo después.

No olvidemos que Santos fue ministro de guerra, perdón, de defensa de Uribhitler. O sea, adelantaba la política de guerra del narcoparamilitar entonces presidente. Y por qué Santos insiste en negociar con el 82? Porque a través de él está negociando con los poderosísimos clanes de la mafia, o carteles como les llaman los gringos. No hay que olvidar que desde el gobierno de César Gaviria Trujillo el Estado se arrodilló a las mafias y a su poder de corrupción y matanza. Pablo Escobar llevó al máximo la presión al Estado, lo arrodilló y lo obligó a negociar con él.

Desde entonces ellos si saben cómo les tiembla el asterisco a los señoritos santafesinos y de otras regiones. Ah, es que nadie se quiere morir. A menos que sean hombres de principios como los de la vieja U.P. Pero de esa pasta no están hechos los que detentan el poder ahora. Por ello quieren negociar con la mafia. Por qué negociar con Uribhitler que tiene más de 300 procesos en su contra. Y ninguno avanza. Ninguno avanza porque ya han matado a algunos jueces y fiscales que adelantaban esos procesos u otros que adelantaban procesos contra la mafia. El mensaje está claro. Nadie se salva de una bala.

Por ello asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán. Lo mataron los godos y los gringos. [Por ello no extraña el papelón que está haciendo Álvaro Leyva Durán, un godo, de querer subir a la fuerza a Uribhitler al tren de la Paz (el proceso de La Habana)]. Como no quieren perder sus privilegios entonces asesinan toda amenaza. Matan los mafiosos y matan desde el Estado. A veces los del Estado utilizan a los mafiosos para que le hagan el trabajo sucio. Asesinos al fin y al cabo. Por ello realizaron el genocidio de la U.P. Por ello asesinaron a Jaime Pardo Leal. Por ello asesinaron a Luis Carlos Galán.

Extraña sobremanera que el genuflexo Santos se le arrodille a su antiguo jefe por centésima vez. No entiende que la ”contribución” de Uribhitler y su ”camorra” (mafia) al proceso de Paz ya está hecha. Ellos no quieren la Paz. Él como todo mafioso sólo quiere la guerra. Los colombianos de bien, los pobres, entendemos su contribución. Uribhitler y su camorra quiere la guerra y la única paz que cabe en su troglodita cabeza es la pax de los cementerios.

Para bien o para mal sabemos quiénes quieren la guerra y quiénes quieren la Paz en Colombia. No hay que darles importancia a los que desean la guerra. Ya dijeron e hicieron lo que tenían que decir y hasta ahí. Que hagan ridículas manifestaciones –por sus metas y por su convocatoria paupérrima- no debe preocupar. Que se desgañiten todo lo que quieren. El tren de la Paz está firme sobre los rieles y sigue avanzando.


Los colombianos que queremos la Paz somos mayoría. Esa mayoría debe y tiene que imponer la Paz a los enemigos de ella, a los que persisten en sus intentos guerreristas. Y lo estamos haciendo. La ridiculez de Uribhitler y su camorra lo demuestra dizque en su protesta por ”persecución política”. Ya no tienen público. Lo único que los mantiene todavía respirando políticamente son los titulares de los medios adictos a la sangre y la cocaína.

ALFREDO MOLANO BRAVO Pesadilla climatizada


No hay duda alguna sobre el crecimiento de la clase media en el país.
Por: Alfredo Molano Bravo

No son necesarias las estadísticas ni los modelos analíticos para saberlo, baste ir un sábado en la tarde a un centro comercial en las ciudades grandes y medianas para ver a la gente consumida en el consumo. Compra todo lo que le cabe en el carro que la espera en el parqueadero. Compra ropa de marca, falsificada o no; le quede bien o mal, siempre que un vestido o unos zapatos estén de moda, se pagan al precio que pidan. Ni qué decir de los supermercados: todos los días desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche están atestados; se llenan los carritos hasta los bordes, sobre todo de los muchos productos importados que llenan los escaparates.
¿Qué tal los negocios de telefonía? No hablo de las marcas conocidas de los gigantes del celular, cuyas superficies comerciales son más grandes que las iglesias, que los hospitales, que las alcaldías; me refiero a las tienditas al menudeo: tienen todo tipo de cables, pilas, cubiertas, adminículos y, claro, aparatos. Las clase sociales se distinguen hoy por el tipo de celular con que matan el ocio, el miedo, la soledad y el silencio. Los de alta gama para la clase alta, los comunes y corrientes para la fortalecida clase media y las flechas para los pobres. Ni las monjitas de clausura se escapan a la tentación de comunicarse sin trompo con el mundo.
Los sábados a medio día no hay por donde andar por calles y avenidas. Los trancones son nudos ciegos; el calor alcanza los 50 grados dentro de esas burbujas donde van papá, mamá, pie y sofá y la mascotica de los niños ladrándoles a los policías, a los indigentes de semáforo y a las otras mascoticas que asoman el hocico en el carro de al lado. ¡El paraíso! La “pesadilla climatizada” la llamó Henry Miller. Y todo a crédito. La clase media “maneja” varias tarjetas de crédito y otras tantas débito y otras de millas. Tarjetas a porfía. Un carrusel consecutivo, sucesivo, paralelo de deudas que se pagan unas con otras en espiral hasta el colapso. Los bancos, tan irresponsables como codiciosos, apelan a todo tipo de anzuelos para atrapar en sus redes a esa clase que palpita mirando vitrinas. Nada importa: mientras se tenga cupo, a comprar. Se pagan carros, apartamentos, colegios, vacaciones, multas, impuestos, deudas, con el llamado dinero plástico y si sobra tiempo y vida, se juega con el dinero virtual. Por lo demás, ya casi todo es virtual: la vida, el amor, el sexo, la muerte. Mas aún, se puede ser un personaje virtual y cambiar de casa, de carro, de empleo, de mujer, de amante, de obligaciones, de vestido, de cara, de sexo, de perro, de lugar de nacimiento, se puede hasta morir y volver a nacer. Hasta saber quién es el verdadero. Una apoteosis del sin sentido.
Y mientras tanto, en el valle de lágrimas seguimos soportando los dados envenenados de Uribe que reviven el talante de Laureano Gómez —ese rencor que rezumaba por los poros, de ese odio que nacía de su garganta—. El monstruo dedicó toda su fuerza —que mucha tenía— a “hacer invivible la República Liberal”. Uribe y sus capitanes están dedicados en cuerpo y alma a hacer imposible la reconciliación que cada día está más cercana.

El efecto Santiago Uribe


La captura de Santiago Uribe (SU), una persona que no es más que un hombre del campo con padrino poderoso, confirmó la mezquindad y peligrosidad del Centro Democrático (CD) y la creciente fragilidad del gobierno Santos.
Por: Ramiro Bejarano Guzmán

Es una afrenta a la democracia, pero sobre todo a la decencia, que el CD se hubiere movilizado hasta las puertas de la Casa de Nariño, la misma que deshonraron durante ocho años, para exigirle a Santos que renuncie, todo porque la Fiscalía —autónoma e independiente del Gobierno— profirió medida de aseguramiento contra el hermano del jefe de ese grupo. Esa curiosa forma de enfrentar la justicia coincide con el desprecio con el que la trataron cuando fueron gobierno. Antes montaron una empresa criminal para espiar a magistrados, opositores y periodistas —la cual ha quedado retratada en el magnífico libro ChuzaDAS de Julián Martínez—, ahora invocan la asonada para pedir que cese la prisión de quien jurídicamente no podía permanecer en libertad una vez proferida medida de aseguramiento en su contra, como lo creen algunos que posan de entendidos pero que desconocen esa elemental regla.
Piden la renuncia del presidente Santos, como instrumento para presionar la excarcelación de una persona que por muy importante que sea para un grupo político, no puede sustraerse a enfrentar con respeto a los jueces de su país. El mal ejemplo de la precaria ética uribista consiste en aplaudir las decisiones judiciales sólo cuando caen prisioneros sus contradictores, pero desconocerlas cuando tocan a sus puertas.
Y el cinismo del CD quedó en evidencia cuando su director, el excandidato Óscar Iván Zuluaga, encabezó la marcha contra el Gobierno, por cierto bastante lánguida, pues se le olvidó que aún siguen sin definirse las investigaciones por el caso del hacker en las que está involucrado, para mencionarlo solo a él
Está visto que el CD es una congregación de intransigentes e intolerantes violentos, pues nada los detiene, ni siquiera la vergüenza colectiva, de la que carecen.
Y para colmo de males, esta emergencia ha mostrado a Santos descoordinado. Qué tiene que hacer un presidente abogando por un preso, así sea el hermano de su opositor, incurriendo en la ingenuidad de pedir que su archienemigo, el procurador Ordóñez, sea el garante de un proceso penal contra un consanguíneo de la casa Uribe, y además reclamando una veeduría internacional para ese proceso. No, presidente Santos, aterrice, no le coma cuentos a toda esa batería de lagartos y babosos que lo rodean, muchos de ellos uribistas en la sombra que tiemblan de pánico ante la sola idea de refutar las diatribas de Uribe.
El presidente está prisionero de una camarilla que todavía insiste en que haga las paces con Uribe, porque a su juicio el país no puede recomponerse si no es con la aprobación de quien los desencuadernó severamente. ¿De cuándo acá el destino de toda una nación depende de los intereses y caprichos de un político populista y siniestro? Que Santos haya perdido popularidad en cierta forme es explicable, porque es víctima de su propio invento de gobernar con unos alfiles asustadizos y cobardones, pero que todavía acaricie la idea de que al proceso de paz se sume Uribe, puede tener ribetes de indignidad personal. En efecto, Santos no sólo está rodeado de ministros, asesores o consejeros que le viven rogando que se reconcilie con su más feroz detractor, sino además de otros desleales, como en el caso de algunos de sus exministros aliados con el procurador Ordóñez y la excontralora Morelli, enemigos del proceso de paz y de su gestión.
Olvídese presidente Santos de que en lo que resta de su mandato hará las paces con Uribe, porque él y sus áulicos pretenden tumbarlo. Es más, no le queda bien. La obsesión por convencer a Uribe de que la paz es mejor que la guerra está llevando a Santos a un fracaso estrepitoso y, lo que es peor, a dejarse humillar de quien ahora encabeza en su contra una conspiración golpista.

Adenda: ¿cómo así que el director de Comfenalco Valle Delagente, Felipe Grimoldi Rebolledo, lo destituyen e inhabilitan por diez años, pero, como está protegido por los momios caleños, no hay quien cumpla esa decisión?

notasdebuhardilla@hotmail.com
 

Dossier Álvaro Uribe Vélez

Colombia Invisible - Unai Aranzadi

Tendencias

.

Basta de Terrorismo de Estado

Support : Creating Website | Johny Template | Mas Template
Copyright © 2011. CambioTotalRevista - All Rights Reserved
Template Created by Creating Website Published by Mas Template
Proudly powered by Blogger